A/N: ¡SALUDOS, PATITOS! De todas maneras, os presento a todos la versión no editad adel capítulo 9. No puedo daros la editada todavía ya que mi beta, gracefulsunshine, no tiene ordenador para que pueda editar el capítulo. Para darle un respiro, he editado el capítulo por mí misma, aunque no tenéis que esperar mucho hasta que pueda subir la versión editada de mi beta. Otra cosa, gente, todavía espero los 100+ reviews, ¿okie? ¡Ja, ja!

Para los que os estéis preguntando, este capítulo es MUCHO más largo que cualquier otro capítulo que haya escrito hasta ahora. Es casi el doble del 'Chapter 8', así que, por favor, esperad un capítulo muy largo. Realmente espero que os guste. :) Por desgracia, puede que no pueda actualizar por un tiempo. Acabo de encontrarme con que todas las asignaturas de este trimestre me matarán poco a poco cada semana. Realmente voy a sufrir todas las semanas hasta marzo. En serio.

Mi trabajo va a ser estresante y cansado. Sólo estoy en la primera semana de clases y ya me siento como un muerto viviente. Os lo digo, en serio, soy seriamente seria. ¡Gah! Así que he hecho este capítulo extra largo para vuestro placer lector. :) Que se diviertan, entonces leéis y un review, ¿okies? :)

Disclaimer: Soy dueña de Kai y los Ocs que aparecen en mi historia. Fin de la historia.


Takatsu Kubo estaba bastante orgulloso de sí mismo por ser el mejor guardaespaldas que su agencia nunca antes había tenido. A la edad de doce años fue considerado un prodigio en el arte de la defensa y manipulación. Desde entonces, fue inscrito en una academia de artes marciales a la vez que estudiaba psicología para mantener a los criminales y proteger sus clientes eficientemente.

A los 20, ya se había graduado con matricula de honor a la vez que había ganado dos medallas de honor en psicología e informática, también se volvió maestro de taekwondo, kenpo, kendo y, por supuesto, el disparo de armas. Tampoco le molestaba el hecho de ser apuesto aunque nunca le importaron las apariencias. Sí, claro.

Vamos, ¿a quién estaba engañando? Si había algo en lo que apestaba, eso era en las primeras impresiones y, por desgracia, tan bueno que era con la psique, siempre juzgaba a la gente sin discernir. De todas maneras, cuando estaba en sus maduros 23 años, fue contratado como guardaespaldas por una de las figuras más sobresalientes de Japón y, tal vez, del mundo; la familia Hibari. Al igual que cualquiera de sus compañeros, se quedó de piedra, pero estaba más honrado que otra cosa.

Con la ayuda de Kusakabe Tetsuya, fue capaz de integrarse de manera eficiente y rápida en la red de seguridad de esta prestigiosa familia, la cual era como esperaba, más que brillante. No podía esperar menos del hombre que asistía, el terrorífico, pero realmente inteligente, presidente de Cloud S.A. Su jefe, Hibari Kyoya, se había hecho un nombre por sí mismo llegando tanto a la largo como lo ancho del globo (incluso a algunos países pobres) su superior era una leyenda, y lo sigue siendo.

Antes, había estado un poco molesto cuando le habían dado la insignificante tarea de proteger a Hibari Kai, el único hijo de Hibari Kyoya. Él, el gran Takatsu Kubo, el que batía récords después de cada test de simulación y completaba todos sus trabajos con una precisión mortal, ¿había sido mandado a cuidar de un miserable niño? Imposible. Eso le había tocado muchísimo la moral, y si no hubiera firmado ese contrato de cinco años, ya habría dimitido. Había más personas en el mundo que hubieran sido capaces de permitirse el lujo de sus servicios y apreciar mejor sus capacidades.

De todas maneras, al igual que todas sus primeras impresiones, había estado muy equivocado con su supuesta pronto-a-ser responsabilidad. Hibari Kai era, en una palabra, muy muy destructivo. Sólo le había tomado una sesión de observación saber que el cuidado de la seguridad del niño tomaría por lo menos la mitad o más de sus habilidades y conocimientos. Si no era mantener el niño a salvo de lo que lo pueda dañar, era para evitar que se hiera a sí mismo.

Cuatro meses de trabajo y el guardaespaldas de élite ya había tomado su trabajo en serio, el niño se había colado en el (casi indiferente) corazón de su protector. Takatsu no había estudiado el comportamiento y la psique humana para nada. Sabía que el joven amo no era solamente un mocoso violento y/o un molesto niñato que algunas perras imbéciles (clamándose ser niñeras) decían que era. Kai estaba... solo, confuso y, para su gran disgusto, roto.

Le había tomado tres meses resolver todo el misterio alrededor de su joven amo y, por lo que había descubierto, era bastante desconcertante, incluso para un hombre de su calibre. Fue al quinto mes cuando decidió que, tal vez, no sería tan malo que se convirtiera en el jefe de seguridad de ese difícil y entrañable niño. A parte, había jurado mantenerlo a salvo siempre.

Bueno, algunas cosas sucedieron cuando la duodécima (¿o era décimo quinta?) niñera vino a cuidar del joven amo. Se decía llamar 'Sawada Tsunayoshi'. Seriamente, ¿quién llama a su niño algo que suena muy parecido a 'atún*'? Para ser totalmente honesto, no le gustaba mucho ese hombre llamado Sawada Tsunayoshi. Con ojos tan grandes e inocentes que serían más bien de alguien completamente idiota; delgado, casi esbelto y un largo e inapropiado pelo, el joven guardaespaldas consideró indigno el que estuviera presente en la familia Hibari.

Sus pensamiento pararon abruptamente por los gritos de pánico y explosiones extrañamente familiares del restaurante. Las explosiones, aunque eran conocidos (sólo Gokudera-sama es lo suficientemente valiente y loco para llevar bombas a cualquier lugar) mantenía una compostura normal, ligeramente encorvada. Pero, estaba muy confuso y levemente desorientado por el repentino giro de acontecimientos.

Un momento estaba obedientemente de pie al lado de la limusina de la familia Hibari cuando una explosión hizo temblar la tierra pisaba. Estaba casi llegando a la entrada ligeramente en pánico, tratando de pasar a la multitud que gritaba saliendo del restaurante y coger al joven amo cuando vio al niño caminando hacia él calmadamente. Resistió la tentación de mirarlo estúpidamente y con la boca abierta a su cargo. ¿Qué pasaba con los Hibari y su gran compostura? Bueno, su alivio duró poco cuando vio la sangre en el cuello de la camisa de su joven amo.

"Herbívoro." Estaba completamente recto y esperaba pacientemente más instrucciones, ignorando completamente el caos del rededor. "Trae el coche. Saldremos cuando Tsuna-nii llegue."

"Pero, bocchan, sus heridas..." Hizo una mueca cuando vio que el niño le fulminaba con la mirada. Ahora, eso sí que callaba a cualquiera.

"Saldremos cuando Tsuna-nii llegue, y punto." Para ser un niño, Hibari Kai sabía bastante bien como mandar. Takatsu suspiró antes de hacer una profunda reverencia.

"Como desee, Kai-sama." Haciéndole una señal al conductor, el coche inmediatamente arrancó para asegurar que su joven amo estaba a salvo y perfectamente acomodado en el. Sólo pasó otra media hora antes de que una familiar mata de pelo saliera del edificio. Su cuerpo y su mandíbula se tensaron al ver al niñero malherido.

Su cara estaba mutada en una sombría cuando vio al hombre salir del arruinado restaurante con pasos ociosos. Aunque le disgustara el hombre, Takatsu tomaba bastantes medidas para que el hombre estuviera protegido adecuadamente. Sawada Tsunayoshi todavía era, después de todo, el niñero de su joven amo e, indirectamente, su posición era mayor que la suya.

Un ceño fruncido apareció en sus jóvenes y atractivos rasgos cuando vio al moreno desgarrando parte de su camiseta con sus caninos. Con el trozo de ropa desgarrado aún colgando desde su boca, observó, tal como un sustituto a unas vendas, envolverlo alrededor de una de sus manos bastante ensangrentadas. Como el hombre había conseguido esas heridas era un gran misterio para él, pero se mantuvo callado y encarando el fondo.

No pasó mucho antes de que el niñero del joven amo Kai tuviera ambas manos cuidadosamente envueltas en unas vendas flojas e improvisadas. Aunque la sangre aún se filtraba débilmente por los lados, las heridas manos se veían mejor que antes, y nadie podría apreciar la diferencia ya que la tela era negra.

De todas maneras, incluso con ese vendaje, Takatsu consideró prudentemente intervenir y que un especialista tratara esas heridas. Su ceño se profundizó ante el pensamiento. El porqué siquiera estaba molestándose en contemplar algo que claramente no le concernía a él era un misterio, pero ya estaba acercándose al extraño hombre antes de que que pudiera detenerse. Y, en contra con su buen juicio, habló:

"Sawada-sama." Entonó respetuosamente.

El moreno levantó la mirada y lo observó con ojos impasibles, sus labios formando una fina línea y parecía apunto de atacar. Takatsu tuvo el repentino impulso de agachar la cabeza y pedir disculpas, pero ignoró la idea rápidamente.

"Hay una clínica cercana al sur de Yūbin-kyoku, y sólo se tardaría unos diez minutos en coche. ¿Quiere que usted y bocchan sean tratados allí? ¿O prefiere ir al Hospital General de Namimori?" El hombre suspiró y dio una pequeña sonrisa. Fue entonces cuando Takatsu sintió un pequeño respeto secretamente floreciendo. La sinceridad en ese simple gesto era genuino, y lo hizo sentir un poco culpable por juzgar injustamente al agradable chico de primeras.

El niñero de su amo negó con la cabeza y lo miró, avergonzado. Se veía totalmente diferente al hombre que, momentos antes, parecía como si pudiera dirigir una armada y ponerlos de rodillas con una sola mirada.

"No, no pasa nada. La clínica más cercana servirá, ehm, ¿señor...?"

"Takatsu Kubo, Sawada-sama."

Tsuna se revolvió incómodo con la manera tan formal de hablar, pero le ofreció al guardaespaldas de Kai una sonrisa tímida. Aún así, era extraño y no creía que pudiera acostumbrarse a ello alguna vez, pero no había nada que pudiera hacer. Ya le había pedido a las criadas y los mayordomos de Hibari que lo llamaran de forma más cordial, como 'Tsuna', pero su pedido cayó a oídos sordos. Siempre le ha hecho sentir como un pez fuera del agua, pero tenía un poco de control sobre la situación. Todos ellos servían bajo un dictador estricto y tradicional, después de todo, y malos hábitos nunca mueren.

"Gracias, Takatsu-san." Takatsu hizo una profunda reverencia, complacido por el reconocimiento que vio en esos ojos castaños y se giró para abrirle la puerta.

"Por favor, póngase cómodo, Sawada-sama, llegaremos en breve."

El niñero de su joven amo asintió y le ofreció otra sonrisa agradecida mientras se deslizaba dentro. Con cuidado, cerró la puerta y rápidamente se movió para ponerse en el asiento copiloto. Puede que tenga que hacer algo de búsqueda por un tiempo, pero no pasa nada, pensó. La intriga que normalmente siente hacia la gente le hacía detenerse y pensar ya que la mayoría de las veces, sus instintos le decía que dicha gente en realidad era muy... peligrosa. Buena o mala, es lo que necesitaba saber, y él se iba a asegurar de descubrirlo.

Tsuna hizo una mueca a la vez que salía del arruinado Le Rochelle, sólo dándole una mirada de remordimiento al, una vez. bellamente decorado restaurante antes de dirigirse a la salida. Su compasión por el lugar rápidamente se desvió al sentimiento de sus dedos retorciéndose violentamente a cada lado. Los ojos color caramelo llenos de sentimientos se oscurecieron mientras una familiar oleada de adrenalina se apoderó de él como un violento tifón listo para arrasar todo a su paso.

Lo odiaba. No, eso era un eufemismo. Él despreciaba sentirse de ese modo. Mientras que otros disfrutaban el sentimiento de alegría y emoción que acompañaba una pelea, Tsuna siempre lo había aborrecido, Pelear era algo que él siempre había evitado a toda costa y, por suerte, siempre había tenido la paciencia suficiente y la voluntad de no meterse directamente a matar.

En verdad, no era algo de lo que sentía orgulloso, y la ironía de la situación le divertía, tanto que era completamente estúpido. Aquí estaba, Dame-Tsuna, quién no podía hacer nada bien, ya fuera cocinar, limpiar, estudio, deporte o simplemente vivir en general, destacando en la lucha ¿No era simplemente absurdo en todos los niveles de la equivocación?

Pensándolo bien, no era tan descabellado después de todo. Si tuviste a Reborn como tutor, entonces sí, lo imposible era posible, pero Tsuna sabía más que nadie que no era sólo eso. El simple hecho de tener a Reborn como tutor privado no era la razón principal de su gran mejora. Principalmente era porque necesitaba mejorar y protegerse a sí mismo se convirtió en una necesidad una vez que puso un pie en las elegantes tierras de la bella Italia.

Suspirando, sacudió la cabeza, tratando de eliminar los puntos oscuros que invadían su visión satisfactoriamente. Estaba más exhausto de lo que había supuesto, y si no descansaba pronto, sabía que colapsaría. Eso sería malo, especialmente desde que Kai es —sus pensamientos llegaron a un alto y sus ojos se ampliaron. ¡Kai!

Había olvidado por un minuto la razón de la que se estaba apresurando a ir afuera a parte del aletargamiento que lo estaba invadiendo era porque se lo había prometido a su joven responsabilidad. Con aire ausente, levantó las manos, sus palmas hacia arriba mientras observaba el daño que se había hecho él mismo. Furiosas líneas de sangre todavía emanaban libremente de los cortes limpios de sus manos. No ayudaba el que haya detenido imprudentemente cuchillos increíblemente afilados. Se estremeció ante el pensamiento de que Reborn descubra sobre su imprudencia. Tembló al pensar el tipo de castigo que recibiría de la madre de todos los sádicos por obtener heridas tan graves por algo tan estúpido.

Bueno, al menos había dejado claro su punto. Sus ojos se afilaron peligrosamente. Nadie debería hacer daño a un niño, intencionadamente o no, y Hibari debería saberlo. El moreno se quedó quieto y gimió suavemente. Oh, Dios, acabo de insultar a Hibari mientras lo acuso por negligencia. ¡¿Tan idiota soy?! Tsuna gritó internamente. No quería volver y encontrase a Hibari esperándolo en su casa para 'morderlo hasta la muerte'. Bueno, maldita sea, agradecía a los cielos que si él puede sobrevivir y llega vivir un día más.

Tsuna cerró los ojos con cansancio, las bolsas debajo de sus ojos profundizándose a la vez que arrugaba las cejas. Sólo tendría que resignarse al hecho de que lo iban a moler a palos más tarde por la noche. Tan bueno como era al pelear, sólo usaba sus habilidades para enfrentarse a alguien que amenazaba a la gente que apreciaba. Era algo completamente diferente a la hora de pelear para protegerse porque simplemente no tenía la voluntad de pelear, a menos que fuera otra persona. Tsuna sonrió ligeramente.

Era su debilidad. Su determinación al pelear sólo se encendía cuando había gente inocente en peligro, pero cuando se refiere a su propia seguridad, esa misma determinación menguaba en nada más que el fuego de una vela apagada por el viento. También era la misma razón por la que decepcionada e impresionaba a Reborn constantemente. Hasta el momento, él todavía era el mayor hipócrita que su ex-tutor ha conocido en su vida. Tsuna ni siquiera sabe si era un cumplido o un insulto, pero viniendo de Reborn, definitivamente era el último.

Los brillantes rayos de Sol atravesaron sus cansados ojos una vez que los abrió, y, desde lejos, podía ver al guardaespaldas de Kai observándolo. Ignorando descaradamente la inquisitiva y perturbadora mirada que el hombre lucía, se puso manos a la obra. Con fuerza, desgarró partes de su ropa (por suerte hoy llevaba negro) y lo cubrió firmemente en sus sangrantes manos. Ya está, esto bastará. La presión evitaría que perdiera mucha sangre.

Ahora que lo pensaba, sin duda había sido un descuidado. Si esas más que afilados instrumentos blandidos por esos locos hubieran cortado sus palmas más profundo de lo que han hecho, hubiera estado sangrando más rápido que decir ¡cacho psicópatas! Todavía estaba teniendo un mal rato tratando de entender el ¿por qué demonios tenían armas de destrucción masiva y encima juntas en una misma habitación?

Tsuna tembló por lo terrorífico que era todo. La próxima vez que hubiera una reunión que necesitara la presencia de Kai, iba a pedir que tuvieran la reunión con su cargo a través de una videoconferencia. Ni aunque fuera al infierno, pasara por todas las siete torturas diferentes y volviera iba a permitir que Kai esté en la misma habitación que esos monstruos. Tsuna asintió para sí mismo. Se asegurará de que su pequeña responsabilidad estuviera a salvo, y si algo ocurre, se asegurará de que el niño estuviera a salvo incluso de Tsuna mismo.

El viaje hacia la mansión Hibari había sido callado, principalmente porque el normalmente charlatán que tiene como niñero, el cual era constantemente la fuente de dicho ruido, estaba a su lado durmiendo como un tronco. Girándose a su lado, observó a su Tsuna-nii, sus ojos vagando hacia abajo hasta llegar a los guantes que cubrían ambas manos. No era tonto. Sabía lo que había debajo de esos guantes.

Cuando vio al herbívoro entrar en el coche, la primero que le llamó la atención fueron los trozos negros de ropa alrededor de esos delgados dedos. A primera vista, Kai había estado confuso, pero no dejó caer el asunto porque podía ver a su niñero estaba metido en sus pensamientos. Su Tsuna-nii solamente le sonrió de la misma manera de siempre, pero no le revolvió el pelo o acarició su cabeza como normalmente lo saluda.

Un pesado nudo de ansiedad se formó en su estómago, y sintió las repentinas ganas de acercarse, y lo hizo. A Kai no le importaba lo que la gente pensara, sólo se acercó hasta que estaba totalmente pegado al lado de su niñero. Con cuidado, sostuvo una mano enguantada y envolvió las dos manos alrededor del cálido miembro. Sus ojos se cerraron, y su mente voló de nuevo al accidente que pasó hace un rato.

"Hemos llegado, bocchan."

Las puertas en ambos lados de los asientos de pasajeros se abrieron a la vez, y ambos, él y el herbívoro, salieron del coche. Kai examinó con cautela la pequeña y vieja clínica. Los únicos pacientes que podía ver a través del cristal eran personas de tercera edad y embarazadas. Arrugó la nariz con disgusto.

De repente sintió algo en sus hombros causando que mirara hacia arriba, sólo para encontrar a su niñero sonriéndole, la piel alrededor de sus ojos arrugada. Casi al instante, Kai decidió que una sonrisa era lo que mejor le quedaba a su infantil Tsuna-nii, y cualquier otra cosa no se vería bien para él.

"¿Vamos, Kai?"Asintiendo vacilante, Kai cogió la mano del herbívoro y lo siguió obedientemente.

Honestamente, no entendía porqué era necesario ir a una clínica cuando la única herida que le hicieron sin querer fue un corte superficial. Ha tenido un montón de cortes, moratones y heridas antes de este incidente.

Entrenar con su padre no era exactamente fácil, y siempre se toma las lecciones en serio. Pero padre se asegurada de que fuera tratado después de todas las sesiones. Los primeros auxilios eran suficientes, así que, ¿por qué…? Frunció el ceño pensativo, sin preocuparse de su alrededor mientras Tsuna lo llevaba dentro y lo sentaba en un chirriante banco a esperar su turno.

"¿Kai?"Su Tsuna-nii preguntó, y esto fácilmente llamó su atención. Se volvió a su derecha y levantó la vista para encontrarse con los ojos del herbívoro.

"¿Te duele la herida?" Rápidamente negó con la cabeza y vio a su niñero suspirar de alivio. Kai casi no sentía que estaba herido. La única razón por la que se acordó de la herida fue porque se Tsuna-nii lo ha mencionado.

"Sawada-sama, es el siguiente. Por favor, diríjase a la habitación 105, gracias."

El intercomunicador sonó y ambos, él y su niñero, se levantaron por la llamada, por fin era su turno. El breve camino hacia la habitación designada fue silencioso, y, por primera vez, Kai se sintió incómodo en la presencia del herbívoro. Había algo que se le escapaba, y estaba intentando sacar que era. Se detuvieron delante de una puerta color verde menta antes de que Tsuna-nii tocara.

"Adelante."un hombre dentro de la habitación respondió y sin ninguna duda, entraron y fueron bienvenidos por otro herbívoro débil y arrugado. Kai frunció el ceño. Nunca le han gustado los hombres, mujeres, y la mayoría de la gente en general.

"Hey, ¿qué puedo hacer por vosotros, amigos?"El doctor sonrió amablemente, haciendo un gesto para sentarnos. Las sillas plegables metálicas eran incómodas, pero el niño supuso que si lo decía groseramente a su niñero no le gustaría. Su Tsuna-nii empatiza mucho en la necesidad de ser cortés y educado, igual que su padre. De todas maneras, al contrario de Tsuna-nii, su padre daba esa misma cortesía sólo a aquella gente que la mereciera.

"Ah, verá."Tsuna empezó mientras se frotaba el cuello torpemente. El herbívoro, Kai notó, siempre le hacía señas cuando estaba inquieto o nervioso, pero lo que más le llamó la atención eran esas cosas de nuevo. Los trozos negro de ropa que vio hace un rato hizo que arrugara el ceño.

'¿Para qué son exactamente?''

"Hubo una repentina explosión en el restaurante que estábamos comiendo y, por fortuna, solamente salimos con heridas superficiales. Mi joven protegido tiene un corte en el cuello y queríamos asegurarnos de que no esté infectado."

Su niñero sonrió tímidamente y el niño se resistió a girar los ojos. Estaba bien, y la herida era tan pequeña que no se hubiera puesto de mal a peor tan fácilmente. Tsuna-nii se preocupaba demasiado, pero esa genuina importancia detrás de esos cálidos ojos le hacían sentir mareado aunque no tuviera ni idea de porqué. Kai tendría que pensar en ello más tarde.

"¿Una explosión, dices? Santo cielo, fuisteis bastante afortunados de salir con heridas superficiales. ¿Alguien más ha resultado herido?"El doctor preguntó mientras se preparaba para limpiar la herida del cuello del niño.

Tsuna negó con la cabeza y una pequeña sonrisa.

"No, todos los demás salieron antes de que ocurriese una tragedia. Probablemente fue un accidente en la cocina. Se sabe que ese tipo de cosas a veces ocurren sin avisar." Kai escuchó atentamente, y habría resoplado en voz alta si no fuera por el pequeño siseo de dolor que escapó de sus labios. Le gruñó al médico que aplicó toscamente el bálsamo curativo en el corte. ¿Acaso no sabía lo que dolía eso?

"Ah, eso es genial. Bueno, no hay nada que preocuparse por aquí. La herida ya se ha cerrado parcialmente. Apuesto que un cristal afilado cortó al niño así que no hay necesidad de drenarse. La infección está fuera de cuestión y ya lo he limpiado también. Sólo asegúrate de que el chico tome un rápido baño caliente esta noche y sigue aplicando el bálsamo una vez al día hasta que no haya costra."

Tsuna-nii asintió y se acercó a la mesa por el bálsamo. El herbívoro le dio una sonrisa agradecida al doctor, quien devolvió el gesto, aunque la sonrisa rápidamente se transformó en un ceño fruncido, y Kai sólo podía preguntarse porqué. No recuerda nada que su niñero haya hecho nada malo.

"Joven, esas pobres vendas que tienes ahí. ¿Son heridas?"Tsuna-nii de repente se estremeció y la sonrisa en su cara se veía... ¿tensa? Kai arrugó el ceño. ¿Qué estaba pasando?

"Ah, Kai, ¿por qué no vas y le informas a Takatsu-san que voy a terminar en un plís-plás? Sólo necesito pagar la factura, así que espera en el coche, ¿ok?"Su niñero lo estaba mirando, esperando a que cumpla con lo dicho, y, por alguna razón, Kai no quería ir. No quería irse. Fulminándolo con la vista, se levantó de su sitio y miró a su Tsuna-nii seriamente.

"Estás escondiendo algo, Tsuna-nii, y no me gusta."El herbívoro hizo una mueca y esa era toda respuesta que necesitara. Kai se volvió al doctor, su ceño aún fruncido en su angelical cara.

"Asegúratede que Tsuna-nii esté bien tratado."Kai ordenó antes de dirigirse a la puerta, y la cerró de un portazo tras él, su humor era peor que antes. No le gustaba. No le gustaba el hecho de que su Tsuna-nii le estaba escondiendo algo, ¿y qué si el herbívoro también estaba herido? No tenía que esconderlo tampoco. Tsuna-nii simplemente no tenía porqué.

No hacía falta que alguien con su IQ para saber que su Tsuna-nii tenía las dos manos heridas. El niño no sabía como el herbívoro se había hecho daño, pero estaba seguro de que pasó después de que saliera del restaurante. Si sus suposiciones eran ciertas, el herbívoro debe haberse metido en medio de una de las peleas, pero, ¿cómo se había herido su niñero? Tsuna-nii era fuerte, pero no se heriría tan fácilmente. Así que, ¿cómo...?

"Vas a tener arrugas como sigas así, cielo." Kai parpadeó y miró a su niñero, quien estaba completamente despierto y mirándole con cierto interés. ¿El herbívoro acaba de tocarle la nariz? Las mejillas del chico se sonrojaron de vergüenza y por haberle pillado desprevenido, y con mal humor, miró mal a su niñero.

"Y tu nariz crece si mientes, Tsuna-nii." Tsuna se tensó antes de dejar una pequeña risa, sus ojos brillando de felicidad.

"Me has pillado, Kai. Vale, lo confieso." El moreno levantó las manos como signo de rendición. "Siento no habértelo contado, Kai, pero no quería que te preocuparas, ¿me perdonas?"

Kai observó al herbívoro que estaba arrugándole el labio inferior. Para ser honesto, había visto esa expresión en esas brujas antes. Cuando hablaban a su tío Dino o alguna de esas pestes con las que trabajaba su padre, ellas siempre hacían lo mismo, pero siempre le asqueaba. Se llamaba puchero, si no se equivocaba, y siempre irritaba al pequeño de cabello azabache cuando esas feas herbívoras hacían pucheros. Ver a su Tsuna-nii haciéndolo ahora... las labios del niño temblaron, las ganas de estar enfadado rápidamente desapareciendo.

"Si dejas de hacer pucheros te perdonaré, Tsuna-nii." Tsuna se quedó boquiabierto en shock, escandalizado.

"No estaba haciendo pucheros, Kai." El niño mofó con incredulidad.

"Sí lo estabas." Kai replicó con cara de póquer.

"No lo estaba." Tsuna persistió.

"Sí lo estabas, Tsuna-nii. Deja de negarlo." Kai acusó, mirándolo mal de nuevo.

"¡Que no lo estaba, Kai! ¿Verdad, Takatsu-kun?" La expresión del guardaespaldas era una mezcla entre sorpresa y choque por la repentina pregunta. ¿Por qué, de repente, era parte de la conversación? ¿Y cuándo Takatsu-san se volvió Takatsu-kun?

"Creo que..." Takatsu se detuvo, dividido entre decidir quién daba más miedo: ¿su joven amo o su niñero? Una mirada detrás de él y la decisión ya estaba tomada.

"...estabas haciendo pucheros, Sawada-sama." Kai sonrió triunfalmente mientras Tsuna frunció el ceño y fulminaba con la mirada disimuladamente al hombre que acaba de traicionarlo. Traidor. Takatsu se inclinó, disculpándose. Le encantaba su trabajo, muchas gracias, y le gustaba más si su joven amo no se lo dificultaba más.

"Me cachis en..., anda, que pertenecer a un mocoso." Tsuna murmuró por lo bajo. Kai rodó los ojos. De todas maneras cada vez le costaba más resistirse.

"No soy un mocoso, herbívoro infantil." Tsuna hizo un puchero de nuevo. Takatsu intentó no reír por su comportamiento. ¿Por qué estaba interesado en el niñero de joven amo? Ah, claro, se suponía Sawada Tsunayoshi era peligroso, no infantil.

"¡Hey! Pensé que ya habíamos pasado la etapa del herbívoro, Kai."

"Llámame de nuevo mocoso y siempre serás un herbívoro, herbívoro." Tsuna le dio una mala mirada medio en broma al niño que le estaba sonriendo con aire de suficiencia.

"Vale." Tsuna devolvió.

"Vale." Kai le copió y el moreno se dio en la cara con la mano y suspiró.

"¿Por qué eres tan sabiondo, Kai?" El niño respondió burlonamente.

"Porque aprendí del mejor." Tsuna parecía escéptico cuando preguntó:

"¿Y quién es el mejor?"

"Yo." Dah. El moreno podía jurar que el niño se estaba burlando de él y, sin estar ni una pizca ofendido, le revolvió la suave mata de pelo con una sonrisa de lado.

"Ajá, sigue soñando, Kai." El niño arrugó el entrecejo cuando sintió que le tiraban de las mejillas.

"¿Acaso no me crees?" Tsuna sacudió la cabeza antes de arrimar al niño más cerca, y rodeando la pequeña forma en sus brazos, con cuidado de no abrir sus heridas. Menos mal que no necesitó puntos.

"Siempre te creeré, Kai, siempre." Su niñero soltó en un suspiro, con pura convicción y sinceridad goteando de su suave voz.

Esto hizo sentir a Kai más ligero, cálido y feliz. Con una sonrisa temblorosa, Kai se acurrucó en el cálido abrazo. Había extrañado los abrazos amorosos del herbívoro, y en un rincón de su mente, el niño decidió que nunca dejaría ir esa calidez, en la vida. Kai sabía que no iba a ser fácil, especialmente desde que era obvio que su padre y Tsuna-nii no se llevaban bien, pero él era esa clase de persona que nunca se rinde. Aparte, tenía un año para hacer las cosas bien entre su padre y su niñero, y si el año terminaba y todavía no se llevaban bien... bueno, ya pensaría sobre eso luego.

"U-Uhm, ¿Sawada-sama?" Tsuna levantó la vista de la mata de pelo en la que se estaba acurrucando y le lanzó dagas con la mirada a quien lo llamó. Takatsu estaba metiéndose en medio de ese precioso momento de unión y todavía no le había perdonado que el hombre lo haya traicionado.

"¿Qué?" Takatsu se tensó ante el tono mortífero que había usado, y con voz floja, respondió:

"Kusakabe-sama manda un mensaje. Las órdenes de Hibari-sama son que vayas a la casa, y los planes de esta tarde quedan pospuestos y reorganizados para mañana." Tsuna se animó por eso, sus brazos aún envueltos alrededor del niño. A Kai parecía no importarle ya que todavía se sentía flojo y cómodo.

"¿Y Kai?"

"Hibari-sama estará en casa para cuando lleguemos a la mansión Hibari, Sawada-sama."

Con los ojos ampliamente abiertos, Tsuna se recostó en el asiento, tomando al chiquillo junto a él, antes de ponerlo en su regazo. Kai inmediatamente se sujetó a su camisa y se durmió en seguida. Tsuna sonrió ligeramente, sus dedos acariciando pequeños mechones de cabello azabache y suspiró profundamente. De verdad, no sabía si estar feliz o triste de que iba a poder salir ileso y estar lo bastante lejos de Hibari para sobrevivir otro día. La suerte no estaba en sus genes, y la situación era definitivamente afortunada para él.

Y el moreno estaba innegablemente seguro de que le iba a moler a palos por sus acciones y acusaciones de hoy, pero se equivocó. ¿Tal vez Hibari no se lo tomó en serio...? Por mucho que lo animara el pensar en ello, sentía que algo lo estaba molestando en una parte de su mente. Tsuna sólo podía esperar que sea lo que sea no fuera algo malo. Reprimiendo un bostezo, sus ojos se cerraron con cansancio. Ya pensará sobre eso más tarde. Una pequeña siesta estaría bien ahora. Probablemente no es nada. Que mal que Tsuna no supiera que ese nada era un buen montón de algo y más.

...

Sólo han habido cinco veces en toda la vida de Dios en la que Tsuna deseara no estar vivo. Una vez fue en la escuela media, que te hagan bullying todos los días no era exactamente ideal, ¿sabes? La segunda vez fue un incidente que no va a ser nombrado que causó que se mudara a Italia, ¡ni siquiera pudo conseguir el graduado de la dichosa escuela media, leches!

La tercera vez fue cuando Reborn se presentó como su tutor de casa y apenas sobreviviendo a los tortuosos y brutales métodos que Reborn eligió usar con él. Hasta ese día, el moreno todavía tenía pesadillas sobre esto y eso, por no mencionar aquellos. Gah, las pesadillas... de todas maneras, la cuarta vez fue cuando Tsuna lo conoció a él, y para ser honesto, conocerlo le hizo sentir más insignificante y despreciable de lo que ya hacía.

Bueno, esa era una historia suya y eran pequeñeces comparadas con la situación actual, así que dejará eso aparte para otro momento. Ahora, la quinta vez era ahora. Vale, puede que tal vez esté siendo irrazonable y emo-ble, porque en resumidas cuentas, Tsuna estaba prácticamente deseando no estar vivo un día más. Pero esto, lo que fuera que esto sea, ¡definitivamente se estaba llevando la guinda del pastel!

"Herbívoro, estas desperdiciando mi tiempo." Tiempo, mi culo. Bueno, ¡nadie te ha pedido que estés aquí, so frío gilipollas real! "No he venido aquí para verte parecer un idiota retardado." La ceja de Tsuna empezó a temblar. Oh, que ganas tenía de enseñarle al bastardo lo retardado que podía ser.

"Tsuna-nii, ¿podemos ir ahora?" Kai preguntó impaciente. Tsuna se esforzó para mantener la sonrisa en la cara cuando bajo la vista a su cargo.

"Por supuesto, Kai." Respondió con paciencia mientras intentaba de ignorar la aburrida mirada que le estaba haciendo hoyos en la cabeza.

"Hn."

En serio, para qué molestarse en replicar cuando sólo había respuestas con tan poco compromiso como 'hn' todo el rato, le estaba poniendo hasta la coronilla, pero Tsuna intentó que la presencia de ese hombre no le afectara. Nada más que Hibari estaba haciendo al estar vivo, y contaminando el aire que respiraba, y simplemente estar ahí. Maldita sea, ¿por qué tuvo que venir y tirar por la borda las compras que iban a hacer él y Kai cuando estaba demasiado ocupado para incluso cuidar a su hijo?

"Uhm, ¿Hibari-san?" Unos ojos oscuros rápidamente se enfocaron en él y Tsuna se aguanto soltar un gemido.

"¿No tienes... trabajo que hacer?" Hibari arqueó una elegante ceja y entonces...

"Vaya, herbívoro, ¿te es incómoda mi presencia?" Tic. ¡Púdrete!

"Ja, ja, ¡no! Sólo que es una persona muy muy ocupada para malgastar el tiempo en compras." Tsuna paró justo al pie de las escaleras de afuera de la mansión Hibari cuando el dueño de la casa se volvió hacia él.

"Correcto, herbívoro, pero viendo lo imbécil que eres no puedo dejar que mi hijo haga todo el trabajo por ti, ¿mhm?" Hibari estaba sonriéndole oscuramente, y si no fuera por el hecho de que Kai estaba entre ellos, Tsuna habría estampado esa bonita cara contra el suelo. En cambio, hirvió de rabia interiormente como el buen niñero que era. ¡Ese desagradecido hijo de su madre! Ojalá pudiera retorcerle el cuello y romperle la cabeza y sacarle las tri

"Tsuna-nii, deja de soñar despierto, sólo te hará perder más neuronas de lo que ya lo has perdido." Como respuesta, Tsuna bajó la vista y sonrió glacialmente al niño que lo miró con ojos bien abiertos a su niñero.

"¿Intentas decirlo de nuevo, Kai-kun?" Murmuró dulcemente. En realidad, un poco demasiado dulce.

Kai negó con la cabeza sabiamente y rehuyó la vista, sus pequeños brazos cruzados en su pecho, claramente enfurruñado. Tsuna rió por lo bajo suavemente y revolvió el rebelde cabello azabache. Hibari parecía no darse cuenta de lo ocurrido ya que estaba ocupado hablando por el teléfono. Gracias a Dios, estaba distraído. Un poco más y habrá un homicidio.

Exasperado, Tsuna se frotó la cara y suspiró. ¿Por qué es que todo el tiempo que estaba ante la presencia de Hibari siempre siempre sentía como si le estuviera haciendo daño a alguien? ¿Dónde demonios se había ido todo el trabajo de años de entrenamiento en manejar sus emociones? Puso los ojos en blanco. Sí, todo su entrenamiento se fue al garete cuando Hibari abrió la boca. Bastardo.

Click. Fue el sonido de Hibari cerrando el teléfono, y con un suspiro cansado, Tsuna levantó la vista y esperó.

"Kai." Hibari llamó, claramente ignorándolo. Bueno, le pegaba bastante.

"¿Sí, padre?"

"Necesito ocuparme de un par cosas. Me reuniré contigo en el centro comercial en breve. Asegúrate de que el móvil no está en silencio." Kai asintió con impaciencia, sus ojos brillando de regocijo, obviamente feliz de que su padre viniera más tarde. Sabía que sería la primera vez que Kai ha puesto un pie en el centro comercial junto con su padre.

Cuando el niño necesitaba cosas que comprar, siempre era con sus anteriores niñeras y guardaespaldas acompañándolo. Tsuna apretó los labios al pensar. Le hacía sentirse culpable por odiar el hecho de que Hibari también viniera. Puede que tolerara cualquier tormento que Hibari le diera hoy. Sólo por hoy. Sólo por Kai.

...

"Vuelo 301 de Macedonia, Grecia, despegará en una hora. Que todos los pasajeros por favor esperen en la terminal C-3 y los números de códigos se llamarán en breve. Pasajeros de clase ejecutiva ya pueden abordar el avión. Gracias." Con gracia, se levantó de su asiento, ignorando completamente las miradas de admiración que recibía por donde pasaba. Sus mechones carmesíes llegaban por debajo de la cintura en ondas mientras caminaba hacia la creciente fila para su vuelo.

Ataviada en una sudadera de manga larga negra de cachemir, pantalones negros de pitillo metidos en botas negras de tacón de aguja y por último un chaleco suelto con un tinte de verde pino; la mujer atraía la atención, y lo sabía. Lo había utilizado tanto como podía pero nunca disfrutó de la gloria de sus hermosos rasgos. Con piel que se coloreaba de un bonito rosado, una mandíbula definida, unos suculentos labios rojos, ojos almendrados destacados por sus envidiosamente largas pestañas y cejas meticulosamente hechas; lo tenías bastante fácil en los ojos.

Su cuerpo de curvas hacía maravillas con la imaginación y su alto físico la hacía destacar más una vez que dio un paso en la habitación, inmediatamente fue el centro de atención de la envidia y lujuria de todos los ocupantes. Que vamos, para ponerlo simple, era la mujer perfecta, moldeada por los mismos dioses. Sonrió suavemente y murmuró un suave merci, cautivando sin querer la atención del auxiliar de vuelo que estaba revisando su billete. No mucho después estaba cómodamente situada en su asiento asignado, sus ojos desenfocados mientras tenía la mirada en la pequeña ventana.

Después de dos años finalmente va a llegar a casa, aunque todavía tenía un par de paradas antes de llegar a su destino. Han sido bastante duro intentar remendar todo el lío que había dejado en la rama de sus negocios aquí en Francia, ahora que tenía vía libre para irse, tenía la intención de aprovechar al máximo su estadía en Japón.

Sus labios en forma de arco se retorcieron en una fea mueca de desprecio y sus ojos brillaron peligrosamente calculadores. Había algunas cosas que tenía que arreglar en el pequeño e insignificante país niponés, e iría al infierno de ida y vuelta si no tenía éxito esta vez. Ella era Seraphim Fatima Déclassé y todo lo que quería, lo conseguía, incluso a la fuerza.

"Espérame, mon amour." Rió suavemente por lo bajo. Claro que le iba a hacer primero una visita a su ex-marido. Después de todo, ella fue la primera y genuina Seraphim Fatima Déclassé Hibari.

Lo divertido de los centros comerciales era que tenías todo lo que necesitaba en un mismo edificio. Desde las necesidades básicas tales como la ropa y comida hasta lo más extravagantes como dianas y trajes de danza del vientre, todo, bueno, la mayoría, ya estaba en el centro comercial. Los ojos de Tsuna centellearon apenas ocultando su emoción.

La verdad sea dicha, desde que vino de Italia no ha tenido tiempo de ir por ahí y explorar, y mucho menos comprar cosas exclusivamente para él. No tenía mucho dinero, de todas maneras, cada penique que había ahorrado en los últimos años están en las manos de Reborn. Aunque Tsuna no se quejaba desde que nunca necesitó nada más aparte de las necesidades básicas, y si tenía un techo y comida para saciarse entonces todo estaba perfect.

"¿Tsuna-nii?" Tsuna miró a su pequeña responsabilidad, sonriendo con indulgencia.

"¿Sí?" Kai arrugó la nariz y Tsuna intentó no chillar. ¿Por qué Kai es tan lindo y su padre no? Rápidamente eso echó por tierra todo su humor.

"¿Por qué estás tan emocionado?" El moreno sonrió un poco y se rascó la mejilla avergonzado.

"Es la primera vez que compro aquí." Kai alzó una ceja como pregunta.

"¿Primera vez?" El niño preguntó dudosamente, haciendo que soltara al niño una divertida risita alegre.

"Sep, básicamente, es la primera vez que compro aquí, en Japón."

"¿Primera vez en Japón? ¿Por qué?" Kai levantó la mirada hacia él con los ojos abiertos, todo curioso y adorable, y Tsuna luchó por que una amplia sonrisa no dividiera su cara en dos. Su pequeño a veces era demasiado.

"Sí, de hecho, volví hace unos dos meses, pero Japón es mi tierra natal." Kai escuchó atentamente antes de que sus ojos casi se salieran de se salieran de sus cuencas, alarmando a Tsuna. El chico lo estaba observando con algo parecido al asombro y el moreno sólo podía peguntarse el porqué.

"Así que aparte de tu lengua natal y francé—"

"Alsaciano, Kai." Tsuna interrumpió.

Las cejas de Kai se juntaron en confusión. "¿Alsaciano?"

Tsuna sonrió de manera apática antes de responder. "Alsaciano es un dialecto en francés, Kai, significa que puedes hablar en japonés y francés con un dialecto alsaciano, ¿lo entiendes?" La cara de Kai era una de total de concentración, gustándole el que el niño le esté escuchando. Con lentitud, Kai asintió.

"A parte de esos dos, ¿puedes hablar italiano también?"

"Uhm..." Tsuna empezó un poco avergonzado, rascándose el lado de su mejilla. ¿Cómo le dice esto? "...Puedo hablar mandarín, alemán, galés, inglés, coreano, tailandés, irlandés, griego, tagalo, húngaro, mhm... ¿qué más…?" Mientras estaba tan metido en sus pensamientos, se había perdido el brillo de sorpresa y admiración que relucían en los ojos del niño.

"¿Cuántos idiomas puedes hablar, Tsuna-nii?" Tsuna volvió la cara a un lado intentando recordarlo. Kai lo miraba con ganas.

"Diría que unos... ¿quince? ¿O eran dieciocho? Ehm …uno, dos, tres, …catorce, ...ahrg ...lo siento, Kai." Tsuna le sonrió, disculpándose. "No estoy bastante seguro." Kai miró al herbívoro que estaba avergonzado por lo dicho y se resistió a rodar los ojos, de nuevo. ¿De qué estaba avergonzado el herbívoro con logros tan increíbles como esos?

"¿Cómo lo haces? ¿Acaso eres un traductor?" Rápidamente, Tsuna sacudió la cabeza y sonrió ampliamente al pequeño.

"¡Nop! Mi tutor anterior simplemente creyó necesario que aprendiera más idiomas de los que sabía, así tengo menos posibilidades de perderme, o peor, ¡estafado!" Tsuna rió tímidamente antes de coger la mano derecha del niño y continuar con su recorrido. En verdad no era tan impresionante. Su Dino-nii sabía alrededor de veintiséis, Reborn veintiocho y ese hombre unos treinta y dos.

"¿Me enseñarías?" Sorprendido, su mirada cayó sobre su cargo. Kai le sostuvo la mirada y una sonrisa suavizó sus rasgos. Kai hablaba en serio.

"¿Por qué no? ¿Cuál quieres aprender primero, mhm?" Repentinamente feliz, Kai exclamó.

"¡Italiano!" Los ojos de Tsuna se abrieron aunque los cambios en su cara apenas se notaban desde que ya tenía ojos anormalmente redondos. Agachándose, se puso a la altura de los ojos de Kai.

"¿Por qué italiano, Kai?" El moreno preguntó con suavidad, interrogando gentilmente.

Kai respondió como si fuera lo más obvio en el mundo:

"Porque vivías en Italia, Tsuna-nii."

Tsuna sonrió mas genuinamente esta vez. Era toda la respuesta que necesitaba.

"U-Uhm... ¿Sawada-sama?" Su precioso momento fue cortado de nuevo por ese traidor. Tsuna se levantó rápidamente y se dio la vuelta, sus ojos lanzándole dagas a Takatsu con algo cercano al odio puro. El guardaespaldas sabiamente optó por dar un par de pasos atrás y hacer una reverencia, muy grande.

"Hibari-sama ha llegado y desea que se reúnan en la tienda de ropa masculina, Depolesa, en la parte oeste de la segunda planta, cerca de la fuente de la sirena." Takatsu soltó rápidamente cada palabra, sintiendo que lo asesinaría si se tomaba más de su tiempo. Sus ojos estaban fuertemente cerrados, su cabeza todavía agachada, rezando a cualquier deidad que conociera para que salga sano y salvo.

"Oh, ¿Hibari-san está aquí? Kai." El niñero llamó al joven amo, olvidándose completamente de su presencia. Con una suspiro de alivio, Takatsu se irguió y tomó aire. Maldita sea, ¡ha sobrevivido, acaba de sobrevivir, joder! ¿Por qué siempre que ese 'momento' pasaba tenía que ser él al que mandaban para interrumpirlos? ¿Alguien lo estaba haciendo aposta? Tragó saliva visiblemente al pensarlo.

Bueno, esperaba que no porque sólo han habido unas pocas muchas veces antes de que con la suerte suficiente se la salir ileso con un margen tan grande de muerte. Y con la forma en la que Sawada Tsunayoshi trataba a su bocchan no era muy diferente a un territorial mamífero tratando de proteger a su familia. La cara de Takatsu se retorció de dolor. Y si se la la remota posibilidad de que el bocchan se hiciera daño y el niñero se enterara de ello... el resultado sería malo, realmente, muy muy malo.

...

Tsuna se mordió el labio inferior. Ya se había hecho un hábito, o sabía, pero ahora mismo no le importaba, lo que le importaba ahora mismo era eso. Inseguro, murmuró:

"¿H-Hibari-san?" El de cabello azabache volvió su cuerpo para darle la cara y Tsuna contuvo la respiración a la exasperante, pero también digna para babear, vista.

"Cierra la boca, herbívoro. Te ves asqueroso." Snap. Bueno, rápidamente se terminó la magia.

Fulminando con la mirada al hombre que estaba sonriendo oscuramente, Tsuna bufó y volvió la vista, sus ojos de repente tomaron interés a los tantos maniquís llevando la ropa de la tienda. No quería ni pensar en el bastardo hijo de su madre que quería que se juntaran en alguna tienda retirada para cambiarse de ropa. ¡Egoísta y arrogante rey hielo!

Dando una ojeada, las mejillas del moreno ardieron y sollozó de indignación a la injusticia por todo. ¿Por qué la gente bien parecida siempre se le habían perdido al menos diez tornillos? Hombre o mujer, daba igual. Pon como ejemplo a la dulce y con cara de ángel, Sasagawa Kyoko. Amable y gentil como era también adoraba el gore, la sangre y todo lo escalofriante. Reborn... maldita sea, era Satanás, ¿qué más quieres? Y entonces, estaba Miura Haru, la lunática con la que trabajaba Hibari, tampoco te olvides de su Dino-nii y sí, él y sus secuaces.

Pero Hibari Kyoya, él era el demonio, así que porqué se va tan condenadamente bien en un maldito conjunto casual que de trata de una sudadera beige y pantalones oscuros con el pelo despeinado con un poco de gel? ¿Y de remate llevaba unas gafas cuando claramente no necesitaba unas? Ah, Tsuna lo sabía, podía leer perfectamente los gestos humanos y el comportamiento corporal y ni una vez Hibari había perdido un ápice de verse perfecto. Así que, ¿a qué vienen las gafas y por qué los ojos del ex-prefecto eran verdes? Más importante, ¿para qué quiere disfrazarse? Tsuna frunció el ceño. Esto no le gustaba.

"Te ves muy bien, padre." Kai halagó, ganándose una acaricia en la cabeza. El niño sonrió, claramente a gusto con la presencia de la gente a su alrededor. Y fue en ese momento en el que Tsuna se dio cuenta de la diferencia del comportamiento de su cargo. Sabía lo riguroso en la propiedad y la formalidad que Kai era en el colegio, y en otros lugares en genera, pero todo desaparecía delante de su padre. Eso le trajo a Tsuna una sonrisa en la cara

Una vez que padre e hijo estaban lejos, Tsuna se volvió a la persona más cercana a él, con la mala suerte del hombre, era Takatsu. El guardaespaldas de Kai tembló, su cuerpo luchando el instinto de defenderse de un futuro daño físico. ¡A la mierda, era alguien formado, de las putas fuerzas militares, por el amor de Dios! ¿Por qué se estaba acobardando ante un mero mortal?

"Takatsu-kun, ¿qué tiene entre manos Hibari-san?" Tsuna susurró con complicidad. Con un suspiro, Takatsu se rindió. No importa lo mucho que lo negara, una parte de él estaba asustado del hombre de aspecto débil. Había algo que no encajaba con él.

"Como sabes, Hibari-sama es bastante famoso." Takatsu empezó y Tsuna escuchó con atención.

"Cloud S.A. ha hecho incontables montones de milagros durante años y eso no ayuda que Hibari-sama sea joven además de que esté en la flor de la vida. Su fama se ha extendido a lo ancho, pero más, sobre todo, en Namimori. Siempre que enseña la cara en público la gente trata de acosarlo y su disgusto por las multitudes no es exactamente un secreto." Tsuna bufó. Figúrate. Takatsu lo ignoró. "Y eso causa inconvenientes al igual que daño de propiedad pública. En general, su presencia disturba la 'paz' de Namimori." Takatsu señaló a algún lugar hacia una tienda de gafas, su cara todavía carente de emoción.

"Necesita llevar esas gafas sin graduar y lentillas para asegurarse de que nadie lo confunda con el presidente de Cloud S.A. El dueño de Depolesa le debe una a Hibari-sama por fundar su línea de ropa, así, en vez de pago monetario, Kaibatsu-san provee toda, si no la mayoría, de la ropa de Hibari-sama."

Tsuna examinó con cuidado la ropa de Hibari. Cierto, no se veía como el Hibari Kyoya porque ese hombre siempre vestía de etiqueta, pero el encanto y la personalidad melancólica todavía estaba ahí, ¿quién no se daría cuenta de las similitudes? Uhm, supongo que ¿...babuinos? Sacudió la cabeza, despejando la cabeza con éxito. ¿Qué narices estaba pensando?

"Añadido con la ropa normal, la gente apenas reconoce quién es ya que nunca imaginarías al prestigioso Hibari Kyoya paseando por el centro comercial local. Bueno, es más concepto que el presidente nunca consideraría llevar ropa de 'plebeyo'." Takatsu terminó y Tsuna asintió pensativo.

"Mhm... las personas son idiotas superficiales, ¿eh, Takatsu-kun?" Dicho hombre sonrió con remilgo. El niñero de su joven amo realmente era alguien extraño.

"Sí, eso creo, Sawada-sama." El moreno lo deslumbró con una gran sonrisa antes de correr hacia el niño que lo estaba llamando, dejando a Takatsu a su bola. Su cara volvió a la que era normalmente flácida expresión mientras observaba a la familia Hibari. En serio, su intriga por el niñero aumentaba cada segundo que pasaba, pero todavía estaba un poco asustado, Aunque sólo un poquito. Sólo un poquiti

"¡Takatsu-kun! ¿Qué estás haciendo por allí?" Takatsu sonrió. Bueno, después de todo, puede que no de tanto miedo.

...

"Herbívoro."

"¿Sí, su alteza?" Hibari no picó y Tsuna lanzaba dagas a la espalda del hombre.

"Cuando dejes de ser infantil e imbécil, sólo entonces, podrás escoger la ropa por ti mismo. Tengo una llamada que hacer." Hibari de repente se volvió hacia su hijo, su barbilla apuntando a Tsuna.

"Kai, cuida del idiota y ayúdalo a elegir. Una vez que terminéis, reuniros conmigo en la cafetería frente a esta tienda. Ya revisaremos la ropa que el herbívoro elija." Kai asintió obedientemente, su pelo de nuevo acariciado suavemente antes de que Hibari desapareciera tras de una esquina. Miró a su niñero por el rabillo de ojo.

"¿Tsuna-nii?"

"¿Mhm?"

"No me gusta comprar." El niño murmuró suavemente. Tsuna rió a carcajadas.

"A mí tampoco me gustan, pero estamos atrapados juntos por un rato. Cuando te canses, dímelo, ¿vale? O simplemente puedes descansar allí y esperarme." Tsuna señaló a la dirección de un polvoroso sillón azul que había en una esquina, pero Kai inmediatamente negó con la cabeza y su cara se convirtió en una de determinación.

"No, padre me pidió hacerlo, y lo haré." El niño cabezonamente dijo, sonsacándole una tierna sonrisa en los labios. Alcanzando hacia abajo, cogió la mano de Kai con la suya propia y lo dirigió con gentileza a una de las islas.

"De acuerdo, vamos a hacer que se sienta orgulloso, ¿vale?" Kai lo miro pensativo antes de apretar la mano que sostenía la suya.

"Vale."

...

"Bien, ya está, G." Un hombre japonés de complexión normal le sonrió tranquilamente.

"Parece que no está de buen humor." G suspiró y sacudió la cabeza, tratando de deshacerse de la fatiga de su sistema. Su escandaloso pelo rojo tapaba su cara mientras gimió en su mano. Realmente odiaba los días que su 'jefe' estaba en uno de sus putos humores para sembrar el caos en el lugar.

"¿Qué mierda pasa ahora, Asari?"

El hombre llamado Asari se encogió de hombros, esa calmada sonrisa en sus labios.

"Sabes cómo es, G. Después de todo, han pasado dos meses." G suspiró antes de estirar su cuerpo sin prisa alguna, sus músculos sonando bajo la piel. Nunca llevaba la ropa apropiada cuando dormía. A veces se volvía demasiado caluroso y limitado.

"Ah. Consíguele algo de vino mientras me lavo. Puede que lo calme algo, y si no, noquéalo o yo que sé." Asari sonrió una última vez antes de cerrar la puerta de su habitación, dejándolo en su propio mundo. Se tiró en la cama desparramado, su mente empezó a ir a la deriva, Otro suspiró salió de sus labios y sus ojos derivaron hacia la ventana a su izquierda.

"¿Me pregunto cómo estarás, preciado y pequeño anatroccolo?"

...

Dos horas en Realein, una tienda de ropa de alta gama que se especializaba en ambos géneros. Tsuna rápidamente se encontró metido en pilas y pilas de ropa mientras su cargo lo mirada desde el banquillo con diversión. Si había algo que había aprendido de comprar es que las sonrisas corteses y los gestos encantadores pueden matarte. Nota para sí mismo: nunca encender la pasión de las vendedoras. Eran absolutamente implacables cuando la situación lo meritaba. Exhaló un suspiro y cayó sin miramientos al lado de Kai en el sillón.

Gracias a Dios por los esponjosos y cómodos sillones en caras tiendas de ropa, pero, ¡leches, los precios de esos artículos eran totalmente ridículos! ¿100.000 yen por una miserable blusa? ¡Podía pillar algo parecido por doscientos yen en la tienda de segunda mano! Hibari en verdad estaba malgastando fajos de billetes en cosas estúpidas. Pausando por un momento, Tsuna se encogió de hombros. Bueno el frígido rey hielo era el que se lo estaba gastando, no él, así que todo estaba bien.

"¿Tsuna-nii?" Kai preguntó y Tsuna se volvió a ausente a mirarle.

"¿Hemos terminado ya?" Con una traviesa sonrisa, Tsuna asintió.

"Sep, así que, ¿por qué no traes a tu padre de esa cafetería y así terminamos con esto? Primero podemos comer antes de elegir las cosas que necesitamos." Tsuna sugirió y Kai rápidamente obedeció. Una vez que el niño salió de su vista, se acercó furtivamente al lado del sillón y puso la cabeza sobre el brazo. Estaba cansado, y por un momento quería pretender que todo lo que estaba pasando ahora era sólo un sueño y que estaba en Italia donde su vida empieza a volverse desgraciada de nuevo...

"Herbívoro, este no es lugar para dormir." Tsuna rápidamente levantó la cabeza de forma brusca, arriesgando romperse un músculo cuando una voz familiar cosquilleó en su oído. Sus miradas se encontraron antes de que Tsuna desviara la vista seguidamente. Si Hibari encontró extraña su reacción, no hizo ningún comentario de ello y, para ser honestos, Tsuna lo prefería así.

"Mientras tú estabas ahí sentado y siendo absolutamente inútil, ya he revisado tu ropa." Tsuna lo miró asombrado. ¡¿Tan rápido?! "Debo decir que tienes buen gusto, incluso para alguien como tú." Tsuna rechinó sus dientes con furia, pero no picó. "El porqué llevas ropa con tan mal gusto está más allá de mi, pero ahora estás trabajando bajo mi mando, llevarlas puestas está prohibido." Tsuna se levantó y fulminó con la mirada de manera desafiante a Hibari.

"Hibari-san, no soy ninguna muñeca a la que puedas vestir y poner bonita. Así que puedo elegir lo que quiera bajo mi propia preferencia y solamente mía. Pero no te preocupes, no soy ningún idiota que intentar avergonzar el nombre de Hibari." Tsuna se burló de él, en vez de enfadarse como el moreno esperaba, Hibari se sintió diferente. Estaba ...intrigado.

El fuego y la pasión en esos extraños ojos tintados de naranja no eran los de hace diez años, y por alguna razón, Hibari quería saber cómo se las arregló el herbívoro para cambiar tanto. Lo que recordaba era tembloroso miedo y desamparo en esos familiares orbes, no determinación, no indiferencia, y definitivamente no irritación. ¿Cuándo cambiaste tanto, Sawada Tsunayoshi?

Para ser honesto, era un cambio refrescante. El ex-prefecto sonrió oscuramente, aunque un poco suavemente, tomando completamente por sorpresa a Tsuna. ¿Q-qué?

Hibari susurró suavemente. "Eres interesante, herbívoro."

Era lo mismo que ayer, pero sonaba diferente. En vez de ese tono insultante, había curiosidad tintada con diversión. Por un par de segundos, Tsuna estaba atónito antes de que la realidad lo golpeara en toda la cara. Sus ojos se salieron de sus cuencas cuando Hibari rió entre dientes. El de cabello azabache se inclinó hacia abajo y dejó que sus dedos trazaran las mejillas enrojecidas, sus ojos oscuros y sensuales cuando dijo:

"Te estás poniendo muy rojo, herbívoro." La cara de Tsuna se enrojeció incluso más y con un fuerte golpe con la mano (la cuál Hibari expertamente esquivó) se apartó y agarró a un sorprendido Kai en sus brazos y corrió por su vida.

"¡Te odio, rey hielo!" Tsuna gritó por el hombro, dejando asombradas algunas personas a su estela y dejando a los guardaespaldas corriendo detrás de ellos frenéticamente con Hibari viendo todo con una retorcida diversión. Todo parecía más colorido con el herbívoro alrededor y, extrañamente, no lo encontraba tan molesto como al principio, aunque todavía no le gustaba la conexión que tenía con su hijo.

"Oye." La vendedora que lo devoraba con la mirada le llamó la atención y le miraba con los ojos en forma de corazón, no que Hibari la notó. Pobrecita.

"Voy a comprar todo lo que ese idiota haya elegido, y mientras estás en ello, añade más formales y casuales al igual que calzado para un año." De piedra, la chica la miraba boquiabierta con incredulidad. Hibari fulminó con la mirada a la incompetente mujer.

"No voy a pagar por un servicio tan bajo, mujer. Ponte a trabajar en lo que he mandado." Hibari ordenó con rudeza, causando que algunas personas a su alrededor gimieran al cortante y frío tono. De nuevo, el de cabellos azabache los ignoró.

"¡S-sí, s-señor! ¡A-ahora mismo, s-señor!" Hibari la vio ir antes de deslizar lánguidamente se dedo índice sobre el puente de su nariz hasta colocar las gafas de nuevo a su posición correcta. Las gafas eran cositas bastantes molestas, de verdad, deslizándose todo el rato. Bueno, la mujer mirándolo descaradamente no pensaba lo mismo mientras se quedaban boquiabiertas y babeando antes la sexy imagen que Hibari fácilmente exudaba. Y, de nuevo, Hibari no les prestaba ninguna atención.

Alcanzo al bolsillo de su pantalón, cogió su teléfono y buscó entre las aplicaciones, encontrando con facilidad la que estaba buscando. Presionando la tecla de la derecha, agachó la cabeza mientras se concentraba en la pantalla con ojos relucientes. Dos puntos verdes estaban parpadeando y moviéndose hacia la parte sur del sexto piso. Hibari sonrió oscuramente, y las mujeres a su alrededor se desmayaron. De repente levanto la vista y miró a la nada, un centelleo predador hacían que sus ojos verdes brillaran más.

"Que la búsqueda comience, herbívoro."

...

"Tu padre está loco, ¡loco te digo!" Tsuna gritó histérico. ¡¿Qué demonios tiene entre manos ese rey de todos los reyes hielo y todo lo que es puramente malvado bueno-para-nada?! No esperaba ese tipo de comportamiento de alguien como Hibari. Viendo que la situación era claramente traumatizante, hizo la única cosa lógica durante la situación: secuestrar al niño del demonio y huir lo más lejos posible. Su plan era ingenioso.

No. Kai soltó por lo bajo y negó con la cabeza desalentado. Decidieron quedarse en un restaurante despreciable, su niñero soltaba: 'el rey hielo no nos encontrará aquí. ¡Estoy seguro de eso!' El niño tenía muchísimas ganas de rodar los ojos ante la estupidez del herbívoro. Nadie puede esconderse de su padre, nadie había tenido éxito antes, pero era mejor no decírselo al hombre que estaba en pánico frente a él.

"Tsuna-nii, creo que deberías ir a ver un psiquiatra." Tsuna levantó la mirada, la boca abierta del shock.

"¿No me crees, Kai?" El herbívoro estaba haciendo pucheros, de nuevo. Kai suspiró. ¿Por qué estaba con un niñero infantil y él tenía seis, no era la situación bastante descabellada? Y por qué no se ha hecho esa pregunta antes?

"Deja de hacer pucheros, Tsuna-nii." Ojos abiertos miraron mal al niño.

"No estoy haciendo pucheros." El niño bufó.

"Sí lo estás." Tsuna sollozó, claramente disgustado de tener estar discutiendo sobre algo como esto de nuevo.

"Que no."

"Sí lo haces, Tsuna-nii. ¿Tenemos que empezar de nuevo con esto?" Kai alzó una ceja a su dirección, callándolo. Tsuna desvió la vista, molesto. Tenía veinticuatro y estaba siendo reprendido por un niño de seis años. ¿Puede llegar a ser más bajo?

Tsuna gimió y se cubrió la cara. "Soy patético."

Alguien soltó un bufido detrás de él, pero se apresuró a ocultarlo. El moreno decidió ignorar al traidor por ahora, pero ya se las pagaría más tarde. Takatsu de repente sintió un escalofrío. Rígido, retrocedió varios pasos y decidió vigilar al par diligentemente desde algún otro lugar un poco más lejos de su punto de vista. Es la decisión más sabia que había hecho en toda su vida.

"De todas maneras, Kai, ¿por qué no comemos por ahora? Estoy seguro de que el rey hielo no nos encontrará aquí así que ve—"

"¿Decías, herbívoro?" Tsuna se estremeció y todo el vello de su cuerpo se puso de gallina al escuchar esa siniestra y mortal voz. Mecánicamente, se volvió y encaró a dicho rey hielo. Hibari alzó una ceja y el moreno saludó al de cabello azabache temblorosamente.

"H-hola, H-Hibari-san, ¿cómo te va?" Divertido, Hibari se sentó al lado de Kai, justo diagonalmente de donde estaba sentado, dándole una clara vista de su cara. Tsuna se encogió. Por favor, aléjate de mí.

"Herbívoro." Hibari dijo calmadamente.

Tsuna palideció mentalmente. Iba a morir, ¿verdad? Le dio a Takatsu una mirada de soslayo antes de que sus ojos se afilaran. El guardaespaldas de Kai se tensó donde se encontraba. Si Tsuna iba caer, alguien más caerá con él. Y quién mejor sino que el traidor, ¿cierto? Cierto. Tsuna asintió para sí, totalmente convencido con su conclusión. Ambos Hibari los miraron con humor.

"Herbívoro, basta de numeritos, y deja al guardaespaldas de Kai en paz." Takatsu dio un suspiro de alivio antes de ponerse rígido de nuevo. Tsuna aún lo estaba mirando como si dijera: 'No he terminado contigo todavía'. Pobrecito Takatsu. Sus compañeros lo miraron parecían empatizar con él mientras todos lo miraban con pena. La verdad sea dicha, eso no le hacía sentir mejor.

"Después de comer, te compraremos un móvil, un ordenador y otras necesidades. La cena será en la mansión, entonces, detallaremos el contrato una última vez y puedes prepararte para la noche. Nakamura se ha asegurado de todo lo que necesitas para quedarte." Tsuna observó a Hibari, claramente desconfiado. El ex-prefecto no lo atacará mientras estaba con la guardia baja, ¿verdad?

"Deja de mirarme de ese modo, herbívoro. Si quieres jugar, lo podemos hacer en casa." Tsuna miró boquiabierto a Hibari. ¿Cómo puede decir eso de manera tan indiferente? Tsuna sintió su ojo izquierdo estrecharse con disgusto. Había descubierto dos cosas de Hibari. La primera, era egoístamente egoísta, y la segunda, Hibari Kyoya era descaradamente descarado.

"¿Hibari-san?"

"Hn."

"Realmente te odio." Hibari levantó la vista del menú en sus manos, sus labios curvándose en una arrogante sonrisa.

"El sentimiento es mutuo, herbívoro."

Tsuna le dio una mirada de odio puro. El tipo realmente le estaba poniendo de los nervios. Gruñendo, se volvió a su propio menú y empezó la ardua tarea de encontrar algo fácil de digerir. Probablemente va a estar demasiado enfermo de la presencia de Hibari. Por lo tanto, necesitaba asegurarse de no devolver lo que coma.

Kai miró tanto a su padre como a su niñero con ligero interés, su boca ocupada bebiendo zumo que pidió mientras los dos adultos se burlaban. Su rostro fruncido, pensativo. ¿Cómo era? Ah, sí. ¿No había una fina línea entre el amor y el odio? El niño miró a uno y luego al otro y asintió con decisión.

Por supuesto que lo había. Las dichos existían por algo, y estaban hechas porque alguna idiotas siguen olvidando las cosas más obvias. Como un sabio dicho dice: cosechas lo que siembras. Kai miró al techo, pensativo. ¿Era ese dicho o...? Rodó los ojos. Lo que sea, de todas maneras significaba lo mismo.

...

La vida en la mansión Hibari empezó y, por suerte, la rutina era la misma. Pero eso era mentira, eso era una puta mentira de mierda porque nada era normal en la mansión Hibari. Tsuna frotó su adolorida cabeza. ¿Qué pasa con la gente que vive aquí? Primero, se levantan como muertos vivientes. ¡Se despiertan a las 5 de la mañana! ¡Eso no es normal! Claro que Tsuna a veces se despierta a horas intempestivas de la mañana, ¡pero es que todos se levantaban a las cinco de la mañana cada maldito día!

¿Y qué hacen Hibari y Kai después de levantarse? Entrenan, ¡entrenan como animales salvajes intentando destruir la condenada casa! ¡Maldita sea esa feroz resistencia y esa monstruosa fuerza! No tenía ninguna duda de que Kai había heredado casi todo de Hibari. Entonces, ¿que tenía Kai de su madre? Suspirando por enésima vez ese día, Tsuna cerró los ojos, tratando de concentrarse y regular su respiración. Estaba estresado, cansado e irritable.

No era como si la vida en la mansión Hibari fuera insoportable, porque, por una vez, Hibari estaba siendo civilizado. Bueno, civilizado significa ignorarlo casi todo el rato, lo cuál era bueno. Tsuna todavía no podía entender el porqué ese hombre estaba en casa y no trabajando como Hibari supuestamente debía estar, tal vez podía ir y preguntarle a Kai más tarde. Durante dos semanas, la vida a sido relativamente tranquila (comparado con la que pasa con Reborn esto era el cielo) y las criadas y los sirvientes de que tenía todo lo que quería y necesitaba, lo cuál no era mucho.

Se sentía como un gorrón. Su trabajo como niñero ni siquiera era difícil y no sentía nada más que pura felicidad cuando estaba con Kai, menos cuando el niño encontraba divertido matarlo con comentarios sarcásticos y miradas inquietantes. Aparte de esas pequeñas escaramuzas, todo lo demás se sentía natural.

Natural si ignora el hecho de que estaba viviendo con el hombre más violento del mundo. El sentimiento era el mismo que saber que tienes una bomba de relojería andante por todo el lugar, en cualquier momento, te podía explotar en toda la cara. Pero el dilema aquí era que ahora era diferente, totalmente diferente. ¡Era una crisis! Levantando la vista, se encontró con la mirada irritada del ex-prefecto.

Han estado haciendo esto ya por casi una hora y, por lo visto, ninguno d los dos quería ceder. Los ojos de Hibari se afilaron peligrosamente.

"No tienes ningún derecho de demandar eso, herbívoro." Labios pálidos y torneados se apretaron y un leve ceño en los labios del de cabellos azabaches, intentando intimidarlo, pero fallando miserablemente. Tsuna no quería saber nada.

"Sí lo tengo, Hibari-san." Tsuna dio un paso adelante y se mantuvo firme. "El contrato establece que, en cualquier momento y a cualquier coste, debo garantizar la seguridad de mi cargo y que is decisiones para cumplir con esa cláusula podrían y anularían las decisiones tomadas por otros antes y después de mí."

Hibari no lo demostraba, pero se estaba irritando un poco con este hombre. Este niñero de Kai le llevaba al límite incontable veces. A cada paso y decisión el herbívoro se esforzaba para cuestionarle y desafiarle todas las veces que pudiera. El porqué Hibari todavía no había mordido al herbívoro hasta la muerte estaba más allá de él, pero simplemente sabía que usar la violencia con Tsunayoshi Sawada no haría que lo obedeciera.

De hecho, estaba más que seguro de que el herbívoro se pondría más rebelde si hace exactamente eso. El de cabello azabache frunció el ceño. Necesitaba cambiar de tácticas si esto continuaba. Bueno, los desafíos aún eran más emocionantes que las ventajas que estas ofrecen. Sonrió de manera oscura ligeramente a la vez que el hombre empezaba a hablar, el brillo predador en sus ojos estaban lo suficientemente camuflados para que el niñero de Kai no se diera cuenta. El moreno a veces era demasiado perceptivo y no podía darse el lujo de cometer un error.

"Mi petición anterior se mantiene sin cambios, su alteza. Kai, mi cargo, no asistirá a la reunión con tus compañías contratadas." Hibari se levantó de su asiento, pero Tsuna continuó hablando sin parar. "Claro que estamos hablando de físicamente."

El moreno miró con recelo como el de cabellos azabache se apoyaba en el escritorio como apoyo, los brazos cruzados mientras lo miraba a los ojos. La mirada de Hibari, como siempre, todavía tenía la misma intensidad que le hacía tambalearse y retroceder, pero se mantuvo firme y que le partiera un rayo si uno de esos inmaduros hijos de su madre le hiciera daño a Kai una vez más.

"Herbívoro, el contrato fue redactado por el bien de mi hijo y con mi plena autoridad. Tu petición es denegada." Tsuna abrió la boca para protestar pero Hibari fue más rápido. "No, ahora tú vas a escucharme. No voy a tolerar tu imprudencia de hoy. No tengo la paciencia para ello, Sawada Tsunayoshi." El brillo en esos ojos color azul grisáceo oscuro le cerró la boca al moreno, y con haciendo un puchero petulante, volvió la mirada a la pared. A Hibari no parecía importarle su acto de desafío y continuó:

"Esa reunión será para mostrar los diseños en los que ha estaba trabajando mi hijo durante el último mes. Es un imperativo que el asista porque es el único que puede explicar y defender su propósito. Como su niñero, esencialmente, estarás allí para ayudarlo con tus mejores habilidades. Todo lo demás será inaceptable e inexcusable." Los labios de Tsuna se crisparon con molestia.

"Por supuesto, su Gracia." Las mismas comisuras de los labios de Hibari se inclinaron hacia arriba con diversión. El débil, aunque agravante, era divertido a su manera.

"El incidente de hace dos semanas será prevenido esta vez." Dijo casualmente, sus afilados ojos no perdieron ni el más mínimo estremecimiento que vio del herbívoro.

"Personalmente me aseguraré de que ningún arma esté a la vista antes de entrar en la sala de conferencias. ¿Te satisface?" Hibari preguntó fríamente y esperó pacientemente por la respuesta del herbívoro. Vio como el niñero de Kai lo miraba, los ojos casi saliendo de sus cuencas y la boca bien abierta. Era anti-estético, pero se veía lo suficientemente ridículo para hacerlo reír oscuramente ante la cómica vista.

"T-tú, r-rey hie—" La expresión de Hibari se oscureció y Tsuna corrigió su error con rapidez. "—¡Quiero decir Hibari-san! ¿Realmente estás dispuesto a comprometerte conmigo?" Tsuna preguntó esperanzado. ¿Estaba el rey hielo finalmente soltándose?

"Contigo no, herbívoro, y yo no me comprometo. Meramente te informo de los planes por la seguridad de mi hijo." Hibari señaló sin rodeos. O no. El pequeño brillo de aprecio rápidamente desapareció de los ojos de Tsuna a la vez que frunció el ceño. ¡Frío y frígido gilipollas!

"Ahora, sal." Hibari mandó y Tsuna rodó los ojos. "Prepárate para el viaje de dos días después de la fiesta de esta noche. Iremos al hotel Filleris después de la comida. Asegúrate de que Kai tenga suficiente ropa para una semana entera fuera de la ciudad."

Tsuna resistió la tentación de sacarle la lengua infantilmente al hombre que repasaba los documentos en su escritorio. La alta-y-poderosa actitud estaba en plena marcha hoy, y sólo se podía preguntar si tenía algo que ver con la fiesta de esta noche. Probablemente. Sin lugar a dudas habrá 'gentío' allí. Tsuna rió para sus adentros al pensarlo. Podía imaginarse el número de gente juntándose en el lugar y el dolor que le causaría al prefecto estar rodeado por todas partes y será incapaz de morder a todos hasta la muerte. Todavía perdido en sus pensamientos, silenciosamente se volvió y se dirigió a la puerta.

"Herbívoro." Tsuna paró al lado del pomo, pero no se dio la vuelta. "Ponte presentable, incluso si es sólo por esta noche." El moreno apretó los dientes, su agarre en la manija de latón haciéndose más fuerte. Con una explosión de fuerza, abrió la puerta con fuerza y la cerró de un portazo. ¡BANG!

"¡So violento cabrón hijo de su madre, insultándome como el imbécil que es! ¡Por qué a mí! ¡Tiene que tener el palo del polo norte tan metido por el culo que no sabe siquiera la diferencia entre izquierda y derecha! ¡Cabronazo hijo de su madre y su—" Tan metido estaba marmullando insultos que Tsuna no escuchó la siniestra sonrisa entre dientes detrás de las puertas cerradas de Hibari Kyoya. Oh, pobre, pobre Tsuna.

...

El hotel Filleris era el designado para la tan anticipada fiesta organizada por Cloud S.A. Con la increíble cantidad de 114 pisos el hotel destacaba sobre varios edificios en el área. El tema principal de este prestigioso hotel se basaba en el clásico vintage y una ilustre y antigua tapicería. Cada planta tenía unas veinte habitaciones con su propia recepción y comedor. El dueño, Milsetre Entepolio, era un inglés que se jactaba de su gran servicio y la mejor línea de equipamiento e, increíblemente, no defraudó.

Cada detalle pulido, cada tema complementándose uno a otro y cada componente destacaba del resto. El hotel realmente era una experiencia mágica y, por la noche, experimentarías de lujos que jamás se haya visto en el mundo. Para un principiante como Tsuna, debería estar pasmado y totalmente estupefacto. Por desgracia, había otras en su cabeza, cosas como la habitación que tendría.

Ah, pero no lo malinterpretes. Su habitación era preciosa, con una cama con dosel (olvida el hecho de que parecía la cama de una de esas princesas) y cortinas burdeos que cubrían la ventana que mostraba una preciosa vista de la ciudad. El verdadero problema eran las personas con las que compartiría la habitación. No es realmente compartir la habitación ya que tenía una propia. En verdad esto no tiene sentido. Lo cierto es que estaba en la última planta, el ático, y sorpresa, sorpresa; el lugar era increíble, cada esquina gritaba: jodidamente caro.

También tenía dos pisos, haciendo que parezca una casa pequeña en vez de la habitación de un hotel. La primera planta consistía en el comedor, la cocina, el baño principal y el salón. Ahora que, la segunda planta, eran tres cuartos. ¿Y cuál es el problema? El problemaera que esos tres cuartos eran para Kai, Hibari y él mismo.

¿Y cuál narices era el puto problema? ¡El puto problemaera era que su habitación estaba justo delante del mismísimo diablo y para rematar demasiado cerca! Claro que vivía en la mansión Hibari, y enfrente de la habitación de Kai, pero la habitación de Hibari estaba situada al final del pasillo porque el señor solitario amaba su espacio, su propia ala y a sí mismo. ¡Tsk! ¡Ese narcisista hijo de su madre!¡Así que el problema de los cojones era que iba a quedarse en un estúpido hotel por una maldita semana con un cretino de mierda respirando en su aire, el aire que necesitaba para vivir!

"¿Tsuna-nii? ¿Estás bien?" Tsuna sonrió a Kai. Oh, me siento de perlas, pequeño Kai. Sólo intento no hiperventilar y que me de un ataque anafiláctico*porque tu padre me pone enfermo y me hace temer por mi vida, tanto que simplemente quiero morir en este mismísimo momento.

"Claro que sí, Kai. ¿Qué te hace pensar lo contrario?" Kai le dio una mirada y Tsuna intentó no temblar de culpabilidad por esa mirada. Cielo santo, ¿cómo un niño dar la misma mirada intimidante del único Hibari Kyoya? ¿Es que acaso pasa de padre a hijo también?Bueno, esta eso de llamar a la gente herbívoros. ¿Tal vez es genético?

Tsuna suspiró y dejó que su mirada vagara por el derredor, calculando el número de personas el la sala de eventos principal del hotel Filleris localizado en la planta décimo octava. Para ser honesto, no le gustaba este tipo de gentío. Le hacía sentir claustrofobia. Con el número de personas vestidas de etiqueta y conversando con falsa jocosidad y entonces añade a la mezcla que la fiesta estaba en todo su apogeo y había invitados en cada esquina de la habitación, le hacía sentir náuseas. La única cosa que podía hacer es esconderse en una esquina que esté parcialmente escondida en las sombras por las cortinas con Kai, quien, sorprendentemente, le estaba haciendo compañía.

"Bueno, bueno, Kai. ¿No deberías estar jugando con los otros niños también?" Kai bufó y le volvió la cara.

"Jugar con esos idiotas sin cerebro puede afectar a mi coeficiente intelectual, Tsuna-nii. Padre dice que la idiotez es contagiosa, por eso me dice que no pase mucho rato con el tío Dino." Kai parecía alterado y le hizo falta de toda su voluntad no hacerle mimos al niño.

Se meterían en problemas si se arriesgaba a hacer una escena y Hibari no apreciaría tener a su niño todo 'suave y débil' delante de otras empresas. Tsuna ya podía imaginarlo: 'Estás avergonzando el nombre de Hibari, herbívoro.' Rodó los ojos. Lo que sea. Agachándose, Tsuna le sonrió a Kai, sus ojos gentiles y cálidos. Bueno, no podía culpar a su cargo. Los niños eran todo quejarse, gritos y corridas mientras están haciendo algún lío.

"Los niños no son idiotas, Kai, lo que pasa es que su inteligencia no es tan alta como la tuya aún, y todavía estás creciendo. Eres bastante brillante para tu edad, Kai, así que no los juzgues de manera tan precipitada, ¿vale? Nunca sabes, puede que pases un buen rato jugando con ellos. Y Dino-nii no es idiota. Cierto que es un poco infantil y despreocupado, pero es una de las personas más inteligentes y capaz que haya conocido."

El niño se quedó mirando a su niño, sintiéndose de repente deprimido. Sabía que le estaba reprimiendo y normalmente, nadie se lo hacía, ni siquiera su tío Dino. Su padre era la única persona a la que permitía que le dijera qué hacer y hablarle sobre lo que está bien o mal, entonces, ¿por qué estaba escuchando a este herbívoro? Vio con duda como su Tsuna-nii levantaba la mano, y sin querer, se apartó.

Kai sabía que su niñero nunca le haría daño, pero era difícil evitar que su cuerpo reaccionara por sí sólo cuando toda su mente estaba hecha un lío. De repente había algo suave en su cabeza, acariciando y revolviendo su cabello. Sus hombros tensos y la escueta expresión ilesa y titubeante, levantó la vista queriendo saber si había ofendido a su Tsuna-nii.

"¿Tsuna-nii?" Los finos dedos no pararon de hacer lo que hacían cuando Tsuna respondió:

"Nunca te haré daño, Kai. Prometí protegerte, ¿no?" Kai sintió lentamente, sus cejas juntándose en confusión.

"Lo hiciste, pero yo te hice prometerlo." Sorprendido, su mano paró de despeinar los suaves mechones de pelo. Una tierna sonrisa extendiéndose lentamente en sus labios.

"Eso es, así que nunca te alejes cuando vaya a tocarte, ¿ok? ¿Cómo vamos a protegernos si rehuyes cuando te toco?" Kai asintió de nuevo con una pequeña sonrisa en la cara y Tsuna intentó no sonreír tristemente por la vista. ¿Alguna vez ha reído este niño? No, aún no.

Era algo en lo que evitaba pensar, pero ese hecho todavía estaba ahí, y las cosas que estaba empezando a ver le estaban haciendo difícil no meterse donde no le llaman. También odiaba el hecho de que ya estaba comenzando a odiar a la persona que concibió al hermoso niño ante él. El rehuir, las rabietas, la confusión y especialmente esas emociones aturdidas; todo apuntaba a la manera en la que fue criado Kai. Tsuna frunció ceño interiormente. No le gustaba, y tal vez, es hora de exigir respuestas del ese potro bronco que empezó todo esto.

"¡Tsuna!" Y hablando del diablo. Tsuna giró para darle la cara al hombre que se acercaba. Sus ojos se estrecharon ante lo sospechoso que era. Dino no se veía feliz.

"¿Qué pasa, Dino-nii?" La cara del rubio se volvió en una mueca, y las únicas veces que Tsuna vio al italiano así era cuando algo serio ha pasado.

"Es Kyoya." Tsuna inmediatamente perdió todo el interés y al parecer Dino no se dio cuenta "Bueno, hemos hecho una estupidez y necesitamos que te hagas cargo de él durante un rato." Tres, dos, uno...

"¡¿Qué?!" Alarmado, Dino rápidamente le cubrió la boca y lo llevó afuera. Kai los siguió obedientemente. Una vez que estuvieron fuera de peligro, su hermano adoptivo le destapó la boca y le sonrió disculpándose.

"Perdón por eso, Tsuna, pero no podemos dejar que otros sepan de esto." Tsuna se quedó boquiabierto ante Dino, su mente ya tenía un corto-circuito con lo de 'hagas cargo' de la explicación de Dino.

"¿Qué narices ha pasado, Dino-nii? Y no te atrevas a inventarte excusas." El moreno exigió, una mirada fiera en la cara. El moreno levantó las manos en derrota.

"Espera, escúchame primero." Tsuna zapateó, ya impacientándose. Dino sonrió. "Bueno, la cosa es esta, Kyoya ha estado de mal humor durante toda la tarde." Tsuna puso los ojos en blanco. ¿Cuando el rey hielo está de buen humor? "Y Tetsu cree que tiene migraña. Con todo el trabajo y el estrés que ha tenido durante estos días realmente no me sorprende, pero cuando intentamos darle algo de medicina, se negó. Dice que le duele la garganta, y sí, nos dimos cuenta de que estaba malo también." Tsuna suspiró, exasperado. ¿Y esto que tiene que ver conmigo?

"¿Y? ¿Por qué tengo yo que hacerme cargo de él? Es un hombre adulto, Dino-nii. Estoy seguro que un par de pastillas y medicina para la gripe será suficiente." Dino se rascó la cabeza, obviamente no sabía lo que hacer.

"Eh, sí, verás, disolvimos la pastilla en agua, pero al parecer el agua no era... ¡ja, ja! No era agua." Una vena le empezó a palpitar en su frente mientras cruzaba los brazos.

"¿Y qué era?" Tsuna preguntó más fuerte, Dino intentó no dar un paso atrás por miedo.

"Era... ehrm..." Dino se quedó callado y Tsuna se resistió a estrangularle. Kai vio con paciencia desde una distancia segura. El niño sabía que su tío Dino acaba de cavando su propia tumba, y no quería ser parte de ello.

"Dino-nii, o me cuentas la historia completa o vamos Kai y yo a nuestra habitación para un merecido descanso." Dino se sorprendió, sus ojos bien abiertos.

"¡No! Quiero decir, vaalee. No era agua, era sake y, normalmente, Kyoya sería capaz de diferenciar una de otra porque no le gusta el licor, pero sus sentidos no están tan nítidos por la fiebre. Pero esto es una fiesta, ¿sabes? Por supuesto que habría alcohol cerca, ¿verdad? Y es sól —¿Tsuna?"

El más joven estaba respirando pesadamente, sus ojos fuertemente cerrados como si le doliera. Dino acercó la mano, de repente preocupado cuando esos ojos color miel se abrieron abruptamente y le fulminaron. Dino retrocedió y dio un paso atrás. Bueno, él no veía a su hermano enfadado a menudo, y si lo estaba, bueno, ya se había armado la gorda. El rubio tragó saliva nerviosamente, una sonrisa vacilante en el rostro.

"¿T-Tsuna?" El moreno levantó la mano, sus ojos brillando peligrosamente, advirtiéndole de que mantenga la boca cerrada.

"A ver si lo entiendo. Uno, Hibari-san está enfermo; dos, le habéis dado medicamento; tres, le habéis dado medicamento mezclado con alcohol." Tsuna reiteró calmadamente y Dino asintió con avidez. Crack.

"!¿Tenéis idea de lo que habéis hecho?! Tomar medicina con alcohol ya es considerado un suicidio, pero noo, acabáis de dárselo a alguien que está enfermo y débil! ¡¿Acaso estáis locos?! ¿Dónde está Hibari-san ahora? ¿Está vomitando o algo? ¿No deberías llevarlo a un hospital como, ah, no sé, ¡ahora mismo?!" Dino miró a su hermano menor con los ojos abiertos, para ponerlo simple, estaba acojonado, pero eso no importaba ahora. Vio como Tsuna andaba en círculos, sus brazos cruzados mientras listaba todo tipo de escenarios, a cada peor, de lo que podía pasarle a Hibari.

"Ahora mismo está descansando en su habitación privada de la sala de funciones, y no podemos dejar que salga simplemente en su condición actual. Ya que hay sólo una salida la gente preguntará y tenemos que prevenir que eso pase. Kyoya también se ha negado de salir fuera como algún 'débil herbívoro'." Tsuna suspiró y negó con la cabeza. Ya podía sentir el dolor de cabeza por lo absurda que era la habitación. ¿Qué se esperaba de todo un tirano egoísta que era más terco que una mula?

"Entonces, ¿por qué yo? No puede ese tal Tetsu hacerse cargo de él, o incluso tú —ah, olvida lo que he dicho, lo más seguro es que acabes matando accidentalmente a Hibari-san." Dino frunció el ceño, indignado.

"¡Eso duele, Tsuna! ¡No soy tan malo!" Tsuna le dio una sonrisa sarcástica y Dino se desanimó rápidamente.

"¡Vale, de acuerdo! Tetsu estará ocupado entreteniendo a los invitados y manteniendo todo en orden. Y tanto como queramos darle un buen tratamiento, Kyoya no lo aceptará. Tampoco podemos enviar paramédicos, Kyoya simplemente le echará, no importa la ayuda que necesite. Tener a Byakuran y los demás ayudando sólo empeoraría la cosa." Bueno, claro. Tsuna gimió y se tiró al suelo. ¿A quién le importaba su bienestar? Podían irse todos a la mierda y pudrirse en el infierno.

"¡Porqué a mí, hostias! ¡Hibari-san me odia como al que más Dino-nii y lo sabes!" Dino se agachó y le palmeó en la cabeza como se le haría a un niño pequeño. El moreno no apreció el gesto y rápidamente golpeó la ofensiva mano de su pelo.

"Lo siento, Tsuna. No podemos pensar en alguien más, y debido a que eres el niñero de Kai, prácticamente vives con él. Kyoya puede tolerar tu presencia más que a la de una persona normal." La sonrisa de Dino tembló por la oscura mirada que le estaba dando, provocando que de un vacilante paso atrás del joven con el ceño fruncido.

"¿Te das cuenta de que prácticamente me has ofrecido a Hibari-san en bandeja de plata para trocearme y comerme sin piedad?" Tsuna preguntó tristemente y Dino se rió de la exageración de su hermano pequeño.

"Nah, No creo que Kyoya sea un caníbal, pero es más propenso a la violencia que otra cosa." El rubio respondió con buen humor. Tsuna no compartía el mismo entusiasmo. Suspirando pesadamente, se revolvió el pelo y se levantó, reto. Y un carajo, ni en sueños iba a hacerlo. ¡Sobre mi puto cadá

"¿Tsuna-nii? ¿Qué pasa con padre?" Tsuna se tensó al escuchar la voz de Kai. Vacilante, bajo la vista y vio esos ojos azul hielo mirándolo expectantes. Su resolución derrumbándose más rápido que un castillo de arena. ¡Demonios!

"Sólo tiene fiebre, Kai, pero va a estar mejor cuando descanse lo que necesite." Tsuna sonrió dulcemente, tratando de suavizar la expresión de preocupación en la cara del niño.

"¿Vas a cuidarlo tú?" Una sacudida. Los ojitos que le estaba poniendo Kai se estaban haciendo más y más grandes. Doble sacudida. Esos ojos azul hielo se estaban poniendo llorosos. ¡Resiste, Tsuna! ¡Resiste! Bajo la mirada una vez más y maldijo interiormente. ¡Maldición!

"Por supuesto que sí. Sé bueno y ve a dormir mientras Dino-nii cuida de ti esta noche, ¿vale?" Kai sintió rápidamente, su rostro determinado le trajo una dulce sonrisa a su cara. Agachándose, besó la frente del niño antes de echarse atrás y reír suavemente por el sonrojo que había en las mejillas de Kai. La sonrisa rápidamente desapareció cuando se volvió a Dino.

"Asegúrate de que Kai toma un baño caliente antes de ir a dormir. Casi son las nueve y a Hibari-san no le gusta que esté levantado hasta tarde. Cuida de él hasta que vuelva, ¿lo pillas?" Dino hizo un saludo mientras intentaba evitar sonreír triunfalmente. Un maternal Tsuna siempre era una vista divertida.

"Lo tengo, Tsuna. Tus deseos son órdenes." Tsuna suspiró mientras veía a ambos alejarse de su vista, su mente estaba totalmente descontrolada. ¿En qué se había metido?

...

"Tío Dino, eres un mentiroso." Kai dijo casualmente que echó para atrás a Dino. ¿Qué?

"¿Por qué dices eso, Kai?"

"Sabes muy bien cómo es padre cuando bebe y si está enfermo o no, no tiene ninguna diferencia." Los ojos de Dino se ampliaron una fracción antes de que una risa escapara de sus labios. Le revolvió el pelo al niño y sonrió cuando el niño se agachó y se alejó de su mano.

"Eres bueno, Kai, lo admito. Así que, ¿por qué no me detuviste, mhm?" Kai le dio una mirada irritada antes de suspirar.

"Estoy cansado de verlos pelear todo el rato, y me gusta Tsuna-nii." La sonrisa de Dino se le borró de la cara, un atisbo de arrepentimiento brilló en su iris de color ámbar.

"No te preocupes, Kai. Algún día se llevarán bien." Y con suerte pronto.

...

Tsuna sabía que había algo lógicamente mal sobre su situación actual y estaba definitivamente seguro que había algo diabólico en juego en este mismo instante. Apretando los dedos, retrocedió unos pasos, indudablemente incómodo con su proximidad.

"Herbívoro..." El moreno tembló e intentó aumentar la distancia, sólo para que el embriagado hombre de cabellos negros acortara el espacio con unos pocos pasos.

"¿Por qué te apartas de mí?" Con una sonrisa tensa, Tsuna pacientemente respondió:

"Hibari-san, estás invadiendo mi espacio personal, así que por favor, muévase o me veré forzado a hacerlo." Hibari sólo le sonrió, viéndose completamente demente y terrorífico a sus ojos. ¿Desde cuando el frío rey hielo sonría como un puñetero ángel? Las únicas veces que ha sonreído así eran... ninguna. Esto le envió escalofríos por todo el cuerpo.

Definitivamente esto no era lo que estaba esperando cuando entró en la habitación, y esos dos idiotas nunca le dijeron que este monstruo le esperaba detrás de esas puertas cerradas. Porque lo que Tsuna esperaba era un enfermo y encamado Hibari Kyoya, no un tocón y sonriente Hibari Kyoya. ¿Acaso la tierra se ha salido de su órbita y soy el único que no se ha enterado?

"No, ahora para de moverte y déjame tocarte."

"¡¿EEEEEEEEH?!" El mayor ni pestañeó al inesperado grito y simplemente continuó sonriendo esa encantadora sonrisa suya. Tsuna sintió como se le erizaba la piel. ¡Nunca se había sentido tan asustado en su vida! Bueno, tal vez hubo una vez, y esa otra vez también, pero lo importante era este mismo momento.

Este mismo momento, ¡estaba siendo arrinconado por una de las personas más violentas que haya parido madre, y el cabrón estaba sonriendo y disfrutándolo! ¡Maldita sea! ¡Por qué siquiera he dejado que ese idiota bueno-para-naDino! Los ojos de Tsuna se volvieron un tono más oscuro mientras todo empezaba a encajar. Ese tipo lo sabía... ese maldito idiota rubiales sabía todo. Ese potro bronco sabía que esto iba a pasar y lo dejó para que él se encargara con el marrón, joder. Una siniestra sonrisa apareció en la cara de Tsuna. Una vez que le pusiera las manos encima a ese cretino lo despellejará vivo y tendría ese culo italiano achicharrándose en una hornilla durante cinco segundos seguidos.

"Herbívoro ...parece que te duele algo, ¿estás bien?" Sorprendido, Tsuna rápidamente levantó la vista, sólo para encontrarse cara a cara con la pesadilla de su existencia. Con los ojos muy amplios, se quedó boquiabierto y sin palabras cuando Hibari le acarició la mejilla con el dorso de la mano. ¡¿Cómo demonios se había acercado tanto el rey hielo sin que se dé cuenta?!

"¡HIEEEEEEE!" Tsuna se tambaleó hacia atrás, su cara bastante sonrojada a la vez que saltó medio metro para aumentar la distancia entre ellos de nuevo. ¡¿Qué mierda está pasando?!

"Te he dicho que pares de moverte, herbívoro." Hibari le frunció el ceño y lo miró con desaprobación y le hizo falta toda su fuerza para saltar lejos de su posición actual. ¡No entendía ni un pimiento, leches!

"¡Si pararas de acojonarme entonces puede que sí!" Tsuna replicó, su cuerpo temblando ligeramente por la fuerza en su voz. Hibari dejó de acercarse y lo observó pensativo.

"Aco ...jonarte? ¿Qué significa eso?" Tsuna gimió, su cara tapada por la palma de su mano. Sólo quería correr a la puerta y terminar con esto, en serio. El único problema es que este fenómeno le estaba bloqueando su única salida. Ay, Dios mío, ¿cómo demonios ha pasado esto?

"Hibari-san, por favor, túmbese, está malo, y actualmente no es usted mismo." Tsuna vio como el ex-prefecto flexionó los dedos y tentó su propia frente antes de fruncir el ceño profundamente. De repente, Hibari le miró e intentó no revolverse bajo el escrutinio de esos ojos con tonos plateados.

"Estás de broma, herbívoro, no estoy 'malo' y tampoco 'no soy yo mismo'." Esa absoluta convicción en sus palabras hicieron que al moreno le dieran ganas de llorar. ¿Quién, en su sano juicio, haría algo tan loco como esto? ¿Ha sido perseguido por toda la habitación desde hace ya media hora y Hibari piensa que su comportamiento es normal? ¿Qué carajo?

"Hibari-san..." Tsuna estaba perdiendo la paciencia rápidamente, y si no fuera por el hecho de que estaba enfermo ya le habría volteado la cara. "... estás claramente mal—" de la cabeza "—así que por favor, túmbate." Ordenó más firmemente. El de cabellos azabache lo miró por un segundo antes de sacudir la cabeza, su ceño ahora era más oscuro.

"Herbívoro, no estoy de humor para jugar contigo, por lo tanto..." Hibari saltó sobre la mesa que los separaba y Tsuna fracasó en evitar el gritito de sorpresa que pasó de sus labios. En un lapso de un segundo, el más alto estaba delante de él, sus manos inmovilizadas sobre él firmemente agarradas por fuertes y elegantes dedos. El moreno tembló de miedo y expecta—no, no acaba de pensar eso. Sintió su mejilla ser acunada por una cálida mano antes de que su cara fue alzada para encontrarse con la mirada de su captor.

Tsuna observó, con sus ojos casi saliéndose de sus cuencas mientras Hibari se inclinó y susurró siniestramente:

"...Si te niegas a quedarte quieto, entonces haré que lo hagas." La expresión de Tsuna se transformó en una furiosa. ¿Cómo se atreve ese bastardo ha devolverle sus palabras?¡Joder, como odio a este tipo!

"Suelta, Hibari-san." Tsuna avisó, pero Hibari no le hizo caso, en vez de eso, le sonrió, sus ojos suaves y cálidos.

"Herbívoro... eres cálido." La respiración de Tsuna se detuvo cuando Hibari se acercó a su cuello y empezó a frotarse contra su sensible piel. Pero. Qué.Mierda.

"¿H-Hibari-san?" Sintió como el prefecto se establecía en el hueco de su cuello. Su alma estaba empezando de salir de su cuerpo.

"¿Hn?" ¡No me 'hn', so hijo de tu madre!

"¿Qué demonios estás haciendo, joder?" Tsuna no podía contener la mordacidad de sus palabras. ¡Seriamente, ¿quién no se rompería cuando el normalmente puñetero frío rey hielo estaba frotándose contra su cuello?! Le estaba acojonando, que guay.

"¿Qué sino, herbívoro? Es obvio que te estoy tocando." Hibari respondió en un tono sarcástico y Tsuna resistió las ganas de darle un rodillazo al tipo en la tercera pierna.

"Hibari-san, si no paras este sinsentido, me veré obligado a herirle." Hibari rió entre dientes en su cuello, su cálido aliento acariciando su rosada piel y provocando escalofríos por todo el cuerpo. Tsuna se mordió el labio por no gritar. ¡Con un carajo! ¡Ese es mi maldito punto débil, cacho frío monstruo!

"¿Herirme a mí, herbívoro?" Hibari se apartó y sonrió oscuramente con condescendencia. Sus ojos brillando de alegría.

"No creo que eso sea posible, herbívoro..." El de cabello azabache se calló a la vez que se inclinaba de nuevo, capturando y sosteniéndole la mirada. El cautivo moreno tragó con dificultad.

"...Porque tú..." La cara de Hibari estaba cada vez más cerca con cada palabra. "...no tienes la..." Tsuna sintió que su respiración se entrecortaba al ver como esos pálidos labios descendía poco a poco hacia él. ¡¿Por qué coño no podía moverse?! ¡Joder, muévete, Tsuna, muévete!"...voluntad para hacerlo, Sawada Tsunayoshi..."Con una pequeña sonrisa, Hibari juntó sus labios.

...

"¡Tsuna~! ¡Por fin estás aquí!" Dicho hombre le gruño, esos expresivos orbes caramelo ardiendo de furia, odio y... ¿tristeza...? La sonrisa de Dino cayó a la vez que Tsuna lo pasaba y cerró de un portazo la puerta tras él. Se sentía como una puñalada en el pecho. ¿Qué ha pasado? Se volvió al alto hombre que llevaba su ex-alumno.

"¿Qué ha pasado, Tetsu?" Kusakabe negó con la cabeza, un ceño fruncido estropeando su cara.

"No lo sé, Dino-san. Sólo pidió llevar a Kyo-san a su habitación. También parece que ha Kyo-san le ha bajado la fiebre." La cara de Dino se mantuvo calmada antes de poner el dorso de su mano en la frente de Hibari. Quitando la mano, asintió interiormente y miró a Kusakabe.

"Sí, no está tan enfermo como antes." Suspirando con cansancio, le dio al asistente de Kyoya una sonrisa cansada.

"Llévalo a su habitación, cámbiale la ropa y déjalo descansar lo que queda de noche. Asegúrate de cancelar y reorganizar las actividades de mañana. Me haré cargo de las preparaciones de la expedición." Kusakabe asintió agradecido y le hizo una respetuosa reverencia antes de desaparecer por las escaleras. Dino los vio irse, su cara de nuevo carente de emoción. Su mirada se pasó de la puerta de la habitación de Hibari a la de Tsuna, su expresión era de repente sombría.

Sólo podía suponer lo que había ocurrido esta noche, y aunque odiaba hacerle esto a Tsuna, tenía que hacerlo. Se estaban quedando sin tiempo, especialmente porque cada día que pasaba el tiempo de su hermano se hacía más corto cada día. Ring. Ring. Ring. Algo molesto respondió al teléfono, con tono duro.

"Mejor que sea importante."

"Código amarillo, Cavallone-san." Ojos de color ámbar se ampliaron del shock, su cuerpo repentinamente tenso y en alerta.

"¿Qué?" El que estaba al otro lado suspiró.

"Lo que escuchas, código amarillo." Confirmó. "Spider Lily* ha salido de la tierra de los nobles y va a llegar a la tierra del sol naciente en T-25* horas como mucho." Dino maldijo por lo bajo, su agarre en el teléfono cada vez más fuerte.

"¿Por qué no me lo has dicho antes?" Dino exigió, su ceño frunciéndose, furioso. El hombre al otro lado suspiró de nuevo mientras sus dedos bailando por todo el teclado. Una serie códigos de vuelo aparecieron en la pantalla.

"Su perro guardián se ha asegurado de que fueran casi indetectables, había vuelos programados para casi todos los rincones de Asia, Grecia, Rusia, Antártica y entonces África —básicamente, casi todas las partes del mundo. ¡Su perro guardián está loco, Cavallone-san! Me he pasado un total de 26 horas y 39 minutos para rastrearlos." El italiano rubio estrujó el teléfono mientras se acercaba a la puerta del ático y salía a toda prisa. Romario lo seguía de cerca.

"Cambio de planes. Empieza con las preparaciones para código negro, Irie." El recién identificado asintió solemnemente, sus gafas brillando por la luz del ordenador.

"Que pronto, ¿eh?"

"Ah."

...

"¿Tsuna-nii?" Tsuna volvió la cabeza al escuchar la voz de Kai.

"¿Sí, Kai?" El niño frunció el ceño, claramente disgustado mientras lo escudriñaba cada rincón y ángulo de la cara de su niñero.

"¿Estás bien?" La repentina pregunta provocó que el padre del niño levantara la vista de los papeles que estaba revisando y se volvió a ellos, una ceja alzada, con curiosidad. Tsuna se mordió el interior de la mejilla, parándose de caer en pánico.

"Claro que estoy bien, Kai. ¿Por qué preguntas?" Tsuna sonrió suavemente, pero Kai no estaba convencido y parecía que Hibari tampoco.

"No deberías mentir a los niños, herbívoro, especialmente a mi hijo." Una vena en su frente palpitó de irritación. ¿Quién te ha preguntado, so hijo de tu madre? Porque yo seguro que no.

"Estoy cansado, eso es todo." Los ojos de Kai brillaron al darse cuenta.

"Es verdad, te hiciste cargo de padre toda la noche." Ambos adultos se tensaron (los dos reaccionando por razones muy diferentes) y, por suerte, el niño no se dio cuenta. Tsuna le sonrió a su cargo, los labios tensos.

"S-sí." Kai rápidamente se volvió a su padre, sus cejas fruncidas, preocupado.

"Padre." El niño llamó a su padre.

"Hn."

"¿Has agradecido a Tsuna-nii por sus esfuerzos?" Los dedos de Hibari se crisparon y su expresión se volvió rígida. Tsuna sintió que la boca se le secaba y sus ojos se ampliaban, alarmado.

"¡Ah!" Gritó abruptamente mientras se levantaba, envolvió a Kai en un abrazo y lo levantó en sus brazos. Tsuna sonrió ampliamente al sorprendido niño.

"¿Por qué no vamos a explorar el hotel, Kai? Estoy seguro de que Hibari-san está ocupado ahora mismo, así que no le molestemos, ¿vale?" Kai se veía dudoso pero aún así asintió. El herbívoro parecía incómodo y él sólo podía preguntarse su su padre y su niñero había vuelto a pelear. Escondió su ceño fruncido mientras apoyaba la nariz contra el chaleco de su Tsuna-nii. Realmente odiaba cuando se peleaban.

"Volvemos en un rato, Hibari-san." Mientras decía esto, Tsuna ya estaba dirigiéndose a la puerta a una velocidad récord. Hibari miró confundido el extraño comportamiento del herbívoro. Levantándose de su sitio, dijo:

"Herbívoro." Tsuna se puso rígido, su mano sosteniendo el pomo de la puerta con desesperación. Kai lo observaba con preocupación.

"¿Sí, Hibari-san?"

"Gracias." Tsuna parpadeó, claramente sin esperar palabras de agradecimiento, y venían nada menos que de el Hibari Kyoya. Respirando profundamente, agarró el pomo y el niño en sus brazos fuertemente.

"De nada." Tsuna respondió antes de cerrar la puerta tras él con un golpe y corrió al ascensor como si su vida dependiera de ello. A Kai no le importaba los repentinos movimientos y sólo se acurrucó cómodamente en el afectuoso abrazo. Dándole al 5 sin parar, el moreno intentó no pensar mucho sobre su pulso que corría salvajemente por sus venas y su corazón latiendo ferozmente en su pecho. Está bien, Tsuna, no pasa nada. Está bien, estás bien.

Durante todas sus cavilaciones, el niño en sus brazos se mantuvo en silencio, incluso cuando vio el furioso rubor en las mejillas de su niñero.

Continuará...


Chapter 10: La madre de Kai por fin hace su aparición en el fregado y algo de su pasado es revelado. Tsuna entra en términos de el incidente con Hibari mientras el hombre en cuestión permanece ajeno a ello. Claro que no olvidemos tampoco al los torpes idiotas con los que trabaja Hibari y, sí, algo de la historia de Tsuna también. :)


NdT:

Aclaraciones:

*Tuna = atún; por eso Tsuna tiene un letrero con forma de pez (un atún) en la puerta y me parece que, ¿en el omamori también? Ya miraré... *releyendo el manga*

*Ataque anafiláctico, simplemente es una reacción alérgica a fármacos, alimentos o mordeduras/picaduras de insecto, pero grave. Esta reacción provoca dolor abdominal, silibancias, ansiedad, opresión en el pecho, tos, diarrea, náuseas, vómitos, pérdida de conocimiento, etc. Vamos, que Tsuna es un cacho de exagerado y más dramático que yo, y eso ya es mucho.

*Spider Lily, oh, vamos, eso de Spider Lilymola mucho más que Araña Lily, no me lo neguéis.

*T-25, totalmente aprovechado de la eng. ver. porque sirve también en español. Time – Tiempo.

El final es todo d'awww, no todo el chapti entero es d'awwww y no apto para diabéticos, pero bue.

Vale, miles de disculpas por el retraso, he tenido varios problemas, tantos técnicos como personales. Si queréis leer excusas, adelante:

Los técnicos son que me han secuestrado el ordenador al menos dos veces, se me ha borrado el capítulo un total de tres veces, me lo han formateado (asco de vida) yse me ha roto el cargador... del ordenador... y el del móvil... no se cómo me las arreglo para romper los cargadores... =.='

Personales, podéis culpar una maldita obra maestra llamado From the New World, el condenadamente increíble Assassination Classroom, mi lindo y diabético (? Horimiya, mi mágico y fantasioso Magi, el sangriento e ilógica lógica Danganronpa, el oscuro y seguro-que-un-AU-de-KHR!-de-Amano Psycho Pass, re-leyendo mis queridos KHR!y DGMademás de obsesionarme con los Big Four,Frozen y OFF. (Publicidad barata de animes, mangas, juegos, peliculas y libro)

También..., a ver..., estoy... no, en lo que se refiere a salud soy bastante ¿débil?(no sé si se le podría llamar así) Bueno, que desde hace un tiempo me he enfermado mucho(¡nada de enfermedad terminal ni grave! ...Creo ...ni yo lo sé, pero la primera seguro que no y la segunda... tan mal no estoy... bueno, lo que no te mata te hace más fuerte, ¿o no? :) ) y por eso he faltado demasiado al cole así que tenía que ponerme a punto con los deberes, trabajos y exámenes. Durante todas las vacaciones he estado en el pueblecito de mis abuelos (¡sin wifi! ¡No. Wifi! ¡Non-wifi, fak!...Me parece que ni siquiera saben lo que es...) de, anda, mira que casualidad, niñera... Y... no ha sido uno de mis mejores años nuevos, creo que ha sido el peor (hasta ahora) por... cosasde casa (tranqui, gente, nada de abuso, sólo... culebronesde la vida). Todo en conjunto me ha estresado y agobiado demasiado además de que (lo siento muchísimo) había perdido casi hasta la voluntad de hacerlo.

Pero, tranquilos que no va a pasar de nuevo, no lo voy a dejar. Tardar, puede, pero dejarlo nunca, así que, por favor, tengan paciencia conmigo.

Siento la mega nota, pero necesitaba quitarme algo de peso. Muchísimas gracias si habéis leído todo. En serio.

¡Ah! He estado pensando mucho sobre fics, entiendo que el fandom ha bajado mucho (porque lo ha hecho) pero al menos quiero publicarlo y quitarme esa espinita.

¡Oh! Tengo Tumblr, en el profile os pongo si os interesa el enlace y os informáis de las actualizaciones y más cosas. :)