Misión uno: rescatando a un gato, ayudando a un amigo.

¡Hola!, para la actividad de "Misiones", este intento de shot… XD.

¡A qué no me alcanzas! —un chiquillo de negra cabellera pasó corriendo velozmente por entre los árboles de un frondoso bosque—. ¡Debes de correr más rápido!

El pequeño no tendría más de cinco años, y reía sonoramente sin dejar de correr. Al momento, de entre unos arbustos surgió un enorme tigre dientes de sable que traía las fauces abiertas, y gruñía persiguiendo al niño. Súbitamente el infante dio un rápido giro de 360° y el tigre parpadeó de perplejidad al verlo regresar sobre sus pasos y sin detenerse. Tanto fue su asombro que no pudo frenar a tiempo, precipitándose a un barranco que se encontraba adelante. El pobre animal soltó un lastimero grito de angustia al caer.

Gohan, ese es el nombre del chico, no se dio por enterado y continuó su camino aun riendo. Para fortuna del tigre no llegó a tocar fondo, ya que en medio de la hondonada sobresalía el grueso tronco de un árbol, y a él se asió fuertemente para quedarse ahí atrapado, maullando como minino asustado.

Unos minutos más tarde…

¡Amigo, amigooooo! —Gohan llamó a voces al tigre después de que se percató de su ausencia. Caminaba lentamente por el sendero que había recorrido antes—. ¿Acaso mi amigo se habrá cansado de correr? —se preguntó con duda y pesadumbre—. Qué pena, nos estábamos divirtiendo mucho —suspiró abatido.

Siguió caminando mientras arrastraba los pies, llevando la cabeza gacha. Ya tenía unos dos meses abandonado en ese lugar, y, que él recordara, el malo del señor Pikoro no había vuelto a aparecer. Si no fuera por su amigo el tigre, Gohan se hubiera muerto del miedo y del aburrimiento. El sonido de unos angustiosos chillidos llegó a sus oídos, así que se acercó con cuidado al lugar de donde provenían. Su carita reflejó sorpresa al descubrir de qué se trataba.

¡Amigo!, ¿qué estás haciendo allí abajo? —le preguntó extrañado.

El pobre tigre se aferraba con sus garras y no paraba de llorar, y, cuando escuchó la voz del pequeño, volvió la vista hacia arriba y su mirada se hizo esperanzada.

¡Mau! —le dirigió un gruñido de felicidad… al fin saldría de ahí y podría estirarse a sus anchas, pues ya se le estaba entumiendo hasta la cola.

No me digas que te caíste… —observó Gohan evitando reír una vez más, divertido al ver a su amigo en tan incómoda postura.

¡Mau! —el tigre pareció ofendido por esa absurda observación… ¿acaso no era obvio que se había caído?

Bueno, amigo, espérame ahí y no vayas a moverte —una idea cruzó por la mente del niño, así que se dirigió al tigrillo hablándole en tono confianzudo—. Voy a sacarte en un momento —agregó y se perdió del campo visual del animal.

¡Mau!... —el tigre volvió a gemir compungido… como si tuviera otro lugar a donde ir.

A la feroz bestia le pareció una eternidad el tiempo en que tardó el chiquillo en asomarse otra vez… ya tenía ganas de ir al baño. Gohan regresó en menos de cinco minutos.

¡Oye, amigo, tienes que sostenerte de la cuerda para que pueda subirte! —le gritó muy sonriente lanzándole una soga.

¡Mau! —el tigre recuperó nuevamente la esperanza, así que, en cuanto el cabo estuvo a su alcance, brincó sujetándose a ella con firmeza.

Por un momento, el peso del animalito casi se lleva a Gohan también hacia el barranco, a lo que el tigre, más asustado al sentir que caía nuevamente, trató de trepar con desesperación por la cuerda. Gohan pudo ponerse firme al fin y sostuvo el cordel ya sin titubear.

¡Ya voy a subirte, amigo, y esta vez agárrate bien! —le dijo en voz alta y segura.

En un santiamén el tigrillo estaba arriba, y, agradecido, se abalanzó sobre Gohan lamiéndole la cara, ronroneando de contento.

¡Amigo, me haces cosquillas! —el peque se carcajeó sonoramente mientras luchaba por quitárselo de encima. En cuanto regresó la calma se sentaron uno frente al otro, y el niño le dijo al tigre—. ¿Jugamos otra vez?

El animalito afirmó moviendo vigorosamente la cabeza.

¡Entonces tú la traes! —y el chiquillo le tocó suavemente en la punta de la nariz antes de salir disparado hacia la derecha—. ¡A qué no me alcanzas! —le gritó, riéndose nuevamente.

¡Mau! —el tigre tardó unos segundos en reaccionar, y retomó la persecución cuando el niño ya le llevaba una buena ventaja.

Nota final: Mission Complete! Se me cruzaron muchas ideas en la mente, Goten y Trunks, el androide 16, Gokú, Yajirobe… y casi se me cuatrapea de tanto que tengo rondando en mi cabeza!... XD. Esa relación de amistad que tuvo Gohan con ese simpático tigre se me hizo de lo más tierna, y quise reflejarla aprovechando la misión. Un saludo y esperamos lo siguiente, a ver ahora que nos toca y que se me ocurre.