Hello corazones ¿cómo os encontráis?

Bien quiero aclarar que este es un one-shot editado. Es mi segundo o tercero publicado aquí si no recuerdo mal; así que le tengo bastante cariño y por eso creí que era necesario una edición para eliminar esos errores que cometí en aquellas épocas y agregar un poco más de redacción ya que era bastante sencillo. Por ende encontráis muchas cosas que no cuadran con el manga.

Sin embargo, espero os guste.

Disclaimer: como sabéis los personajes de Naruto y escenarios pertenecen a Masashi Kishimoto, solo esta historia es mía y esta hecha sin fines de lucro.

¡Digamos no al plagio!


Fragments of the heart

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.X.

Imploro tu piedad, Tú, el único que yo amo,

Desde el fondo del abismo oscuro donde mi corazón ha caído.

Es un universo triste de horizonte plúmbeo,

Donde flotan en la noche el horror y la blasfemia;

Un sol sin calor se cierne por encima seis meses,

Y los otro seis la noche cubre la tierra…

Fragmento del poema XXX De Profundis Clamavi(1851)

de las Flores del Mal(1857)

Charles Baudelaire.

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.X.


Él había regresado, para ella era un día memorable pero no por las razones que tal vez ingenuamente había pensado cuando todavía era una niña.

Había regresado en medio del caos, la sangre, el barro y cierta desesperanza y dolor por los que habían muerto y ya jamás volverían.

Si él había regresado pero ya nada era igual, ahora ella también estaba rota.


Había algo irónico y cruel de amar a alguien como él. Claro que si era sincera consigo misma, ella no le amaba en un principio. Digo, una niña que había crecido entre un refugio cálido lleno de cuentos de hadas, héroes y princesas, llamado hogar, difícilmente podía amarlo. En un principio era solo tener un flechazo con el chico guapo, mejor preparado y con el que cada niña de la escuela buscaba una oportunidad. Era normal, su pose estoica y hasta cierto punto melancólica, prácticamente era un invitación para cada chica de intentar descifrar que guardaba en su corazón.

Sin embargo, cuando los equipos fueron formados, la niña ingenua con sueños rosas comenzó a despertar. La vida del ninja no es sencilla y las burbujas no suelen durar cuando las misiones eran más allá de encontrar mascotas perdidas o quitar mala hierba de los jardines.

Y así finalmente entendió que él se había roto desde la masacre de su clan, pero entre su ingenuidad infantil y el frenético latido de su corazón, ella había dado pasó a esa absurdes denominada "amor".

Ella sonrió ante aquel descubrimiento sin embargo, pronto ella comenzó a romperse, cuando él la rechazaba y menospreciaba vilmente, solo tenia doce años cuando comenzó:

— Sasuke-kun, ¿te gustaría salir? —sonríe suave y ligera. El día esta precioso, las aves cantan, el sol calienta reconfortantemente la piel y su corazón a empezado a latir frenéticamente mientras sus mejillas se sonrojan. Es extraño, piensa momentáneamente, jamás se había sentido así. Niega con la cabeza levemente y con esperanza espera su respuesta. Sus labios de él se abren y luego, luego...

— En lugar de perder el tiempo pidiendo que salgamos, porque no te ocupas de entrenar. Sois tan molesta y una carga —pronuncia él. La voz monótona y distante. Cuando termina de decir aquello, gira sobre sus talones y comienza su camino a casa. De fondo Sakura puede escuchar a Naruto gritandole, mientras sigue sus pasos y ella se queda atrás.

Las manos de Sakura cubren de manera protectora su pecho a la altura de su corazón. Curioso, piensa, mientras los mira alejarse entre un bruma borrosa. Curioso, vuelve a pensar mientras siente que algo dentro de su pecho se a rasgado un poco.


La siguiente vez, ella le vigila. La respiración pesada y contenida. Parpadea triste y se muere de ganas por acariciar su cabello. Le duele y le alivia el corazón verle después de todo el tiempo que había pasado en un estado muy similar al coma.

— ¡Sasuke-kun! —exclama emocionada—, me alegra tanto que estés mejor, ¿quieres algo de comer? —Pregunta, pero él ni siquiera contesta. Eso no la desanima, en cambio sonríe y proclama—: ya se te pelare unas manzanas. Es temporada y están deli...

— Lárgate, déjame solo —murmura él, sus ojos más vacíos y distantes de lo que alguna vez les ha visto.

Sonríe con simpatía fingida y parpadea rápido intentando borrar las lágrimas que ya se asoman por los bordes de sus ojos.

Cuando sale de la habitación, inhala profundo y un sonido de algo rompiendo llega a sus oídos. Sin embargo, recuerda el vacío en sus ojos y la leve tristeza que parece consumirle y su corazón se agita. Jamás podrá entender que es crecer sin una familia, pero ella lo intentaría.

Así que, a pesar de su rechazo, ella le amaba, con entrega, pasión y furia. Era una niña que demasiado pronto había entregado su corazón en bandeja de plata a un niño que no sabía que hacer incluso con el suyo.

Y se lo dejaba, a pesar de que con cada una de las pocas palabras que él le dirigía y de su actitud fría e indiferente, hacían que su corazón revoloteara y su alma se desgarrara.

Porque se engañaba diciéndose que cuando se diera cuenta de lo sincero de sus sentimientos él finalmente le correspondería. Entonces regresaba con una nueva sonrisa, porque ella lo amaba, ahora finalmente entendía esa agitación en su corazón.


Pero con el paso del tiempo él se volvía más oscuro y más distante, se había tornado rojo.

Sus expresiones y sus palabras se habían vuelta más afiladas que los kunais y shuriken que utilizaban. Sus ojos chispeaban con dolor, furia y odio que lo consumía. El rojo punzaba y se enterraba bajo sus costillas y el corazón le dolía un montón, se tragaba sus lágrimas e intentaba seguir sonriendo por los tres, porque incluso Naruto ya no era igual.

Así que, ella comenzó a odiar el rojo, porque ese era el motivo por el que se marchaba, para ser más fuerte, más rojo, punzante y mortal, como su línea sucesoria el Sharingan.

Pero, si algo había aprendido de Naruto era no rendirse a si que, lo intento una vez más.

Trece años, la ingenuidad infantil ya solo un reflejo borroso en los bordes, destiñendose y opacandose cada vez más. Su corazón latiendo frenético en la bandeja y ella dispuesta a una cuchillada más solo para salvarlo. Para que el rojo que le consumía no se tornara aún más oscuro.

—Yo... ¡Te amo tanto...! Si tú y yo estuviéramos juntos...seguro que no te arrepentirías, viviríamos felices cada día, finalmente encontraríamos la felicidad... ¡Haría cualquier cosa por ti!... así que... ¡Por favor, quédate, te lo ruego! Cualquier cosa que me pidas, lo haría... Mataría por ti...por favor, quédate conmigo...y si no puede ser...Llévame contigo a donde vayas…

Su voz resuena en su cabeza y algo liviano y aterrador se desata en su pecho. Libre al fin de decir sus sentimientos y...

Él se marcha dejándola abandonada en una banca. El sabor salado de sus lágrimas aún en sus labios cuando despierta sola en esa banca. El corazón frenético y dolorido que suena con cada respiración y su alma que parece a perdido algunos fragmentos durante el transcurso de la noche.

— Por favor Naruto, trae de vuelta a Sasuke-kun —pide entre lágrimas que la desgastan.

..., y no es hasta más tarde que se da cuenta de lo egoísta que es. Pero el daño ya estaba hecho. El rojo había comenzado a filtrarse.


Así comenzó una larga búsqueda, que la fragmento más, pues en los pocos encuentros que tuvieron se dio cuenta que él ya era completamente rojo, y lo odio, pero aun lo amaba, incluso mucho más.


Cuando cumplió dieciséis años, la guerra había llegado; acompañada de muerte, dolor y sangre. Todo se torno más rojo a su alrededor, como la sangre de los heridos y muertos. Y su odio hacia el rojo creció aún más. Parecía querer consumirlo y desgarrarlo todo, a sí que, cuando escucha la noticia no hay mucho de una sorpresa.

— Neji murió.

La noticia la impacto claro y lloro, pero no fue porque hubiese sido muy cercana a él. Sin embargo, Neji era un conocido cercano y habían estado en varias misiones juntos, porque Hinata era su amiga y la acompañaba en su dolor, porque estaba tan cansada de toda esa sangre tiñendo su bata. Pero en el fondo se siente hipócrita porque aterrada se dio cuenta que no le importaba en absoluto. Ella estaba rota y sus lágrimas cansadas de llorar aun amor que tal vez jamás seria correspondido.


La guerra continúo y cuando finalmente la alianza celebraba su victoria, Sasuke apareció. Batalló con Naruto antes de regresar, pero aun era rojo, con los fantasmas del pasado acechando a su alrededor, con los ojos rojos de su hermano que no se apagaban. Rojo, rojo en su totalidad, y lo odiaba por ser de esa tonalidad, pero aun lo amabas con todos esos fragmentos de tu corazón y de tu alma.


Su convivencia se volvió tensa, porque odiaba sus ojos rojos que no se apagan; porque la guerra le había terminado de romper cuando creía que ya no quedaba nada más; porque ahora también se había tornado roja, más clara, más nítida, pero roja al fin y al cabo.

Naruto hacia lo posible por regresar a los viejos tiempos, donde sus risas eran ingenuas; donde aún brillaba y creía en los cuentos de hadas, príncipes y princesas. Cuando todo era más fácil y aún no estaba rota, o por lo menos no tanto y el rojo le era impermeable; cuando Sasuke no era tan rojo oscuro, pero eso ya desapareció.

Sin embargo, ella sonreía, una sonrisa rota, desquebrajada y falsa como las de Sai –pero ella era mejor actriz-, y Naruto no lo nota, porque no soportaría que él también se rompiese, porque ahora solo él ilumina y desvanece aunque sea un poco el rojo, entonces, lo vuelve azul como sus ojos, cálido como su personalidad, y es cuando esa parte egoísta se pregunta: — ¿Por qué no le pude amar a él?

Se habría ahorrado tanto sufrimiento y dolor. Y jamás se habría preocupado por romperse porque él le habría cuidado como una de esas princesas de las que solías leer. Suelta un suspiro y alarga uno de sus brazos como queriendo tocarlo, sin embargo, el rojo la cubre y asustada retrae la mano. Su momento egoísta ha pasado.

Entonces Naruto se va cuando Hinata aparece. Han empezado una relación, y una punzada de celos le atraviesa, no es porque ella salga con su amigo, es porque ella no está rota y ella no esta tan teñida de rojo. Pero pese a todo lo asume y se alegra sinceramente, por lo menos Naruto será feliz.


Naruto formaliza su relación con Hinata. Se van a casar en agosto a sí que, ahora pasa más tiempo con ella.

Sakura es dentro de lo que puede feliz por él, porque él se lo merece, pero ha dejado de ser tan efusiva, porque esta fragmentada y demasiado cansada de pretender que todo es perfecto.

Sin embargo, la felicidad de su amigo se traduce en pasar más tiempo a solas con Sasuke(-kun), el sufijo ya no lo usa porque punza su roto corazón y su desgarrada alma se retuerce ante el recuerdo de cuando aun estaba completa, cuando el rojo no le había contaminado y todo era más fácil.

— Cambiaste ―Sasuke por primera vez inicia una conversación con ella desde que regreso, pues ahora ella es más callada, más como él, sin embargo, ella no le mira cuando es evidente que le ha escuchado, ve el cielo azul y resplandeciente, ella desearía volver a ser así.

— Un poco ―finalmente contesta y voltea a verlo, sus ojos negros/rojos puestos en ella con una mirada indescifrable. Ella aprieta los puños, tensa la mandíbula y desvía la mirada, porque odia el rojo, pero aun lo ama a él.

Que cosa más patética puede ser. Cierra los ojos y muerde su labio inferior con fuerza cuando las lágrimas quieren hacer acto de presencia. Cuando finalmente el momento pasa, respira profundo y sin más comienza a caminar, esta vez ella no va pedir, ni esperar. Sasuke solo la ve partir con los puños apretados y la mandibula tensa.

Hay cosas muy irónicas en la vida.


Cierra los ojos con fuerza y entierra con fiereza sus uñas en su espalda. Lo escucha jadear e impulsarse con más rapidez. Puede sentir como entra y sale una y otra vez hasta que sus paredes internas se contraen entorno a él y terminas con su fragmentado corazón acelerado, pero no por eso menos adolorido, segundos después él también termina y cae jadeante sobre ella.

Respira profundo regulando su respiración y abre finalmente los ojos y con determinación lo empuja, evitando su mirada se pone de pie, sin cubrir su desnudes con alguna manta, él ya le a visto con suficiente frecuencia de esa manera como para ser pudorosa, busca su ropa esparcida con rapidez; la encuentra y se cambia lo más rápido que puede sin verlo una sola vez, pero siente su mirada insistente sobre ella, siempre es así, desde que comenzó aquello.

¿Cómo comenzaron esos encuentros? Ya no lo recuerda. Tal vez cuando en la boda de Naruto ambos demasiado ebrios, decidieron darle otra salida a la tensión que sentían –por lo menos ella-, cuando se encontraban juntos sin nadie alrededor; porque aun recordaba las veces que él le rechazo y las otras tantas que quiso asesinarla. Porque cada que salen de misión fuera de la villa, pasan por donde antiguamente estaba la banca en la que él le abandono, a pesar de que el lugar quedo destruido cuando Pain ataco y ahora todo esta reconstruido diferente, no pueden evitar rememorar. Porque a veces él la observa como queriendo decir algo, pero ella desvías la mirada -porque detesta sus ojos más rojos que negros-, entonces él hace lo mismo y el silencio los rodea, aunque si se pone a pensarlo no recuerda jamás a verlo visto ebrio.

En pocas palabras no sabe como inicio, pero siempre es igual; cuando terminan ella se levanta, se cambia y se va -porque siempre parecen terminar en el departamento de él-, sin verlo una sola vez después de aquello, porque es rojo, pero aún lo ama y no quiere romperse más; porque si sucede una vez más el rojo le inundara completamente y la próxima vez que alguien le vea será porque alguien le encuentre en la tina de baño, con cortes profundos en las muñecas y el piso de mosaico blanco cubierto de un manto rojo, porque esta demasiado cansada y no soportaría tanto.

Sin embargo, sacude levemente la cabeza y destierra sus oscuros pensamiento, por ahora solo quieres salir de ahí antes de que la pequeña parte de su corazón y alma que aun no están lo suficientemente fragmentadas, transporten a la joven de trece años que solía gritar su amor con libertad, porque un rechazo más ya no cree soportar.

Pero cuando finalmente esta por girar la manija de la puerta para salir, él coge su muñeca izquierda y le hace girar violentamente, choca en el proceso con su desnudo pecho, desconcertada alza la cabeza para mirarlo al rostro pero se topa de lleno con sus ojos más rojos que negros, se tensas y desvía la mirada, él lo nota y por primera vez le abraza con algo parecido al cariño.

— Quédate… ―le escucha decir en un susurro ahogado por la piel de su cuello. Sus brazos aún torno a ella se aferran un poco más a su fugura y automáticamente sus brazos se alzan para rodearlo también, pero…

— No puedo…, odio el rojo…y estoy rota ―su voz sale entrecortada y un sollozo escapa de sus labios. Las lágrimas cansadas salen una vez más―. Ya no te puedo curar…, ahora también soy roja…, roja oscura…, sin brillo…, sin calor…, sin claridad…

— Lo sé ―contesta, mientras se separa lo suficiente y sin más la besa.


Él esta roto y contribuyó a que ella se rompiera, él es rojo oscuro, ella solo rojo, sin embargo sus fragmentos chocan, sus rojos se entrelazan y las chispas saltan.


Suspira, mientras él con sus pulgares limpia el rastro de sus lágrimas, porque desde ahora intentara no hacerla llorar.

Se separan y ella un poco insegura abre los ojos, se topa con sus ojos.

Sonríe porque por primera vez desde que regreso, sus ojos más rojos que negros, no le recuerdan dolor, soledad y rechazo, sino las calidas tardes de verano.

— ¡Te Amo! ―exclama con una sonrisa, casi como las de antes y él también sonríe -a su manera-, porque tal vez los fragmentos si se pueden arreglar.

— Yo también... —apenas pronuncia en un susurro ahogado por sus labios—... lo he hecho siempre.

En la bandeja laten dos corazones, ahora ella se da cuenta, que ha sido así desde el principio, solo que ambos no sabían como cuidarlos.


.X.

The End