Holas soy Kuroi! Este es un Omegaverse/ Cadverse si saben que es esto, salteense el resumen, si no, léanlo ^^

Omegaverse: Es una historia con una sociedad jerarquica y poseen características animales (por ejemplo, entrar en celo), y a pesar de existir tanto hombres como mujeres, se los clasifica en tres grupos:

Alfas: Estan en la cima de la piramide, son lideres naturales, agresivos, dominantes y se encargan de proteger a los de abajo. Son atraídos por los Omegas en celo, volviéndolos obsesivos con aparearse y olvidándose del resto del mundo. Anudan dentro de los Omegas y los marcan como suyos. El "nudo" es un tejido eréctil en el pene que evita que pueda salir de adentro de su compañero hasta no haber eyaculado.

Betas: En el medio, no pasan por el celo, pueden aparearse tanto con Alfas y Omegas a pesar de no ser atraídos por el celo de los Omegas. Normalmente se les encarga el trabajo y se encargan de las cosas cuando los Alfas y Omegas están apareándose.

Omegas:Al fondo de la pirámide, pueden dar a luz independientemente de ser hombres o mujeres. Suelen ser débiles, sumisos y meros jugetes sexuales de los Alfa.


Cardverse: El mundo esta dividido en cuatro reinos segun la baraja inglesa:

Corazones: Rey: Ludwing, Reina: Kiku, Caballero: Feliciano.
Diamantes: Rey: Francis, Reina: Lilly, Caballero: Vash.
Picas: Rey: Alfred, Reina: Arthur, Caballero: Yao.
Treboles: Rey: Iván, Reina: Elizabeta, Caballero: Roderich.


No soy dueño de Hetalia ni sus personajes.

Un sirviente entró por la puerta, eficazmente se detuvo frente al Rey Alfred que leía el periódico, hizo una reverencia y exclamó "¡Encontramos a la Reina!"

Dejó caer los papeles al suelo mientras se levantaba de un salto "Llévame con ella"

"No es "ella", Señor" añadió el sirviente "Es hombre, un par de años mayor que usted. Y está en su pre-celo"

La garganta de Alfred se secó ante la idea del apareamiento, pero se recordó a sí mismo no reaccionar tan rápidamente. Cerró los puños apretados, apartando con su fuerza de voluntad todos los pensamientos lascivos de su cabeza, y en su lugar pidió si podía conocer a su futura Reina.

El reino había estado buscando a la Reina Omega por meses en vano. La única forma fue hacer un examen médico a todos los hombres y mujeres, alegando razones de salud cuando en realidad buscaban una marca de nacimiento en forma de pica sobre su corazón, idéntica a la del Rey Alfa.

Originalmente, los Omegas aceptaban gustosos el honor de ser elegidos para esta posición, pero en los últimos años ser la Reina de Picas era un rol despreciado por los Omegas, en especial si eran hombres. La búsqueda que debía durar un par de días se había extendido a casi un año entero.

Alfred estaba ansioso de conocer a su reina, pero no por las razones que todos pensaban.

Lo condujeron hacia la sala del trono para su presentación formal. Su Reina estaba junto a la ventana, mirando el cielo con una expresión desgarrada y parecía extremadamente nervioso. Lo habían vestido con ropas finas y azules de la realeza, su cintura pequeña pero hombros anchos. Al escuchar sus pasos, el Omega giró hacia él. Se veía muy bien con el traje de la Reina, pero el cabello rubio desordenado y sus cejas espesas indicaban que él venía de las clases bajas. De cualquier forma, era inusualmente hermoso con esa tez pálida y sus ojos verdes vibrantes.

Incluso desde donde estaba, podía ver que estaba escondiendo su ansiedad.

La reina hizo una profunda reverencia al rey, y permaneció en esa posición hasta que todos se fueron, dejándolos solos. El salón estaba muy silencioso, y la Reina no había dicho ni una palabra.

"Um... ¿Va a hablar?" Preguntó Alfred.

"No hasta que el Rey hable primero" replicó. Tiene acento inglés, pensó un poco emocionado.

"Bueno, el Rey ya habló. ¿Puedes decirme tu nombre?" Finalmente se enderezó, y Alfred le dio una sonrisa nerviosa.

"Me llamó Arthur Kirkland, Majestad" Su voz era fuerte, no temblorosa como Alfred temía. Le preocupaba que estuviera demasiado nervioso hasta para hablar, si fuese mujer, le preocuparía que hubiera empezado a llorar. Se estremeció ante la idea, y agradeció que Arthur no fuese así.

"Por favor, llámame Alfred." Y le tendió la mano a Arthur, que parecía muy sorprendido.

"U-um... Si." Arthur tomó su mano y la estrechó. Una vez que soltó la mano del otro, miró al suelo mientras tiraba de la manga de su chaqueta purpura como un tic nervioso. "Señor, digo, Alfred… ¿yo le desagrado…?"

"¿Huh? Recién nos conocemos. ¿Cómo podrías desagradarme?"

"Bu-bueno, nos dejaron a solas para que usted pueda... reclamarme"

Frunció el ceño mientras sus mejillas se teñían de rojo. Entendía que era la tradición, pero ¿Realmente sus sirvientes pensaban que él tendría sexo con su Reina en cuanto la conociera? Ni siquiera les había dicho que iba a reclamar a su Omega, a pesar de que sabía que algún día debía hacerlo.

"¿Acaso no puedo pensar distinto?" Preguntó, tensando a Arthur. Se reprochó a sí mismo, no había querido sonar tan duro. "Quiero decir... mira, recién nos conocemos y yo quiero... conocerte primero"

Arthur dejó de jugar con sus ropas para mirarlo, realmente mirarlo. A pesar de la fachada de fortaleza que mostraba, sus ojos lo traicionaban. Ahí mostraban la preocupación de solo ser el Omega del Rey, su sirviente, esclavo sexual, el solo ser la Reina de Picas.

Tomó la mano del Omega entre las suyas, tratando de darle toda la confianza que podía meter en una sola sonrisa, esperando que sus ojos le mostraran lo que pensaba, lo que era difícil cuando Arthur estaba tan tenso.

"Entiendo que estas en tu pre-celo, así que debes creer que digo estupideces" los labios de su Reina temblaron " pero estoy hablando en serio. No podemos hacer nada con... tu situación, em "estado", asi que por ahora hagamos lo que se espera de nosotros. Pero cuando terminemos, me gustaría hablar contigo"

Desvió la mirada, con las puntas de sus orejas enrojecidas "Alfred... eres muy amable..."

"No me hables como te dijeron que hables" dijo apretando la mano de Arthur "Hablame como hablarías normalmente ¿Si?"

Aunque asintió con la cabeza, sabía que a su Reina le llevaría un poco de tiempo, pero quizás terminaría dejándolo que lo ayude.

Solo dos días después aletraron a Alfred que Arthur había entrado en celo. Lo llevarían a las habitaciones de la Reina en la parte mas alejada del castillo, donde los dejarían en paz durante todo el ciclo. Ese lugar tenía, como la Reina, una connotación sexual. Las anteriores Reinas Omegas pasaron gran parte de sus vidas encerradas ahí, difícilmente las dejaban salir, por si su Rey Alfa repentinamnete deseara aparearse.

Solo podía imaginar el horror de Arthur cuando lo llevaron a su habitación, probablemente pensando que pasaría el resto de su vida ahí.

Se apresuró en ir con él. Muchos de sus sirvientes lo felicitaban cuando lo cruzaban, alentándolo a que fuera con su Reina y la reclamara. Ese no era el motivo que tenía para apurarse, pero sus razones solo quería explicárselas a su Reina.

Antes de siquiera poner un pie en las recamaras, podía sentir el olor dulce de Arthur. Se esparcía por todo el pasillo, afectándolo casi inmediatamente. Habían sacado a todos los Alfas de la zona, los guardias eran Betas que eran inmunes a Arthur, y solo sirvientes Omegas y Betas les llevarían comida. Mientras los Reyes estuvieran ocupados, el Caballero Beta, Yao Wang, estaría a cargo del Reino y del castillo.

El sirviente que lo acompañaba lo dejó frente a la puerta. El Rey se aproximo cautelosamnete. No quería asustar a Arthur y se preguntaba cuanto tiempo sería capaz de contenerse. Al abrir la puerta, sería intoxicado completamente por el efecto del Omega fértil. Pero, este era su deber y debía encontrar una forma de estar toda la semana con él.

Al abrir la puerta, inmediatamente tomó una respiración profunda. El olor dulce era como miel caliente y mermelada y se le metía por los poros. Se le nubló la vista por la alta temperatura en el cuarto y se sintió endurecer entre sus piernas. Parpadeó tratando de orientarse, sabía que el lugar no era tan grande y que Arthur estaba en algún lugar adentro.

Las recamaras eran oscuras y ensombrecidas, con barras de luz filtrándose, iluminando solo partes del piso de piedra donde caian. No había velas ya que podían derribarlas cuando estuvieran muy compenetrados en su pasión.

Se sonrojo al finalmente darse cuanta que iba a aparearse con alguien, y no con cualquiera, con Arthur. Solo se habían conocido hacia dos días, pero la Reina Omega había estado en la mente de Alfred toda su vida. Le había mandado varios sirvientes para que lo cuidaran, asegurándose de que el nido estaba bien construido y que tuviera todo lo que necesitara. Despues le contaron que la Reina estaba algo confundido por la generosidad de su Rey, pero estaba agradecido.

Yacía en el medio del nido, rodeado de almohadas, mantas, almohadones y seda suave, completamente desnudo y temblando por su celo. Se sintío mas acalorado al ver el cuerpo de su Omega, era pequeño, más de lo que otros en el castillo querían, pero para él estaba bien. No era débil o estaba desnutrido, y su fuerza parecía estar escondida en su interior. La forma en que sus (bien formadas) piernas se presionaban contra el colchón y como sus (hermosamente delgados) brazos se sujetaban a él, le aseguraban al Rey que era un buen Omega para darle hijos y un hombre bastante atractivo cuando le sacabas las ropas.

Okey, es terriblemente sexy, admitió.

Empezó a sacarse la ropa rapidamnete, y estaba a punto de dejarlas ahí, cuando recordó que a los Omegas les gustaba tener el olor de su pareja cerca cuando esta estaba lejos. No tenía planeado alejarse mucho, solo para despejarse un poco o bañarse, pero quería hacer todo lo posible para ayudar a Arthur todo este asunto. Dos días de haberse conocido y ya se estaban apareando.

Se metió dentro del nido y sin esperar permiso lo besó firmemente en la boca. Gimió al sentir la lengua del Rey contra la suya, y lo atrajo sobre él, sin desperdiciar tiempo abrió las piernas para acomodar a Alfred entre ellas. Sintió el slick correr entre los muslos del Omega, el olor fuerte lo abrumaba, intensificando sus instintos.

Buscó la entrada de Arthur, untando sus dedos en la sustancia pegajosa que naturalmente salía. Hacia mas fácil meter un dedo adentro, pero lo hacia deliberadamnete lento. No quería lastimarlo, quería permanecer fiel a si mismo y no ser arrastrado por el olor dulce y la sangre que se acumulaba en su entrepierna.

Gimió a la intrusión, las caderas temblando por la sensación y luego se frotsrse contra el dedo. Jadeó en la boca de Alfred, rompiendo el beso "S-señor, no tiene que... yo..."

"hey, te dije que me llamaras Alfred" y se movió para besarle la clavicula. Con las caderas toco algo en Arthur, que lo hizo saltar. Deslizó la lengua por la piel caliente, disfrutando del sudor salado. Quería morder, deja marcas, mostrarle al mundo que le pertenecía. "Se que puedo entrar y ya, pero quiero hacerlo normalmente"

"¿N-normalmente?" dijo histérico. Supuso que era por el hecho de él que no estaba haciéndoselo y anudandolo.

"Si" suspiró. Estaba luchando contra todos sus instintos "Quiero que veas que lo que dije hace dos días era verdad. Somos mas que lo que la gente piensa"

Arthur gimió dejando caer la cabeza hacia atrás, no sabiendo si era de impaciencia, gratitud o por lo que le había dicho. De cualquier forma, atrajó a Alfred hacia él para juntar sus labios, esta vez mas involucrado con el beso, abriendo su boca para dejar que la lengua del otro se deslizara adentro. Los ojos verdes mostraban lo mucho que quería ser dominado. Estaría muy feliz de hacerlo, pero ser arrastrado por sus necesidades podría arruinarlo todo.

Uso su mano libre para recorrer la figura delgada pero fuerte de la Reina. Aunque a algunos no les gustaban los hombres tan flacos, él disfrutaba mucho tocando ese cuerpo, como las curvas de las caderas encajaban perfectamente en la palma de su mano, las montañas de su columna lo exitaban, como el vello púbico le hacía cosquillas, enviando chasquidos de exitación mientras frotaban sus erecciones juntos. No solo lo hacia sentir como un Alfa poderoso y fuerte que podría proteger a su pareja, sino que encajaba bien con el tipo de persona que era Arthur. No se conocían casi naa, pero le parecía que esto era correcto. Aunque no podía explicar el porque.

Las pupilas verdes lo seguían aunque sus parpados estuvieran cerrados. Presionó un segundo dedo en Arthur, alcanzando el límite de paciencia del Omega. Gimió por Alfred, frotándose contra los dedos en una suplica silenciosa. Pero el Alfa estaba muy ocupado sintiendo el interior de su Reina como para percatarse de la obvia impaciencia de esta. Estaba caliente y apretado, y los movio sintiendo el slick que lubricaba. Por un momento imagino poner su cara contra allí, embriagándose completamente con ese maravilloso olor y viendo la entrada fruncida. Se lamió los labios y metió el tercer dedo, haciendo gemir a Arthur molesto, que arrancó las manos de su cuerpo y posicióno el pene duro del Rey a su entrada.

"Por favor"susurró "Sé lo que tratas de mostrarme, pero..." sonrió dulcemente, como su olor "te necesito"

Asintió y levantó las caderas de Arthur para así poder montarlo. Apoyó las rodillas en almohadones sueves y los codos entre las almohadas. Alfred se arrodilló, agarrandolo suevemente por las caderas y alineándolos para facilitar la penetración.

Antes de hacerlo, miró la espalda tiesa del Omega; admirando la forma en que se curvaba, los montículos de sus omoplatos y los huesos de la cadera sobresaliendo. Había sudado mucho y su piel brillaba, llamándolo. Mientras se inclinaba para lamerlo empujó hacia adentro. Jadeó entre dientes por aire al sentir el calor corporal de Arthur rodearlo apretado.

Arthur levantó la cabeza en un gemido ruidoso mientras que Alfred suspiraba al sentir un peso desaparecer de sus hombros. Miró donde sus cuerpos se unian, la entrada que tenía toda la longitud adentro y el slick abundante que rebalzaba y deslizaba en gotas por sus muslos.

La primera embestida hizo a la Reina contrarerse alrededor del Rey, haciéndolo gruñir de placer. Su corazón se aceleraba y se sentía abrumado por sus instintos de Alfa. Quería ir mas rápido, reclamar a Arthur y mostrarle al mundo que ese hombre era suyo. Arthur temblaba y se inclinó para lamerle la nuca y lo sujetó por las caderas, pensando que debía esperar un par de segundos para que se acostumbrara a ser penetrado. Pero el Omega se estaba empujando contra él.

"S-señor por favor..." susurró bastante fuerte "Solo... por favor, olvidese de todo y hágamelo"

A pesar de ser Alfa, y el rey, encontró que le gustaba un poco que lo trataran como al jefe. Era lindo y bastante exitante.

Obedeció y empezó a mecer sus caderas dentro del cuerpo necesitado, lamiéndole los hombros y saboreándolo. La Reina quería que se moviera más, y lo hizo, era obvio que necesitaba esto más que el aire.

Gritó cuando entró en él en un determinado angulo, empujando la cabeza hacia atrás cuando la ola de placer que tanto anelhaba lo arrastró. Alfred frenó inmediatamente "¿Estás bien?"

Giró la cabeza claramente enojado y sonrojado, el Rey tembló y se lamió los labios "¡No pares estúpido! ¡¿Acaso no tienes instintos?!"

Agarró su trasero, separando un poco las nalgas antes de reanudar el ritmo "Perdon, solo... ugh... quiero que te sientas bien..."

Gimió agradecido cuando sintió que volvió a moverse "Su majestad... soy un Omega... en celo... cualquier cosa dentro de mi culo se siente bien, sobretodo un Alfa. Ahora... llenamne. Llename hasta que no pueda pensar en otra cosa que no sea tu pene y tu anudando y ¡OHH!"

Se relamió los labios, trató de tragar, pero su garganta estaba seca, asi que se inclinó para lamer el sudor que corria por la nuca, murmurándole en la oreja "Pero... solo si me llamas Alfred..."

Le mordisqueó la oreja, pellizcándolo, lamiéndolo y jadeando, su aliento calido hizo a Arthur gemir y estremecerse por la intimidad. A Alfred le gustaba como se estrechaba, el calor lo confundió momentaneamnete, casi perdiendo ante sus instintos Alfa.

La única forma de controlarlos era concentrarse en hacer a Arhur sentirse bien, no en él. Si se concentraba en su pene, en donde estaba y lo que iba a hacer todo terminaría. Si iba a tener que vivir toda una vida así, por lo menos quería que disfrutara.

Miró a su Reina, tenía el rostro contra una de las muchas almohadas y con sus manos se sujetó a las colchas hasta que sus nudillos se volvieron blancos. El lubricante natural chorreaba alrededor del miembro en su interior, por donde estaban unidoa. La visión de esto hacía su cabeza caer sobre su pecho. Todo lo que podía hacer era mirar a Arthur.

De verdad creía que hacia un buen trabajo, pero el Omega debajo de él estaba inquieto por sus movimientos cuidadosos y calculados. No estaba empujando muy profundo y casi no había rastro de dominancia Alfa cuando trataba de preñarlo.

"A-Alfred," jadeó, el Rey se agitó al sentir que decían su nombre de esa forma. "P-por favor... rápido... recámame..."

Se mordío los labios, debatiéndose entre instinto y razonamiento "¿Es... eso... lo que realmente quieres...?"

"¡Si!" se empujaba contra Alfred, ayudándolo a entrar mas profundo, babeando al sentirse lleno.

Alfred estaba empezando a perder el control, imaginando a Athur de espaldas, con las piernas abiertas, erecto mientras repetía el nombre de su Rey, retorciéndose para él y por él.

Su moral estaba peleando una batalla perdida, y fue derrotada completamente por el olor de Arthur y la sensación de ser uno con él. Agachó la cabeza con un gruñido feroz, agarrándolo de las caderas y empujando contra él hasta que sus testículos golpearon contra su trasero. El Omega gritó ante el cambio repentino de ritmo, y cuendo empezó a bajar la cabeza una mano de Alfred lo sujetó debajo del mentón, metiéndole por la fuerza los dedos en la boca para que los lamiera.

Los gemidos salian sofocados por los dedos, los lamia lentamente asegurándose de que su lengua delineara cada huella digital hasta que estuvieran bien ensalivados. Alfred se lo agradeció presionando mas adentro, usando sus pies para mantenerse en un mejor angulo.

Pero luego salió hasta que su punta estaba escasamente adentro, haciendo a Arthur jadear fuerte contra su mano, la sacó de la boca y la envolvió en el miembro palpitante, ignorado todo este tiempo. Empezó a bolbearlo a la par de sus embestidas, presionando la nariz contra el cuello de la Reina, respirando ese olor que lo volvía loco.

"¿Por qué- ¡Ngh! por que tu olor... es tan dulce?" preguntó, sus dientes rozando la piel de Arthur cuando lo hizo.

"Ese... no es mi olor real" gimió "Es... es un olor que exita a todos los Alfa... ¡Oh...! ¡Oh, si! ¡Alfred!"

Alfred besó la nuca, ganando otro gemido "Quiero tu olor real..."

Siguió lamiéndole el cuello mientras embestía fuerte y profundo. Sentía las piernas de Arthur temblar por la sensación, ya no había rastro de miedo o contenerse para no lastimarlo, solo instinto y el deseo ardiente de prohibirle salir del nido. Los gemidos y feromonas de la Reina alimentaban esos deseos, creando un ambiente húmedo en ese cuarto pequeño y oscuro.

"Arthur," jadeó en su oreja, lamiendo el lóbulo y mordiéndole la punta, consiguiendo un gemido y que se frotaran contra él en gratitud. "Arthur... te sientes tan bien... eres... el mejor Omega... al menos para mi, eres..."

"¡Nngh! ¡Alfred!" su cabeza hacia atrás al sentir la embestida contra su protasta "¡Oh! ¡A-así! ¡Ahí! ¡Si! ¡Si! ¡Alfred! ¡Mi pareja! ¡Mi Rey!"

Libero el miembro para acariciarle el cuerpo, deteniéndose a pellizcar los pezones, sujetando su barbilla y haciéndole girar el rostro para besarlo. Era distinto de su primer beso, mas desesperado de posesividad Alfa. Y logró tomar el control. Despues de romper el beso empezó a embestir aun más rápido.

"Ugh, mierda... voy a terminar... voy a anudarte... vas a ser mi pareja y carajo, vas a ser mio" gruñó "Arthur... eres... tan hermoso"

Algo parecía haberse quebrado en Arthur y empezó a llegar al climax en su nido. Gruñendo suavemente, escuchando los gemidos desesperados del Omega que se aferraba a las mantas. Sus testículos se contrajeros, listos para eyacular, quería durar tanto como su Reina pero sabía que no podía.

Su miembro palpitó, ya choreando dentro. Dejó de entrar y salir para empujar lo mas prfoundo que podía, golpeando repetidamente la próstata haciendo a la Reina gemir su nombre como un mantra mientras alcanzaba el extasis. Sus sentidos estaban exaltados, sintiendo como su pene empezaba a anudar y entró hasta que sus teticulos estaban presionados contra el trasero.

La reina seguía sin llegar cuando su Rey anudó. Los gruñidos de Alfred mezclándose con los gritos agudos de Arthur. Apenas podía pensar en darle placer a su pareja, pero enredó una mano alrededor del miembro y bombeó a Arthur haciéndolo llegar después de solo cinco movimientos.

Trató de respirar mientras su cuerpo temblaba por los espasmos orgásmicos, su mano seguía ordeñando toda la semilla de Arthur mientras él lo llenaba.

"¿A-Arthur...?" susurró sonriéndole contra la piel. "¿Cómo estas...?"

"Muy bien," suspiró relajándose "¿Podemos recostarnos...?"

"Seguro"

Lentamente, se las arreglaron para acostarse mientras seguían anudados. Alfred cubría a besos a su Reina, sus manos acariciándole gentilmente el estomago para calmarlo.

"Espero que se sintiera bien"

Arthur soltó una risita "Por supuesto. Cualquier Omega siendo llenado cuando esta en celo se siente bien"

"Pero... estoy hablando en serio" le besó la mejilla con dulzura "Despues de que este ciclo de celo termine... quiero tratarte bien."

Titubió antes de aceptar su propuesta "¿Por qué...? No esperaba para esto..."

"¿Que estabas esperando? Preguntó frunciendo ligeramente el ceño.

"Bu-bueno... Ningun Omega quiere ser la Reina de Picas" empezó tranquilamente. Presiono la cara contra la almohada, acallando su voz por algún motivo. "Ser el mejor Omega es lo peor. El... jugete del Rey y productor de bebés para el reino... Seguro, algunos Omegas piensan que es una buena vida. Nunca mas tienen que trabajar, no más privaciones, sin metas ni ambiciones. Eso no es vida para mi..."

Escuchaba en silencio, Arthur suspiró "Y-y, bueno... tú me dices que quieres cortejarme y... tratarme como a un ser humano... no lo esperaba..."

"¿Qué diría eso sobre mi?" preguntó lentamente "Todos piensan que soy como los demás, pero nadie me conoce. No es justo, no me dan una oportunidad..."

Como ya no estaba anudado bien podría haber salido, pero en lugar de eso abrazó a Arthur contra él."Te voy a demostrar... que hablo en serio. Quiero... enamorarme de ti."

Le hizo temblar la respiración. Le habían prometido sexo, ropas reales y un lugar permanente de residencia, pero no amor. Le dijeron que nunca recibiría tanta amabilidad. Quería llorar.

"¿Por qué... eres asi...?" sollozó.

"Mi padre murió cuendo era pequeño... fui criado por mi madre Omega. La aisalron después de su coronación, y fue tratada como todas las démas Reinas de Picas, un jugete, como bien dijiste. Pero después de que nací, mi padre no pudo dejarla embarazada otra vez" su tono se volvió suave al recordar su infancia "Mi madre era amable conmigo y me educó. Crecí viendo que los Omegas no son "cosas" hechas para los Alfas, tienen sus aspiraciones en la vida y metas. Y entendí algo..."

Esperó conteniendo la respiración. Cuanto más lo escuchaba mas quería creerle. Quería creer que en este mundo había un Alfa, sobretodo si era el Rey de Picas, que sinceramente le importaban los Omegas.

"Los Alfas son débiles ante sus Omegas. Podemos ser fuertes físicamente y capaces de dar esperma para procrearnos... pero cuando nuestro Omega esta en celo, nos volvemos débiles y vulnerables. Yo quería hacértelo hasta que no supiera ni mi nombre... pero también quería que disfrutaras"

Arthur rompió a reir "O podría ser que solo estas siendo amable conmigo..."

"Tal vez. Igual, estaba preocupado por ti. Quería que tu..."

Se dio vuelta y acarició amablemente la cabeza de Alfred, se sentía bien, y se inclinó ante la caricia.

"¿Y tu?" pregunto "Lo que dijiste... La mayoría nunca diría algo como eso a su pareja, menos aun si es el Rey. ¿Asi habalas normalmente...?"

Su labio inferior temblo preocupado, quitó la mano de la cabeza y la dejó sobre la mano de Alfred "Soy el menor de cuatro hermanos, todos Alfas. Estoy acostumbrado al trato duro, nunca me vieron como a un Omega. Me maltrataron, como todos los hermanos, pero aprendí a defenderme. No me gusta que me controlen o se crean mejor que yo, porque nunca vi a mis hermanos superiores a mi, supongo que afecto la forma que veo a los demás Alfas"

"Asi que por eso un hermoso hombre como tu estba sin pareja" Arthur se ahogó ante eso "¡Quiero decir, tu sabes! ¡Cuando te vi pensé: ¿Por qué no esta emparejado con alguien?! ¡En serio! Eres lindo y perfecto y... y creo que eso te queda bien. Quiero ver mas de eso cuando termine el celo..."

La Reina hundió la cabeza en la almohadacon los puños cerrados, Alfred puso su mano sobre la de Arthur.

"Sabes... me exita que me des ordenes cuando nos apareamos" susurró viendo como las orejas de Arthur se ponían rojas, y después todo su cuerpo de sonrojaba. Soltó una risita. "Pero mas que nada, quiero oler tu olor real. Pero por ahora, haremos lo que quieras ¿Tienes hambre? Puedo pedir que traigan comida o agua ¿O quieres que lo hagamos otra vez?"

Giró la cabeza para que Alfred pudiera oírlo, apenas podía verle la boca cuando murmuró "Quiero... que me abrazes... y me beses..."

Y ahí estaba esa sonrisa titubiente en sus labios. Dio vuelta a Arthur para que asi pudieran juntar sus labios. Mantuvo los ojos abiertos, mirando la cara que ponía su Reina, los ojos cerrados, las cejas hacia arriba en una expresión dolorosamnete ansiosa y el rubor haciendo su piel brillar.

Tenia que decírselo otra vez, puso su mano en la mejila, manteniéndolos juntos "Realmente eres hermoso"


Esto tiene dos capítulos, queda uno más. Aplausos para Ahro que me ayudo con esto. Las escenasnunca han sido mi fuerte y esto fue todo un desafio, gracias por todo.