Resumen: La tripulación cruza un extraño portal en medio del océano que los lleva a mundo paralelo en el que Monkey D. Luffy, rey de los piratas, es un despiadado asesino. Ahora, los mugiwaras deberán enfrentarse a la oscura versión ellos mismos para poder regresar a su mundo.

Esta es una historia que se me había ocurrido escribir hace bastante tiempo ya, cuando me preguntaron cual sería un buen argumento para una peli de One Piece. La verdad es que ya tengo la historia casi terminada en mi cabeza y creo que será muy interesante explorar un lado más oscuro de los mugiwara.

Añadiendo que mugiwaras vs mugiwaras es algo que siempre he querido ver *O*

Sin añadir más, espero que les guste! =D

¡Ah! Y obviamante, los personajes pertenecen al gran Eichiro Oda.


1

Dramáticas diferencias

Tras observar detenidamente el balanceo del mar contra la proa del Sunny durante varios minutos, Luffy resopló y miró el cielo despejado con un gesto de fastidio. ¡Como se aburría! Todos sus compañeros parecían estar ocupados en sus propias cosas en aquellos momentos, por lo que Luffy había tenido que conformarse con sentarse en su lugar favorito del barco y ver pasar el día. Aunque lo cierto sería afirmar que esperaba no tener que enfrentar nuevamente la ira de Nami, quien le había amenazado con tirarlo por la borda si volvía a hacer un escándalo que perturbara su siesta. Y es que, aunque nunca lo admitiría, Nami le inspiraba respeto y temor. Quizá incluso más que su propio abuelo. Lo cual ya era decir mucho.

Luffy bostezó y pestañeó, somnoliento, con la mirada ahora puesta en el cielo.

"¡Espero que llegue pronto la hora de comer!" pensó con una sonrisa, para luego inclinar su sombrero con un dedo, haciendo que este cubriera sus ojos, y sumirse en un sueño apacible.

Cuando volvió a despertar, una fría ráfaga de viento marino le pegó en la cara mientras varias gotas de lluvia caían sobre él. La voz irritada de Sanji le gritaba que "levantara su culo perezoso". Luffy se incorporó de un salto, sorprendido y ligeramente emocionado, intuyendo una aventura. Estaba lloviendo con bastante ímpetu y el barco se sacudía sobre olas violentas. El muchacho saltó a la cubierta del barco, donde sus nakamas corrían de un lado a otro para hacer frente a la tormenta, y se dispuso a ayudar a Zoro con los nudos de las velas.

-¡Nami! ¿Cuál es nuestra dirección?- le preguntó Usopp a la joven, quien daba indicaciones a Franky y Chopper mientras miraba su brújula con el ceño fruncido. Ella hizo una pausa larga antes de mirarlos a todos y responder, muy seria:

-Estamos dentro de un fuerte campo magnético. No puedo definir una dirección. La brújula no está respondiendo. ¡Y las tres manecillas no dejan de girar! Maldición…- Nami cerró los ojos para pensar y luego exclamó:- ¡Eso es!- miró a Zoro, Luffy y Sanji con una sonrisa-. ¡Chicos, necesito que abran un camino entre las olas!

Usopp y Chopper la miraron atónitos.

-¡Oi! ¿Estás hablando en serio?

-¡Yosh!- dijo Luffy con una amplia sonrisa mientras hacía girar su puño y lo extendía hacia atrás- ¡Entendido!

Zoro hizo lo propio con sus espadas y Sanji, tras decirle a Nami que no se preocupara y que dejara todo en sus manos, levantó una pierna ardiente.

-¡Ahora!

Los tres atacaron al unísono, logrando abrir una enorme brecha frente al barco, justo entre las olas. Una brecha lo suficientemente grande como para que el Sunny pasara. Franky echó la manija del motor hacia atrás y el barco salió disparado hacia adelante, a toda velocidad.

-¡Esto es tan suuupeeer!

-¡Ahora podremos salir ahora de aquí!- gritó Usopp alzando un puño. Sin embargo, las expresiones de todos pasaron del alivio a la perplejidad cuando se dieron cuenta de que, frente a ellos, un extraño remolino de color rojizo se interponía, acercándose al barco como una vorágine.

-¡Esto es malo!- exclamó Robin-. ¡No puede ser…!

-¿Qué? ¿¡Qué pasa, Robin!?

La morena tenía los ojos muy abiertos. Junto a ella, Nami parecía igual de horrorizada. Luffy y Zoro se pusieron en posición de ataque, dispuestos a despejar el camino. Sin embargo, cuando atacaron, una fuerza brutal los retuvo antes comenzar a absorberlos.

-¡No! ¡Luffy! ¡Zoro!

-¡Esto es muy extraño!- masculló Luffy mientras intentaba su brazo del remolino, haciendo una mueca de dolor-. ¡No puedo… liberarme!

Zoro gruñó:

-¿Qué mierda…?

Brook saltó hacia adelante e intentó cortar todo con su sable, pero fue inútil. Nada podía romperlo. Antes de que cualquiera alcanzara a reaccionar, el remolino absorbió completamente a Brook.

-¡Broook!- gritó Chopper, intentando ir en su ayuda, pero Usopp lo agarró por detrás.

-¡No, te absorberá a ti también…!

-Es…. Es inútil- dijo Nami, pálida y aterrorizada-. Todos seremos tragados…

Como si sus palabras fueran el vaticinio de algo anunciado, el remolino se abatió sobre el Sunny, haciéndolo girar violentamente hacia su núcleo. Segundos más tarde, el barco había sido absorbido completamente mientras el mar, poco a poco, comenzaba a recuperar la calma.


Cuando Luffy abrió los ojos, se dio cuenta de que estaba tumbado sobre el mullido césped de su barco. El chico parpadeó. ¿No había sido tragado por el mar? ¿Qué diablos…?

Luffy se incorporó, dándose cuenta de que, junto a él, todos sus compañeros también empezaban a despertar. Incluso Brook estaba bien, desplomado sobre el cuerpo de Zoro, quien roncaba como si no hubiera pasado nada. Luffy se rió:

-¡Vaya, creí que iba a morir! ¡Ajajajaja!

Usopp estaba incorporándose junto a él, aún pálido de miedo:

-¿Qué ha sido eso? ¡Luffy, deja de reírte, jodeeer, no es gracioso!- Usopp se tiró de los cabellos, gimiendo- ¿Y si estamos muertos? ¿Y si no somos más que fantasmas?

Chopper gritó horrorizado:

-¡Aghhhh! ¡No quiero ser un fantasma!

Brook empezó a sacudir la cabeza con vehemencia.

-¡No! ¡Los fantasmas me dan mucho miedo! ¡Me niego a ser algo tan aterrador!

Sanji ayudó a Nami a levantarse y luego prendió un cigarrillo, ceñudo:

-Menudas cosas pasan en el Nuevo Mundo. Bueno, al menos ninguno de nosotros está herido…

Luffy miró entonces a Robin. La mujer estaba de pie y observaba el mar con una mirada pensativa.

-Esto es muy extraño…- murmuraba la mujer para sí.

-Pero ha sido divertido ¿eh?- le dijo Luffy, poniéndose en pie de un salto mientras se asomaba por la cubierta del barco con una mano en la frente, avistando-. ¡Oh! ¡Allá hay una isla! ¡Geniaal!

Nami frunció el ceño.

-No creo que sea momento para entusiasmarse, Luffy. La "Corriente Escarlata" nos ha tragado. Sé que ninguno de nosotros lo imaginó- todos, a excepción de Robin, miraron a Nami sin comprender- Además revisé el mapa esta mañana y no se suponía que llegaríamos a una isla hasta después de seis días.

Zoro entornó los ojos.

-¿Corriente escarlata?

Nami los miró irritada:

-¿Es que ninguno de ustedes lee los periódicos?

La expresión de los hombres bastó para darle a entender que, evidentemente, ella y Robin eran las únicas que leían las noticias. Nami suspiró. Menudos idiotas.

-La corriente escarlata…- explicó Robin-… ha sido un extraño fenómeno marino que ha tenido preocupadas a las autoridades en las últimas semanas. Ha habido seis casos hasta la fecha… barcos que fueron tragados por una especie de torbellino de color rojo oscuro.

Usoop y Chopper palidecieron. Franky se cruzó de brazos:

-¿Y qué hay con eso?

Nami lo miró perdiendo la paciencia.

-¡Que nosotros acabamos de ser tragados precisamente por esa corriente!

-Pero estamos bien ¿no?

-Según lo que se explica en los diarios, ninguno de esos barcos volvió a aparecer- dijo Robin con una expresión sombría. Usopp gimió:

-¡Lo sabíaaaa! ¡Nos hemos convertido en almas errantes!

-¡Noooooo!

-Qué tontería- masculló Zoro sin darle demasiada importancia-. Cosas más extrañas nos han pasado.

-¡Hey, Nami, hey! ¡Vamos a esa isla!- le dijo Luffy a la navegante con una amplia sonrisa, mientras apuntaba hacia adelante-. ¡Se ve interesante!

Ella titubeó:

-No sé si sea buena idea. Aún tengo un mal presentimiento.

-No te preocupes, Nami-san- intervino Sanji cogiéndola suavemente de una mano- ¡Yo te protegeré de lo que sea! Además, así podemos abastecernos de provisiones. Ya casi no nos queda sake.

-Definitivamente debemos ir a esa isla- dijo Zoro tras escuchar aquello último. Luffy se animó:

-¡Espero encontrar un buen restaurante!

-Bueno… aun no sabemos si es una isla habitada.

-¡Mucho mejor!- sonrió Luffy-. ¡Echo de menos la aventura!

-¿Qué la echas de menos?- dijo Usopp mirándolo con el ceño fruncido- ¿Olvidaste que casi fuimos tragados por esa corriente aterradora?

-Yo diría que sí nos tragó…- dijo Luffy-… pero que nos escupió. Tal vez no tenemos buen sabor.

-Luffy, las corrientes marinas no se alimentan de la gente.

-¡Tonterías! ¡Todo el mundo necesita alimentarse! Ah, por cierto… ¡Sanji! ¿Me das algo de comer? Estoy hambriento.

-Ok, ok… ¡pero no te me pegues!

-¡Es que me muero de hambre!

-¡Si no me sueltas, lo único que comerás serán mis patadas, bastardo de goma!

-Supongo que no hay elección- dijo Nami, rendida, mientras Franky empezaba a dirigir el Sunny hacia la isla.


A simple vista la isla parecía habitada, sin embargo, la tripulación quedó perpleja cuando se dieron cuenta de que no había absolutamente nadie en las calles. Tanto tiendas como casas estaban con sus puertas y ventanas cerradas. Sin embargo –y a juzgar por la basura y un helado comido a medias tirado en el suelo-, resultaba evidente que lo que realmente había ocurrido es que toda la gente se había ocultado.

Sanji murmuró:

-¿Así que hay personas en el Nuevo Mundo que teme de esta forma a los piratas?

-Supongo que habrán avistado nuestra bandera… pero…- Nami se pasó la mano por el cabello-… esto es exagerado. Y no recuerdo que nos haya pasado antes.

-Una ciudad tan grande como esta no debería tener miedo de una sola tripulación pirata ¿no?- comentó Franky.

Luffy dio unos pasos, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

-¡Oigaaaan!- gritó-. ¡Queremos comida! ¡No vamos a hacerles nada, así que salgan y abran los restaurantes!

-Solo le preocupan los restaurantes- comentó Nami con una gota de sudor-. ¡Oye, Luffy! ¡Deja de gritar!

Luffy miró a su tripulación con un gesto de confusión.

-Pero si todas las tiendas están cerradas… ¿Cómo nos abasteceremos?

Zoro suspiró.

-¡Tch! Que gente tan cobarde.

-¿Y si caminamos?- propuso Brook-. Tal vez encontremos alguna tienda abierta más adelante.

-Sí, bien pensado.

Luffy se animó.

-¡Yosh! ¡Andando!

Sin embargo, antes de cualquiera alcanzara a dar un paso, un hombre apareció. Tenía el rostro cubierto de sudor y temblaba ligeramente, con una sonrisa forzada. Se acercó a la tripulación retorciéndose las manos y dijo, casi farfullando:

-Yo… yo soy el alcalde de esta humilde ciudad… ¿en qué… en qué puedo servirle, Luffy-sama?

Todos alzaron las cejas.

-¿Sama?- repitió Usopp, incrédulo.

Luffy, sin embargo, esbozó una amplia sonrisa y se acercó al hombre. Pero este, al ver que Luffy caminaba hacia él, tropezó con sus propios pies y cayó sentado.

-Oye, viejo ¿para qué te has caído?

El alcalde volvió a forzar una sonrisa. Tenía la frente perlada de sudor y parecía francamente aterrorizado de la cercanía de Luffy.

-Por favor… no me hagas daño… ¡haré lo que me pidas!

Luffy frunció el ceño, confuso, y luego sonrió divertido:

-Eres muy raro- dictaminó.

El alcalde hizo una reverencia, colocándose de rodillas y pegando su frente al suelo. La tripulación estaba perpleja.

-¿Qué hace ese sujeto?- masculló Sanji.

-Él… tiene miedo de Luffy- dijo Nami, sorprendida. Sabía por experiencia que la mayoría de la gente temía a los piratas y que preferían mantenerse bien alejadas de ellos, pero… ¡aquello era ridículo! No es como si Luffy fuera famoso por ser un hombre despiadado. Definitivamente, algo muy raro estaba ocurriendo.

-¡Díganme en qué puedo servirles!- dijo el alcalde de la isla, sin levantar su cabeza del suelo-. ¡Pero por favor, no nos hagan nada!

-Nosotros solo queremos comprar comida- explicó Luffy rascándose la nuca, desconcertado y un poco incómodo.

-Ya veo…- murmuró el alcalde, levantando al fin la cabeza-… en ese caso, sígame por favor, Luffy-sama.

-¿Solo yo?

-¡No, no, no! Quise decir… ¡usted y su magnífica tripulación, por supuesto!

-¿Magnífica tripulación, eh?- dijo Usopp sonriendo-. Creo que puedo acostumbrarme a esto.

-No sabía que en el Nuevo Mundo hubiera gente que nos tuviera tanto miedo- comentó Franky, sorprendido.

-No sé como sentirme- admitió Brook mientras Chopper asentía.

El alcalde se había levantado y los miraba con el rostro tenso y las manos temblorosas. A Luffy ya empezaba a cansarle. Después de todo, había un límite para la cobardía y él no le había hecho nada. El hombre debió haber visto algo en su mirada, porque su terror se duplicó. Luffy lo miró molesto y, ante su asombro, el alcalde cayó hacia atrás, desmayado.

-¡Ehhhhh!

-¡Luffy! ¿Qué le has hecho?- gritó Nami.

-¡Nada! ¡Lo juro!

Zoro comentó:

-Parece como si hubieras usado el haki del conquistador.

Luffy sacudió las manos.

-¡No! ¡No lo he usado!- el chico frunció el ceño- ¿Por qué lo haría?

-Tal vez deberíamos irnos de esta isla. Esto me está deprimiendo- opinó Sanji.

-Si desean comer y beber, mi taberna está a su disposición, piratas de Monkey D. Luffy.

Todos se voltearon. Un hombre joven, de cabello azulado y piel morena les observaba. Parecía ligeramente tenso, pero lo ocultaba bien. Al menos no estaba temblando de terror.

Nami le sonrió.

-Sí, eso es.

El hombre se relajó.

-Síganme, por favor.


Apenas entraron en la taberna, hubo una especie de conmoción general que dio paso a un aplastante silencio. Todos quienes se hallaban dentro bebiendo o comiendo tensaron sus cuerpos, mirando de reojo como Luffy y los demás caminaban hacia la barra. Molesta e incómoda por aquellas miradas, Nami se detuvo para encararlos. Sin embargo, antes de que pudiera abrir la boca, todos apartaron la mirada de ella, intimidados.

Zoro esbozó una sonrisa.

-A ti también te tienen miedo ¿eh?- murmuró.

Nami lo fulminó con los ojos.

-Cállate.

Sanji también comenzaba a enfadarse. ¿Cómo podían aquellos hombres apartar la mirada de una mujer tan hermosa como ella de esa forma tan grosera? Se dio cuenta entonces de que algunos también murmuraban, conmocionados.

-Bueno…- el hombre que les había guiado hasta allí les ofreció una sonrisa tensa- ¿Qué les sirvo?

Luffy sonrió.

-¡Carne para mí!

Dos hombres se cayeron de sus sillas y, cuando Luffy se giró para mirarlos, estos se apresuraron a hacerle una reverencia con la cabeza y salir corriendo del local. El muchacho parpadeó y luego se echó a reír.

-¡Shishishi! No sé lo que pasa en esta isla, pero la gente aquí es realmente muy graciosa.

-No es gracioso en absoluto- masculló Nami.

-Oye- le dijo Sanji al tabernero-. ¿Qué le ocurre a toda esta gente?

El hombre lo miró unos momentos, dudando. Luego forzó una sonrisa:

-No se preocupe por esas basuras, Sanji-san. No tienen importancia… y entonces, ¿qué desea que le sirva?

Sanji lo miró perplejo. El otro añadió rápidamente:

-¡Aunque, por supuesto, nada de lo que pueda ofrecerle estará a la altura de su famosa cocina!

Luffy asintió con una sonrisa.

-¡Cierto! La comida de Sanji es la mejor.

Los demás, sin embargo, intercambiaron miradas de desconcierto. ¿Desde cuándo la cocina de Sanji se había hecho tan famosa? De hecho, ni siquiera recordaban que alguien hubiera tratado a Sanji de aquella forma respetuosa, y mucho menos si se tomaba en cuenta que su "retrato" en los carteles de recompensa no era precisamente fiel al rostro original.

Robin miró hacia su izquierda, dándose cuenta de que dos figuras los observaban. Ambos tenían puestas una capucha y sus dedos sostenían copas de vino. La mujer frunció el ceño.

En ese momento, cinco apuestas meseras aparecieron llevando enormes bandejas de plata con deliciosos platos de carne y platillos humeantes. A Luffy se le hizo agua la boca.

-¡Wow! Eso tiene buena pinta- dijo Chopper, sonriendo. La más hermosa de las meseras, una mujer rubia de ojos verdes y figura despampanante, le sirvió su platillo de costilla a Luffy con una sonrisa cautivadora.

-Que lo disfrute, Luffy-sama.

Las otras chicas hicieron el mismo servicio ceremonioso mientras servían a los muchachos. A continuación, dos meseros jóvenes y apuestos colocaron ante Robin y Nami dos copas de postre de frutas bañadas en licor de fresa.

-Nami-san, Robin-san, estamos por completo a su disposición- dijeron ambos meseros al unísono.

Nami se sonrojó.

-Em… muchas gracias.

-Se ve delicioso- asintió Robin un poco incómoda por tanta atención. Los meseros sonrieron haciendo una inclinación de cabeza.

Luffy, en tanto, no parecía perturbado en absoluto. El muchacho devoraba un plato de carne tras otro, siempre pidiendo más. Lo sorprendente es que el dueño del local parecía cada vez más complacido al ver como Luffy disfrutaba de los alimentos que les servían, como si aquello fuera motivo para enorgullecerse. En sus ojos también se leía el alivio.

Los demás no dejaban de tener similares tratos.

Una mesera morena y hermosa no dejaba de servirle sake a Zoro, adulando la buena figura del espadachín mientras las demás hacían lo mismo con Sanji, Franky, Brook y Usopp. A Chopper le alaban constantemente, haciendo que el reno se sonrojara mientras intentaba insultarlas para hacerles creer que no estaba complacido.

Sanji, con corazones en los ojos, se dejaba querer por una de las hermosas meseras mientras declaraba que aquel local era estupendo y que la comida era realmente deliciosa, algo que él raramente decía.

Cuando todos acabaron de comer, el tabernero les entregó barriles llenos de provisiones esbozando una amplia sonrisa mientras la mesera rubia de ojos verdes limpiaba con devoción la comisura de los labios de Luffy, ante la envidia de Sanji.

-Déjeme complacerlo, capitán- ronroneó la mujer mirando a Luffy con lujuria. Todos observaron aquella escena con miradas atónitas mientras Sanji mordía sus nudillos, muerto de envidia.

-¡No puede ser!- gimió-. ¿Por qué solo a él?

Una de las meseras se acercó inmediatamente a Sanji, acariciando su cabello rubio. Al instante, Sanji se relajó en sus brazos con una sonrisa estúpida.

-Usted puede quedarse conmigo, Sanji-sama- sonrió ella.

Zoro alzó una ceja cuando la otra chica colocó una suave mano sobre su hombro.

Luffy, mientras tanto, observaba como la mujer rubia le daba de comer un último bocado de carne con un tenedor y pegando sus generosos senos hacia el pecho desnudo de él. El chico tomó de buena gana aquel bocado delicioso, inconsciente de lo que la otra mujer realmente quería hacer.

Nami, tras ver como Luffy, Zoro y Sanji eran literalmente acosados sexualmente, decidió que ya era suficiente.

-Bueno, nos vamos- dijo mientras les echaba miradas de advertencia a los muchachos-. Muchas gracias. La hemos pasado estupendamente. Pero ya debemos irnos.

El tabernero hizo una reverencia.

-El placer ha sido nuestro.

-¿Cuánto le debemos?

Todos los que estaban en la taberna, a excepción de sus compañeros, miraron a Nami con incredulidad. Algunos incluso parecieron asustarse.

-¿Pa… pagarnos, Nami-sama?

La pelirroja asintió.

-Eh… ¿si?

El tabernero comenzó a sudar y sacudió las manos con violencia.

-¡No, no! ¡Esto… esto corre por cuenta de la casa, por supuesto!- el tabernero añadió esbozando una nerviosa sonrisa:- sería una grosería cobrarles a ustedes.

Nami se entusiasmó.

-¿Y las provisiones?

-Gratis. Llévense todas las que necesiten. Ah, y Luffy-sama, recuerde que puede volver cuando lo desee. Estoy a sus órdenes.

El chico parpadeó.

-Tú también eres muy extraño ¿sabes?

-Espero no haberle ofendido- murmuró el tabernero un poco más pálido que antes, aunque intentó disimular su tensión.

Luffy seguía igual de confuso. Robin intervino:

-Disculpe… ¿no tendría un periódico reciente que pueda regalarme?

-¡Oh, claro, por supuesto!- asintió el tabernero, haciéndole un gesto con la cabeza a uno de sus meseros, quien se apresuró a ir a la trastienda. En menos de diez segundos, este había vuelto con un periódico. Se lo entregó a Robin con una sonrisa.

-Gracias- sonrió ella. El mesero pareció sorprendido, pero no dijo nada. La tripulación se despidió, cogiendo las provisiones con sonrisas de agradecimiento, y salieron del local mientras todos se apartaban para hacerles paso.

-¡Ha sido un placer servirles! ¡Vuelvan cuando lo deseen!- les dijo el tabernero por lo que parecía ser la enésima vez.

Cuando finalmente salieron afuera, el cielo ya estaba oscureciéndose.

-Eso fue…- empezó a decir Usopp.

-…muy extraño- completó Nami.

-¡Pero nos han dado cola gratis!- sonrió Franky cargando tres barriles de cola- ¡Suuuper! ¿Eh?

-Una mujer intentó seducir a Luffy delante de nosotros. No me lo puedo creer- comentó Nami mirando a su capitán con el ceño fruncido.

-¿Seducir?- repitió el muchacho, perplejo-. ¿Qué significa eso? ¿Es malo?

-¿Cómo puedes ser tan ingenuo?

-Significa que ella intentaba acercarse de forma más íntima a ti, capitán- le explicó Robin sonriendo.

Luffy asintió.

-¡Oh, ya veo! Pero eso me ha pasado antes.

-¡¿Ehhhhh?!

-Con Hancock- sonrió el muchacho.

-¿¡Con la emperatriz!?- exclamaron Usopp, Brook y Sanji al mismo tiempo. Luffy siguió sonriendo ampliamente, sin entender del todo qué tenía aquello de malo. Sanji intentó estrangularlo.

-¡Maldito bastardo! ¡Deberías sentirte afortunado!

Luffy esquivó su patada. Zoro rió entre dientes.

-Estúpido cejas rizadas.

-¿Qué has dicho, cabeza de musgo?

-¡Exactamente lo que has oído, maldito!

-¡Bastardo!

Ambos hombres se prepararon para iniciar una pelea, pero justo en ese momento fue cuando las dos figuras en las que había reparado Robin anteriormente salieron de la taberna y se plantaron ante ellos, mirándolos tras sus capuchas. Luffy preguntó:

-¿Quiénes son ustedes?

-Mugiwara…

-Reconozco tu voz- dijo Zoro, frunciendo el ceño y colocando su mano sobre la empuñadura de su espada-… Smoker.

El hombre tras la capucha asintió, revelando su rostro. Su acompañante hizo lo mismo. No era otra más que Tashigi. Sanji la elogió con corazones en los ojos:

-¡Aaah! ¡Pero si es la hermosa espadachina!

-Esto es sorprendente- murmuró Tashigi, observando a la tripulación con los ojos muy abiertos antes de mirar a su compañero-. Realmente son ellos, Smoker-san.

El hombre asintió.

-¿Qué quieres decir con eso?- farfulló Usopp.

-¿Vienen buscando pelea?- los amenazó Zoro entornando los ojos-. Luffy, apártate: yo me encargo esta vez.

-En realidad no- repuso Smoker, sorprendiendo a todos-. Este es un caso… diferente. Supongo que ya se habrán dado cuenta de lo que ha pasado.

-¿Eh? ¿Qué quieres decir?- dijo Luffy cruzándose de brazos y ladeando un poco el cuello hacia el lado-. Tú también estás actuando muy raro, humitos.

Smoker suspiró con cierto fastidio, exhalando una voluta larga de humo. Parecía estresado.

-Entonces aún no se enteran de nada.

-¿Enterarnos de qué?- preguntó Chopper, poniéndose nervioso.

Tashigi les dijo, muy seria:

-Será mejor que vayamos a algún lugar donde nadie nos escuche.


Todos decidieron sentarse en la arena de una playa, en la parte más alejada de la ciudad. Zoro, Sanji y Franky no dejaban de mirar con suspicacia a Smoker, pero el marine no parecía querer iniciar alguna trifulca con ellos, lo cual les resultaba a todos demasiado sospechoso. Incluso Luffy -que usualmente solía tomarse las cosas con menos seriedad que sus amigos- parecía descolocado. Casi preocupado.

Casi.

-¡Oye, Smoker!- dijo finalmente el muchacho mientras colocaba ambas manos en su cintura y fruncía el ceño-. ¿Qué pasa? ¿Por qué incluso tú te comportas de forma tan rara? Estoy empezando a fastidiarme.

El marine le devolvió una mirada severa.

-Créeme, mugiwara, que no estoy demasiado contento con toda esta situación también.

-¿Qué situación?- inquirió Nami, poniéndose cada vez más nerviosa-. La gente de esta ciudad nos trató de una forma… muy curiosa.

-¿Tiene que ver con la Corriente Escarlata, no?- dijo Robin. Eso llamó la atención de Tashigi.

-Así que entonces… a ustedes también les pasó.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Hace aproximadamente un mes, nuestro barco chocó contra ese remolino rojo y fuimos tragados por él- explicó Smoker con brusquedad-. Y ahora estamos atrapados aquí.

Los mugiwara intercambiaron miradas de preocupación. Luffy, sin embargo, miraba a Smoker con curiosidad.

-¿Atrapados?

Tashigi inspiró hondo y murmuró:

-En este mundo donde todo es diferente.

-Cada vez entiendo menos- dijo Zoro, rascándose la nuca-. ¿Podrían explicarse mejor…?

Smoker dio un paso hacia Luffy y sacó un papel arrugado del bolsillo de su pantalón. Le dio el papel mascullando:

-Mira eso.

Todos se inclinaron sobre el papel para ver. Al instante, las expresiones de cada miembro de la tripulación pasaron de la confusión, la sorpresa y luego al shock. Usopp y Chopper se llevaron ambas manos a la cabeza, gritando perplejos:

-¡Qué es esto!

Nami estaba pálida. Robin se llevó una mano a la boca. Zoro y Sanji no podían encontrar sus palabras. Franky abrió mucho los ojos y Brook se quedó tieso un palo.

-¿Qué… significa…?

-¡Debe ser una broma!

Tashigi sacudió la cabeza. Su semblante era grave.

-No, no lo es. Al menos, no en este mundo.

Luffy no podía dejar de mirar el papel. Un cartel de "Se busca" en el que se ofrecía la desorbitante suma de 3.000.000 millones de belly por su cabeza. El rostro que aparecía en el papel sonreía, pero a diferencia de la sonrisa alegre y confiada que todos estaban acostumbrados a ver, aquella sonrisa resultaba francamente aterradora. Una sonrisa que parecía hecha a la medida de un demonio. Los ojos estaban semicubiertos por el flequillo negro y transmitían una sola cosa: locura.

El Luffy de aquel cartel no podía ser más intimidante. Era casi como contemplar a una persona totalmente diferente, si no fuera porque tenía todas las características físicas del Luffy que conocían: el cabello, la cicatriz, los rasgos inconfundibles.

-Este… ¿este soy yo?- farfulló Luffy con los ojos muy abiertos-. ¿En qué momento me tomaron una foto como esta?

Nami lo pescó del cuello.

-¡La pregunta debería ser otra, idiota!

-Como, por ejemplo… "¿Desde cuando ofrecen 3.000.000 millones por mi cabeza?"- sugirió Sanji con gotitas de sudor perlando su frente.

-¡Ese es demasiado dinero!- exclamó Chopper, corriendo hacia todos lados como un animalillo asustado-. ¡Waaaaa, Luffy, me das miedo!

-Da tres veces más miedo que el rostro de Zoro- dijo Usopp con el semblante descompuesto-. No… corrijo: ¡seis veces más!

-¿Qué?- gruñó el espadachín, fulminando al francotirador.

-¡Quiero decir…, tú estás solo un poquito por debajo, Zoro-san!

-¡No me refería a eso!- replicó Zoro apretando los puños antes de mirar a Smoker y Tashigi:- ¡Oigan! ¿Qué pasa aquí? ¿Y por qué la recompensa de nuestro capitán ha subido tanto?

Nami le arrebató el papel a un confundido Luffy y lo miró con expresión incrédula.

-¡Esta ni siquiera debería ser nuestro Luffy! ¡Parece el rostro de un demente psicópata!

-Lo cual no está lejos de la verdad- dijo Tashigi.

La tripulación la miró en silencio. Todos seguían tan atónitos como antes. Usopp exclamó entonces, sonriendo forzosamente:

-¡Ah, ya entendí! ¡Ese… ese debe ser el gemelo perdido de Luffy… que ha venido para vengarse de su hermano!

Una gotita de sudor cayó por la cabeza de sus compañeros.

-A veces pienso que tienes demasiada imaginación- dijo Sanji.

Luffy frunció el ceño y se cruzó de brazos en actitud pensativa, sudando un poco.

-Esto… es muy raro- dijo el joven finalmente.

-¿¡Y ahora lo dices!?- le gritaron todos.

-Smoker- dijo Robin-. ¿Podrías explicarnos…?

Smoker soltó una especie de gruñido:

-Iré al grano- dijo-. Estamos en un mundo paralelo.

-¿Mundo paralelo?

Tashigi asintió:

-Tal parece ser que es obra de la Corriente Escarlata. Traga los barcos y los trae aquí. Lamentablemente, no hemos podido descubrir cómo volver a nuestro mundo original. La verdad es que… cuesta acostumbrarse.

Nami alzó el papel:

-¿Y este Luffy es…?

-Ese es el Monkey D. Luffy de este mundo- respondió Tashigi.

-¿Entonces soy mucho más fuerte acá?- exclamó Luffy, emocionado.

-Más que eso, maldito mocoso- repuso Smoker mirándolo con el ceño fruncido-. Eres el rey de los piratas en la actualidad. Solo el rey de los piratas lleva esa recompensa.

Todos los mugiwara quedaron boquiabiertos.

-¡QUÉEEEEEE!

-Yo… yo… ¿me convertí… en el rey de los piratas?- balbuceó Luffy sin saber cómo sentirse al respecto.

-Lo correcto sería decir: tu homólogo lo hizo.

-Y no querrías conocerle- añadió Tashigi, preocupada-. A juzgar por lo que Smoker-san y yo hemos oído, el Monkey D. Luffy de este mundo es un pirata temido por todos. Un hombre cruel que ha asesinado a millones de personas y a cuya tripulación nadie ha podido derrotar.

Robin, que se había puesto a leer el periódico, exclamó de pronto, pálida y descompuesta:

-No puede ser… ¡miren esto!

Todos se apresuraron a inclinarse sobre el periódico. En la noticia de doble página se narraba con lujo de detalles el "reciente" desastre causado por la tripulación de Monkey D. Luffy. Cada uno de ellos leyó con horror el titular:

Arabasta cae bajo la tiranía de los piratas D. Monkey

-Tras una violenta guerra civil instigada por el rey de los piratas, Monkey D. Luffy…- leyó en voz alta Nami, con manos temblorosas-… la capital de Arabasta, Alubarma, fue totalmente destruida por él y su tripulación el pasado lunes a las dos de la tarde. Tanto el rey Cobra Nefertari como su corte… fueron asesinados…- a Nami le costaba cada vez más mantener el tono de voz-… se presume que la princesa que aspiraba al trono, Nefertari Vivi… fue secuestrada por los piratas D. Monkey, ya que que su cuerpo no apareció entre los restos calcinados…- Nami cerró el periódico, con los nudillos blancos- ¡Aaaah, no puedo seguir leyendo esto!

Todos estaban horrorizados.

Luffy comenzó a temblar.

-Vivi…- murmuró.

-¡Luffy nunca haría una cosa así!- gritó Usopp sacudiendo la cabeza-. ¡Me niego a creerlo!

-¡Eso es horrendo!- exclamó Brook.

Sanji miraba a su capitán con el rostro descompuesto.

-No…- murmuró-… esto está mal…

-¡Imposible!- masculló Zoro-. Luffy jamás…

Nami se acercó a Luffy, preocupada.

-¿Estás bien?

-Yo… no lo sé- respondió el muchacho.

-Mocoso estúpido- dijo Smoker, sorprendiendo a todos-. ¿Es que aun no entiendes lo que te he dicho? Todo en este mundo es diferente. En realidad, tú eres aquí una persona desconocida para ti mismo.

-¿Y nosotros?- preguntó Chopper, con lágrimas en los ojos-. ¿Se sabe algo de nosotros?

Smoker alzó una ceja.

-¿No lo han supuesto?

-¿Cómo?

A continuación, las expresiones de los piratas se horrorizaron.

-Por supuesto, ahora todo tiene sentido- dijo Robin-. El trato que nos dio esa gente, el miedo en sus ojos…

-Eso quiere decir que nosotros…- murmuró Nami

-La tripulación del rey de los piratas…- suspiró Tashigi-… siguen siendo ustedes mismos en este mundo. Y cada una de sus recompensas supera los 400 millones de belly.


Espero que les haya gustado! Acepto sugerencias y, por supuesto, comentarios! ^^