Hola, ¿qué tal? Soy el chico de las poe- WAIT, NO. ¿La Carrie actualizando este conjunto dos veces, EN MENOS DE UN MES? No sé, mi creatividad fluye cuando más ocupada estoy h-haha, soy un chiste.

Recién me di cuenta que no había escrito nunca de Jou. Y me gusta el Joura.

Eso, Digimon no me pertenece.


Veinte: Oyente

Jou & Sora

Palabras: 852

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El cómo él y Sora se volvieron grandes amigos, es un misterio para muchos, Taichi lo relaciona al momento en que ambos cayeron en la misma zona de la Isla File, en el Digital World, hace ya varios años. Pero, lo cierto, es que no fue precisamente por eso que se volvieron grandes amigos, ya bien se dice que la gente no siempre permanece fiel a su versión más infantil. Dicho el caso, así pasaba con ambos.

Comenzaron a ser buenos amigos cuando, por accidente, Jou escuchó una llamada que no debió oír; Sora, al teléfono, peleaba con alguien… con Yamato. Jou, como casi siempre ausente por sus estudios, ni siquiera sabía que la relación de esos dos iba mal. Cuando le preguntó a Koushirou, el pelirrojo sólo se lo confirmó, como si se tratara de cualquier hecho cotidiano. Pero no fue gracias a Koushirou que nació la amistad; Sora lo había visto y le pidió disculpas por hacerlo testigo involuntario de sus problemas, Jou le dijo que si quería desahogarse al respecto, él era todo oídos. Y con Sora reclamando sobre la poca delicadeza de Yamato para ciertos temas, se volvió la mejor amiga de Jou, quien también le contaba sus problemas.

La amistad tiene una regla de oro que no debería romperse: no te enamores de tu mejor amigo, menos si tu mejor amigo está en una relación… una relación de mierda, pero relación al fin y al cabo. Jou sabía que había roto su parte del contrato implícito, pero sólo se podía limitar a escucharla quejándose y luego a verla sonreír, aliviada, dándole las gracias por su paciencia, que no podía hablar estas cosas con nadie más del grupo.

También pasaba que su relación con Yamato era bastante buena, pero no llegaba al mismo nivel de intimidad que tenía con Sora. La verdad, sólo con Koushirou tenía lo más parecido a una relación de plena confianza, pero era porque Koushirou sabía ser imparcial mejor que nadie y le decía las cosas tal cual debía escucharlas, sin anestesia y sin rodeos.

—Sabes que es problemático que, de todas las chicas posibles, te guste ella, ¿no es verdad? —Koushirou levantó la vista de la pantalla de su laptop en donde realizaba unos cálculos, mirando largamente al mayor antes de volver a procesar unos códigos—. Pero, en fin, el amor es de todo menos lógico.

—Sería más fácil poder elegir de quién enamorarnos y de quién no —Jou suspiró, recostando su cabeza en el respaldo del sofá.

—¿No perdería el chiste así? —Koushirou podía perfectamente hacer dos cosas a la vez, preparar un trabajo para la universidad y escuchar a Jou.

Pero, francamente, desde que se hizo amigo de Sora, se le daba mejor escuchar que hablar.

Cierto día le tocó escuchar algo que, honestamente, le hubiera gustado no escuchar. Sora estaba inquieta, removiéndose nerviosa en su asiento del café que solían frecuentar, Jou elegía un espresso doble, Sora decantaba por un caramel macchiato. Pero no se trataba del café. Sora volvió a moverse, retorciendo las manos en su regazo.

—Yamato terminó conmigo —soltó finalmente, se veía triste, sí, pero tampoco destruida… sólo se veía como un familiar de una persona que luchó largamente contra una enfermedad terminal cuando ésta hubo fallecido, tras una larga batalla—. No sé por qué me aferré tanto a esto, quizá tenía la vaga esperanza de que las cosas se dieran de otra manera, no sé… —se llevó las manos al cabello y lo peinó con los dedos, Jou sabía que hacía eso cuando no podía estar quieta—. Estoy triste, sí, pero… también estoy agotada. Fueron muchos años, Jou, los suficientes para decir que era más que un capricho adolescente. Sólo no me esperaba que Yamato terminara conmigo tan repentinamente… no, creo que me estuve cegando a que lo iba a pasar… ¿me oyes, Jou?

—Sí, sí, sólo estoy procesando lo que me estás diciendo —le dio un sorbo a su café, observándola—. Estabas en negación, en medicina se da bastante, sobre todo con los familiares de pacientes con enfermedades incurables —o al menos eso había visto en sus clases.

—Quizá nuestra relación estaba condenada a morir y ninguno quiso verlo hasta que, efectivamente, murió y Yamato sólo desconectó el respirador artificial… —comparó la pelirroja, bebiendo su café con una triste calma.

—Es una buena forma de ponerlo —añadió el de anteojos.

—Sí… gracias, como siempre, por escucharme, Jou. La chica que llegue a estar contigo algún día tendrá muchísima suerte.

Jou suspiró y le sonrió, tratando de no explotar y decirle que no quería que llegara nadie porque ya la quería a ella, pero no puede, porque Jou es reservado y porque no puede decirle eso a una mujer que acaba de terminar una relación de casi diez años. Jou estaba conforme con ser su oyente, de escucharla y devolverle sus palabras en forma de consejo o consuelo, incluso si la única forma de cortar la distancia entre los dos era escuchándola hablar de otro hombre en su presencia, de escuchar sus problemas con dicho hombre.

Con oírla, se daba por satisfecho.

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Según mi hermana, el mejor método de estudio es la disciplina, la constancia y mamá amenazándote con un palo. Yo llevo 26 años sin un hábito y heme aquí, escribiendo fanfiction sobre parejas ficticias, lmao.

Baai.

Carrie