Título: Tempestad en el pueblo del Roble encantado.

Obra: Fairy Oak, de Elisabetta Gnone.

Personajes: Grisam x Pervinca.

*Todos los personajes son propiedad de Elisabetta Gnone, contenidos en su saga Fairy Oak. No hay ánimo de lucro en este relato, sólo un inofensivo intento de desatar mi imaginación como gesto de admiración a la señora Gnone.*


CAPÍTULO 1: Harto

Aquella tarde se cansó de ella. La dejó justo a la sombra de Roble, con la cara pálida e inexpresiva, confusa y lo suficientemente orgullosa como para no decir nada. Y es que Pervinca Periwinkle era así de fría en los momentos de más intensidad. Grisam cerró la puerta de su cuarto con más fuerza de la adecuada, se sentó frente al escritorio y abrió el libro que tío Duff le había cedido para aquel mes. Ni los hechizos ni los conjuros contenidos en aquel grimorio podían distraerle de lo que aquella tarde había pasado, y sus ojos verdes se empañaban al ritmo de su lectura.

Hacía una semana, había encontrado por la calle, desolada, a Scarlet Pimpernel, la arrogante y estirada hija del alcalde, envuelta en una vulnerabilidad poco propia de ella. Y como Grisam era de aquellos chicos que no pueden dejar que nadie sufra, había dejado varias horas de su vida escuchándola y tratando de consolarla, a pesar de que ella siempre les miraba por encima del hombro y les trataba como a inferiores. Al final, le había sonreído como sólo Grisam Burdock sabía hacer, y ella se lo había agradecido con un cálido abrazo. Para su mala suerte, lo había visto nada más y nada menos que Flox Polimón, íntima amiga de las hermanas Periwinkle, y sin duda raíz de todo problema, pues, al no saber estar callada, había hablado sobre lo ocurrido sin conocer las verdaderas causas. La cólera de Pervinca, efecto de los celos y del orgullo herido al saber que su compañero había confraternizado con el enemigo, había resultado devastadora, y había dado lugar a una tormenta que duró casi tres días.

Y aquella tarde, tras haber intentado explicarle que no se trataba de nada malo, que no tenía motivos para desconfiar de él, el joven Burdock había explotado, estaba cansado de tener que demostrarle a cada minuto que la amaba desde hacía casi ocho años y de tener que explicar cada paso que daba por sus malditos celos. Así, dicho todo cuanto tenía que decir, se volvió a casa con una amarga sensación de acabar de perder todo aquello que le había hecho sonreír cada mañana desde que era apenas un crío de diez años. Echó un vistazo por la ventana, dejó que la brisa le removiese el cabello. Aquello dolía sobremanera, y no sabía si podría superar un día más sin saber si su amada bruja pelirroja volvería algún día a sus brazos.


He aquí el primer capítulo de mi primer fic. He escogido Fairy Oak porque además de ser una de las sagas que más ha marcado mi vida como lectora es un fic que tenía muchas ganas de escribir. Espero que os haya gustado, pero en todo caso dejad vuestra opinión por aquí abajo. ¡Hasta el próximo capítulo!