Desencanto.

No se porqué comencé este Fic… tuve la idea en uno momento en que leía… y pues aquí está.
Me gustaría que tuviera más capítulos, pero por ahora, solo se me ocurre esto.

South Park no me pertenece, ni sus personajes, ni la historia original… solo los tomé prestados en un momento de reflexión sobre una mecedora XD

Existirán miles de situaciones que marcarán nuestras vidas. Aunque la mayoría, para bien o para mal, tendrán influencia en lo que viene a acontecer… una mala decisión te lleva a otra… pero una buena no es garantía de una racha ganadora.

Tweek Tweak era un estudiante, por mucho, de lo mas excéntrico. Distraído, temeroso, idealista, poco competitivo y un obsesivo total del café, que poco se interesaba del mundo exterior… que solo soñaba con sentirse libre. De todo… de sus miedos… de la sociedad…

…de la soledad…

De esta forma, con esas características tan inocentes de su personalidad, terminó siendo amigo y compañero asiduo de Craig, el buscapleitos de la secundaria.
Craig Tucker apreciaba todo en Tweek… sus silencios acompañados de quejidos o temblores… la sutil forma en que podía mandar a todos al carajo, lo poco que le afectaban las criticas de todos. El respetaba eso. Lo anhelaba.

Tweek no era estúpido… en realidad, poseía una inteligencia bastante perspicaz. Lamentablemente, el amor no era una de sus aéreas "fuertes". Sabía, no, mejor dicho, "presentía" que su acercamiento hacia Craig era algo más que una búsqueda desesperada por tener un amigo. Había estado solo toda su infancia y la verdad era que en su adolescencia, esa no era una de sus prioridades. Pero había algo en Craig, en su monotonía, en su forma de ser, la imagen que proyectaba a otros, tan distinto a todo lo que esta establecido… que lo atraía… y con fuerza estremecedora.
Como amar no era su especialidad, decidió que no iba a dar rodeo alguno… NI EL MAS MINIMO. Le diría a Craig lo que sentía, simple y directo.
Tomó un trozo cualquiera de su libreta, de esos pequeños cortes que todos hacemos al final de todas las hojas, justo en esas que se emplean para dibujar o hacer recaditos. Puso en claro sus sentimientos y los plasmó sobre el papel.

– Léelo cuando tengas tiempo.

Pidió sin más al moreno. Craig lo observó extrañado, los recaditos no eran precisamente algo típico en Tweek. Guardó el papel doblado en el bolsillo de su pantalón y se alejó del rubio, caminando como acostumbraba. Tweek lo siguió con la mirada todo el tiempo, con el corazón latiéndole de aquella forma que solo era posible por el aceleramiento del trabajo físico. Pero el no estaba corriendo, estaba ahí, de pie, en medio del patio de la escuela, con el terror mas grande que jamás había sentido.
Un minuto… cinco… diez minutos…
Craig no terminaba de charlar con Token y Clyde… era como para sufrir un infarto.
Aun así, Tweek no quitaba su mirada.
Sus ojos verde pino comenzaron a cubrirse de llanto…
¿Había una razón para sufrir de aquella forma?
Ni siquiera había sido rechazado a aceptado…
Pero esperar…
Estar junto a la persona que amas, siendo solo su amigo…
Era una ventaja…
Que dolía.

El cambio de hora sería pronto, solo faltarían 50 minutos antes de salir de ahí. Tweek no apartó su mirada ni por error de aquel chico. Todos lo miraban como algo normal, pensaban que Tweek era raro y algo maniaco… verlo ahí, parado en medio del patio principal, observando en Dios sabia que dirección, no era algo realmente extraordinario.

Entonces eso…
Craig puso una mueca extraña… recordó algo importante.
El corazón de Tweek se detuvo cuando el moreno metió su mano izquierda dentro de su bolsillo.
Había llegado el momento.
Craig sacó un papel de su pantalón… iba a leerlo…
El corazón de Tweek estaba a punto de salir disparado de su pecho.
¿Por qué?... había jurado que jamás sentiría algo tan fuerte por un motivo tan simple y estúpido como el amor…
Craig abrió el papel frente a sus ojos. No tenia idea que Tweek lo observaba.
El corazón del rubio se detuvo un instante… ¿era demasiado tarde para arrepentirse?
Tucker leyó el papelito… alzó una ceja con extrañeza… volvió a leerlo.
Tweek quiso caminar en dirección de Craig, mentirle, decir que todo había sido un juego… pero no podría hacerlo. Ya no había vuelta atrás.
Entonces Craig sonrió… primero una pequeña sonrisa, muy poco notable.
Tweek se llenó de gozo… el moreno estaba sonriendo… mucho… el sonreía… demasiado…
Craig releía una y otra vez el papel…

…Y comenzó a reír…
¿El estaba?
Si, estaba riendo a carcajadas.
Clyde y Token se asustaron, entonces lo observaron con curiosidad. A esa distancia, Tweek no pudo distinguir siquiera lo que sus labios dijeron… pero en cuanto Craig les contestó, estos comenzaron a reír también.

Entonces se rompió…

El cerebro controla todas las emociones… pero la única forma de explicarlo:
Es que rompieron su corazón…

Clyde y Token se alejaron de Craig en cuanto sonó la campana. Pasaron a un lado de Tweek, lo saludaron con un gesto de la mano y se echaron a reír de nuevo.
¿Se estaban burlando?
¿Hizo algo mal?
¿Debió guardarse sus sentimientos?
¿Eso podría ser más incómodo?
¿Que tendría que hacer para dejar de sentirse así de mal?
¿Por qué se sentía la persona más estúpida del mundo?
¿Por qué no pensó antes de actuar?
¿Que tan distintas serian las cosas?

En medio de su letargo, tuvo a Craig frente a él sin darse cuenta… pero no podía mirarlo… nunca más. Salió corriendo de ahí, sin detenerse a escuchar nada más.
Su mundo había sido tan cerrado hasta ese momento… que después de aquello, sintió que jamás volvería a salir a la calle siquiera.


Los días pasaron con una velocidad tan lenta que resultaba atroz. Tweek dejó de hablar con Craig definitivamente. Cada vez que lo veía acercarse, huía… dejó de saludar a Clyde y Token. Dejó de sentirse bien…
Pero en medio de la soledad, los pensamientos rara vez pueden ser buenos.
Al final de las clases, el profesor daba a un par de alumnos el juego de llaves que correspondía a la bodega de la escuela. Debían llevar allá todo el equipo que se había utilizado en el día: el cañón para la computadora, las escobas y trapeadores, las cubetas, las tinas con agua, los borradores y un etcétera estresante.
Aquella tarde se había cubierto por la noche antes de tiempo, problema del horario de invierno. Stan y Tweek permanecieron juntos para realizar aquella labor.
Los minutos corrieron veloces y para antes de las 7, ya todo estaba cerrado, a excepción de la bodega. Tweek cargó lo último en la utilería, observando a Stanley en el portón. El moreno observaba con detenimiento cada movimiento en el rubio tembloroso, sus ojos azules rey lucían más oscuros en aquel momento.
Tweek miró una última vez en aquel plantel, la escuela entera estaba sola, ni un alma se encontraba entre los pasillos.

– Creo que esto es lo ultimo… – Dijo el rubio a su compañero antes de girarse para encontrar a Stanley tras de él. Dio un pequeño grito del susto, pero de inmediato bajó la guardia. – Me asusté…

Entonces lo notó…
¿Estaba cerrada la puerta?, ¿desde cuando?

La oscuridad dentro de la bodega daba miedo…

– ¿Porqué…? – Comenzó Marsh. Tweek lo pasó de lado y empujó aquella estructura de acero con fuerza. No cedía, era como si la hubieran cerrado… pero solo el y Stan… Stan… – ¡Tweek!

El moreno tomó con fuerza su muñeca, haciendo que chillara por el agarre. Con un extraño miedo creciente en su interior, Tweek intentó enfocar bien su mirada dentro de aquel lugar. Entonces las luces se apagaron. Seguramente, el hombre que hacia la limpieza había desconectado todas las luces. Iba a quedarse encerrado dentro de la escuela.

– ¡Espere…! ¡Aun estamos adentro!, ¡alguien! – Comenzó a gritar asustado, pero de inmediato sintió un fuerte golpe que lo hizo girarse en dirección del otro chico… – ¿Que carajo te pasa, Marsh?

– No pueden oírte… estamos tu y yo… – Y con el mas sorprendente de los movimiento, Stanley recargó su cuerpo contra el de Tweek y lo atrapó entre si mismo y la puerta. Con un movimiento que lo forzó a verlo de frente, Stan besó con verdadera fuerza los labios del rubio. Tweek abrió los ojos como nunca.

– ¡Suéltame! – Liberándose de aquel beso que no podría desear menos, Tweek golpeó el pecho de Stan y comenzó a respirar con dificultad. El moreno lo empujó de nuevo, pero en esa ocasión el golpe lo hizo caer de sentón sobre el suelo. Entonces sintió el pie de Stan separando sus piernas con brusquedad. – ¡Basta, Stan!, ¡No quiero hacer esto!, ¿que carajo te pasa?

– ¿No es esto lo que esperas de Tucker?, ¿Por qué sigues fingiendo que no eres marica cuando sabes que mueres por esto?

– ¡Eso no es cierto…! – En un intento desesperado de huir, Tweek dio varios golpes en dirección de Stan, pero la oscuridad no ayudaba demasiado a encestarlos sobre le moreno, así que terminó atrapado por ambas muñecas entre las manos del otro. – ¡Déjame salir!

– ¡Deja de actuar, marica!

– ¿Quién se supone que es le marica? – Entonces Stan lo pateó con fuerza sobre el pecho. Tweek tosió todo lo que pudo, pero de inmediato tuvo a Stan sobre él, retirando sus manos una y otra vez, que intentaban protegerse, pero que poco podían hacer en contra del capitán del equipo de futbol.

Stan tomó en cada mano un extremo de la camiseta de la secundaria que Tweek llevaba puesta y la arrancó con fuerza, rompiendo y rasgando algunas partes y haciendo descocerse dos botones. Tweek entró en pánico… terriblemente. Se giró, muy para su mal, en dirección de la puerta, dejando a Stan con "la mejor" de las posiciones para atacarlo.

– ¡Déjame! – Stan bajó la camiseta del rubio muy por debajo de sus hombros y comenzó a morder su espalda. Tweek sitió que no podía tener mas miedo… que jamás había sentido tanto terror. – ¡Por favor!

Sin esperar demasiado, Stan comenzó a jalonear el cinturón del rubio, acto que lo hizo moverse como un desquiciado bajo él. ¡Eso no podía estar sucediendo!
Con tan solo unos golpes, se liberó temporalmente del moreno, pero con la puerta cerrada, no tenia a donde mas huir. Aun con las luces apagadas, pudo distinguir los ojos azules de Stan. Lucían como los de un cazador.

– Por favor… Stan… – Comenzó a suplicar… – No me hagas esto…

– ¡Oh, vamos!... te veo todos los malditos días… y se cuanto deseas que alguien te haga esto…

– No, no es así… por favor… para…

Pero ante aquellos temblores imparables y suplicas desarmadoras, Stan no hizo sino continuar con aquel suplicio.
Con una fuerza que pocas veces empleaba, jaloneó la hebilla del cinturón un par de veces más y terminó por desabrocharla. Finalmente, lo único que lo detenía de su cometido.

– ¡NO, NO SIGAS!

Fue cosa de segundos para arrancar el botón que sostenía aquel pantalón de uniforme y jalonear los pantalones antes de tener a Tweek en bóxers.
El rubio se retorcía, peleaba, daba patadas, gritaba desesperado y golpeaba lleno de pavor la puerta de aquel lugar, pero del otro lado no había absolutamente nadie que pudiera socorrerlo. Aquello iba a suceder.

Tweek cerró los ojos con fuerza… no estaba ahí… no estaba ahí…

Stanley bajó los pantalones hasta la rodilla y se desabrochó el cinturón…

No estaba ahí… estaba en otro lugar, un lugar tranquilo y silencioso…

Terminó por bajarse el cierre y arrancar la ropa interior del rubio. No la rompió por completo, pero logró dejarlo descubierto lo suficiente.

No había oscuridad, en su lugar, había luces hermosas y brillantes cubriéndolo todo…

Escupió sin ningún cuidado sobre la palma de su mano y se la llevó a su miembro. Sostuvo con una mano las caderas de Tweek y con la otra se abrió paso por detrás del rubio.

No había dolor… no había… nadie mas… y en ese lugar…

Primero detuvo la "cabeza" en la entrada de Tweek… respiró profundo y empujó un par, tal vez en tres ocasiones, hasta que entró una parte…

En ese lugar, no existía el temor.

– ¡ME HACES DAÑO, BASTA, AH! – Sintió que un fuego abrazador le desgarraba las entrañas. Siguió peleando cuanto pudo, pero en cuanto sintió que Stan había llegado al "punto" exacto en que eso comenzaría, cerró los puños con fuerza y rabia sobre la superficie del suelo. – ¡POR FAVOR, POR LO QUE MAS QUIERAS, ME HACES DAÑO!

Entonces Stanley comenzó a entrar y salir… primero lentamente, después… con más fuerza… empujando, entrando una y otra vez. Su voz se escuchaba entre cortada, su respiración sufría pausas constantes. Tweek gemía y sollozaba bajo el moreno… haciendo fuerza estresante en todos los músculos de su cuerpo. Están volvió a llevarse algo de saliva al miembro, estaba resultando mas difícil de lo que había creído, y la falta de lubricación no ayudaba. Se detuvo por al menos 6 segundos, los más largos en la vida de Tweek, para reanudar su trabajo y comenzar a embestir con mayor fuerza al rubio. El sonido resultaba repulsivo para el rubio… los jadeos de Stan sobre su nuca… sus propios sollozos… el sonido inconfundible de los fluidos lubricando y humedeciendo cada estocada dentro de él. Probablemente eran la saliva de están y su propia sangre.
Iba a vomitar… lo haría…
Finalmente… después de milenios de tortura, lo sintió… había algo invadiéndolo… lo llenaba y resbalaba fuera de él… haciéndolo sentir tan… tan asqueroso…
Stan sacó su miembro del rubio y se tumbó a un lado.
Tweek comenzó a llorar… como un niño… solamente llanto imparable y desgarrador…
…Se sentía tan sucio…

De pronto escuchó ese tintineo por el que rogó a Dios, pero que llegó hasta el final de su suplicio.

Sin decir nada, Stan se acomodó el pantalón, la camiseta y el cabello… se puso de pie y salió de ahí abriendo con las llaves del profesor. Una vez afuera, tiró las llaves sobre el suelo, estas rodaron hasta chocar con el cuerpo de Tweek, quien seguía tirado sobre la superficie.

Tweek se quedó ahí tirado por al menos otros 20 minutos… seguía sin comprender… aunque quizá, no había nada extraordinario que comprender…
Después decidió que era momento de regresar a su casa, tomar un baño… y llorar hasta desaparecer del mundo…

– Hey, Marsh…

– ¿Que haces aquí a estas horas, Craig?

– Esperaba a Tweek… ¿no está el contigo?... no lo vi salir…

– Se fue hace rato… le dije que no había problema, parecía apresurado. Ha estado raro estas últimas semanas, ¿no?

– Lo sé… creo que hice algo que… no importa, ¿entonces se ha ido ya?

– Si, lo siento… pero dijo que… ¡no importa!... te veo el lunes…

– ¡Espera!, ¿que ibas a decir?

– Te digo que no tiene importancia…

– ¡Dímelo ahora!... no estoy de buenas…

– Bueno, Craig… o creo que debas seguir buscando a Tweek… digo, tu no me agradas y creo que es bastante obvio, pero lo que hace… lo que está haciéndote… incluso para ti, creo que es demasiado…

– ¿De que hablas?

– Bueno… supongo que no pasará nada si te enteras… Tweek hizo una apuesta con las chicas.

– ¿Una apuesta?... ¿que mierda dices?

– El… bueno… se que es tu amigo y todo, por eso yo no…

– ¡Que me lo digas ahora, Marsh!, carajo… ¿que hizo Tweek?

– El dijo que podría demostrarles que te gusta… que estaba seguro de eso… y apostó a las chicas que podría salir contigo… ahora, yo se que no deber ser una mala… ¿Craig?... ¿te vas?

– …

– ¡Vamos!... es una broma… no creo que el te vaya a… sabe que no eres un idiota y mucho menos un marica, además son amigos, ¿no?… bueno, esta bien… te veré el lunes.

Tuvieron que pasar 12 años para que pudiera superar sus malas decisiones. Tweek abandonó la secundaria después de aquella horrible tarde en la bodega. No le dijo nada a nadie, mucho menos se despidió.
Craig jamás volvió a comunicarse con él.
Supuso que esa era su respuesta.

Con 26 años, vivía en un edificio que rentaba varias habitaciones, todas pequeñas y de una calidad bastante pobre, pero que le pertenecía por completo… lo que restaba antes de pagar la siguiente mensualidad.
Entonces el timbre de la entrada principal sonó.
El estaba sentado en su mecedora, leyendo un libro como de costumbre. Nadie mas parecía estar a las 2 de la tarde dentro del edificio, así que el salió a asomarse.
Probablemente era otro de sus paquetes, había pedido al menos 30 libros nuevos en AMAZON.

– Ya voy, ¡ya voy! – Parecía que golpearían la puerta una vez más. – ¡Dije que YA VOY!

Entonces, con su suéter color verde oscuro y unos jeans descocidos, el cabello revuelto como de costumbre y descalzo totalmente, abrió la puerta con pesadez.

Estaba ahí.

Un segundo

Un minuto.

Todo el tiempo que fuera necesario para mantenerse en silencio.

– ¿Tweek?

Aquel hombre vestido de traje azul marino, con esos ojos negros y el cabello perfectamente arreglado… no podría ser otro, sino Craig Tucker. 12 años después… ¿Por qué tenia que volver a ha vivir esos ingratos recuerdos?

¿Por qué?

– ¿Cr–cr–Craig? … que, que… ¿que haces aquí?

– Soy el dueño del edificio… voy a mudarme aquí…

¿Por qué?... porque la vida era un desencanto.

No se como se lo tomen, pero la verdad la historia termina para mi justo aquí. Dejo mucho a la imaginación… pero… ¡bueno, ni modo! (Imaginen mi sonrisa triunfante).
La verdad es que eso es así… si se me llegara a ocurrir alguna otra cosilla, pues lo subiría… PERO LO DUDO. Para mi es perfecto así… creo…
Por si a caso, lo publico como COMPLETE, pero… no, la verdad no me comprometo a nada. XD

Espero que les haya gustado y pues… nos leemos pronto…

(Y apenas me doy cuenta recién… ¿odio a Stan o que?... siempre lo uso de villano… que extraño… ¿no?)

Cuídense mucho :D

By: Roglia15