Bueno... Esto no estaba en mis planes, pero había demasiada gente pidiendo conti y yo no me resisto a los reviews (?) xD espero que les guste, muchas gracias a todos los que comentaron y añadieron la historia a sus favoritos!


En realidad, no había problema con el reporte, nunca había sido mala alumna.

Tampoco había problema con el plazo, tendría que hacerlo el fin de semana para entregarlo a tiempo el lunes.

Ni siquiera había problema con la temática, todo se encontraba en internet en estos días.

Entonces, ¿qué era lo malo? Pues.. su compañero de trabajo.

—¿Cómo vas, Natsu? —preguntó Lucy.

—Lucy, no entiendo nada —respondió.

La rubia suspiró e intentó mantener su temple sereno.

—Natsu, somos un equipo, tenemos que hacer esto, no quiero obtener una mala calificación —dijo.

—Las páginas son muy largas, no puedo resumir todo eso.

Así es, su compañero de trabajo era nada más y nada menos que Natsu Dragneel, el chico que durante años había ignorado, parecía irónico que después de haber pasado por alto su existencia durante tanto tiempo, ahora lo tenía sentado en su propia casa.

El teléfono del pelirosado comenzó a vibrar, él dueño del móvil puso su mejor sonrisa para no enojar a su compañera, era la quinta vez que Gray lo llamaba. ¿De dónde venía esa necesidad de estar tan comunicados?

—¡Hey, Natsu! Acabo de terminar de recoger la ropa que había tirada en mi cuarto, así que ya puedo salir —dijo el pelinegro desde el otro lado de la línea.

—Gray, ahora no puedo,—respondió Natsu, mirando de reojo a su compañera—. Estoy en casa de Lucy.

—¿Qué? ¿Desde cuándo están juntos? ¿Por qué no me dijiste nada?

—¡No! ¡Estamos haciendo el reporte, idiota!

—¿Reporte? ¿Qué reporte?

Mientras Natsu le leía la pauta de trabajo a Gray, ya que este último no la tenía anotada, Lucy comenzó a seleccionar los datos importantes para ponerlos en el informe. Apenas habían avanzado, con un computador y un compañero tan poco productivo, era poco lo que podía hacer.

—Lucy, tengo hambre, no tienes nada para comer —llamó Natsu desde la cocina.

—"¿En qué momento colgó?"—se preguntó la dueña de casa. Pero otra pregunta más importante llegó a sus labios.

—Natsu, ¿qué haces en mi cocina? ¡Tienes que pedir permiso! —gritó.

Sorprendió a su compañero comiendo el cereal de su desayuno, tenía las mejillas hinchadas de tantas hojuelas que se había echado a la boca y en su rostro no había ni pizca de culpabilidad.

—No te comas esto —pidió Lucy, arrebatándole la caja.

Ya eran más de las cinco, habían estado casi toda la tarde trabajando en el informe, pero Natsu no lograba comprender los principios básicos, por lo que se habían tardado más de la cuenta, Lucy intentaba explicarle lo mejor que podía, pero no era una experta en el tema por lo que muchas veces se vio entre la espada y la pared, por un lado estaban las preguntas que no podía contestar y por el otro, el tiempo que no dejaba de correr.

Era difícil concentrarse, Natsu siempre hacía algo que la sacaba de su esquema y de la nada se desviaban, y cuando intentaban avanzar, era el mismo Natsu quien tenía problemas con la información y ella se detenía a explicarle.

El domingo tenía planificado acompañar a Levy al cine, pero tuvo que quedarse trabajando en el informe nuevamente.

No estaba especialmente molesta, solo frustrada, tenía ganas de ver la película. Pero sabía que ese tonto de Natsu estaba poniendo su parte, le costaba comprender, pero hacía todo lo posible por entender y no retrasarla. Solo por eso, intentaba tenerle paciencia, aunque habían ratos en los que era insoportable.

Además, estaban las incontables interrupciones de Gray, quien por algún motivo estuvo todo el domingo semi-desnudo en su sala, trabajando en su informe con Loke.

—¿Por qué están aquí? —les había preguntado la dueña de casa al verlos llegar esa mañana.

—No pudimos decidir si trabajar en casa de Loke o en la mía, así que tu casa nos pareció una buena opción —le respondió Gray.

—¡Eso no tiene sentido!

—Pero dejas que Natsu esté aquí, ¿por qué no podemos quedarnos nosotros también?

—¡Porque Natsu es mi compañero!

—No te preocupes Lucy, no molestaremos—intervino Loke—. Además, no hay nada más inspirador que trabajar a tu lado.

—Tienes que escribir un informe, no una poesía —repuso ella.

Y así fue cómo acabó recibiendo a esos dos visitantes inesperados, los cuales tenían casi los mismos problemas de comprensión que Natsu.

Lo peor era que de vez en cuando, Gray comenzaba a discutir con él y no sabía cómo separarlos. Por su parte, Loke en vez de ayudarla, no perdía el tiempo y aprovechaba el momento para coquetear con ella.

Terminar el informe fue agotador, estaba tan cansada que casi llega tarde a clases ese día. Pero la recompensa se vio tres semana después, cuando el profesor les entregó los resultados.

—Mira esto, Natsu, aprobamos —dijo Lucy entusiasmada.

—¡Hagamos otro informe! —exclamó el pelirosado.

—¡Sí!

Un aura oscura envolvió a la rubia, al darse cuenta de lo que acababa de decir, se había dejado guiar por la emoción.

—Espera, —se corrigió—la próxima vez, no me voy a dar dos días para estar explicándote todo, tú solo tendrás que entender.

—Pero Lucy…

En ese momento, se le ocurrió una idea.

—A menos que hagas algo —dijo Lucy, tanteando el terreno.

—¿Qué cosa? —preguntó el pelirosado.

—¡Pagarme una entrada al cine!

Natsu sintió como si el mundo se estrellara contra su cabeza, abrió la boca y se tardó unos segundos en salir de su asombro para poder responder.

—Pero Lucy, no tengo tanto dinero como para pagar dos entradas.

—Yo solo quería que me dieras dinero para mí, para nadie más —respondió ella.

Ya sabía que él no aceptaría, era una locura, pero quería llevar su broma lo más lejos posible, en venganza por no haber podido acompañar a Levy por haber estado con él.

—Pero no puedes ir sola al cine —insistió Natsu.

—Ya buscaré a alguien que me acompañe. Quizás Loke quiera ir, aunque no me extrañaría que Gray se apareciera.

—¿Qué? Pero si yo estoy pagando tu entrada, debería ir también.

En ese momento, Lucy se dio cuenta que esto ya no era una broma.

—¿En serio me pagarás la entrada? —preguntó sorprendida.

—Esa es tu condición.