Disclaimer: applied.


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FUEGO Y PASIÓN.

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No, Lucy sabía que definitivamente no era una buena idea. Joder, de hecho, semejante tonterías no debería haber pasado nunca por su cabeza, pero… pero no podía detener la estupidez que estaba a punto de cometer. Quizá se debía al ambiente cargado de tensión y hormonas del gremio por el día festivo que obviamente se celebró (¡Por favor, eran Fairy Tail!) y terminó en la típica pelea que destruyó medio gremio.

¡Maldito San Valentín!

Ella se había esforzado como nunca para hacer esos puñeteros chocolates, y ese… ese… ¡ese maldito insensible de Natsu echó por tierras todas sus ilusiones!

¿Cómo coño se había fijado en alguien tan infantil, desesperante y denso como él? ¡Alguien tenía que darle una explicación!

Lloriqueando de decepción y despecho solo atinó a asentir a las palabras demasiado suaves y empalagosas de Mira. Sentarse en la barra y beber lo que la maga clase S le daba era su único consuelo. Fue después de eso que empezó a sentirse mejor (o quizá ya estaba ebria) y a tener esos pensamientos estúpidos… y demasiado calor.

¿Dónde estaba ese stripper de hielo cuando se lo necesitaba?

Lucy movió la cabeza de un lado a otro, frunciendo la nariz en un gesto gracioso. Sus mejillas estaban sonrojadas y algunas gotas de sudor comenzaron a resbalarle por las sienes. Con ojos nublados enfocó su atención en la nueva pelea que se había desatado (como no) entre Natsu y Gajeel, el último siendo contenido apenas por una resignada y azorada Levy.

Entonces, sucedió. Le pareció ver todo de color rosa, luego simplemente decidió que era el cabello de Natsu lo que la distraía. El calor siguió aumentando y se fijó -no por primera vez- en los fuertes y marcados músculos de los brazos del dragon slayer que se movían con cada puñetazo que este intentaba dar.

Sintió la garganta seca y respiró por la boca aire fresco intentar despejar su cabeza. No funcionó, se sintió peor.

—Aquí, Lucy. —Mira le alcanzó otro vaso lleno de aquel líquido rosa chillón. Lo degustó con lentitud, casi mareada, sintiendo la dulzura y acidez mezclados, era como fuego recorriendo sus venas. Y le gustaba, quizá porque estaba acostumbrada al fuego.

Maldito Natsu, se dijo entrecerrando los ojos, ¿por qué rayos hacía tanto calor? ¿Y por qué Natsu se acababa de quitar la chaqueta?

Los ojos de la maga de espíritus celestiales recorrieron casi como una caricia los tonificados músculos, esos que parecían formar una perfecta barra de chocolate…. Recordar eso la enfrío un poco. Había estado a punto de darle los chocolates que preparó con mucho esfuerzo dos días atrás tras ver a Juvia perseguir a Gray por todos lados hasta lograr que aceptara los suyos. Incluso Levy consiguió el suficiente valor para hacérselos llegar a Gajeel a través de Lilly; la orgullosa Evergreen le había aventado de un extremo a otro una caja de los mejores chocolates de toda la ciudad a Elfman (que estos se hubiesen despedazado en el trayecto no disminuía la intención); y Mira con su sonrisa dulce había repartido chocolates a todos para dejarlos contentos (el de Laxus fue significativamente más grande y el mejor). Entonces, ¿por qué ella no le dio los suyos a Natsu?

¡Simple! ¡Ese idiota no tenía una pizca de consideración con el corazón de una mujer!

Escuchó su discusión con Happy donde hablaba de lo estúpido que era San Valentín y otras cosas más que prefería no recordar.

Hizo un mohín de disgusto y tristeza. Aunque se sintiera resentida también estaba herida, ella había querido darle los chocolates realmente. Una forma, en su opinión, de agradecerle por todo y también una forma de exteriorizar los sentimientos que no la dejaban en paz.

Mira siguió sirviéndole de aquel líquido dulzón y ácido al mismo tiempo. Lo saboreó de nuevo, se relamió los labios húmedos y siguió mirando a Natsu notando más que nunca cada detalle de él que le confería un toque salvaje y poderoso, como un conquistador arrasando con todo. De niña siempre había querido un príncipe azul que la rescatase de la alta torre que representaba sus miedos, para arrebatarla de las garras de la bestia que arrasaba sus sueños. El príncipe nunca había llegado, por supuesto, en su lugar el dragón la había rescatado y con su fuego no solo quemó la torre sino también su desdicha y oscuridad, encendiendo una llama de esperanza, un tornado de fuego y pasión que le permitió encontrar su libertad.

Si, esa era la razón por la que terminó enamorándose de Natsu Dragneel. Ese imbécil insensible que no caía en cuenta que sus gestos y acciones o la pasión de sus sentimientos e ideales podían hacer arder cualquier corazón.

Maldito estúpido. Habría deseado maldecirlo por toda su vida, pero al final la culpable era ella por haber caído. Por haber permitido que sus palabras la calaran tanto, el desprecio a San Valentín y a todo lo relacionado a esa fecha había dolido.

—Toma un poco más, Lucy —insistió Mira con una gran sonrisa—. Ya verás que te sentirás mejor.

—Calor —murmuró limpiándose la frente—. Hace mucho calor. —Aceptó el nuevo vaso—. ¿Qué es esto, Mira?

—Valor —contestó con una sonrisa ladeada—. Natsu puede parecer muy tonto y denso, pero te sorprendería aprender el porqué de sus razones.

—Si tú lo dices —masculló tomando nuevamente el líquido.

Calor, más calor, fuego en realidad, no podía ser de otra manera. Sentía una imperiosa necesidad de levantarse e ir con Natsu, y… y… no, no podía estar en eso. ¡Era una tontería! ¡De ninguna manera comentaría semejante disparate!

Pero terminó levantándose con la mirada decidida, dejando el vaso sobre la barra ante la mirada complacida y victoriosa de Mira. Sentía las mejillas en llamas y el calor apenas la dejaba respirar, pero eso no la detuvo mientras iba a donde Levy estaba regañando a Gajeel y Natsu por haber noqueado a Jet, Droy y otros más. Era una suerte para ellos que Erza hubiese salido con una sonrisa boba y unos chocolates caseros (y peligrosos) en dirección desconocida (todos sabían que con Jellal).

Se tambaleó ligeramente cuando quedó a la altura de ellos.

—¿Lu-chan?

—¿Conejita?

—¿Lucy?

Allí estaban todos los sentimientos encontrados, furiosos y traicioneros pugnando por salir de su sistema en cuanto se encontró con los ojos de Natsu. Pensó en decir muchas cosas, en golpearlo quizá, y exigirle una explicación en ese momento que tenía todo el valor (y la estupidez) del mundo, pero en lugar de eso se dejó caer de rodillas frente a él. Sabía desde el principio que no era la más brillante de sus ideas y una parte de sí aún conservaba la suficiente racionalidad gritaba para que se pusiera de pie y saliera huyendo para no volver quizá ¿nunca? Pero ya no fuese por su decepción, por las hormonas que dejó San Valentín o por cierto líquido rosa sospechosos Lucy no pudo moverse de allí.

Con movimientos temblorosos y certeros sujetó la bufanda de Natsu que rodeaba su cuello de forma descuidada, dejando expuesta la cicatriz, y la extendió frente a ella como si la examinara.

—Hey, Lucy, ¿qué haces?

La respuesta le llegó un instante después ante la atónita mirada de todos y la primera fila de Gajeel y Levy.

Lucy acercó y chocó brusca y torpemente sus labios sobre los de él, separados solo por la bufanda que ella seguía sosteniendo como si fuese una cortina entre ambos. El beso fue rápido y sorpresivo, pero candente en cierto sentido. Los ojos de Natsu se abrieron grandes de sorpresa y confusión en el instante en que duró todo. Los labios de Lucy que se adivinaban tras la tela fueron sorpresivamente agradables y dulces, bastante dulces como notó cuando la bufanda resbaló de entre sus dedos temblorosos y alcanzó apenas a rozar sin obstáculos los suaves labios.

Lucy sonrió entre el desvarío y el calor mientras se desplomaba. Había alcanzado a sentir el último contacto y pudo notar esa sensación, la misma que transmitió lo que sea que Mira le hizo beber: ese calor, ese fuego, esa pasión que incineraba todo.

Comprendía porque le gustaba tanto Natsu. Le gustaba por su calor, por su fuego y su pasión. Natsu era fuego y a Licy no le importaba quemarse.

Y así a como a Lucy no le importaba el fuego, a Natsu no le importaban ciertas cosas: fechas, eventos o el orden. Era una fuerza imparable y salvaje como bien había comparado Lucy, no seguía a nada ni a nadie. Por eso, cuando le dijo a Happy que San Valentín era una reverenda estupidez lo dijo porque realmente lo pensaba, porque para él no había necesidad de establecer una fecha para algo específico cuando había 365 días al año para demostrar todo el afecto del mundo. Una fecha no iba a ordenarle cuando hacerlo, para él la cuestión era bastante simple.

Claro que Lucy no lo sabía.

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Bueno, que decir… se me ocurrió cuando vio la imagen que sirve de portada *.*, el mérito a su respectivo autor aunque no tengo idea de quien es u.u.

XDD es mi primer NaLu, espero que este pasable (¿?)

Sobre lo que le dio Mira a Lucy pues queda en la imaginación de todos (¿?), como dijo algo de valor para que Lucy pudiera hacer algo al respecto con eso XDDD

Tarde para la fecha que ya pasó, pero algo es algo XDD.

Gracias por leer.

Besos, Bella.

Editado (07/09/19): Apenas recuerdo los tiempos en los que estaba en Fairy Tail, abandoné el manga a la mitad y aunque lo seguía de vez en cuando, la forma en la que terminó me hizo disuadir de cualquier deseo de retomarlo. Sin embargo, aún guardo cariño por el comienzo de la historia y por las shipps XDD, es literalmente uno de los pocos fandoms donde todo era bien obvio si bien al final ni se confirmaron XD.