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Epílogo

El sol finalmente había salido. Los pájaros cantaban desde fuera del edificio. Cada nación presente se quejaba conforme despertaba, teniendo que desmarañarse del revoltijo que hicieron de sus cuerpos en el piso. Unos cuantos estaban a mitad de estirarse cuando la puerta de la sala de juntas rechinó. Un viejo intendente asomó su cabeza.

— ¡Madre mía! ¿damas y caballeros, estuvieron aquí durante toda la noche?

— Sí. — América bostezó y se alejó del abdomen de Canadá, despertando al otro.

— Oh, ¡lo siento tanto! Pensé que todos ustedes habían salido. Anoche estaba todo bien después de las 11:15. Pero por el lado bueno… — y llegado aquí sonrió abiertamente. — ¡Feliz Halloween! — hubo un gran gimoteo colectivo del grupo, causando al viejo intendente parpadear en confusión.

— Creo que he tenido suficiente de este horror sin sentido que me bastará por un buen rato. — gruñó Inglaterra mientras agarraba sus cosas y salía por la puerta. Francia iba pisándole los talones.

— Honhon, ¿eso viniendo de alguien que ve hadas a diario?

— ¡Cállate, frog!

— Estoy tan entusiasmado de ver el sol en lo alto. — dijo Finlandia, ahogando un bostezo. Suecia lo ayudó a levantarse y los dos salieron.

— Geez, no puedo creer que hayamos conseguido dormer por el resto de la noche. — comentó Turquía. Miró hacia Egipto y Grecia. — Hey, despiértense, bestias durmientes. — Egipto inconscientemente empujó el hombro de Grecia, y el segundo despertó con un jalón.

— ¿Qué…? ¿Ya … mañana…? — Grecia estiró todo su cuerpo, empujándolo, como lo haría un gato. Encontró sus pertenencias y siguó cansado al egipcio y al turco, murmurando un rápido "adiós" a Japón antes de salir.

— ¡Necesito llegar a casa! — y Suiza salió corriendo sin decir más. Seychelles se unió a Hugría y Austria mientras salían, las mujeres tenían alguna conversación sobre las interesantes posturas de algunos de los hombres que despertaron.

— ¡Alemania! ¡Japón! ¡Lo hicimos~! — Italia se sentía tan orgulloso de haber sobrevivido la noche con sus amigos.

— ¡Hey, está en lo cierto! — sonrió ampliamente España, abrazando a Romano. — Sobrevivimos.

— Aléjate de mí; no era nada de lo cual debiéramos sobrevivir. — Romano gruñó rápidamente hacia el español- y protestó lo suficientemente alto cuando el primero comenzó a arrastrarlo hacia afuera.

—Bien, entonces, ¿crees que es tiempo de que salgamos? — dirigió Rusia.

— Sí. — dijo Ucrania, y Rusia notó que ella estaba siendo inusualmente pegajosa hacia él, más para disgusto de Bielorrusia.

— Si quieres estar cerca de alguien, estaré feliz de ofrecerte mi brazo. — ofreció Lituania pero Bielorrusia ni siquiera le oyó o le ignoró y salió enojada. Los Bálticos les siguieron en una sola fila después de Rusia y Ucrania.

— ¡Aiya! Lo acabo de recordar – ¡si aquí es de mañana, es noche en casa!

— ¡Está bien! — Corea del Sur saltó sobre la espalda de la nación más vieja, haciéndolo caer. — ¡Whoops! De todos modos, podrás descansar allá. — No estoy preocupado por eso. — murmuró el chino, levantándose del piso. Él y Corea del Sur salieron; Japón le preguntó a Australia si le gustaría un aventón a casa.

— Ay, amigo, estaría bien. — sonrió Australia. El dúo procedió a salir.

— Dime, Alemania, ¿crees que podríamos comer pasta para el desayuno? — preguntó el italiano mientras él y los hermanos germanos salían.

— No. — fue la rotunda respuesta.

— Aww, ¿por qué no?

— ¿No puedes pensar en algo que tenga menos carbohidratos para el desayuno?

— ¿Entonces podemos usar wurst en vez de albóndigas?

— Italia, he dicho que…

— ¡Ooh! ¡Yo apoyo eso! — Prusia levantó su mano ante la sugerencia de Italia. Alemania gruñó en derrota, siendo arrastrado por su hambriento hermano y al italiano que saltaba. América y Canadá reían bajito mientras los veían salir. Canadá estaba de pie, yendo hacia la mesa asegurándose de que tenía todas sus cosas.

— Adiós. — Holanda salía mientras América se volteaba hacia él.

— Nos vemos. ¡Y buena historia, amigo! — Holanda abrió la boca para decir algo, se pausó, luego la cerró y continuó su camino. América rió bajito otra vez mientras Canadá caminaba hacia él. — Ready?

— Creo que sí. — contestó el más tranquilo de los gemelos.

Hacía un día tan bonito afuera. El frío viento de otoño era muy refrescante después de estar atrapados en un cuarto mal ventilado después de diez horas.

— ¡HAHAHA! ¡Es grandioso! — América no podia ayudar pero sonrió. Después de aquel susto, hasta el aire más frío tendría un cálido recibimiento. — Dime Canadá, ¿tienes algo planeado para esta tarde?

— ¿Qué? — los ojos de Canadá se abrieron levemente. — ¿No me digas que estás pensando en hacerlo otra vez?

— No, ¡digo para Halloween! Ir a pedir trick-or-treat. ¿Quieres quedarte conmigo? Apuesto a que los niños echarán a patadas nuestras costumbres. — Canadá sonrió y asintió. Los gemelos caminaron calle abajo juntos, América hablando alegremente acerca de lo que planea para esta noche, y Canadá escuchando distraídamente. La conversación paulatinamente se volvió hacia los hechos de la noche anterior.

— Aw man, y ¡la de Russia me asustó terriblemente! — rió América. — Yo lo dejo como el que contó la historia más escalofriante. Bien, no, creo que el premio se lo lleva Holanda. No sé si sería capaz de desarrollar una historia de ese tipo. No voy a mentirte: me sacó un susto. No en un sentido de "Oh-Dios-mío-me-voy-a-miar-en-los-pantalones" sino en un modo, tu sabes, "más-escalofriante-de-lo-escalofriante". Canadá estaba a medio asentir cuando en realidad estaba asimilando lo que su hermano trataba de decir.

— Repite eso otra vez.

— ¿Huh? ¿Qué?

— ¿Quién contó la historia?

— Tiene gracia viniendo de ti. Holanda, tu sabes. Creo que el gana por enviar la mayor cantidad de escalofríos sobre mi columna. — Canadá frunció el ceño.

— Excepto que Holanda nunca contó una historia. — América seguía caminando un poco antes de detenerse.

— ¿Qué quieres decir? Vi a Japón sacar la última tira de papel, y sé que él último que habló no fue una voz que hubiera hablado antes.

— Pero estaba sentado al lado de mi. — replicó Canadá. — Todo el tiempo. Y no abrió la boca ni una vez. — Ahora fue América quien frunció el ceño. La preocupación comenzó a notarse en su rostro.

Wait… entonces si no fue Holanda…. ¿quién estaba hablando?


Y de este modo concluye "Hetalian Creepypastas". Gracias a todos quienes se mantuvieron durante toda la travesía. Fue un gran placer encontrar y escribir todos estos creepypastas para ustedes. No pensé que se volvería tan popular en el transcurso de los 31 días; originalmente estaba pensado como un simple reto de drabbles. Quiero agradecer especialmente a todos los creativos autores de aquellas historias que usé para esta serie; ¡son asombrosos, chicos! Y gracias, lectores y quienes dejaron sus reviews, por todo su apoyo; sé que no podría haberlo hecho sin ustedes.

No estoy tan segura de qué más decir por aquí (je je) así que ¡les deseo un poco riesgoso y feliz Halloween! — Atte. R.N. Walker.