Back to the action, babies! (Volvieron las notitas al inicio, yeah) Y volvi yoo! Ussss. Le guto el cap anterior? Espero que sí y los comentarios me lo dicen. Cap 9 y 70 comentarios, se me salen las lagrimas, estoy muy feliz por los review y los favs y los follows y les agradezco a todos por leer, tanto los que estan desde el inicio y soportan mis horribles tardanzas, como los que estan cada cap nuevo :´) Sin mas que decir... ADELANTE CAPÍTULO!

Capítulo 9: Pequeños contratiempos

Luego de algunas técnicas de persuasión y un Mira maldito idiota si no llevas a mi amiga a tu estúpido castillo te aseguro que cuelgo tus joyas de familia de ese árbol de allá por parte de Sango, Inuyasha aceptó ayudar a Kagome con el orgullo y la dignidad por el suelo. Koga decidió acompañarlos "para vigilar que el perro estúpido cumpla su palabra", no es secreto para nadie que Koga sólo iba para ver la cara de humillación del hanyô perro.

— ¡¿Podrías, por tu santa madre, ir más despacio?! — gruñó Sango, llevando a una inconsciente Kagome en Kirara. Ya iban por el bosque y apenas el sol se iba ocultando, la exterminadora hacía su mejor esfuerzo por que la gata se moviera lo menos posible, pero aún así no funcionaba.

— ¡Si quieres que tu amiguita se salve, te aconsejo que no te quejes, pricesita! — respondió Inuyasha, irritado. Él le llevaba diez pasos a Kôga y quince a la exterminadora. De vez en cuando giraba y veía el rostro contraído de la sacerdotisa y se preguntaba si no sería mejor si la llevara en la espalda. — ¡¿Qué!? Yo no quiero a esa chica en mi espalda y me da igual lo que le pase.

— ¡Oye, perro! Hay un río por aquí, necesito refrescar a Kagome, está ardiendo en fiebre. — La exterminadora no esperó respuesta y seguida de Kôga se alejaron un poco del camino. El hanyô se detuvo casi derrapando contra la tierra y dio media vuelta murmurando y gruñendo cosas.

Cuando llegó al riachuelo, Sango empapaba paños y los ponía en la frente de Kagome mientras aparentemente deliraba, el jefe lobo estaba parado detrás de ella y olía con insistencia el aire.

— ¿Qué pasa, sarnoso? — preguntó Inuyasha, también olisqueando. Kôga respondió con su habitual Nada que te interese y sacó unas cuantas hierbas que nacían de las raíces de un árbol y agarró una hoja bien grande del mismo árbol junto con un frutico que apenas era retoño.

El hanyô miró con disimulada curiosidad y acercándose al río, que Kôga machacaba las hierbas contra una roca y luego exprimía el escaso jugo del fruto, con sus garras raspó la superficie de la piedra para sacar la mayor pasta posible y ponerla en la hoja. Se empapó las manos y dejó que unas cuantas gotas de agua cayeran en la hoja y se lo pasó a Sango. En este punto ambos demonios contenían fuertemente la respiración por el agrio aroma de la mezcla.

— Dale esto, servirá para que el la fiebre baje y el veneno no recorra con tanta rapidez su sistema. — Dijo Kôga, rápidamente. La exterminadora miró desconfiada la hoja y sólo suspiró, inclinó a Kagome y le hizo abrir la boca mientras pasaba el líquido rojo por su garganta. Ella frunció el seño y luego el lobo puso su palma, aún mojada y con restos de mezcla, en el brazo derecho; las ampollas aún las tenía y estaba más oscuro. Al tener contacto con el agua las ampollas se rompieron y Kagome lanzó un lastimero gimoteo, al instante abrió los ojos y miro todo desorientada.

A su alrededor vio varias personas; Sango que la sostenía, un chico lobo detrás de Sango, a unos pocos pasos de ella estaba Kirara recostada y durmiendo en ella un zorrito.

— ¿Qué fue eso? — a Sango casi se le sale la mandíbula y sentó a Kagome en el suelo correctamente.

— Son Ishis, sólo le bajarán la fiebre por unas horas aunque luego será algo peor y disminuirá la rapidez del veneno en su sangre. Lo mejor es actuar rápido. — Y de nuevo estaba esa faceta responsable y fría de Kôga.

La sacerdotisa miró a Sango y le hizo unas cuantas preguntas mientras Kôga pensaba, Kirara se había acercado y el zorrito en su boca (aun dormido) cayó en el regazo de Kagome, haciéndolo despertar inmediatamente. Kagome aun tenía ese pequeño toque como de ausencia y sólo se despertó un poco por el peso en sus piernas.

— ¿Quién eres? — preguntó Kagome, arrastrando la lengua y acariciando detrás de las orejas puntiagudas al niño.

— Soy Shippô— dijo él, casi encantado por las caricias. Tenía el pelo como bronce y unos ojos verdesísimos y no aparentaba tener más de diez años —, yo te salvé en la cueva. — Añadió, orgulloso.

— Muchas gracias. — Respondió Kagome, con una pequeña risita y asintiendo.

— ¡Perro!

— ¡¿Por qué demonios gritas?!, estoy a cinco pasos de ti.

"Un momento" El aturdimiento no evitó que reconociera la voz del arrogante "hijo bastardo de Inu-No Taisho" que la había salvado en dos ocasiones y ahora estaba a escasos cinco pasos de ella. Giró levemente la cabeza y al ver su cara los recuerdos entraron sin permiso en su cabeza.

Luego de acabar con el demonio, guardó la espada, se sentó de golpe en la tierra y debido al duro impacto puso su mano derecha en su abdomen del cual empezaba a salir líquido carmín. La muchacha se acercó rápidamente a él, cargando con la cesta de hierbas, y se sentó frente a él, centro su vista en el estómago del hombre y vio que la sangre se colaba por los dedos provistos de garras.

— Mmm…¿Te puedes quitar el hitoe y tu kosode?— preguntó mientras colocaba la venda con ungüento de hierbas sobre sus rodillas.

— No hace falta, ya se curaran. — respondió frio.

— Pero, ¿no está sangrando la herida? ¿no crees que para que pueda cicatrizar, tan rápido como dices, debe estar cubierta?— contrarresto irónica causando que un pequeño tic se apoderara de la ceja izquierda de InuYasha. — ¿Por qué eres tan terco?

.-.

...Un muchacho de cabellera platinada… ¿Un segundo? ¿Eso no era…?

— ¿Ca- cabello plateado…?— murmuró tratando de mantener los ojos abiertos.

.-.

— Se acercan un paso más a ella y no vivirán para contarlo. — advirtió una voz sombría de entre los árboles...

.-.

...Rastros de luz salieron de la espada y se dirigieron directamente al yôkai cortándolo en pequeños trozos fácilmente.

Así que... ¿había sido él? Eso no lo podía creer, su mente debía estar jugándole sucio y por eso su imaginación estaba tomando el control.

— Niña, de verdad que eres mal agradecida... Te he salvado dos veces y tú aún no agradeces por la primera. — Dijo Inuyasha, burlón.

— Entonces, prepárate para la tercera. — Le dijo el ookami con una sonrisa.

— ¿Uh? — todos voltearon a ver a Kôga, incluso Kirara. Kagome e Inuyasha lo miraron con una ceja alzada y cruzaron miradas en un intento por descifrar qué quería decir el demonio con eso.

—¡Claro! Si la salvas de que muera por Osabaki ella te agradecerá por las tres y tú estarás contento. — La expresión de todos era... em... algo confusa ante la radiante sonrisa que tenía Kôga plasmada.

—¿Qué insinúas? No, no lo haré porque no me da la gana y no me importan unas malditas gracias.

— Lo harás porque si tu madre se entera, no creo que vaya a estar muy contenta. — Dijo Kôga, casi con una sonrisa cínica en la cara. Inuyasha avanzó dos zancadas hasta él y antes de que si quiera lo agarrara del pecho, el yôkai le asestó una patada en el estómago.

Los ojos de InuYasha se llenaron de rabia y extendió sus garras que brillaron con los últimos rayos de sol.

— Ya, ya, ya, calma, no hay que ponernos agresivos. — Sango se había levantado, puesto en medio del gran espacio entre ambos hombres y tenía las manos frente a ella mostrando las palmas. — ¿Cual es el problema de llevarla a tu miserable castillo? ¿Ya las has salvado antes, no? ¿Acaso tu orgullo de macho se verá muy afectado? No te pongas con estupideces ahora.

Inuyasha la miró, de un momento a otro las garras le cosquillearon y tuvo ganas de clavarlas en algo, tal vez carne, tal vez la carne del cuello de esa insolente mujer...

Aún enfurruñado y con el mal, pésimo humor que tenía que se notaba a leguas, tomó a Kagome del brazo bruscamente levantándola y haciendo que el zorrito cae de cara al piso. Ella tuvo problemas para mantener el equilibrio pero lo logró, el hanyô estaba incado de espaldas a ella. Kagome en ese momento no distinguió si el incendio en su rostro era por la fiebre o vergüenza.

— ¡Súbete!— habían gritado Kôga, Sango e Inuyasha, impacientes. Kagome hizo lo pedido y antes de que Inuyasha echara a correr Shippô lo detuvo.

— Espera, espera. No pienses que te vas solo con ella...— de un solo salto llegó a la espalda de Kagome y se ocultó en su espesa melena azabache. El medio demonio bufó en respuesta y rodó los ojos.

Agarró bien a la sacerdotisa por los muslos y con sus manos con garras enlazadas frente a él, partieron desapareciendo por el oscuro bosque.

— ¿Sabes de dónde salió ese enano?— preguntó Kôga, con sus brazos cruzados en el pecho y ladeando el rostro a Sango.

— No tengo ni idea.

Como ya se habran dado cuenta, el capitulo fue algo comico y mas como de relleno. Like comedy? There´s comedy! Gracias a aky, no la habia visto en siglos, a Astron, LucDexam, a Reiko, a la guest KANAMI, a Andy y a July, Tambien a las personas que siguieron y que favearon(?) el fic. La verdad estoy preparando varias cosas, aun no tengo nada del proximo cap pero si estoy en proceso de hacer el primero para otra historia Pasos de amor. Des gusto el capitulo? Pues escriban en esa caja que esta al final del cap qué les parecio, nos vemos pronto.

CHAO CHAO