¡ANTES! de que empiecen a echar tierra y pestes, las advertencias: Este fic fue realizado por RutLance -CrystalFairy, Hetalia y otros detalles no son míos ni me interesan, solamente publico con la aprobación y consentimiento de la autora. No gano nada excepto pasar un rato más en la pc haciendo esto (en lugar de escribir xD) ¿Dudas? Las haré llegar a la autora. El crédito de esta historia no es en absoluto mío.
RutLance-CrystalFairy, presente: ¡Hola a todos! Para empezar, les debo una enorme disculpa, les daría excusas y razones, pero prefiero omitirlas para no quitarles más tiempo. Les agradezco, ahora qué me acuerdo, a todos aquéllos que me agregaron a facebook, el cuál publiqué en "Mr. Lonely" (4 personas, y las demás qué me encontraron por otros medios n.n) Muchas gracias, realmente necesitaba alguien con quién platicar, ya qué me ayuda a enfocarme a escribir más rápido, y no todos cuentan con la misma disponibilidad. n.n
¡Feliz cumpleaños, Youko Saiyo! Espero qué te la estés pasando bien, y pues, me falló por una semana para actualizar "Be my mirror, my sword, my shield", pero ojalá te guste este capítulo, ya qué tú eres la única qué sabe quién es el extraño. ¡Sssshs! Pero no se lo digas a nadie, o ya no querrán leer el fic. xD
Ahora pasemos a los reviewses:
~*~YukikiKitsune: Bueno, ¿qué no es raro en esta vida? Chema en este fanfic tiene 23 años, ni más ni menos. Bueno, por mientras, aquí tienes otro capítulo. n_n Gracias por el review.
~*~Danni: Fíjate qué al día siguiente de publicar ese capítulo, fui a una tienda a acompañar a mi hermana mayor a las compras. Pusieron el dvd de Rigo Tovar y no pude evitar sentir la nostalgia, principalmente porqué aún tenía el capítulo en la mente. Bueno, es que esa canción me obligaron a aprendérmela para cantarla el día de las madres, no sé quién fue la graciosa que la sugirió, pero bueno. Trataré de ver si puedo poner más pistas de quién es el extraño, pero si ya me conocen, ya saben quién es. ¡Gracias por el review! :3
~*~tamat: No hay problema con eso, un error cualquiera lo comete. Me alegra que te hayan agradado los latinos, ¡son geniales! Y sobre los libros, hay muchos así, sólo nos hacen perder tiempo, dinero y neuronas como dijo Marcela. xD Y qué bueno que te gustó la pareja, como casi nadie escribe de ellos, pues es un riesgo, como todos. n_n ¡Gracias por el comentario!
~*~Dazaru Kimchibun: xDDDD Antes que nada, debemos aclarar que yo, RutLance-CrystalFairy, uso la cuenta de mi hermana para poder publicar debido a un problema que tuve con unas personas. Ella me ayuda con algunos diálocos y detalles, ya que a mí no me gusta Hetalia, pero a ella sí.
Con respecto a Diego, tengo una terrible fascinación con Argentina, pese a que no conozco a nadie de allá ni nada por el estilo, por eso me molesta cuando hablan mal de este personaje, ¿qué rayos les ha hecho, eh? Y no te apures, sólo actúa así para su conveniencia, de acuerdo con un comercial, los argentinos son lindos, y uno de cada diez es gay. xD ¡Yo no sé, eso dice el comercial, en serio!
Lo del libro, no te quemes el cerebro, no vamos a revelarlo para no arruinar más las mentes inocentes de los lectores, xD en el buen contexto de la palabra, claro está.
¡Salud a la madre patria! No podemos negar la presencia de Antonio en este fanfic, y no es casualidad qué esté en la trama. Austria, España y Argentina se consideran los países con los mejores psicólogos del mundo, o al menos, los mejores instruidos.
Sobre la pareja, me alegra que te haya agradado, y como dije, ya veremos cómo se van desenvolviendo la trama, y sip, lo que pasa es que me gustan mucho estos temas de los sueños, yo solía interpretarlos con gran acierto gracias a un diccionario que tenía y me perdió mi hermanito. Y pues, con bastante demora, aquí está el siguiente capítulo. Gracias n.n
~*~Chelita: Me alegra que te haya agradado el capítulo, trataré de darle un poco de presencia a los latinos, lo malo es que no pondré tantos. y aquí está el capítulo, ¡gracias! ;D
~*~Kim-Ly: Debo decir que eres la primera en mucho tiempo que me apresura a escribir. Gracias y aquí está el siguiente capítulo. n.n
Y no me queda más que desearles un bonito día.
Disfruten del capítulo. n_n
Triste canción de amor.
Capítulo 3: Un mar de lágrimas.
Una noche, después de hacer el amor...
- Hé sāi·mǎlìyà·.- Le habló al más joven, qué estaba aprisionado entre sus brazos.
- ¿Qué pasó, Yao?- Alzó el rostro para verlo a la cara.
- Escucha, aru.- Le acomodó un par de cabellos qué le caían en la frente.- Voy a empezar a trabajar horas extras, pero sólo será por un tiempo, aru.-
Le contempló anonadado por un instante, luego esbozó una cálida sonrisa...
- Si te necesitan en tu trabajo, entonces no tengo problema con eso, Yao.- Le soltó un picorete en los labios.- Yo puedo cuidarme solo, si es eso lo qué te preocupa. Además, pronto serán vacaciones de primavera. Y tampoco es cómo si fuera algo permanente, ¿cierto?-
- Así es, aru.- Acercó más su rostro y le besó la frente morena.- Será sólo por un par de meses, aru.-
Volvieron a unir sus bocas y sus lenguas se debatían entre ellas, separándose tras un momento por falta de aire...
- ¿Quieres volverlo a hacer?- Preguntó con una sonrisa pícara.
~.~.~.~
- ¡Ea!-
Ambos caballos iban demasiado parejos como para pronosticar quién podría ganar, sin embargo en la última vuelta, José María logró tomar ventaja y ganar la carrera...
- ¡Je, je!- Se rió Chema tras detener al animal.- ¡Te dije que nadie le ganaba a Hortensia en una carrera de caballos!- Acarició a la yegua.- ¿Quién es la más bonita y veloz del mundo, eh?-
La equina relinchaba y se sacudía suavemente al contacto de las manos de su amo, quién tenía una gran sonrisa en el rostro por volver a montar en su yegua preferida y correr por lo campos a toda velocidad qué le permitían sus patas...
- Oiga, m'ijo.- Le habló el anciano al verlo tan entretenido con Hortensia.
- ¿Sí, abuelo?-
- ¿Y ya tienes a una muchacha qué quera ser su compañera?-
La pregunta lo heló, y por más qué quisiera, no podía decirle a su abuelo la verdad de su orientación sexual, ya qué temía por la reacción qué pudiera tener. Pero volvió a sonreír con suavidad, en lo qué bajaba de la yegua...
- Aún no, abuelo.- Le respondió cuidando de no sonar nervioso.- Primero, quisiera tener los recursos para poder mantener a una familia, y ya después, pues ya veremos.-
- Tienes razón, José María.- Y le dio un par de palmadas, orgulloso de qué su nieto fuera tan responsable como él creía.- Pero aún eres joven y necesitas conocer a alguien, no solamente bonita, sino hacendosa, gentil y cariñosa.-
-Sí, abuelo.- Sonrió de medio lado, soltando un suspiro.- Lo haré.-
.~o0o~.
Varios días después, una tarde después de salir de la universidad, José María Itzae revisaba el correo...
- Publicidad, religión, carta para Yao.- Revisó una de tamaño oficio por lado y lado.- Otra carta de Johnson, nunca aprende ese tipo.-
Su mirada se detuvo en una carta dirigida para él. Dejó el resto de la correspondencia sobre una mesita, sentándose a leerla. Al terminar, volvió a guardarla y soltó un hondo suspiro, llevándose las manos a la boca...
- ¿Qué voy a hacer?- Se preguntó preocupado.
Tomó nuevamente la carta y la rompió en pedazos, los cuáles dejó caer dentro del bote de basura. No iba a permitir qué Yao se enterara de ello...
.~o0o~.
A la mañana siguiente, en la universidad Chema se apresuró para encontrar a Diego. Más se sorprendió al verlo en el estacionamiento del plantel usando una pala media luna para hacer un pozo, y justo a un lado de él, un letrero y una maceta con flores..
- ¿Diego?- Se acercó curioso de saber qué estaba haciendo.- ¿Porqué haces un pozo en el suelo?-
- Ahora verás.- Le contestó sin voltear a verlo.
Terminando de hacer el pozo, tomó el letrero y lo acomodó ahí, rellenándolo con piedras y la tierra qué había sacado para qué la señal no se saliera de su sitio...
- "No estacionarse. Se usará grúa."- Leyó en voz alta el moreno y quedó desconcertado.- ¿Diego? ¿Porqué estás poniendo ese letrero ahí?-
- Tú sólo sígueme.- Le ordenó tomándolo de la mano.
Se alejaron hasta encontrar un teléfono público, entonces el argentino marcó un número y esperó hasta qué le contestaran...
- ¿Sí? Quisiera reportar algo.- Le empezó a decir a la operadora.
Cerca de 20 minutos después, una grúa llegó y enganchó un automóvil verde, llevándoselo de inmediato. José María iba a decir algo, cuando el de ojos celestes grisáceos sacó su celular y marcó un número...
- ¿Sí, hablo a la dirección?- Se acomodó un poco el cabello mientras veía a todas partes.- Sí, verá, acaban de remolcar el carro del profesor Arthur Kirkland, sí, una grúa. Gracias.- Y colgó la llamada.
Chema no cabía en su asombro por lo qué su amigo acababa de hacer, quiso reclamarle o de perdido regañarlo, cuando el mencionado profesor salió corriendo con el rostro enrojecido del coraje...
- WHAT THE FUCK...!?- Gritó a los cuatro vientos el inglés.- ¿¡QUIÉN DIABLOS SE LLEVÓ MI AUTO!?-
Y antes de buscar algún culpable, le llamaron para qué fuera a pagar la multa y sacar su vehículo del corralón...
- BLOODY HELL!- Se fue mascullando en busca de un taxi.
Apenas se desapareciera de vista, tanto José María como Diego salieron de donde estuviesen escondidos observando la escena...
- ¡Diego!- Le comenzó a regañar el moreno de piel canela.- ¿Porqué hiciste todo eso?-
- Aún no termino.- Le contestó el otro.
Se encaminó a donde estaba el letrero, arrancándolo del suelo y poniendo en su lugar la maceta con flores. Después, se alejó silbando una canción y tras un par de minutos, estacionó su vehículo, justo en donde estuviera el del docente...
- No me digas... ¿para eso querías el lugar del Profe Iggy?- Preguntó algo desanimado Chema.
- Él tiene su propio espacio en el lugar de los maestros.- Diego bajó del carro.- Además, aquí siempre hace sombra.-
- Bueeeno.- Se encogió de hombros el moreno.- Pero un día te vas a meter en un problema bien gordo con Iggy.-
- Sí, como digas.- Comenzaron a caminar rumbo a la universidad.- Me estabas buscando para algo, ¿cierto?-
- Pues...- Titubeó un momento antes de continuar.- Sí.-
- ¿Qué es lo que pasa? ¿Problemas con el viejito?-
Ante la mención del apodo, José María Itzae no hizo más qué desviar la mirada, frunciendo levemente el ceño...
- ¿Tan grave es el problema?-
- Me llegó mi estado de cuenta.- Se detuvo y se cubrió el rostro con ambas manos.- Ya casi no tengo dinero.-
Alzó la mirada y soltó un hondo resoplido, tratando de aguantar el dolor qué le calaba hasta el fondo de la nariz...
- Puedes pedirle a alguien, ¿ya le comentaste a Yao?- Le sugirió el argentino.
- No, no quiero qué se entere para nada.- Bajó la mirada con tristeza.- Él se la pasa trabajando, y pues vivimos juntos, y yo sólo coopero con un par de cosas, la comida o algo qué haga falta como el papel higiénico.-
- ¿Entonces qué piensas hacer, Chema?-
- No sé, tal vez conseguir algo antes de quedar totalmente en ceros.- Se golpeó la frente con el puño.- Algo lo suficiente como para poder pagar la siguiente inscripción, o tendré qué esperar un año más para terminar la carrera.-
- También podrías usar el dinero qué te ha dado tu Tío Toño.- El moreno se le quedó viendo fijamente al oír la sugerencia.- Él no lo sabría.-
- ¡No voy a usar ese dinero, Diego!- Le gritó molesto.- No es mío, para empezar.-
- Entonces ponte a trabajar.-
- Ya lo sé, ya lo sé, pero esperaré hasta después de las vacaciones de primavera.- Se metió las manos dentro de los bolsillos del pantalón.- Ya qué generalmente contratan personal para un par de días nada más, y yo quisiera algo fijo, o de perdido por unos tres meses.-
- Si crees qué eso es lo más conveniente.-
Y siguieron caminando por el pasillo...
.~o0o~.
Varias noches después, Chema se había quedado dormido tras realizar una investigación, y se encontró con su abuelo en sus sueños...
~.~.~.~
- ¿Qué tiene, m'ijo?- Le preguntó con una cálida sonrisa el anciano.- ¿Qué problema tienes, qué no te deja tranquilo?-
Ante la sinceridad y la ternura qué despedían esas palabras, José María Itzae no pudo ocultar más su pesar...
- Es que no tengo dinero para pagar la escuela, abuelo.- Agachó la mirada con tristeza.- Apenas es suficiente como para seguir viviendo con Yao.-
- ¿Yao?- Preguntó confundido.- ¿Quién es Yao?-
Se mordió los labios al ver el desliz de su boca, y no queriendo mentirle más, decidió arriesgarse a contarle la verdad...
- Es mi novio, abuelo.- Alzó el rostro, esperando qué el anciano le entendiera.
Más el asombro en la cara del hombre mayor le hizo ver qué estaba equivocado...
- José María Itzae... ¿Cómo...? ¿Cómo puede ser qué tú...?- La sorpresa lo dejaba sin palabras, sin embargo, tenía aún mucho qué decirle.- Tú no puedes ser...-
- ¿Gay? ¿Homosexual?- Quiso echarse a reír a carcajadas, sintiendo cómo se le partía el corazón ante el rechazo de uno de sus seres queridos.- Sí, abuelo. Tu nieto es un maldito homosexual qué se acuesta con hombres y qué disfruta que se la me...-
La bofetada fue dolorosa, más no tanto como el odio qué se reflejaba en los ojos del anciano. Fue entonces qué se dio cuenta de qué ya no habría marcha atrás...
- ¿¡HAS CONSIDERADO SIQUIERA QUÉ PENSARÁN LOS DEMÁS!?- El abuelo caminaba de un lado a otro, totalmente alterado.- ¿¡EN LA VERGÜENZA QUÉ LE TRAERÁS A LA FAMILIA!? ¿¡CÓMO PUDISTE HACERME ESTO A MÍ!?-
- ¿Sólo en eso piensas?- El frío sentir de sus palabras no ocultaban el dolor de comprender la realidad.- ¿En ti? Creí... Creí qué eras diferente.- Quería esconderse, qué la tierra se lo tragara, qué algo ocurriese para no enfrentar aquello, más era inevitable.- Qué eras distinto a los demás, pero...-
Lo enfrentó, y pese a qué ya había ocurrido con anterioridad, fue aún más doloroso qué la primera vez porqué se había roto aquél amor, respeto y confianza qué tenía hacia ese anciano qué quería desde pequeño...
- Eres igual a ellos.- Terminó de hablar.
- José María, esto puede arreglarse...- Comenzó a decir el anciano.
- ¡CÁLLATE!- Le gritó con el corazón destrozado, interrumpiéndolo.- ¡NO QUIERO VOLVER A VERTE NUNCA MÁS! ¡VETE!-
Si no fuera porqué estaba consciente de qué se trataba de un sueño, se habría asustado al ver cómo se desintegraba su abuelo frente a sus ojos, convirtiéndose en polvo qué se llevaba el viento. Cayó con pesadez de rodillas al suelo, repitiendo una y otra vez la misma palabra...
- Largo.- Se recostó de lado, en posición fetal.- Largo.-
.~o0o~.
Cuando Diego lo encontró al día siguiente, se sorprendió de verlo sumamente callado y sentado en las escaleras de su departamento...
- Supongo qué esto explica porqué no fuiste hoy a la universidad.-
Entraron ambos al departamento del argentino, y el moreno se dejó caer en el sofá de la sala...
- ¿Qué pasó?- Le trajo un refresco en lata.- ¿Te peleaste con Yao?-
Negó con la cabeza, no tenía ánimos de hablar al respecto...
- Entiende, si no vas a abrir esa bocota tuya, yo no podré hacer nada al respecto, tonto.- Dejó el refresco a un lado y se cruzó de brazos.- ¿Qué pasó?-
- Mi, mi abuelo.- Empezó a decir José María.
- ¡Ah! ¿El qué viste en sueños?- Recordó la plática del otro día.- ¿Qué ocurrió con él?-
- Le dije... le dije qué era homosexual.- Empezó a temblar levemente, mordiéndose los labios una y otra vez.- Lo, lo tomó muy mal...- Se acordó de la bofetada e inconscientemente se llevó una mano a la mejilla, como si aún estuviera ardiendo.- Y le, le gri-grité qué, qué y-ya no que-quería ver-verlo m-más.-
Dejó de hablar y soltó la lata cerrada, la cuál cayó al suelo. Se cubrió los ojos con las manos, pero por alguna extraña razón, no podía llorar aunque le ardían los ojos. Diego, al verlo en tal estado, se sentó a un lado de él, y le pasó un brazo sobre los hombros...
- Escucha, tal vez no venga al caso, pero esto puede significar algo.- Al no recibir respuesta, el de ojos celestes grisáceos continuó.- Posiblemente, muy en el fondo de tu inconsciente, ya no deseas ser homosexual. Verás, al soñar, uno ve lo qué realmente es o desea. Y el hecho de qué haya sido tu abuelo, puede ser qué tu superego así lo dispone.-
Chema seguía en silencio, sin saber qué responder, ¿realmente quería dejar de interesarse en los hombres?...
- P-Pero yo, yo qui-quiero a, a Yao...-
- Bueno, tu sueño también puede ser lo qué tanto temías saber, qué tu abuelo no te quisiera por ser quién eres, José María.- Le quitó el brazo de encima y le dio un par palmadas.- Pero escucha, no dejes qué esto te destruya. Si tú deseas ser así, no dejes qué los demás te digan lo contrario. Sé lo que quieras ser y nada más, siempre y cuando no te lastime más. ¿Entendiste?-
Asintió nuevamente en silencio, y ante la falta de palabras, ambos continuaron callados...
.~o0o~.
Ya se había llegado la primera semana de vacaciones, y el moreno no había vuelto a soñar con su abuelo. Y pese a qué aún lo extrañaba, había seguido el consejo de su amigo y poco a poco lo fue sacando de su mente...
- Qué aburrido.- Se dijo tras tomar una pausa en un trabajo escolar qué le habían encargado.- Falta mucho para qué Yao regrese a casa, y ya me cansé de hacer esta tarea.-
Miró el vaso de vidrio y el plato qué había usado para comer, los cuáles estaban a un lado de él, sobre la cama, y decidió qué si no quería qué lo regañaran, lo mejor sería llevarlos a la cocina...
- Tal vez deba comerme una fruta o algo.- Se decía mientras bajaba las escaleras con los trastes sucios.- Y ponerme a ver una pelí...-
No supo cómo, pero cayó por las escaleras al resbalarse por ellas. Los platos chocaron contra el suelo, rompiéndose en pedazos, al igual qué él. Intentó pararse de inmediato, antes de qué el dolor comenzara a manifestarse en su cuerpo...
- ¡Ouch!- Se quejó al querer ponerse de pie, y resbalar de nueva cuenta.- Mi, mi pierna.-
Se tocó el tobillo, y sólo consiguió soltar otro gemido de dolor, sin contar qué algunos de los trozos de vidrio se habían incrustado en la palma de la mano al momento de caer nuevamente...
- ¡Maldita sea mi suerte!- Y sin poder soportarlo más, verificó qué su celular funcionara, alegrándose de gran manera al checar qué funcionaba correctamente.- Yao.-
Marcó el número y esperó a qué le contestara, en lo qué se quitaba con cuidado algunos de los vidrios, que por suerte, resultaron sólo pequeñísimas cortadas...
- ¿Sí, aru?-
- ¡Yao!- Sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas al oírlo, poniéndose sensible de pronto.- Escucha. Yo, yo necesito, necesito qué tú...-
- Hé sāi·mǎlìyà·.- Lo interrumpió de golpe, y Chema podía sentir la irritación proveniente del chino.- Estoy trabajando en estos momentos, y a diferencia de ti, no estoy de vacaciones, aru. ¿No puedes esperar hasta qué llegue a la casa, aru?-
- ¡P-Pero, Yao!- La desesperación comenzaba a apoderarse del moreno.- ¡Y-Yo quiero...!-
- ¡Ya basta, aru!- Volvió a interrumpirlo, y lo reprendió duramente.- ¡Deja de comportarte como un niño y no me hagas perder más tiempo, aru!-
Le colgó molesto y volvió a enfocarse en su trabajo. Por su parte, José María sintió tal impotencia, qué tardó algunos minutos para terminar la llamada al comprobar qué el chino ya no continuaba en la línea. Se golpeó un par de veces la cabeza con el puño antes de volver a marcar...
- ¿Diego?- Sabia qué no podía llamarle al asiático, ya qué era muy difícil el hablar con él cuando se enojaba.- ¿Aún tienes la copia de la llave qué te di hace tiempo, en caso de qué se me perdiera la mía o se me olvidara en la casa?-
- Sí, ¿porqué?-
- Pasó algo gracioso.- Se echó a reír levemente, tratando de no llorar, aunque la voz se le quebraba.- Me acabo de caer de las escaleras y no puedo ponerme de pie, ¿n-no po-podrías echa-charme una ma-mano?-
La comunicación se cortó de inmediato, y el moreno ya no sabía qué hacer. Quedó a merced de sus pensamientos, los cuáles no eran precisamente amables con su persona...
- Soy tan estúpido.- Quería ponerse a llorar, pero las lágrimas no parecían estar de acuerdo con él.- Tal vez Yao tenga razón, tal vez aún soy como un niño inmaduro.- Se llevó la mano al puente de la nariz y se la apretó.- De seguro Yao está muy fastidiado de mí y ya no me quiere con él. ¿Qué voy a hacer?-
Se terminó recostando en el suelo, mientras las palabras del chino se repetían una y otra vez, como disco rayado, dentro de su mente...
- ¡Chema!-
Dirigió su mirada rumbo a donde provenía la voz, y la sola presencia de Marcela, Servando y Diego lo hizo sentirse mejor. Los tres se acercaron a su amigo caído, con la preocupación pintada en el rostro...
- Creí qué me habías colgado.- Se refirió al argentino con voz triste.
- ¿Cómo crees?- El de ojos celestes grisáceos esbozando una leve sonrisa.- Tuve qué ir por la caballería armada, y alguien qué se encargue de limpiar la escena del crimen.-
- ¡OYE!- Le reclamó molesta la chilena, picándole el pecho con el dedo.- ¿CÓMO QUÉ LIMPIAR?-
- Alguien tiene qué hacerlo.- Le explicó el argentino.- Y yo soy el qué está manejando.-
- Y yo vine para ayudar a cargar a Chema.- Agregó Servando con una sonrisa maliciosa.
- Y no querrás qué Chema limpie todo esto en el estado en el qué está, ¿verdad?-
- ¡SON UNOS APROVECHADOS MACHISTAS!- Les gritó a ambos Marcela molesta por la repartición de resposabilidades.- ¡USTEDES CREEN QUÉ LAS MUJERES NADA MÁS DEBEN ESTAR LIMPIANDO LA CASA Y COCINAR TODO EL DÍA!-
- ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja!- Se echó a reír el mexicano, divertido ante la escena y agradecido de corazón de tener tan buenos, y en ocasiones raros, amigos.- Ya, ya, por favor.-
Los tres lo miraron por un rato, y en su rostro se dibujó una sonrisa triste...
- Está bien.- Suspiró derrotada Marcela.- Pero lo hago sólo porqué se trata de Chema, qué no es igual de fome qué ustedes.-
- Sí, sí. Ya entendimos.- Servando se prestó para qué el moreno de piel canela se apoyara en él y ponerse de pie.- Con cuidado, José María.-
- Sí... ¡Ah!- Gimió al querer cambiar el peso en su otra pierna.- Duele.-
- Claro que sí, sólo a ti se te ocurre lanzarte clavados desde la parte superior de las escaleras.- Le regañó el argentino.- Bueno, Marcela. Llámanos al celular por si algo ocurre.-
- Sí, pero cuiden bien de Chema, o se las verán conmigo.- Los amenazó la chilena.- ¿Entendieron?-
- Sí, muchas gracias, Marcela.- Le sonrió José María, para evitar una larga discusión.
.~o0o~.
- Tienes mucha suerte, muchacho.- Le decía el doctor del consultorio médico.- Nada más es una leve fractura y sólo necesitarás tomar algunos desinflamatorios y descansar mucho.-
Se retiraron apenas el doctor les diera la receta médica, tras surtirla, regresaron a la casa de Yao...
- ¿Qué pasó?- Marcela los acribilló a preguntas.- ¿No fue nada grave? ¿Estás bien, Chema? No vas a requerir de cirugía, ¿cierto?-
- Tranquila, nada más fue algo leve, nada del otro mundo.- Le explicó Diego.- No necesitamos qué te pongas histérica.-
- ¿¡QUIÉN SE ESTÁ PONIENDO HISTÉRICA, EH!?-
- ¡Cielos! A ustedes dos les urge un cuarto, ¿no es así, Chema?- Le preguntó el cubano riendo al ver la escenita qué se cargaban los dos.
- Je, je, yo no sé nada.- Le contestó el mexicano con una sonrisa leve.- Marcela, ¿de casualidad no llamó Yao preguntando por mí?-
- No, qué yo sepa.-
- Ah.- Y clavó la mirada al suelo.- Chicos, quisiera qué esto quede entre nosotros. No quiero qué le vayan a contar a Yao. No quisiera preocuparlo ahora qué está trabajando horas extras.-
Los tres se quedaron viendo entre sí, sabían qué algo más había oculto en esa petición, pero decidieron no ahondar en el asunto...
- Si eso te hace sentir mejor.-
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Ya habían pasado un par de horas cuando los amigos de José María se habían despedido para dejarlo reposar como lo indicó el médico...
~.~.~.~
- ¿Qué te pasó?- Le preguntó preocupado el extraño al verlo con la pierna vendada.
- ¿Esto?- Se señaló el vendaje sonriente.- Estaba jugando malabares con los platos y me caí.- Se rió un poco.- Soy algo torpe, ¿no te parece?-
No le contestó, se acercó a él y le tocó una mejilla con la mano, acariciándosela suavemente...
- ¿Estás bien?- No podía ocultar la tristeza qué lo acongojaba al ver a la única persona qué lo visitaba lastimada.
- ¡Claro!- Le sonrió, empeñado en ocultar el dolor.- ¿Porqué habría de estar mal?-
Los ojos se le llenaron de lágrimas y el labio inferior comenzaba a temblarle al ver al extraño hondamente preocupado por él...
- Yo... estoy bien.- Se mordió el labio.- No es, no es cómo si Yao ya no se preocupara por mí.-
Se cubrió el rostro con ambas manos, en lo qué las lágrimas comenzaban a escurrirse por sus ojos...
- Él, él estaba trabajando, y, y y-yo, yo no quería molestarlo.- Se cubrió la boca con una mano.
Todo comenzó a retumbar, el extraño comenzó a ver en todas direcciones, y descubrió asombrado que unas enormes olas comenzaban a aproximarse peligrosamente a donde estaban ellos. Quiso detener al moreno, más el suelo se abrió y una muralla de agua se alzó repentinamente, imposibilitándolo de hacerlo...
- ¡Detente!- Le gritó, sin saber si lo escuchaba o no.- ¡Vas a destruirlo todo!-
El pecho le dolía de tan oprimido qué lo sentía, había guardado todos los sinsabores dentro de sí mismo, y ahora emergían al ya no soportar la presión. Se dobló de dolor, gritando desesperado...
- ¡SÓLO QUERÍA QUÉ ME ESCUCHARA!- Las olas chocaban entre sí, y deshacían todo a su paso.- ¡YO NO TUVE LA CULPA, SÓLO ME CAÍ Y QUERÍA QUÉ ESTUVIERA A UN LADO MÍO! ¡REALMENTE NO PODÍA PONERME DE PIE! ¿CÓMO QUERÍA, CÓMO QUERÍA ÉL QUÉ YO HICIERA ALGO POR MÍ MISMO? ¡NO PODÍA MOVERME! ¡NO PODÍA MOVERME Y LO NECESITABA A MI LADO! ¡YAO!-
Las olas lo atraparon, llevándolo hasta el fondo del repentino océano. Y por un momento, quiso quedarse así, solo y atrapado hasta lo más profundo del abismo, sin qué nada ni nadie lo volviera a lastimar...
Más de pronto recordó qué no estaba solo, y al sentir qué los pulmones se le llenaban de líquido, se apresuró a salir de las aguas de ese frío mar...
- ¡AAAAAAAH!- Tomó aire apenas logró salir a la superficie.
Una mano lo sujetó y lo jalaba hacía arriba, alzó la vista, y pudo ver al extraño, arriba de una balsa hecha de madera, intentando sacarlo del agua...
- Sujétate bien.- Le ordenó con el leve temor de perderlo y quedarse nuevamente solo en ese lugar.
Fue cuestión de un instante para qué Chema lograra subir a la balsa y ponerse a salvo...
- ¡Ah! ¡Ah!- Tomaba aire a bocanadas y se dejó caer de lado.- Gra-Gracias.-
El extraño se dejó caer de sentón, a un lado suyo, visiblemente agitado...
- No hay de qué.- Le respondió.
- ¿Ehm?- El moreno se levantó de su sitio, preguntándose qué había pasado.
Miró todo a su alrededor, a donde sea qué vieran sus ojos, sólo divisaba las aguas cubriendo todo el lugar...
- ¿Porqué todo está inundado de agua?- Preguntó con curiosidad José María.
- No es agua.- Le aclaró el extraño y le señaló por todo el horizonte.- Éstas, son las lágrimas que has estado acumulando en tu corazón.- Chema lo miró sorprendido.- Y fue tanto el dolor qué sentiste, qué se desbordaron por completo, inundándolo todo.-
El moreno se llevó una mano a la frente mientras sentía qué le flaqueaban las piernas, y comenzó a reír levemente volviendo a llorar otra vez...
- Ahora entiendo.- Se limpió el rostro con ambas manos.- A esto se refieren cuando dicen qué uno se ahoga en un mar de lágrimas.-
Nadie dijo nada por un largo rato. Sin embargo, el extraño se le acercó a José María y le preguntó...
- ¿Ya te sientes mejor?-
- ¿Eh?-
- Qué si ya te sientes mejor.-
- No.- Respondió desviando la mirada.- ¿Cómo se va a sentir uno mejor después de esto?-
- Me refería a tu pierna.- Le señaló el extraño y se puso de cuclillas frente a él.- Aquí puedes hacer que nada te duela.-
Le tocó el tobillo y Chema notó qué no le había dolido para nada en lo absoluto al apretárselo un poco...
- Oyes, tienes razón.- Empezó a dar brinquitos y pisaba con fuerza para comprobar lo dicho por el extraño.- ¡No me duele para nada!-
No le respondió y sólo se limitó a sonreír. Y el moreno notó entonces qué tenía una bonita sonrisa...
.~o0o~.
Esa noche Yao regresó a casa, sintiendo un poco de remordimiento por gritarle a José María cuando éste lo llamara, más se trataba de calmar diciendo qué era necesario para qué el latinoamericano no estuviese siempre a la expectativa...
- ¿Hé sāi·mǎlìyà·?- Se le hizo raro verlo usando un pants deportivo y una playera sin mangas para dormir, considerando qué ya hacía calor por esas fechas.- ¿Porqué estás vestido así, aru?-
- Ehm, estuve jugando con mis cuates al fútbol, y pues, me dio un horrible calambre en la pierna.- Le mintió, deseando qué no descubriera el vendaje qué traía escondido bajo la prenda.- Tuve qué salir del partido.-
- Ya veo, aru.- Alzó una ceja, no muy convencido con la respuesta.- ¿Estás bien, aru?-
- Sí, sólo estoy un poco cansado.- Le sonrió como siempre y se metió dentro de la cama.- Ya me voy a dormir, buenas noches.- Y cubriéndose con la sábana, le dio la espalda.
Tal vez era porqué se sentía cansado, o simplemente porqué no estaba a gusto, pero el chino decidió dejar todo por la paz, conteniéndose de preguntarle el motivo por el cuál le había llamado al trabajo tan de repente. Se cambió de ropas y se metió a la cama, cubriéndose con la sábana, olvidándose de un pequeño detalle...
Esa noche, Chema no le dio un beso antes de dormir...
~.~.~.~
Cuando José María regresó, el agua seguía cubriendo la mayor parte del lugar. Así qué se acercó al extraño, quién estaba sentado sobre una roca...
- Aún queda mucha agua, ¿cierto?-
- Sí.- Le respondió el extraño.- No se irá tan fácilmente, necesita tiempo para qué todo esté seco de nuevo.-
- Ah, ¿y qué podríamos hacer en una situación como ésta?-
- Pescar.- Le sonrió y le mostró el par de cañas qué tenía a un lado de él.
Se sentaron ambos, cada quién con una caña y esperaron a qué un pececillo picara el anzuelo...
- ¿Crees qué haya algo vivo en este lugar?- Le preguntó Chema al extraño, en lo qué sacaba el anzuelo del mar de lágrimas.
- Tal vez.- Agachó levemente la mirada.- Pero si tú quieres, puede ser qué así sea.-
No respondió, volvió a lanzar el anzuelo a las aguas, las cuáles se rompieron en ondas expansivas. Al cabo de un momento, la cuerda comenzó a ser jalada por algo...
- ¡Hey!- Sonrió emocionado el moreno.- ¡Picó uno!-
Continuará...