Hello, Hello! Y aquí estoy publicando una nueva historia para mi corto haber de fics publicados, esta es una historia que se me ocurrió de la nada, la idea fluyo por mi mente y no pude hacer nada más que empezar a escribir y escribir y escribir y aquí la tienen, aunque tiene parecido con una que ya publique anteriormente es diferente, la trama es diferente y hay mucho suspenso y por demás decir dolor, confusión emocional, sobre todo por parte de mi querido Sasuke.
En fin, no agregare nada más para que tomen ustedes sus propias opiniones sobre este nuevo fic, por cierto Kishimoto es dueño de todos los personajes aquí utilizados.
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Cap. I. De Vuelta a Casa.
El sol brillaba intensamente sobre la mansión, unos cuantos rayos de luz golpeaban suavemente el shoji de su habitación haciendo que todo el lugar brillara intensamente, sus ojos se clavaron de inmediato en su gran peinadora, detallando el delicado collar que a partir de ese momento debía portar todo el día.
-Listo- Una suave voz a su espalda la sobresalto haciéndola volver a la realidad, se giro con cuidado dedicándole una tierna sonrisa a su compañera. –Ya puede ver como quedo- Agrego poniéndose de pie con cuidado y caminando hacia la peinadora abrió uno de sus cajones.
-No tienes que tratarme con tanto respeto- Murmuro apenada, le incomodaba que aquella chica la tratara con tanto respeto siendo que ambas tenían la misma edad. –Quisiera que me escucharas alguna vez- Susurro más para sí misma que para la delgada chica que todavía estaba buscando algunas cosas en la peinadora.
-Iie… Nunca perderé la costumbre- Dijo volviéndose hacia su compañera con una amplia sonrisa iluminando su rosado rostro, sus ojos azules hacían juego con el delicado kimono color lila que llevaba, su largo cabello rubio recogido en un moño alto adornado con unos palitos de madera blanca.
-Ino-chan…- Murmuro avergonzada ante la respuesta, odiaba aquella situación, bajo la mirada intentando esconder la tristeza que sabia se había marcado en su rostro.
-Vamos… No me tarde más de lo normal para que ni siquiera se viera- Se quejo enérgicamente la rubia poniendo el pequeño espejo frente a los ojos de su compañera, está sorprendida y medio apenada lo tomo y empezó a detallar su delicado kimono morado oscuro con bordados de flores de cerezo en rosado brillante.
Sus ojos pasearon por su cuerpo, admirando con cuidado cada detalle de la delicada seda que la cubría, un obi de tono blanco resaltaba su estrecha cintura acentuando también su voluptuoso pecho, se sonrojo al notar como se veía un poco de sus senos en el ligero escote, su largo cabello negro azulado suelto con solo dos mechones atados hacia atrás dejando totalmente a la vista su rostro, era de un rosado pálido, sus mejillas encendidas resaltaban por encima del ligero maquillaje y sus ojos perla casi blancos brillaron intensamente al notarse a sí misma más bonita de lo normal.
-Ari… Arigatou- Tartamudeo dejando el espejo en el tatami y poniéndose de pie con cuidado, siempre tenía presente las costumbres con las cuales fue educada. –Siempre… Siempre has sabido lo que me queda mejor- Admitió sonriendo tímidamente, vio como la rubia asintió y paso delante de ella para dejarla salir de la habitación.
-Hinata-san… Siempre es agradable ayudarla- Dijo en un tono de voz bajo, hizo una ligera reverencia mientras permitía que la ojiblanca pasara primero, después de todo era la hija del señor feudal.
-Ohayo gozaimasu!- Un saludo bastante enérgico llego hasta ambas mujeres haciendo que se giraran al escuchar esa voz tan conocida para ambas, una chica de corto cabello rosado caminaba bastante rápido desde el otro lado del pasillo, llevaba un kimono rosado pastel adornado sencillamente con un obi marrón, sus ojos verdes centellaron ante el reflejo de los rayos del sol.
-Sakura-chan…- Dijo la ojiblanca sonriendo tiernamente, desde que había llegado al pueblo siempre era la más animada de todas sus ayudantes, era la que lograba subirle el ánimo cuando estaba deprimida.
-Sakura… Se mas cuidadosa- Regaño la rubia justo cuando la pelirrosa llego hasta ellas, sus rosados labios se abrieron dejando escapar una suave risa molestando aun mas a la rubia que soltó un bufido y volvió a entrar a la habitación.
-Ino… No te molestes!- La suave voz de la recién llegada cubrió todo el pasillo al tiempo que avanzaba hacia el interior de la habitación. –Sabes bien que no hay nadie cerca que pueda regañarme- Explico al no escuchar respuesta por parte de su amiga.
-Baka… Eso lo se demo, no sabes en que momento puede llegar- La voz de la rubia sonaba seria, su mirada descanso en el objeto que llevaba en sus manos haciendo que la pelirrosa lo mirara con cierta curiosidad.
-Etto… Eso es…- Dijo nerviosa retrocediendo unos pasos, vio como su amiga asentía con desgana y empezaba a caminar nuevamente al exterior, su mirada viajo rápidamente a la delgada silueta de la ojiblanca, parecía disfrutar de la tranquilidad que brotaba del amplio jardín, era la más tranquila de los tres hijos del feudal, siendo la más agradable de tratar.
-Hinata-san… Olvide colocarle el collar- La voz de la rubia bajo unos cuantos tonos al momento de dirigirse a la ojiblanca, sin embargo esta igual se sobresaltó, nuevamente se había perdido en sus pensamientos, unos pensamientos que asustaban a sus dos acompañantes.
-No importa- Su respuesta fue apagada, sus ojos se encontraron brevemente con los azul intenso de la rubia y asintiendo se agacho un poco para que pudiera colocarlo en su lugar. –Realmente me incomoda pensar en eso- Admitió sintiendo aquella joya fría rozar su piel, era demasiado pronto.
-Hoy vuelve Hiashi-sama y Neji-san de su viaje cierto?- Dijo tranquilamente la pelirrosa viendo como la rubia cerraba la joya alrededor del delgado cuello de la ojiblanca, condenándola a un destino que parecía deprimirla cada día más.
-Hai… Hanabi-oneesan está muy impaciente- Admitió la ojiblanca sonriendo por lo debajo, sintió como la rubia palmeo su hombro indicándole que ya podía ponerse de pie. –Creo que… Es la primera vez que pasa tanto tiempo sin Otosan- Agrego volviendo a su expresión melancólica, tenía muchos meses sintiendo ese desasosiego.
-Se fue hace bastante tiempo realmente… Y lo más extraño es que decidió llevarse consigo a Neji-san, será que…- La pelirrosa se corto al escuchar un leve bufido por parte de su compañera, al parecer nuevamente estaba hablando de mas.
-Desde antes de su cumpleaños Hinata-san… Ya casi se cumple el año de su ausencia- Informo la rubia empezando a caminar por el largo pasillo, miro de reojo a la pelirrosa que asintió nerviosa y avanzo un poco más rápido para darle alcance.
Hinata las vio distraídamente, ya habían pasado casi tres años desde que la pelirrosa había llegado al pueblo, su efusiva personalidad y esa delicada belleza había cautivado la atención de varios de sus soldados y de la gran mayoría de los habitantes del pueblo, solía ser siempre muy animada incluso si eso la llevaba a ser regañada constantemente por su padre y hermano mayor.
"Otosan… Aniki… Ojala vuelvan pronto" Pensó empezando a caminar a paso lento por el sendero que habían marcado las otras dos muchachas, había perdido casi toda la mañana en arreglarse para recibir a su padre, esperaba que tuviera buenas noticias en cuanto a las negociaciones con los feudos vecinos.
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El espeso bosque no dejaba que los rayos del sol los alcanzaran con facilidad, uno que otro hueco en las frondosas copas de los inmensos arboles permitían la escasa iluminación de ese fascinante paisaje, la carreta era guiada habilidosamente por un hombre de edad avanzada mientras los demás hombres marchaban a pie rodeando completamente el transporte.
-Hasta que decidieron volver- Se quejo un chico rubio, llevaba el cabello un poco largo y revuelto por el viaje, sus ojos de un azul intenso se asemejaban al mar, su piel tostada centelleaba con cada escurridizo rayo de sol que lograba dar contra esta, era alto, no era ni muy musculoso ni tan delgado, poseía la contextura perfecta de un guerrero.
-Deja de quejarte- Murmuro el hombre que iba a su lado, este era lo opuesto al primer chico, de cabellos oscuros como la noche, más largos y alborotados que el primero, su piel pálida hacia juego con la oscuridad que parecía reinar en su mirada, tan negra como las noches sin luna de su lugar natal, al igual que el anterior no era ni muy delgado ni muy corpulento, era un poco más alto que el rubio dejando a la vista su porte de guerrero despiadado.
-Vamos… Acaso no querías volver al feudo?- Interrogo centrando totalmente su atención en el pelinegro, ambos habían sido salvados y acogidos por el feudal en una de las tantas guerras que azotaba el país que los vio nacer.
-Hmp- Soltó un gruñido ante la interrogante de su compañero, su único amigo de la infancia, el único que se mantenía todavía junto a él, recordó fugazmente como se encontraron en medio del campo de batalla, justo después de que sus respectivas familias fueran cruelmente asesinadas, con solo una idea en su mente, sobrevivir.
-Ha pasado casi un año desde que dejamos el pueblo… Como estarán todos?- Soltó al aire el rubio haciendo que su compañero saliera de sus recuerdos, odiaba todo lo referente a las guerras, utilizaba su habilidad en la lucha para proteger a las únicas personas que parecían compartir sus mismos ideales.
-Sasuke-kun…- Una ronca voz hizo que la pareja se detuviera de golpe, el aludido se giro mirando fijamente esos ojos perlados que le habían dado seguridad la primera vez que los encontró. –Adelántate junto con Naruto-kun… Llega a la mansión y verifica que Hinata y Hanabi estén listas para nuestra llegada- Ordeno seriamente, sus ojos admiraron fugazmente el rostro sereno de su mejor guerrero, el único al cual le confiaría ciegamente la seguridad de sus hijas.
-Hai- Su respuesta fue directa, sin vacilaciones, vio como el castaño asentía tranquilo y volvía a meterse en la carreta, sus negros ojos viajaron hasta su compañero que ya había empezado a estirarse, sonrió prepotentemente ante lo que ese comportamiento significaba.
-Una carrera hacia la mansión… Que divertido- Dijo burlescamente el rubio moviendo su cuello de un lado a otro preparado para las ordenes, conocía bien la pasión de su amigo por las competencias y debía admitir que era con el único que realmente podía llegar a entrenar.
-Quieres volver a perder?- Reto empezando a caminar hacia el interior del bosque, alejándose del sendero principal, se había aprendido de memoria todos los atajos del bosque que rodeaba su pueblo, miro con cierta arrogancia a su amigo que sonrió y asintiendo empezó a correr desapareciendo de su vista en unos cuantos segundos.
Salto ágilmente a uno de los arboles cercanos y empezó a moverse intentando encontrar la silueta de aquel rubio hiperactivo, disfrutaba el contacto con la naturaleza, era lo único que podía relajar su inestable naturaleza interior.
El viento golpeaba suavemente su cuerpo llenándolo de los aromas del ambiente, la tierra húmeda, el olor de los lagos cercanos, el rumor de la brisa contra las hojas de los arboles que se empeñaban en cubrirlo, esconderlo de la vista de los viajeros comunes.
-Teme… Estas muy lento!- El eco de la burlesca voz del rubio lo hizo gruñir instintivamente, estaba consciente de que llegarían con unas tres horas de anticipación, era tiempo suficiente para hablar con las ayudantes de ambas hijas y aun así darle tiempo de disfrutar de la sensación de correr por el bosque.
-Urusei… Concéntrate en no chocar contra los troncos dobe- Ordeno serio mientras veía aparecer a su lado el cuerpo de su amigo, su estruendosa risa lleno sus oídos haciendo que frunciera el seño irritado, a veces no soportaba la excesiva energía del rubio.
-Tengo prisa- Confeso haciendo que el pelinegro se girara a verlo con la sorpresa marcada en su rostro. –Tenemos casi un año sin ver a nuestros amigos… Quiero llegar pronto y antes de que Hiashi-sama llegue a ocuparnos en la seguridad de sus hijas- Sasuke bajo considerablemente su velocidad ante lo que el rubio decía, era cierto que desde que decidieron hacerse miembros de los guerreros del feudo ambos tenían poco tiempo para compartir con la gente que los había aceptado amablemente sin siquiera preguntar por el pasado que oscurecía parte de sus almas.
-Estarás con Sakura pronto- Se burlo altivamente viendo como el rubio se sonrojaba de golpe e intentando empujarlo perdió el equilibrio por unos cuantos segundos. –O vas a seguir negando tu atracción por esa mujer?- Reto aumentando nuevamente la velocidad, a diferencia del rubio él lo único que deseaba era descansar, antes de cuidar a la menor de las Hyuuga.
-Urusei!- Gruño el rubio dándole alcance mientras volvía a intentar acertarle un golpe, todavía no podía comprender como era que el pelinegro parecía no tener interés alguno en las mujeres, ni en las del feudo ni en ninguna otra. –Sabes que ella está enamorada de ti!- Confeso apretando los puños con fuerza, ambos estaban conscientes de los sentimientos de la nueva del grupo.
-No me interesa- Respondió rápidamente intentando acabar con el tema, le era incomodo hablar de porque todavía no se interesaba por ninguna mujer, la simple razón era que no conocía a ninguna que no fuera superficial, le parecía estúpido cada preocupación insignificante que podían llegar a sentir.
-No sé qué es lo que estas esperando teme… Casi todas las chicas del feudo se mueren por ti- Ahora la voz del rubio sonó seria, no dudaba de las razones por las cuales su compañero todavía no elegía a nadie pero, estaba empezando a desesperarlo su falta de interés en conseguir a alguien para tenerla a su lado definitivamente.
-Una cara bonita no es suficiente para mí- Explico de mala gana al escuchar a su amigo de aquella manera, era el tono de voz que usaba cuando algo realmente parecía molestarlo. –Tú tampoco has avanzado mucho que digamos Naruto- Agrego entre burlesco y serio para desviar un poco la formalidad de la conversación.
-Por lo menos me interesa alguien- Ataco con sarcasmo mientras se dejaba caer nuevamente al suelo, disfrutaba mas el contacto con la tierra que saltar por los arboles. –Nos veremos en la mansión teme!- Dijo divertido mientras volvía a desaparecer entre los árboles, ahora su recorrido era zigzagueado para desviar la atención de su compañero.
-Dobe- Susurro el pelinegro sonriendo de medio lado, lo había picado y debía demostrarle que por algo era el líder de un escuadrón, no se dejaría ganar tan fácilmente y menos por alguien que se burlara abiertamente de sus deficiencias amorosas.
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Dejo que el aroma del incienso llenara totalmente la habitación, deseaba relajarse un poco antes de volver a su rutina diaria, miro con cierta nostalgia el retrato en medio del altar sintiendo como a su lado un corto suspiro mostraba la resignación de su compañera.
-Onee-san… Desearía que no tuvieras que marcharte- La suave y melodiosa voz de una castaña de aparentemente doce años lleno totalmente sus sentidos, se giro un poco para admirar el infantil rostro de su hermana menor, su cabello recogido cuidadosamente en una trenza, su piel un poco mas tostada que la suya y sus grandes ojos perlados la hacían dueña de una belleza poco vista en aquellos lugares.
-Hanabi… Es parte de nuestra vida- Murmuro acariciando suavemente las mejillas de la castaña, realmente adoraba estar en compañía de su pequeña hermana, era la única persona que la llenaba de paz, incluso en los días oscuros de su vida.
-Otosan es injusto…- Se quejo poniéndose de pie con cuidado, camino lentamente hacia el altar y haciendo una ligera reverencia abrió suavemente el shoji para salir del lugar. –Vamos- Hablo girándose un poco para mirar de reojo a su hermana mayor parecía bastante distraída esos días.
-Hai…- Tardo unos segundos en responder, su mente se había perdido al recorrer su infancia junto a la mujer del retrato, unos días más simples donde su futuro era algo incierto y lo que importaba era el ahora. –Que deseas hacer ahora?- Interrogo poniéndose de pie delicadamente mientras se inclinaba frente al retrato, sus ojos se detuvieron para delinear nuevamente ese pálido rostro que le sonreía a través de los delicados trazos sobre el lienzo.
-No tengo ánimos de algo específico… Tu qué quieres?- Soltó la castaña una vez que sintió como la pelinegra llego hasta su lado, la vio cerrar con sumo cuidado intentando no hacer ruido, era una persona bastante silenciosa que adoraba enormemente las artes, desde que tenía memoria Hinata había sido de carácter sumiso, siempre aceptando sin siquiera dar su opinión, procurando por encima de todo hacer que quienes le rodeaban fueran felices.
-Vamos al jardín…- Pidió serena empezando a caminar por el amplio pasillo, sus pasos cortos y silenciosos le daban un aire misterioso, incluso la castaña dudaba de conocerla totalmente, siempre había algo que parecía ocultar bajo su brillante mirada.
-Alguna nueva idea?- Dijo tranquilamente siguiendo el ritmo que marcaba la pelinegra, ella disfrutaba enormemente de admirar las pinturas de su hermana, eran su versión del mundo, una imagen que prefería admirar incluso por encima de la realidad.
-Tal vez- Respondió llegando hasta el final del pasillo, tomo sus sandalias de madera y bajo con cuidado para poder caminar por su paraíso personal, uno que se había encargado de cuidar personalmente.
-Matte- Dijo con dificultad la castaña al momento de tocar el césped, ella a diferencia de su hermana disfrutaba más de la artesanía y decoración, por lo que pasaba la mayor parte del tiempo dentro de la mansión, el poco tiempo que compartían era cuando Hinata buscaba su silenciosa compañía.
-Gomen…- Se disculpo mientras se detenía de golpe, sonrió al ver como su hermana menor caminaba con cierta dificultad por el césped, avanzo hacia ella con cierta rapidez y la tomo de la mano para que no volvieran a separarse durante el recorrido.
La intensidad con la que brillaba el cielo parecía llenar todo el paisaje de una paz casi mágica, los colores de las pocas flores que quedaban eran más intensos, el olor de la naturaleza golpeo fuertemente sus sentidos llenándola de una felicidad extraña, los pocos pero bien ubicados arboles daban sombra en varios lugares refrescando a su vez todo lo que estaba a su alrededor.
El sonido del agua correr capto su atención obligándola a sonreír abiertamente mientras sus pies la llevaban hacia el pequeño puente que adornaba el medio de su jardín, se detuvo por unos segundos admirando los peces dorados que brillaban en medio del cristalino liquido, la presión en una de sus manos la hizo girarse viendo como su hermana parecía tan maravillada como ella.
-La naturaleza es mucho más que las plantas o los animales- Explico al notar la expresión de desconcierto que adornaba el tierno rostro de la menor, parecía no entender que era la sensación que empezaba a llenarla por completo.
-Esto es lo que pintas- Hablo centrándose en el rostro de su hermana, eran las mismas sensaciones que experimentaba al ver alguna nueva pintura de la pelinegra, parecía dibujar más allá que la simple naturaleza, justo como lo había descrito.
-Por eso me gusta más- Admitió tomando con más firmeza la delgada mano de su hermana y terminando de cruzar el puente se encontraron con una pequeña cabaña de bambú y madera, estaba un poco más alta que el resto del jardín por lo que su vista era perfecta para alguien que deseara observar con detalle el inmenso jardín que la precedía.
Caminaron en silencio los pocos metros que había entre el rio y la colina donde se encontraba la cabaña, poseía únicamente cuatro gruesas columnas que sostenían el techo del lugar adornada con algunas pequeñas pinturas, un bonzai en una de las esquinas, una mesa baja llena de oleos de todos los colores, el caballete donde descansaba un cuadro a medio terminar y unos cuantos cojines para poder sentarse.
Hinata libero la mano de su hermana y camino directamente hacia el caballete, miro con cierto recelo el cuadro a medio terminar y se sentó con sumo cuidado para seguir con su tarea, faltaba aplicarle los detalles para terminarlo, era el segundo que hacía en casi un año, divagaba constantemente haciéndole imposible el trabajo de terminar más rápido las piezas.
-Sugoi- Murmuro la castaña agachándose para quedar a la altura de un cuadro a medio terminar en una de las esquinas, en ella se podía apreciar el dojo donde solían entrenar los soldados que se encargaban de proteger a su familia, sonrió al reconocer al capitán de uno de los escuadrones y a su siempre divertido compañero.
Las líneas eran finas, detallando cada rasgo en los rostros de los protagonistas del cuadro, las facciones remarcadas varias veces le daban un aspecto más humano y la seriedad y alegría de cada rostro parecía reflejar perfectamente las personalidades de ambos hombres.
-Porque no terminaste este cuadro?- Interrogo moviendo con cierta torpeza el gran lienzo para ponerlo cerca de su hermana, vio como esta parecía distraída, decidiendo tal vez que colores utilizar para empezar a llenar de color el paisaje sepia que se levantaba ante ella.
Hinata se giro al escuchar el golpe seco de algo a su lado, vio el cuadro a medio terminar y sonrojada busco el rostro de su hermana, vio como una maliciosa sonrisa apareció en su rostro al notar como la vergüenza la delataba al ser descubierta.
-Yo… Yo… No se… Porque pinte eso- Dijo entre tartamudeos haciendo que la sonrisa en el rostro de su hermana se ampliara, parecía que había descubierto algo interesante en el lugar privado de la ojiblanca.
-Por eso nunca lo terminaste- Dijo sorprendiendo a su hermana mayor, sin mucho cuidado dejo caer el lienzo a un lado de ellas, Hinata tuvo que aplicar todo su autocontrol para no detener el choque entre su pintura y el suelo. –Pensar en que Sasuke-kun volverá hoy me acaba de arruinar la tarde- Hablo en voz alta dejándose caer en un cojín junto a la pelinegra.
-Por… Porque?- Logro articular desviando su atención de la pintura que yacía en el suelo y centrándose en la que tenía frente a si, debía poder avanzar un poco en el coloreado de los peces.
-El siempre es muy serio… No me deja moverme con tanta libertad como quisiera- Siguió hablando mientras miraba como su hermana empezaba a darle vida a los delicados trazos que cubrían el lienzo sepia. –Tienes suerte de que Naruto-kun sea más tranquilo-
-Naruto-kun es mas despistado, suelo cuidar que no lo regañen- Comento distraídamente sonriendo al recordar a su guardián, debía admitir que se sentía sola ahora que el no la acompañaba a todos lados. –Sasuke-kun cumple con su obligación de protegerte, no te molestes con el- Agrego intentando calmar a su hermana, sabía que debido a su impulsividad su padre le había colocado como guardián al más serio de todos sus guerreros.
La castaña bufo cruzándose de brazos mientras se concentraba únicamente en la pintura de su hermana, Hinata solo atino a sonreír intentando no demostrar la felicidad que la llenaba al saber que su amigo volvería a la mansión de una vez por todas.
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Las grandes murallas de la mansión se hacían cada vez más grandes, sus pasos se apresuraron aumentando considerablemente su velocidad, dio un último salto y cayo justo sobre las baldosas que adornaban esas gruesas murallas, vio con satisfacción la silueta del rubio llegar justo dos segundos después y aparecer a su lado, habían llegado con un poco más de tiempo del planeado.
-Kuso…- Gruño el rubio siendo el primero en dejarse caer al suelo, la brisa movió un poco la copa de los arboles cercanos haciendo que la vista del pelinegro se moviera vertiginosamente hacia la cabaña justo al final del jardín de la mansión.
-Hinata-sama esta donde siempre- Informo cayendo junto al rubio, vio como este asintió distraídamente y limpiándose un poco empezó a caminar hacia la mansión, al parecer iría primero a buscar quien sabe que en lugar de cumplir con lo que se le había ordenado.
-Hagamos algo… Yo busco a Hanabi-san y tu a Hinata-chan… No tengo ánimos de caminar hasta esa colina- Dijo sinceramente liberándose de las sandalias y entrando directamente a la mansión, Sasuke gruño resignado, no tenía muchas ganas de empezar nuevamente una discusión con el rubio.
"Por eso es que siempre terminan regañándolo…" Se quejo mentalmente recordando que había llamado tan familiarmente a la hija de su jefe, el tenía que aprender a respetar las jerarquías a las cuales estaban atados desde hacia demasiados años.
Sus pasos eran lentos y pesados, no tenía demasiada prisa por llegar al lugar donde la aparentemente arrogante hija mayor pasaba la mayor parte de sus días; su mirada avanzo distraídamente por el lugar que pocas veces se había dignado a admirar, sabia por parte de Naruto que aquello lo había arreglado personalmente esa silenciosa joven.
-Como si quisiera estar con esa arrogante niña…- Dijo en voz alta cruzándose de brazos, su cuerpo empezó a relajarse al sentir el leve aroma a jazmín que predominaba en toda la zona, el chapoteo de los peces le indico lo cerca que estaba de la cabaña y nuevamente se tenso, había dos personas en aquel lugar, podía sentir dos cuerpos funcionar irregularmente al otro lado del pequeño puente.
"Falta que tenga un amorío con alguno de los que se quedaron" Se quejo aumentando la velocidad de su andar, la irregularidad de las respiraciones se hizo más fuerte en sus oídos y gruñendo se dejo ver por quienes estuvieran en la cabaña.
-Sasuke-kun…- La serena voz de la mayor de las Hyuuga lo hizo mirar con molestia a la niña que todavía estaba acostada en el regazo de esta, la vio girarse escondiendo su rostro en el estomago de la mayor. –Que bueno…- Dijo sonriendo tímidamente dejando que un leve sonrojo cubriera sus mejillas.
-Hiashi-sama y Neji-sama llegaran en unas horas…- Informo ignorando la fingida alegría de la pelinegra, suponía que era tan o más malcriada que la castaña que todavía ignoraba su presencia.
-Hai…- Dijo tranquilamente mientras empezaba a tocar furtivamente las costillas de la menor haciendo que las risas inundaran por unos segundos el lugar volviendo a agitar las respiraciones de ambas.
-Hai, hai… Bienvenido Sasuke-kun- Dijo de mala gana la castaña girándose para verlo, este solo se cruzo de brazos apoyándose en una de las columnas, al parecer estaba esperando que se movieran de la cabaña. –Quieres que nos vayamos?- Soltó al notar la mirada algo irritada de su guardián.
-Deben arreglarse para Hiashi-sama- Ordeno centrando toda su atención en la menor de las Hyuuga, esta solo bufo por lo debajo y acomodando un poco su obi, camino hacia la entrada de la cabaña deteniéndose justo al lado del pelinegro.
-Sasuke-kun eres muy amargado- Murmuro escuchando con cierta satisfacción el gruñido que este intento tragarse ante su frase, al parecer el tampoco disfrutaba mucho el trabajo de cuidarla.
-Ahora los alcanzo- La suave voz de la pelinegra hizo que el chico recordara que la castaña no se encontraba sola, detuvo su marcha para observar con curiosidad como la chica empezaba a recoger cada cosa que había sacado para seguir con lo que parecía ser un nuevo cuadro.
"Además se da toda la importancia al recoger tan lentamente todo" Su mente lo hizo soltar un nuevo gruñido irritado haciendo que la ojiblanca se sobresaltara en su lugar, al parecer no contaba con que este se quedara esperando por ella.
-Gomenasai- Se disculpo bajando un poco su rostro mientras se ponía de pie con suavidad, sabia por las historias de Naruto que el pelinegro no era alguien de paciencia y además era extremadamente terco por lo que siempre era difícil complacerlo totalmente.
Sus ojos se detuvieron en el cuadro que dos horas antes su hermana había dejado caer al suelo, sintió su corazón palpitar con fuerza y avanzando con rapidez lo tomo entre sus manos ocultando la imagen de los ojos de uno de los protagonistas.
-Todavía tiene que prepararse Hinata-sama- Dijo con un tono autoritario haciendo que la chica volviera a sobresaltarse, era la primera vez que el veía que una mujer fuera tan nerviosa, empezaba a intrigarle ese extraño comportamiento.
-Gomen Sasuke-kun…- Se disculpo nuevamente colocando la pintura apoyada en una de las columnas dejando el lado del dibujo oculto para cualquiera que entrara en aquel lugar, luego volvería para deshacerse de ella.
-No se disculpe conmigo Hinata-sama- Agrego viendo como la chica colocaba con sumo cuidado la pintura apoyada en la columna, vio como parecía contrariara mientras empezaba a caminar hacia él, era realmente extraña ahora que lo notaba.
-Iie… Lo hice esperar por mi- Hablo luego de unos segundos en silencio, la bajada de la cabaña era un poco más difícil ya que era una colina inclinada, había aprendido a desplazarse con cierta facilidad por el lugar pero, eso no le quitaba lo lento.
-Hmp- Soltó un bufido inconforme ante el comentario de la chica, era la primera vez que escuchaba a alguno de los hijos del feudal disculparse y más por algo en lo que realmente habían fallado.
-Naruto-kun… Volvió con usted?- Pregunto intentando controlar la vergüenza de cruzar más de cinco palabras con el guardián de su hermana, no era alguien muy sociable por lo que sabia y se la pasaba la mayor parte del tiempo entrenando.
-Hai… Está en la mansión- Dio como respuesta mirando de reojo la casi invisible sonrisa que se formo en los rosados labios de la chica, al parecer el agradado era mutuo. "El dobe siempre habla de lo amable y delicada que es…" Recordó detallando un poco más a la chica que iba a su lado, al parecer tenía una idea errónea de lo que eran esos hermanos.
-Me alegro… Empezaba a sentirme sola- Susurro subiendo sus manos hasta el nivel de su pecho, las largas mangas se resbalaron revelando un poco de su pálida piel desconcertando un poco a su acompañante, era extraño ver más que el cuello de las mujeres en esa mansión.
Sasuke no pudo evitar detallar con cuidado cada gesto que aparecía en el rostro de la chica, esta estaba ligeramente sonrojada, se veía bastante frágil, incluso más que su hermana menor, sus largos dedos se movían nerviosos entrelazándose entre sí y soltándose a nivel de su pecho que subía y bajaba irregularmente.
"Esto… Es extraño su comportamiento por el dobe" Divago al tiempo que escuchaba la escandalosa voz del rubio a unos cuantos metros de ellos, vio con sorpresa como el sonrojo de la ojiblanca se intensifico y bajo sus brazos uniéndolos en su espalda deteniendo totalmente su marcha ante la mirada atónita de su acompañante.
-Hinata-chan!- Grito corriendo hacia donde vio que se detuvo la chica, se extraño de ver todavía a su lado al pelinegro pero no le dio importancia, había extrañado realmente la compañía de esa chica.
-Naruto-kun…- Dijo muy bajito haciendo que el pelinegro se tensara en su lugar, al parecer algo extraño estaba pasando entre esos dos y el empezaba a sentirse fuera de lugar. –Bienvenido a casa- Agrego un poco más alto al tiempo que el rubio reía ruidosamente y tomaba a la chica de la cintura abrazándola.
-Estaba totalmente aburrido sin ti!- Exclamo liberando por fin el delicado cuerpo de su protegida, esta rio discretamente todavía sintiendo la mirada escrupulosa del pelinegro que todavía no se había marchado.
-Nadie más viene a acompañarme cuando pinto- Hablo suspirando de manera resignada, ahora podía sentirse tranquila. –Sasuke-kun gomenasai- Se disculpo nuevamente centrando toda su atención en el pelinegro que se tenso visiblemente.
-Teme… Todavía sigues aquí?- Dijo algo incrédulo el rubio pero, extrañamente su sonrisa no disminuyo, Sasuke solo pudo gruñir y se alejo del lugar a paso rápido, no tenía intenciones de averiguar cuál era realmente la relación entre esos dos.
"Con razón tenía tanta prisa en volver al feudo" Pensó irónicamente al recordar la frase que el rubio le dijo cuando se separaron del grupo, tal vez necesitaba más tiempo con aquella chica, aunque era diferente a sus hermanos ahora le tenía menos respeto, ella no podía siquiera pensar en romper las normas con un guerrero, alguien que por naturaleza no tenia que poseer sentimientos.
-Si no sientes no duele cuando lo pierdes- Murmuro para sí apretando los puños, empezaba a envidiar la suerte de su amigo, rompía las reglas sin siquiera molestarse en ocultar su afecto por la chica, escucho las ligeras risas de las ayudantes de las dos Hyuuga, lo menos que deseaba era que empezaran a acosarlo las mujeres de la mansión, definitivamente extrañaría estar fuera de aquella mansión.
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Cada vez que hago una nueva publicación mi corazón sufre mucho por la ansiedad de lo que pensaran de ella, espero de verdad sea de su agrado y me motiven a continuarla con sus reviews, debo confesar que tengo ya varios capítulos de esta historia escritos, por lo que su actualización no será tan problemática como mis fics anteriores.
Denle una oportunidad! Gracias! Y espero nos leamos muy pronto! Matta ne!