UN SACRIFICIO DE AMOR

Clasificación: Ichihime

Summary: Los peligros no han terminado, la verdadera guerra ahora comienza, un sentimiento que se descubre en la desesperación del peligro de perder a ese ser amado, la verdad del origen y la evolución de un ser divino, un corazón que descubre cuanto puede sacrificar por el amor de su vida.

Aclaración: esta historia transcurre luego de la derrota de Aizen, pero con una variante. En esta historia Ichigo no pierde sus poderes y por lo tanto Rukia sigue en el mundo de los humanos como parte de su nakama .

Bleach, es de la autoría de Tite Kubo. Los personajes no me pertenecen. Esta historia es de ficción.

Capítulo 1: Persiguiendo a la Princesa.

Luego de todos aquellos sucesos en hueco mundo (Capítulos 200-420. Tomos 30-57. Saga Hueco Mundo).

La vida de nuestros amigos ryokas y shinigamis seguía su curso habitual. Entre el instituto, los paseos en grupo y sus inolvidables almuerzos en la azotea, sin olvidar los ataques de los hollow que aparecían de vez en cuando.

Era un día hermoso, soleado. Los pajaritos cantaban, los rayos del sol alumbraban el cielo matutino, los habitantes de la ciudad se saludaban amablemente dispuestos a empezar su jornada diaria.

Era una ciudad tranquila. Personas caminando apresuradas a sus trabajos, niños enfadados por levantarse tan temprano, algunos mas compartiendo la primer comida del día en familia.

En una linda cocina de una casa muy acogedora, una pequeña niña rubia y muy sonriente preparaba el almuerzo con mucho cariño para su amada familia. A unos cuantos metros de allí, en una habitación masculina pero ordenada, se despertaba un pelinaranja con un extraño buen humor. Se colocó ambos brazos detrás de su cabeza, miró el techo de su habitación, suspiró hondo

-Mmmm. Huele muy bien. Seguro es el delicioso desayuno de Yuzu- se decía en voz baja con una pequeña sonrisa casi imperceptible. Se levantó y de su closet salió un pequeño león amarillo, muy molesto.

-Deja dormir. Qué falta de respeto por los que nos desvelamos toda la noche.

El pelinaranja volteó a verlo con cara de enfado y pereza.

-Respetaría tú sagrado sueño si te hubieras desvelado por algo productivo. No por estar espiando a la enana.-

Cuando se dirigía a abrir la puerta de su habitación, esperando vivir lo mismo de todas las mañanas y sin equivocarse. Al abrirla lentamente solo escucho un grito.

-Ichigooooooooo! Despierta! En guardia, hijoooooooo!

Tras del grito hizo su aparición un hombre de mediana edad, pero con muy buen aspecto. Cabello negro y músculos bien definidos. Se dirigía al pelinaranja con su muy famosa patada doble, la cual esquivó muy oportunamente el shinigami sustituto.

Al esquivarla obviamente el pobre de Ishiin se estampó en la pared. Aún en el suelo, con un rostro de orgullo y dolor miró a su hijo.

-Tou che, hijo. Cada vez me enorgullezco más de ti.-

El pelinaranja rodó los ojos y negaba con la cabeza incrédulo de la suerte que le toco con un padre así.

-Viejo, tú ya no cambiarás nunca, ¿verdad? Qué fastidio.

Pasó sin importarle nada y bajó a la cocina. Saludó a sus hermanas.

-Buenos días Yuzu, Karin-con una sonrisa que solo le regalaba a muy pocas personas entre ellas sus queridas hermanas.

Yuzu volteó a verlo. En sus manos, traía un sartén que contenía unos ricos huevos con jamón.

-Hola Ichii-ni. ¿Esta vez desayunarás con nosotros? Ah, por cierto. Rukia-chan se fue temprano. Vino por ella Tatsuki-chan- decía esto mientras serbia en los cuatro platos que había en la mesa.

El pelinaranja escuchaba muy atento, aun de pie frente a la mesa, cuando Karin le dice:

-Oye ichii-ni, ¿no se te hace tarde para pasar por Mizuiro?

El pelinaranja dirigió sus ojos a un reloj que estaba atrás del comedor.

-¿Qué? No puede ser aun no me baño. Lo siento, Yuzu-y corrió subiendo las escaleras.

Ya en las calles de karakura, una pequeña shinigami iba acompañada de una pelinegra rumbo al instituto. Lucían radiantes por el sol que las iluminaba, aunque no disimulaba sus caras de angustia.

La pequeña shinigami volteó su mirada con un dejo de preocupación a su acompañante.

-¿En verdad crees que debamos dejarla sola? Yo creo que debemos ir por Inoue aunque ella no quiera. Lo hemos hecho así estos últimos meses y creo que todos estamos más tranquilos si las dos la acompañamos al instituto, ¿no lo crees?- decía Rukia.

Tatsuki la miró de reojo y le dijo:

-Estará bien, Kuchiki. Vine por ti solo para impedir que fueras a buscar a Orihime. Ella lo quiere así y aunque se que lo haces por que la quieres confía en ella. Últimamente está muy deprimida por como la han tratado estos meses. Le hará bien estar sola-dijo esto colocando sus manos sobre su cabeza.

La shinigami sólo suspiro con resignación y siguió su camino.

A unas cuantas cuadras de allí se encontraba un joven peliazul con un semblante analítico, como si estuviera examinando todo y a todos a su alrededor. Se detuvo, acomodó sus anteojos y en una voz prudente dijo:

-Wow. Qué ajenos están a lo que en realidad pasa a su alrededor. Qué despreocupados sin saber la existencia de los hollow y de la guerra que se vivió mientras todos yacían dormidos.

Suspiró y se dispuso a continuar su camino rumbo al instituto, aun con una actitud de superioridad típica en el.

No muy lejos de ahí, en un pequeño apartamento se encontraba una bella durmiente de una hermosa cabellera naranja, la cual le llegaba hasta la cintura. Con una piel blanca como la porcelana, unos brillantes ojos grises llenos de luz. Vestía una pijama color rosa pálido con unos dibujos de fresas sonrientes. La jovendormía plácidamente, teniendo un sueño tranquilo y deleitable, hasta que un rayo de sol se coló por su ventana, inundando la habitación de la joven. Acariciando la iluminaria luz de ese rostro que yace semi-dormido. La joven empieza a sentir la cálida brillantez en su rostro. Lo único que pudo hacer fue abrir un ojo y decir:

-Cielos, ya amaneció- dijo Orihime.

Se mantuvo unos minutos acostada con un poco de pereza. Quería seguir durmiendo tan plácidamente como lo hacía, pero sabía que tenía deberes y no podía fallar en ellos. Hizo un pequeño puchero. Se levantó y se dirigió a un espejo.

Contempló su rostro. Quería tocar la imagen que tenía en frente de ella, pero retiró su mano antes de poderlo hacer. La colocó en su pecho. Ambas manos unidas. De forma pensativa luego dijo:

-Vaya... ¿Quién diría… que han pasado 3 meses después de toda esa tormentosa batalla de invierno? Puedo sentir que he cambiado. No sé bien en qué forma. Lo único que tengo claro es que ya no titubearé en proteger a los que amo.

No quisiera recordarlo, ya que ha sido muy duro y nada grato.

-Aaaahhhh.

Cierra sus ojos, y se estira un poco.

-Lo único bueno y rescatable fue… Que pude descubrir una pizca de humanidad en Ulquiorra-kun.

La ojigris levantó la vista y una acumulación de imágenes recorrió su mente en un especie de flash back….(Se miraba al cuarto espada tan estoico como siempre, dirigir su mirada hacia cierta ojigris. Ella lo miraba con tristeza y pena. El ojiverde dirige su mano hacia Orihime. Ella lo observa sin inmutarse. Ulquiorra utiliza la poca fuerza que le queda, para dirigirle sus últimas palabras – y justo ahora que me empezaba a interesar en ustedes-).

Orihime sale de sus recuerdos. Baja la vista y la posa en la imagen de su hermano. Le sonríe cálidamente y se dirige junto a esa imagen que tanto la acompaña y recuerda a uno de sus seres más queridos y con el cual puede platicar y no sentirse tan sola. Se hinca frente a él y le dice:

-¿Sabes hermano? Creo que en sus últimos momentos Ulquiorra descubrió lo que era la amistad. Muchos me pueden decir que soy una tonta por preocuparme por mi captor, ya que fue él quien me llevo a ese horrible lugar, pero cuando lo vi en ese estado a punto de morir no pude evitar recordar cuando me dijo que si no tenía miedo de morir sola y sin alguien que me tendiera la mano. Por eso intenté extender mi mano para que no muriera solo. Creo que fue allí donde entendió lo que era una amistad y un corazón. Aparte, él fue muy bueno conmigo, aunque allá sido por órdenes de Aizen.

Se levantó, hizo una reverencia y le dijo:

-Lo siento, hermano. Hablaremos luego. Llegaré tarde al instituto si no me apresuro.

Se fue, tomó una ducha, se puso su uniforme, desayunó algo rápido y salió aún con su mente divagando por los recuerdos. Comenzó a cruzar la puerta. De momento regresó a su mundo habitual. Cuando reaccionó miró a todos lados, como buscando a alguien. Al no ver a nadie allí suspiró, relajando así sus músculos.

Luego dice para sí misma en un tono muy suave, pero alegre a la vez:

-Vaya, me hicieron caso. ¡Qué bueno que Tatsuki-chan y Kuchiki-san no vinieron por mi hoy! - decía esto con una gran sonrisa que iluminaba el lugar.

-Por fin entendieron y podré ir sola al instituto.

Salió de su departamento asegurándose de cerrar la puerta. La revisó nuevamente. Baja la escalera y cruzando el umbral comenzó a caminar con paso desganado, dirigiéndose al instituto. Tan envuelta se encontraba con sus pensamientos, y para el colmo por lo despistada que era, no se daba cuenta de que unas cuantas miradas le acosaban. Esos ojos perseguían, cada pisada, cada sonrisa, cada gesto, cada suspiro y cada movimiento.

Estos extraños se encontraban a una distancia prudente, pero lo suficiente para mantenerla vigilada y no perder detalle alguno, de su objetivo.

Orihime pensaba en voz alta, durante su trayecto, hasta que choca con una mujer. Era de mediana edad, lucía un peculiar vestido con flores muy llamativas color amarillo y flores café, unos grandes ojos miel y una piel un tanto bronceada. Saludó a la ojigris con una enorme sonrisa y diciendo.

-Buenos días, Orihime-chan. ¿Vas para el instituto verdad? Espero hayas desayunado bien. Estás en la época de desarrollarte, así que si no tienes ganas de cocinar solo tienes que visitarme. Me alegra que una chica dulce como tú me haga compañía.

La pelinaranja hizo una reverencia y colocó su mano tras su cabeza y correspondió a la sonrisa con otra igual de alegre.

–Gome ne, Señora Yuhiko! Sí, voy al instituto. Y claro, será un placer. Pronto la visitaré. También me agrada que me cuente sus historias de juventud. Son realmente entretenidas. Nos vemos más tarde. Que tenga un buen día- saludó moviendo su mano en señal de despedida y continuando su camino.

Camino unos paso y dijo en voz para ella misma.

-¡Wow! La Señora Yuhiko realmente se viste muy bien. Ese era un vestido muy lindo. No entiendo. ¿Por qué los vecinos dicen que se viste extravagante? Si las flores son geniales.

Analizaba esto, mientras su semblante cambiaba por uno analítico y colocó su dedo sobre sus labios como buscando la respuesta.

Caminaba muy relajada disfrutando del paisaje, de las personas que la rodeaban, cuando una voz conocida la saco de sus divagaciones.

Era un hombre de baja estatura, cabello blanquecino por las canas, una piel blanca y ojos negros. Vestía un pantalón café, una camisa color crema con rayas café y un delantal. Estaba frente a la puerta de una bien olorosa pastelería.

-Qué milagro el verte a esta hora, Orihime. Deberías pasar por un poco de pan para que te lleves de almuerzo- decía esto mientras detenía su escoba de realizar sus funciones y le regalaba una gran sonrisa.

La ojigris contestó con una gran sonrisa. De esas que ella regalaba tanto a sus seres queridos, como vecinos y conocidos. Luego asiendo una leve reverencia le dijo:

-Lo siento mucho, pero voy algo retrasada. Será en otra ocasión, pero gracias.

Se despidió y siguió su camino aun con esa actitud relajada.

No se daba cuenta de sus misteriosos vigilantes, porque aun la perseguían a la distancia.

Un chico alto de piel bronceada, ojos verdes y cabello café, lucia unos pantalones de mezclilla un poco pálidos una camisa negra con unos símbolos japoneses en rojo y unos tenis negros con rojo. El significado del símbolo decía ¨LUJURIA¨. Digamos que no le interesaba ocultar lo que pensaba, ya que aun era algo joven. Aparentaba la edad de nuestros queridos ryokas. Él comento con una actitud despreocupada. En voz muy baja, pero con tono muy lujurioso le decía a otro chico que lo acompañaba:

-Ahora todo es más claro. Ya entiendo porque Aizen se fijó en ella desde el principio. Y obviamente no hablo de sus poderes, ni de su origen. Tú me entiendes, ¿verdad?-decía esto mientras en su rostro aparecía una sonrisa malévola y le cerraba un ojo a su acompañante, en señal de hablar en doble sentido.

Su acompañante lo miró con una cara de enfado. Era un hombre bastante extraño. Alto, de tez blanca, cabello color plata hasta la cintura, un flequillo que le cubría parte de su frente, pero dejaba al descubierto unos hermosos ojos azul claros. Voltea a su lado derecho para quedar frente a frente de su acompañante de cabello café y le dijo:

-Vamos, deja de ser tan escandaloso. Aunque… sea casi imposible que nos noten, si eso llegara a pasar, nuestro amo se pondría furioso y tú-señala con el dedo hacia su compañero acusándole-sabes lo que eso significa. Así que cálmate.

El chico de pelo café cruzo los brazos. Lo miró levantando levemente una ceja y luego rodó los ojos.

-No obstante- continuó su respuesta el peliplata-, me es imposible dejar de admirar una buena obra. Y esa chiquilla lo es-luego de decir esto coloca sus manos en los bolsillos y mira hacia otro lado.

Luego su compañero le dice:

-Ajá. Así que sí te gustan las mujeres- decía con cara de asombro-. Estaba dudando algo de tu hombría. Creo que es la primera vez que le haces un especie de cumplido a una mujer.

Ambos dejan de discutir y culparse uno al otro, ya que en ese instante se escuchó la voz de una mujer, quien interrumpe tan acalorada conversación.

-Cierren la boca de una buena vez. Si no van a decir nada inteligente no la usen.

La mujer se coloca entre los dos y los mira de forma retadora.

Era una mujer bajita, delgada, cabello rojo, ojos color ámbar y con dos coletas. Lucía un pantalón negro con zapatos de piso y una blusa blanca un poco holgada, que tenía una gran mariposa negra.

-Ustedes los hombres solo piensan con las hormonas en lugar de usar el cerebro.-Se apuntaba con el dedo índice sobre su sien-. Ya les dije que deberían usarlo de vez en cuando o por lo menos estrenarlo. Tenemos trabajo por hacer y ustedes dos perdiendo el tiempo aquí. Discutiendo sobre tonterías. Hay que seguirla. No podemos perderla de vista. Debemos saber todo de ella para poder cumplir la misión encomendada. Nuestro amo espera por nuestro informe. Ya quiero largarnos de este maldito lugar-decía esto con un poco de enfado, mientras sus amigos solo la observaban y se miraban entre sí.

¿Qué interés tienen estos sujetos en Orihime?

¿Habrá nuevos peligros?

¿Llegara Orihime por fin al instituto sana y salva?

¿Quién será el amo de estos 3 nuevos personajes?

¿Tendremos nuevas batallas?

¿Aparecerán mas aleados o enemigos?

¿Cuál será la actitud de Ichigo con Orihime después de lo vivido en Hueco Mundo?

CONTINUARA….

Bueno pues muchas gracias por leer mi fanfic, la verdad estoy algo ilusionada porque por fin lo subí xD igual tengo años con la idea base y por falta de tiempo y cosas no lo había subido, espero les guste, dejen reviews comenten si les gusto que personajes quieren que aparezcan? denme su opinión sobre el fanfic, bueno ya no se que mas decir saludos y muchísimas gracias por leer :D