¡ANTES! de que empiecen a echar tierra y pestes, las advertencias: Este fic fue realizado por RutLance -CrystalFairy, El Origen de los Guardianes y otros detalles no son míos ni me interesan, solamente publico con la aprobación y consentimiento de la autora. No gano nada excepto pasar un rato más en la pc haciendo esto (en lugar de escribir xD) ¿Dudas? Las haré llegar a la autora. El crédito de esta historia no es en absoluto mío.

Nota aclaratoria de la autora: Los personajes de "El Origen de los Guardianes" no me pertenecen; hago esto por el simple hecho de entretenimiento, más que nada para entretenerme yo. Les agradezco de antemano a todos los que lo leen. Esta historia es ficticia, cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.

Para empezar les pediré una enorme disculpa, no he visto ni la película ni los libros, por lo qué es posible qué tenga miles de errores.

Pero sólo quiero contar una historia qué habita dentro de mi mente, como un conejito saltarín esperando salir de su encierro y saltar por los campos.

Tuve qué cortar esto a la mitad porqué he tenido una mala semana y una mala salud. Espero tener pronta la otra parte. Y pues sólo puedo decirles que éste será el único fanfic de Los Guardianes que publique, al menos, por el momento, ya que tengo muchos más rezagados. Los cuáles parecen estar perdidos en una nueva tierra. Y tengo qué volver a encontrarlos.

Disfruten el capítulo. n.n


Abyss.

Parte I

No había otra cosa qué hiciera más feliz a Jack qué cubrir las ciudades y los campos con nieve...

Como Guardián de la Diversión, era su deber traer la felicidad a los niños, quiénes reían dichosos tratando de atrapar los copos de nieve que él les dejaba caer desde el cielo, para eventualmente reunirla al tocar el suelo y comenzar una emocionante guerra de bolas de nieve...

Y tan entretenido estaba en su labor el espíritu de cabellos blancos, que no se dio cuenta de la llegada de un ente cubierto con una capucha gris...

- Hola, Jack Frost.- Le habló tan repentinamente, que el muchacho saltó en el aire.

- ¿Quién eres tú?- Lo señaló con su cayado, poniéndose a la defensiva.- ¿Y qué quieres?-

El espíritu ni se inmutó, silenciosamente se volteó a verlo, y Jack pudo ver su rostro. No estaba muy seguro, pero parecía tener la edad de un hombre de 23 años, sus ojos eran de un púrpura oscuro, pero lo qué más le llamaba la atención, era que su piel cambiaba gradualmente de color...

- No deberías preocuparte por eso, Jack.- Le contestó sin siquiera abrir la boca.- Mi nombre es lo de menos, y sólo estoy cumpliendo con mi deber.-

- ¿Eh? ¿Deber?- Alzó una ceja confundido. Luego, la sorpresa se reflejó en la cara de lleno.- ¿¡HABLASTE!? ¿¡Y SIN ABRIR LA BOCA!?- Comenzó a balbucear, agitando los brazos nervioso.- ¡Pero no es posible, para hablar necesitas abrir la boca, y tú hablaste sin abrir la boca! ¿Cómo es eso posible?-

- Puedo hablar directamente en tu cabeza, Jack, sin necesidad de abrir la boca.- El espíritu grisáceo se le acercó un poco.- No es nada de lo qué debas preocuparte.- Volteó la mirada hacia abajo.- Es así como trabajo yo.-

- ¿En serio?- Preguntó curioso y sujetó con ambas manos su cayado.- ¿Eres un guardián o algo así?-

- No.- Se giró a verlo y luego le dio la espalda.- A diferencia de ustedes, mi deber está relacionado con los adultos, y muy rara vez con uno qué otro niño.- Lo miró de perfil.- Aunque, tú y yo tenemos algo en común.-

- ¿De verdad?- Se le acercó lleno de dudas.- ¿En qué?-

- En que los dos somos fríos, como el hielo eterno.- Le contestó.- Aunque en sí, es la gente la qué nos juzga de esa manera.-

- ¿Eh? No entiendo.- Se rascó la cabeza el espíritu invernal.- ¿A qué te refieres?-

- A qué te dicen así porqué manejas la nieve y el hielo. En cambio, mi situación no está relacionada con estos elementos de la naturaleza, sino más bien, con algo más delicado.-

- ¿Cómo qué?-

- Aún eres un niño, Jack Frost.- Le contestó el ente de capucha gris, alejándose un poco.- No lo entenderías.-

Todo esto le estaba provocando un molesto dolor de cabeza al chico de cabellos blancos. Por más qué trataba de comprenderlo, no podía hacerlo. Así qué trató de cambiar el tema...

- ¿Y cómo trabajas?- Se llevó su cayado al hombro, mientras sonreía, tratando de no parecer estúpido.- ¿Usas algún elemento de la naturaleza, magia o algún artefacto?-

El espíritu grisáceo dio un par de vueltas alrededor de Jack, después se detuvo frente a él...

- A diferencia de ustedes, uso cientos de métodos, ya que cada ser es distinto, único. Es por eso qué debo "atenderlos" de uno por uno, por mi propia cuenta.-

- ¿De uno por uno?- Se espantó Jack.- ¡Eso es imposible de hacer! ¡Hay miles y miles de seres humanos! ¡Tardarías miles de años en terminar!-

- Te equivocas, ya que gracias a la magnitud de mi poder, todo lo hago en cuestión de segundos.-

El espíritu invernal no le creyó, sino todo lo contrario, pensó que ese extraño ser sólo estaba presumiendo con tal de llamar su atención. Así qué decidió comprobarlo por cuenta propia..

- Pues suena muy aburrido para mí.- Cerró los ojos y se hizo el desentendido.- Si es cierto lo qué dices, ¿porqué no me lo compruebas?-

El espíritu de capucha gris se le quedó viendo fijamente, sin reflejar emoción alguna en su rostro, cosa qué irritó aún más a Jack...

- Tú quieres qué te muestre mi poder y como funciona, ¿cierto?-

- Así es.- Jack se recostó en el aire, sonriendo con sorna.- Sólo quiero ver una "pequeña" muestra de tu poder. No te molesta, ¿cierto?-

No le respondió, sino más bien extendió su mano, haciendo que algo brillante surgiera de ella. Alzó esta y la cosa flotó directamente a Jack, quién la tomó con su mano para observarla. Era un pequeño frasco con destellos plateados, el cuál contenía un extraño líquido que cambiaba de color...

- ¿Qué es esto?- Miró más de cerca el frasco.

- Una gota de mi poder.- Le respondió.- Dásela a beber a quién tú quieras, y notarás cómo cambiará.-

- ¿A quién yo quiera? ¿En serio?-

- .- Su mirada seguía estoica.- Pero deberás elegir cuidadosamente. Sólo es una gota.-

- Sí, sí, ya entendí.- Jack estaba harto de la plática.- Una gota por persona. Qué útil. ¿Cuánta agua tomas al día, eh? De seguro bebes como un camello.-

Pero el espíritu ni se molestaba por el comentario, ni tampoco se alegraba. Miró al cielo y volvió la vista al chico de cabellos blancos...

- Sigues siendo un niño, Jack Frost.- Dicho esto, se desvaneció en el viento.

- ¡HEY!- Gritó molesto, frunciendo la nariz.- ¡Ah, ya se fue!-

Se sentó en la copa de un árbol y observó de nueva cuenta el frasco. Una gota de su poder...

- Mentiras.- Se quejó mientras guardaba el pequeño envase dentro de sus ropas.- "Una gota de mi poder."- Refunfuñó.- "Dásela a beber a quién tú quieras, y notarás cómo cambiará."- Se llevó una mano a la barbilla, revolviéndose un poco.- Mmm, ¿a quién yo quiera?- Una gran sonrisa asomó a sus labios.- ¡Conozco a ese alguien!-

Saltó del árbol y alzó su cayado, emocionado por cambiar la rutina...

- ¡Viento!- Gritó divertido.- ¡Llévame a la Madriguera!-

No tardó mucho en llegar a su destino. Ahí, el Conejo de Pascua se hallaba ocupado con los preparativos de la próxima Pascua. Una bola de nieve impactó en su nuca, interrumpiendo su preciada labor...

- ¡Maldición, Frostbite!- Se quejó en lo que se quitaba la nieve de la espalda.- ¿Qué no ves qué estoy ocupado?-

- Bueno, no puedo evitarlo.- Le sonrió.- Soy el Guardián de la Diversión. Es mi trabajo.-

- Como digas.- Le contestó malhumorado el conejo.- ¿Qué haces aquí? ¿Te mandó North?-

- De hecho, sólo venía a ver como estabas.- Comenzó a buscar con la mirada.- Canguro.-

Bunnymund se tocó el puente de la nariz, le molestaba que el espíritu invernal le siguiera llamando así, pese a qué había prometido no volver a hacerlo. Jack, ignorante de la situación, encontró algo similar a un vaso...

- Esto servirá.- Se dijo a sí mismo y lo llenó de agua.

Sacó el frasquito y vació el contenido. Tanto el agua como el envase cambiaron de colores por un momento, antes de volver a la normalidad...

- Esto será muy divertido.- Comentó escondiendo el frasco, e imaginándose el horror en el Guardián de la Esperanza cuando notara la colorida explosión en su pelaje.- Hey, Conejo.-

- ¿Qué quieres?-

- Te ves un poco cansado.- Le acercó el pequeño recipiente con agua.- ¿Porqué no tomas un poco de agua? Te aseguro que te refrescará un poco.-

El Pooka lo miró con completa desconfianza, sabía que el chico se traía algo entre manos, sino ¿porqué de repente era tan amable?...

- ¿Qué le pusiste?- Se cruzó los brazos sobre el pecho, mirándolo a la cara en busca de una señal que le indicara que el chico estaba mintiendo.

- No le puse nada, sólo es agua.- Le respondió, cuidando de no exaltarse para no ser descubierto. Y se le ocurrió una idea.- ¿O qué? ¿Acaso tienes miedo de tomar agua qué proviene de tu misma Madriguera? ¡Cielos, Canguro!- Chasqueó la lengua mientras movía la cabeza negativamente.- Eso es taaaaaaan decepcionante.-

Y funcionó. Pudo ver cómo el Conejo de Pascua se acercaba a él saltando...

- Dame eso.- Le ordenó, quitándole el recipiente de las manos, y bebiendo el contenido.

Jack miraba completamente emocionado cómo el Pooka se tomaba hasta la última gota de aquello, listo para reírse de él cuando se diera cuenta de que se trataba de una broma. Pero nada ocurrió, para su completa decepción...

- ¿Qué?- Le preguntó molesto Bunnymund al darse cuenta de que se le quedaba viendo fijamente.

- No pasó nada.- Con la ayuda del viento, flotó alrededor del otro guardián para ver si había algún cambio o no.- Nada. ¡NADA!-

- ¿Cómo qué no pasó nada?- Las orejas de Conejo se movían de un lado a otro.- ¿Le pusiste algo al agua, verdad? ¡Contesta, Frostbite!-

- ¡Maldita sea! ¡Fui un estúpido!- Y alzó el vuelo, sin importarle lo que le ocurriera a Conejo, quién comenzó a corretearlo.

- ¡Vuelve aquí, Jack Frost!- Estaba a punto de taclearlo, cuando resbaló, cayendo sobre unos arbustos.- ¡JACK!-

Más el chico se había ya desaparecido de su vista, por lo tanto, también de la Madriguera. Se puso de pie y resopló, ¿ahora qué maldad había hecho? Quería ir de inmediato al Polo Norte y hablar con Nick sobre ello, pero no tenía tiempo qué perder. La Pascua pronto llegaría, y él no podría atrasarse sólo porqué Jack Frost le quería jugar una mala broma. Volvió a enfocarse en su trabajo y sus pequeños huevecillos, olvidando lo que había acontecido momentos antes...

.~o0o~.

Jack buscó y buscó por todas partes, pero no logró encontrar al extraño ser que le entregó el frasco. Se sentó en una gran roca cubierta de nieve y tiró sus blancos cabellos escarchados...

- ¿Porqué le creí?- Dejó de jalar sus cabellos y soltó un suspiro.- Bueno, al menos, no le pasó nada al Canguro de Pascua.-

Eso era lo que él creía, no tenía ni idea de lo qué había hecho...

.~o0o~.

- Ah. Ah.-

Ya era de noche, cuando Conejo comenzó a retorcerse. Gruesa gotas de sudor le corrían por todo el cuerpo, empapando su pelaje azul grisáceo...

- Ah. ¡Ah!-

Cayó al suelo, se llevó una mano al pecho sintiendo cómo el dolor lo sofocaba, lo hacía trizas. Abrió enormemente los ojos, mientras trataba de tomar la mayor cantidad de aire, como si eso le pudiese detener momentáneamente ese extraño sufrimiento..

- ¡AH! ¡AH!-

Más de pronto, el dolor cesó. Su respiración se relajaba, a la vez que volvía a la normalidad. Se levantó del suelo como si nada hubiera pasado, y se volvió a dormir sin soñar...

Sin sentir...

Sin nada...

Continuará...