Saludos, lectores! ^^
¡Cieeelos! 8D Han pasado años desde la última vez que escribí un fic de medabots, una de mis series más queridas (: Empecé este fic hace MESES; ¡cuesta creer que me haya tardado tanto tiempo en escribir solo 4 capítulos! Voy perdiendo la esperanza de acabar mi fic de digimon TwT Debo aclarar que este fic no es la continuación de "festival de los celos" como muchos me pidieron en sus reviews: es un fic aparte, pero el pasado de ellos está fuertemente ligado al del anterior fanfic (básicamente el pasado es siempre el mismo, solo cambian los hechos del presente)
En fin, les dejo este nuevo Short fic (de 4 capítulos como ya dije), que narra las aventuras de nuestro querido escarabajo amarillo haciendo de las suyas 8D Esta vez, consiguiéndose un trabajo para financiar sus chucherías, ya que Ikki se niega a gastar su mesada en ellas xD Incluyo parte del pasado de los medabots, como me gusta hacer ^^ Sin más, espero que les guste.
El mensajero. Capítulo 1.
Estaba distraído. Muy distraído.
Era fácil de notar pues llevaba jugando diecisiete veces la misma partida y todavía no conseguía pasar ese nivel. Si Ikki lo viera...
Agradeció por una vez estar jugando solo para no ser el hazmerreír de nadie. Suspiró por doceava vez mientras el CONTINUE? volvía a aparecer en la pantalla y él volvía a intentarlo. Sus dedos iban rápido por los botones de ataque y salto, y su muñeca manejaba con rapidez la palanca de movimiento mientras esquivaba y aplastaba enemigos, pero aún así seguía cayendo ante el primer jefe.
Es que en verdad estaba muy distraído.
Su centro de memoria volvió a repasar lo ocurrido la noche anterior.
Había tenido un sueño. Otro de esos raros sueños que solo le daban a los medabots y que particularmente, le daban muy seguido a él. Hasta le fecha, Brass solo le había comentado que había tenido uno o dos, no muy claros, Rokusho algunos tantos, Sumilidon otro par, así y así. Él tenía varios, y a veces eran seguidos. Largos como películas, increíbles, como los sueños, demasiado reales a veces...y crudos.
Esta vez en su viaje al pasado, o al futuro, como fuera, había conocido a tres personajes nuevos. Les llamaba personajes, pues aparecían de la nada en esa historia que se suponía, eran los recuerdos de alguna vida que tuvo, o que tal vez iba a tener...no podía decirlo. La primera personaje fue la que más le llamó la atención. Era un tipo de medabot femenino...un modelo de combate físico que nunca antes había visto; púrpura, sencillo, pero de apariencia y actitud demoledora. Su sueño esta vez no había sido tan claro o específico como otros, no recordaba nada de lo que habían hablado, pero sí recordaba que esta meda chica era algo temible.
Los otros dos personajes eran medabots aéreos. Modelos que tampoco había visto hasta la fecha, y que no se había dado la molestia de investigar. No quería intentar desenmarañar lo que fuera que pasaba por su procesador y después armarse un lío, simplemente se quedaba con lo que obtenía. Este par de medabots aéreos eran hermanos nada menos. Sí, recordaba que eran hermanos, a pesar de que no conseguía traer a su memoria ni un solo fragmento de conversación. En su sueño, la medabot púrpura les daba algo así como ordenes, ellos acataban y se marchaban volando. Luego ella lo reprochaba a él...a Kiemo en realidad, ese alguien que Metabee se suponía que había sido...o iba a ser. Después del reproche ella se iba con aire furibundo. Raro.
Luego, en su sueño, los dos medabots regresaban trayendo algo importante. ¿Qué era ese algo? Metabee no podía decirlo, pero era de sumo valor. Se lo entregaban a él y a la medabot púrpura, y luego eran enviados por ella nuevamente a surcar el cielo azul. Ellos se marchaban animosos, felices con lo que hacían. ¿Qué hacían? No tenía la menor idea. De pronto y casi al final de su sueño, el cielo se tornaba negro y rojo, como de fuego y humo. Él estaba en el lugar de siempre, cerca de aquel árbol donde tantas veces había aparecido en sus sueños. Esperaba la llegada de los dos hermanos. Estaba ansioso y preocupado, y ellos no aparecían. De la nada un punto negro atravesó aquel cielo oscurecido: venía dejando una estela de humo tras de sí. El medabot, el hermano, aterrizó y la dejó a ella, su compañera, en el suelo. Estaba letalmente herida, casi totalmente hecha pedazos. Metabee...Kiemo, escuchó como el hermano lloraba y le sujetaba la mano, diciéndole algo. La medabot hizo un esfuerzo y le habló a él.
El CONTINUE? volvió a aparecer en la pantalla interrumpiendo sus recuerdos, aunque no quedaba nada por recordar. El sueño se apagaba allí, y luego solo sonaba el despertador de la mesa de Ikki. Metabee había desactivado el suyo propio pero no podía apagar el de su medaguerrero, o jamás llegaría a tiempo a la escuela.
Con su mano fue tanteando sobre el arcade, buscando más monedas para meterle a la máquina, pero no encontró ninguna. Miró y vio que ya se las había gastado todas. El reloj en retroceso llegó a 0, y Metabee se quedó para siempre atorado en el nivel uno. Golpeó con su cabeza sobre los controles y echó humo por los cañones.
—Oh rayos...
Se volvió y salió del lugar, cruzando la calle y entrando al mini market donde trabajaba Henry, en donde Ikki llevaba metido unos veinte minutos. El mayor iba y venía llenando los estantes vacíos, mientras respondía una y otra pregunta que el chico le disparaba. Metabee se acercó a su compañero y le estiró la mano abierta.
— ¿Qué quieres, Metabee? Estoy ocupado ahora.
—Monedas. Ya se acabaron las otras—respondió el escarabajo, muy desanimado.
Ikki suspiró y trajinó sus bolsillos, mientras seguía preguntándole a Henry:
— ¿Y por qué no me dejarían?
—Bueno... es que aún eres pequeño...
—Vamos, cumpliré los once el próximo mes.
— ¿Y qué podrías hacer si no puedes atender en caja?—le preguntó el chico de pelo corto mientras seguía guardando mercancía.
—Muchas cosas...
—Ikki...—le llamó el medabot abajo.
—Podría barrer, limpiar las vitrinas, quitar el polvo...
—Ikki...
—Podría ordenar los medabots de la tienda o hacer eso mismo que estás haciendo ahora mientras tú atiendes en caja—siguió el chico sonriendo anchamente.
—Hm...—Pensaba Henry—sí...tal vez...podría ser, tendría que hablar con mi jefe y proponerle la idea, aunque no te prometo nada.
Henry terminó y se levantó cargando la caja de dónde sacaba la mercancía. Ikki seguía acribillándolo a preguntas sin prestar mucha atención a su desanimado medabot. Finalmente el empleado de la tienda le hizo esperar mientras iba atrás para hablar con su "querido jefe". El chico y su medabot se quedaron esperando ante el mesón. Metabee estaba tan apesadumbrado que ni siquiera tenía ganas de explotar para obtener algo de atención.
—Ikki...—llamó por tercera vez, tironeando la camiseta roja de su compañero como un niño la falda de su madre.
El chico se volvió a verlo, como recién notando su estado de ánimo.
— ¿Qué pasa Metabee?—volvió a preguntar.
— ¿Tienes monedas?
Ikki dio un respingo y volvió a registrarse los bolsillos. Solo le quedaban tres, y se las dio al medabot.
—Gracias...—dijo éste, saliendo por donde mismo había entrado e ingresando al local de enfrente.
Su medaguerrero lo siguió con la mirada sin imaginar qué podría pasarle al medabot. Al cabo de varios minutos Henry salió nuevamente por la puerta con su respuesta.
Esa tarde, Ikki se reunió con Erika en la plaza. Traía una sonrisa enorme y se impulsaba con energía en el columpio. La chica lo observaba con curiosidad.
— ¿Y bueno?—preguntó pasados algunos minutos de conversación trivial— ¿Para qué me hiciste venir?
—Me pasó algo genial hoy—respondió el otro, sin dejar de impulsarse.
—Oh, no se me había ocurrido otra cosa por la que quisieras llamarme—ironizó su amiga, cruzándose de brazos—.Escúpelo ya, tengo trabajo en mi casa; las noticias no se escriben solas, ¿sabes?
—No~ te las escribe tu medabot.
Metabee e Ikki rieron ante el comentario. Brass disimuló un gesto divertido.
— ¡Muy gracioso! Bueno, ya que solo me hiciste venir para escuchar tus malas bromas...
—Bien, bien—terminó el otro, bajándose de un salto del columpio y haciendo una entrada "espectacular"— ¡Tengo trabajo!—dijo, a todo pulmón.
Los tres amigos se lo quedaron viendo en silencio. Un soplido helado recorrió el lugar arrastrando hojas.
—...uh...—soltó la chica, rascándose la mejilla.
Brass estuvo por felicitarlo, pero al momento en el que Ikki iba a quejarse del bajo apoyo de su mejor amiga, las risotadas de Metabee los interrumpieron a los dos.
— ¿Que vas a...? ¡Pfffff! ¡Ahahahaha!—el escarabajo se largó a reír abiertamente, yéndose de espaldas sobre la vara donde estaba sentado y cayendo al suelo, muerto de risa.
Erika también estuvo por reír pero se lo contuvo.
— ¿Qué clase de amigos son ustedes?—exigió saber Ikki— ¿Me pasa algo bueno y así es como reaccionan?
—Lo siento Ikki...—se disculpó su amiga—es solo que no tengo planeado trabajar hasta dentro de cuatro años cuando estemos en secundaria y pueda ganar al menos un pequeño salario.
— ¡Yo voy a ganarme un salario AHORA!
— ¡Sí! ¡Diez yenes al mes!—se rio su medabot.
— ¡Claro que no!
—Admítelo Ikki—le siguió Erika—.Solo tenemos diez años. ¿Qué trabajo podríamos hacer de bueno a esta edad como para gastar tiempo y ganar algo que valga la pena? Es decir, entiendo que tengas espíritu emprendedor pero...
—En realidad no es por eso—respondió el chico algo apenado—, es solo que los gastos suben y mi mesada ya no me alcanza—se rascó la nariz—. Voy a trabajar con Henry y ayudarle en la tienda.
— ¿Haciendo qué?—preguntó Metabee desde el suelo— ¿Poniéndote un disfraz de caja de leche y saludando a los clientes cuando entren?
El medabot volvió a estallar en carcajadas de solo imaginarlo. A Ikki se le acabó la paciencia.
— ¡METABEE!—rugió exasperado— ¡En primer lugar, la mayoría de mis gastos son tuyos! ¡Tengo que gastar en tu aceite, tus repuestos, tus piezas, tus destrozos y encima pagar todas las chucherías que quieres comprarte por ahí!
— ¡No es mi problema, viejo!—se defendió el medabot cruzándose de brazos—.Tú elegiste ser un medaguerrero, y sabías que tendrías mucho trabajo con ello, ahora te aguantas.
— ¡No me salgas con eso! ¡Al menos deberías ayudarme!—le apuntó— ¡Si tanto te gusta reírte de mi futuro trabajo, pues ese dinero del que te ríes no va a pagar tus gastos!
— ¿EH?—saltó el medabot amarillo, sin creerlo.
— ¡Ya me oíste! Solo voy a comprar tus partes nuevas. Todo lo demás te lo pagas tú solo y si no tienes dinero, pues "te aguantas"—terminó el niño, cruzándose de brazos.
Metabee enfureció. Comenzó a soltar su tradicional "kikikikiki" cuando enfurecía, y luego le soltó una sarta de cosas a su medaguerrero, quejándose de que era un irresponsable, injusto, abusador, manipulador, engreído y añadiendo además cosas que no venían a cuenta solo para agravar los defectos del muchacho, quien por cierto, no le prestó la menor atención. Se despidió de las dos chicas recibiendo un "buena suerte. Ah, y no te olvides del trabajo de ciencias para mañana" mientras se alejaba de regreso a casa, con todos los insultos por parte de Metabee acompañándole.
Esa noche no hablaron. Metabee se encerró en la habitación e Ikki se quedó en la cena contándole a sus padres sobre su nuevo trabajo. Ambos lo aprobaron, siempre y cuando el niño no descuidara sus estudios.
—Solo es un trabajo a medio tiempo. No me pagaran mucho pero junto con la mesada me alcanzará para comprar al menos las partes necesarias para Metabee.
—Es muy dulce lo que haces por Metabee querido—le dijo su madre sonriendo—; eres un medaguerrero muy responsable y atento.
—Sí—soltó el chico con desgano—casi todos se dan cuenta menos Metabee.
—Oh, no te preocupes—le animó su padre—, es como tu hermanito menor; cuando se dé cuenta de lo bien que te portas con él, te lo agradecerá.
—Ojalá...
Más tarde al irse a dormir, Ikki encontró al medabot metido hasta los cañones en su futón, lo que significaba que no quería escuchar una sola palabra. El joven lo aceptó y se metió hasta las orejas en su propia cama. Se tardó un rato en quedarse dormido, pensando en cómo sería esto del trabajo nuevo.
Pasaron dos días para que Metabee se convenciera de que su medaguerrero no iba a comprarle nada más que las piezas estrictamente necesarias. El escarabajo ya no podía pasar horas frente al atari jugando, ni comprándose las "chucherías" que le gustaba coleccionar. Ahora se dedicaba a escudriñar los rincones del sofá y mirar en las calles por si había alguna moneda tirada que le arreglara un poco el día. Se sintió bastante miserable en aquella situación.
—Viejo...—soltaba a su compañero al lado—esto apesta. ¿De dónde voy a sacar dinero?
— ¡Wof!—le respondía Salty, meneando la cola.
—No puedo hacer eso...
— ¡Wof!
—Pues...por varias razones: una porque soy un Medabot... ¿en qué podría trabajar? Y además, si Ikki me ve trabajando va molestarme a mi...va a ser...
— ¡Wof!—volvía a decir.
—Sí...muy irónico en verdad...
Se quedó sentado frente al río, lamentándose de su situación, hasta que se decidió por fin y salió a caminar, siempre seguido por Salty. Ikki se encontraba justamente en su "horario de trabajo", por lo que no tenía intenciones de irse a meter en la tienda. Vagabundeó por muchos sitios, preguntando en dónde podrían contratar a un medabot para que hiciera algún trabajo...más de alguno le respondió con una carcajada y la puerta en la cara, otros solo negaban sin tener idea de en qué podría desempeñarse un medabot.
Finalmente y cuando se le acabaron las ideas, se rindió y fue a la tienda. Ikki no se avistaba por ningún lado.
—Está atrás, ordenando las cajas con meda-piezas—le informó Henry—, y se está divirtiendo...
Metabee suspiró.
—Henry...—dijo bastante desganado y en parte apenado— ¿hay...algo en lo que un medabot pueda...ehm...trabajar?
El chico lo quedó viendo. Luego se recargó sobre el mesón mientras anotaba cosas en una libreta.
—Claro que sí Metabee. Por lo general los Medabots son ayudantes en muchas cosas.
— ¿Por ejemplo?
—Por ejemplo...en las tiendas, en los hoteles, a veces hasta en los hospitales y restaurantes.
—Yo no he tenido nada de suerte.
—Es normal; no es que se le dé mucho campo a los medabots ¿sabes? Si no eres el medabot de algún trabajador, tendrías que ser un medabot hecho específicamente para algún trabajo—se rascó la frente con el lápiz—, y tú no lo eres.
El medabot suspiró derrotado.
—Considerando que soy el medabot de Ikki, ¿crees que me dejarías trabajar aquí?
—Eso no corre por mi cuenta Metabee, además, no podrías trabajar aquí.
— ¿A no?—preguntó el escarabajo extrañado.
—Claro que no. ¿No se te ocurre lo raro que es eso? ¿Un medabot vendiendo medabots?
—Hm...—Se lo pensó— ¿es algo así como un perro vendiendo mascotas?
— ¡Wof!—soltó Salty abajo.
—Precisamente. Es extraño. Y algo escalofriante. —terminó levantándose y yendo atrás.
Metabee le dio la razón, y levantándose, salió del lugar seguido por la fiel mascota.
Aquellos días habían sido bastante tensos para el dúo. Ni siquiera las victorias en sus robobatayas los habían unido un poco. Metabee seguía rehusándose a tener mejor trato con Ikki, tanto por obstinación como por vergüenza. Ikki solo lo dejaba ser, aunque podía extrañarlo durante los recreos o a la salida de la escuela. El medabot insistía en quedarse en casa, desanimado como estaba. Pasaba el día frente a la pantalla del videojuego o del televisor.
—Metabeee~ —le llamó la madre del chico.
El medabot, siempre atento a la llamada de la mujer, apareció cuanto antes en el primer piso, escuchando que llamaban a la puerta.
— ¿Podrías abrir por favor? Estoy en la cocina~
Metabee fue hasta la puerta y abrió, como rara vez hacía. Afuera había un medabot azul y amarillo, cargando una bolsa y extendiéndole una carta a Metabee.
— ¿Residencia Tenryou?—preguntó.
—Aquí es—respondió el medabot cogiendo el sobre.
—Serían cinco yenes por favor—pidió el otro amablemente.
"Viejo... ¿cómo en una situación así vienes a pedirme dinero A MI?"—pensó el medabot, irónico.
—Ehh...un segundo—dijo, dejando la puerta junta.
Fue hasta la cocina y le pidió el dinero a la mujer. Esta se detuvo de picar verduras, se limpió las manos en el mantel y fue hasta una estantería, sacando un gracioso monedero de sandía y dándole la moneda al pequeño robot. Este fue y se la entregó al mensajero.
—Muchas gracias, que tenga un buen día—se despidió el cartero, alejándose.
Metabee cerró la puerta sin más con el sobre en la mano y fue hasta la cocina.
—Es una carta, señora Tenryou.
— ¡Oh! ¡Qué bien! La esperaba. ¿Podrías por favor abrirla y leérmela?—pidió con su dulce sonrisa.
El medabot rasgó el sobre, que por cierto solo tenía dirección, ningún tipo de nombre ni remitente, y adentro se encontró...
—Otro sobre. Qué irónico...
Pero este únicamente tenía nombre, y era el de Chidori. Lo abrió y extrajo una hoja doblada:
"Querida Chidori:
Muchas gracias por el pastel de piña que nos preparaste el fin de semana; estaba delicioso. A nuestros hijos les ha encantado y quedaron pidiendo más. Por favor, juntémonos otro día y enséñame a prepararlo. ¡Eso o mis hijos me comerán a mí!
Te quiere, Tari."
—Oh~ —dijo la mujer, halagada y revolviendo en la olla—Qué bueno que les gustara tanto mi pastel. Tendré que hacerme un tiempo este fin de semana para juntarme con Tari nuevamente si quiero salvar su vida—rio levemente mientras seguía cocinando—.Muchas gracias querido...
Pero Metabee se había desconectado de pronto. Repasó los últimos cinco minutos, notando que no había notado algo exageradamente evidente e importante.
"¡Ese cartero era un medabot! ¡Eso significa...!"
— ¡Lo siento señora Tenryou, ya me voy!—se despidió el robot emocionado y saliendo a toda carrera de la casa.
La mujer no alcanzó ni a despedirse cuando la puerta ya se había cerrado.
Continuará...
Lady Beelze: Espero les esté gustando y me quieran dejar sus reviews ^^ vuelvo a subir seguramente en dos semanas x)