Poryecto 1-8.

palabras: 8.000 (solo el fic, sin las notas ni nada de eso)

Para Takari95. Espero te guste.


Juegos y sentimientos.

Capítulo I:

De fútbol, tenis, danza y otras cosas.

~~~.*.~~~

Un joven de cabellos negros azulados, corría sobre el césped verde de la cancha de fútbol de la preparatoria de Odaiba este.
Mantenía el dominio del balón en sus pies, lo llevaba de tal forma que parecía parte de su propio cuerpo, como si hubiese nacido con él esférico y ahora lo movía, tal cual, como si fuera parte de una de sus extremidades. Lo dominaba a la perfección. Otros intentaban marcarlo pero era inútil, pues, este chico lograba rehuir de las marcaciones. Se llevaba a los jugadores por el medio dejándolos con la boca abierta, asombrados por tales movimientos, movimientos que solo habían podido ver en el que ahora era su capitán de equipo, sin embargo, cuando el joven, que respondía al nombre de Ken Ichijouji, llegó a la portería y disponía en anotar, apareció un chico de cabellos cortos castaño, tirando a un tono morado oscuro, de peinado puntiagudo y una sonrisa vanagloriada y llena de jactancia; con el número cuatro adornando su camiseta en la parte trasera, debajo de este, el nombre de Daisuke Motomiya vislumbraba.

Este joven se interpuso delante del chico. Solo los separaba el esférico que quedaba entre ellos dos. Cuando al fin hubo un movimiento, fue de parte del joven Motomiya quién se barrió delante de Ken y, en una jugada limpia lo derribo al suelo y arrebató el esférico que había logrado mantener desde hace mucho. El silbato resonó y la voz jovial del capitán se escuchó.

Muchachos, acérquense, debo darles una noticia.

—Buena jugada —Decía Daisuke, dándole la mano al chico derribado y ayudándolo a levantarse— lo has hecho muy bien, sin embargo, no lo suficiente como para lograr anotar el gol.

—Muchas gracias —respondió el aludido por la acción de Daisuke. Logró incorporarse, quedando de pie—. Lo siento, es que me distraje por un segundo.

—Soy Daisuke Motomiya —Se señaló con el dedo pulgar, para luego seguir hablando con un tono satisfecho— y soy el jugador estrella de este equipo. Tal vez pueda ayudarte un poco y mejorar tu ataque ofensivo.

La voz, que hace un momento había resonado en el campo y que pertenecía al capitán de fútbol y mejor jugador del equipo, Taichi Yagami, se volvió a escuchar, pero esta vez su tono de voz fue burlón y dirigido solo a Motomiya.

—¿En serio Davis? —Así era como llamaban al joven Daisuke— No cabe duda que lo que dice tu hermana es cierto, eres un tonto. ¿Acaso, nunca has escuchado hablar del mejor jugador de fútbol de toda la región de Odaiba Oeste y no solo eso, sino nombrado el mejor jugador de la liga juvenil de Tokio el año pasado?

Ken se ruborizó y susurró—Tampoco es para tanto, Sr. Yagami.

—¿Señor? ¿Crees que hablas con mi padre? Soy un chico, dime Tai.

—¡Oigan, oigan, oigan! Esperen un segundo —Interrumpió el para nada discreto del pelimorado— ¿Qué diablos dicen? Yo soy el mejor jugador de Japón. Algún día, seré el goleador estrella del FC Tokio, y espero que mi compañero sea ese chico Ichijouji, he oído que juega muy bien.

Tai echó una risa y movió su cabeza de lado a lado —Mejor hagamos esto de manera profesional y para todo el grupo.

El silbato dio la orden de que se reunieran alrededor de Yagami. Un gesto con su mano hizo que Ken se acercara hasta él y luego lo presentó como el nuevo jugador del equipo, el delantero que ayudaría a realizar jugadas en parejas y más efectivas a la hora de atacar.

Daisuke quedó con la boca abierta y los orbes expandidos ¿En serio ese era Ken Ichijouji? Si había alguien en el mundo que idolatraba, era a Tai. Pero Ken ya era otra cosa. El chico era un jugador innato, de esos que parecieran tener un cerebro en su pie el cual dirigía todos sus movimientos, tal cual, un estratega, además de poseer una fuerza descomunal en su derechazo. Siempre soñó con jugar mano a mano con él. No podía creer que hace rato le ofreció ayuda para perfeccionar su jugada.

—¿De verdad eres tú? —Dijo impresionado.

—Supongo que sí, si soy yo. —Respondió con vergüenza, eso de hablar con extraños y en público no se le daba muy bien, no era muy extravertido que digamos.

—Eso es genial —se expresó entusiasmado— Aun no puedo creer que no te haya reconocido, he visto tus partidos y eres un Dios con el balón.

—No es para tanto joven Motomiya.

—¿Qué si no? No seas modesto, y dime Davis, así me dicen.

Una vez más Tai tomó el mando en el asunto y habló logrando así callar a ambos chicos.

—Como ya saben, él es Ken Ichijouji. Será nuestra llave para lograr llegar a semifinales y luego a la final, para posteriormente ganar la copa de la liga juvenil. No es necesario recordarles que es mi último año como jugador en esta liga y no planeo perder ¡Así que muchachos! —Su mirada se tornó decidida, un brillo en sus ojos apareció y su mano derecha se empuñó para luego chocar con la palma de su mano izquierda—. Este año ganaremos, tenemos al mejor equipo está: Toya, Ryoku y Fujiwara como defensas; Yukiteru, Gasai y Chu como centros campistas, de laterales están: Ryuma y Joe Ganbara. Delanteros: Ken y por supuesto el Japonés que se supone es el hermano perdido de Sánchez, Davis.

—¡HEY!

—Debería ser un honor para ti.

—Pero lo dices porque soy hiperactivo.

—Realmente lo digo por lo persuasivo y lo optimista que eres, aunque si, eres muy hiperactivo, pero es bueno ¿no?

La plática continuó hasta que el capitán envió a los jugadores a calentar para comenzar a entrenar como era debido. Davis se daba la media vuelta cuando escuchó la voz de Sora.

Hola Tai, lamento la tardanza.

No te preocupes…

Pero que desfachatez, prohibirle al equipo que traigan a sus chicas "porque los distraen" y él trae a la pelirroja ¿Esa regla no aplicaba en él, en el capitán? —¡UN momento! —Se dio media vuelta para atacar a Tai por no cumplir con la regla principal.

Tai, con pesadez giró y miró a Davis —¡oh Davis! ¿Ahora qué? ¿No te envié a entrenar?

—¿Qué hace ella aquí? No se supone que en las practicas…

—Vine a ayudarlos —Interrumpió Sora— Como su entrenador esta de permiso y Tai necesitaba ayuda vine a ayudar a entrenarlos.

—¡ME NIEGO! Me niego a ser entrenado por una chica, eso es bajo y degradant… —El puño de Tai se hizo sentir en la parte alta de la cabeza de Motomiya, que hoy había amanecido un poco más abrumador que nunca. —¡EY! —se quejó por la acción del moreno.

—Cállate, dices cualquier tontería deberías ir a calentar. Ojala pudieras jugar la mitad de bien que Sora.

El pelo morado sobándose la cabeza y quejoso siguió su debate. Es que él deseaba llevar muchas veces a Kari al campo de fútbol, enseñarle lo habilidoso que era, pero no podía por dos razones, una: Por la regla de "no chicas" y, dos: Porque era la hermana menor de Tai. Pero sin la regla uno, era más fácil planear como borrar la dos. Fácil, dependiendo que tan estúpido se sea…

Pues bien, Kari ha estado enamorada de su mejor amigo desde hace mucho tiempo, es la chica que todos desean tener. Perfecta. Esa es la palabra que la describe, sin embargo, TK, (el chico del cual Kari tiene sentimientos), no se ha dado cuenta de que estos existen o peor aún, si lo sabe, pero no es correspondido por su parte. A todas estas ¿Qué tiene que ver Davis y por qué dice que Kari es su chica? Pues bien, como método para darle celos a TK, la castaña pelo corto ha estado dándoles un poco de alas al chico de peinado puntiagudo, de tal forma que Davis lo ha malinterpretado y piensa que allí hay amor correspondido.

—Pero Tai —Casi rogó— Está prohibido traer a las novias al campo de fútbol.

—¿No… —Intento repetir la palabra el incrédulo moreno, pero solo pudo decir una silaba que fue continuada por Sora.

—…via?

Ambos chicos, que se encontraban uno al lado del otro, voltearon a verse a la cara, lentamente. Cuando hubo contacto visual, se sonrojaron y cambiaron su actitud serena e incrédula a una muy enojada y vergonzosa.

—¡PERO ¿qué dices?! —dijeron al unísono— él/ella es solo mi amigo/a ¡Nada más!

—¿Qué? Pero hasta completan la palabra que el otro comenzó —y con un gesto sugerente continuo— Además, eso de mantener una frase en perfecta sincronización… ¡Vamos! Todo el mundo sabe que salen juntos.

Error. Lo próximo que vio el chico fue el pasto verde de la cancha, había sido derribado de un coscorrón que le había propinado el moreno Yagami, el cual, alzó su voz y gritó:

—¡Atención todos! Gracias a Davis darán cincuenta vueltas alrededor del campo.

Los: ¡¿Qué?! De desagrado y las miradas de querer asesinar a Davis se hicieron notar. Mientras tanto el aludido aún seguía en el suelo

—Yo solo decía —se lamentaba ya resignado.

(*)

El equipo, una vez más, se dividió en dos y habían armado un pequeño partido. Tai los observaba desde la banca, apuntando las debilidades y posibles estrategias para mejorar la calidad de juego. A su lado estaba Sora con una libreta, en donde anotaba todo lo que se le ocurría en cuanto a jugadas y destreza de los jugadores.

—Deberías de cambiar la alineación.

—¿Tú crees?

—Claro Tai, mira, Davis es bueno, pero Ken es mejor, estoy segura que si lo llevas a la punta, no al extremo, sino un poco más atrás de ti habrá mejores resultados. Imagina una jugada iniciada por Yukiteru, y llevada a cabo por Davis y Ken. Davis es veloz y Ken preciso, además si este último tiene problemas para chutar a portería no le quedaría más remedio que…

—…Hacerme un pase y así marcaria yo un gol —Continuó la frase y con el hombro golpeó levemente a Sora, un gesto que generalmente se da entre hombres—. Eh, no está mal pelirroja.

—Pensé que la recordarías.

—¿Recordarla?

—En el equipo mixto de la secundaria, en cuarto año. Esa era nuestra jugada.

Hace mucho que no recordaba esos días en los que jugaba al fútbol con ella, Sora había cambiado. Y no solo a ella, sino al deporte. De hecho hoy por hoy solo se dedicaba al tenis.

—Eras la mejor —su voz estaba recargada de nostalgia.

—No, éramos los mejores. —Sonrió.

Se contemplaban, añorando lo que fueron y ahora solo es un recuerdo. No sabía por cuanto tiempo duró el intercambio de miradas, que parecía una búsqueda de "algo" en sus rostros, un juego en donde el primero que descubra "eso" seria el ganador. Un sonido, uno vago y débil hizo volver a Sora de ese mundo de añoranza a la realidad.

—¿Qué hora es? —Se alarmó, levantándose de la banca.

—No lo sé, ¿las tres?

—Vaya Tai, es muy tarde debo irme, mi entrenadora debe estar furiosa, hace media hora debía estar en la cancha de tenis.

Y fue allí cuando la miró y se percató de la mini-mini falda blanca y del resto del uniforme blanco característico del juego de raquetas. Maldito deporte. Pensaba Tai. No lo odiaba, solo que no fue hecho para que una deportista como Sora lo jugara, no para una fútbolista innata como ella.

—Es cierto, debes volver a tu mundo de caramelos y unicornio.

—¿AH?

—Ya sabes —se encogió de hombro, con la vista en sus jugadores— tu mundo de ricachones y personas de la alta sociedad, hablo de tu juego de niña fresa.

—¿Disculpa?

—Es una broma Sora.

Pero para Sora no lo era, desde hace mucho que Tai le lanzaba indirectas respecto a eso de ser "niña fresa" y esas cosas, ¿por qué lo hacía? No era como si ahora fuese así, solo que ya no podía jugar un deporte de hombres con hombres, existía la alternativa de jugar con chicas, pero no lo veía como opción, no para ella. Pero ese no era el asunto, el asunto era que no sentía el apoyo de Tai para con ella, era como si mantuviera rencor por dejarlo en la cancha. No importaba, debía de parar las indirectas ahora.

—No lo veo así, creo que tienes un problema con el hecho de que ya no juego fútbol y ahora juego al tenis.

—En realidad no es así. —Hacia caso omiso a Sora, miraba al frente. Ella de pie comenzaba a disgustarse.

—Si lo es. Actúas más que nunca como un tonto.

—No, no es así —Continuaron riñendo.

Habían olvidado lo terco que eran, ambos. Siempre defendiendo su punto de vista y no estaban dispuestos a ceder, la única forma de ello era demostrarlo con hechos físicos, pues, con la palabra nunca llegaban a nada.

—Te conozco y si lo es, eres un resentido.

Tai giró su rostro y miro a Sora, pero estaba serio y sin una mueca de diversión en él. Ya era una conversación que requería mantener el pudor y la mente abierta, pero, sin embargo, no era así, actuaban como niños.

—Ok, está bien, lo reconozco, no me agradó tu cambio, es como si vieras a Cristiano Ronaldo dejar el Fut, por el tenis. Una locura.

—Que tendría de malo, si lo jugara bien seria hasta respetado.

—¡jah! No tiene caso, ya eres una de ellos.

—¡Tai, no soy de ningún bando! pero debes dejarme ir de una vez. Sabes que no puedo volver al fútbol, ya no. Debes de saber que el tenis es un buen deporte.

—No tanto como el fútbol.

—Terco.

—Desertora.

Se miraban de forma retórica, en cualquier momento se armaría una guerra entre ambos. La paciencia de Sora se colmó, le provocaba darle unas bofetadas y hacerlo entrar en razón. Pero, de pronto, recordó aquel comercial en donde Rafael Nadal y Cristiano Ronaldo jugaron un partido de Tenis y fútbol, bueno, más bien era uno de Tenis y Fuchi ball*, ese comercial de la NIKE.

—¡AYYY! —Pegó un grito al estilo "niña malcriada" como lo hacía su amiga Mimí— Ya basta, duelo ¡ahora!

—¿jugaras conmigo al fútbol? No creo que en este momento estés en condiciones —Dijo sereno, viendo una vez más al campo, como si nada hubiese pasado.

—No, jugaremos Futenis*.

Giro a verla extrañado —¿Eh?

~~~.*.~~~

Se encontraba con sus brazos sobre su cabeza arqueados, formando una especie de O con ellos, su pie derecho en dirección hacia la derecha, pero delante del pie izquierdo, esto le daban una de las posiciones básicas en el ballet. Era una chica baja, pero con gracia, ligera y con tobillos fuertes, esto último gracias al soccer y a su hermano mayor que no desistía de la idea de hacerla una amante al juego, como él o como su amiga.

Kari estaba con esas mallas que son ultra pegada al cuerpo, una mini falda de tela ligera que estaban en conjunto con el traje y por supuesto, sus zapatilla de ballet, todo lo que portaba era de un rosado pálido, salvo la falda que era de un todo más fuerte.

Comenzó a girar, a girar y a girar, dejándose llevar por el sonido de la magnífica pieza de la flauta mágica, composición del maestro: Wolfgang Amadeus Mozart. Se desenvolvía y hacia cada movimiento con gracia y mucha técnica. Se suponía que en ese momento ensayaba para un recital de la escuela y que estaba sola, pero cuando en uno de sus movimientos observó hacia el enorme espejo del salón, pudo ver que alguien la contemplaba y por lo visto desde hace mucho.

—¡TK! —Dijo con esa voz dulce e inocente que la caracterizaba.

—No por favor, no te detengas Kari. —Contestó un poco sacado de sí, porque verla bailar era como… No, no había comparación. Además que no quería distraerla.

—No te preocupes, ¿Qué haces por aquí? Pensé que tenías reunión en tu club de lectura.

—No hay mucho que discutir esta semana, el libro a discusión es el de 50 shades of Grey, sinceramente, no es de mis favoritos, pero ya sabes, esta generación de chicas ama a los chicos malos y dominantes ¿Me pregunto cómo se sentirían las mujeres del movimiento feminista en los años sesenta al ver este tipo de obras literarias?

—Tan intelectual como siempre TK —Echo una sonrisilla.

Kari se sentó en la madera del suelo, con las piernas cruzadas, TK hizo lo mismo. El motivo de la visita era: una invitación a una salida, esa tarde al cine; comer palomitas y mirar por octava vez la película Año nuevo, sólo porque a Kari le gustaba ver actuar a Zac Efron y a Ashton Kutcher y, verlos en el mismo tráiler era un sueño. La pelo corto con gusto aceptó, pero la plática no terminó con la invitación, de hecho se extendió, siempre era así y sus charlas no eran cortas, TK era muy poético y sensible así que cada palabra que expedía era como leer un libro de esos antiguos.

—TK, ¿Cómo le haces para hablar tan bonito? Siempre sabes que decir y como decirlo.

—Elemental mi querida Kari —Rió luego de interpretar, pobremente, la frase famosa del libro de Sherlock Holmes— Es fácil, me gusta leer y escribir, y nunca lo hago por hacerlo, sino que me gusta sentir cada frase y cada perspectiva del autor, ¿Sabías que podrías llegar a conocer a un autor por cómo escribe? En mi caso, sería un cursi y me declaro un romántico sin remedio.

— «Me temo, querido Takaishi, que la mayoría de sus conclusiones son erróneas» —Rió—Por lo menos la última.

—Dos cosas. Primero, Vaya Señorita Yagami, ha citado una magnifica frase del libro El sabueso de los Baskerville. Bravo. Y dos, ¿dice que no soy para nada romántico? —Una vez más, TK remedaba el tono de voz del detective de aquel libro y ahora citaba a W.S— Pero "si ¿He de compararte con un día de verano?"

—TK… —Estaba avergonzada con la frase.

—No, «Tú eres más hermosa y más templada: tempestuosos vientos sacuden los queridos capullos de mayo, y los pastos del verano tienen demasiado corta vida. En ocasiones demasiado caliente el ojo del cielo brilla, y a menudo está su complexión de oro oscurecida, y toda belleza desde la belleza a veces declina, por el azar o el curso cambiante de Natura, estropeada; pero tú eterno verano no se marchitará ni perderá posesión de esa belleza que tienes, ni alardeará […] Rostro de mujer por la propia mano de Natura pintado tienes tú, señor señora de mi pasión; corazón gentil de mujer».

Kari se sonrojo y su faz se volvió tímida y rojiza, a veces TK actuaba sin pensar las cosas, o tal vez, si lo hacía. El hecho es que, siempre que lo hacía lograba que sus mejillas combinaran con el color carmesí de sus ojos. Él era perfecto, salvo por la parte en la que no sabía si a todas estas, él sentía lo mismo que ella.

Dejar de pensar en lo oscuro de la vida, dejarse llevar hacia la luz que irradia su alma, eso era TK, un catalizador, era ese chico que le tendía la mano cuando sentía que se hundía en su mundo de sufrimiento y dolor, pues, ella siempre fue sensible al lado oscuro y penoso de la vida, esa que todos intentan obviar, pero en ella está presente.

—Tienes razón, eres un romántico sin remedio, pobre de ti el día que llegues a enamorarte, allí si te habremos perdido —Rió ante su broma, pero TK la observaba con una sonrisa, una que escondía algo, algo que tal vez ella aun no veía— ¿Qué?

—Nada —se volvió sereno y cambió el tema— Sabias que ese poema de Shakespeare causó y creo que aun causa revuelo en el mundo poético, se dice que ese poema fue escrito para un chico y que las inclinaciones sexuales de este eran homosexuales.

—Algo raro ¿no? Pero el hecho de… no significa que sea un mal escritor, sus obras no deben de ganar o perder fama solo por su vida personal.

Cálida, linda e inteligente. Perfecta. Esa era Kari, una chica que no se dejaba llevar por el mundo tabú, aceptaba a cada quién como era, sin discriminar. Y eso era lo que volvía loco a Takaishi, esa manera tan dejada de ser, estaba seguro que si se lo permitieran ahorita estaría por África ayudando a un montón de niños con hambre y maltratados o explotados. Era la personificación perfecta de la luz en la tierra.

—¡OH! Lo olvidé, debo ir a ver a mi hermano hoy, en sus prácticas de fútbol ¿Me acompañas?

—¿Allá no está Davis?

Kari lo miró perpleja ¿qué pregunta era esa? obvio que si estaría, después de todo pertenecía al equipo. Asintió y pudo ver algo que cambió en la mirada de TK. No sabía si para bien o para mal, TK había cambiado mucho, ya no era tan inocente, ahora tenía un lado un poco "oscuro" en su ser. Eso sucede cuando te encuentras cara a cara con el lado feo de la vida, la muerte.

(.*.)

Estaban ya en la cancha y las prácticas habían terminado, no obstante, Ken y Davis seguían allí. Jugando al fútbol en un: mano a mano. El pelo morado al ver a Kari, detuvo el juego y salió corriendo tras ella, entusiasmado porque había ido a verlo, o eso pensaba.

—¡Kari! —Gritaba agitando su mano para llamar aún más su atención.

Takeru rodó sus orbes azules y los blanqueó al ver como Davis se acercaba, pero rápido disimuló sus claras muestras de celos y sonrió, pues, Kari ya lo hacía desde hace mucho.

—¿Kari viniste a verme? —Estaba feliz— Pero la práctica ya terminó.

—En realidad, vine a ver a mi hermano. Dijo que estaría aquí pero no lo veo.

—Ah Tai, si, se fue hace un rato con Sora. Hablaban de un duelo y se miraban feo, creo que la verdad, iban a darse los besos por ahí.

Kari rió —Davis, eres un caso perdido. ¡oh! —Levantó la mirada para observar a Yoley que iba hacia ella.

—¡Kari! —Gritaba, era como si había visto en ella la respuesta de algo. Cuando ya se hubo cerca se dirigió de nuevo a la castaña— Gracias a Dios que te encuentro por aquí, necesito que… ¿uh? —Su atención se había dirigido al chico nuevo que hablaba con Davis y TK, no lo había visto antes en el colegio— ¿Quién es ese chico? — no se aguantó para cotorrerar* un rato.

—Es el chico nuevo, TK y yo lo conocimos esta mañana en clases.

La pelo morado lo observó parpadeando un poco, extrañada. Lo conocía, ¿pero de dónde?

—¡Bingo! —Gritó de la nada, atrayendo la mirada de los tres chicos, se ruborizó, pero luego se dio media vuelta y hablo en complicidad con Kari— Ese es el chico Ichijouji, es un genio en la computación, ha ganado muchos premios y reconocimientos. O sabía que venía a nuestra escuela.

—Bueno, al parecer vino a la secundaria Este porque quería cambiar de ambiente o eso escuché.

—Y veo…

Un niño de aproximadamente ocho años correteaba por la cancha, daba grandes punta pie al césped sacando granes pedazos de tierra del sitio.

—¡Detente! —Gritó Yoley— ¡Kaiba, ven aquí! —Volviéndose a Kari suplicó— necesito tu ayuda, algo debes saber de los chicos así, ya que te llevas muy bien con Davis y sé que tu hermano en su momento fue así…

Con sonrisa amable asintió. Pero Yoley ya corría como loca detrás el chico. — Ya regreso, iré a ayudar a Yoley.

Dicho esto se marchó. Los tres chicos veían como Kari iba a ayudar. Yoley corría detrás de Kaiba, sobrino de esta. El chico era muy veloz y Yoley muy torpe, pues, resbaló y cayó al césped. Tres segundos después estaba Kari con Kaiba y un balón de soccer. Al parecer ya la situación se había calmado y el niño ya no correteaba sin control por ahí.

TK, que la observaba, se daba cuenta de que la morena era una gran chica. Eso era Kari, sin duda, una súper chica. Algún día sería una gran madre. Por lo pronto, solo se conformaba en verla ayudar a los demás y llevarse bien con los niños, en este caso, ayudar a Yoley y enseñarle al chico travieso a canalizar su energía extra en un deporte, tenía talento para eso, enseñar. No podía evitar sonreír, pero las palabras de Davis lo hicieron volver a atender aquella conversación que sin duda se había perdido.

—Sí, lo sé Ken, es muy linda. Por eso es mi novia —Se jactaba.

—¿la chica de larga cabellera? —Señalaba con la mirada Ken a Yoley.

—No, Kari —contestó el joven con gran sonrisa y orgullo— ¡oh! Olvidé presentártela. Es mi novia, muere por mí.

—¿Qué Kari muere por ti? —Entró en la plática TK— No lo creo.

—Solo estás envidioso porque ya no se la pasa contigo por estar conmigo.

—¿Si? —Respondió sereno, como solo podía serlo él— ¿Me pregunto qué diría si se entera que andas diciéndole a todos que son novios sin serlo?

—No te metas TK, tu solo estorbas.

—Por lo menos no soy un mentiroso como tú.

Generalmente, TK no caía en los juegos de Davis, es más le parecía cómico ver cómo este se comportaba tan torpe y la manera en que Kari siempre terminaba dejándolo en su lugar, pero últimamente, no era así, se les veía más junto y de hecho pasaban largas horas haciendo "cosas". Él con la excusa de ir a ver a Tai la visitaba frecuentemente y, ella con la excusa de ayudarlo en las clases que compartían para que no reprobara, lo buscaba para estudiar juntos. Nunca se hubiese imaginado celoso, y por Davis menos. Pero es que nunca se sabe, el corazón a veces actúa por razones que la razón no comprende ¿Y si Kari se había enamorado de Davis?

Cierto o no, ahora no era racional, pues, estaba celoso y por mucho autocontrol que se tenga a veces, se pierde y los celos estallan.

—No miento — Continuaba Davis defendiéndose.

—Ah ¿Pero son novios?

—Aun no, pero…

—Lo sabía —Estaba jugando con el voluble chico de pelos morados. Lo retaba, ¿instinto machista? Quién sabe…

El hecho era que si quería hacer enfadar a Motomiya y lo había logrado lo próximo que se escuchó fue un "canalla" de parte de este y a continuación se sostenían por las camisas, en una previa a lo que sería una pronta pelea.

—¡muchachos, no peleen! —Intentaba ayudar Ken, pero era ignorado.

—Kari nunca se fijaría en un troglodita como tú —De nuevo hablaron los celos a través de TK.

El primer golpe lo dio Daisuke, el segundo y tercero también. Directo a la cara, el segundo al estómago y el tercero de nuevo a la cara. TK cayó al suelo, se limpió el rastro de sangre que salía de su nariz y luego miró despectivamente a Davis. Se levantó y como un buen hermano de Yamato devolvió el golpe, el primero en la mandíbula de Motomiya, el segundo en la mejilla, al tercero Davis le devolvió el puñetazo.

—Maldito —mascullaba el fútbolista—. Me las pagarás TK.

Se lanzó sobre el rubio, dispuesto a volver a golpear, pero por alguna extraña razón TK fue más veloz y dio directo por un costado en el torso de Davis, de esta manera, logró hacerlo caer seguido al piso. La voz de Hikari se podía escuchar desde lejos, Takeru giró a verla y observó que corría en dirección hacia él.

—¡Ya déjalo TK! —Fue lo que pudo escuchar el rubio.

¿TK? Pero si fue Davis quién comenzó todo, él solo quería defenderla de las calumnias que había escuchado decir al chico sobre ella.

—¿Estas bien? —Dijo intentando reincorporar a Davis, que aún no se levantaba— vamos, hay que llevarte a la enfermería.

Y así fue, TK quedó solo en aquel lugar. Y era más que obvio que Kari prefería a Davis sobre él. No había caso seguir haciéndose falsas esperanzas por algo que jamás sucedería, jamás estarían juntos.

~~~.*.~~~

Se encontraban en la cancha de tenis, al otro lado de la preparatoria a unas cuadras lejos de esta.

Sora tenía su raqueta en mano y disponía en hacer el primer saque, Tai la esperaba del otro lado muerto de risa, no sabía si sentirse retado o soltar la carcajada que había guardado desde que supo de lo que trataba el "futenis". Estaba sin nada en sus manos, de hecho tenia puesto sus tacos de fútbol. Él esperaba del otro lado de la red.

Es simple —Recordaba la voz de Sora— Solo jugaremos al tenis, pero tú serás el que lo haga sin raqueta.

Aun no entiendo.

Es comprensible, viniendo de ti. Mira, ¿recuerdas aquel comercial de Nadal, el tenista y Cristiano? la de la NIKE, pues, es eso. Tú jugaras fútbol y yo tenis.

¿Reglas?

Las del tenis, pero tú no deberás jugar sin las manos. Solo pecho, cabeza y piernas. Como el Fuchi, o el juego de balón.

Si, a lo Ronaldinho. Entiendo ¿Qué me darás cuando gane?

Si ganas, que no sucederá, aceptaré ayudarte por los próximos días que quedan en el campo de fútbol como una especie de ayudante del técnico. Cuando pierdas, me ganaré el derecho de jugar lo que desee, sin derecho a que puedas quejarte o burlarte de lo que hago, es decir, respetaras mi juego de tenis.

Se dieron las manos, se miraron desafiantes y aceptaron los términos. Sacaron una moneda, Sora ganó el derecho a servir primero. Ahora solo se miraban, Tai estaba preparado esperando el saque de Sora.

—Antes de empezar —Avisó Sora— Sabes que primero debes dejar que la pelota pique en el service box ¿Entendido?

—Sí, sí. Lanza ya. Sé cómo se juega al tenis.

Lanzó la bola al aire, luego el sonido de la pelota de tenis golpeada por la raqueta de Sora se hizo presente. Un excelente servicio por parte de la pelirroja. Tai no perdió ni por un segundo a la pequeña pelota de vista, esta rebotó en donde debía hacerlo, a pesar de no perderla de vista, aun así se encontraba de espalda a la red y corría en dirección a la nueva trayectoria de la bola, levantó al aire su pierna derecha y de una patada devolvió la pelota a la cancha de Sora.

Sora recibió el pequeño esférico y volvió a golpearla, enviándola de nuevo hacia Tai. Este corrió hacia el extremo izquierdo de su cancha, esta picó y luego se elevó, pero, de un salto al aire Tai cabeceó hacia la pelirroja. Esta vez a Sora se le complicó la jugada y tuvo que salir corriendo hasta la parte cercana de la red, aun así, logro golpear a la pelota luego del rebote en el piso de la cancha.

Manteniendo la concentración, Tai volvió a patear el pequeño esférico, que parecía ganar más velocidad con cada toque.

Sora no se daría por vencida y en esta nueva jugada, lanzó con toda su fuerza, el esférico iba en dirección hacia la línea que indicaba el final de la cancha, Tai cogió impulso y se lanzó logrando una media chilena y devolviendo la pelota. Con sus reflejos haciendo un buen trabajo, la pelirroja recibió una vez más la pelota y la golpeó con la raqueta, el moreno aun yacía en el suelo, así que no pudo hacer nada y Sora obtuvo su punto.

15-0

—¡Vamos! —Se reincorporaba Tai— Aun no has ganado.

Cambio de cancha, servicio de Tai y recepción de Sora. Como en el caso de Tai que no tenía raqueta de tenis, la regla de mantenerse detrás de la línea y de no perder la posición se eludió., solo porque necesitaba mover sus piernas para hacer el saque. Pero en vez de sacar comenzó a hacer jueguito, como un niño inocente, se olvidó por completo del juego que tenía armado con Sora, esta última solo lo contemplaba con una mano en la cintura y una ceja arqueada.

Éste aun no reaccionaba y andaba embobado por el juego, sacaba una sonrisa de esas que solo él puede dar: grande, extensa, llena de inocencia y diversión. Después de todo Tai era un niño aun, pese a sus 17 años de edad.

Pasaba la pelota de su pie derecho al izquierdo, la subía y movía luego con el pecho, cabeza, bajaba por su espalda, la atajaba con la parte trasera de la coyuntura de su pierna, la soltaba y rápido la rodeaba con su pierna (La vuelta al mundo) de tal forma que con la parte superior de su pie, volvía a patear suavemente la pelota, unas seis veces seguida y luego con la coyuntura de su pie, atrapó una vez más la bola.

Sora carraspeó. Tai levantó la mirada con sorpresa, había olvidado que Sora estaba allí.

—Lo siento —Dijo sobando la parte trasera de su cabeza y mostrando sus dientes.

Se preparó, elevó la pelota y lanzó como si le hubiesen enviado un pase de córner. Debió ser muy fuerte o rápido, pues pese a que Sora se lanzó para poder devolverla la pelota botó más de tres veces en el lado de su cancha.

—15-15 Sorita. Y esto apenas empieza —Presumía.

(*)

—¿Te encuentras bien Davis?

—Si Kari, estoy bien, gracias por ayudarme a venir aquí, aunque no era necesario hacerlo.

—Si lo era, no entiendo que le sucede a TK últimamente, él no era así.

Davis sonrió casi sintiendo el sabor amargo de aquella sonrisa —¿Aun no te das cuenta? Él te quiere Kari, siempre lo ha hecho.

Se sorprendió, ¿Davis acababa de decir eso? —Pero…

—El problema aquí no es si te acabas de dar cuenta por mí o no, el problema es ¿Qué harás? A pesar de lo de hoy, Takeru es mi amigo y es obvio que ambos estamos enamorados de ti.

—¿Qué haré? —Por más que lo pensaba no lograba procesar bien la información, ¿hacer qué? ¿Por qué? ¿A qué se refería?

—Fácil, ¿TK o yo? Solo tú puedes decidir.

—Davis yo no quiero hacerle daño a ninguno de ustedes, yo…

—¿Sientes algo por mí? —Se sentó en la camilla.

¿Cómo respondería a eso? Sí, es cierto que muchas veces solo intentaba darle celos a TK con Davis y siempre terminaba sintiéndose culpable, ya que, Davis era un gran chico, era divertido y se preocupaba por ella, pero no lo quería más allá de una amistad, tampoco quería lastimarlo. He allí la razón número dos de seguirle a veces el juego, no lastimarlo, en eso se parecía a la mejor amiga de Tai, a veces quería demostrarle al mundo de que todo iba bien, que todo estaba bien y sentía la responsabilidad de que los demás vieran y sintieran eso.

Sentía que era responsable de que Davis no sufriera. La forma en la que actuó no era la mejor opción, de hecho, era por mucho la peor, solo había logrado darle falsas esperanzas y ahora con aquella pregunta venia el resultado, tal vez sufra más que si le hubiese dicho desde un principio, pero no debía seguir aumentando esas expectativas.

—Davis, yo te quiero… Pero solo como un amigo. Lamento si te di motivos para creer que podía llegar a sentir algo por ti, no quise hacerte mal, solo quería que no te sintieras así y que siempre seas mi amigo, porque me gusta estar junto a ti Davis…

—Tranquila, puedo ser alguien maduro cuando la situación lo amerita. Deberías ir por Takeru. Conociéndolo debe estar molesto porque estás aquí y no allá, junto a él.

—Pero ¿estarás bien?

—Sí. No te preocupes —Tomó un poco del cabello de Kari y lo echó hacia atrás, con su palma abierta posó la mano en el rostro de la morena y con el dedo pulgar acarició un poco— TK es un chico con mucha suerte. Espero no lo eche a perder, o se las vera conmigo.

—Davis…

—Anda Kari, debes decirle o que sientes por él.

—Gracias —Se acercó y besó su mejilla.

La castaña salió de la enfermería. Daisuke quedó mirando entre sus piernas, sus manos que jugaban entre sí. Pronto comenzó a caer una lágrima sobre la camilla y luego otra y otra… Era el fin de aquel amor, lo sabía. Subió una mano y estrujó sus ojos con el dorso de esta.

—Buena suerte… Kari —Susurró a la nada.

(*)

Salió de la enfermería y se encontró con Yoley y Ken en el pasillo, que aguardaban para saber cómo estaba Davis. Esta le dijo que estaba bien, pero que necesitaba a sus amigos en este momento, así que ambos chicos pasaron a la enfermería.

Corrió, corrió mucho hasta llegar a la cancha de fútbol, sorprendentemente allí estaba TK, sentado en el piso, pasando sus dedos por el césped del lugar, sintiendo la textura que le proporcionaba la naturaleza artificial del campo de fútbol.

Rió, fue una risa de felicidad. Y esta aumentó cuando vio que el rubio se lanzaba al suelo acostándose, luego volvía asentarse y parecía discutir con alguien. Dispuso a caminar, pero sintió el cuerpo entumecido, pensaba en mover las piernas, pero estas no respondían. Tenía miedo. Su cuerpo se erizó cuando sintió que TK la observaba desde lejos, aun sentado. Su rostro estaba serio, con mirada lobuna, sus ojos parecían dos bolas de hielo, debido a su color y a su expresión gélida. Kari dio un paso hacia atrás para marcharse, entonces notó que la línea de la boca del rubio se ensanchaba. Comenzó a sonreír, indicándole que todo estaba bien. Sus piernas empezaron a moverse en dirección a su amigo.

Pidió permiso para sentarse al lado de él, y este asintió cordialmente. Eran ya las seis de la tarde, el colegio estaba cerrando sus puertas, y el sol se ponía. El cielo estaba en esa mezcla de anaranjado y amarillo, con tonos que parecían que el cielo ardía en una llama cálida. Ninguno de los dos decía algo, solo contemplaban el horizonte. TK se encontró con Kari y rompiendo el silencio dijo:

—¿Cómo esta Davis?

—Bien, y tú ¿cómo estás?

—Bien, ya sabes, soy un chico de las calles, pelear es lo mío. —Rió

—TK…

—¿Aun querrás salir conmigo esta noche?

Ella asintió, él se limitó a mostrar su más grande sonrisa afable y volvió a ver el lienzo pintado de un naranja que era el cielo. Kari se acercó y tomó la mano de TK, el apretó la suya y juntos contemplaron el cielo y los últimos minutos del sol ese día. O era necesario confesar su amor en ese momento.

~~~.*.~~~

Corrió a toda velocidad, debía de salvar aquella pelota o perdería, Sora le había dado con todo. Estiró lo más que pudo su cuerpo, su pierna derecha y la punta del pie que rosó por poco la pelota que caía al suelo haciendo quedar así a Sora como la campeona.

El cuerpo extendido de Tai cayó al suelo, las manos de este cubrían sus ojos, lamentaba haber perdido cuando pudo haber ganado. Imaginó que Sora estaría dando saltos de emoción, pero cuando la sintió cerca y destapó sus ojos vio la mano extendida de esta que le daba su sonrisa maternal y cálida. Sin embargo, Tai no movió ni un musculo de su cuerpo. Sora suspiró muy, muy pesado y se sentó al lado del cuerpo explayado de Tai, que sobra decir, estaba acostado.

—¿Por qué te cuesta tanto comprender que ya las cosas no serán como antes? —Sora habló enojada.

El silencio reinó por unos segundos. Pero al fin Tai contestó.

—Porq-Porque siento que cada segundo que pasa pierdo a mi mejor amiga. Por eso.

Desde que Sora había abandonado la cancha de fútbol, para visitar la de tenis y quedarse allí de manera permanente, el tiempo que compartían se perdió, ahora solo se veían entre clases y en ellas. Un fin de semana más que otro, en donde todos los ex niños elegidos se reunían para no perder el contacto y eso no era exactamente un tiempo compartido de los que él esperaba. Sentía que la relación entre ellos se apagaba, ya no era como antes, ella metida en su mundo nuevo y él no queriendo salir del suyo.

—Tai, eso no pasará.

—Está pasando Sora, ahora ya ni nos vemos. ¿Por qué no te quedaste en el equipo o te inscribiste en el femenino? que por lo general, siempre ambos equipos de fútbol, vamos a los mismos campamentos y a los mismos encuentros fuera de la ciudad —Se sentó manteniendo la espalda un poco curva y sus piernas extendidas, volteó y su mirada chocolate y profunda se mantenía sobre Sora. Estaba sudado y con la camiseta pegada a su cuerpo, las gotas de sudor en su rostro bajaban acariciando la piel bronceada de este—. Me resultaría más fácil escabullirme de una cabaña a otra, en medio del bosque, a media noche y verte en el campamento, que tener que caminar casi tres cuadras hasta acá para verte solo por diez segundos. Porque estoy convencido que tu entrenadora me odia y siempre que puede te envía a despacharme.

Sora rió —De hecho, creo que si te manda a echar de aquí es porque muy, muy en el fondo le gusta este chico sudoroso y pegajoso.

—Me dobla la edad.

—Dicen que eres colirio para los ojos, y eso aplica en mujeres que te doblan la edad. Aunque no sé qué te ven… Eres: terco, tosco, distraído, engreído, greñudo ¡O por Dios y el olor que salen de tus pies cuando pasas el día entero con tu tenis! —Bromeaba, queriendo romper la tensión.

Tai sonrió, pero más que todo por obligación. Parecía ser que Sora no había captado como se sentía.

Ésta, siguió hablando —Pero eres genial y esa es la razón número uno por la cual nunca te dejaré: Siempre estás ahí, podrás ser distraído, pero siempre estas cuando te necesito y cuando no también, me gusta creer que alguien me echa de menos, y más creer que ese alguien eres tú. Lamento haberme distanciado, supongo que nunca creí que estaría dañando la relación, pero debes saber que amo el tenis, no tanto como el fútbol, pero igual lo amo.

—Pero Sora…

—¿Sabes porque dejé de jugarlo? Por ti, cuando entré al equipo femenino, me di cuenta que estar en un equipo no valía la pena si tú no estabas allí para ayudarme a levantarme, para darme ánimos por una mala jugada, un mal pase. Siempre me gustó el fútbol, pero comencé a amarlo cuando me animaste a seguir en él, cuando vi que te apasionaba y que eso podía lograr acercarnos más…

Tai la mirada con mucha atención, no imaginó nunca que así se sentía Sora, en realidad nunca le preguntó sus motivos—Sora… —Susurró, pero ella continuó.

—Nunca quise dejarlo, tampoco quiero parecer una niña fresa, como dices, solo que jugarlo no era lo mismo sin ti. Por eso me alejé, aunque no era mi intención. Debes comprender.

—Pero te extraño.

Ese día Tai estaba inspirado a decir lo que sentía y Sora dispuesta a luchar por salvar al único chico que la había querido y apoyado cuando no llamaba la atención de nadie solo por su apariencia y estilo poco común. Tai nunca seria apartado de su vida.

—Hagamos algo —Propuso con amplia alegría— gané, pero aun iré cada tarde por una hora o dos a ayudarte en las prácticas y verte jugar en los partidos, algo bueno de esto es que me acostumbré a ser espectadora.

—¿en serio? —Preguntó incrédulo, luego se relajó y dijo— Debes prometerlo.

—Lo prometo y tú debes prometer que jamás me juzgaras como lo has estado haciendo, que si tienes un problema es mejor hablarlo, no soy la mejor haciéndolo, pero por ti estoy dispuesta a mejorar en cuando a expresar lo que siento.

Esa le parecía una buena idea, por lo menos algo bueno salió de ese juego de nombre extraño que acababan de jugar. Sora era muy comprensiva, a pesar de que muchos no la comprendía, incluso él, pero al menos hacia el intento y si no lograba hacerlo, comprenderla, por lo menos estaría allí siempre.

—Pero hay algo que no me gustó escuchar.

—¿Qué cosa?

—¿Sudoroso, pegajoso y mal oliente? —la retó con la mirada— oh Sora, no sabes lo que has hecho.

Lo siguiente fue un Tai juguetón y autoproclamado "Sr. Cosquilla", que le propinaba una lluvia de estas caricia a Sora que no paraba de reír y pedir clemencia.

~~~.*.~~~

Kari estaba en su casa, esperando la hora para salir con TK, veía la televisión mientras esperaba. Su madre, al verla no hacer nada, le pidió el favor de bajar la basura por el desván del edificio.

—Está bien mamá— La chica salió e hizo lo que su madre le pidió.

Unas risas en el pasillo llamaron su atención, al reconocerla decidió acercarse, se asomó por el pasillo que daba paso a doblar hacia las escaleras y vio a Sora con la chaqueta del equipo de fútbol de la preparatoria Este. A su lado Tai. Estaban sentados en el comienzo de las escaleras del edificio. Parecía ser que Tai había dicho algo muy gracioso pues Sora no paraba de reír, su risa era tan fuerte que Tai no sabiendo que hacer miraba hacia los lados, esperando que nadie la escuchara reírse de él. A pesar de eso, era contagiosa así que no tardó ni cinco segundos en acompañarla en su risa. Esas risas sabrosas que relajan todo el cuerpo y te hacen inclinar la cabeza hacia atrás y tomar con fuerza el estómago que se siente a punto de estallar.

—No me parece gracioso, ya Sora. No te rías— pero todo rastro de precepto era opacado por la misma risa de Tai. Le quitaba autoridad a cada palabra con cada carcajada soltada.

Viendo que la risa contagiosa de Sora no cesaría, y por ende la de él tampoco, colocaba su mano sobre la boca de su amiga, y volvía a mirar hacia los lados.

Kari que aun observaba, también reía ¿Qué habría pasado? ¿Qué desató la risa de Sora? Sea lo que sea, no se quedaría a hacer mal tercio. Dio media vuelta y entró a su apartamento.

(*)

—Ya Sora, de verdad deja de reírte de mí.

—Lo siento —Risas— no lo puedo evitar— más risas.

—Sabes que mi padre dice que si una chica no se calla, la mejor manera de hacerlo es mediante un beso. Creo que le tomaré la palabra.

La pelirroja, se calló por un segundo y miró anonadada, silencio incomodo, silencio que rompió la misma chica al volver a echarse a reír. Viendo que su amiga no tenía ni el más mínimo respeto hacia su palabra, la palabra de un hombre, se movió sobre su sitio y colocó ambas manos alrededor de Sora, pegadas a la pared al lado de ella. Calló de ipso facto, lo miró con los ojos muy abiertos. Este estaba serio y con la mirada profunda. Hizo una mueca de risa y quiso alejarse de Sora, pero las manos de la chica rodearon su cuello y lo atrajo. Ahora era él quien miraba con ambos ojos abiertos.

En realidad, nunca planeó besarla, solo quería ganar respeto haciendo algo que no terminaría, solo para que esta creyera que sí y dejara de mofarse de él. Pero todo lo que obtuvo fue a sorpresa de que Sora quería en realidad que terminara la acción y extrañamente, acaba de darse cuenta de que él también.

La distancia disminuía y pronto sus labios se iban acercando, cada vez más y más…

—Disculpen —Dijo un hombre luego de carraspear —Bloquean el paso.

Los chicos que se miraban del color de un tomate, se alejaron casi de inmediato, el señor que pasaba soltó una risa mientras bajaba la escalera, Sora se puso de pie y se excusó que era tarde y debía irse. Tai la tomó de la mano y la detuvo antes de que diera un paso más. Una vez más, el juego de mirada para descifrar ese "algo" se produjo.

Continuará…


Han de creer que cuando estaba leyendo para detectar los errores y subir el fic, me dic uenta de que el estúpido corrector de Word había cambiado los nombres de: Tai, Davis, Tokio, Odaiba y Kari por Sora. U.u casi muero. Y ahora odio ese nombre x.x

Explico:

*Fuchi Ball o Footbag, es un deporte que consiste en patear una bolsa con tus pies. Aparte de los pies, cualquier otra parte del cuerpo se puede usar excepto las manos o los brazos, como en soccer. No, no es una bolsa cualquiera, es una pequeña bolsa rellena de arena, metal (bolitas), o incluso pequeñas perlas. Además el objetivo es no dejarla caer al piso, como un jueguito con el balón.

*Futenis: jugo de palabras creado por mí Fútbol más tenis igual, Futenis.

*Cotorrear: de Cotorras, es un término venezolano (no sé si en otros lugares lo dicen). Y se usa para decir que están chismoseando.


Takari95, mi niña, debía hacerlo. Debía mostrar primero esa amistad que todos les gustan para terminarlo en romance. Si, si habrá amor, pero quería colocar las perspectivas de los involucrados de todos, por eso hablo de Davis también, al escribir esto, me di cuenta de que él también le fue m al en la serie, solo que lo disimulaba siempre con su sonrisa.

¿Por qué Kari es bailarina? Siempre la imaginé haciendo eso, además, dicen los expertos que el baile es el deporte más completo de todos y tu querías un deporte y un Takari.

Es un fic de deporte, por eso el Taiora. A pesar que tu idea en este capi ha estado implícita, en el otro capítulo la verás más desarrollada. Sí, creo que TK y Kari me salieron muy OC. Pero TK es poeta, se convierte en escritor, y todo el que se mueve en ese mundo debe de hablar bonito y poético (desde mi punto de vista). Y sinceramente, hacerlos tan perfectos me da dolor de nalgas, así que por eso TK es peleón, (aunque en la serie tuvo agarrones con Davis) y Kari no es la chica que se da cuenta de que sabe cómo todos se sienten (como el anime).

PD: te dije que eran 5.000 palabras por capitulo. Te mentí. Iba a dividirlo, pero no pude. Igual, el otro no será tan largo u.u


Espero te guste, porque le puse mucho cariño, hace mucho quería hacer un Takari, solo para dedicártelo xDD

Besos y saludos:*