Hola a todos, debo decir que tras pensarlo muy detenidamente al final me decidí a hacer un pequeño epílogo de la historia. No sé qué os parecerá pero espero que sea del agrado de todos :)!
Dicho esto, gracias a todos los lectores y en especial a aquellos que habéis ido comentando y a los que lo habéis hecho en el último capítulo: LauraRivas, paola-enigma, amam29, Rainha M, helena4love, freya, DuendeNY, lanMartins, MissRegal93, FAMEsBlackFluid, EvilRegalNight y Lee.
Hacéis que haya merecido la pena pasarse horas dándole vida a esta historia jaja
Por último y en respuesta a los reviews aquí está el epílogo aunque no responda a muchas cosas (como por ejemplo la relación de los Charming con Regina, bueno... podéis suponer que no es del todo de su agrado pero que debido a los acontecimientos la acaban aceptando jajaja) he intentado que sea un reflejo de cómo sería su relación en Storybrooke. Seguiré escribiendo de estas dos en breve, aun tengo que pensar la historia adecuada así que de momento, si queréis, podéis seguir el fic que traduzco "La cita doble" ;) Respecto al personaje con el que me identifico pues... creo que con Emma Swan por varios motivos (el más grande que a mí también me trae loquita Regina jajaja).
Bueno, dicho esto os dejo con este final, espero que os guste y que dejéis vuestras opiniones, un saludo! :)
Epílogo
- Emma… - balbuceó en un suspiro.
- Regina ya es la séptima vez, no puedo más… - la rubia inhaló y exhaló aire en amplias bocanadas tras dejar caer el cuerpo en la cama.
- Idiota… - se limitó a responderle la alcaldesa, con una amplia sonrisa – iba a pedirte que me abrazaras.
Los ojos de la sheriff se abrieron por la sorpresa y un pequeño rubor cruzó sus mejillas. Regina se apostó más cerca del cuerpo de la rubia, dejando que ésta la envolviera en un cálido abrazo. El tacto suave y caliente de la piel de Emma era de lo más reconfortante, cerró los ojos y se limitó a acurrucarse entre el cuerpo de su amante.
- Aun no me acostumbro a que seas cariñosa… - magulló la sheriff en tono burleta.
- ¿Prefiere volver a lo de antes, señorita Swan? – respondió audazmente la morena, remarcando la última parte de la frase.
- No, tal y como está ahora es perfecto – le besó con ternura la nuca y hundió la cabeza en su pelo.
- De todos modos ya deberías haberte acostumbrado… hace casi un año desde que volvimos a Storybrooke y prácticamente siete meses desde que te viniste a vivir aquí – le espetó con tono de superioridad. Lo cierto era que si contaban también el tiempo vivido en el barco se podía decir que llevaban juntas cerca de año y medio.
- Aun así… - respondió la rubia con tono infantil – hay veces que me sigues tratando como antes… desde que recobraste tu magia pasadas aquellas 24 horas que la reina regresó…
- Oh, por favor… otra vez no… - la alcaldesa se giró, quedándose a escasos centímetros del rostro de Emma, y la miró fijamente - ¿acaso no le gusta, sheriff?
Su voz se torno en un tono altamente seductor y sus labios fueron recorridos hábilmente por su lengua para acabar, finalmente, mordiéndoselos provocativamente.
- Si soy sincera siempre me ha gustado que seas así. Pero solo un poco, eh…
- ¿Es masoquista, señorita Swan? – le preguntó alzando una ceja, con la mirada llena de pasión.
- No. Usted es demasiado sexy, alcaldesa Mills.
Dicho aquello, Emma se apresuró a cerrar la distancia que las separaba con un beso. Ambas se fundieron apasionadamente, entrelazando sus lenguas y devorándose a cada segundo con mayor deseo. Al separarse sus labios esbozaron una tímida sonrisa.
- Te quiero – susurró la rubia para después besarle la punta de la nariz.
- Yo también te quiero – respondió la morena mientras le acariciaba la mejilla – pero ahora deberíamos dormir, mañana tengo un meeting importante.
- Lo dices como si hubiera sido yo la que te hubiera estado entreteniendo toda la noche, mira que hora es – sopló Emma algo indignada y señalando el brillante reloj que reposaba sobre la mesita de noche.
Regina rió dulcemente y le beso la frente, manteniendo el contacto de sus labios en ésta por unos instantes. Se separó despacio y la miró a los ojos. Aquellos ojos aguamarina que tanto la fascinaban.
- Menos quejas, tú también tienes que hacer cosas mañana y… se podría decir que nos hemos entretenido mutuamente – respondió guiñándole un ojo.
Tras decir aquello, volvió a acomodarse en el perfecto molde que era el cuerpo de Emma y dejó que ésta la cubriera con sus brazos.
- Buenas noches – susurró la rubia.
- Buenas noches – le respondió de igual forma.
El montón de papeleo que se acumulaba en su escritorio la estresaba. Mantener la ciudad era algo que requería de toda su concentración y, por suerte, no tener una masa de ciudadanos en su contra agilizaba la tarea. Con todo, empezaba a agobiarse. Movió la cabeza de lado a lado y se acarició con ímpetu los hombros, intentando aliviar la pesadez que sentía "vamos Regina, tan solo te queda terminar con esto y podrás volver a casa…" se decía para intentar mantener algún tipo de esperanza.
Suspiró a desgana y agarró con firmeza el primer tomo de papeles, le esperaba una ardua lectura pero "alguien tiene que hacerlo" pensó encogiéndose de hombros. A penas había alcanzado la mitad del primer folio cuando notó una conocida vibración en su bolsillo derecho. Alcanzó su móvil con la mano y desbloqueó el patrón de pantalla, observando la existencia de un mensaje nuevo.
Emma
Hoy 21:22:
¿Aun estás trabajando? La cena se va a enfriar… y yo también :'(
Una tímida sonrisa cobró fuerza en su rostro tras leer aquello. Al parecer la rubia la echaba de menos y, si era sincera, ella también notaba la ausencia de Emma. Clicó en la opción de responder y tecleó rápidamente:
Tengo mucho trabajo por delante, no me esperéis para cenar. Lo siento.
Enviar. Pese a que le dolía no poder cenar con las dos personas más importantes de su vida, sabía que no podía obligarles a esperarla. Se decidió a volver con su lectura cuando a penas unos instantes después volvió a notar aquella vibración.
Emma
Hoy 21:25:
Siempre tienes trabajo… Henry te echa de menos.
Se llevó la mano a la boca para ocultar una risueña sonrisa que le brotaba por los labios. Aquella mujer era, en algunas ocasiones, como una niña pequeña. Sabía perfectamente que no era precisamente su hijo quien la echaba más de menos, Henry se entretenía de sobra con Emma y entendía que ella tuviera que trabajar hasta tarde. Era la rubia quien lo llevaba peor.
Henry se irá pronto a la cama, no veo cuál es el problema… ¿Acaso hay algo más, señorita Swan?
Sonrió divertida, le gustaba picar a su novia de aquella manera, a fin de cuentas si quería algo debía pedírselo abiertamente y no por medio de otros. La respuesta no se hizo esperar.
Emma
Hoy 21:27:
Quizás yo también te eche de menos… Bueno, vale, te echo de menos. Vuelve ya a casa…
Dejó escapar un suspiro. Claro que quería volver a casa, abrazarla y besarla hasta quedarse sin sentido, pero no podía. Con toda la pesadez del mundo tecleó de nuevo en su teléfono móvil.
No puedo atrasar más el trabajo, volveré en cuanto pueda. Pd: yo también te echo de menos.
"Bueno, ahora sigamos con ese papeleo…" se instauró fuerzas para continuar con aquella aburrida lectura y se ajustó las pequeñas gafas de montura de pasta negra que solo llevaba cuando tenía que leer por periodos largos de tiempo. "Será una gran noche" ironizó para sus adentros.
Regina
Hoy 21:29:
No puedo atrasar más el trabajo, volveré en cuanto pueda. Pd: yo también te echo de menos.
Se apoyó en el marco de la puerta de la cocina, releyendo una y otra vez aquel mensaje de texto. Suspiró amargamente y miró de reojo el comedor. Lo había preparado todo para nada… Las velas perfectamente colocadas sobre el mantel color beis y la cubertería de plata que Regina solo sacaba en ocasiones especiales. Incluso había hecho el intento de cocinar y, cabía decir, no le había quedado nada mal la cena: había preparado un pollo relleno junto unos pequeños brotes de brócoli y puré de patatas de guarnición. "Pero ahora todo da igual" se dejó caer al suelo, manteniendo su espalda apoyada al marco. Alzó de nuevo el móvil y volvió a releer el mensaje "Pd: yo también te echo de menos" al menos la echaba de menos. Sonrió aun algo afectada y tomó con la mano que le quedaba libre una pequeña cajita tallada en madera, acariciando sus bordes.
Aquella iba a ser una noche especial, sin duda, incluso le había pedido a sus padres "dios, aun me cuesta verlos como tal…" que cuidaran a Henry para poder estar a solas con Regina, para poder pedirle… bueno… eso… Pero el trabajo de la morena había vuelto a torcer las cosas. Se mordió los labios intentando contener cierta impotencia, todo le salía mal. Reposó la cabeza en el canto del marco de la puerta y echó un último vistazo a la cena, lo cierto es que tampoco había sido una forma muy original de pedírselo, aquello estaba muy visto ¿No?.
Como poseída por una fuerza sobrehumana, se levantó de un saltó y se puso su adorada chupa roja. A paso firme se encaminó hacia la puerta sin importarle el estado en el que había dejado el comedor "conseguiré que sea especial cueste lo que cueste".
Había pasado más de una hora y seguía sin tener noticias de Emma, quizás se había enfadado… sí, aquello era lo más probable. Se lamentó por haber estado tan ocupada, deseaba con todo su ser poder volver a casa pero las responsabilidades la apremiaban. Miró de reojo el papeleo de su mesa, por suerte nada más le quedaban unos pocos folios, respiró aliviada ante aquello y se dispuso a agarrar el primero cuando aquella vibración la distrajo. Cogió el móvil en un arrebato de rapidez y se apresuro a leer el mensaje.
Emma
Hoy 22:57:
Voy a enviarte algo, me gustaría que lo vieras aunque estés ocupada. Es muy importante.
Parpadeó un par de veces tras leer aquel enigmático mensaje. ¿Qué era aquello tan importante que Emma quería que viese a toda costa? Desde luego la rubia sabía cómo llamar su atención.
Esperó durante minutos a que su móvil volviera a sonar y se angustiaba debido a la espera. Finalmente, el teléfono respondió.
Emma
Hoy 23:11:
[Vídeo]
¿Un vídeo? ¿Le había enviado un vídeo? Hizo una mueca de confusión ante aquello y revisó la pantalla de su teléfono varias veces para asegurarse que estaba en lo cierto. En la pequeña miniatura del vídeo podía ver la cara de Emma, quizás era algún tipo de broma o chiste de esos que tanto suelen enviar pero le resultó extraño que fuera precisamente su novia quien apareciera en él. Cediendo a su curiosidad, se decidió a apretar el play.
- Querida alcaldesa Mills – la voz de Emma se dirigía con amabilidad a ella, mientras en el video se podía ver cómo la rubia caminaba hacia algún lado – debido a su incapacidad para atender mis solicitudes de verla en persona, me veo en la obligación de enviarle este comunicado. Te preguntarás qué es esto y por qué estoy "obligándote" …dios, espero que lo estés viendo… a verlo. Tendrás que esperar hasta el final para saberlo.
"¿Hasta el final, eh? Interesante" se dijo mientras sonreía al ver a su novia en la pantalla de su Smartphone, al parecer caminaba por las calles de Storybrooke pero Regina aun no podía adivinar exactamente dónde.
- Hace mucho tiempo que nos conocemos y desde el primer día supe que algo especial me unía a ti, no sabía exactamente qué era hasta hace un año y medio. Ha pasado ya un año y medio… ¿Puedes creértelo? Bueno… como decía, no sabía lo que era pero descubrir entonces que estaba enamorada de ti fue algo que me cambió la vida… - en aquel instante el vídeo tornó la pantalla en negro y a los pocos segundos una imagen volvió a apoderarse de él, esta vez aparecía la sheriff agarrando un enorme ramo de flores - …me cambió la vida porque pasé de ser una persona solitaria que debía valerse por si misma a ser alguien que tiene a una mujer preciosa, inteligente, algo malvada e irremediablemente sexy a su lado y… no quiero dejar escapar a alguien así nunca.
La morena notó cómo sus mejillas enrojecían, no entendía del todo lo que pretendía Emma pero siguió mirando el vídeo. Los pasos de la sheriff parecían llevarla a… "¿Mi oficina?"
- Te quiero, Regina Mills… a ti y solo a ti – la sheriff abría como podía la puerta del ayuntamiento y tras cerrarla subía las escaleras – quiero poder estar a tu lado para siempre, tal y como te dije en el Jolly Roger… y esto no es más que un primer paso para cumplir con mi promesa…
Regina se llevó la mano a la boca, intentando ocultar su sorpresa a medida que veía cómo la sheriff del video se acercaba a la puerta de su oficina.
- Así que… ¿Por qué no abres la puerta para que pueda decírtelo en persona? – Emma sonrió y aquella fue la última imagen del video, las opciones de "reproducir de nuevo" brillaron en la pantalla pero para entonces la morena ya se había encaminado a la puerta, nerviosa y expectante.
Agarró con decisión el pomo y cerró los ojos, suspirando levemente e intentando acallar los nervios. Abrió los párpados y tiró de la puerta hacía ella, abriéndola con rapidez y contemplando el rostro de Emma tras de ella.
La rubia estaba apoyada sobre una de sus rodillas, mirándola con los ojos brillantes y el cabello perfectamente rizado. En una mano sostenía aquel ramo de flores que había visto en el video y en la otra… en la otra… "Dios mío" Regina dio un pequeño paso hacia atrás dominada por los nervios y una sonrisa acudió al encuentro de sus labios "no puede ser".
- ¿Tú, Regina Mills, quieres hacerme el inmenso honor de casarte conmigo? – Las palabras de Emma eran serenas, fuertes y decididas. Lo que sostenía en una temblorosa mano era una pequeña cajita de madera, abierta, en la cual podía verse un espléndido anillo. La joya lucía pequeños diamantes blancos y el borde era de una sencillez y finura de lo más preciosa, por el tipo de color del metal que lo cubría supuso que sería oro blanco.
La alcaldesa se quedó muda, contemplando aquella escena sin saber exactamente qué decir, quería gritar "sí" pero en nudo que tenía en la garganta no le dejaba hacerlo. Poco a poco las lágrimas bañaron sus mejillas, lloraba de la emoción pero por el rostro confuso de Emma se percató que aquello quizás la estaba asustando.
- S…sí – balbuceó haciendo hincapié de todas sus fuerzas – Sí quiero.
El gesto de la rubia pareció aliviarse tras oír aquello y se puso en pie, quedándose a su altura y dibujando una sonrisa nerviosa mientras aguantaba el ramo entre sus piernas y colocaba el anillo con delicadeza en el dedo corazón de la alcaldesa.
- Creí que dirías que no… siento si no te ha gustado, mi plan era una cena íntima en casa pero como tenías trabajo… bueno, tuve que despertar a la florista para el ramo y… - la sheriff no pudo terminar su explicación pues los labios de la morena se apresuraron a fundirse con los suyos. Ambas se besaron apasionadamente, sin intentar ocultar las sonrisas que se dibujaban en sus rostros.
- Es perfecto – sentenció Regina apartándose unos centímetros del cuerpo de Emma.
- Aun así… tendremos que hacer algo con la cena… - la rubia volvió a sujetar el ramo con las manos e hizo una mueca de preocupación.
- La cena puede esperar, señorita Swan-Mills – le susurró provocativamente mientras subía los dedos por su camiseta y tiraba de ella, obligándola a entrar dentro de la oficina – Ahora hay algo que celebrar, ¿no le parece?
Tras aquello, Regina cerró las puertas de su despacho, lanzando una pícara sonrisa y mordiéndose con deseo el labio inferior.
FIN
