Disclaimer: Dragon Ball Z No me pertenece. Todos los derechos están reservados por Akira Toriyama.

ACLARACIÓN: Esta historia no pretende seguir el orden cronológico de DBZ.


EL OTRO HIJO

Capítulo 1: La llegada de Tarlus.

Las gotas de su sudor caían salpicando el piso de la cámara de gravedad mientras hacía abdominales. Vegeta se había levantado temprano como acostumbraba y ya llevaba un par de horas entrenando arduamente con el único objetivo que tenía desde hacía varios años: Ser el más poderoso.

Bulma por su parte, se encontraba en su laboratorio reparando algunas piezas de viejos robots que tenía pendiente desde varios días.

La vida de esa extraña pareja parecía ir tranquila y normal. Si bien era cierto que Vegeta seguía siendo un tanto orgulloso, los años lo habían hecho suavizarse un poco con su esposa y Bulma aún con todo y su terrible carácter ya había aprendido a acoplarse con él; el lazo de amor que unía a ambos era un poco difícil de distinguir, sin embargo con el tiempo se había hecho muy estrecho, los dos se complementaban por lo cual la convivencia entre ellos se había vuelto buena.

Trunks quién observaba trabajar a su abuelo en otro de los laboratorios de la casa, había crecido bastante, ya tenía 13 años. El joven llevaba una relación muy buena con su mamá y con su padre con el que solía entrenar por las tardes, pues Trunks estaba resuelto a ser igual de fuerte que su padre quién era su ejemplo a seguir.

Cada uno de los integrantes de esa peculiar familia estaba inmiscuido en sus asuntos cuando de pronto un estruendo rasgó el cielo y un estallido irrumpió la tranquilidad de Capsule Corp acompañado de una fuerte sacudida.

— ¡Que demo… ! —exclamó Vegeta dentro de la cámara de gravedad.

Cuando el estremecimiento paró, el príncipe Saiyajin salió de prisa hacia el patio para descubrir que Bulma y Trunks ya se encontraban en el lugar.

Había humo mezclado con polvo en el ambiente que pronto se disiparon revelando enseguida una nave circular, extrañamente parecida a las que utilizaban los saiyajines para trasladarse de un planeta a otro.

— ¿Qué es esto? —le preguntó Bulma a Vegeta.

Vegeta no contestó, simplemente se limitó a observar la situación, estudiando la nave tratando de anticiparse a los hechos. De repente la puerta de aquella nave circular se abrió…

De ella salió un joven de altura media que vestía las ropas de los saiyajines justo como las de Vegeta; guantes, mono azul que cubría desde su cuello hasta los pies, botas blancas y peto blanco con hombreras amarillas, cuando se acercó a ellos descubrieron que tenia un parecido físico considerable con Vegeta.

— ¡Padre! — exclamó aquel joven echándose a correr la distancia que había entre la nave y ellos.

Bulma ahogó un grito al escuchar al recién llegado y Trunks miró cómo aquel desconocido se lanzaba a abrazar a su padre.

— ¡Por fin! ¡Te he encontrado!

Nada mas sentir el contacto con ese sujeto desconocido Vegeta lo empujó mandándolo atropelladamente varios metros atrás.

— ¿Quién demonios eres y porqué me llamas así? —lanzó Vegeta con desprecio.

— L-Lo siento, tienes razón… mi madre me dijo que no sabias quién era yo pero ¡Tu eres mi padre! ¿Qué no me vez? Ella tenía razón ¡nos parecemos mucho!

Era verdad. Aquel joven era demasiado parecido a Vegeta que asustaba a Bulma quién permanecía en shock desde la llegada del susodicho.

— No sé de quién demonios hablas, pero sólo dices estupideces —bramó Vegeta. Aquel muchacho se parecía a él, era cierto pero, era una sandez lo que estaba diciendo… él nunca había tenido hijos con nadie más que Bulma, aunque por otro lado estaba la etapa de su vida –de la que no se sentía muy orgulloso- donde se dedicó a acostarse con varias mujeres, después de todo el había sido un príncipe y muchas lo deseaban.

— Mi nombre es Tarlus.

— ¿Tarlus? —preguntó Trunks incrédulo, el nombre sonaba tonto y gracioso a la vez.

— Así es… mi madre llamada Vania fue sobreviviente a la explosión del planeta Vegita, emigró conmigo en su vientre a otro planeta en donde nací y he crecido hasta ahora escuchando historias sobre mi padre— Tarlus miró a Vegeta y sonrió.

— ¿C-Cuántos años tienes? —preguntó Bulma lo que hizo que su esposo e hijo voltearan a verla extrañados.

— Veintidós.

— Quizás no te acuerdas de él Vegeta porque cuando lo tuviste aún eras joven —pronunció calmadamente la científica, incluso sonrió.

— I-Iré a p-prepararle una habitación a Tarlus en lo que este asunto se a-aclara… me imagino que tienen mucho de que hablar —Bulma dio media vuelta y comenzó a caminar hacia dentro de la casa. Vegeta la miró sabiendo que algo no estaba bien con ella porque casi de inmediato se echó a correr.

— ¿Qué significa esto papá? —preguntó Trunks mirando con indignación a Tarlus—. ¿De verdad es tu hijo?

— Trunks ve con tu madre —ordenó Vegeta con semblante serio.

— Pero…

— Es una orden, vete —lanzó Vegeta, que obviamente tenia intenciones de quedarse a solas con Tarlus. Cuando Trunks ya había entrado a la casa Vegeta se dirigió al joven—. ¿Quién diablos eres? ¿Porqué has venido?

— Todo lo que he dicho es cierto, sé que es difícil de entender porque han pasado muchos años pero padre…

— ¡No me llames de esa forma! ¡Tú no eres nada mío!

— No estas seguro de eso, lo sé —dijo Tarlus y compuso una sonrisa maliciosa en su boca, justo como la de él—. Mi madre me contó que penosamente fui fruto de una noche furtiva en una fiesta en donde asististe con varios de tus amigos saiyajines, aunque ya he superado ese hecho. Supongo que tu no te has de acordar pero ella si y muy bien, de esa ocasión nací yo. Mi madre siempre me habló de ti, de lo orgulloso y déspota que podías llegar a ser pero a pesar de eso siempre quise conocerte.

— ¿Y como se supone que me encontraste?

— Vagué por muchos planetas por mucho tiempo buscando tu rastro, fue una coincidencia encontrarte haber aterrizado justo en tu casa, te vi y supe que eras tú… ¿Es que no vez que somos idénticos?

— ¡Cállate! Tú no eres nada mío así que ¡lárgate! Pierdes tu tiempo si crees que voy a recibirte con los brazos abiertos, te equivocas ese no es mi estilo.

Vegeta dio vuelta, entró a la casa seguido de Tarlus. Se dirigía hacia su habitación cuando Bulma apareció.

— Tarlus, te he preparado una habitación para el tiempo que vayas a pasar con nosotros —indicó Bulma de forma amable.

— Él no se va a quedar —intervino Vegeta molesto y se dirigió al muchacho que aún seguía su andar—. No sé que buscas o que esperas, pero no me interesa en lo más mínimo, así que desaparece cuanto antes.

— He venido porque quiero que regreses conmigo y mi madre… —Vegeta detuvo su andar al escuchar la voz de Tarlus—, ella está gravemente enferma y su único deseo antes de morir es darme una familia y eso sólo se hará realidad cuando tú estés con nosotros.

— Veo que aún no han terminado de… —Bulma no pudo decir nada más y se fue de ahí de inmediato.

La peliazul había escuchado demasiado ya. Su corazón latía con violencia y un nudo atosigaba su garganta. Vegeta tenía un hijo con otra mujer, un hijo mucho más grande que Trunks… otro hijo. No pudo más por lo que había salido corriendo nuevamente, al llegar a su cuarto se tumbó en la cama y lloró inconsolable liberando todo el dolor que sentía.

Su esposo, su compañero, aquel a quien pensó conocer perfectamente y quien se suponía la amaba tenía un hijo con otra mujer. No podía culparlo por no saberlo, porque ella conocía la etapa de la vida en que Vegeta se dedicó a parrandear entre planetas y castillos. La científica se imaginaba que seguramente en una de esas ocasiones había tenido un encuentro con aquella mujer que no la conocía pero que odiaba intensamente.

Hizo cálculos mentales de acuerdo a la edad que Tarlus había dicho tener y todo indicaba que Vegeta lo había engendrado a los 25 años.

— ¿Porqué Vegeta? —dijo Bulma en voz alta sollozando—. ¿Porqué…?

No era culpa de él, o quizás si pero al desconocerlo el propio Vegeta ella no podía reclamárselo, sin embargo eso no estaba cerca de aliviar a su corazón, que en esos momentos estaba destrozado.

Tarlus quería llevar a Vegeta con su madre enferma ¿quién era ella para impedirlo? ¿quién era ella sino más que la segunda? No podía ser tan cruel como para negarle a aquel muchacho la alegría de tener una familia, pero ¿qué pasaría con Trunks? Él también era hijo de Vegeta y tenía todo el derecho de estar con su padre. Por la cabeza se le pasó algo peor ¿y si Vegeta tenía más hijos en otros planetas? No iba a poder soportarlo, porque apenas podía con el dolor que en esos momentos sentía.

Bulma se ahogó en un llanto desgarrador, mientras su hijo Trunks escuchaba impotente los sollozos de su madre detrás de la puerta.

Esto tiene que ser una broma de mal gusto —pensó el príncipe de los saiyajines. No recordaba a ninguna mujer que hubiera conocido llamada Vania y no era como que debía hacerlo. Durante un periodo de su juventud de entre los 20 y 25 se hizo valer de su rango de príncipe para su beneficio; comenzó a disfrutar de los placeres como el poder, dinero, mujeres y destruir planetas. No podía negar que se había metido con algunas cuantas mujeres, pero la lista no era larga según recordaba. En su planeta eso era normal, ya que siendo los saiyajines una raza guerrera las mujeres sólo eran usadas como placer y para criar, sin embargo él lo único que había buscado era eso, el placer carnal no más, sin embargo ahora… con Bulma todo había sido diferente.

De pronto se acordó de la reacción de Bulma al ver a Tarlus y decidió ir a hablar con ella. La conocía y la probabilidad de que comenzara a pensar tonterías era demasiado alta.

Al llegar a la habitación de ambos giró la perilla y encontró un panorama poco alentador: Ella se encontraba revolviendo entre los cajones de la cómoda, los surcos en las mejillas de su mujer revelaban que había estado llorando por largo tiempo. Cuando ella se dio cuenta de la presencia de Vegeta, prosiguió con su labor sin prestarle atención.

— ¿Qué haces? —preguntó él incómodo por la situación.

— Estoy buscando unas sábanas y una almohada.

— ¿Para qué?

— Porque hoy voy a dormir en alguno de los cuartos desocupados y como tengo algo de trabajo prefiero preparar la habitación de una vez.

— ¿Qué? —bramó Vegeta indignado—. ¿Todo esto es por ese mocoso?

Bulma giró la cabeza suavemente hacia Vegeta mirándolo a los ojos. Vegeta se sobresaltó, la mirada de Bulma era diferente a la de siempre esta vez reflejaba tristeza pura.

— Vegeta… él es tu hijo.

— ¿Tú también dices esas estupideces? —bramó él.

— No son estupideces, que tu no lo hayas sabido por años es diferente —Bulma se puso de pie con las mantas y la almohada en mano—. Sé que esto no es tú culpa pero, no puedo —los azules ojos de Bulma comenzaron a aguarse—, esto me duele mucho, no sé que pensar. Yo no soy quién para negarle a su padre a aquel muchacho que ha recorrido planetas buscándote, y… —no pudo contenerse más y las lágrimas se apoderaron de sus ojos y mejillas—. No puedo mirarte Vegeta, perdóname no se que hacer.

— Estas pensando cosas que no tienen nada que ver —intervino Vegeta cruzándose de brazos.

— Si, quizás tengas razón, quizás exagero las cosas pero ahora todo ha cambiado.

— ¿De que hablas? ¿Porqué tiene que cambiar? —dijo Vegeta molesto por como estaba tomando las cosas aquella mujer.

— Porque debes decidir que harás, las cosas no pueden seguir así y él no puede quedarse aquí, su madre lo necesita y te necesitan a ti también.

— ¿Estas pidiéndome que me vaya?

— Eso te toca decidirlo a ti, no te estoy pidiendo nada más que tomes una decisión —Bulma se limpió las lágrimas y dio media vuelta para salir de la habitación—. Estaré en mi laboratorio trabajando —eso significaba que no quería que él la molestara—, y dormiré en uno de los cuartos desocupados por la noche.

Vegeta hundió un puño en la pared en el momento en que Bulma cerró la puerta del cuarto, logrando hacerle algo de daño a la estructura de concreto. No estaba entendiendo nada de lo que pasaba y no le gustaba la situación; aquel joven había llegado a destrozar la paz que por fin había alcanzado en su vida después de tanto tiempo. Vegeta estaba molesto por la reacción de Bulma sin embargo al recordar los ojos llenos de tristeza una punzada en su corazón lo recriminaba.

El príncipe saiyajin decidió reanudar su entrenamiento sin embargo el día no fue bueno; se había topado con Bulma un par de veces en la casa y ésta al verlo se echaba a llorar. Vio a Tarlus también que vagaba por la corporación observando todo. Ese muchacho aun intentaba hablar con él pero Vegeta se reusaba a escucharlo.

Llegada la noche Vegeta regresó a su habitación descubriendo efectivamente que Bulma no se encontraba ahí.

— Mujer necia… —susurró sentándose en su cama disponiéndose a cambiar, pero antes de poder hacerlo alguien llamó a la puerta. El corazón de Vegeta latió de prisa y ensanchó una gran sonrisa. Debía ser Bulma que regresaba arrepentida por haberse ido, pero aquel pensamiento salió de su mente casi de inmediato al escuchar la voz de su hijo.

— ¿Papá? —preguntó Trunks del otro lado de la puerta.

— ¿Qué es lo que quieres?

Trunks no esperó instrucciones por parte de su padre y entró a la habitación. Vegeta enseguida notó la mirada de reproche que contenía su adolescente hijo y volvió a sentirse molesto ¿es que nadie de esa casa entendía?

— ¿Has hablado con mamá? —preguntó el recién llegado.

— ¿Y como se supone que voy a hablar con ella? Cada vez que me ve se echa a llorar —contestó Vegeta quitándose las botas y los guantes.

— Se la ha pasado llorando todo el día… no ha ido a comer ni a cenar y ha estado encerrada en su laboratorio, llamé unas cuantas veces pero no me dejó pasar —expresó con preocupación Trunks.

— Esa maldita mujer está exagerando todo, ella misma lo sabe.

— Deberías entenderla —reprochó Trunks con esa mirada seria que había heredado de él.

— ¿Qué dices? ¿Qué la entienda?

— Si, deberías entenderla. Creo que siente que has traicionado su confianza aunque tú no hayas sabido nada desde un principio.

— ¿Entonces? Si no es mi culpa ¿cómo demonios se supone que la traicioné?.

Ese argumento, el que habían utilizado madre e hijo era tonto. El desconocía tener otro hijo, por lo tanto era imposible que hubiera traicionado a Bulma y más cuando Tarlus era más grande que Trunks, por lo tanto el daño no había sido hecho mientras estuvo con Bulma.

— Es complicado que lo entiendas —respondió Trunks quién también sabía que podía parecer una tontería la reacción de su mamá pero al ver que Vegeta seguía molesto decidió explicarle—. Papá ¿te has puesto a pensar cómo te sentirías tú si de la nada apareciera alguien que dice ser hijo de mi madre y que no es hijo tuyo? ¿Qué pensarías si mi madre hubiera tenido hijos con alguien más que no fueras tú? Tú no dirías lo que sientes como ella lo hace llorando pero definitivamente te afectaría… ¿Qué pasaría si hubiera tenido un hijo con Yamcha? —Trunks sabía que eso había sido un golpe bajo. Al mencionar al antiguo novio de su madre había tocado un punto sensible del orgullo de su padre y estaba consiente que no debía meter a Yamcha en ese asunto pero de alguna forma necesitaba hacer entender a su papá la situación.

Vegeta no contestó, parecía que en su interior una lucha campal se estaba llevando a cabo imaginando la situación desde el punto de Bulma.

— Yo tampoco sé que está pasando, no que pensar o sentir —confesó su hijo—. No sé si de verdad el sea mi medio… —Trunks se detuvo y sacudió su cabeza en señal de negativa, no pudo terminar la conversación pues el también se sentía mal con la situación, por lo que salió del cuarto de sus padres a paso apresurado sin darle las buenas noches a su padre.

Trunks había tenido algo de razón en sus palabras, Vegeta debía admitirlo aunque no le gustara. Sin embargo su hijo había pronunciado el nombre que menos deseaba oír y ese era del estúpido ex novio de Bulma… a esas alturas y aunque lo consideraba un insecto bueno para nada, sentía aberración al pensar en él. Algo era cierto de lo que su hijo le había comentado, él no hubiera podido perdonar a Bulma y probablemente al ver su ego herido se terminaría yendo para no volver nunca. Porque esa mujer estaba destinada a ser sólo de él, para él, si resultaba que alguien más había engendrado con ella entonces él no querría volver a verla. Fue entonces cuando, después de llegar a esa conclusión Vegeta entendió un poco la reacción de su mujer y dejó de culparla, aunque aún se sentía molesto.

Vegeta se colocó un pants que utilizaba como pijama y se acostó en la cómoda cama determinado a dormir para dejar atrás ese mal día. Cerró los ojos intentando dormir pero no podía. Dio vueltas y cambió de posición muchas veces antes de darse cuenta que sería en vano. Había mucha tensión en el ambiente de su casa y eso lo tenía intranquilo.

Lanzó un suspiro. Le costaba admitirlo pero extrañaba sentir la presencia de Bulma a su lado compartiendo aquel lecho… extrañaba su frágil y delgado cuerpo que lo abrazaba al dormir, extrañaba oír sus pausadas respiraciones que lo hacían sentir seguro y confortable desde hacía mucho tiempo.

Fue un golpe grande para el orgullo de Vegeta descubrir que en aquella noche lo que más deseaba era tener a Bulma a su lado durmiendo con él.


Notas de la Autora: :D atacando de nuevo... algo de inspiración se me pegó; ya venía barajando esto desde un tiempito atrás pero no tuve el tiempo y no me maten antes de tiempo el Fic "un tiempo en el presente" ya tiene final sólo estoy esperando que pasen los días para subirlo. También les pido que no odien a Bulma, sé que su reacción no es muy lógica? (bueno para mi lo es, creo que reaccionaría algo similar). No tengo la menor idea de cuantos capítulos vayan a ser ni nada por el estilo :P ya saben que no me gusta hacer historias de muchos capítulos, pero bueno ya veremos como va esto... moajajajajaja! De ante mano les agradezco que me lean y dejen reviews (sé que no soy muy buena contestándoles pero ahora lo haré lo antes posible también me gustaría intercambiar palabras con ustedes).

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Princesa Saiyajin presentó.

Ángeles fuimos y desde el cielo semillas dimos de amor

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