Capítulo I

El sol había salido muy temprano aquella mañana, sus cálidos rayos bañaban por completo la ciudad, otorgándole vida y unos destellos dorados muy bellos a las casas vecinas. Era uno de esos días, en que uno sentía que las cosas saldrían bien, en especial, en una enorme mansión rodeada por árboles de cerezo. Estas flores rosadas le daban un toque muy especial a aquel misterioso lugar. Todo estaba silencioso y agradable pero, esto no duró mucho, ya que, en esos momentos unos gritos provenientes del interior rompieron el frágil y sagrado silencio matutino. En una de las habitaciones del enorme edificio, cierto shinigami de ojos violetas y cabello castaño se encontraba en medio de un berrinche, y la expresión en el rostro de su compañero indicaba claramente que si no se callaba, algo muy horrible le iba a suceder.

- ¿Por qué? ¿Por qué? ¿¡Por qué te comiste mi pastel!? ¡Soka-chan!

- ¡Ya deja de llorar por tonterías! Realmente, un día de estos dejaré de ser tu compañero. Que vergüenza… "esta cosa" no puede ser un adulto – dijo Hisoka hablando para sí, pero lo suficientemente claro, como para que su compañero lo escuchara.

- ¡Primero mi pastel y ahora me entero que me odias! ¿¡Por qué seré tan desgraciado!?

- ¡No he dicho eso!, ¡ya cállate! ¡Me estás desesperando! ¿¡Por qué no te comportas como alguien de tu edad!? ¡Esa actitud me molesta!

- ¡SOKA-CHAN! ¿¡POR QUÉ ERES TAN CRUEL!? – le dijo Tsuzuki en forma de chibi mientras daba vueltas alrededor de él.

- Ya deja de gritar que no estoy sordo.

- ¡Quiero que me compres otro pastel!

- ¡Ni lo sueñes!, ¡si estuvieras vivo morirías de diabetes!

En esos momentos, alguien llego atraído por esos gritos, ¿y cómo no escucharlo? La voz de Tsuzuki Asato se escuchaba por toda la organización. Tatsumi se quedó en silencio al ver a Tsuzuki temblando como un pequeño perrito, llorando desconsoladamente ante la fría mirada de Hisoka. Estas escenas no lo sorprendían en lo más mínimo, mucho menos la actitud de su antiguo compañero de trabajo, es más, si un día de esos Tsuzuki se comportaba decentemente, eso querría decir que realmente estaba grave o al borde de la muerte.

- ¿Qué sucede aquí? – preguntó tranquilamente.

-Tat-Tatsumi...

Tsuzuki se puso de pie y se abalanzó sobre Tatsumi para abrazarlo de manera asfixiante. Hisoka ya estaba harto de ese tonto comportamiento infantil, pensaba seriamente abandonar a su compañero y buscarse alguien que no llorase tantas veces al día. Lo del pastel era cierto, pero Tsuzuki lo estaba llevando demasiado lejos y jamás podría entender esas reacciones tan extrañas, simplemente para él eran tonterías sin sentido, además, no comprendía como alguien que sufrió tanto como Tsuzuki, ahora se comportara como un niño de siete años. Tsuzuki siempre le decía que debía relajarse de vez en cuando y no olvidarse de su "yo" niño, pero, el problema era que no sabía que significaba realmente la palabra "relajo" o "diversión". Quizás nunca lo sabría, porque su única misión, era acabar con Muraki, o al menos eso creía.

- ¿Te sientes mal Hisoka? - preguntó Tatsumi mientras intentaba soltarse de Tsuzuki.

- Lo que pasa es que, deseo cambiarme de compañero. No soporto más esta situación.

-¿Lo dices en serio?

- Pues, lo he estado pensando hace un buen tiempo y…

- Soka-chan ¿en verdad me odias? - dijo Tsuzuki con voz débil.

- No es eso. Es que yo, no puedo trabajar con alguien tan inmaduro

Hisoka no quería seguir discutiendo, además por dentro, empezaba a arrepentirse por haberle dicho todas esas cosas a su compañero. ¿Por qué tenía que ser así?, realmente esta vez sintió que había herido los sentimientos de Tsuzuki. Hisoka no dijo nada más, para no empeorar la situación y salió lentamente de la sala, sin importarle que su compañero lo observara con cierta mirada de culpa.

- Tsuzuki, creo que exageraste esta vez – dijo Tatsumi dejándose caer sobre una silla y acomodándose los lentes.

- Pero, yo…

- No deberías hostigar tanto a Hisoka, sabes que nunca tuvo infancia, estas cosas para él son tonterías. Realmente es una pena que a sus dieciséis años se comporte de una manera fría.

- Ya sabes como soy Tatsumi, a veces me dejo llevar. Hisoka siempre me regaña y se enfada conmigo, la mayoría de las veces lo hago por molestar, para que deje esa apariencia de viejo decrépito y se divierta. ¡Me gustaría que por una vez Hisoka se comportara como un adolescente normal!

- Tú más que nadie sabe por lo que pasó.

- ¡Él no sabe que como divertirse! Eso, es eso…

- ¿Qué estás pensando ahora Tsuzuki? - dijo Tatsumi con cierto miedo al ver la sonrisa que puso su ex compañero.

- ¡Genial!, ¡tengo una gran idea!

-¿Qué se te ocurrió ahora?, realmente me asustas con esa cara.

-¡Ya lo verás Tatsumi! Este, por cierto... ¿cuando es el cumpleaños de Hisoka?

- Bueno, no lo sé muy bien, pero, creo que es dentro de siete meses.

- ¡Se arruinó mi plan!

- ¿Qué tenías en mente?

- Bueno, pensé en regalarle algo especial a Hisoka y así alegrarlo un poco. Estos días ha estado más triste y gruñón que de costumbre.

- No me sorprende, de todos modos hace dos años que no sabemos el paradero de Muraki. Debe sentirse realmente frustrado.

- No me gusta verlo así, me preocupa… si tan solo pudiera hacer algo para alegrarlo.

- Si en verdad quieres darle algo ¿por qué no lo haces?, los regalos no solo se dan en los cumpleaños. Podrías hacerlo a modo de disculpa por tu actitud, una manera de reconciliación para que cambie de idea y no busque otro compañero.

Tatsumi trataba de animarlo con eso, sabía que Tsuzuki era el más indicado para acercarse a Hisoka. En realidad, él también había estado preocupado con ese comportamiento, entendía bien que Hisoka era así por todos los traumas que sufrió cuando estaba vivo, pero no sería mala idea que aquel chico de ojos verdes tuviese algo de diversión. Por ello, decidió apoyar a Tsuzuki, solo esperaba que Hisoka aceptara su regalo y las cosas se arreglaran entre ellos. Tsuzuki permaneció en silencio por algunos segundos, pensando que cosa podría hacer para alegrar a su compañero. En eso, una gran sonrisa apareció en sus labios y adoptó su forma de pequeño cachorro, realmente cuando quería, Tatsumi podía ser un gran consejero. Así que, después de darle las gracias, rápidamente empezó a repasar mentalmente y recordar las cosas que le gustaban a Hisoka. Pero, por más que lo pensó y pensó, se enfrentó con una dura realidad, Tsuzuki no tenía la menor idea sobre los gustos del chico. Lo único que le quedaba era apelar a sus propios gustos, ¿qué le podría regalar? Necesitaba que fuera algo divertido, deseaba que por lo menos una vez, Hisoka la pasara bien como cualquier chico de su edad. Tsuzuki se pasó toda la tarde pensando, por suerte, en esos momentos no le habían asignado ningún caso y tenía cierto tiempo libre para poder meditar bien. Y, después de casi cuatro horas de frustrante encierro, salió de su habitación y empezó a caminar por los corredores sin rumbo alguno, ¿que sería lo adecuado?, realmente era muy difícil. La sola idea de regalar algo a un adolecente que sufrió crueldades cuando estaba vivo, era como una misión imposible.

Estaba tan distraído que no se dio cuenta que a pocos pasos de él, se encontraba una pequeña sombra en medio del camino. Tsuzuki siguió adelante, pero tropezó con aquel objeto haciéndolo caer al suelo de espaldas.

- ¿¡Qué demonios!? – dijo aun en el suelo, observando a todos lados, atento a cualquier movimiento.

Alguien se acercó corriendo al escuchar su voz. Watari al verlo, se agachó y recogió aquel extraño objeto que había sido el causante de la caída del pobre Tsuzuki. Claro está, olvidándose por completo de ayudarlo a levantarse.

- Lo siento Tsuzuki, pero me olvide decirte que mi nuevo invento se paseaba por aquí.

-¿Eh? ¿Invento? ¿Esa cosa rara que cargas como si fuese un bebé?

- ¡No es una cosa rara!, ¡más respeto! Mmnn… mejor te ayudo a levantarte.

Watari lo ayudó a ponerse de pie y lo llevó a su laboratorio, que estaba a pocos pasos de ellos. Por un momento parecía que Tsuzuki hubiera perdido el conocimiento por la caída, ya que su expresión se mostraba ausente y confusa, pero, al ver un delicioso pastel de chocolate sobre el escritorio de su amigo, reaccionó inmediatamente y actuó como si nada hubiese ocurrido.

- ¡Pastel! – dijo acercándose alegremente.

- Lo estaba guardando para ti.

- ¿¡En serio!?

- Claro que sí.

- ¡Gracias Watari! - dijo Tsuzuki feliz, mientras empezaba a comerse el pastel.

- Por cierto, ¿te encuentras bien? No sé porqué, pero, cuando te vi parecía como si estuvieras en otro mundo. Además no te diste cuenta de que Mimi-chan estaba paseando por ahí y la pisaste – dijo el rubio con una expresión de dolor por la última frase.

- Lo lamento, realmente estaba pensando en algo y no vi a... ¿Quién rayos es Mimi-chan?

-¡Mi nuevo invento!, o mejor dicho ¡mi nueva mascota!

Watari le enseñó con alegría aquel objeto. Tsuzuki la observó con curiosidad, en esos momentos, vio un extraño aparato de cuerpo de metal con cuatro patas, con cola esponjosa y con orejas blancas. El supuesto gato, maullaba de una forma extraña, quizás esto se debía al tormentoso encuentro con Tsuzuki, en ese momento más parecía un perro que un gato.

- Watari ¿esa cosa es en realidad un gato?

- ¡Claro que lo es!, pobre Mimi-chan... ¡nos ofendieron!

- Esto, disculpen, Watari y... Mimi-chan. ¡Esa cosa da miedo! – dijo Tsuzuki en voz baja pero Watari lo escuchó y le lanzó una mirada asesina.

- Ignoraré tu comentario por la paz mundial. Sabes, creo que este invento nos servirá de mucho, solo necesito arreglarla y será como una gata autentica. Unos ajustes y empezará a cazar ratones.

-¿Hay ratones en la organización?

- ¡No tengo idea! – dijo Watari riendo - Pero si no hay ¡inventare ratones robot para que no se aburra!

- No quiero ni imaginarme como sería eso, la sola idea me da escalofríos. Bueno, ya me tengo que ir.

Tsuzuki se levantó para marcharse. A veces Watari podía ser tan extraño. Y, era mejor retirarse en aquellos momentos. Pero, cuando llego a la puerta, la voz de su amigo lo hizo detenerse.

- Tsuzuki, si quieres un consejo, pienso que el regalo que elijas para Hisoka debe ser algo que también te guste a ti. ¿Quién más que tú podría pensar en algo divertido para él?

- Watari... sí que las noticias vuelan en este lugar.

- ¡No te preocupes por eso!, ¡toda la organización lo sabe menos Hisoka!

- ¿¡Ehhh!?

- ¡Ánimos!, ¡verás que muy pronto encontraras aquello que sea lo ideal!

- ¿De verdad lo crees?

- ¡Claro que sí!

- ¡Gracias Watari!

Tsuzuki salió feliz del laboratorio, era obvio que Tatsumi había hablado con el rubio. En esos instantes, agradecía que su ex compañero no hubiera sido tan discreto con ese asunto a pesar de todo, los ánimos de Watari le daban energía y ahora estaba más empeñado en encontrar el regalo perfecto para Hisoka.

En los días siguientes, Tsuzuki se comportó de una forma extraña, más que de costumbre. Hablaba en secreto con Tatsumi, y de noche se escapaba hacia el laboratorio de Watari, realmente los demás ya empezaban a pensar otra cosa por ese extraño trío. Pero, una noche de esas, cuando Tsuzuki se dirigía al laboratorio de su amigo para arreglar ciertos detalles faltantes, se dio cuenta que alguien lo miraba fijamente con una expresión molesta.

- ¿Hisoka?, ¿qué haces despierto a estas horas? - preguntó Tsuzuki con nerviosismo.

- Lo mismo te pregunto.

- Bueno, yo...

- Si buscas a Watari acaba de salir.

- ¿Sí? Bueno, de todos modos no lo necesitaba.

- Hace diez minutos que estoy viendo tus extraños movimientos hacia el laboratorio, en fin, no me importa las locuras que estén tramando.

- Hisoka, ¿puedo preguntarte algo?

- Dime.

- ¿De verdad me odias? En estos días, ni siquiera has querido estar en la misma habitación que yo…

Hisoka se quedó en silencio, realmente no lo odiaba ni estaba molesto con él, pero, aquellos encuentros furtivos de noche con Watari y Tatsumi, no lo animaban mucho, hasta se podía decir que sentía celos, porque ellos sabían el secreto de su compañero, eso lo molestaba, además se suponía que confiaba en él. ¿Qué estaba pensando? Hisoka se ruborizó un poco ante este pensamiento, felizmente todo estaba casi a oscuras, por lo que Tsuzuki no se dio cuenta de aquello.

- Tsuzuki...

- Sé que puedo llegar a ser muy extremista, pero, no quisiera que dejaras de trabajar conmigo…

- Pues…

- Vale, entiendo si no me quieres responder, es obvia la respuesta. Será mejor que me vaya, si ves a Watari, por favor avísale que estaré fuera. Necesito un poco de aire.

- No, espera...

Pero, ya era tarde, Tsuzuki se alejó rápidamente. Hisoka se sentía mal por haber dejado que su compañero se fuera con esa idea en la cabeza. A veces sentía que era él quien siempre arruinaba todo, que por su culpa, Tsuzuki tenía momentos de tristeza, por eso, si dejara de ser su compañero las cosas se pondrían mejor. Aunque, no podía negar que desde que lo conoció, se había sentido mejor y todo los recuerdos de su vida anterior, desaparecían por momentos gracias a sus locuras. Hisoka se dirigió lentamente a una de las ventanas para observar el cielo nocturno, sabía que esta vez, el que se había comportado como un niño, había sido él.

A la mañana siguiente, Hisoka fue despertado por uno de los hermano Gushoushin, quien había entrado en silencio, para cumplir con su especial encargo.

- ¡Despierte Hisoka-san!

- ¿Eh?, ¿qué sucede? – dijo medio adormilado aun.

- Lo están esperando en la sala de reuniones.

- ¿Qué es lo que ocurre?, ¿se trata de algún nuevo caso? - preguntó mientras se levantaba con cierta mirada de preocupación.

- La verdad no lo sé, solo me dijeron que era muy urgente.

- ¡Debe tratarse de Muraki! Esta bien Gushoushin, ya voy.

- ¡Entendido!

Gushoushin salió y lo dejó solo, realmente, ni él tenía idea de que se trataba todo aquello. La noche anterior, Tsuzuki les había encargado a su hermano y a él, despertar temprano a todos y decirles que había algo importante en la sala de reuniones.

- Ahhhhhh ¡que sueño tengo! ¿Alguien sabe de qué trata todo esto? - dijo Wakaba con una expresión de confusión total.

- Ya verán - dijo Watari con una sonrisa.

- Lo mismo digo, y solo espero que Hisoka quiera colaborar con este proyecto, realmente no soportaré a Tsuzuki si le dice que no.

- Por favor Tatsumi no seas tan negativo.

- ¡Oh no! ¡Por favor! ¡No me digan que se trata de una de las locuras de Tsuzuki! – dijo Terazuma recostándose sobre la mesa y escondiendo el rostro entre los brazos.

- Lo siento Terazuma-san, creo que tendrás que soportarlo - dijo Tatsumi empezando a arrepentirse por haberlo apoyado.

Mientras tanto, Hisoka se dirigía hacia la sala de reuniones, realmente estaba preocupado, para ser despertado de esa manera, de seguro se trataba de algo grave. En ese momento, aceleró el paso, y una vez que llegó a la sala de reuniones se quedó sorprendido al ver a los demás con cara de intriga. No pudo ver a Tsuzuki por ningún lado, solo podía pensar lo peor. Miles de cosas pasaron por su cabeza, quizás por su conversación de la noche pasada había escapado, tal vez el desquiciado de Muraki lo había secuestrado…

- ¿¡Dónde esta Tsuzuki!? - Preguntó nervioso.

- ¡No quiero que lo menciones! - dijo Wakaba casi histérica.

- Solo a él se le ocurren estas ideas, realmente es un niño… - dijo el jefe Konoe que acababa de entrar y estaba enterado de la situación.

- No entiendo nada…

- Hisoka, ven y siéntate - le dijo Watari amablemente, en un intento por quitarle esa expresión de drama que tenía en el rostro -. Realmente, en ese momento parecía como si algo grave hubiera ocurrido, ver a Wakaba con cara de sueño, a Watari sonriendo nerviosamente, a Tatsumi más serio de lo normal, a Terazuma moviéndose de un lado a otro y a los hermanos Gushoushin con expresión de confusión total, no era buena señal.

-¿Qué le paso a Tsuzuki?, por favor que alguien me diga algo.

-¿Tsuzuki?

- sí, ¿dónde está Wakaba?

- Bueno es que…

Lo que pasaba era que Watari les había contado algo del proyecto de Tsuzuki a todos, por lo que estos estaban un poco irritados con él por haberlos despertado tan temprano por esa loca idea. Hisoka al verlos así, había pensado que algo malo le había sucedido, quizás por lo de ayer. Creía que Tsuzuki había salido de noche anterior y le había sucedido algo terrible.

- Por favor, ¿nadie va a decírmelo? - dijo el joven a punto de una crisis nerviosa.

En ese momento se abrió la puerta, Hisoka se quedó en silencio. No sabía como reaccionar, y empezaba a sentirse ligeramente avergonzado. Había estado preguntando por su compañero como un desquiciado y ahora lo veía llegar como si nada.

- Tsuzuki...

- ¡Buenos días a todos!

- ¡Eres un idiota! ¿¡Por qué rayos haces esto!? - le gritó molesto Hisoka.

- ¿¡Y ahora que hice!?

Tsuzuki se quedó observando al joven, realmente parecía que Hisoka estuviera a punto de asesinarlo con la mirada, pero, como no quería que eso sucediese, rápidamente empezó a hablar para evitar también que los demás lo destrozaran por haberlos levantado tan temprano.

- ¡Bueno!, ¡ahora que estamos todos reunidos!

- Tsuzuki, ¿podrías apresurarte? Tengo que salir dentro de media hora - dijo Tatsumi impaciente que todo eso terminara.

- Bueno... el motivo de haberlos reunido aquí, es porque... -Tsuzuki quería pronunciar las palabras adecuadas. Había pasado horas planeándolo todo, y si Hisoka se negaba, realmente se sentiría terrible.

- ¡Es porque hoy cumplimos un año como compañeros Hisoka y yo! – soltó de repente.

- Si Hisoka no lo mata, lo haré yo...

- Por favor Terazuma, dame una oportunidad – dijo Tsuzuki sintiendo como unas gotitas de sudor empezaban a caer por su frente al ver la mirada de todos – Y, bueno, por esto quisiera entregarle algo muy especial a Hisoka.

Todos se quedaron en silencio, como ya sabían de que se trataba eso, esperaban impacientes la reacción de Hisoka. El chico con cierta vergüenza, recibió aquel sobre de papel, realmente lo del primer año de compañeros, lo había dejado sorprendido, hubiera jurado que hace dos meses se cumplió el primer año de haberlo conocido. Pero, abrió el sobre ante la mirada curiosa e impaciente de los demás.

- Espero que te guste y lo aceptes Soka-chan - dijo Tsuzuki impaciente por la respuesta.

Hisoka sacó del sobre una pequeña carta, aquello lo sorprendió, pero no tanto. Empezó a leer lo escrito y al terminarlo se podía ver cierto temor reflejado en sus ojos verdes. Hisoka estaba en shock, no sabía si huir o quedarse ahí, no tenía palabras para describir lo que deseaba hacerle a Tsuzuki en esos momentos.

- ¿Entonces? ¿Qué dices?

- Yo...

- ¿Lo aceptarás?, ¿si? Por favor - decía Tsuzuki casi implorándole.

Aquella carta, más que un regalo, era una invitación. Realmente, Tsuzuki se había vuelto loco. Aquello decía, que lo invitaba a recuperar todo el tiempo perdido si Hisoka se lo permitía. El shinigami se ofrecía a enseñarle lo que era la diversión, es decir, que lo llevaría a diferentes lugares, saldrían juntos a divertirse, en fin, todo lo que un adolecente normal haría. Lo que Tsuzuki quería con esto, era que el joven no pensara que todo en la vida era malo, que a pesar de todo, siempre podía tener momentos alegres. Además, el estar muerto, no era un obstáculo para empezar de nuevo y recuperar ese tiempo perdido de su infancia. Todos miraban fijamente a Hisoka, el chico permanecía con una expresión extraña. Tsuzuki pensó que no le había agradado la idea, Watari y Tatsumi también lo creyeron y sintieron un poco de lástima. Y, como Hisoka aun seguía en silencio, Tsuzuki creyó que lo mejor sería irse, pero, en el momento que iba a salir, el joven shinigami lo sujetó del brazo.

- Hisoka...

- No te vallas, aun no te he dado mi respuesta...

- Pero, sé que dirás que no.

- ¿Cómo lo sabes? Realmente, detesto que la gente responda por mi.

La sala se quedó en silencio nuevamente. Watari, Tatsumi, Wakaba y los hermanos Gushoushin, estaban esperando aquella respuesta, todos estaban sentados, escuchando atentamente aquella conversación. Parecía como si en ese momento estuvieran viendo una película romántica y se morían por saber en que terminaría todo eso.

- No sé porque haces esto, sabes que me parece una tontería.

- Solo lo hice porque pensé que te gustaría. Además, necesitas algo de diversión. No me gusta que siempre estés con esa cara de viejo amargado.

- ¿Viejo amargado? – dijo Hisoka ruborizándose un poco por aquel comentario, pero sabía que Tsuzuki tal vez tenía razón, tal vez.

- Te prometo que si no te gusta, olvidaré todo y te dejaré en paz.

- ¿Lo prometes? – preguntó Hisoka con cierto temor.

- ¡Claro!, palabra de honor de shinigami.

- Está bien, pero recuerda, si no me gusta, me dejarás en paz - dijo con cierto tono desanimado. Algo le decía de todos modos, que había hecho lo correcto al aceptar su invitación, aunque le daba miedo pensar en que locuras habría pensado Tsuzuki.

- ¡Hurraaaaa! Entonces... ¡Es hora de irnos!

- Espera, ¿irnos? ¿A dónde?

- ¡A nuestra primera parada! ¡La feria!

- ¿¡Eh!?

- ¡Verás que será divertido!, ¡nos subiremos a los juegos!

- Este... ¿no puedo cambiar de parecer ahora?

- ¡No hay vuelta atrás! ¡Vamos rápido!

Tsuzuki lo jaló del brazo haciéndolo salir rápidamente. Todos los demás se sentían felices de que Hisoka hubiera aceptado, realmente, no soportarían a Tsuzuki llorando por los rincones de la organización ante su negativa.

- ¿Por qué una feria? - preguntó Terazumi minutos después de aquella extraña escena.

- Porque pensé que sería divertido, además a Tsuzuki le gusta mucho.

- Watari, no me dirás que... ¿¡hizo una lista!?

- ¡Exacto! ¡Así es Wakaba-chan! Todas son ideas de Tatsumi y mía, aunque más son mías. Tatsumi es muy aburrido.

- ¿¡Qué dices!? Por si no te acuerdas, yo tuve que cambiar varias de tus locas ideas, además, creo que saltar desde un avión, no hubiera sido muy divertido para Hisoka.

- Eres un aburrido – dijo Watari sonriéndole.

- Solo espero que les vaya bien. Es cierto, Hisoka necesita diversión, ojalá que Tsuzuki no lo traume demasiado - dijo Wakaba mientras salía de la sala de reuniones. Todos ellos le deseaban lo mejor a ambos, realmente, rogaban que al caer la noche, Hisoka no llegara con ganas de destrozar a todos después de pasar un día completo con su querido compañero shinigami.

Continuará…