Pues nada, aquí a las casi 3 am subiendo el último capítulo de este fic. Un proyecto que me llevó más de la cuenta, pero que me alegra haber terminado.

Agradezco a los que leen y a los que leen y además dejan review :)

Como dije, último cap. Algo corto, pero estoy satisfecha con él. Recomiendo dos canciones para este cap: 1.- Am ende stehen wir zwei ("Al final estamos los dos"), de Lacrimosa, y 2.- Paradise de Coldplay.

Disclamiers de siempre: Adventure Time with Finn and Jake pertenece a Pen Ward. Las letras usadas en el fic (itálicas, entre paréntesis) pertenecen a Tilo Wolff y su casa productora, Hall of Sermon.

.


Marceline Abadeer
[4. Rote Sinfonie 2: Paradise]

.
El haberse convertido en vampiro fue algo demasiado duro para ella. Mentiría si decía que no había deseado convertirse en un ser poderoso, en especial después de alejarse de su amigo Simon, sin embargo no estaba preparada para lo que conllevaba su transformación. No sabía que su deseo de poder podía tener vueltas inesperadas.

Y es que ni ella ni Ash lo imaginaban.

Oh, Ash. Marceline lo recordaba, a pesar de todo, con cariño. Y si Bonnie pudiese escuchar a su vocecita mental, mínimo le dedicaría una mirada fría a la vampiresa, pero ¿qué podía entender la Princesa del Dulce Reino sobre su vida romántica?

Aquí, Marceline callaba sus pensamientos. Sabe que la Dulce Princesa entendía perfectamente que Ash había sido una experiencia más que agradable en su momento. Había formado con él su pequeño paraíso. Y Bonnie sabe que Marceline le había confiado a Ash algunas cosas sobre su pasado, incluso de antes de la Guerra de los Champiñones. Y sabía también que, a pesar de lo que habían compartido, Ash terminó siendo indudablemente menos que un estorbo en la vida de la joven Abadeer. Ambas coincidían en aquello.

Es entonces cuando Marcy sonríe sin ganas. Como suele pasarle, en especial en los últimos meses, se desvía de la línea principal de sus pensamientos. Siempre pensaba, aunque nunca lo admitiese, en Ash, en Bonnie, en sus padres… en Simon…

La vampiresa, que estaba sobre una copa de un árbol del bosque de las afueras del Dulce Reino, sacude su cabeza ligeramente. ¿En qué estaba? Claro, su transformación.

Había comenzado como una visita de Neil, un vampiro amigo de Ash desde hacía mucho tiempo, a la casa que ambos compartían antes de que la pareja se mudara a la casa del árbol. Marceline conocía a Neil, pero nunca lo había tratado realmente; no eran amigos, aunque tampoco enemigos. Se conocían de vista, sólo eso.

La pequeña reunión transcurría de manera normal. Pero de un momento a otro, Neil no se pudo controlar más

("Mientras tu vivas, yo viviré también…")

Nunca había probado la sangre de un demonio de la Nocheósfera —recuerda haber oído la voz en una especie de siseo proveniente del amigo de su novio luego de ver cómo se transformaba en un ser de mayor edad—. Un pura sangre...

Recuerda haberse molestado tanto por el tono que ese sujeto había usado con ella. ¡Con ella, por Glob!

Recuerda también haberse preguntado si Neil era sólo una fachada, si Ash, que seguía en la habitación, también corría peligro… y luego todo se había vuelto negro. No tenía recuerdos visuales, solamente el dolor que había pasado en aquel momento venía a su memoria. Después de eso, lo único que recordaba era la risa del vampiro, que la miraba con superioridad. Un error de su parte, pues la descuidó y ella aprovechó para atacarle.

Y es que Marceline Abadeer era una luchadora. Desde pequeña lo había sido y eso era motivo de orgullo. Tanto para ella como para su padre (pero eso último, ella no tenía porqué saberlo).

A pesar de eso, hasta la fecha no está segura varias cosas. Principalmente, de cómo logró contraatacar a Neil cuando todo su cuerpo ardía.

«Como sentir el agua bendita en tu cuerpo mientras estás bajo el sol», pensaba siempre con ironía.

Pero algo de lo que sí está segura, de lo único de lo que está segura, es que desde ese día, en Ooo la conocen como «Marceline, la Reina Vampiro», aunque su intención nunca fue obtener ese título. Solamente ser más que una luchadora: ser realmente poderosa.

Ser inmortal, como Simon.

Así, ella podría estar ahí cuando su amigo la necesitase y, de alguna manera, él no iba a estar solo. Así, ella podría estar ahí si algún día llegaba a recordar que él era el anticuario Simon Petrikov, maldecido por una Corona y resignado a buscar a su prometida Betty en los escombros de un mundo carcomido por la radiación.

Así, ella podría estar ahí si algún día él llegaba a recordarla.

("Tengo esperanza por ambos. Pues, al final, estamos los dos.")

.


No tengo más que decir, además de gracias a los que leyeron este fic.
¡Saludines~!