Los personajes de Katekyo hitman reborn le pertenecen a la maestra Amano Akira, yo soy solo una simple mortal que no tiene derecho sobre nada excepto la trama de este fanfiction.


- Solo váyanse ya antes de que en verdad llame a mamma. – empujaba Tsuna a Xanxus dentro de un Cadillac clásico color negro con detalles cromados. Squalo iba de conductor y Tsuna empujaba a su tío en los asientos traseros, o mejor dicho, intentaba empujar.

Faltaba poco para terminar el festival, solo debían recoger la basura y los pequeños serian libres de irse a casa, y luego del día que Tsuna y sus amigos habían tenido gracias al tío Xanxus, Tsuna no quería otra cosa que deshacerse del mayor y volver a casa a dormir.

- No me amenaces, pequeña basura. – arremetió Xanxus – Me iré cuando quiera irme, además, tengo unos negocios que atender antes de volver a Italia, así que deja de chingar. –

- Eso a mí ni me va ni me viene, ¡solo váyanse! – seguía forcejeando Tsuna contra su tío.

Reborn, Colonello, Kyoya y Chrome observaban el forcejeo entre los familiares.

- Son igual de necios, kora. – comento Colonello.

- Vrooooooi! Deja de jugar jefe de mierda! Tenemos trabajo que hacer! – rugió Squalo desde el asiento del conductor.

- Tch, ya que. – acepto Xanxus de mala gana y dejo de forcejear con Tsuna, pero como el castaño que ponía todo su peso en intentar mover al mayor perdió el equilibrio cuando su tío se movió y cayó sentado en la acera.

- Tío Xanxus! Mou! – exclamo indignado Tsuna.

Pero el mayor ni caso le hizo y se metió al Cadillac, hizo un ademan de despedida y el coche arranco, dejando a un enfurruñado Tsuna sacudiéndose su uniforme de deportes.

- Tu tío es todo un personaje. – señalo Reborn mientras se cruzaba de brazos y observaba el Cadillac alejarse.

- Uno muy molesto, me atrevo a agregar. – añadió Tsuna al concepto de su amigo.

El grupo de amigos se dio la vuelta y comenzaron a caminar en dirección de la escuela, debían ayudar a limpiar, sin embargo…

IIIIIIIIIHHHHHHHHHHHHHC!

Un convertible rojo derrapo a alta velocidad cortándole el camino al castaño.

Tsuna salto hacia atrás esquivando el golpe con agilidad, Reborn y Kyoya saltaron hacia adelante evitando el mortal golpe, Colonello y Chrome iban más adelante y se libraron del golpe por distancia, pero corrieron a auxiliar a sus amigos con rapidez.

Una de las puertas traseras se abrió y salio un hombre atibado de negro hasta el rostro, su objetivo claro cuando levanto a Tsuna en brazos.

- Suéltalo! – ladro Reborn mientras se ponía en pie de un salto lo mismo que Kyoya.

Pero el hombre que iba al volante fue más rápido, abrió la puerta y roció al diablillo y al canarito con gas pimienta, Reborn y Kyoya cayeron tosiendo fuertemente y los ojos enrojecidos.

- Bájame! – bramaba Tsuna en los brazos del hombre y el mayor, para callar al angelito, le coloco un trapo bañado en cloroformo en la boca, el castaño cayo dormido de inmediato.

- Tsuna! – llamo Colonello que había saltado por el capo del coche y ahora intentaba atacar el captor de su amigo.

Pero el rubio fue detenido por el que estaba sentado como copiloto, pues abrió la puerta cortando de golpe el camino del rubio y dejándolo KO.

- No! – chillo Chrome, que había logrado escabullirse hasta el captor y antes de que el hombre entrara al deportivo con un inconsciente Tsuna la pequeña del parche jalaba con fuerza del pantalón del captor intentando detenerlo.

El mayor, irritado por la niña, cargo a Tsuna con solo un brazo y con el otro le dio un manotazo a Chrome, el golpe fue fuerte e hizo que la niña saliera volando medio metro.

- Kya! – exclamo Chrome cuando la mano del mayor impacto contra su cuerpecito.

El convertible rojo arranco a gran velocidad perdiéndose cuando derrapo en una esquina.

- Maldición! – grito Reborn mientras golpeaba el suelo con su puño.


Ieyasu sintió un escalofrió recorrer su espalda, lo que ocasiono que el rubio bajara de golpe los papeles que checaba y se enderezara de sorpresa en su asiento.

- ¿Ocurre algo malo? – cuestiono preocupada Luce, que fue quien le llevo los papeles al rubio y ahora esperaba la firma de aprobación.

Ieyasu se recargo pensativo en su silla, luego se estiro para tomar el teléfono de su escritorio y comenzó a oprimir números.

- ¿A quién llamas? – interrogo curiosa Luce.

La Kurogane jamás había visto al rubio actuar de una manera tan enigmática y eso despertaba lo más intensa de las curiosidades en su ser.

- A mamma. – fue la única respuesta que obtuvo Luce.


- ¡¿Ahora que hacemos, kora?! – exclamo Colonello al borde de la histeria.

Kyoya y Reborn estaban cabizbajos, sus cabellos ocultaban sus ojos llenos de impotencia y rabia, los puños de ambos niños estaban apretados fuertemente.

- Cuando encuentre al responsable de esto, lo morderé hasta la muerte. – amenazo en un susurro, que parecía más un gruñido, Kyoya.

- ¿Y cómo exactamente encontraras a los bastardos? No es como si nos hubieran dejado su tarjeta de presentación. – comento Reborn con odio en su joven voz.

Chrome estaba sollozando acuclillada, ella no pudo hacer nada para ayudar a Tsuna, cuando medio abrió su único ojo visible para poder limpiarlo debidamente un brillo dorado reflejo con la luz del sol.

- ¿Qué es esto? – se cuestionó en voz suave y ronca por el llanto la niña.

Los otros niños le dieron toda su atención a la pequeña del parche.

- ¿Qué es que, kora? – cuestiono Colonello.

Chrome se estiro un poco y tomo entre sus manitas un pequeño broche de color dorado que tenía una insignia.

- Creo que es de quien se llevó al Boss, le jale la manga cuando me empujo, creo que se lo arranque sin darme cuenta. – relato en suave voz Chrome, las marcas de las lágrimas en sus mejillas aun frescas.

- Reconozco esa insignia. – señalo Reborn mientras tomaba entre sus propias manos el broche – Es del único clan yakuza de la ciudad. –

- Mejor que una tarjeta de presentación. – comento mordaz Kyoya.

Las sonrisas predadoras en los rostros de los cuatro niños prometían dolor, desesperación y más dolor a sus enemigos.


Tsuna había abierto sus bellos ojitos hacia cinco minutos y se encontró firmemente amarrado de pies a cuello, cuando alzo la vista para encarar a su captor sus ojos habían vuelto a tomar aquel misterioso, peligroso y atrayente brillo ambarino, su carita de querubín seria y sin expresión, pista de que estaba muy molesto.

- A mí no me mires con esos ojos, basura. – reprendió Xanxus a su sobrino.

- No tengo otros, tío Xanxus. – respondió con voz neutra y fría el menor.

Xanxus sonrio entretenido por la actitud de su sobrinito, siempre podía confiar en que el pequeño castaño lo entretendría.

- ¿Qué estas planeando ahora? – cuestiono con el mismo tono frio el menor mientras se removía e intentaba desamarrar las cuerdas que lo retenían, pero estas estaban demasiado ajustadas.

- No pienso dejar que cualquier alimaña se te acerque. Si no tiene calidad Varia no vale tu tiempo, así que preparamos una pequeña prueba para tus "amigos". – hablo Xanxus mientras el mismo se servía un vaso de wiski pues Squalo estaba al volante y los demás miembros del grupo estaban vigilando a las pequeñas basuras que se creían lo suficientemente buenos como para juntarse con Tsuna – La parte del secuestro fue fácil, solo tuvimos que encontrar el coche adecuado, es del mismo modelo y color que el jefe de un clan yakuza local, pusimos pistas falsas, si esas basuritas tienen la mitad de cerebro que tú crees que tienen no tardaran en dar con el lugar que supuestamente te tiene cautivo. – termino su explicación el mayor y le dio un solo trago a su wiski, acabándoselo de golpe.

- ¿Enviaste a esos cuatro a enfrentar un clan yakuza? – la voz de Tsuna tenía un toque de exasperación, pero seguía fría y controlada, sin embargo las venitas de ira no tardaron en aparecer en su adorable carita – ¿Te das cuenta de que has condenado a un puñado de inocentes a enfrentarse a la locura y al caos?– señalo Tsuna en tono cansado, las cuerdas que lo atrapaban yacían lánguidas en el suelo del coche – Squalo, por favor llévame a los cuarteles del clan Momokyokai. Es el único grupo yakuza que sigue en pie en la ciudad. – pidió con el mismo tono neutro el angelito, luego volvió a tomar asiento – No tienes ni idea del mal que has despertado. – reprendió Tsuna a su tío.

Squalo sonreía complacido desde el asiento del conductor mientras recordaba los primeros días del entrenamiento de Tsuna, aquellos días en los que el niño lloraba y se quejaba, la sonrisa del de larga y plateada melena se agrando cuando comparo al niño de antes y al de ahora.

Xanxus hacia lo mismo que Squalo, solo que su sonrisa era más discreta, sabía que el niño tenía potencial, un brillo orgulloso ilumino los rojizos ojos del azabache.

El coche siguió su camino hacia los cuarteles del clan Momokyokai.

Tsuna bajo del Cadillac de un salto y se adelantó a la entrada de los cuarteles generales del clan Momokyokai, Squalo había bajado del coche y prosiguió a abrirle la puerta a Xanxus, ambos mayores avanzaban detrás del angelito con calma.

Frente al portón del cuartel general de Momokyokai estaban Lussuria y Levi, cada uno a cada lado de la robusta puerta doble que estaba abierta de par en par.

- Ninguno de los dos me hable, estoy molesto con todos ustedes. – paso de largo Tsuna mientras se adentraba en el edificio, Xanxus y Squalo pasaron de largo sin siquiera dirigir una mirada a Luss y Levi, los últimos dos avanzaron detrás de los tres primeros.

La puerta de entrada al edificio estaba claramente abierta a golpes, Tsuna negó y suspiro cuando cruzo el umbral y entro al edificio.

El lobby estaba hecho trizas, había cinco hombres grandes inconscientes y escupiendo sangre.

Squalo alzo una ceja interesado ante el escenario que se le mostraba.

- No está mal. – hablo Xanxus con voz ligeramente aprobatoria.

Tsuna ignoro por completo la escena y lo dicho por su tío, sus ojos volvieron a ser de aquel dulce castaño desde hacía un rato y tenían brillo exasperado. El pequeño continuo avanzando y detuvo en la entrada de la que sería la sala de juntas de Momokyokai, ¿Qué por qué se detuvo y no continuo andando? Porque frente a él estaban sus cuatro amigos aterrorizando la dulce vida de los pobres hombres que su tío había usado como chivos expiatorios.

Reborn tenía a un hombre atrapado de la corbata y con cada golpe que daba directo a la nariz el diablillo usaba su agarre para volver a atraer el rostro de su víctima hacia él.

Kyoya estaba encima de otro sujeto y lo estaba bañando en golpes duros y certeros, las tonfas del niño caníbal ya estaban manchadas de sangre.

Colonello había encontrado las armas de fuego y estaba jugando ruleta rusa de un modo bastante peculiar. El rubio se había montado en una de esas sillas que dan vueltas, rodeándolo estaban seis hombres que estaban atados de pies a cabeza, todos golpeados y ensangrentados. Colonello daba vueltas y mientras daba vueltas le dada vueltas al barril de la pistola, cuando el barril de la pistola dejaba de girar también lo hacia Colonello y entonces disparaba, hasta ahora nadie había recibido la bala.

Chrome estaba en una esquina alejada, le daba la espalda a Tsuna desde esa posición, pero los tres hombres que estaban a merced de la niña estaban en posición fetal, meciéndose de adelante hacia atrás, palabras incoherentes salían en callados y angustiados susurros de sus labios, parecía que habían visto una especie de monstruo o fantasma.

Squalo silbó por lo bajo.

Xanxus dio un asentimiento en aprobación.

Pero Tsuna no estaba contento con nada de esto.

- Paren esta locura en este mismo instante! – ordeno con una voz bastante más profunda de lo usual el angelito.

Todos los niños pararon sus "actividades recreativas" al instante.

- Tsuna! – canto aliviado Colonello cuando vio que el angelito estaba sano y salvo.

- Carnívoro, la próxima vez que te dejes atrapar tan fácilmente, te morderé hasta matarte. – prometió Kyoya.

- Boss. – lloro Chrome, una lagrimita de felicidad saliendo de su único ojo visible.

Reborn se acercó en silencio y le dio un abrazo, estaba tan aliviado de ver a Tsuna sano y salvo… luego recordó su enojo y preocupación iniciales y le jalo los cachetes hasta donde pudieron estirarse.

- Donde vuelvas a preocuparme de esa forma… - amenazo el diablillo.

Tsuna intentaba quitarse a Reborn de encima y se quejaba de que le dolían los cachetes.

Fue ahí donde la mente maestra de aquella locura decidió hablar.

- Nada mal basuras. Pasaron la prueba. Pueden ser amigos de mi sobrino. – aprobó el tío Xanxus con su típico estoicismo.

- Todo esto fue un acto, Kora?! – exclamo indignado Colonello.

- No. Esta de verdad es la guarida de un clan yakuza, y los tipos a los que redujeron a un bulto sangrante eran yakuza de verdad. – respondió Lussuria.

- Resulta que estos sujetos nos deben dinero y se reusaron a pagarnos, así que decidimos utilizarlos como forma de cobro, sin embargo jamás creímos que serían derrotados por cuatro mocosos de primaria, supongo que de verdad no valía la pena mantenerlos como socios, esta es la prueba definitiva. – informo Squalo mientras le daba una patada final a uno de los pobres yakuza que aún estaba consciente.

Los cuatro niños de primaria se quedaron de hielo.

- ¿Son siempre así o solo cuando están aburridos, kora? – atino a preguntar Colonello a Tsuna.

Tsuna suspiro derrotado mientras se masajeaba las mejillas que Reborn había jalado a más no poder.

- Siempre. – respondió el castaño.

- Te compadezco, kora. – dijo el rubio y le dio una palmada de solidaridad en el hombro a Tsuna.

- Yo también. – lloro Tsuna.

- Querida, tienes que decirme. – se dirigió Lussuria a la pequeña Chrome - ¿Qué les hiciste a aquellos sujetos? – cuestiono con interés el mayor.

- Solo les conté los cuentos que mi hermano mayor le cuenta a mi hermano menor antes de dormir. – respondió como si nada la niña del parche.

Y entonces todos dejaron el destruido cuartel de Momokyokai.

La misteriosa desaparición de la única familia yakuza en Namimori fue tema de conversación durante semanas.


Los cinco chiquillos subieron al Cadillac negro y los llevaron a casa, al final en el auto solo quedaban los miembros de Varia, Tsuna y Reborn. Llegaron a la casa de Tsuna, Reborn se iba a quedar ahí hasta que llegara Luce junto con Ieyasu, Xanxus y sus esbirros se quedarían con ellos el resto de la tarde.

Al abrir la puerta Tsuna dio una inhalación sorprendida, y Xanxus se congelo en su sitio, de hecho, todos los Varia parecieron haberse petrificado de miedo, Reborn miro confundido e interesado.

En las escaleras frente a la puerta principal de la residencia Sawada, sentada como si no hubiera nada mal con el mundo, había una hermosa y adorable mujer, su cabello castaño, un tono más claro que el de Tsuna, lacio y corto hasta la altura de su barbilla, sus ojos grandes y brillantes, del mismo tono de su cabello, su sonrisa era como la de un hada, sincera y tranquilizante.

- Mamma! – grito Tsuna ahogándose en felicidad al tiempo que saltaba sobre la bella dama.

- Mi Tsu-kun! – respondió la mujer al tiempo que atrapaba a su hijo en el aire, dándole el más grande de los abrazos.

- ¿Q-que haces aquí? – cuestiono Xanxus con dificultad.

- Ieyasu-chan me llamo y me dijo que tenía un presentimiento. Luego yo llame a papá y me dijo que Tsu-kun le había llamado, le pregunte porque y me dijo que te habías venido a Japón sin decirle a nadie. – se explicó la dama – Te has portado mal, hermanito. – recuerdan lo de la sonrisa de hada, olvídenla, ahora la sonrisa que decoraba el rostro de la mujer parecía una mueca que prometía dolor y humillación.

- Reborn! – llamo Tsuna a su amigo – Esta en mi madre! –

El diablillo trago pesado cuando la dama dirigió su atención a él.

- Ara! Tú debes el Reborn-kun del que mi angelito habla tanto. Un placer conocerte, mi nombre es Sawada Nana, pero puedes llamarme mamma.


NOTAS FINALES

Sacchi: Llego Nana-chwan!