¿Podré creerle?

Capitulo 1: La nueva chica

Ya había pasado un tiempo del momento en el cual Candy descubrió a su querido príncipe de la colina. Ella ya había decidido a regañadientes irse del hogar de Pony e ir a vivir con Albert a la mansión.
Albert estaba también muy feliz por esa decisión, la quería tener cerca, muy cerca. Cuando ella se se va al hospital, a veces tiene muchas guardias por cubrir por lo cual no ve a Albert, este la extraña demasiado.
La tía Elroy no estaba muy de acuerdo que esa niña malcriada viva con ellos y mucho menos que siga trabajando de enfermera, pero como con William no había caso, el siempre la apañaría en todo, a su "pequeña" como el siempre la llamaba; esos eran insoportables para la tía abuela.

William – Lo interrumpió Elroy al verlo salir apurado
Hola tía ¿como anda? - Le respondió agitado
¿Hacia donde te diriges William? - Pregunto curiosa
A buscar a Candy tía, ya ha pasado casi cuatro días haciendo guardias, voy a inventar alguna excusa para que la dejen salir – Le contesto intentando escaparse
Espera William – Lo detuvo nuevamente
¿Que sucede tia? Ya hemos hablado de esto – Le respondió empezando a fastidiarse

Se que hemos hablado. Pero todavía no estoy conforme con el acuerdo – Le respondió con su característica seriedad.
¿Y con que no esta de acuerdo? - Le pregunto arqueando una ceja

Verás William. Esta chiquita esta haciendo lo que quiere, y aunque tú no te des cuenta, te está manejando – Le dijo fijamente, Albert intentó contradecirle pero ella lo frenó
Antes que digas nada, no es mucho lo que pido. Voy a contratar a unas amigas mías para que la ayuden a comportarse como una dama y adentrarse aunque sea un poco en los negocios de la familia – Le dijo haciendo que Albert cambiara su cara

Tía, eso me parece estupendo – Le contestó con una sonrisa

¿Lo ves hijo? No soy tan ogro como todos creían – Le dijo acariciando su mejilla

Oh, nadie piensa eso tía. Veo que la está aceptando a Candy y eso me pone muy contento, cuando vaya a buscarla, le comentaré las buenas noticias – Le dijo abrazándola

La tía abuela se emocionó con esa demostración de afecto de su sobrino, por supuesto, ella lo quería muchísimo y ya no quería tener mas problemas, ya habían pasado por varias tragedias y si tenía que aceptar a esa chiquilla lo haría, no le quedaría otra, quizás si la conociera más...

Regresaremos a cenar, tía, y hablaremos todos al respecto – Le dijo con una hermosa sonrisa
Gracias William, haré que preparen su platillo favorito y el postre favorito de Candy – Le dijo saludándolo.

Candy estaba muy exhausta, había trabajado cuatro días sin parar (Tan solo con algunas horas de descanso). Ella no quería abandonar a sus pacientes, a demás se sentía tan reconfortante hacerlo. Siempre se justificaba con el mismo argumento, y era muy cabeza dura, como siempre lo fué nuestra querida Candy.

Candy, has trabajado demasiado, ve a descansar – Le sugirió el doctor Roggers al verla tan demacrada y cansada
No se preocupe doctor, no me sucederá nada, mis pacientes me necesitan – Le contesto sin dejar de sonreír.

No, Candy, ellos no te necesitan por el momento, estan muy bien cuidados, lo peor ya pasó hace dos días y tú sigues aquí, ve a descansar – Le insistió nuevamente.
Pero... yo siento que ellos me necesitan – Tan solo contestó

El Dr. movía la cabeza negativamente, con esta chiquita no había caso, ella siempre iba a ser tan testaruda, excelente enfermera y profesional pero muy cabeza dura.

Candy, no me hagas hacer que te suspendan – Le dijo para que reaccionara
¿Y por que harían eso Dr.? - Preguntó asombrada
Por que ha sido suficiente ya, y te me vas a enfermar, vete, vete – Le decía empujándola a su habitación a que recogiera sus cosas.
Esta bien Dr. Volveré mañana – Le dijo sonriendo
Nada de eso Candy, tienes tres días libres, has trabajado mucho. No te preocupes que serán pagados – Le dijo alejándose y saludando a Candy a la vez.

¡Rayos! ¿Y yo que haré en estos tres días? - Se preguntaba.
No quiero estar sola con la tía elroy, albert trabaja mucho, no creo que esté en la mansión. - Se decía a si misma.

Candy salía del hospital y no se percato que unos ojos azules la estaban observando.

Pequeña! - Grito Albert intentando alcanzarla
Candy seguía adentrada a sus pensamientos, analizando que haría en esos tres días.

Ey, pequeña! - Volvió a gritar. Candy se dió vuelta y le sonrió.
Albert ¿Qué haces aquí? - Preguntó asombrada
Princesa, si que eres sorda – Le dijo burlándose. Ambos comenzaron a reír.

Lo siento Albert.
No te preocupes princesa. Vine a buscarte – Le dijo apoyando su mano en el hombro de ella
¿De verdad? - Preguntó emocionada
Claro que sí, has trabajado mucho y vine aquí a hablar con el hospital, pero veo que no es necesario.

No, Albert, me han echado – Dijo cabizbaja
¿Cómo? ¿echado? ¿Y eso por que Candy? - Preguntó levantando de su barbilla
Si, por tres días – Contestó.
Albert arqueó una ceja.
No te entiendo princesa. No te echaron entonces, te suspendieron – Le dijo

No, tampoco. El Dr. Roggers me dijo que he trabajado mucho y que me tome un buen descanso, que inclusive me lo pagarán.
Eso es genial, pequeña – Le dijo dándole un pequeño abrazo

No lo es, yo quiero seguir trabajando – Le dijo fastidiosa

Princesa, yo más que nadie te entiendo, pero por algo el Dr. te ha recomendado eso, no debe querer que te enfermes. Mira como tienes la espalda – Le dijo soltando una carcajada

Sí, lo sé. Tú al igual que ellos te preocupas. Pero es que yo no quiero estar mucho tiempo en la mansión – Dijo ella viendo el rostro de desilusión de Albert.

¿Acaso ella no quiere estar cerca mio? Lo sabía, no debo importarla, mientras más lejos este para ella, debe ser mejor – Pensaba Albert muy desilusionado.

¿Acaso te aburrimos, princesa?

Por supuesto que no Albert, es que la tía Elroy es muy exigente. Tú estas a fuera todo el día y me tendría que quedar con ella, ya que salgo muy temprano del hospital, y no me agrada mucho - Dijo haciendo una mueca graciosa.

Albert se sintió más aliviado.
Pequeña, ese inconveniente ya esta resuelto – Le dijo sonriendo.

¿Si? ¿Y eso por que? - Preguntó

Albert en el camino le comentó sobre lo que le había dicho su tía, a lo cual por un lado puso contenta a Candy pero por el otro...

Es muy bueno eso Albert – Dijo sin mucha emoción
¿Pero...? - Le preguntó viendo como ella no se notaba muy segura
Es que nada Albert, la tía va a estar corrigiéndome cada dos por tres y vaya quien a saber como son esas tales amigas, no lo sé – Dijo cabizbaja – Lo lamento.
No lo lamentes, princesa, hablaremos con la tía y pondrás tus propias condiciones y así ambas quedarán contentas – Le dijo sonriendo

¿De verdad?

Albert afirmó con su cabeza.
Ay Albert, eso es genial. Así si me entregaré en manos de la tía elroy - Contestó haciendo que Albert soltara una de sus risas.
Candy siempre lo mantenía alegre, divertido y despejado.

¿Cómo es esto George? - Preguntó Madame Elroy

Lo que le digo señora. La señorita Evelyn vendrá aquí pronto. Eso me dijo su padre Johnson. Ella esta interesada en aprender más acerca de los negocios familiares y como su padre ha sido un gran amigo del padre de William, estaría dichoso de que su hija pase unos días aquí.
Ya veo, Geogre. Debe ser que ha crecido mucho, la aceptaremos por supuesto, le debemos mucho a su padre – Le contestó pensativa.

Le diré a la servidumbre que prepare una habitación. Gracias Geogre. - Dijo

Geogre la saludó y salió de la habitación.

Evelyn era la hija Mayor de Charles Johnson. Tenia tan solo 22 años (dos años mas que Candy). Era una chica común, pero aún así muy hermosa, poseía buenas dotes, tanto así que muchos caballeros le andaban rondando para desposarla.
Evelyn era algo malcriada, por eso en cuanto se enteró de la decisión de su padre de mandarla con los Andrew, se hizo escuchar.

Pero papá a mi no me interesa ir a la casa de esa gente – Dijo la chica sentándose en su cama enojada.

No se comportes como una niñita Evelyn, ya hemos hablado de esto. Y que yo sepa, bastante tiempo atrás – Le contestó su padre poniéndola nuevamente de pie.

Lo sé, Padre. No sabía que sería tan pronto. A demás, no me interesa estar con ese viejo, viendo como hace sus negocios – Le dijo haciendo puchero.

Vamos Evelyn ¿De que viejo hablas? ¿William? - Le preguntó

Claro Papi, yo soy una muchacha que necesita rodearse de gente de sus edad y crecer. A demás tú sabes que siempre quise recorrer el mundo y viajar con mi futuro esposo. Y para eso debo prepararme de las diferentes culturas – Le contestó con una sonrisa que siempre compra a su padre

¿Pero que dices hija? A demás allí no habrán solo viejos, estará Archie con su esposa Annie, que tienen mas o menos tu edad – Le dijo sonriendo

Pero el es casado! -

EVELYN! - Le gritó su padre

Si, lo sé, es que quiero conseguir un marido, tú sabes. Ese Archie parecía un buen partido – Dio sonriendo sensualmente

Ay querida, tú nunca cambias. Y William, no es un viejo – Le confirmó su padre

Ah ¿No? - Preguntó interesada.

No, hasta podría ser mi hijo y tu hermano mayor. Y con el vas a aprender de los negocios, pero no enseguida. Primero estarás con Madame Elroy; quien te mantendrá informada acerca de los negocios y la historia de los Andrew. Luego irás con William a las empresas – Le dijo viendo el semblante de su hija

Bueno padre, muéstrame aunque sea una foto de ese tal William, por favor – Le pidió

Claro hija, espera que busco el diario, ahí sale todos los meses, por ser el patriarca de los Andrew – Le dijo yendo a buscar el diario.

Aquí tienes hija, el de la izquierda es William – Le dijo señalando la foto del diario.

Evelyn se sorprendió, parecía un actor de cine, muy galán, muy guapo, sobre todo, por que a ella la volvían loca los rubios y más con esos ojos.

Padre, es muy galan, tienes razón – Le dijo sonriendo

Yo nunca he dicho eso – Le contestó su padre burlándose de su hija

Claro que si – Le dijo riendo

¿Entonces Evelyn? - Le preguntó nuevamente a su hija, notándola más emocionada.

Entonces iré – Solo dijo. Paso seguido fue a preparar su bolso.

Bueno hija, te espero en la cena, yo llamare a Madame Elroy para confirmar tú estadía allí – Dicho eso, se retiró dejando a su hija emocionada armando su bolso.
En el mismo ponía algunos abrigos, camperas, ropa común, según la llamaba ella. Pero ponía mucho mas de vestidos sensuales y provocadores, mucho maquillaje, cremas, peines de todo tipo y tamaño, joyas, y por supuesto ropa interior que se excedía para la época. Era una chica muy audaz, sensual y provocativa. Pero por supuesto, ella ni intuía como era William, estaba muy lejos de ser ese, su punto débil.

Albert y Candy llegaron a la mansión, luego de haber dado un grato paseo por la plaza, charlaron como nunca y ambos se sentían mucho más cerca el uno del otro.

Bueno princesa, ve a cambiarte que te espero para la cena y la gran sorpresa (refiriéndose a su postre favorito) – Le dijo guiñándole un ojo

Claro Albert, bajo en un rato – Le contestó sonriendo

George – Lo llamo Albert viéndolo pasar

Dime William – Le dijo saludándolo

Necesito hablar contigo en mi oficina ¿Me acompañas? - Dicho esto, ambos hombres entraron a su oficina, viendo a un Albert muy emocionado.

¿Qué sucede William? - Pregunto asombrado - ¿Ya te le has tirado a la señorita Candy? - Le preguntó burlándose

Basta George, nada de eso. Pero estamos cada vez mas juntos, la hemos pasado tan bien hoy; Candy es un encanto, es la mejor mujer que he conocido – Le dijo largando un suspiro.

Ya veo William y me alegro mucho. Pero que bueno que estamos aquí por que tengo algo que informarte – Le dijo sacando a Albert de sus bellos pensamientos

¿Qué sucede George? - Preguntó confundido el rubio

La hija mayor de Charles Johnson vendrá aquí, a la mansión – Le comentó

¿Y para que, George? - Preguntó aún más confundido.

Aparentemente, hace un tiempo, habrían acordado con la señora Elroy que vendría a aprender los negocios de la familia. Como sabes Charles fue muy amigo de tu padre e indispensable para la empresa en su tiempo, ha ayudado muchísimo, hasta que el empezó a dirigir la suya. Por eso mismo, Evelyn vendrá a adentrarse más en los negocios y confía mucho en ustedes, William, háganla sentir como en su casa – Le sugirió el morocho

Sigo sin comprender George, tiene la facultad de economía para aprender de negocios ¿Por que necesita de nosotros? - Preguntó insistiendo

No lo sé, William. Solo sé que primero estara con la señora Elroy aprendiendo acerca de la familia, y como se maneja el clan Andrew, y luego tú y tú sobrino le enseñaran acerca de los negocios de la empresa. - Le explicó

No quedará más remedio. Yo la recibiré – Dijo resignado

Tiene casi la misma edad de Candy, quizás puedan llevarse bien – Le dijo George

Eso espero, ojala no sea una estirada como tantas otras damas de sociedad – Le dijo mirando a su socio.

Ambos hombres salieron a para ir a cenar. George cuando podía y si no estaba atascado con cosas del trabajo, se quedaba a cenar, era tan grato para el, como para los Andrew. Sin hablar de lo bien que se estaba llevando con Candy últimamente, la quería como nuera – Ya que consideraba a Albert como a un hijo, y este siempre lo cargaba con lo mismo -

Candy bajo con un vestido verde manzana, para nada provocativo, pero si dejaba apreciar los dotes de mujer que con el atuendo de enfermera no se notaban tanto.

Tenia el pelo recogido con una coleta, dejando caer varios rizos sobre su cara. Estaba muy hermosa, a lo que Albert la miró anonadado, cada día la deseaba más y no solo por su belleza física, si no, por que ella iluminaba con su sola presencia, su mirada dulce, tierna, esa manera de hablar que tenía, su voz reconfortando siempre al que se sentía desdichado, como ella no había nadie.

Buenas noches Geogre – Saludó Candy, para luego dirigirse a la tía Elroy.

Siéntate Candy, ese vestido te sienta muy bien – Le dijo

Gracias Tía abuela – Le contesto sonriendo

Albert la miraba haciéndole señas graciosas, como siempre hacían, dándole a entender lo hermosa que estaba, la quería tanto.

¿Cómo te ha ido en el hospital, Candy? - Le preguntó Elroy intentando interesarse por la profesion de la muchacha.

Oh, muy bien tía abuela, han llegado muchos niños enfermos, de los cuales tuve que cuidar mucho – Le contestó

Luego la cena fue interrumpida ya que dió paso inesperado a una jovencita. Entró de manera muy delicada a la mansión, su llegada fue casi inesperada, ya que Elroy y George creían que llegaría al día siguiente.
Evelyn, la malcriada y sexy Evelyn. Estaba vestida con un vestido rojo, muy sensual, dejando apreciar su bello escote. La muchacha era peliroja, por lo cual su vestido hacia juego. De ojos celestes profundos con una mirada desafiante y rasgos muy definidos.

El vestido era por encima de las rodillas, dejando relucir sus hermosas y determinadas piernas.

Al escuchar abrir la puerta, todos dirigieron su mirada allí, donde se encontraba la muchacha. Elroy y George se sorprendieron, levantándose para recibirla. Candy la miró preguntándose quien sería y luego miró a Albert, quien estaba petrificado por semejante belleza, le llamó mucho su atención, lo cual no paso desapercibido por Candy pensando ¿Quien sera esta nueva chica?

Continuara...

Gracias por leer. Es una historia simplona y pasastista, pero espero que les sea de su agrado y no me odien por lo que vendrá después.
Dejen sus comentarios =)

Clian.