Disclaimer: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto

Nota: Otra vez una enooooooooorme disculpa por tardarme tanto pero el trabajo ha estado pesado; pero sin mas tardanzas aqui esta el tan esperado capitulo nuevo y es el turno de... ¡Si! Ramen Girl! disfruten!


Postre para dos

Ayame se encontraba sola guardando los trastos de la cena, su habitual ayudante había salido de misión y no noto lo tarde que era hasta que miró por la ventana viendo que las primeras estrellas aparecían en el firmamento. Dejó el tazón que secaba en la mesa y miró con atención la cocina, lucía impecable, su padre sin duda estaría orgulloso de ella.

Pensó en lo que su padre estaría haciendo en estos momentos en Konoha, la hora de la cena solía ser la mas bulliciosa, en cambio, en la estéril cocina en que se encontraba reinaba el silencio y echaba de menos las tonterías de Tobi, las otras chicas si bien no eran hostiles para con ella, tampoco es que la incluyeran en sus actividades...

Habían asumido su presencia como el relleno en las actividades exclusivamente concernientes a las de ama de casa, y quizás no se encontraban tan alejadas de la realidad, a diferencia suya, no salía "de misión" ni tampoco se encargaba de algo más que cocinar y limpiar, con todo y eso, estaba segura de que su propósito se tornaba confuso hasta para ella

Suspiró con algo de cansancio dando por terminada su jornada del día, ya que no tenía nada más que hacer, había decidido darse el gusto de un baño largo que la librara de pasar horas haciendo nada. Sasuke había empezado cierto orden en cuanto a tomar a las chicas en su propia habitación, o a veces las visitaba.

En un principio, cuando se dio la asignación de espacios a ocupar y las tareas que cada una cumpliría y el chico declaró que ella "se quedaría con él", sintió un escalofrío muy cercano al miedo, como si de alguna manera fuese a convertirla en algún tipo de mascota dada su inutilidad respecto a asuntos ninjas, pero solamente se refería que tendría una función similar a la de una asistente personal, se encargaba de prepararle bocadillos, algo de té o café y era la única que podía entrar a su habitación cuando él no estaba; además de la pequeña Hanabi, que había asumido el papel de esposa principal con un increíble recelo a participar en cualquier actividad con otras chicas y a prácticamente cualquier cosa, hacía solo un par de días que había descubierto el motivo de su desazón, y es que pese a ser la esposa de Sasuke, este simplemente se había negado a pasar alguna noche con ella.

Personalmente, eso le daba una buena opinión sobre él, ya que Hanabi era demasiado pequeña, seguramente planeaba darle tiempo antes que nada, pero eso generaba cierta frustración en la pequeña kunoichi que se sentía excluida.

Estos últimos pensamientos la llevaron a plantearse otra cuestión: ella solo había estado una vez con Sasuke, en los primeros días que llegaron a ocupar la casa le realizó una breve visita nocturna pero hasta ese momento nada.

Suspiro con cansancio, la cocina rechinaba de limpia, tan solo quedaba en la mesa un cuenco con fresas y un envase de crema batida, pues no había tenido tiempo de preparar algo mas elaborado como postre, la ausencia de Tobi había afectado incluso eso y la mayoría de las kunoichis había rechazado el frugal postre de manera educada, excepto Anko quien había dado a entender de manera nada sutil que las fresas no eran dangos.

Estaba agotada, tomo las cosas y caminó hasta el enorme refrigerador después de etiquetar la comida, casi se le sale el corazón cuando al cerrar la puerta, descubrió que no estaba sola... Sasuke estaba a su lado tan serio como siempre pero viéndola con intensidad...

"¡Malditos ninjas! ¿Cómo lo hacen?" fue su primer pensamiento, a pesar de haber vivido en una aldea ninja y de vivir ahora en una casa con varios de ellos nunca habían dejado de crisparle los nervios su ir y venir silencioso.

—Sa... ¡Sasuke-kun! — dijo sonrojada y llevándose una mano al corazón. al momento la bajo avergonzada, pero no podía evitar sentir cierto nerviosismo al tener al joven invadiendo su espacio personal...

Respiro hondo y se dijo a si misma que ella no era una chiquilla tonta así que con una sonrisa le pregunto: — ¿Necesitas algo?

Sasuke asintió quedamente. En ese momento la chica recordó que no lo había visto durante la cena y precipitadamente se giró para prepararle algo.

—Solo tomaré el postre. — dijo caminando detrás de ella.

Ayame se detuvo con el gesto contraído. Él había sido muy claro respecto a su renuencia con las cosas dulces entrando los postres necesariamente en esa clasificación. Su mente, rápidamente le señaló la posible intención real pero de alguna manera, tenía el miedo de que si él verdaderamente hablaba de comida y no de sexo, quedaría con una muy mala impresión sobre ella. Agolpada por la incertidumbre solamente alcanzo el cuenco de fresas poniéndolo al frente suyo

—Yo… bueno.. — empezó a decir. ¿Sí hablaba de comida o no?
Los ojos oscuros del chico, menor que ella por algunos años disimulados por su actitud y apariencia en general, se sentían escrutiñadores, como si esperara que ella tomase la iniciativa. Tomo aire y tomó una de las fresas ofreciéndosela ante su prolongado silencio. El la tomó directamente con los dientes en un movimiento que se antojó… insinuante…

Ayame siempre había estado rodeada de comida, su mundo había girado en torno a ella por la profesión de su padre y su propia vocación, pero el ver a Sasuke degustar la fresa… comerla de manera… de manera tan… sensual… le había hecho sentirse completamente excitada, un poco del jugo de la fruta escurría por la comisura de los labios del Uchiha y sin poderse contener lo besó; paladeo el sabor en la piel del chico descubriendo que sabía mil veces mejor. Volvió a darle otra de las frutas mientras lo empujaba hasta la meseta.

Sasuke se sorprendió en un primer instante por la agresividad de, la hasta entonces, tranquila chica pero definitivamente no iba a quejarse de que ella lo viera como algo que se moría por devorar...

Ayame comenzó a desatar la yukata de Sasuke, respiraba aceleradamente al sentir la tersa y cálida piel del pecho de él.

De pronto descubrió que estaba hambrienta y de que ella también quería comerse ese postre, se separó de su amante tan solo el tiempo suficiente para ir de nuevo al refrigerador por el dispensador de crema batida.

Sasuke soltó un suspiro ahogado. Ayame, desde la primera vez, le pareció la más amable y dócil de todas, la que tenía menos humores extraños y resultaba un buen punto contrario a las actitudes agrias de algunas, las melancólicas y dramáticas de otras. Con todo y eso, verla frente a él, tratándolo literalmente como comida, le causaba una absurda sensación de que en realidad lo era.
Se recargó sobre la mesa como si esta fuese la cama, sin hacer el menor movimiento cuando ella regresó acomodándose frente a él.

Ayame miró el fino vello de su cuerpo erizarse en cuanto la crema fría lo tocó, sintió un poco de curiosidad sobre el motivo por el que no tenía las manos ásperas o la piel llena de cicatrices, no había siquiera el curtido por el sol… era como si fuese completamente inmune cualquier cosa que estropeara su imagen. Pasó la lengua con cuidado y lo escuchó emitir un ruido sin significación particular. Le agradó el timbre ronco de su voz y pasó a poner más.

La chica bajó hasta la entrepierna, pensó que quizás sería apropiado, le atraía la idea aunque nunca lo había hecho, pero ya que estaban haciendo los juegos con la boca…

Sasuke abrió la boca pero no emitió sonido alguno, se había obligado a no hacerlo como muestra de una absurda resistencia, el orgullo de no dar a saber que le estaban dominando… y le gustaba…

Pero por esta única vez Sasuke Uchiha no sentía esa necesidad de ser quien controlaba las cosas, le gustaba estar a merced de la chica de los fideos quien no tenia tapujos en degustarlo como si fuera un trozo de tarta...

Se tensó al sentir la crema batida en su erección, más aún al sentir la boca de la chica quitársela de esa manera sosegada y sensual, de esa manera tan lenta que lo estaba desquiciando y a punto estuvo de rogar por mas pero se contuvo.

Ayame respiraba entrecortadamente, jamás se había visto ella misma como una depredadora pero le gustaba este juego del gato y el ratón pero porque ella era el gato y el amo y señor de la casa ese dejaba hacer por ella. La piel de Sasuke curiosamente era dulce, ¿Quien lo pensaría de semejante chico amargo?

En un principio creyó que se debía a la crema y las frutas pero ese gusto dulzón ya lo había probado antes, la primera vez que estuvo con él.

Con las mejillas encendidas y el cabello desordenado, se detuvo un instante, respirando con algo de dificultad, guiar el momento implicaba tomar todas las decisiones y no estaba segura de cómo seguir, qué más hacer. Subió a la mesa sentándose a horcajadas sobre él, la yukata blanca que usaba se abrió y subió por sus piernas ante el movimiento, Sasuke llevó sus manos hasta sus muslos tanteando la piel suave y ligeramente perlada de sudor, miró directamente a los ojos de la chica esperando que continuase pero ella solamente lo miraba, su ansia crecía, pero no quería cambiar de rol.

Ella se inclinó un poco hasta su rostro para besarlo, pero se detuvo unos instantes. Con una creciente desesperación por tan dramática pausa, Sasuke se inclinó al frente contando los centímetros que quedaban. Ayame tardó en reaccionar, su conflicto se basaba principalmente en lo que estaba haciendo con la boca antes, pero si a él no le importaba, se tomó la libertad de retomar su iniciativa siendo ella quien reclamara su lengua, el beso fue profundo y cálido, Sasuke volvió a cederle la batuta y Ayame sin contemplaciones lo empujo en la mesa volviendo a besarlo, abandonó su boca para recorrer su cuello y jugar un poco el pecho.

Sasuke estaba desesperado por la crueldad de la chica de llevar las cosas lento, deseaba recuperar el control pero no podía negar lo mucho que le estaba gustando la situación de su propio dominio…

A la mañana siguiente, una agotada Ayame bajó mas tarde de lo habitual a preparar el desayuno que una airada Hanabi le exigió a gritos desde el pasillo…

La cocina estaba impecable y no pudo evitar tornar su rostro completo a un tono rojo como el de los tomates maduros. Las voces del os demás llegando al comedor aumentó su inusitada vergüenza. Trabajó rápido y sin interrupciones, portándose esquiva incluso con Tobi que había regresado a primera hora de la mañana.

Nuevamente, Sasuke fue el primero en bajar.

Comió el primer plato de arroz con relativa calma, el segundo igual y en cuanto hubo terminado extendió el cuenco para pedir una tercera ración.

—Alguien tiene hambre. — comentó distraídamente Kisame.

—Anoche me dejaron sin cenar. — fue todo lo que dijo Sasuke sin ningún tipo de expresión particular, a diferencia de Ayame que casi sufre un desmayo.

Tras un largo rato de juegos y una noche increíble de sexo en la cocina, el Uchiha había revelado que en verdad, solo quería las fresas.


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