Todo el tiempo que quieras

Las personas chocaban entre sí, reían, bebían, se besaban, se tocaban. Los hombres sentados solos en la barra acechaban a su presa con ojos hambrientos, guiados solamente por el fuerte deseo de poseer y ser poseídos, aunque solo fuese una noche. La música sonaba rítmica y constante, el calor inundaba el lugar y hacia que el vestido se pegara a mi cuerpo como segunda piel. Yo sólo movía la cabeza de un lado para el otro dejándome llevar por el cumulo de sensaciones que recorrían mi cuerpo. De un momento a otro sentí que ya nada importaba el deseo me consumía como nunca, la música subía y bajaba, me llevaba a lugares que no conocía. Siempre quise hacer esto, perderme en la inmensidad de la noche, ser guiada por el instinto adolescente ha lugares oscuros y peligrosos, sentirme mujer. Esa mujer que soy y que la divinidad me ha arrancado poco a poco.

"Un día más en ese odioso santuario y me volvería loca"

Seguí bailando y moviéndome al ritmo de la música, quiero enloquecer, quiero que los hombres me miren, me deseen, ¡que me vean como la mujer que soy!

No recuerdo cómo fue que termine en este lugar, ni quién me trajo, creo que ya no recuerdo gran parte del día, la música y el acido se encargan de borrar poco a poco los recuerdos importantes.

- ¿Qué si soy una diosa?, no lo sé, ni sé cómo serlo, no tengo el manual. Respondo a un hombre que se acerco a mí.

Una diosa ¿Qué es una diosa? En estos tiempos es bien subjetiva esa pregunta. Una diosa… una diosa es lo que soy en estos minutos, bailando en medio de este lugar repleto de personas que no conozco, y que no me conocen. Que importa la vida, que importa el sentido común, ese del que tanto habla Shion. Me detengo unos minutos a pensar en él, ¿me estará buscando? Un hombre golpea mi espalda de pronto… ¿qué era lo que estaba pensado? Miro a mí alrededor, creo que lo olvide pero eso no importa ya, estoy aquí bailando, sola, drogada y un poco ebria.

No sé cuánto tiempo he estado en este lugar, ni cuantas horas he estado bailando, la euforia corre por mis venas y sentir eso hace que quiera gritar, reír, llorar, todas las emociones juntas ya no se qué pensar, me siento totalmente perdida en este mar de sensaciones y música.

Unas manos toman mi cintura y me aprisionan contra su cuerpo, intento abrir los ojos pero mi cuerpo no responde, simplemente muevo la cabeza de un lado a otro y me dejo llevar por esos brazos. Esos brazos que me aprisionan y me mueven, me siento viva, deseada. Comienzo a caminar torpemente, tratando de seguir al hombre que me mantiene sujeta de la cintura, logro abrir los ojos para ver que nos dirigimos a los baños. Una pequeña risa se forma en mis labios para luego soltar una enorme carcajada, no puedo creerlo, ¿los baños?... ¡¿esos baños?! Me detengo bruscamente y lo miro a los ojos, creo que son azules, no, son verdes. Pongo mis manos en sus mejillas y lo beso como nunca antes había besado a alguien, son rabia y desesperación. Rio para mis adentros, sin previo aviso el hombre comienza a recorrer mi cuerpo con sus manos.

- No… Le digo separando un poco mis labios de los de él – No…

Lo empujo suavemente para alejarlo de mi y comienzo a caminar lenta y torpemente hacia la salida, quería salir de ahí, ya no soportaba el olor, el calor y las personas, era demasiado para mi, de pronto todo se torno molesto, insoportable el efecto del acido comenzaba a cesar y yo, Saori Kido, una mujer de 24 años y una diosa con cientos de años de sabiduría comenzaba a volver a la realidad.

Al salir del club me doy cuenta que estoy totalmente consciente, el efecto ha pasado, la sensación de euforia ya no está, esa exquisita sensación. Me siento perdida y sola, trato de buscar alguna señal que me indique donde estoy y hacia donde debo ir, pero las calles están en blanco al igual que yo. Una lágrima baja por mi mejilla mientras que un dolor incontrolable comienza a oprimirme el pecho, trato de gritar pero no puedo. La pena comienza a enrollarse en mi garganta como serpiente, para luego bajar hasta mi corazón y comenzar a estrangularlo lentamente. Escucho como aquel hombre del club comienza a acercarse lentamente, prendiendo un cigarrillo, balbuceando cosas que no entiendo ni quiero escuchar.

- Duele preciosa, yo sé que duele. Me susurro al oído

- ¿Qué sabes tú del dolor? Le respondo sarcásticamente, mientras intento respirar, tratando de olvidar el dolor que me envuelve.

El hombre no responde, simplemente me toma de los brazos y me levanta, ¿en qué momento me senté en el suelo? No lo puedo recordar, pero me pongo de pie como si fuese una muñeca de trapo, un ser sin voluntad. De pronto siento que el hombre me toma el mentón y levanta mi cara bruscamente para poder enfocar sus ojos en los míos "Sí, son verdes, increíblemente verdes". Me toma y me besa de forma violenta, sin sentimiento, sin dulzura ¿dónde quedó la dulzura, el amor y la ternura? Nada de eso existe en estos momentos, solo el deseo irrefrenable de tocarme y poseerme, de besarme a la fuerza si era necesario, de arrojarme en el callejón y destrozarme por completo. Sentí lentamente como sus manos bajaban y se escondían en uno de sus bolsillos, se separo de mí y con una cara burlona, lujuriosa y asquerosa me ofreció lo que tenía entre las manos, sonreí, yo conocía eso, ¡por dios que lo conocía! yo tenía absolutamente claro que era lo que me estaba mostrando: una pequeña estampilla de colores.

No pude reprimir una enorme carcajada al verla, este pobre tipo me estaba ofreciendo LSD gratis sólo por un poco de sexo, volví a reír, "con lo caro y difícil que es encontrar una de esas". Estire mi brazo y con sumo cuidado tome el pequeño cartón entre mis dedos, definitivamente era impresionante lo que podía hacer ese minúsculo cuadrado. Mire al hombre a los ojos y puse el cartón en mi lengua. Lo último que alcanzo a distinguir antes de que los colores comiencen a inundar el mundo es que nos estamos acercando a un motel.

Me senté en el borde de la calle a esperar lo inevitable, y mientras el hombre hablaba con la recepcionista mire las estrellas, esas estrellas que bailaban y se agitaban frente a mis ojos. Unas me saludaban, otras lloraban, que ganas de ir con ellas y bailar toda la noche en el cielo. Que sentimiento más hipócrita el mío, bailar con las estrellas. Un conejo toca mis piernas, demasiado tierno para esas horas de la noche, intento tocarlo pero no puedo, comienza a correr, pero yo no quiero que se vaya, quiero que se quede conmigo, quiero poder abrazarlo y empaparme de su blancura. Comienzo a seguirlo, gateando tras él, siento la risa del hombre en mi espalda - ¿qué haces preciosa? Me pregunta con su voz rasposa. Yo me giro he intento enfocar la mirada en él, pero lo único que logro ver es una enorme cabeza girando, como una paleta de dulce, una paleta de dulce que gira y fuma, creo que me rio nuevamente ¿o fue mi cabeza la que se rio? … ya no entiendo nada ¿y el conejo? Esta corriendo, está corriendo hacia las estrellas.

- ¡Malditas! Les grito como nunca antes, grito hasta que mi garganta duele - ¡malditas, malditas hijas de puta! ¡malditas!

Caigo pesadamente en medio de la calle, pero no duele, no, se siente como si estuviese en una cama, comienzo a reír histéricamente, rio por la situación, rio por lo ridícula que debo verme tirada en medio de la calle, rio… ¿o lloro? Quizás está lloviendo, llueve sobre mi cuerpo, es invierno, si eso debe ser, es invierno y está lloviendo, están lloviendo gotas de agua, no, llueven gotas de acido, gotas de colores y me manchan, manchan mi ropa, mi vestido, mi cara, manchan porque son gotas de pintura, el cielo está llorando gotas de pintura ¿y ahora qué? Estoy caminando, caminando y caminando, que lejos queda la entrada al motel…

- ¡No, espera! Le digo al hombre – Ahí está mi conejo, ahí está y es blanco, blanco con alas ¿con alas? Si con alas, ya no es un conejo, es un caballo con alas que me mira enojado, pero me ama.

Escucho la risa histérica del hombre que me toma nuevamente del brazo y me levanta del suelo.

- Sí, sí preciosa, es un caballo con alas y te ama.

- ¡No déjame, tengo que irme con él! ¡me vino a buscar! ¡Déjame, déjame! ¡Suéltame tengo que irme con el caballo, suéltame! Comienzo a gritar histéricamente moviendo mis brazos y mis piernas, mientras el hombre me toma de la cintura y me obliga a entrar al motel.

Una vez dentro de la habitación el hombre me tira a la cama, lo sé porque siento el rechinar de los resortes ya oxidados, un mueble viejo que probablemente ha visto y sentido más de lo que debería, pobre cama, pobre. De pronto me invadió la pena y quise acariciarla, susurrarle que todo estaría bien que no llorara. Mis pies, no, mi cuerpo se arrastra lentamente fuera de la cama para tocar el respaldo de esta. La acaricio y le susurro palabras de consuelo, soy una diosa a pesar de todo, tengo el poder de calmar a las personas… y a las camas. La puerta del baño se cierra tras aquel hombre y yo me quedo sola en ese lugar, junto a la cama, llorando con aquel mueble viejo "juro que vendré a buscarte cuando todo acabe" pensé ¿o lo dije en voz alta? Algo llamo mi atención, unas burbujas de colores salían del teléfono, unas burbujas brillantes y hermosas, quise tocarlas pero se iban, volaban, saltaban por la ventana y cuando llegaban a la calle se reventaban y sonaba de forma estruendosa, me taladraba la cabeza, las lagrimas comenzaron a caer nuevamente por mi rostro, me duele, me duelen los oídos ¡callen ese sonido por favor! Comienzo a gritar, no puedo controlarme es demasiado ensordecedor, demasiado doloroso.

Intento calmarme, me asomo a la ventana para respirar aire fresco y lo veo, veo a mi caballo con alas, me mira, me sonríe, sus ojos cafés son lo más hermoso que he visto, quiero irme con él, quiero que me abrace y me lleve lejos, quiero desaparecer de una buena vez. Me quito lo zapatos y me subo a la ventana, quiero verlo más de cerca, sé que no me pasara nada, él siempre me salva, siempre ha estado para mí, pero ¿he estado yo para él?

- He preciosa, ¿quieres volar? Vamos ven, ven acá abajo. Escucho la voz del hombre a mis espaldas.

Giro mi cabeza para ver la escena completa. Él está mirándome desde debajo de la ventana, con un brazo estirado y sus ojos, sus ojos impresionantemente verdes me miran con susto, terror ¿angustia? ¿Ahora me va a decir que se preocupa por mi? Miro nuevamente a la calle, mi caballo con alas ya no está, ya no hay nadie que pueda salvarme de mi misma, el pánico se apodera de mi cuerpo, comienzo a temblar de miedo o de frío quizás, mi cuerpo comienza a balancearse hacia adelante y hacia atrás, el vértigo se apodera de mí, me voy a caer de la ventana.

- ¡ven mierda! Me dice el hombre.

En ese momento siento que me toma del brazo tirándome fuertemente hacia dentro de la habitación, lo que provoca que caiga pesadamente sobre el suelo de madera, un miedo terrible se apodera de mi ¿dónde está el conejo? ¿Dónde está el caballo? ¿Dónde estoy? Siento como el hombre me levanta y me arroja a la cama.

- Ya bastantes problemas me has traído drogada para que más encima te quieras suicidar. Me grita el hombre golpeándome la cara fuertemente

Ese golpe me hace volver a la realidad y por unos segundos puedo ver todo con claridad, puedo ver la habitación tan como es, una mugrosa habitación. Puedo sentir las sabanas bajo mi cuerpo, sucias y pegajosas. Puedo oler y puedo escuchar como el hombre se saca rápidamente el cinturón de los pantalones y se baja el cierre de este, giro solo un poco la cabeza para darme cuenta de que está completamente desnudo de la cintura para abajo, ya no hay nada que pueda hacer, nuevamente giro la cabeza hacia el otro lado para ver la ventana y perderme en ella, para poder ver al caballo blanco con alas mirándome, para ver las burbujas subir y bajar, para poder sentir el viento acariciar mi cara mientras que intento ignorar el sonido que hace el respaldo de la cama al chocar de forma constante contra la muralla. De un momento a otro ya no siento nada, no siento el sudor, no siento el dolor, no siento el sonido, no siento nada, absolutamente nada.

Al cabo de unas horas vuelvo nuevamente a la realidad y me doy cuenta de que la habitación esta en silencio, no puedo escuchar nada, ni mi propia respiración ¿habré muerto? Intento sentarme pero al hacerlo siento que todo mi cuerpo se despedaza, el dolor es intenso, al igual que el dolor de mi mejilla. Me miro los brazos que están llenos de marcar purpuras al igual que mis piernas, también me doy cuenta de que estoy desnuda, comienzo a recorrer la habitación con la mirada y encuentro lo que estaba buscando, en una esquina abandonada, sucia y negra esta mi ropa interior. Me pongo de pie y camino hacia la esquina donde recojo el calzón y el sostén, me los pongo. Sigo buscando, necesito mi vestido y mis zapatos pero me detengo en un detalle, a los pies de la cama, tirado e inerte un preservativo. Una oleada de asco se apodera de mi, estoy a punto de vomitar me doy vuelta y corro al baño solo para darme cuenta de que está cerrado con seguro, pero que importa, el impulso fue irrefrenable he imposible de detener. Vomite en el piso, en esa esquina abandonada, sucia y negra. Me quedo unos segundos inclinada sobre esa esquina, sólo unos minutos porque el olor comienza a hacerse insoportable.

- Eres un ángel. Me dice el hombre de forma irónica, mientras me pasa mi vestido

- Soy un ángel con alas de carbón. Le respondo sin mirarlo.

Lo único que quiero es salir de este asqueroso lugar. Tomo mis cosas y salgo de aquel motel sin mirar atrás, sólo quiero correr y verlo, sí, quería verlo. Me doy cuenta que por primera vez en muchas horas estoy totalmente consciente de mis acciones y eso hace que me detenga por un momento y comience a respirar rápidamente, empiezo a sentir el dolor punzante en el pecho nuevamente, mis ojos comienzan a llenarse de lagrimas. Me siento sucia, asquerosa, soy una diosa, una diosa asquerosa, los pies me pesan, las piernas y los brazos me duelen, mi cabeza comienza a doler también y nuevamente la ola de nauseas comienza a subir por mi garganta, ya no puedo más, ya no soporto esta sensación quiero terminar con todo, quiero terminar con esta vida, pero no puedo, no me atrevo ¿Dónde estás? ¿Dónde estás Seiya? El alma me pesa, el corazón me pesa ¿Dónde estás? ¿Dónde estás? ¿Dónde estás?

Creo que he caminado por horas sin rumbo fijo, las personas se fijan en mi aspecto, un aspecto deplorable, nadie podría imaginarse que soy una de las personas más influyente en el país, nadie diría que soy una diosa, una diosa custodiada por 13 caballeros, una diosa que daría la vida por cada uno de ellos… no, no por todos, solo por uno. Nuevamente el dolor del pecho comienza ¿o es la culpa? Comienzo a desesperarme, las imágenes de la noche anterior empiezan a volver, lo recuerdo todo, el acido, la bebida, el hombre, el LSD, motel… Mi cabeza se detiene en el motel, mis piernas comienzan a temblar mientras que me tomo la cabeza con ambas manos. Caigo al suelo llorando, gritando ¡¿QUÉ HE HECHO?! La desesperación se apodera de mí, ¿Qué hice? ¿Dónde estás?

- ¿Saori?

Volteo la cabeza rápidamente y lo veo, estoico y hermoso, ahí está él, el único por el que daría la vida. Recuerdo en el estado en el que me encuentro he intento salir de ese lugar, pero él no me deja me toma rápidamente los hombros para girarme y quedar cara a cara, sus ojos lo demuestran todo, sus ojos, esos ojos cafés. Pero yo ya no puedo más, no soporto mirarlo a la cara, no le puedo sostener la mirada. Caigo de rodilla a sus pies llorando desconsoladamente pidiéndole perdón una y otra vez. Siento sus brazos alrededor mío estrechándome con mucha fuerza, sé que está desconcertado y desesperado no sabe qué hacer, no sabe qué decir, estamos los dos sentados en la calle sin saber qué hacer.

- Subamos a mí departamento. Me susurra al oído – Por favor subamos.

Abro mis ojos, ¿a su departamento? ¿Cuánto había caminado? Que importa, hoy nada importa "perdóname, perdóname, perdóname" seguía repitiendo, no podía ponerme de pie, simplemente las piernas no respondían "perdóname, perdóname, perdóname" le pedía mientras el intentaba ponerme de pie.

- Vamos Saori, necesito que me ayudes… por favor. Me pidió Seiya.

Yo no lograba entender nada, solo sostenía mi cabeza con las manos y le pedía perdón, le pedía perdón por todo el dolor que le había causado todos estos años, le rogaba que me perdonara por todas las batallas, por su infancia, esa infancia que nunca tuvo. Él se sienta a mi lado y me abraza, no pudo ponerme de pie, seguí llorando en sus brazos, no quería mirarlo a la cara. Me da vergüenza pensar en lo que hice, no merezco estar con él, no merezco su pena ni su compasión. Saco fuerzas y me pongo de pie alejando a Seiya con brusquedad.

- Déjame

El simplemente me toma por la cintura "subamos al departamento, por favor" me pide nuevamente, sus ojos son tan cafés, no puedo decirle que no pero mi cuerpo no se mueve, no responde, estoy totalmente desconectada de todo, sólo puedo mirar su rostro que me mira con amor, sí, aun a pesar de todo lo que he hecho, de todo lo que ha sufrido él me ama. Tomo su mano y comienzo a caminar hasta la entrada del edificio, un edificio antiguo con unas terminaciones perfectas, una arquitectura exquisita "Si yo no fuese lo que soy, habría estudiado arquitectura" el aprieta mi mano fuertemente en señal de que me escucho "y yo habría sido un músico, o profesor" El sabe que eso me lastima, pero también sabe que compartimos el mismo dolor, la misma soledad. Ambos estamos decepcionados de la vida que nos toco, aun así, tenemos claro que no podemos huir. Yo lo tengo a él, él me tiene a mí, dos personas solitarias que se acompañan mutuamente, dos personas que se aman incondicionalmente.

Al entrar al departamento me encuentro con un lugar lleno de colores y brillos, es como entrar a un mundo aparte, un lugar atemporal en donde el pasado y el futuro no existe, sólo estamos los dos, en un mundo aparte. Seiya me conduce tranquilamente hasta la habitación, pero está vez es una habitación limpia, con luz, sin esquinas sombrías, sonreí, nada me molestaba en esa habitación. Camine y me senté en la cama, una cama suave y limpia. Veo que Seiya busca algunas cosas en unos cajones para luego desaparecer detrás de una puerta, segundos después escucho agua correr. Sigo observando la habitación con cuidado, no hay nada en ese lugar que me haga sentir incomoda, me recuesto sobra la cama y observo el techo. Creo que estuve así horas, aunque quizás solo fueron algunos minutos hasta que fui interrumpida por Seiya quien estaba sobre mí sonriéndome, el me sonreía como nunca, estire mi brazo para acariciarle la mejilla.

- Buenos días. Le digo

- Buenos días, te prepare un baño

Seiya se levanta de la cama para dejarme sola en la habitación. Camino al baño y veo la tina completamente llena de agua, a un costado unas toallas y ropa limpia. Me saco el vestido, y la ropa interior y me sumerjo en la tina. Qué bien se siente, que refrescante. Ya no siento dolor ni angustia, él está conmigo y me ama. Creo que estuve horas dentro del baño, no, estuve horas en el baño hasta que Seiya entró.

- Estaba preocupado. Me dijo, mientras yo me sentaba y abrazaba mis rodillas.

- Yo no pedí esto Seiya, yo no pedí esta vida.

Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas nuevamente, el dolor vuelve, los recuerdos vuelven "perdóname" le digo nuevamente

- ¿Y qué es lo que debo perdonarte? Me pregunta Seiya caminando hasta la tina, ¿qué es lo que debo perdonarte? Me pregunta nuevamente mientras se sienta en el suelo del baño.

Ya no soporto mas, esto es demasiado para mi, siempre lo ha sido, desde que tengo memoria todos me han dicho que hacer, nunca he podido tomar una decisión y cuando creo que puedo hacerlo lo arruino completamente. Ya no quiero llevar esa carga, es demasiado para mí, me siento tan pequeña. No sé en qué momento me puse a llorar nuevamente, no podía controlarlo. "me siento tan pequeña" le digo. De pronto siento como Seiya se mete en la tina con ropa y me abraza por la espalda "Tú no eres pequeña, tú eres enorme" es en ese momento que comienzo a llorar mientras el simplemente me abraza por la espalda y me comienza a cantar una canción de cuna.

"Había una vez,

un lobito bueno al que maltrataban todos los cordero,

Había también,

un príncipe malo,

una bruja hermosa

y un pirata honrado,

Todas esas cosas había una vez, cuando yo soñaba el mundo al revés "

Pasaron horas, y horas.

Estoy sentada en la mesa de la pequeña cocina que hay en el departamento mirando atentamente la ventana, estoy esperando que vuelva Seiya de hacer algunas compras, me siento tan cómoda, me siento… feliz. Escucho la puerta del departamento, me pongo de pie y camino al encuentro del hombre que aparece, el me sonríe, debo verme graciosa con esos pantalones y esa polera de hombre. Me acerco y lo beso ¿Por qué te demoraste tanto? Él me mira con un dulzura y me abraza "yo también te extrañe" me dice. Lo sigo a la cocina mientras habla y habla, me encanta escucharlo y verlo como se mueve dentro de la habitación, me encanta escuchar su sonrisa, podría estar así toda la vida.

- Seiya… ¿Puedo quedarme aquí contigo?

- Todo el tiempo que quieras.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO OOOOOOOO

Bueno, espero que les haya gustado, hace mucho que no escribía algo con tantas ganas. Quizás es algo terrible la historia pero es que siempre me ha gustado pensar que Saori y los demás como personas normales, personas con problemas como todo el mundo.

Aclaraciones:

Seiya y Saori llevan un buen tiempo juntos

Nunca me ha gustado esa cosa que el hombre, en este caso Seiya, levante a la mujer como una pluma. xD seamos honestas: ese hombre no existe. Además ¿Han intentado poner de pie a alguien que simplemente no quiere pararse? es imposible. Además me gustó dejarlo así porque hace a Seiya más vulnerable. Me gusta la imagen de un Seiya sin saber qué hacer.

Por último, debo decir, y esta es mi opinión. Me encanta Seiya, creo que si lo vemos en perspectiva es el hombre idea, un hombre que está siempre al lado de los que ama, un hombre intenso, un hombre capaz de perdonar cualquier cosa. Ese es mi Seiya, no sé si el de los demás pero para mí, es un hombre excepcional. (Lástima que no exista T_T)

La historia es mía pero los personajes NO me pertenecen.

Esta es la primera historia de muchas más, pero es el acontecimiento más importante, es el que gatillara muchas otras cosas.

Serán historias "románticas" porque me encanta el romance xD soy una romántica empedernida.

Bueno espero que les haya gustado la historia y si realmente les gusto un review siempre será bien recibido.

Un agradecimiento especial a Yuki18, Sí la amarrare a la silla para que no se me arranque porque aun me quedan 13 historias más jajaja

Besos

Cami