Los personajes de esta historia pertenecen a Cassandra Clare yo solo los dejo jugar con mi imaginación. ^^
Solo Tú.
1
-Lo tengo todo, lo tengo todo. –no dejo de repetirme esas palabras, pero no funcionan, no hacen que me sienta diferente, sigo sintiendo el mismo vació de siempre.
Hoy es una de esas noches en las que no me puedo controlar, es una de esas noches donde siento que el peso de mis sentimientos me aplasta, para algunos es difícil de entender, ven a una chica, hermosa, inteligente y con una cuenta bancaria exagerada, puedo pedir lo que sea y me lo darán, he escuchado que el dinero compra la felicidad, tal vez lo haga por un breve momento pero eso es todo. Puedo tener las mejores cosas, no negare que me encanta comprar y comprar pero al final del día eso que siento cuando las tengo desaparece, muere el apego, muere el interés, camino por todo mi cuarto y lo siento grande y frió en noches así cuando siento que la desesperanza me ahoga intento abrigarme con una cobija y dormirme, pero no puedo, han llegado días donde siento que actuó como en piloto automático, como si cumpliera los requisitos de una lista.
La gente podría pensar que soy estúpida por pensar así, ¿Por qué puede sufrir alguien como tú? Me pregunta constantemente mi psicólogo, por todo y por nada, siempre le respondo. Mis padres no saben que voy a un psiquiatra, bueno en realidad no saben nada de mí y poco les importa. Crecer intentando ser la niña perfecta nunca es fácil, menos cuando tenía que sonreírle a todos para que no sintieran lastima por mí cuando mis padres se separaron. Recuerdo sus gritos por toda la casa, hasta que mama no lo soporto mas y se fue, no la veo desde que tengo 8 años, papa siempre se molestaba conmigo cuando le preguntaba por ella, decía que poco importaba alguien que te abandonaba, así que con el tiempo aprendí que todo tiene un principio y un fin, que un día puedes tener a alguien a tu lado y mañana se irá sin mirar atrás. Así que ya no pienso en ella, mi padre siempre estuvo ocupado con sus negocios, siempre que le pedía que se quedara en casa me decía que lo hacía por mí para que nunca nada me faltara, cada vez venia menos a la casa, ahora que tengo 16 años si lo veo cada 6 meses es un milagro, al principio pensé que si crecía un poco más el me llevaría a sus viajes, pero siempre me decía que tenía que ir al colegio, y que eran reuniones aburridas, hace poco nuestra cadena de hotelera llego a Asia, así que mi padre se encuentra en Corea del Sur, mientras que yo vivo en Nueva York.
Se podría decir que la persona que me crio fue mi nana Dorothea, fue con la única que me permití llorar, la única que estuvo ahí para consolarme sin pensar que solo era una niña rica que no sabía nada de tristeza. Sé que muchos padres se separan, que muchas familias están divididas y terminan como la mía, siendo inexistente, hay penas mucho más grandes que la mía, pero no me importa todos sufren por sus propios problemas, bueno yo sufro por esto. Aunque eso solo lo sabe mi psicólogo y mi nana, el resto del mundo me ve como debe ser, como una chica perfecta.
Me acuesto en mi cama y cojo el Ipod, la música es lo único que puede calmarme, miro el techo oscuro de mi habitación y pongo aleatorio, estiro el brazo para alcanzar la cadena que tengo en la mesa de noche, mis padres me la regalaron cuando nací, dice CM por mi nombre Clarissa Morgenstern, la aprieto fuerte y siento como las letras comienzan a lastimarme la palma de la mano, pero no me importa el dolor lo hace mas real. No quiero llorar por sentirme vacía, prefiero llorar por una herida palpable, no por una herida que siento solo yo y que nadie más puede ver.
Me arde la mano cada vez que la aprieto más fuerte, hasta que me obligo a soltarla, me arde y siento unas leves gotas de sangre, ahora si me permito llorar, quiero gritar y tirarlo todo por la ventana, no soporto mas la monotonía, no soporto vivir un día mas con una sonrisa falsa en la cara, pero sé que de nada sirve como me siento ahora, mañana me levantare y tendré que fingir como siempre.
Lloro hasta que me quedo dormida, esa noche sueño con un chico de ojos dorados que me mira reprobatoriamente.
-Hora de despertar. –escucho medio dormida que mi nana abre las cortinas, los ojos me arden y los parpados me pesan cada uno una tonelada, no me quiero levantar. –Son las 6 se te va a hacer tarde.
-Nana, no te has dado cuenta que yo jamás llego tarde, todos se adelantan. –hago un esfuerzo inhumano y me levanto como puedo, cuando me rasco los ojos hago una mueca, la herida de la mano me empieza a arder, antes de que pueda taparla de los ojos de mi nana, esta pega un alarido y me mira acusadoramente.
-¿Otra vez? Ahora que me dirás que la cadena es mágica y que se aferro a tu mano hasta hundirse en la piel. –Se acerca a mí y me coge la mano con suavidad, cuando me mira la palma veo que la herida es un poco más profunda de lo que pensé, cierro la palma porque me da vergüenza que vea la herida pero ella solo suspira. –Anoche fue una de esas noches ¿verdad? Te he dicho que si te sientes así me busques, que no te ahogues sola.
-Basta nana, se me hará tarde. –intento retirar la mano pero ella niega con la cabeza.
-Iré por una venda y un desinfectante. Quédate aquí. –me suelta la mano y sale de mi cuarto.
Rebusco en las cobijas y encuentro mi cadena, me la pongo en el cuello como siempre, me desato la trenza que me hice para dormir y mi cabello rojizo cae en ondas sobre mis hombros, me miro en el espejo y frunzo el ceño, tengo bolsas en los ojos, mi nana abre la puerta y viene con una pequeña caja rectangular de color rojo, la pone en la mesa y empieza a rebuscar.
-Pero donde lo deje…aquí esta, ven. –me llama y me acerco, abre un desinfectante que huele horrible y me pone un poco en la mano, me arde como si me estuviera quemando.
-Ahora sé porque dicen que la cura duele más que la enfermedad. –digo moviendo los dedos de la mano esperando que el dolor pase un poco.
-Eso te pasa por andar haciendo esas cosas. –Doro vuelve a cogerme la mano y saca de la caja una venda, me la envuelve varias veces y me suelta. –Ahora arréglate, y con cuidado te mojas esa mano.
A veces me pregunto para qué tener un comedor tan largo cuando siempre como sola. Hay 4 empleadas paradas a cada lado de la mesa, esperando que les pida algo o que me queje de la comida o yo que sé, ni siquiera entiendo porque es necesario que tantas personas me miren comer. Remuevo la fruta un poco irritada y descubro un pedazo de melón. Odio el melón.
-¿Cuántas veces tengo que decir que detesto el melón? –digo soltando el tenedor bruscamente. Una de las chicas que está a mi derecha se pone pálida y corre a retirar el plato.
-Lo siento mucho. –dice pero la verdad no me importa.
-Nana despídela. –digo y me levanto de la mesa, ya no tengo hambre.
-Señorita, por favor no. –dice mientras me mira suplicante.
-Detesto repetir las cosas. –digo mientras me voy del comedor, veo como mi nana niega con la cabeza y le hace una seña a la empleada para que la siga.
-Hodge, el auto. –digo y mi chofer que estaba en la puerta sale corriendo a buscar el auto.
Me subo al Audi 8 cuando Hodge abre la puerta. Lanzo mi bolso a la silla y me volteo para ver Hodge.
-Antes de ir al colegio, quiero pasar por un Starbucks. –digo y me subo, Hodge cierra la puerta y se apresura a subirse.
-Señorita pero si hacemos esa parada llegara tarde a su clase. –dice prendiendo el auto.
-¿Cuándo pedí tu opinión? –le pregunto y veo que sus orejas se ponen rojas, solo asiente y conduce.
Miro atrás y veo mi casa, siempre me he preguntado por qué mi padre compro una casa tan grande, donde ni siquiera vive, donde puedes hablar y se escucha el eco por todas partes, nana dirige siempre a todo el personal que hay en la casa, así que esta permanece perfecta , miro por la ventana y veo los amplios jardines que hay, mi padre mando plantar arbustos de rosas rojas por todas partes por que sabe cuánto me gustan, hay algo atrayente en ellas, esa belleza rodeada de espinas es algo hipnotizante, se abre la reja y salimos, no demoramos mucho en llegar a Starbucks. Hodge estaciona al frente y se voltea para hablarme.
-¿Señorita que desea que le compre? –me pregunta.
-Yo iré. –digo y no espero a que me abra la puerta si no que lo hago y me bajo del auto.
-Señorita no se moleste yo puedo traerle algo. –dice Hodge.
-¿Tengo que repetir que detesto decir las cosas más de una vez? Dije por si no escuchaste que yo iré. –digo mientras agarro mi bolso y entro.
No hay muchas personas, así que no se demoran en atenderme, pido un Frappuccino y me siento en una pequeña mesa, escucho el vibrador de mi celular y empiezo a buscarlo en el bolso, al mirar la pantalla del Iphone no puedo evitar emocionarme, es mi papa.
- Pa, hace mucho no me llamabas. –digo emocionada. -¿Cómo has estado? ¿Cuándo volverás?
-Clarissa te llame hace un par de días, he estado bien y respecto a cuándo voy a volver, tenía planeado volver a final de este mes pero como me necesitan más aquí que allá creo que extenderé mi viaje un par de meses. –dijo seriamente al otro lado de la línea.
-¿Un par de meses? Acaso no te importa que hayas dejado a tu hija abandonada aquí. –siento ira, ¿Un par de meses? ¿Acaso no planeaba volver nunca?
-No seas dramática, ¿Abandonada? Tienes todo y más de lo que cualquiera podría desear ¿No te das cuenta? Además te portas bastante bien sin mí, así que no tengo por qué preocuparme, no es como si estuvieras saliendo con un fracasado o algo por el estilo. –dijo y su voz suena despreocupada.
-¿Si tuviera un novio así vendrías más rápido? –pregunto interesada.
-Me subiría a un avión ahora mismo, jamás dejaría que echaras a perder tu vida por un don nadie. Pero sé que nunca harías nada para molestarme. ¿Verdad Clarissa? –pregunta y escucho como mueve hojas, claro debe estar revisando algún documento, eso me molesta, ¿No puede dejar el trabajo así sea por 10 minutos para hablar conmigo?
-No nunca lo haría. –respondo pero la verdad si lo haría, solo para que regresara pronto lo haría.
-Esa es mi hija, bueno espero que te vaya bien en el colegio hoy, tengo una junta así que hablaremos en un par de días. –dice y antes de que le responda escucho que cuelga.
Miro el teléfono molesta, si un novio fracasado es todo lo que necesito lo conseguiré, me levanto de la silla y voy hacia la puerta, estoy tan ida en mis pensamientos que no me doy cuenta de que tengo a alguien al frente hasta que me choco contra él, lo que queda de mi Frappuccino va a parar a su camisa.
-Pero qué demonios… -protesta aquel chico de cabello dorado, mirándome reprobatoriamente, me quedo helada cuando noto lo parecido que es al chico con el que soñé, sus ojos dorados me examinan un momento y luego pasan a examinar su camisa. -¿Por qué no te fijas por donde caminas?
-¿Por qué te quedas parado en la mitad de la calle? ¿Eres estatua o qué? –digo molesta por la forma en la que se atreve a hablarme, veo que Hodge se baja del auto rápidamente.
-Porque no vas a que tu papito te compre unas gafas, se nota que no ves nada. -¿Pero qué demonios? Nadie, jamás me había hablado de esa manera. NADIE.
-¿Pero quién te crees? ¿Acaso sabes quién es mi padre, para que te atrevas a hablar del? –El no sabía con quien se estaba metiendo.
-Me importa poco quien lo sea, pero viendo que asistes a ese colegio. –dijo señalando el escudo de mi colegio, que se ve claramente en el abrigo de mi uniforme. –No creo que te falte dinero, para unas gafas.
-Joven, respete a la señorita. –dijo Hodge, ambos lo miramos como si fuera un bicho molesto, habría despedido a Hodge hace años, pero mi papa no me lo permite, dice que el ha sido parte del personal desde antes que yo naciera.
-Que pena su majestad. –dijo el entornando los ojos y empezando a caminar. –Algunos tenemos que seguir buscando trabajo.
Me demore medio minuto en evaluarlo mientras caminaba, llevaba una cazadora de cuero negra, un Jean oscuro, no parecía de mucho dinero pero era atractivo, era grosero y desempleado. Bueno yo le daría un trabajo.
-Señorita es mejor que nos vayamos. –insistió Hodge mientras abría la puerta del Audi.
Lo ignore como de costumbre y eche a correr por la calle para alcanzarlo.
-¡Espera! –grite cuando vi que iba a cruzar la calle. Se volteo y me miro interrogante. -¿Estas buscando trabajo? –le pregunte cuando por fin lo alcance, vi que Hodge trataba de alcanzarme pero luego se devolvía para ir por el auto también.
-Sí. –dijo y me mostro un periódico que llevaba dentro de la cazadora. -¿Por qué te importa?
-Te daré trabajo. –digo y sus ojos me miran confusos.
-¿Qué clase de trabajo? –pregunto dudoso.
-Uno muy sencillo, solo tienes que ser mi novio. –digo y veo que abre los ojos de par en par.
¡Hola! Si nueva historia, hoy estaba escuchando una canción y ¡pum! vino a mi XD no se preocupen mis lectores de ¿Te Casarias Conmigo? no los descuidare y muy muy pronto les subire capitulo (se que los deje con la duda) Un poco deprimente el principio ¿No? Espero sus reviews, con un Angela me gusto, o Angela lo odie, sigue estudiando Ingeniería por que escribiendo no tienes futuro. ¡Algo! Ya saben los reviews motivan a que los capitulos se escriban mas rapido ;)