Comienzo: Bien, antes de pedir lo clásico (mis disculpas), quiero que sepan que lamento el haberme tardado tanto para darle el fin a la historia, pero nunca quedaba a gusto en cómo quedaba.
Para terminar con unos cabos sueltos, primeramente daré respuestas a comentarios que no respondí antes…
jt: Muchas gracias por tu comentario, sinceramente sirve para ayudar al escritor a esforzarse y terminar lo que planea hacer. Gracias por tomarte el tiempo para leer y también para comentar. Tienes mi gratitud.
gummybear: Feliz año a ti también. Gracias por tu comentario, realmente me haces feliz. Lamento dejarte en ansias, pero no pude actualizar antes, sin embargo espero que te guste este capítulo, que es el final. Lamento haber dado un mensaje falso, pero debes saber que todo lo que comienzo lo acabo, con eficacia no te lo prometo, pero sí lo haré. Muchas gracias por leerme desde el principio y por comentarme desde allí también. Tú también tienes mi gratitud.
Bien… ahora sí. Vamos a lo que todos buscan, no les quitaré más tiempo. Sean bienvenidos a leer el capítulo 27 y último de esta historia que tan buenos lectores tienen. A leer y a comentar si es que gustan y son tan amables…
Capítulo 27
…Se sentía aturdido por el zumbido que recibía en sus oídos, los cuales muy lastimados estaban, y llegaban a golpear su cerebro con esos ataques invisibles. Lo único real que alcazaba oír, con mucha dificultad, fue a su corazón, que lentamente latía con esfuerzo, resonando cada bombeo en su cabeza. Sin muchas energías y fuerzas comenzó a abrir sus ojos, los cuales notaba gradualmente humedecidos.
Creía desconocer el lugar que lo rodeaba, o eso era lo único que lograba venirle a la mente después de ver tal panorama. El grisáceo cielo le daba la impresión de que estaba por largarse una fuerte tormenta, y hechos que lo afirmaron fueron sus sentidos, al notar su cuerpo con mucha falta de calor, provocando lo que se conoce como la sensación de frío. Y en este caso, una fuerte helada.
Notó cómo las nubes no daban paso a los rayos solares en ese triste espacio, dando lugar a una depresiva imagen de una lastimada playa gris, la cual no creía haber visto antes. También notó que se encontraba gravemente herido, y sucias sus ropas, además de sentirlas algo mojadas, lo que impulsaba a sus poros a cerrase, quitando todo calor de su cuerpo. Mientras que, al mismo tiempo, sentía arder su mejilla izquierda y un punzante dolor yacía en su estómago. También denotó un cansancio sin igual en sus piernas y brazos, lo que le provocaba una fuerte incertidumbre y desconcierto. ¿Qué le había pasado?
Mientras trataba de saber la razón de por qué estaba allí, e intentaba reponerse, levantando su cuerpo de esa arena tan sucia, divisó una herida, desesperada y feliz mirada frente al él. La cual le devolvió sus recuerdos y sus razones de estar. Lo supo cuando cruzaron sus ojos y se encontraron, comunicándose tan solo con dirigir su mirar uno al otro. Como dando espacio a sus almas lastimadas a conversar, ya que se los conoce a los ojos como las ventanas del alma. Al tiempo que, atónito, se dedicaba a mirar un tanto extrañado y asustado esos humedecidos y brillantes ojos de un hermoso color rojizo variante. Un terrible escalofrío acompaño su vértebra y espina dorsal cuando comprendía la dolorida mirada de esa hermosa chica, la cual le dedicaba una sensación de alivio en sus ojos, acompañada de mucho daño y sufrimiento. Lo que le lastimó mucho, y golpeó su corazón sin misericordia alguna, hiriendo hasta el más insignificante miembro de su cuerpo. Entonces lo entendió. Y tuvo que revivir todo de una manera casi momentánea…
Y no se sorprendió por aquella acción, extrañamente estaba más que estupefacto por reparar de la mirada de la muchacha frente suyo, todo sin divisar la presencia de los seres astrales a sus costados y demás. Siendo que aquello únicamente llamaba su atención de una manera sutil y sin importancia, como si no fueran lo suficientemente importantes. Todos sus sentidos, los cuales habían terminado de despertar, parecían enfatizarse y caer de forma desesperada en lo que ocurriera referente a la joven que poseía esos ojos marrones rojizos, tan brillantes y vidriosos, que eran proveedores de resplandor propio.
Y antes de que pudiera siquiera atinar a abrir la boca para formular una pregunta, se vio atrapado por un fuerte, veloz y desprevenido abrazo, el cual parecía provocar una sensación de alivio enorme, además de calificarse como placentero y deseable a toda hora.
No fue aplastado, ni menos poco importante en ese momento, pues Kari no hacía más que mantener la delicadeza que se le atinaba a ver desde lo lejos con cada paso, mas el esmero que dedicaba al agarre ávido del muchacho testificó de sus deseos. Su torso fue el que sostuvo la cabeza de la muchacha, quien parecía drenar las lágrimas que habían estado molestando su mirar, y fue allí donde reparó de lo que estaba sucediendo.
Robándola, y utilizando la fuerza del mundo, levemente comenzó a apartar a la muchacha, que en un momento se sorprendió de aquella acción, pero cedió a separar sus brazos de la espalda de TK para entender el porqué de lo reciente. A lo que el rubio la aparto lo suficiente para tener la libertad de observarla sin ningún miramiento ni oposición. Y mientras buscaba una respuesta que únicamente era conocida por él, reparó que la belleza de la muchacha era de renombre, aún hasta con ese estado y esas prendas tan poco refinadas y sucias.
La mirada de TK vituperó el mirar de la joven, y la obligó a apartar la vista por alguna razón de incomodidad o nerviosismo, pero se vio obligada a verlo nuevamente, siendo que el rubio la tomó del mentón delicadamente y la guio a observarlo como él lo hacía. Casi como si buscara respuestas en lo portentoso de lo rojizo de su iris. Entonces, lo imitó.
Luego de un momento, la expresión de asombro en el rostro del rubio pareció morir, puesto que en ese momento lo gobernó el neutralismo. Mas una lágrima atisbó en uno de sus obscuros ojos azules, y descendió hasta llegar al borde de su rostro y caer al suelo. Allí, cuando Kari advertía la pérdida del control de su propio cuerpo, fue atrapada por una fuerza lo necesariamente vigorosa para ocultar su rostro en el cuello del muchacho mientras lo invitaba a unirse a ella en un abrazo. TK no fue lo suficiente inmóvil, pues la estrechó con fuerzas mientras la traía más a él y provocaba que lo placentero sea mutuo. Casi como un mismo deseo.
Un solo respiro fue lo que necesitó para instar nuevamente sus pulmones a hincharse. Una sola aguda mirada necesitó para verificar que todo lo recordado era real. Un solo tacto necesitó para sentir de la veracidad de todo, más no le fue lícito que nadie le asegurara de nada. Estaba completamente convencido de lo que acababa de suceder y porqué lo había hecho, no era nada de lo que creía sería sorprendente de lo que sucediera cuando se requiera de sus valientes sacrificios. No es que se tratara de un rescate que se calificaría como inevitable para cualquiera de sus amigos, sin embargo quería creer que él sería el único en ser capaz de brindar de su ayuda cuando del bienestar de Kari se tratara, más aún cuando se considerara como especial. Quería sentirse resaltante por ella misma cuando se viera su ventura gracias a él, quería que ella lo notara, lo pensara y admirara, pues no le era en lo más mínimo significativo en que los demás lo notaran si es que primero no pasaba por la mente de la muchacha que ella había causado el quiebre de silencio más importante de TK, pues acababa por atravesar el gran mural que se oponía entre él y lo mucho que guardaba de sus sentimientos al aire.
Viajó por el aroma de su cuerpo, sintiendo por primera vez tranquilidad al reflejar, entre todos los olores, el de medicamentos por los atuendos de la muchacha. Y allí fue donde notó cómo ella se pegaba a su cuerpo de una manera desesperada y angustiante, pero al fin y al cabo parecía terminar en un sentimiento de gozo puro. Y compartió aquello con el rubio, pues al sentir por primera vez el calor provenir de Kari no obtuvo contradicción para no estar dichoso al ver el calor provenir por ella en esa vez, pero cambió de parecer rápidamente al pensar que se debía a su mal estado.
La proximidad en la que se encontraban ambos era por poco innombrable, pues comenzaban a dejar de dividirse para ser un solo cuerpo. Ya llegando al hecho de pegar sus torsos, y armonizar sus temblorosos y apresurados latidos, los cuales se intercambiaban y chocaban contra los cuerpos del otro. Aquella sensación tal vez no sería nueva, no era del todo desconocida. Mas la eficacia que tenía en llegar a las profundidades del placer de un corazón bañado por una lluvia de amor puro fue suficiente para llamar la atención de ambos, quienes para ese instante parecían querer detener el tiempo y poder agudizar más aún sus sentidos para nunca quitar de sus recuerdos aquello.
Por alguna extraña razón, la lágrima que Kari tuvo la oportunidad de ver en el rostro de TK fue la única que el muchacho derramó. A diferencia de Kari, TK se mantuvo inexpresivo, solamente quería disfrutar del momento y nunca más apartarse de la muchacha, quien parecía drenarse en lágrimas, con un llanto que, para llamar la atención del rubio, parecía mezclarse con una feliz y entrecortada risa.
Lentamente el abrazo poderoso pareció comenzar a declinar y ser vencido por la curiosidad del muchacho en cuanto a la castaña, por lo que comenzaron a separarse mientras advertía que la risa radiante de la joven no se detenía, y mientras sentía como extrañaba letalmente el estar junto a ella, pudo ver que comenzaba a reír cada vez con más júbilo.
La observó mientras ella mantenía la mirada baja, como si observara las manos del muchacho, sin quitar de ninguna manera la sonrisa que dibujaba en su rostro. Entonces, TK creyó perderse en cuanto ella lo observó más feliz de lo que hubiera esperado.
— Había temido que estuvieras muerto — Nuevamente la afonía en su voz declaró que no se encontraba del todo bien. Sin embargó, formuló aquello apartándose de su risa, mas no quitando el bello y radiante semblante que había estado adornando su rostro. No fue la frase que hubiera esperado escuchar, pero luego de un momento el muchacho pareció entender, por lo que imitó su acción y la observó sonriente.
— Lo siento mucho… — Susurró tranquilo, a lo que la joven simplemente negó con la cabeza pacientemente.
— No fue tu culpa, TK — Y su voz se fue mezclando con el sonido que comenzaba a cantar las olas, ahora, cercanas a ellos.
— Pero… — Intentó insistir, más no le dio tiempo de hacerlo.
— No, TK… — Fue allí donde les devolvió el protagonismo y dirigió su mirada a los ángeles, provocando que el muchacho hiciera lo mismo, y el énfasis al romance pareciera quebrar.
— Debemos irnos de aquí, Kari, TK — Fue en ese momento en el que el muchacho reparó del enorme parecido que tenía aquel Digimon, el cual acababa de hablar, con su compañero MagnaAngemon, sin embargo aquello dejó de ser una sospecha al ver plantado en el torso del ángel el emblema de la esperanza; por lo que no necesitó una explicación para saber que se traba de su compañero, y menos aún al ver otro ángel femenino allí. Sin embargo no entendía como había terminado allí Gatomon.
— Es verdad, debemos marcharnos de aquí. No es seguro en lo absoluto — Y como para asentimiento de las palabras de Ophanimon el suelo se vio agrietar y comenzar a derrumbarse, por lo que los ángeles se elevaron a los cielos, y los jóvenes elegidos tuvieron que apartarse, pues de otro modo se hubiesen visto atrapado por los cráteres que comenzaban a formarse en torno a lo que representaba el castillo.
Entonces, mantuvieron distancia hasta divisar la arena en sus zapatos, ya sintiéndose a salvo de lo que comenzaba a formarse como un derrumbe total de un baluarte.
Se observaron nuevamente, como si olvidaran lo recién dicho por sus compañeros Digimons, y sintiéndose perder en los ojos del otro, para no regresar jamás de lo que en ese entonces se presentaba como un océano de placer y tranquilidad. Los ángeles líderes advirtieron aquello, por lo que se acercaron a sus compañeros y cada uno puso una mano en el hombro de su elegido para sacarlos de su transe lo más calmados posibles. Y allí les devolvieron la mirada.
Sin recibir permiso ni objeción por parte de los humanos, los tomaron por sus brazos y los colgaron en sus cuellos para sí llevarlos de la manera más conveniente. Y cuando los jóvenes tuvieron la oportunidad de notar aquello les fue muy tarde poder refutar u objetar aquella acción, pues se encontraban flotando en el aire.
— Soldados, hemos acabado con nuestra tarea — Escucharon hablar nuevamente a Seraphimon, sin embargo no se refería a los jóvenes — Les estaré muy agradecido por brindar de su ayuda para salvar a nuestros amigos. Realmente son las huestes más valientes — Y ante ello no se oyó siquiera una respuesta.
— Sabemos que no nos encontramos el número completo de todos los que nos presentamos al campo de batalla. Mas sabíamos que esto podía suceder, estuvimos de acuerdo — Continuó Ophanimon — Lamentamos de gran manera el que muchos de los nuestros tuvieran que volver al estado de Digihuevo, sin embargo saben ustedes que se presentarán mucho más fuertes — Y ante ello sí se oyó respuesta, que fue la afirmación de los ángeles — Sin embargo… el que otros fuera… — Pero calló sus palabras al verse presa por la contracción de su garganta, lo cual le impedía hablar de una forma molesta. Y en ese entonces el silencio se adueñó del escenario, pues todos, humanos y Digimons, guardaron dentro de sus memorias el que muchos de los valientes soldados celestes no regresarían a la vida por ser asesinados por Señores Demonios, dando énfasis al nombre de Daemon.
— Loores a ellos, y a su memoria. Nos encargaremos de que sean nombrados por los tiempos del Digimundo — Observaron a Seraphimon maravillados por sus palabras — Sus muertes no serán en vano.
— ¡Sí!
No se calificaría como un escenario que hubiesen imaginado, lejano a sus deseos permanecía con cada segundo transcurrido. Y mientras el silencio agolpaba las imágenes de desaparecidos en las mentes de todos los presentes, pudieron advertir de lo poco confortable del escenario. Maldito entre la incomodidad y dolor. Jamás lograría convertirse en algo que pudieran recordar sin disgustarse por los hechos, sin embargo no había nada que pudieran hacer al respecto, solamente quedaba aceptarlo.
— Ahora… — Irrumpió en el silencio nuevamente el más alto de los presentes — Tienen mi permiso de volver a sus hogares — Como acatando el permiso, los referidos comenzaron a perderse entre el panorama, como si se desintegraran en datos, sin embargo solo volvían a donde pertenecían, siendo absorbidos por lo que se quebraba del cielo.
— ¿Podemos volver a casa… Patamon? — Cuestionó confundido TK.
— Claro que podemos, TK — Respondió gustoso el mencionado — Y… mi nombre es Seraphimon.
Se elevaron más alto de donde estaban, ya comenzando a abrir los cielos y quitando gran parte de las nubes obscuras que obstruían la radiación que podía ser emitida a esa lóbrega costa solamente con sus presencias llenas de luz.
Observaron que se detenían en cierto ángulo, mientras que Ophanimon y Kari comenzaba a apartarse. El ángel levantó su brazo desocupado y lo guio frente suyo extendiendo su mano hacia la delantera. Entonces la luz que la acompañó pareció reflejarse frente suyo, pero no compartía su misma silueta, puesto que se deformó y terminó siendo una forma geoide bastante grande, de tal manera que les era prácticamente fácil atravesarla.
Con un asentimiento de cabezas se vieron ingresando a aquel lugar, que para desconcierto de los humanos no reflejaba siquiera un vislumbre a lo futuro a cruzar, pues no había más que radiación en aquel lugar.
Cuando ya se vieron dentro de aquel lugar, la grieta geoide comenzó a cerrarse, cómo si se tratara de puertas impidiendo problemas con el cruce de mundos. Mas cuando estuvo a muy poco de cerrarse un grito de ultratumba ensordeció los oídos de los jóvenes, de tal manera que tuvieron que taparse los oídos para no quedar sordos. No necesitaron girar sus rostros para saber de quién se trataba, pues no había otra opción.
Luego de un instante, que pareció eterno, el grito comenzó a perderse en el viento, y cuando terminó simplemente en un perdido eco, creyeron leer en él "elegida". Rápidamente sacaron sus conclusiones, todos girando sus rostros hacia donde Kari estaba, mas ésta no hacía más que guardar mutismo y serenidad.
— ¿Quién…? — Intentó preguntar TK, siendo conducido por la curiosidad a romper el silencio, pero calló sus palabras al no saber cómo preguntarlo.
— Si tan solo un hubiera caído… — Escuchó lamentarse a Ophanimon entre murmuraciones, por lo que le dirigió la mirada, del mismo modo que todos lo hacían.
— Seraphimon… — Insistió esta vez en su compañero.
— Él… — "¿Él?" guardó en su mente al escucharlo — Es un ángel caído… al igual que Daemon y Lilithmon. Pero… — Y se sintieron perder por las palabras que comenzó a pronunciar Seraphimon, como si observaran todo lo que había comenzado a relatar — Originalmente él era un Digimon arcángel de alto rango que servía a nuestro Dios… Debido a que su hermano menor, SkullKnightmon, había nacido como un Digimon malvado dado por los corruptos y obscuros corazones de los humanos, él estuvo preocupado por el destino de su hermano. Sin embargo… su preocupación terminó en irracionalidad.
Notaron cómo es que luego de ser dicho aquello la puerta había terminado de cerrarse, lo cual dio por terminado su estadía en aquel lugar, mas no parecían querer marcharse, no sin antes terminar de entender la razón de todo lo ocurrido.
— Temió por su hermano al despertar en él el recuerdo del fin de todos los Digimons malvados. Por lo que acudió a nuestro Dios demostrándole que había faltado en algo, que estaba equivocado — Notaron que aquello último lo mencionó como si compartiera el pensamiento —. Sin embargo, quien estaba equivocado fue él. Ante sus muchas insistencias, se le mandó a callar. A pensar en por qué su hermano había terminado como estaba. Pero no encontró respuestas y continuó refutándole a un Dios que todo lo sabe — Allí fue solemne la declaración de los pensamientos de Seraphimon —. Perdió el control, e intentó atacar a Dios…
— Su fuerza no podía ser comparada con la de Bagramon. Si bien, fue uno de los ángeles más poderosos y de renombre, no hay números que alcancen a medir el poder de un Dios — Acotó Ophanimon parte de lo que estaba siendo omitido.
— Recibió su castigo, el cual consistió en ser quemado gran parte de su cuerpo. Y fue condenado al exilio, siendo echado al área obscura donde prevaleció sin siquiera moverse hasta este momento.
— Y ahora… ¿No es peligroso que lo hayamos dejado en el Mar Obscuro? — Inquirió Kari, pero solo obtuvo silencio como respuesta — Dijeron que se trata de un Digimon sumamente poderoso, debemos vencerlo para que no vuelva a causar problemas…
— No podemos — Interrumpió Ophanimon.
— Pero…
— Como acabamos de decir, el poder de Bagramon es mucho más grande que el nuestro. No podríamos hacerle frente aún con nuestra armada más poderosa y preparada — Sentenció Seraphimon.
— ¿Y entonces…? — Cuestionó TK — ¿Qué sucederá si lo dejamos allí? ¿Acaso no es peligroso? Se supone que tendremos que enfrentarlo alguna vez.
— No es así… — La negación provino esta vez del ángel femenino.
— No, TK… Esa no es su pelea —Y no hubo respuesta más que esa.
-o-
El brillo en la computadora no duró mucho, pues pareció cesar de un momento a otro, dejando nuevamente toda la habitación a obscuras. Mas no les fue posible notar algo alrededor suyo, pues parecieron cegados al recibir tanta brillantes de un modo tan rápido e inesperado.
Las manchas en sus pupilas parecían crecer con el paso de los segundos, sin embargo solo se debía a la impaciencia que todos portaban en observar qué acaba de ocurrir.
Nuevamente se les dio la oportunidad de observar, ya sintiendo como sus pupilas se dilataban e intentaban captar todo lo que en poca obscuridad se hallaba, pues el alba parecía aprontarse lejano, en las esquinas del horizonte poco captable de lo urbano de Odaiba.
Cuando dirigieron sus miradas nuevamente hacia la pantalla, quitando de objetivo lo obscuro del cielo, pudieron notar que el número de presencias en la habitación de Kari pareció crecer en tan solo segundos. Confusos, y aún un poco cegados, comenzaron a acercarse para observar más detenidamente, pues por más que no se encontrara todo a obscuras, les era prácticamente difícil captar algo en ese momento de ansiedad, desconcierto y miedo. Fue entonces donde pudieron ser alumbrados por sonrisas brillantes y joviales, las cuales en un momento parecieron ser dramatizadas por sus propias mentes, totalmente ajenas en cuanto a lo real se refiere. Mas se encontraba mucho más alejado de lo sobrenatural, pues para pasmo de muchos, no era más que la deseada verdad.
Aquellos jóvenes, que en ese momento se encontraban tomados de la mano, mientras que con la otra mano mantenían lejos del suelo a Tokomon y Nyaramon, parecían haber sido traídos del mismo cielo, el cual se habría conmovido por el pesar y deseo de todos y había acudido a ser el héroe del momento. Allegándose al corazón de los más afectados de una forma sin igual.
Al cabo de un segundo se vieron atrapados por muchos brazos que los tomaban sin reparar de la presencia de los pequeños Digimons en sus manos. Sin embargo, continuaron sosteniéndolos con cuidado, sin separarse siquiera, pues no planeaban hacerlo por más que les ordenaran que lo hagan. Demasiado tiempo habían estado esperando la oportunidad para tener una excusa de no tener miramientos ni oposición. Y ésta era una de renombre.
Epílogo
TK bostezó por tercera vez en el minuto transcurrido. Si bien, no era precisamente sueño lo que mantenía, aquella acción parecía obligarlo a volver a expulsar lágrimas.
Levemente se levantó, sintiendo por primera vez agradecimiento por los exagerados cuidados de su madre, quien en ese momento había salido del departamento en busca de farmacias que se encontraran de turno a esa hora precisa de la madrugada, pues por más que había conseguido lo suficiente, gracias a la bondad de Joe Kido, unos de los muchachos a quien más agradecimiento tenía por el cuidado de TK, había conseguido los medicamentos necesarios para mantener una buena rehabilitación en el muchacho. Mas había salido en busca de medicamentos que sabía funcionarían mejor que ningún otro. Con esa frase echada al viento partió del departamento dejando a TK recostado sobre su cama, dejándole como obligación no moverse de donde estaba. Lo cual, en ese momento, parecía convertirse en una acción de supremo énfasis, pues parecía querer romper ese mandato a como dé lugar.
Cuando creyó reconocer el sonido que provocaba el paso de los segundos en el reloj de la sala, pudo saber que había entrado en un estado de supremo aburrimiento. Giró su rostro hacia un costado de su cama, donde sonrió feliz de poder ver descansar a su héroe como lo merecía.
Tokomon yacía echado sobre una de sus almohadas como si tratara de ocupar el menor espacio posible.
Se levantó levemente, intentando no mover la cama con aquella acción. Y cuando ya se vio fuera de ella, cubrió al pequeño Digimon con sus cobijas, dejando solamente que su rostro no sea cubierto.
Se dirigió a la sala, tomando antes de su armario el abrigo Montgomery que su padre le había regalado, quien según recordaba dijo que luego que pudiera dar aviso a su trabajo iría inmediatamente a visitarlo, y saber de él. "Del mismo modo que Matt", pensó cuestionado por sus propios pensamientos. "Par de mentirosos", sentenció divertido al saber de lo que podrían y lo que no podrían hacer aquel dúo.
Se dirigió hacia la sala, sintiendo como la calefacción del lugar lo confortaba con cada respiro. Y mientras intentaba recostarse en uno de los sillones, con el mayor cuidado posible, por su pie vendado, comenzó tibiamente a recordar todo lo ocurrido horas atrás. Desde lo difícil de soltar la mano de Kari, hasta los llantos de alegría por parte de sus padres, de sus amigos, hasta de los más estoicos calificaba él, había visto drenar lágrimas por sus rostros al verlos nuevamente sanos y salvos a los dos.
Cuando dejo de ser presa de los cuidados de sus padres, los cuales se peleaban por verificar de su estado, pudo escuchar grandes exclamaciones y festejos por parte de los Digimons alabándolo y dándole alegrías por su acto heroico, por su acción benevolente, por aquel calificado inevitable rescate. Sin embargo, sonrió por obligación, dado que no estaba del todo a gusto que a él lo separaran de Kari. Sin embargo, reconoció que sus padres debían de saber por sí mismos que había logrado lo que les prometió, y como si se hubieran leído sus pensamientos, ambos, Yuuko y Susumu Kamiya, dirigieron sus cristalizadas miradas hacia el muchacho, quien reparó de aquello de una forma sorprendida, lo cual enterneció el corazón de Kari, y la obligó a sonreír por más que intentara ocultar aquella sonrisa rebelde.
Se vio preso, en ese momento por un abrazo que fue constituido por los padres de Kari, que para cerrar la escena le agradecieron de una manera que provocaron que derramara pequeñas pero perdurables lágrimas, siendo presa de la emoción que partía por las palabras de aquellos felices padres. Bien se hubo librado de los brazos de esos temblorosos brazos, unos más fuertes lo atraparon por su costado izquierdo, y al verse su rostro tapado por la rebelde cabellera castaña, no tuvo dudas al entender que Tai no deseaba mentirle en cuanto a su estado de ánimo.
Le había dejado en claro cuando lo observó a los ojos y le dijo de la manera más sincera que conocía que estaba en supremo estado de agradecimiento hacia él. Y para lo que deseara, podía contar con él.
Viéndose libre nuevamente, se reconoció el objetivo de miradas de todas las personas, que maravilladas lo observaban sin poder creer aun lo que acababa de suceder. "No había planeado eso…", pensó mientras tomaba su nuca y recordaba aquel estado de nerviosismo al verse razón de mirada.
No obstante, aquello se alejó de su mente al recordar lo que había sucedido después.
Kari se había acercado a él, sin importarle el que los demás la observaran e hicieran lo mismo con él, animándolo de ese modo a que comparta sus prioridades, pues no quería ser vituperada por más que las miradas de muchos la acosaran y la obligaran a ponerla nerviosa.
Nadie atinó a separarlos cuando Kari lo estrechó hacia ella. Por más que no todos se encontraran de acuerdo en que tuvieran tanta cercanía con aquel "abrazo", no quisieron negarle el demostrarse afecto de una manera que no fuera tan peligrosa, como la que había optado TK horas atrás.
Aquello rondó su cabeza de forma divertida y lo obligó a sonreír llevado por los recuerdos, y las cálidas palabras que Kari había susurrado en su oído para que nadie más pudiera oírla.
"Sé que no era necesario que sucediera todo esto para que al fin me demostraras todo lo que sientes… No estoy segura si es la fiebre, o que todavía no caigo a la realidad… pero no me arrepiento de lo que sucedió". En ese momento ambos se separaron para observarse lentamente, allí Kari agregó mientras le mostraba un sobre que tenía en sus manos: "Esto tiene preguntas que pienso responder lo más rápido posible. Espero que no te moleste, pero algo que no soporto son los malentendidos…".
Aquello en un principio le había parecido trivial, pero no podía decir que no estaba de acuerdo, pues en cuanto la escuchó creyó haber oído sus propias palabras partir de labios que no eran los suyos. Había estado de acuerdo con Kari nuevamente, y para razón de su sonrisa era algo que los involucraba a ambos.
El timbre en la sala lo obligó a salir de sus recuerdos y a pensar ahora quién tocaba la puerta. No podría ser su madre, siendo que había partido cercano hace tres minutos, por lo que su esperanza nació al creer que su padre y su hermano cumplirían su palabra. Por lo que se dirigió hacia la puerta con cuidado, debido a su pie vendado, de seguro aquello enfadaría a su madre. Por lo que le quedó claro que no se trataba de ella.
Tuvo que contener la respiración al ver que no se trataba de quien esperaba, pues una nueva sorpresa parecía estar pintada en la puerta de su hogar. Mas Kari no estaba sola, pues Tai la acompañaba en uno de los costados del umbral con un rostro que no demostraba estar a gusto en aquel lugar.
— Kari… ¿Qué estás haciendo aquí? Te encuentras enferma — No es que sonara a recriminación, ni siquiera que no se encontraba feliz de verla nuevamente, pero no podía pensar en que había salido de su hogar en un estado tan frágil como el que tenía en aquel momento.
— Te dije que pensaría lo mismo que yo — Escuchó decir a Tai, entonces entendió que se refería a él —. Volvamos a casa antes de que empeores, se lo puedes… — Entonces notó que la mirada de Kari obligó al mayor a callar sus palabras resoplando. Mas la muchacha no dijo nada, simplemente se quedó observando a su hermano, lo cual fue razón de incomprensión para el muchacho. Cuando Tai se dignó de bajar la cabeza, se vio preso de la mirada de su hermana, por lo que resopló antes de comenzar a decir las palabras que su Kari le había obligado a memorizar — TK… — Y se sintió ridículo al pensar en lo que estaba haciendo, y más aún al ver la mirada del muchacho caer en su persona al decir su nombre — Mejor cambiemos un poco la oración — Mas la desaprobación de Kari se dio a ver en su mueca de disgusto —. Solo parafrasearé un poco… — Rogó de manera altanera, no pensaba hacerse pasar por su hermana, menos en una situación como esa — TK, debido a que Kari quedó con una grave afonía, no puede hablarte, pero me obligó… — Enmudeció al ver el rostro de su hermana — me pidió que te dijera la razón por la cual no te hablará — Y dicho esto el muchacho se quedó observando a TK, quien parecía algo consternado por la actitud de Tai. ¿Acaso le estaba ayudando a su hermana a que pasara tiempo con él?
Pasaron los segundos, y Tai no parecía percibir la mirada de incomodidad de Kari.
— Esto lo agrego yo… — Nuevamente habló — No te pases de listo, o desearas no haber salido del Mar Obscuro — Y el golpe que le propinó Kari obligó al muchacho a apartarse del lugar rezongando y repitiendo las mismas palabras cada vez más fuertes en cuanto comenzaba apartarse y a descender por el elevador.
TK observó a Kari, un tanto incómodo pero divertido por el actuar de Tai, siempre tan propio, nunca saliendo de su papel. Entonces notó que, mientras Kari lo observaba le tendía una nota para que pudiera leerla, donde entendió sin preocupaciones un "Lamento eso".
No pudo más que esbozar una sonrisa ante ello, pues era digno de felicidad tanto esmero en la muchacha. Pues notó que en la otra mano que la joven tenía desocupada habían muchas notas más.
"No está sucediendo como lo planeé muchas veces en mis sueños".
"Pero me agrada la idea de que sea de esta forma".
"TK, si tú fuiste quien escribió ese hermoso poema tienes mi admiración".
"No sabía que tenías la capacidad de hacer ese tipo de cosas".
"Realmente me dejaste emocionada al saber de eso".
Al leer eso último se sintió sonrojar y variar un poco su mirada, mientras sonreía por impulso. Entonces vio que Kari hacía lo mismo, mas lo instaba a seguir leyendo sus notas mientras las levantaba para que pudiera verlas.
"Para apoyar eso último, puedo decirte que no he podido dormir en la noche preparando esto".
Allí TK frunció el entrecejo, no le agradaba aquel hecho. Sin embargo, lo siguiente lo hizo sonreír nuevamente.
"Pero antes de que comiences con tu síndrome de 'Súper-Cuidador-Tai'…"
"Quiero que sepas que quiero ser lo más específica posible".
Allí las notas acabaron, y pudo notar que la sonrisa ya no se hallaba en el rostro de Kari, había desaparecido. En la muchacha solo advertía seguridad.
De una manera que no fue desapercibida para TK Kari comenzó a sacar algo de un bolso que TK antes no había notado. No obstante, grande fue su sorpresa al hallar en las manos de la muchacha un sobre muy parecido al que guardaba el poema para Kari. Y al ver su nombre en el centro del mismo pudo verificar cierto eco.
— No tengo tu mismo talento, TK — Sin duda, la afonía parecía haber empeorado —. Pero, sinceramente esto lo hice con mucho esfuerzo… No tengo la capacidad que tienes tú para expresarte, pero esto es lo que pude reconocer en mi corazón — Ante tanta sorpresa, el mencionado no hacía más que sorprenderse con cada acción.
— Kari… — Y como si aquello accionara algo, la muchacha lo depositó en las manos del rubio, quien observó el papel unos segundos, reparando en él el nombre el origen y el objetivo de la carta.
— Espero que te guste… — Nuevamente habló la muchacha, como si no le importara que la afonía que atrofiaba su voz provocara cierto desconcierto en que se entendieran todas sus palabras — Porque también me he enamorado de tu carta — Aquello pareció ser autor de sonrojo en ambos, pues estaban como si hubiesen estado corriendo largas horas en un lugar cerrado.
Queriendo escapar del nerviosismo que adquiría al recibir la cálida mirada de Kari, desvió su mirar hacia el papel. Y como si aquello fuera un interruptor, la muchacha comenzó a moverse y a dirigirse lentamente hacia el elevador, lo cual alarmó al muchacho, quien sin importarle su dificultad para moverse, caminó hacia la joven y la guio hacia el elevador, sintiendo como lo desaprobaba divertida con gestos faciales. Ya dejándola dentro del elevador, TK pudo ver que debajo de todos los pisos, en el estacionamiento se hallaba el automóvil de la familia Kamiya, por lo que logró tranquilizarse al ver a los padres de la muchacha allí. Pero Kari lo sacó nuevamente de sus pensamientos al hablarle.
— Todas las preguntas tienen respuestas, ¿no? — Aquello pareció más una afirmación que una pregunta. A lo que TK se dignó a asentir —. Pues a mí no me basta… Yo prefiero pregunta, respuesta, afirmación y acotación — Sin entender a dónde quería llegar asintió demostrando su desconcierto facialmente —. Me refiero a esto — Dijo la muchacha señalando la carta que el joven tenía en sus manos.
— Entiendo — Acotó pensativo.
— Eso espero, TK — Dicho lo último, sintiendo como su garganta ardía por el sobreesfuerzo, el elevador se cerró y comenzó a descender levemente, quitando a la joven Kamiya de la presencia del rubio por el momento.
TK, no cayendo a la realidad aún, y siendo preso constante por la fuerza renombrada en esta historia como Curiosidad, abrió el sobre con una mezcla de velocidad con delicadeza que parecía incierta. Ya habiendo abierto el sobre y tomado la perfumada carta que Kari le había dejado, comenzó por leer lo que tanto esmero había calificado su amiga. Mas se detuvo al leer una palabra que estaba escrita con una escritura que no era japonesa, del mismo modo que él lo había hecho. En ese momento se sintió partícipe del verdadero inevitable rescate, pues al verse reflejado como veracidad la correspondencia del uno por el otro, el silencio no podía ser más aguantado, alguno de los dos tendría que abrirse y demostrar lo que guardaba por largos tiempos. Para algunos: dudoso, pero para otros: más que claro.
Gracias a aquel inevitable rescate, que tuvo como protagonista a Kari, TK se sintió más que reconfortado por la seguridad, y se vio obligado a correr a elevador para detener a la muchacha lo antes posible y así darle la respuesta a su pregunta, la afirmación que requería y la acotación que necesitaba. Pues gracias a las reflexiones de la muchacha, o como estaba escrito en la carta: "Reflections", TK encontró la fuerza suficiente para detenerla antes de que entrara al auto, sin importarle la incomprensible mirada del resto de los Kamiya. Y allí. En la blanca alba de aquel domingo catorce de enero de dos mil cuatro, selló lo que ambos desearon con un tierno, inexperto pero poderoso beso.
FIN
Notas del autor: Solo quiero dejar algo en claro: gracias a todos ustedes esta historia ha tenido un capítulo II y un final. Si bien, tengo a mis lectores favoritos entre otros, todos son importantes al haberme dejado sus opiniones por medio de reviews. Pero aun así quiero resaltar a quienes más esfuerzos tuvieron en dejarme sus opiniones, las cuales me sirvieron de formas que tal vez les sorprenda.
Gracias a gummybear, quien fue el primero en comentar y creo que estuvo presente en casi todos los recuentos de reviews para capítulos.
Gracias a Alejhandora, quien me siguió de una manera que me alegraba bastante, en especial sus comentarios, pues lograba ver alegría en ella al leer los capítulos por más que no todos llevaban ese sentimiento.
Gracias a Sole713, quien me dio sus opiniones sin tener miedo, lo cual le estaré agradecido, siendo que por ello pude arreglar cosas que en un principio terminarían siendo ridículas.
Gracias a LigthningDestroyer, quien no siendo el más elocuente me dio sus sinceros deseos en cuanto a mi historia.
Gracias a KonanAngel13, de quien no sé mucho, pues pareció desaparecer entre los últimos capítulos. Sin embargo le estaré agradecido mucho tiempo por sus alentadoras e inspiradoras palabras.
Y por último, me gustaría dejarle mi gratitud a HikariCaelum por haberme dado permiso de publicar esta historia, siendo que en un principio podría haberse tratado de un plagio, por lo que tuve que cambiarla drásticamente. Pero gracias a ella, este largo texto salió a la luz. Muchísimas gracias.
Bien, esto fue todo. Me cuesta mucho decirlo, porque ya le tomé cariño a la historia. Sin embargo, sabía que el final llegaría de algún modo.
Espero que haya sido de su disfrute y agrado, a mí me encantó escribir, publicar, leer y responder sus comentarios. Fueron razón de alegría.
Espero leerlos nuevamente en mis futuras historias o en las suyas.
Saludos, y nos vemos.
¡Adios!