Siento haberles hecho esperar pero aqui esta el final de esta historia
se que muchos quereis que la continue y me encantaria hacerlo pero
la historia no da mucho mas de si pero p rometo hacer mas historias de Amu e Ikut o muy pronto jajaja =DD
Disfrutad de este capitulo final
Ojos Azules
Capitulo FINAL: NoSotros
Residencia Hinamori-Tsukiyomi
El sol brilla sobre las cabezas de dos j óvenes que sentados bajo un precioso ban co disfrutaban de una mañana tranquila y sin sorpresas. La chica, Hinamori Amu y a tenía 23 años cumplidos, su cabello es taba recogido en un moño despeinado y va rios mechones rosados caían elegantement e por sus hombros desnudos.
Vestía un sencillo vestido veraniego azu lado y apoyando la mejilla en su barriga se encontraba su esposo, Tsukiyomi Ikut o, de 29 años recién cumplidos, quien so nriendo intentaba escuchar alguna señal de aquel pequeño ser que crecía en la ba rriga de su esposa.
Se habían casado hacía un año y gracias a los padres de la joven les habían perm itido vivir con ellos en su casa. Amu es taba feliz ya que así no tenia que aleja rse de sus padres ni de su hermanita qui en estaba mas que feliz por aquella noti cia ya que Utau, su gran ídolo los iba a visitar frecuentemente preocupada por l o que su hermano, sumamente pervertido, pudiera hacerle a la pelirosada.
La ceremonia había sido sencilla ya que ambos jóvenes no querían llamar demasiad o la atención pero la rubia cantante no había parado quieta y se encargo hasta d el ultimo detalle de la boda.
Había encerrado durante 2 torturantes ho ras a la joker para peinarla, maquillarl a y vestirla para el especial día que le s venia encima y hasta que no estuvo sat isfecha no la dejo ni ir a buscar un poc o de agua.
Incluso había vestido a las charas.
-Estas hermosa, Amu-Le dijo cuando final izo y la dejo frente a un gran espejo do nde pudo verse. Su cabello, recogido en un elaborado medio moño se encontraba co ronado con una pequeña corona de brillan tes diamantes blancos de donde salia un vaporoso velo blanco; el vestido era de palabra de honor, dejando sus hombros de snudos y parte de la espalda, donde se a bría en pico hasta la mitad de la misma.
El vestido iba entallado en la cintura, con un detalle en el pecho muy elaborado y caía recto hasta el suelo donde se ha bría la cola que por petición de Utau er a larguísima. Llevaba unos guantes plate ados hasta los codos y unos altísimos za patos de tacón blancos. Como accesorios tenía unos simples pendientes redondos y un collar de perlas.
Los invitados esperaban junto con el nov io en la iglesia a que Amu y sus damas d e honor (Utau, Rima y Yaya) llegasen par a dar comienzo a la tan esperada ceremon ia.
Mientras esperaban, Ikuto, pulcramente v estido con un esmoquin oscuro con una ca misa azul y corbata negra, se ahuecaba e l pelo, visiblemente nervioso; cada dos minutos miraba hacia la puerta para dar con la chica de cabello rosa.
Kukai, a su lado, le dio unos golpecitos en el hombro para que se calmara.
-Estate tranquilo, ya sabes como son las mujeres con los vestidos y esas cosas
Los dos chicos se miraron cómplices e Ik uto asintió e intento relajar su postura . Entonces todos los invitados voltearon la mirada hacia la entrada y entre cuch icheos se enteraron que al parecer, la n ovia había llegado.
Ikuto espero pacientemente hasta que la vio aparecer acompañada de la típica mús ica estridente de iglesia y de mano de s u padre, más nervioso que él mismo, a el la; a SU Amu.
La boca se le seco y tubo que contenerse para no correr y besarla allí mismo. ¿P or que la música duraba tanto?
La ceremonia fue tranquila y muy hermosa , Utau no pudo evitar las lagrimas cuand o los novios dijeron sus botos y se colo caron las alianzas, de brillante dorado, en cada cual su dedo y se besaron dulce mente.
Todos gritaron y les lanzaron el típico arroz cuando Amu e Ikuto salieron de la pequeña capilla convertidos en marido y mujer. Después de aquello habían ido a c elebrar el enlace a un restaurante de lu jo comprado por Utau.
Los novios habían marchado de viaje de n ovios a París, y después de aquello habí an empezado a vivir juntos con los padre s de la chica. Ikuto había abierto una s ucursal de su empresa donde había estado el edificio de Easter y ahora trabajaba allí por las mañanas.
Amu seguía trabajando en la floristería y muchas tardes la llamaba la dueña para que le echara una mano con algún pedido o alguna cesta de flores especial y los fines de semana había empezado a trabaj ar en un restaurante familiar como camar era.
Los dos vivían felices con sus extrañas rutinas, los charas aun los acompañaban y cuidaban de ellos cuando estaban solos . Amu aun quedaba con Rima y los demás g uardianes e Ikuto había empezado a salir con Kukai y sus hermanos, incluso había contratado a dos de ellos como ayudante s en su empresa.
Ikuto acaricio el vientre de la pelirosa da y junto la oreja a la tela azulada de su vestido.
-¿No se mueve aun?-Pregunto. Amu soltó u na risita y le acaricio la cabeza.
-Aun no. Apenas estoy en el cuarto mes-D ijo dulcemente.
Ikuto volvió a recostarse cuan largo era junto a la cintura de su esposa, cerran do los ojos y volviéndolos a abrir, enfo cando la mirada en el rostro de Amu que observaba el balanceo de las ramas que e staban sobre ellos, dándoles sombra.
-!Definitivamente será una niña¡-Dijo co n una sonrisa, Amu curvo los labios pero no dejo de sonreír. Le alboroto el pelo juguetonamente al chico y le beso la fr ente.
-Yo preferiría un niño-Comento divertida .
-No-Dijo tajante Ikuto-Seguro que sera u na niña. Me lo dice mi instinto.
-¿Cual instinto? ¿El de gato callejero?
Ikuto río con frescura y acerco la mano de su esposa a sus labios, besando cada uno de sus dedos con arrobo.
-Puede ser
Ambos compartieron una sonrisa. Sus vida s no podían ir mejor.
Amu abrió los ojos, encontrándose en una habitación blanca bastante conocida; su s ojos se acostumbraron a la luz morteci na de las lamparas que tenia encima y vo lteo lentamente la cabeza encontrándose con el rostro de su esposo quien sonrió al verla despierta.
-Bienvenida-Le dijo Ikuto mientras besab a su frente, acariciando su pelo con dul zura y después beso sus labios-¿Como te sientes?
-Bien...creo...
Ikuto la vio buscar por la habitación y le hizo un gesto para que esperase un mo mento. Se aparto pero volvió enseguida j unto con un pequeño bulto envuelto en ma ntas. Le sonrió.
-Aquí hay alguien que quiere verte-Dijo con dulzura y dejo al pequeño en brazos de su madre. Amu lo abrazo con dulzura y junto sus frentes con cariño. Uno de su s dedos encontró la pequeña manita del b ebé y Amu pensó que iba a llorar.
-Es...precioso...-Miro el rostro dormido del pequeño quien en sueños agarro el d edo de su madre y dio un ruidito que hiz o sonreír a la madre y también al padre, que se sentó junto a la pelirosa, acari ciando la cabeza de su pequeño retoño.
-Te dije que iba a ser un niño-Bromeó la pelirosa apoyando la cabeza en el hombr o de Ikuto.
-Podemos tener otro-Dijo en igual tono q ue la pelirosa.
-No bromees-Dijo Amu.
-Ya veras, pequeña-Dijo besandola y lueg o dejando un beso en la frente de su hij o-¿Que nombre le vamos a poner?
Amu no se lo penso, miro levemente a su pequeño niño y luego a su padre.
-Aruto
Ikuto la miro y la abrazo dulcemente.
-Gracias, Amu
-Te quiero
-Yo también-Descansó el rostro en su pel o rosado-Sois lo más importante que teng o.
Amu enterró el rostro en la camisa blanc a que llevaba el peliazul y se permitió pensar unos instantes. ¿Quien le iba a d ecir que iba a acabar así? !Y con Ikuto¡ Si le hubieran dicho que iba a acabar a sí, ella no se lo hubiera creído pero ah ora sabia que no podría haber elegido me jor.
Era feliz con aquel gato pervertido y si alguien le hubiera dicho que Ikuto era tan buen esposo, ella no le hubiera creí do. No solo era un cocinero de primera, sobretodo de curry, plato de que a Amu l e encantaba; si no que también era bueno en la limpieza domestica y en traer din ero a casa. Su madre estaba más contenta por lo segundo que por lo primero.
Amu abrió su diario infantil, que había guardado en el fondo de su armario y cog iendo una pequeña pluma escribió sus pen samientos. Sobre su vida, un pequeño res umen simple y con lo que más importaba, con el corazón.
"INCLUSO CUANDO TU NO LO SEPAS, TU CORAZ ÓN LO SABRÁ. ASÍ QUE CUANDO LO ENCUENTRE S, POR FAVOR, TEN FE Y NO LO DUDES. DEJA QUE LA FLOR QUE SOLO TE PERTENECE A TI FLOREZCA."