Scorpius & Lily.
Disclaimer: Casi todos los personajes le pertenecen a JK Rowling, así como el argumento inicial.

TRULY, MADLY, DEEPLY

I.

Lily no había podido dormir en toda la noche pensando en lo que ocurriría al día siguiente. La elección del torneo de los tres magos estaba a punto de comenzar y notaba los nervios a flor de piel. No es que ella hubiera decidido participar. Todo lo contrario. Lily aun cursaba quinto año y la edad mínima para participar era diecisiete. Lo que la inquietaba no eran los exámenes finales ni el torneo en sí, sino la participación de su hermano, de su prima y de… Malfoy. ¿Cómo podían ser tan imbéciles y participar los tres? ¿Y si alguno de ellos salía escogido?

Los primeros rayos de sol entraron por la ventana haciéndose paso entre las cortinas de color escarlata. Se levantó y observó a sus compañeras dormir tan tranquilas y sin preocupación alguna. Mary, por ejemplo, ¿cómo podía dormir a pierna suelta sabiendo que su novio se estaba arriesgando a un peligro inminente? ¿Y si le pasaba algo a Albus? No dudaba de las facultades y capacidades de los tres compañeros, pero se preocupaba en gran medida de las consecuencias y peligros que el gran acontecimiento acarreaba.

-Mary. – le dijo, zarandeándole el brazo con ímpetu.
-¿Mm?
-Despierta, vamos.
-Pero, ¿qué ocurre? – le preguntó la morena, tapándose la cabeza con las sábanas.
-No puedo dormir, y si yo no puedo, ¡tú tampoco!
-Serás egoísta…

Mary se deshizo de las sábanas y bostezó estirando los brazos. Lily la observaba preocupada. Su amiga abrió los ojos por fin y la miró.

-Lily, cariño, son ellos los que han decidido participar, ¡no tú!
-No puedo evitar preocuparme, Mary. Son mi familia.
-Albus y Rose están lo suficientemente preparados. Deja de preocuparte.

Lily se mordisqueó el labio inferior, pues las palabras de su amiga no la aliviaban lo más mínimo.

-¿Y si pierdes a Albus? – le preguntó entonces.
-No lo voy a perder.
-¿Cómo estás tan segura?
-Bueno… Digamos que puede que hablara con McGonagall para convencerla de que retirara su papel de la copa.
-¡¿QUÉ?! – Lily se levantó con estrépito de la cama y su grito despertó a las compañeras que seguían durmiendo placenteramente hasta hacía poco. Las demás Gryffindor la miraron sin disimular su rabia.
-¿De qué te sorprendes? No iba a permitir que Albus se arriesgara. Además, él me contó en el último momento que en realidad no quería participar y que solo metió su papel por diversión. ¿No estás contenta? Tu hermano no va a participar después de todo.
-Me lo podrías haber dicho antes. Y mi prima sigue pudiendo ser elegida.
-¡Deja de mentirnos a los demás y a ti misma! Tú no estás preocupada por Rose o Albus. No puedes estarlo porque nunca dudarías de lo que pueden hacer. Tú estás preocupada porque Malfoy participa.

Lily abrió la boca para comenzar a discutir pero enseguida la cerró ante la mirada de su amiga.

-Si tanto te preocupa que participe, ¿por qué no se lo dices? – le preguntó, levantándose de la cama y dirigiéndose a su baúl.
-No es que me preocupe, primero. Y segundo, nunca nos hemos dirigido la palabra. ¿Qué quieres que le diga?
-¿Que te mola desde… SIEMPRE?
-Estás equivocada en cuanto a eso.
-Sí, seguro.

Lily no pudo comer en todo el día. Fue en busca de su prima y le estuvo echando una bronca descomunal diciéndole que no tendría que haber participado en aquello. Rose la ignoraba, por supuesto. Y, entonces, lo que ella más temía llegó. Citaron a todos los presentes en el Gran Comedor para realizar la elección de contrincantes. La chica dirigió la mirada a Malfoy, que charlaba animadamente con Albus y Rose como si nada.

-No te preocupes más. Seguro que ninguno de ellos sale elegido, de todas formas. – le dijo Mary.
-Tienes razón.

McGonagall comenzó a sacar los trozos de pergamino que citaban a los participantes definitivos. Vilko Yankelevich, de Durmstrang; Charlotte Renou, de Beauxbatons; y, finalmente, Scorpius Malfoy, de Hogwarts.

Lily no lo podía creer cuando el chico se levantó de su asiento y se dirigió junto a sus demás compañeros a una salita que la chica sentía muy lejana en aquel momento. Mary estaba igual de sorprendida que su amiga. Rose se dirigió hacia las chicas y se sentó junto a ellas.

-¿Estáis contentos? – le preguntó Lily a su prima.
-Pero, ¿a ti qué mosca te ha picado? Estás de lo más pesada últimamente, Lily.
-La mosca que le ha picado – intervino Mary – se llama Scorpius Malfoy, Rose.
-¿Qué? – preguntó la chica pelirroja, mirando a Lily – No me digas que todavía estás colada por Scor, Lily.
-Claro que no.

Mary y Rose intercambiaron una mirada cómplice.

-Ahora mismo está soltero, ¿sabes? – insinuó su prima.
-Ya, ¿y hasta cuándo será eso? Que se prepare para la oleada de fanáticas que le seguirán ahora después de esto.
-Bueno, él ya está acostumbrado a todo eso. Ya lo conoces.

Aquella noche fue otra de esas en las que Lily no pudo dormir. Rose tenía razón, Scorpius estaba acostumbrado a que muchas féminas estuvieran pendiente de él día y noche. Y eso la enfadaba sobremanera. A la mañana siguiente, todas las chicas de Slytherin llevaban chapas con la cara del chico en sus túnicas. Las más pequeñas le pedían autógrafos avergonzadas, pero Lily tuvo que reconocer que resultaban ser adorables. Sin embargo, las más mayores lo seguían a todas partes, y no solo de su casa, sino también de las restantes. Por eso no pudo creerlo cuando lo vio caminar completamente solo por un pasillo de uno de los pisos más altos del castillo. Caminaba leyendo un libro y tenía la varita colocada detrás de la oreja. La pelirroja se llenó de aire y se dirigió decidida a su presa. Se aclaró la voz y lo llamó justo cuando el chico iba a doblar una esquina y cambiar de rumbo.

-¡Malfoy! – exclamó. El chico se detuvo al escuchar su nombre y miró rumbo a ella. Parecía tan desconcertado como la chica al ver de quién se trataba. Cerró el libro y se dirigió hacia Lily con el ceño fruncido.
-¿Qué puede querer de mí la pequeña Potter?

Lily lo miró ensimismada. Era la primera vez que se dirigían la palabra y no se le ocurría qué decir. El chico la miraba expectante, con una sonrisa juguetona en los labios. Parecía que aquella situación lo divertía.

-Solo quería…
-¿Sí?
-¿Cómo has podido ser tan imbécil y participar en el torneo?

Scorpius no se esperaba esa actitud de la "tranquila y relajada" Lily Potter.

-¿Perdón? – preguntó él, continuando sonriendo.
-¿No has pensado en tu familia o en tus amigos? ¿O simplemente en el riesgo del torneo?
-Diría que una chica está preocupada por mí. – contestó él ignorando sus preguntas, y dando un paso adelante para acortar la distancia entre ambos. Lily notó cómo sus piernas dejaban de ser estables y comenzaba a temblar.
-No estoy hablando de mí, idiota. Hablo de tus padres, de Albus y Rose, ¡incluso de mi familia que te ha cogido cariño!
-¿Y tú no entras en esa categoría, Potter?

Scorpius observó sus labios, después sus mejillas sonrojadas y, finalmente, sus ojos. Lily le devolvió la mirada pero no sabía qué decir.

-¿Scorpius?

Una chica de primero había tirado de la túnica del chico. Ambos miraron a la niña, que le tendía un trozo de papel y una pluma con ganas. El chico volvió a mirar a Lily y luego a la pequeña niña. Cogió el papel y la pluma y le firmó preguntándole su nombre. Lily observaba a la niña con ternura.

-Aquí tienes, Marien. – le dijo, devolviéndole el papel y la pluma.
-Gracias Scorpius. – contestó la niña con una sonrisa. Luego miró a Lily. - ¿Es tu novia?

Scorpius miró a Lily con diversión reflejada en sus ojos y a punto de soltar una carcajada. Los colores de la chica se acentuaron aún más al ser posible en sus mejillas.

-No, no, por supuesto que no Marien. – negó rápidamente Lily.
-Aún no ha admitido que está coladita por mí, Marien – intervino Scorpius guiñándole un ojo a la niña. Lily lo miró boquiabierta. ¿Cómo se atrevía a ser tan descarado?
-Pero, tú me esperarás, ¿no, Scorpius? Cuando sea mayor serás mi novio, ¿verdad?
-¡Claro! – exclamó el chico. Lily se sintió un poco incómoda. ¿Podía tener celos de una niña de once años? Esperaba por su propio bien y por sus facultades mentales que la respuesta fuese un claro no.

La niña se alejó con una sonrisa de oreja a oreja en los labios y abrazando su autógrafo firmado por Scorpius. Lily lo miró incrédula.

-¿Cómo puedes despertar tanta expectación en los demás? – preguntó con una mueca.
-No sé, dímelo tú – respondió él. Lily puso los ojos en blanco. – Mira Lily, voy a participar en el Torneo te guste o no. No te preocupes por mí, estaré bien. Es más, te dedicaré cada una de mis victorias.
-No seas tan arrogante.
-No lo soy. ¿Te apetece cenar conmigo este fin de semana?

Lily se quedó perpleja y completamente quieta. Lo observó con recelo mientras pensaba su respuesta. Él seguía mirándola como si fuese a comerse el mundo, tan arrogante y engreído como siempre. Esa actitud no le gustaba y a la vez sí. Era todo muy confuso.

-Lo siento Malfoy, tendrás que esmerarte la próxima vez. – dijo ella. Si él podía ser engreído, ella lo iba a ser el doble. El chico se quedó blanco de pies a cabeza y Lily se alejó con una sonrisa de oreja a oreja por haber ganado esa batalla. Scorpius negó con la cabeza y sonrió.
-¡Caerás, Potter, caerás!