La siguiente historia está basada en los personajes de Ranma ½, los cuales pertenecen completamente a Rumiko Takahashi. Esta historia no tienes fines de lucro y fue creada con el único propósito de entretener.
La Nueva Confusión
Substracción
La joven de cabellos cortos y azulados, se hallaba sentada en su pupitre, mientras tomaba notas de la clase en la que se encontraba. Al mismo tiempo, de vez en cuando, miraba discretamente y con un poco de angustia a su joven prometido, quien estaba en su respectivo asiento en el salón de clases.
No entendía qué había pasado. Creyó que con aquel dulce y cálido beso que había compartido con él el día de anterior, las cosas entre ellos avanzarían a un mayor ritmo pero, desde el día de ayer, apenas y cruzó algunas palabras con el moreno. Cuando llegó a casa después de estar ausente la mayor parte del día, se comportó un poco distante con ella, exactamente como ella se comportó con él debido a la timidez que provocaba el simple hecho de mirarlo a los ojos. Realmente quería seguir manteniendo ese ritmo que su prometido había comenzado, pero simplemente su timidez podía más que su valor, siendo incapaz de actuar de manera más decisiva con él, así como él lo había hecho en aquel receso. Aun así, seguía sin entender aquel comportamiento tan cortante de su prometido hacia ella. Desde la tarde del día anterior, el moreno apenas y le dirigió algunas miradas y casi ninguna palabra; fue un contraste muy drástico entre la mañana en la que el chico por fin se aventuró a probar sus dulces labios con toda la determinación que poseía, y la repentina cortedad hacia ella. Ese cambio en el chico la tenía de lo más confundida. Incluso esa mañana, caminaron juntos hacia el instituto, como lo solían hacer diariamente, pero esta vez, no hubo conversación alguna, sólo un leve intercambio de palabras sin ninguna relevancia, claramente en un ambiente incomodo entre los dos. Quería pensar que esa actitud alejada se debía al mismo motivo por el cual ella actuaba igual: timidez. ¿Quién sabe? Tal vez, después de aquel beso que compartieron, ninguno de los dos sabía cómo comportante el uno con el otro. De verdad quería creer que ese era el motivo, pero… había algo más que no le dejaba de dar vueltas en sus pensamientos.
Ranma, por su parte, fingía estar poniendo toda su atención a aquella clase, pero ahí era el último lugar donde su mente se encontraba. Desde el día anterior sus pensamientos no podían estar más turbios. Había sido un día con sucesos inesperados que tomaron su tranquilidad y seguridad, llenándoselas muy lejos. Incluso, su cuerpo tenía varios moretones causados por los golpes que su calvo padre le acertó en su habitual entrenamiento nocturno, debido a la falta de concentración de la cual era víctima, haciendo que hasta su padre le remarcara sus errores técnicos, los cuales ofuscaron al moreno. Al igual que su bonita prometida, creyó que las cosas entre ellos avanzarían después de aquel momento que compartieron en el almuerzo del día anterior… pero no había sido así. Akemi, esa pequeña, linda y tímida chica logró poner en duda sus sentimientos y pensamientos justo cuando los creía un poco más claros.
Hubiese deseado tener el valor de hablar con su prometida, de al menos haberle dirigido más de un par de palabras huecas, pero simplemente no tuvo el coraje para hacerlo. Principalmente por su timidez y torpeza empedernida que le hacían pasar una mala jugada; pero sobre todo, y más que cualquier otra cosa, se lo impedía una extraña sensación resultante de una mezcla de sentimientos como el remordimiento, duda e indignidad que lo carcomía por dentro. Simplemente no podía hablar con Akane de ciertos temas mientras tuviera esas dudas en su cabeza; ni siquiera sabía exactamente de que dudaba o porqué se sentía así de confundido; simplemente lo estaba, y no podía confesarle lo que sentía a su linda prometida hasta que todo le fuese más nítido, hasta que sus dudas estuvieran borradas de su mente; creía que eso sería lo más justo para Akane… su Akane. Además, no podía hablar con aquella linda chica de cabellos azulados frente a aquel maldito cerdo negro que se hizo presente el día anterior. Cuando llegó a la residencia Tendo, se llevó la amarga sorpresa de ver al descarado de Ryoga sentado, acorrucado muy cómodamente en el regazo de su chica; eso le hizo hervir en celos. A veces, deseaba tanto decirle de manera directa a Akane la verdad sobre ese porcino; pero no podía, no aún, eso le rompería el corazón a su prometida, y a él los dientes, sabía que el día que Akane se enterara de la maldición de Ryoga, le iría igual de mal que a él. Todo en su mente era un caos.
Cerró sus ojos con pesadez y soltó un suspiró agobiado — ¿Qué rayos me está pasando?— Susurró abatido el moreno de ojos azules. Discreta y lentamente, giró su mirada hacia un costado, llevándola directamente hacia aquella linda chica. De verdad le gustaba admirar a esa peliazul. Ese bonito y delicado perfil lo había dejado embobado más de una vez desde el día que la conoció. Esa respingada nariz; esos mechones azules que adornaban su lindo y blanco rostro; ese cabello corto que dejaba ver en su totalidad aquel delgado y largo cuello de porcelana que tanto le gustaba admirar; simplemente, era perfecta.
Su mirada se había perdido totalmente en ese lindo rostro de su prometida, e inconscientemente, un sonrojo ya se había apoderado de sus mejillas. Era una ironía, casi cómica: nunca antes había estado más seguro de lo que sentía por esa linda joven poseedora de aquellos ojos castaños que lo habían cautivado, pero tampoco había estado tan confundido como lo estaba en ese momento. Todo había sucedido de repente; una castaña apareció en el momento menos oportuno en su vida, y cambió todo lo planeado.
Los alumnos de segundo, estaban en el gimnasio del instituto. Algunos jóvenes hacían salto de caballo mientras que otros trotaban alrededor de la cancha de básquetbol, calentando para las actividades de la clase de física.
En un lugar algo aparatado del resto del grupo, la pequeña castaña de anteojos, hacía algunos ejercicios leves, estirando sus extremidades para destensar sus músculos, sentada, tratando de tocar la punta de sus pies con la yema de sus dedos. Parecía estar totalmente concentrada en lo suyo, pero en realidad, su mente meditaba sobre otros asuntos que las actividades físicas. Estaba ansiosa por hallarse con su amigo. Después de lo del día de ayer, quería ver el comportamiento del chico hacia ella ahora que sabía sus verdaderos sentimientos por él.
—Ranma…—Susurró al mismo tiempo que un lindo rosado brotaba de sus mejillas. Acomodó con su índice sus gafas que se desacomodaron un poco de su lugar mientras su semblante se aseriaba poco a poco debido a cierta duda que cruzó por su mente —Shampoo y Ukyo no le gustan, pero…— Desde el día anterior —Tendo… ¿le gustara?— No podía evitar tener esa duda. Aquella joven de cabellos azules, realmente era una chica linda, y además, muy amable y simpática; o al menos esa impresión le daba por las pocas veces que cruzó palabras con ella ¿A qué chico de ese instituto no le gustaría estar en el lugar de Ranma? Como prueba de aquello, estaban esas diarias batallas campales de la menor de las Tendo contra los atletas que querían conquistar a la fuerza el corazón de la joven [¿Cómo podría competir contra ella?] Se preguntó a sí misma con desanimo. Cerró sus ojos y exhaló con pesadez —Imposible…— Contestó su propia duda sintiéndose derrotada —Pero…—Frunció su entrecejo y alzó su mirada, radiante de determinación —Tengo que intentarlo al menos— Se puso de pie, y se comenzó a correr alrededor de la pista, con una ligera sonrisa en su rostro.
—Y… ¿qué se supone que hacemos aquí?— Inquirió el chico de la trenza con un deje de molestia a su compañera de clases.
—Pues, esperando a mi hermana, tonto ¿qué más?— Respondió como si nada.
Estaban parados en aquel lugar donde siempre solía almorzar con su castaña amiga, sólo que ahora, en lugar de estar con Akemi, se hallaba con Mina, quien lo llevó a ese lugar casi a arrastras, alegando que lo hacía para asegurarse que no se escabullera para almorzar con Tendo como el día anterior.
El moreno dejé escapar un sonoro suspiro cansino —Dijiste que Akemi te contó que le prometí almorzar con ella hoy ¿no? Sabes muy bien que cumplo mi palabra, boba— Le ofendió que dudara de él así.
Aún con sus brazos cruzados a la altura de su pecho, asintió —Sí, lo sé. Pero bueno, más vale prevenir. Además…— Cambió su expresión lentamente a una muy pícara —no fue lo único que me contó mi hermanita, Ranma— Dijo acercándose a él y dándole ligeros codeos en un costado.
Su cuerpo se tensó al escuchar a la castaña, haciendo que sus mejillas tomaran un tono rojizo del bochorno. Cerró sus ojos frunciendo el entrecejo y esquivó la aquella mirada inquisidora de su compañera —N-No sé de qué hablas, Mina —Dijo, fingiendo demencia y se cruzó de brazos.
—Sí… Claro— Contestó, con un tono sarcástico, dedicando una mirada pícara e incrédula al moreno —A mí no me engañas, Saotome…— Dijo, meneando su índice a la altura de su rostro, de manera graciosa —Sé que mi hermanita también te gusta, así como tú a ella ¿eh?…— Guiñó un ojo muy coquetamente al decir esto.
Un fuerte sonrojo se apoderó de las mejillas del artista marcial, quien parpadeó un par de veces, debido a la sorpresa que le causaron aquellas palabras de la castaña. Después de un momento cavilando aquellas palabras, frunció su ceño y cerró sus ojos un tanto indignado —Boba— Refunfuñó.
Sonrió ladina, al ver aquella reacción del muchacho; había dado en el blanco —Vamos, Saotome, Akemi es muy linda y amable; es razonable que te gust…—
—Yo estoy comprometido con Akane— Interrumpió bruscamente el joven, haciendo que Mina quedara con media palabra en la boca.
Su expresión cambió radicalmente a una de sorpresa al escuchar a su compañero. No esperaba esa respuesta de su parte. Sólo pasaron un par de segundos para que pusiera un gesto molesto y ofuscado — ¡Vaya! Ahora sí eres más claro que antes ¿No?— Claramente, eso era un reproche por no haber dicho eso desde un principio.
Ranma entendió aquella indirecta —Sólo digo que, ahora que lo sabes, deberías parar de hacer esas bromas…— Habló intentando sonar serio y seguro de sí —Akane es mi prometida, y nuestras familia pactaron una unión mediante nosotros, así que yo…—
— ¿Ella te gusta?— Esta vez, fue Mina quien interrumpió al ojiazul, con un tono severo y directo.
Dudó un poco antes de contestar aquella pregunta, pero ya era hora de que fuera claro —Ese no es tu asunto—
— ¡Óyeme, tonto ¿Qué hay de Akemi?!— Reclamó, claramente enojada
— Akemi es, y seguirá siendo mi amiga; nada más— Sentenció, con algo de frialdad en su voz. Sabía perfectamente que en sus palabras había duda y culpa, pero ya tenía que dejar en claro todo ese asunto.
Por su parte, Mina, miró con disgusto al moreno por esa respuesta — Saotome…— Gruñó entre dientes, arrastrando ese apellido en un rasposo y despectivo susurro. Ranma notó esa mirada que le dedicaba la castaña, pero n se doblegaría, y sería firme en sus palabras. Lentamente, suavizó su expresión; si quería jugar ese juego, ella sabía contraatacar. Enarcó una ceja y colocó sus puños sobre sus caderas —Bien, entonces dile eso a Akemi, ya que es ella a quien le gustas tanto— Claramente lo dijo en manera retadora.
—Akemi ya lo sabe— Respondió de inmediato.
— Ah ¿sí? ¿Cuándo? ¿Ayer que te dijo lo que sentía por ti?—
Se tensó más al escuchar eso, quedando sin argumentos para aquella objeción de Mina, quien se dio cuenta que el moreno había enmudecido ante su reproche.
—Mina…— Llamó de repente, después de un pesado silencio entre ellos, haciendo que la castaña le diera toda su atención, debido a aquel semblante tan serio que puso el muchacho —Yo…— No sabía cómo decirle aquello, ni por dónde empezar —Bueno… Akemi, es una chica muy linda y amable; tienes razón…— Aceptó esas cualidades de su amiga con un ligero carmín en sus mejillas. Mina sonrió levemente al escuchar aquello — pero…— aquella sonrisa no duró mucho en los labios de la castaña — Yo no… yo no puedo…— quedó en silencio durante varios segundos — no puedo corresponder esos sentimientos…— Agachó su azul y angustiada mirada hacia un costado —No puedo corresponderle a Akemi—
—Mientes—
Ranma casi se va de espaldas al escuchar la terquedad de su compañera — ¡¿CÓMO QUE MIENTO?! ¡BOBA!— Exclamó ofendido. No podía creer que después de haber el máximo esfuerzo por hablar de la manera más clara con esa castaña, ella aún insistiera.
—Pues sí. Mientes— Reafirmó muy segura de sí, con sus ojos cerrados y los brazos cruzados.
El chico tenía los puños bien cerrados y un espasmo se hizo presente en una de sus cejas mientras palpitaba una vena en su sien gracias a esa obstinación de la joven Senshi — Mina…— Pronunció en un tenue rezongo.
—Como ya te lo dije, a mí no me engañas. Sé muy bien lo que sientes por mi hermanita. Noto cómo la miras cuando estás con ella, sé que te agrado como tú a ella.
— Mina, no insistas, yo no…—
—Ranma…— Interrumpió al moreno, que enmudeció al notar el drástico cambio en el tono de voz de la castaña. Ahora, hablaba con un tono demasiado serio — Cuando vivíamos en Nagoya, yo tenía dos buenos amigos: Chiaki y Endo… Endo fue mi amiga desde la escuela elemental, y a Chiaki, la conocimos en séptimo grado — Ranma miró con extrañeza a la castaña debido a ese brusco cambio de conversación —Los tres éramos una especie de "mejores amigos", tú sabes…— rio ligeramente al recordar aquellos tiempo, mientras que Ranma seguía en silencio, sólo escuchándola —pero…— las mejillas de la castaña, fueron tiñéndose de un suave color rosado —yo estaba enamorada de Endo en secreto…— El joven se sorprendió un poco al escuchar eso por parte de la chica —al parecer, todos lo sabían, excepto él, jé…—puso un expresión apenada y tímida — Decían que se notaba a leguas lo que yo sentía por él… así lo que él sentía por mí… Pero bueno… ambos éramos muy torpes y tímidos, y ninguno de los dos sabía bien expresar esos tipos de sentimientos. Él jamás me dio alguna señal clara y,… bueno, yo tampoco se la di a él…— Guardó silencio durante varios segundos, antes de continuar con su relato —Un día, Chiaki me invitó a salir; sólo yo y ella, dijo que tenía algo importante que decirme… y bueno…— La expresión de la castaña, lentamente decayó al rememorar aquello.
Flashback
Las dos amigas; Mina y Chiaki, se hallaban sentadas en la mesa de un restaurante de comida rápida; donde se habían citado para hablar de aquel importante asunto según la amiga de la castaña.
La sorpresa en el rostro de Mina era palpable. Sus ojos estaban bien abiertos y su boca entreabierta. Había quedado sin palabras cuando escuchó lo que su amiga le había confesado. Chiaki, por su parte, tenía un perfil serio y rígido.
Terminó de procesar las palabras de su amiga después de un par de segundos, para después, forzar una tonta sonrisa en sus labios para disimular el dolor que sentía en su pecho —Va-Vaya, así que te gusta Endo ¿he? Je— Trató de fingir un buen humor ante la situación.
Chiaki, asintió levemente —Así es, Mina— Contestó a la pregunta, muy seria
Llevó su temblorosa mirada hacia un costado, a un punto indefinido, aún con esa falsa sonrisa en su rostro —Ya-Ya veo. Vaya, Endo es un buen chico, je. En verdad entiendo por qué te gusta, es un buen partido, jeje. Es un chico muy afortunado— Habló entre risas evidentemente fingidas y nerviosas.
—Mina…— La llamó, aún muy seria —Eres mi mejor amiga, y no quiero perder tu amistad…— La castaña quedó silenciada, escuchando lo que su amiga tenía que decir para ella —Aun así, no puedo esconder mis sentimientos por Endo. Sé que él te ha gustado desde hace mucho tiempo, incluso, desde antes de que nos conociéramos tú y yo, y por eso mismo, creo que tú tienes más derecho que yo para estar con él. Incluso… sé que tú tienes más oportunidades que yo— Explicó todo de manera clara y seria.
—Ch-Chiaki…— Toda una mezcla de emociones pasaban por ella. Estaba avergonzada, cohibida, triste, celosa. Simplemente, no sabía qué hacer o decir ante esa situación. Nunca espero que ella y su mejor amiga se convirtieran en una especie de rivales amorosas, y eso era lo último que quería.
— Mañana, después de la escuela, le diré a Endo lo que siento por él, y le pediré una respuesta…— Mina sintió que el corazón le pesaba al oír las intenciones de su amiga y compañera — Pero… te daré una ventaja…— Mina alzó su mirada rápidamente para clavarla en la chica que estaba sentada frente a ella — Tienes todo lo que resta de este día y toda la jornada escolar de mañana para que enfrentes tus sentimientos por él y se los hagas saber—
—Pe-Pero yo…—
—Mina…—Volvió a interrumpirla —He esperado demasiado a que te decidas a actuar, así que esta es tu oportunidad… y también la mía— La joven de cabellos oscuros, dejó su asiento y se puso de pie, para luego hacer una reverencia respetuosa mientras sostenía su bolso con ambas manos frente a sus piernas —De verdad, sea cual sea la conclusión de todo esto, espero que no cambie las cosas entre nosotras…— deshizo aquella reverencia y se irguió —Hasta mañana, Mina— Se despidió para luego marcharse del lugar, dejando a un a Mina totalmente confundida y herida en aquel lugar.
Fin del flashback
El joven Saotome, jamás creyó en el momento que vería esa expresión en el rostro de aquella vivaz y vanidosa chica, era un perfil entristecido y sumiso. Se limitó a guardar silencio y seguir escuchando con atención la historia de su compañera de clases.
—No tuve el valor de decirle a Endo lo que sentía por él…— La castaña prosiguió con su historia.
— y… ¿por qué no lo hiciste?— Se aventuró a preguntar el moreno.
La castaña cerró sus ojos con pesadez y sacó un grueso y pesado suspiro —Tuve miedo—
— ¿Miedo?— Repitió confundido el ojiazul.
La joven asintió —Sí. Todo pasó de repente. Yo jamás vi venir eso de Chiaki; ni siquiera sabía que a ella también le gustaba Endo… Simplemente, no supe qué hacer… Si yo le decía Endo lo que sentía por él, y me correspondía… Chiaki hubiera salido lastimada, pero… si no… sería yo quien sufriría… — Dijo amargamente.
— Y entonces… ¿qué pasó?—
—Me acobardé… — Contestó con amargura —ese día, ni siquiera fui capaz de dirigirle alguna palabra a Endo; no tuve el valor para afrontar mis verdaderos sentimientos por él…— Su voz sonaba temblorosa y quebradiza. Lentamente, los ojos castaños de la joven comenzaron humedecerse un poco —Así que… Chiaki, hizo lo que dijo que harías…— Hizo una pequeña pausa en su relato, dando lugar un tenso e incómodo silencio —Al día siguiente… — Se dio media vuelta, dando la espalda al moreno — los vi llegar al instituto tomados de las manos… Él… ellos… comenzaron a salir ese día…— Ranma pudo notar claramente el tono tan sensible en la voz de la joven Senshi.
—Mi-na…— Pronunció su nombre en un susurro. No podía creer que esa odiosa chic lo haya enternecido así; de verdad sintió algo de pena por ella. Podía imaginar lo que la pobre chica habría sentido en aquel momento.
—Para Akemi, el mudarnos a Nerima fue algo doloroso, mientras que para mí, fue aliviador, ya que no tenía que ver a diario a Endo y Chiaki juntos…— Talló suavemente su uno de sus ojos al decir esto. Esbozó una ligera sonrisa forzada, y alzó su vista al cielo —No me malentiendas. No estoy molesta con ninguno de ellos dos. Chiaki es una chica muy linda; medio instituto estaba tras de ella, era obvio que Endo le correspondiera, y no lo culpo. Definitivamente hacen una bonita pareja, jé…— Fingió mediocremente una alza en su ánimo, dando una risilla forzada. —Mi arrepentimiento no es por no ser yo quien esté al lado de Endo; mi arrepentimiento es porque ni siquiera lo intenté, eso es por lo que realmente me arrepiento— Confesó un poco apenada.
Ranam no tenía la menor idea de qué decirle a la castaña. Aun así, lo que menos entendía, era el por qué le contaba toda aquella historia, haciéndolo poner una expresión que denotaba confusión y desconcierto.
Mina giró sobre sí para encarar al ojiazul, percatándose de la expresión confusa en él —Te preguntarás por qué te estoy contando todo este drama ¿no es así?— Preguntó la castaña con algo de gracia.
—Pues… No es que no valore tu confianza hacia mí… pero… sí. La verdad, no entiendo por qué me cuentas todo esto— Respondió un poco apenado.
Dio una pequeña risita al mismo tiempo que cerraba sus ojos —Ranma, de verdad le gustas a mi hermana…— El moreno se sonrojó al instante que escuchó esas palabras, poniéndolo muy nervioso. Mina dio un par de pasos hacia él, quedando un poco más cerca del muchacho—Akemi, a diferencia de mí, tuvo el coraje y el valor de enfrentar sus sentimientos por ti, de aceptarlos, e incluso, te los dio a conocer…—
El cuerpo del ojiazul se tensó, hasta su trenza se le erizó de los nervios, los cuales no le permitieron dar alguna respuesta a la joven. Sólo se limitó pasar duro por su garganta y parpadear un par de veces por la impresión que se llevó ante lo que le dijo la castaña. —Mi-Mina… yo… aun no entiendo qué es lo que quieres…—
— Ranma…— El joven silenció de golpe. — Akemi aprendió de mi error. Ella se ha arriesgado y esforzado mucho para hacerte saber sus sentimientos hacia ti; incluso tú, probablemente, sabes que eso no es algo fácil, y mucho menos para alguien como mi hermana…—
—Mi-Mina… yo no…—
—Akemi está poniendo sus sentimientos en tus manos—Interrumpió de inmediato la objeción del chico. El corazón de Ranma dejó de palpitar por un instante al escuchar tremenda responsabilidad que le habían encomendado —Por favor, Ranma… Por favor, intenta compensar el esfuerzo y las esperanzas de Akemi…— Pidió casi en un ruego, entrelazando sus manos a la altura de su pecho, con unos humedecidos ojos suplicantes, al mismo tiempo que se acercó un poco más al joven Saotome, quien se echó algunos centímetros hacia atrás ante la cercanía de Mina —Sé que Akemi no es tan bonita como tus prometidas, ni tampoco es muy diestra, y mucho menos sabe sobre artes marciales y esas cosas raras que a ti te gustan tanto… Pero es muy linda, amable, inteligente y tiene muchas más cualidades que puedes descubrir si le das la oportunidad…—
[¿Dar la oportunidad?] Se preguntó a sí mismo, poniendo una cara confusa y tímida. Aquel sonrojo en sus mejillas se iba intensificando conforme avanzaba la charla con aquella castaña
—Ranma… Sé que Akane te gusta…— Dijo de repente.
— ¿Có-Cómo lo…— Trató de hacer una pregunta entre titubeos.
Agachó su mirada un poco angustiada —Puedo notar cómo la miras cuando estás con ella, incluso, he notado cómo la observas cuando estamos en clases, sé que ella significa algo para ti; no sé exactamente que hay o hubo entre tú y ella… Pero…—Quedaron en silencio por un par de segundos— también he notado cómo miras a Akemi, sé que ella te agrada, y muy probablemente no estés seguro de eso…—
—Mina… yo—
Alzó su mirada imprevistamente, con una linda sonrisa en su rostro y sus ojos cerrados —Sólo te pido que, por favor, hagas el intento de compensar el esfuerzo y el valor de mi hermana ¿sí? Te lo pido como una amiga— Pidió de manera sincera, aún con esa tierna sonrisa.
—Pe-Pe-Pero es que yo no…—
— ¡Anda, Ranma!— Interrumpió los torpes titubeos del moreno —Sólo inténtalo ¿quieres? Además, no te caería nada mal "probar" algo nuevo ¿no crees? — Puso su índice en el pecho del ojiazul y le guiñó un ojo pícaramente al decir lo último.
El sonrojo se le subió hasta la frente al escuchar la insinuación de Mina — ¡Oye! ¡Boba! ¡Ya te dije que yo estoy compro…!—
—Hola, chicos…— Una dulce voz hizo callar la exclamación del joven Saotome.
Mina y Ranma llevaron sus miradas hacia la dirección de dónde provino aquel amigable saludo. Mina sonrió complacida al ver a su hermana que por fin llegaba al lugar, mientras que Ranma, quedó enmudecido al ver a esa bonita jovencita. La plática con Mina, se le había quedado impregnada en la mente, ya hora que tenía a Akemi frente a e´, no supo cómo actuar en ese momento, debido a toda aquella información que no terminaba de procesar.
—Perdonen que me haya tardado tanto, pero una compañera me pidió ayuda con algunos problemas de matemáticas, y bueno… tardó en entenderlos por completo— Se excusó con aquella ternura que la hacía tan peculiar.
—Nah. No te preocupes, hermanita, Ranma es paciente y te puede esperar todo lo que quieras ¿No es así, Saotome?— Dio un par de palmadas en la espalda del susodicho, mientras él le dedicó una mirada cansina. —Bueno, bueno, ya que estás aquí, o me iré con las chicas para dejarlos solos; no quiero interrumpir nada. Nos vemos en un rato. Adiós —Meneó su mano para despedirse y sin decir más, se fue del lugar.
—Te-Te veo a la salida, Mina— Anunció Akemi a su hermana mientras la observaba marcharse. Después de despedirse, llevó su mirada hacia su moreno amigo, notando que este, estaba muy sonrojado y con una expresión obviamente tímida. Por su parte, ella se encontraba igual de apenada siendo consciente de que el día anterior había sido un poco atrevida, pero esta vez, no pensaba retractarse o dar pasos hacia atrás —Hola, Ranma— Saludó al joven, regalándole una bonita sonrisa.
El chico de la trena no podía creer la naturalidad con al que actuaba su amiga de gafas después aquel momento que compartieron hace apenas un día. El sonrojo de sus mejillas aumentó de tono, y desvió su mirada hacia un costado, totalmente cohibido —Ho-Ho-Ho…— Carraspeó fuertemente su garganta, para aclararla y así, pudieran fluir las palabras —Hola, Akemi— Por fin pudo devolver el gesto a su amiga.
En la azotea del edificio se hallaban estudiantes de diferentes grados, pasando el descanso con sus amigos y tomando sus almuerzos mientras platicaban.
Un trio de amigas comían tranquilamente en aquel lugar.
—… y bueno, después… él sólo se acercó a mí, y bueno…— La joven se veía más linda de lo casual con esa expresión tímida en su rostro y aquel ligero rosado en sus mejillas. No pudo guardar más ese secreto, sus amigas habían sido muy persistentes, así que terminó contándoles lo sucedido el día anterior.
— ¿Te besó?— Preguntó Yuka con una gran sonrisa en su rostro, totalmente embobada por el relato de su amiga.
El rosado en sus mejillas se intensificó por la pena, agachando su mirada retraídamente para después asentir levemente —Sí—
Yuka y Sayuri soltaron una sonora y ensoñadora exhalación.
— ¿Lo ves, Akane? Sólo era cuestión de tiempo para que ese torpe de Saotome se diera cuenta de lo afortunado que es al tenerte como prometida— Animó muy contenta la joven Sayuri.
— ¿Ustedes creen?— Preguntó cohibida y muy sonrosada.
— ¡Pues claro, Akane! A este ritmo, tú y Ranma pronto harán una bonita pareja de verdad— El entusiasmo de Yuka fue contagiado a la peliazul.
Una leve, pero muy bonita sonrisita coqueta se dibujó en los labios de Akane al escuchar los ánimos de sus amigas, asintiendo con su cabeza, mientras que en su mente se maquilaban escenas de ella con su prometido. Definitivamente, le gustaba mucho la dirección en la que iba su relación con el moreno.
El par de amigos se encontraban en su lugar predilecto para tomar el almuerzo desde el día en que se conocieron.
A la pequeña castaña le hacía un poco de gracia aquella escena. Le recordaba mucho a la primera vez que conoció a ese apuesto muchacho, aquel día en el que ella estaba totalmente cohibida por la timidez mientras que el moreno trataba de hacerla hablar haciéndole preguntas triviales pero muy amigables; pero ahora, parecía que los papeles se habían invertido, Ranma era a quien ahora le costaba hablar, con un semblante muy retraído, tratando de comportarse lo más natural posible, sin lograrlo. Por su parte, Akemi estaba muy tranquila con la situación, no le incomodaba en nada que su amigo conociera bien sus sentimientos hacia él, sino todo lo contrario, sentía que se había quitado un peso de encima, además, estaba segura que tenía al menos una pequeña oportunidad de encajar en los pensamientos del moreno, así que no, no cedería ni un paso, así que se comportó como si nada pasara, y entabló una conversación amena con el chico.
— y entonces… ¿ayudabas a una chica de tu clase?— Preguntó el moreno con algo de curiosidad.
— Sí. Erika no entendió algunos problemas que vimos en clase, y bueno… mi fama en las matemáticas ya es bien conocida, je— Rio tontamente al pequeño chascarrillo.
El joven Saotome respondió con una tenue sonrisa —Ya veo…— La sonrisa en sus labios se amplió más — ¿Lo ves, Akemi? Sólo es cuestión de tiempo para que comiences a hacer nuevos amigos aquí en Nerima— Le dio ánimos a su linda amiga.
Akemi sonrió complacida por esas palabras —Sí. Aunque tengo que darte crédito por eso…— Dijo con gracia.
Enarcó una ceja, poniendo un expresión confundida — ¿A mí?— No entendió aquel comentario de su amiga.
—Sí. Erika comenzó a hablarme hace un par de días, pero sólo conversa conmigo para hacerme preguntas sobre ti…— Llevó su puño frente a sus labios y soltó una risita cuando vio la tímida expresión del moreno — Eres algo así como su amor platónico— Volvió a reír al decir esto último.
Al chico de la trenza sólo le quedó hallarle la gracia a su comentario, y sonreír —Boba— Le dijo con ternura.
El ambiente entre ellos se había relajado conforme avanzaron en aquella amena charla despreocupada. La naturalidad de la castaña había logrado que la tensión en su amigo se suavizar y comenzara a fluir como antes.
Unas pequeñas risas se hicieron presentes en la conversación que sostenían esos dos, causadas por una pequeña anécdota de la castaña, quien narró con lujo de detalle cómo había caído sobre su rostro ese mismo día en la clase de gimnasia, al intentar hacer un salto de montada, pero debido a su poca, o nula, destreza en los deportes, perdió el equilibrio y cayó al suelo con muy poca gracia, pero con mucha fuerza.
El moreno soltó un gran suspiro al dejar d reír por aquella graciosa escena que pasó por su mente mientras escuchaba los acontecimientos contados por su amiga —Vaya, Akemi. Sí que eres torpe…— Dijo con un poco de burla.
—Sí, lo sé, je… Me dio mucha pena, pero debo admitir que fue gracioso… Todos se rieron de mí— Rio apenada mientras rascó su nuca. —Me recordó a mi antiguo instituto—
— ¿Ah, sí? ¿Por qué lo dices?— Preguntó curioso, pero sólo para continuar con la charla.
—Eh… bueno, ese tipo de cosas me pasaban a menudo en Nagoya; jamás he sido buena en los deportes, o en cualquier cosa que no sea estudiar y cocinar— Seguía con aquel semblante apenado.
— ¿En serio?— Inquirió un poco más serio en su hablar.
La castaña asintió —Sí… Siempre he sido muy torpe, y algo rara creo…— Esa tímida y apenada expresión, cambió lentamente a una más seria —En mi antiguo instituto, siempre se reían de mí, ya que era poco diestra y algo distraída, y bueno… también era algo miedosa como ya lo sabrás, je — Esbozó una sonrisita forzada, mientras que Ranma la observaba y escuchaba con mucha atención —Muchas veces, me jugaban bromas. A veces, cuando llegaba la hora de hacer la limpieza del salón al final de las clases, me pedían que fuera por los utensilios de limpieza…— Su semblante volvió a opacarse un poco, llevando su mirada hacia el suelo, mientras que su mirada decaía levemente al recordar aquellos días, y con su índice, comenzó a dibujar pequeños círculos en el pasto — …y cuando regresaba del almacén, ya no había nadie en el aula, así que… tenía que hacer el aseo yo sola…y al día siguiente, se reían de mí por ser tan ingenua, je— Incluso ella se burló de sí.
Ranma puso una expresión algo preocupada al notar que a la castaña no le agradaba mucho rememorar aquellos momentos —Akemi…— Susurró el nombre de esa linda jovencita, sintiendo un poco de pena por esa chica; su historia lo había enternecido.
—En esas ocasiones, Mina siempre estaba allí para ayudarme; creo que ella era mi única amiga dentro del instituto… Decía que tenía que ser más agresiva y determinada, que si no hacía algo con mi actitud tan sumisa, todos me pasarían por encima, y nunca dejarían de molestarme— Sonrió un poco al confesar eso, pero después, su expresión volvió a tener ese tono de tristeza — creo que… siempre he sido una patosa, y por eso…—
—No es verdad— Akemi fue silenciada por la voz de su moreno amigo —No eres ninguna patosa— Aseguró firmemente, haciendo que la castaña alzara su mirada hacia el joven y lo mirara con sorpresa. El moreno se sonrojo un poco, ya que había hablado sin pensar. El ver a esa tierna chica hablar así de ella misma le había molestado —Tú…— desvió su mirada a un costado con timidez —Tú eres una chica muy amable, inteligente y también eres divertida…— Se notaba aquel tono tembloroso en su voz.
Las mejillas de la joven Senshi se tiñeron paulatinamente de un curioso color rosado —Ranma…—
—No deberías pensar así de ti. Si en el pasado hubo personas que no supieron apreciarte o que se aprovecharon de tu inocencia, no es tu culpa. Como alguna vez me dijiste, las personas las definen sus actos y sus sentimientos, y bueno… —Con el rabillo de su ojo miró fugazmente a la castaña —tú… bueno… ya dije que lo que pienso de ti, así que para mí… no-no eres ninguna patosa— Habló casi en susurros, lo suficientemente altos para que fueran nítidos a los oídos de su amiga. Ni él mismo podía creer lo que estaba diciendo, pero no le agrada ver así a su amiga.
Después de unos segundos de quedar embelesada, mirando el perfil del ojiazul, dibujó un bonita sonrisa y pestañó lentamente mientras ese rosado en sus pómulos se intensificaba en tono —Gracias, Ranma… Me hace feliz que pienses así de mí— Le sonrió cerrando sus ojos, de manera encantadora. El chico se tensó un poco al ver ese lindo rostro.
—Eh…— Carraspeó su garganta —Sí, bueno…— No supo qué más decir, así que se quedó en silencio sin terminar su respuesta.
[Ranma es algo torpe, y a veces un poco grosero] Sonrió al pensar esto [… pero cuando se lo propone, puede ser muy lindo] Inconscientemente soltó una curiosa risilla.
El moreno enarcó una ceja y volteó a ver a la chica de gafas al escuchar su inesperada risa — ¿De- De qué te ríes?— Inquirió con curiosidad.
Negó levemente con la cabeza y sonrió más —De nada— Contestó divertida —Bueno Ranma, creo que ya deberíamos volver; ya casi termina el descanso— Dicho esto, se puso de pie.
—Sí… creo que tienes razón— Respondió imitando a su amiga, y así, ambos comenzaron a caminar, dirigiéndose hacia el edificio donde se encontraban sus aulas.
—Ya está algo larga— Dijo de repente la joven Senshi, haciendo que Ranma la mirara algo confundido.
—… ¿mm? ¿A qué te refieres?—
—A tu trenza— Señaló su morena melena —Ya casi está hasta la mitad de tu espalda—
— ¿Eh? —Miró sobre su hombro, tratando de ver su trenza — ¡Ah! Eso. Pues sí… ha crecido un poco; hace tiempo que no la recorto— Dijo despreocupado
— Ya veo… ¿sabes? Deberías probar algo nuevo—
Abrió sus ojos a todo lo que daban con mucha sorpresa ["Además, no te caería nada mal "probar" algo nuevo ¿no crees?"] A su mente vinieron las palabras de Mina, aquella sugerencia respecto a su linda hermana, haciendo que quedara enmudecido. Tras un par de segundo cavilando esas palabras, sacudió un poco su cabeza para salir de su letargo —Eh… sí… tal vez— Contestó un poco sonrosado —Yo… lo pensaré— La chica rio levemente y asintió.
Ambos continuaron caminado mientras charlaban un poco, hasta llegar cada quien a sus respectivos salones. Definitivamente, ese receso había sido algo extenuante para el muchacho de ojos azules.
Las clases transcurrieron normalmente, y dieron final al día de clases. Todos los jóvenes estudiantes salían de sus aulas, llenado los pasillos y del edificio.
—Akemi…— Llamó a su hermana, quien la esperaba fuera de su salón de clases como ya era costumbre.
—Mina…— Devolvió el saludo a su hermana mayor.
—Akemi, iré con las chicas al centro comercial… Dile a mamá que no tardaré mucho, pero no llegaré para comer ¿quieres?— Pidió con amabilidad
—Ah, claro, yo le avisaré, no te preocupes…— Sonrió al responderle.
—Gracias, hermanita ¿Sabes? Podrías pedirle a Saotome que te acompañe a casa ¿eh?— Le sugirió contablemente socarrona, con toda la intención de abochornar a su hermana menor.
Su cara se puso roja — ¿Qué? No seas boba. Él tiene cosas que hacer, no puedo pedirle que vaya conmigo todos los…— Calló ante la risa de Mina
—Sólo bromeaba, tonta. Bueno, entonces te veo en casa— Se despidió haciendo la señal de la victoria con sus dedos y sonriendo ampliamente —Pero deberías considerar mi consejo…— Le dijo mientras se marchaba.
La chica de gafas sólo sonrió un poco ante el gesto de su hermana —Boba…— susurró con cariño.
Desde que salieron juntos del Furikan, apenas e intercambiaron un par de palabras sin relevancia.
El moreno caminaba sobre las vallas que rodeaban las orillas de canal, como era su costumbre. Su mirada estaba perdida en el agua que fluía por la corriente. Estaba totalmente sumergido en sus pensamientos ["Akemi está poniendo sus sentimientos en tus manos"] Entrecerró sus ojos con angustia. En su pecho cargaba un sentimiento de culpabilidad ¿Cómo se supone que arreglaría todo eso? Nunca fue su intención hacer que su linda amiga desarrollara eso sentimientos por él, y si era sincero con él mismo, tampoco era su intención desarrollar ese tipo de afecto hacia ella. Las cosas se le habían salido de control.
Su joven prometida sostenía con ambas manos su maletín mientras caminaba tranquilamente. Discretamente miraba al joven de la trenza con el rabillo de su ojo. Lo notaba algo distraído, pensativo, e incluso, algo preocupado. Se preguntaba a sí, lo que él estaría pensando en ese momento [¿Estará pensando… lo mismo que yo?] Se sonrosó al especular aquella posibilidad. Pero prefirió seguir caminando en silencio hasta llegar a casa; ya tendría un momento tranquilo para hablar con él, y hacer que su relación "siga avanzando", como le habían aconsejado sus amigas.
Akemi, caminaba sola por la calle, pretendía dirigirse hacia la estación de autobuses para dirigirse a casa. Llevaba su mirada perdida en el asfalto, pensando sus propias cosas y cavilando imágenes y demás mientras caminaba. ["Tú eres una chica muy amable, inteligente y también eres divertida… para mí… no-no eres ninguna patosa"] Soltó un suspiro enseñador al recordar las palabras de su amigo —Ranma…— Susurró aquel nombre que le hacía provocaba un cosquilleo con sólo oírlo.
— ¡Cuatro ojos!—
La castaña se paró en seco al escuchar ese llamado. Su piel se erizó al reconocer ese asentó en aquella chillona voz.
Lentamente, giró sobre sí, para mirar a la persona que la había llamado por ese apodo. Tragó duro, y unas gotas de sudor resbalaron por su sien al ver a esa chica parada a unos metros de ella. —Sha-Shampoo…— Sintió el mismo miedo que cuando la conoció por primera vez. La amazona tenía una expresión poco amable y en sus manos, llevaba fuertemente empuñados sus clásicos chúis.
Frunció aún más su entrecejo, afinando bien su mirada, para después, apuntar a la joven castaña con una de sus redondas armas — ¡Estar acabada!—
Akemi quedó petrificada ante la amenaza de la joven de cabellos purpuras. El miedo la invadió, imposibilitando su razonamiento. Estaba acorralada, no había nadie cerca que pudiera ayudarla. Su cuerpo temblaba del terror que sintió, sabía de sobra que esa china se tomaba muy en serio esas cosas. No sabía qué hacer, sólo, esperar un milagro y que alguien apareciera.
Continuará…
Hola a todos :D. Perdonen la demora, pero he estado muy ocupado y no tuve mucho tiempo para escribir este capítulo, y cuando lo tenía, pues… bueno, mi mente estaba totalmente en blanco :P Pero ya está aquí el capítulo 18.
Debo decir que con este capítulo, ya he atado todos los cabos entre Ranma y Akemi (sí, lo sé, tardé un poco en hacerlo :P) así que, ya se aproximan los últimos capítulos de esta historia, así que ya pronto sabrán cómo termina todo esto n_n.
Sólo como dato irrelevante (xD) este capítulo lo escribí escuchando una canción llamada Substraction, de mi banda favorita Coheed and Cambria, así que me ayudó de inspiración y base, así que bueno, decidí titular el episodio con el mismo titulo ¿qué mejor que la música para inspiración? ¿No? jé :P
—Sia: Hi :D. You know? I know that I haven`t focused much on Akane and Ranma's relation, but I think that's one of the fanfiction's biggest advantages, we all know the chemistry between Ranma and Akane, so is unnecessary to focus so much on it –At least in this kind of story, where there are new "relevant" characters in scene- And yeap, I agree, Ranma is an idiot, but, c'mon, this kind of things are new for him, so he's dealing with it in his own way –the wrong way :P- I always tried my best to justify the Ranma's confusion, so that's why I focused so much on Akemi and her story behind :P. And trust me; I really understand your point ;). I hope you to like the conclusion of this story. Thanks for your reviews, and see you soon n_n
—Bry: Hola de nuevo n_n. Estoy totalmente de acuerdo, Akane es una chica muy fuerte en todos los sentidos, aunque claro, también tiene su lado frágil y suave, como toda mujer, y sí, ella jamás abusaría de su fuerza para combatir contra alguien más débil, y mucho menos contra Akemi, que está por lejos de ser una artista marcial. Creo que Akane, muy probablemente, sea mi personaje favorito de la serie, así que muy seguramente tendrá un final que complazca a sus fans (de los cuales soy uno :P) siempre lo he dicho: no es que Akane sea celosa, o enojona, o impulsiva; simplemente es autentica :P; por eso me gusta tanto ese personaje n_n. Muchas gracias por los cumplidos y me halaga que te guste tanto mi forma de escribir y mi historia, sé que no es la mejor, pero hago lo que puedo n_n. Espero te guste este capítulo y que no sufras tanto (aww). Saludos :)
—Soy Yesica: Gracias, qué bueno que te guste la historia :D. Y sí, ten por seguro que tendrá final, lo que no puedo asegurar es cuándo, je :P. Saludos
Saludos y de nueva cuenta, gracias a todos lo que se toman parte de su valioso tiempo para leerme, y espero el capítulo sea de su agrado, y leer sus opiniones n_n.
Hasta pronto
Saludos
CalcioyCobalto