¡Hola! ¿Cómo están todos?

He recibido sus hermosos reviews del capítulo anterior y debo admitir que me han hecho la persona más feliz del mundo. En realidad tenía un poco de apuro por subir este capítulo porque sabía que si no lo escribía hoy no iba a escribir hasta dentro de algún tiempo.

One Direction está viniendo a mi país y voy a ir a verlos. Es un viaje de unas 6 horas pero creo que definitivamente vale la pena, a pesar de las amenazas de lluvias creo que va a ser la mejor experiencia de mi vida.

Vale, lo anterior solo era para expresar mi nerviosismo.

Aquí está el tercer capítulo, que bueno… en realidad no tiene nada interesante, pero creo que es necesario.

Disfruten.

Ninguno de los dos volvió a mencionar la pequeña discusión.

Y sinceramente Sam creía que era mucho mejor de ese modo. Por aquellos días Freddie era la única persona sensata con la que podía hablar, y en ese tiempo había comenzado a apreciarlo como un verdadero amigo…. Supuso, que nunca se había dado cuenta lo mucho que participaba en su vida aquel castaño.


La rubia entro en el apartamento de los Shay sin siquiera molestarse en tocar la puerta, para ella aquel apartamento se sentía como su segundo hogar. Miro el apartamento, ahora siempre se miraba desordenado. Definitivamente comenzaba a parecerse al apartamento de un soltero de 30 años. Mentalmente se preguntó si Spencer se casaría pronto.

-¡Spencer! ¡Spencer!- grito la chica de pie en la sala.

Unos pies bajaron rápidamente por la escalera, y el mayor de los Shay le sonrió infantilmente desde ahí. Sus ropas estaban llenas de pintura y su cabello estaba despeinado, seguramente había estado trabajando.

-Hola rubia. ¿Qué te trae por aquí?- pregunto el chico terminando de bajar.

-Simplemente pasaba por aquí y decidí ver que tenías en tu refrigerador- respondió ella encogiéndose de hombros sin darle demasiada importancia

-Tu- dijo el divertido con una sonrisa de oreja a oreja- Eres una enorme mentirosa- sentenció el hombre mientras se acercaba a la cocina.

-Lo que tú digas- le dice mientras toma asiento en una de las sillas de la barra.

Spencer asiente sin decir media palabra y saca un paquete de dedos de queso del congelador, los echa en la sartén y comienza a freírlos sin decir una palabra, lo cual es bastante extraño por que el generalmente siempre muy hablador.

Cuando termina le arrima un plato a Sam y él se sienta frente a ella. Sam comienza a desesperarse porque Spencer está actuando de esta extraña manera.

-¿Te pasa algo?- pregunta ella.

-No. No es nada, enserio.- dice el moviendo la mano para restarle importancia- He estado trabajando en una escultura toda la noche, y me siento cansado. Eso es todo.

Sam asiente con la cabeza, aunque está bastante segura de que no le está contando toda la verdad.

-Me encanto mi regalo de cumpleaños- dijo luego Spencer mirándola a los ojos con un brillo soñado intentando desviar la conversación -Fue perfecto ¡No sabía que pudieran conseguirse en el país!

Sam sonrió un poco incomoda.

-No se pueden.

-Ah, entonces…

-Mi tío Carmelo- respondió ella confidencialmente.

-Oh, entiendo.

-Si. Pero en verdad me alegra que te gustara.- dijo la rubia con una sonrisa. Spencer asintió fuertemente con la cabeza.

-¿Y dónde está Freddie?- pregunta Spencer jugueteando con sus manos- He visto que pasas mucho tiempo con él.

-Sí. Hoy iba con su club nerd al museo de "Tecnología no sé qué"- respondió encogiéndose de hombros.

-¿Entonces es cierto que realmente se llevan bien?- pregunto el, lucia complacido- Seguramente a Carls le encantaría que se llevaran tan bien- añadió luego con una sonrisa tensa.

-Seguramente.

Siguieron platicando de cosas comunes y corrientes. A Sam siempre le había gustado hablar con Spencer por que el no era el típico adulto malhumorado y decepcionado de la vida, Spencer era un niño atrapado en el cuerpo de un adulto. Sus conversaciones siempre parecían fluidas y a ella le encantaba cuando el le hablaba de su arte, porque podía mirar en sus ojos su felicidad.

Se dijo a si misma que un día iba a encontrar algo que la apasionara tanto como a Spencer sus esculturas. Quedaron de ir al cine con los chicos la próxima semana, ambos estaban ansiosos por ver esa nueva película.

Finalmente se despidieron con un gesto, pero justo cuando Sam estaba cruzando por la puerta Spencer la detuvo.

-Gracias.- dijo el mayor de los Shay- Sé que solo viniste desde tu casa para acá para venir a ver si estaba bien. La próxima vez llámame y vamos a tomar un helado.

Sam sonrió.

-Como te he dicho, yo vine por la comida.


Al día siguiente

Entro al laboratorio con sumo cuidado, para su gran suerte su maestro aún no había llegado de lo contrario ya habría comenzado a gritarle y sinceramente le fastidiaba tener que ir a la dirección en la primera hora. Ted estaba irritable por las mañanas.

Vio un asiento vacío al lado de Freddie, y rápidamente se deslizo a su lado.

El chico estaba charlando con Wendy animadamente, ella rodo los ojos. La pelirroja era un manojo de nervios, tenía las mejillas rojas y continuamente jugaba con su cabello. ¿Acaso Freddie no veía que esa chica lanzaba feromonas como una loca?

Wendy tenía una especie de enamoramiento por Freddie desde 5to año.

-Hola Sam- dijo Wendy con voz un poco chillona. Nunca entendería por que cuando las chicas estaban con algún chico su voz cambiaba y se comportaban tontamente, Wendy era chica agradable pero cuando alguien le gustaba se volvía insoportable.

-Hola, Wens- saludo la rubia

-¿Por qué llegaste tan tarde?-pregunto el chico castaño mirándola con un leve enfado.

-Claro, buenos días a ti también.

-Sam…- la reprendió él. Sam gruño internamente, Freddie había tomado el papel de su madre que Carly había tenido antes.

-Bueno creo que me voy, mi clase esta por empezar. Adiós Sam, Freddie- dijo la pelirroja aun con las mejillas rojas. Parecía un tomate con el cabello rojo y las mejillas rojas.

-Si, Wendy. ¿Te veo en el descanso para explicarte lo de algebra?

-Por supuesto, gracias Freddie.

La chica salió casi corriendo despavorida.

-Sabes que Wendy no tiene algebra ¿Cierto?

-¿Pero entonces….? – pregunto Freddie confundido.

-Olvídalo, Benson.

-¿Por qué llegaste tarde?- repitió Freddie volviendo a su conversación anterior.

-Perdí el autobús y no podía sacar la motocicleta porque mi mamá….-respiro profundamente rendida pero se detuvo a mitad de la oración y negó con la cabeza- En realidad no quieres saberlo, perturbaría tu pequeña mente.

Freddie bufo.

-La próxima vez que no puedas venir llámame.

-¿Y viajar con tu adorable madre? No quiero causar problemas- dijo la rubia sarcástica.

-Puedes viajar con mi madre...- dijo Freddie-… o viajar en mi nuevo coche- dijo casualmente.

Sam lo miro con los ojos abiertos.

-¡No juegues! ¿Tienes un coche? ¿Cuándo paso?- pregunto Sam en un grito, todo el salón se quedó mirándolos pero a ella no le preocupaba realmente eso.- ¿No hay una ley contra los ñoños conduciendo?

-¿Siempre tienes que hacer un comentario desagradable?

-Cuando se trata de ti, si- le dijo ella.

-Si, tengo un coche. En realidad no es la gran cosa, pero mi mamá acepto que condujera- le platico el castaño- Con la condición de que solo lo usare para la escuela y acatare todas las reglas de tránsito.

-Era demasiado bueno para ser verdad, ¿Cierto?-pregunto la rubia renegando- ¿Cómo se supone que vayamos a licuados locos?

-¿Caminando? ¿Cómo lo has hecho todos estos años?

-Pero me canso demasiado.

-¡Solo tienes que caminar una cuadra!

Sam rodó los ojos. Freddie la miro y se rió, cuando Sam le devolvió la mirada pidiéndole una explicación el chico simplemente se encogió de hombros y con una sonrisa enigmática se limitó a decir: Eres única, de verdad.


En el estacionamiento de Ridgwey, un chico gordito y una rubia estaban pasmados mirando a uno de los coches que estaban ahí estacionados.

-¿Sabes? Cuando dijiste "No es gran cosa" en realidad pensé que sería un coche normal, pero esto…

-Dios Freddie.- dijo Gibson abriendo la boca.- Yo…

-Chicos…- comenzó Benson en señal de advertencia.

-Es que Freddie…- señalo Gibby al auto.

-Vamos, ¿Este coche siquiera es capaz de moverse?

-Yo no lo creo- añadió Gibby totalmente de acuerdo con la chica.

-¿Quién quiere irse caminando?- pregunto la rubia yéndose caminando del estacionamiento seguida de Gibby.

-Lo siento Fred- dijo el chico encogiéndose de hombros.

-¡Lárguense entonces!

-¡Eso hacemos!-exclamo Sam gritándole

Freddie suspiro molesto abriendo la puerta del automóvil y sentándose en el asiento del piloto, bien su coche no era la gran cosa pero cuando menos servía para lo fundamental que era moverse. Intento arrancar el coche una vez, dos veces, tres…..

-¿Chicos? ¡¿Chicos?! ¡Espérenme, voy con ustedes!

¿Y? ¿Qué les pareció?

Ya saben si les gusto o creen que debería de acabar con mi vida ahora mismo no duden en comentarlo.

POR FAVOR, no se limiten a leer la historia y no comentar. Yo sé que da muchísima flojera, en realidad entiendo. Pero en el nuevo diseño pueden dejarla directamente aquí abajo, es más fácil y sencillo.

(: xx