Segundo día.
Para la hora de despertar, Len y Rin se encontraban más vivos que casi cualquier otro día de sus vidas como padres de tres hijos. Casi no tenían tiempo para dormir tranquilamente con Vigo siendo un bebé pequeño y que requería el cuidado en tiempo completo, mientras que hubo un par de meses cuando este pudo ser un tanto más independiente, ocurrió luego el nacimiento de Kiiro, y casi de manera seguida el de Shino, naciendo con una semana de diferencia del primer cumpleaños de su segundo hijo. El despertador los hizo levantarse a los dos, saludándose con un beso rápido en los labios, dejando sus pijamas de lado, caminando al baño, y poniéndose un tanto más románticos que de costumbre al momento de entrar en la bañera, pero sin ir demasiado lejos, solo frotándose un tanto, pero Len quería contenerse.
A la hora de comenzar a vestirse, Len le presentó las pantimedias a su hermana, dobladas dentro de su bolsa, mostrándolas de manera amable, un regalo que ella jamás había usado. Ella se las colocó para el disfrute de su adorado gemelo, quien movió sus dedos de manera juguetona sobre sus plantas de los pies, para después besarlas antes de que ella pudiera sentarse en la orilla de la cama.
—¿De nuevo tu extraño fetiche con mis pies?— preguntó ella mientras reía un poco a causa de las cosquillas.
—Rin, tu eres mi fetiche, tu entera y todo lo que tienes— dijo mientras que se levantaba y besaba su mejilla, abrazándola alrededor de los hombros y besándola en los labios, olvidándose un rato de que era el inicio del día y de que tenían que despertar a sus hijos. Tras algunos besos, se volvieron a levantar, ahora preparados para iniciar un mejor día.
Llevaron a sus hijos a la escuela, y ninguno de ellos se preguntó porque su madre llevaba puestas medias en plena primavera, cuando ya no hacía frio. Llegaron al trabajo, y siguieron con todo lo que tenían que haber hecho en la oficina, Rin un tanto incómoda por las medias, mirando a Len viéndola un tanto más de lo normal mientras trabajaban en lo de siempre, pasando formas, haciendo cálculos, intercambiando notas de distintos clientes, y como siempre, dando sus pequeños toques de enamoramiento mutuo, incluyendo la pequeña sesión de darse comida mutuamente en la boca.
Tan pronto como llegaron al hotel, fueron observados por el recepcionista, quien no era más que un sujeto flacuchento con lentes y cabellera despeinada, lo que ellos habrían reconocido en sus años como un Otaku cualquiera, quien miraba atentamente a sus películas de temática dudosa en su computadora de escritorio. La última vez, los había ignorado, solamente dándoles la llave del cuarto, pero él no atendía un hotel muy frecuentado, por lo que la vuelta de dos personas dos días seguidos le pareció demasiado curioso.
—Oigan… ¿ustedes no son los Kagamine?— preguntó mientras que desviaba un poco los ojos, ajustando sus anteojos mientras que ponía pausa a su vídeo. Aparentemente, lograba reconocerlos solamente por su conocimiento en la música, y por el gran ruido que habían hecho hacía menos de una década en el mundo del espectáculo.
—Sí, lo somos…— contestó Rin rápidamente mientras se adelantaba a tomar una llave pequeña al lado el mostrador, intentando disimular un poco mientras que Len la sostenía de la cintura, como queriendo protegerla.
—¿Ustedes son hermanos, verdad? ¿Gemelos?— preguntó como si no fuera demasiado obvio, recibiendo solo miradas de disgusto por parte de ellos —Genial…— exclamó en un tono bajo al encontrar el fetiche por el incesto como uno de sus favoritos.
—Bien… tomaremos una habitación común por dos horas nada más, muchas gracias— pronunció Len mientras dejaba unos billetes en el mostrador —Quédese con el cambio— dijo como una clase de cortesía, retirándose al lado de su hermana.
—Oigan… si de verdad quieren divertirse, les puedo dar la suite por el mismo precio que una habitación normal— les ofreció una llave con un llavero de color platino, girándola de manera cómplice con ellos dos —Tiene una cama más grande, mesas de cristal resistente, y un gran ventanal para que vean la ciudad mientras… incestan— trató de conjugar el incesto como un acto que ellos cometerían.
No hubo una razón por la cual negarse a recibir aquel regalo por parte de alguien quien podría ser un fan antiguo, por lo que Len tomó la llave, retornando la otra y agradeciendo con una pequeña reverencia.
Llegaron al cuarto, de un estilo moderno y lujoso, de alfombra negra, espaciada con varios sillones negros con mayor estilo que la de la otra habitación, y como era de esperar, una gran ventana que les dejaba ver la ciudad desde una colina algo elevada. Había también unos cuantos recuadros eróticos, cortinas de terciopelo que dividían el cuarto, y se agregaba un closet lleno de ropa de distintos tipos, pero ese día ni siquiera lo necesitaban. Llegando comenzaron a besarse como no habían podido hacerlo en el ascensor cuando descendían desde su piso en el trabajo, por culpa de un compañero de más de cincuenta años que los había alcanzado antes de que se pusiera cómodos.
Ahora estaban desquitándose un poco de aquello, Len metía las manos bajo el saco de Rin y trataba de no morder sus labios como si tratara de devorarla, mientras que ella le desataba el cabello y acariciaba su cuello, haciéndole un poco de cosquillas alrededor de la parte de atrás del cuello. Se sentaron en la cama y trataron de seguir con los besos sin separarse, llegando al extremo en el que Rin realmente necesitaba respirar, volviéndose sus movimientos algo erráticos al estar en contra de los labios de Len, disfrutándolo, pero temiendo que sus pulmones se quedaran vacíos. Finalmente, él retiró su rostro de encima del de ella, lamiendo lentamente la lengua de ella mientras que aún quedaba cerca una de la otra.
—De verdad… eres un artista en esto de besar…— dijo Rin mientras trataba de recuperar el aliento.
—Literalmente te iba a dejar sin aliento— se rió mientras que besaba la mejilla de su hermana, lamiéndola lentamente. Su lengua no se detuvo solamente en su mejilla, comenzó a escudriñarse por debajo de la línea de la mandíbula de la chica, pasando a su cuello. El típico beso en el cuello, Rin cerraba sus ojos para disfrutarlo, él sabía idealmente como tocar esos puntos que tanto adoraba, haciéndola reír un poco cuando sus labios se cerraban sobre su piel, dejándole esa marca roja de posesión que tanto lucía a las sobras de todos. Pero ahora, el beso pasó más debajo de su cuello y de su clavícula, pero no yendo por el trayecto de siempre, a la parte frontal del pecho de ella. Los dedos de Len desabrochaban su saco y su camisa, y metía su cara al lado del brazo y el torso de su gemela, causándole más escalofríos a la chica, mientras que él solo respiraba y aspiraba con alegría de la vida.
—Len… no es que me moleste que quieres experimentar… pero de verdad sudé esta mañana y más con lo de ahora, no te recomiendo ir allí— trato de sostener su cara pero Len seguía lamiendo más y más, llegando a pasar su lengua por la axila de su amada esposa, mientras esta reía en incomodidad.
—Rin, creo que no has aprendido que de verdad me excita el aroma de tu cuerpo— daba largas bocanadas de aire como si tratara de aspirar algo más del hedor de ella, un grado de humedad por el sudor que disfrutaba enormemente por la sola idea de ser de Rin. Rin continuaba avergonzándose, cada momento en el que se movía, hacía que la chica se sintiera más nerviosa, causando que sudara por el calor de la habitación al medio día, mientras Len la seguía disfrutando como si fuera una especie de paleta que se derretía sobre sí misma.
—Muy bien… creo que quieres darme un baño de lengua, ¿No?— pronunció débilmente Rin, sintiéndose excitada por la forma en la que la lengua de su hermano recorría ahora su torso, besándola de manera generosa por todo el cuerpo que iba recorriendo, pasando su cara por entre sus pechos e internándose en su ombligo después de esto.
—Lo haría de verdad si pudiera— se separó abrazándole las piernas —Solo quiero mostrarte como me encanta tu aroma, tu sabor, tu sentir…— colocó su cara sobre el vientre de la chica, lamiendo y besando continuamente sobre la línea de las pantimedias que él le había dado.
—Len, sabes que no soy comida, ¿Verdad?— preguntó con diversión mientras que él seguía lamiendo y mordisqueándola. Levantando luego sus piernas, colocándose de rodillas frente a ella, Rin supuso que era momento de que él la penetrara como el día anterior, cerrando sus ojos y comenzando a prepararse, pero en lugar de eso, sintió a Len pasando su rostro por los sus pies cubiertos por medias, respirando entre sus dedos con un ánimo inusual, besándolos de manera ocasional, lo que solamente provocaba que ella se sonrojara.
—¿Puedes hacerme un favor?— preguntó Len mientras que mordía el dedo pulgar, mirándola a los ojos mientras comenzaba a frotar su erección entre las piernas de ella —Quiero que pongas tus pies sobre mi…— le pidió abriendo un poco sus piernas y colocaba su ara entre sus rodillas.
—Esto me hace sentir como si fuéramos niños, sabes…— se rió al verlo arrodillarse frente a ella —Recuerdo que cuando éramos menores te gustaba robar ms calcetines, y hacerme cosquillas en los pies… ¿No será por eso que ahora tienes ese fetiche?— trataba de no insinuar demasiado con lo que decía, pero disfrutaba que Len se inclinara frente a ella.
—Quizá… siempre me ha encantado tu aroma, jamás lo he ocultado— se rió, pidiendo con su mano que moviera su pie hacia abajo, que acariciara aquella parte que tenía tanta ansia por salir de su pantalón. Ella solamente comenzó a frotar la parte superior de su pie contra la entrepierna de su esposo, sintiéndolo palpitar con fuerza
—Bueno, por eso honestidad, dejaré que disfrutes todo lo que quieras— él se sentó con las piernas estiradas debajo de la cama, mientras que bajaba su pantalón, deshacía su camisa y la abría, permitiendo que Rin pasara sus pies cubiertos con medias sobre su cara, para después concentrar su otro pie sobre su miembro, frotándolos de manera continua.
Len solamente aspiraba más del suave aroma, lamiendo las medias y comenzando a sentirte más y más excitado, mientras que Rin se divertía al ver cómo podía controlarlo, presionando luego los testículos de su amado hermano como si estuviera a punto de pisarlo —Espera…— gimió Len mientras trataba de sostener ambos pies, de pronto el dolor le había ganado al sentir la presión sobre sus partes más sensibles. Cayó de lado mientras que Rin le miraba con preocupación.
—¡Len, perdóname!— le pidió mientras bajaba los pies y trataba de socorrerlo, pero él solamente se extendió en la alfombra, levantando las manos para evitar que ella interviniera.
—No… estoy bien… solo necesito que me des un tiempo— dijo mientras que se recostaba con cuidado —Trata… trata de pisarme, pero con suavidad— le pidió mientras que intentaba cerrar los ojos un poco, sintiendo como el pie de su gemela se introducía de manera rápida en su boca, mientras que ella, con el otro pie, comenzaba a presionar su miembro y sus testículos, pisándolos con cuidado, usando toda la planta de su pie, mientras hacía lo mismo con su otro pie sobre su cara.
—Vaya… pareciera que puedo controlarte con solo la planta de mis pies… te vez como una mascota deseosa del cariño de su ama— comenzó ella a encontrar cierto disfrute en poder ser la dominante, viéndolo desde arriba con una sonrisa poco común en ella, un deseo sadista de verlo gemir de dolor y placer al presionar su área más sensible.
—Si… puedes controlarme todo lo que quieras…— susurró él mientras seguía pasando su lengua sobre las medias de la mujer, como si disfrutara el sabor. Ella solamente movía su otra pierna, viéndolo tensarse cada vez que presionaba un poco más, comenzando a juguetear con esas pequeñas bolas que ahora parecían inertes al efecto del dolor, para luego presionar con el talón entre ambas, aplastando el resto del miembro contra el vientre del chico. Lo escuchó chillar con lago de fuerza, frotándolo más aun, hasta que de un momento espontaneo a otro, este palpitó ferozmente hasta que eventualmente su chorro de semen se disparó de su contra su ombligo, hasta alcanzar su propio pecho.
—Vaya… no esperaba a que saliera tanto… no después de lo de ayer— admitió ella mientras que levantaba su pie, mirando como el blanco fluido se derramaba de entre sus dedos. Volteó al suelo, y se dio cuenta de cómo su esposo parecía estar fuera de sí mismo, con la mirada hacia un lado y los brazos estirados. Sus ojos se habían cerrado y una línea de saliva caía de su boca —¿Estás bien?— preguntó algo preocupada al notar que él se había desmayado.
—Solo necesito un descanso pequeño— dio él señales de vida, con la cabeza dándole vueltas sin que pudiera hacer nada más que disfrutarlo —¿Alguna vez habías sentido un dolor que se sintiera tan bien…?— preguntó él con un susurro mientras que pestañeaba un poco.
—Puedo volver a pisarte, pero tengo miedo de dejarte inútil de allí abajo— acercó su pie de nuevo, pero Len la alejó lentamente, evitando que siquiera la tocara.
—No… de hecho, creo que sería mejor si pudiéramos dejar que descansara un poco— le pidió mientras que trataba de levantarse, pero Rin tomó un poco de iniciativa, levantándose sobre él y colocándose en cuclillas entre sus piernas.
—De acuerdo, perdóname por haberte lastimado… es solo que se veía que te encantaba, no supe ni siquiera cuando detenerme— y a pesar de todo eso, Rin puso su cara directamente sobre sus genitales, besando la base del miembro con un inusual cariño, como si tratara de disculparse o de compensarlo, mientras que Len solamente sentía como la parte de abajo de su cuerpo le hormigueaba, casi sin notar como ella lo besaba y succionaba. Pronto, ella comenzó a recorrer con sus labios el vientre de su esposo, lamiendo y limpiando el semen derramado por sus propias acciones, comenzando a arrastrar la parte de debajo de su cuerpo desde las piernas de Len.
—Solo sigue haciendo eso un poco más…— le pidió mientras que ella comenzaba a montarlo con cuidado de no presionar demasiado, sentándose con suavidad sobre su área sensible, mirándolo a los ojos mientras que él se erguía, y la sostenía de la cintura, sentándola en sus piernas —Me has estado haciendo muchos favores últimamente— se levantó a su altura y comenzó a besarla con delicia y tranquilidad, mientras ella colocaba sus manos frente a su pecho.
—Cualquier cosa para complacer a mi querido hermano— pronunció ella con voz profunda mientras que buscaba con su mano el miembro ahora un tanto más erecto de su gemelo, acariciándolo con la mano izquierda.
—¿Entones podemos hacer una posición un poco arriesgada?— propuso mientras que ella se extrañaba un poco por el uso de aquella palabra, comenzando a tener sus dudas de si es que hacer absolutamente todo lo que él pidiera sería una buena idea.
—¿Qué es lo que quieres que haga?— lo tratando de descifrar sus intenciones, pero él solo se acomodó juntando sus piernas y cruzándolas, colocando las piernas de su hermana alrededor de la cintura —Muy bien, Rin, ahora solamente tienes que…— y dicho esto, comenzó a penetrarla lentamente mientras que apoyaba la espalda de su esposa contra un lado de la cama, asegurando sus manos alrededor de sus glúteos. Hasta ese momento ella había cooperado amablemente, moviendo sus piernas con cuidado para cerrarlas protectoramente alrededor de la cintura de su hermano, y apoyando sus manos alrededor de su cuello mientras él trataba de levantarla.
—Len… ¿Qué quieres hacer?— no se animó demasiado a preguntar, solamente sintió como Len entraba con lentitud en ella mientras cerraba sus ojos, ahora concentrando toda su fuerza en tratar de levantarla de la cama, sin perder el equilibrio, ella se alteró un poco, preocupándose al inicio, hasta que finalmente estuvo sostenida sobre los brazos de Len, mientras que este se esforzaba en respirar mientras la levantaba.
—Nunca había podido levantarte… siempre quise hace esto…— Respondió él al moverla y sentir como su miembro se introducía en ella por mera acción de la gravedad, retrayéndola hacia sí mismo para penetrarla con más profundidad —Creo que no lo había hecho desde nuestra boda— se rió con una sonrisa honesta mientras colocaba su frente contra la de ella.
—Ya veo, bueno, solo trata de no romper tu pene— le contestó con cierto nerviosismo mientras que lo sentía moviéndose con algo de incomodidad en ella, moviendo lentamente su cintura para ayudar a estimular a su gemelo, colocando su boca contra el hombro de su amante, y enterrando sus uñas en su espalda.
—Tranquila, tengo una buena idea de cómo hacerlo— y llevándola sobre sus brazos, comenzó a caminar lentamente hasta colocarla contra el vidrio del ventanal, sentándola un poco contra un barandal que se había puesto para que la gente pudiera recargarse casi con el mismo propósito que ellos le daban. Ella se recargó con su espalda contra el vidrio y comenzó a sentir como Len tomaba impulso, moviendo sus caderas hacia atrás, tan solo para moverlas luego hacia adelante, sintiendo como su miembro volvía a internarse en ella, en su interior humedecido y cálido.
—¡Ah, Len!— se escuchó como una petición, pero solo con esa voz, su querido hermano sabía muy bien que hacer. Volvió a retroceder, separándola un poco del contacto con el cristal, y volviendo a arremeter contra ella, repitiendo el proceso sin que ella tuviera tiempo en terminar de gemir. Sosteniéndola con fuerza y moviendo enérgicamente sus caderas, volvía a dar sus potentes estocadas, golpeando su espalda con sutileza contra el cristal, continuando con la acción mientras que sus piernas se cansaban por la cantidad de peso sosteniéndolo, pero se volvía a impulsar con la excitación que comenzaba a llenarlo.
—Rin… me encanta cuando gimes, sigue diciendo mi nombre…— le pidió mientras el sonido del golpeteo contra el cristal continuaba, mientras sus manos se paseaban lujosamente por su trasero, presionando sus labios contra el sensual hombro de la fémina, lamiendo y mordisqueando.
—¡Len, Len… Len!— comenzó a obedecer ella, ajustando mejor sus caderas, ajustándose para moverlas a la par de las penetraciones, mientras sus manos se sujetaban de mejor manera contra él, respirando pesadamente, sintiendo como su cuerpo entero transpiraba , sus piernas aun cubiertas por las medias que quedaron desgarradas para permitirle a él el acceso.
—Rin… me correré en cualquier momento… solo espera a que llegue a mi punto— comenzó a masticar su hombro como si deseara lamer el sudor que surgía de ella como jugo de una fruta tropical, comenzando a ceder con la fuerza de sus piernas, dando toda la energía hasta la cúspide de su placer sexual.
Ella se separó un poco de él, viéndolo a los ojos, solo concentrándose en su mirada cansada y esforzada, mientras que ella trataba de mantener el esfuerzo de su movimiento, sintiendo su cuerpo entero ceder a la fuerza de las embestidas de su gemelo, se acercó a él besando sus labios con atrevimiento y pasión, como si fuera algo que saliera de lo esperado. Se unieron en un beso agradable, cálido y profundo, mientras que él finalmente liberaba su semilla en el interior de su amada, moviendo sus caderas hasta que su miembro pasó de sentirse como si contuviera una vara ardiente en su interior a como si este metal se hubiera fundido y saliendo lentamente de él.
—Te amo… adoro hacer esto contigo…— habló él de manera lenta mientras se separaban del beso y se acariciaban lentamente, habiendo Len pegado a su amada contra la ventana, concentrándose un rato mientras que retiraba su boca por sobre la piel de la mujer.
—Y yo también te amo a ti— respondió ella mientras comenzaba a bajar sus piernas para poder apoyarse en el suelo, Len comenzando a agacharse un poco para poder facilitar el movimiento de salida de su miembro, ahora algo flácido —Len… ¿Has notado que lo hemos estado haciendo sin usar condón?— preguntó ella preocupada, como si no lo hubieran visto desde el inicio.
—No… pensé que estabas en la píldora— contestó él a forma de disculpa por su forma de haberlo hecho sin premeditación.
—Lo estoy, pero sabes que ese tipo de cosas pueden fallar— Rin miró al suelo, viendo cómo se derramaba el blanco fluido que salía de entre sus piernas —Podemos buscar hacer otras cosas que disfrutes, aunque no sea haciéndolo por aquí— sugirió mientras entrecerraba sus ojos, riendo con simpatía.
—Bueno, ahora que lo mencionas…— y dicho esto, Len comenzó a confabular la siguiente pequeña aventura que tendrían, dando el día por finalizado, se limpiaron de manera respectiva, y salieron de la habitación, Rin retirando sus vestiduras desgarradas y disculpándose en la recepción por la mancha de fluidos frente a la ventana.
—Sabemos que todos quieren hacerlo contra la ventana, así que tenemos una alfombra que se limpia fácilmente— les contestó el extraño sujeto mientras que les sonreía con complicidad.
Al retornar a la casa, Vigo les llegó con la noticia de un juego que habría el sábado, en el parque que había cerca de la escuela, un simple enfrentamiento de baseball en donde él participaría, en contra de una escuela rival, e invitaban a las familias de los niños para que asistieran, reunión a la cual Len y Rin afirmaron su asistencia, mientras que Shino le mostró a sus papás como le habían enseñado la forma en la que servían los sentidos del cuerpo humano en su clase de jardín de niños.
Esa misma noche, tras haberlos despedido, los gemelos Kagamine, tomados de la mano y apoyándose mutuamente, durmieron desnudos por completo, solo como un mero capricho, porque podían disfrutar de sus mutuos cuerpos, y porque para los dos, les recordaba esa lejana era en la que poco importaba verse de aquella manera. Rin se recostó sobre el bien formado torso de su esposo, recordando aquellos tiempos en los que sus abdominales eran planas como el agua tranquila, acariciando sus genitales como si cuidara algo preciado y valioso, dejando que su otra mano fuera tomada en posesión por la de su hermano.
Fin del día dos.
Muy bien, ya he terminado el día dos, me tomó más trabajo del que pensé por culpa de los trámites universitarios que tuve que terminar en mis residencias, pero estoy bien.
Ahora, con respecto al fanfic, debo de decir que me encantó escribir de nuevo del asunto de los pies de Rin, y de cómo estos fascinan a Len, sé que dirán que me repito con respecto a pasados capítulos, pero en mi defensa, Rilliane no usaba medias, en aquellos tiempos no se habían inventado, por eso aquí puse específicamente que Rin las usara, además, hay una colección de imágenes de Rin usando medias y diciendo cosas que irían acorde a las descritas en este fanfics, aunque las encuentro desagradables, debido a que son dedicadas al lector de las imágenes en lugar de a Len. Afortunadamente, muchos artistas han reconocido el amor que Len tendría por Rin y sus aromas naturales, muy curioso, pero al final, como casi todo lo que ellos dos hacen juntos, adorable.
Lo del final, de no haber usado condón, es algo que se irá desarrollando más conforme el fanfic siga, y al final haré un epílogo en donde se muestre que es lo que resulta de esto, para los que ya hayan leído mis otros fics, entenderán de que trata esto.
En fin, mientras escribo esto, estoy en el trabajo, y adivinen, como ya es tradición, publico esto en el día de mi cumpleaños :D así que dejen un review para felicitarme e_e
En fin, me gustaría contestar los reviews, pero de verdad preferiría que se acumularan todos hasta el capítulo final, en donde responderé a los más constantes ^_^