Una puesta de sol y una joven sumida en sus pensamientos en una fresca tarde de primavera, era la típica escena desde hace algunas semanas. Para cualquier observador sería una linda mujer disfrutando de un hermoso paisaje, pero para la protagonista de esta historia solo era un día más donde sus pensamientos la confundían y torturaban. El tiempo ha pasado rápido, los cambios también, ya no es la jovencita que un día recibió a un panda y a una chica pelirroja en su casa. Aunque siga siendo tan tenaz y testaruda como antaño, se convirtió en toda una mujer, sin embargo ella no se ha dado cuenta de aquello.

Como todos los días Akane Tendo necesitaba estar sola con sus pensamientos, sin intromisión de su familia, amigos, eternas rivales, admiradores y por supuesto de su querido prometido. Ya no aguantaba más, esos sentimientos ya la estaban agobiando, no podía desahogarse con nadie para contarle sus miedos y confusiones, sentía demasiada vergüenza de reconocer que le causaba cierto personaje. Desde cuando esos pensamientos no se alejaban de su mente, reconocía que el tonto de su prometido ya no era ese jovencito de 16 años, ahora era simplemente un hombre, como puede ser que de la noche a la mañana haya cambiado tanto. Ahora era catalogado como un buen espécimen, como dirían sus amigas, de 1,90 metros , con un porte imponente y esa sonrisa y esos ojos….

-Deja de pensar de esa forma de ese cretino- se decía la peliazul-

Y de vuelta a esa sensación, cada día le costaba más mantenerse alejada de él, pero parece que a toda la comunidad femenina de Nerima le pasaba lo mismo, ya no solo recibía las atenciones de sus autoproclamadas prometidas, ni de las chicas del colegio, aunque estaban en su último año no faltaban las impertinentes de cursos menores que le dejaban alguna carta o le preparaban su almuerzo para llamar su atención. Es como si todo el mundo pensara que su compromiso ya no existía, era cierto que nunca habían concretado nada. Pero de ahí a suponer que ella ya no era competencia la frustraba, además que el maldito de Ranma ni siquiera las rechazaba, simplemente les recibía sus regalos y les regalaba esa radiante sonrisa,

-Él muy desgraciado sabe que es irresistible, y yo como tonta sigo enamorada de él- pensaba Akane- Debo confesar que él tampoco ha tenido ninguna cita ni nada con ninguna de sus otras prometidas, aunque ellas no dejan de acosarlo, y lamentablemente tanto Shampoo como Ukyo se han convertido en hermosas mujeres, aunque me duele reconocerlo.

-Como voy a poder competir con ellas- suspiraba a Akane cansinamente

Estaba oscureciendo, la peliazul decidió emprender rumbo al dojo, al fin de cuentas debía enfrentar su realidad.


Como cada tarde Ranma aprovechaba de entrenar en el jardín, para evitar el calor en un espacio confinado como el dojo Tendo. Desde hace tiempo que no se presentaba algún enemigo o loco para desafiarlo

-Tanta tranquilidad es extraña- pensaba el apuesto joven mientras continuaba con su entrenamiento. Fue plenamente consciente de la llegada de la menor de los Tendo, y de cómo ella se encontraba mirándolo desde la puerta, como no reconocer su presencia y ese olor tan característico de ella, como a chocolate y miel, era su sabor favorito.

De pronto Ranma se voltea y le brinda esa sonrisa arrogante levantando su ceja.

-Te gusta lo que ves marimacho- le habló Ranma con una voz cansada o tal vez ronca que a Akane le dio un placentero cosquilleo en el estómago.

-Sólo veía como entrenabas Ranma, para ver tu técnica, no hay nada más que me interese del paisaje- le contestó la peliazul con cierto aire de arrogancia.

-Si tu lo dices, pero hay varias chicas que no piensan lo mismo que tú- dijo el ojiazul para continuar con su entrenamiento.

-Imbécil presumido- susurro la muchacha- Pero era cierto, quedo embobada cuando lo vió entrenar solamente con su pantalón, dejando su pecho descubierto y como el sudor hacía que su piel brillara. Las ganas de acercarse y acariciarlo, poder tocar esa espalda y estar entre sus brazos no dejaba de atormentarla. Prefirió salir de ahí antes de cometer una locura.

Ranma le extrañó la abrupta salida de su prometida, como cada tarde llegaba muy pensativa de su paseo, él sabía exactamente que iba al parque a mirar el atardecer, la había seguido en varias ocasiones para saber que estaba bien. Se autoconvencia que solo lo hacía para protegerla de los locos de siempre, ya que si le pasaba algo a la pequeña de los Tendo el tío Soun no pararía de llorar hasta inundar la casa. En ningún caso lo hacía porque estaba celoso de que ella saliera sola de la casa y que se podría estar reuniendo con alguien. Eso jamás.

-A cenar- la dulce voz de Kasumi lo distrajo de sus pensamientos, y decidió dejar por hoy su entrenamiento.


Era típica escena familiar a la hora de la cena, Ranma y Genma peleando por la comida. Mientras Nodoka fulminaba con la mirada a su esposo.

-Deja de quitarle la comida a Ranma, no ves que está creciendo y necesita alimentarse más- dijo la señora Saotome tomando sutilmente su katana. Acto que no paso desapercibido por la familia, ni mucho menos por Genma que entendió el mensaje.

-Si mi amor- dijo obedientemente el señor Saotome, era mejor conservar su cabeza sobre los hombros, al fin de cuentas podía asaltar la cocina a media noche sin que se dieran cuenta.

- Que bueno que lo entiendas querido- agregó la mamá de Ranma- además tu sabes que los jóvenes tienen gasto adicional de energía, y como mi hijo es todo un hombre debe estar gastando mucha más energía que los demás- dijo con un tono que a Ranma se le erizó la piel.

-"No por favor, que no se refiera a eso"- pensó el ojiazul sintiendo como el calor iba hacia sus mejillas.

- Pensándolo bien, Akane querida, debes alimentarte muy bien para soportar le energía que Ranma te hace gastar- Akane quedó de piedra.

- ¿A aaa… qqque se refiere tía?- preguntó la peliazul esperando que no sea la insinuación de siempre.

- Mierda- susurró Ranma- "tonta como se te ocurre seguir con el tema" pensó el muchacho.

- Aaaaa hermanita, obviamente que tía Nodoka se refiere al gasto calórico que produce una buena sesión de sexo"- dijo Nabiki que se había mantenido a la espera de esa pregunta. En verdad que disfrutaba las cenas familiares, especialmente desde que la señora Saotome vivía con ellos, y sus insinuaciones de la hombría de su hijo. Ese par de tortolos era tan fácil hacer que se pusieran de mil colores, estaba esperando que Ranma se desmayara por el rumbo de la conversación.

- Qué ¡!- grito conmocionada Akane- De donde sacan esas ideas, nosotros…nnun…nunca hemos-

-No te preocupes querida, es normal en los jóvenes, esos deseos de tocarse y llegar más allá, aunque antes pensaba que no es apropiado antes del matrimonio, me he actualizado un poco y creo que está bien- dijo convincentemente Nodoka.

- Además tía, es muy bueno para la salud, esos dicen los especialistas. Y estoy segura que mi hermana ayuda a mi cuñadito en todo, ambos se mantienen físicamente muy bien. Cierto Ranma?- preguntó la mediana de los Tendo, necesitaba que Ranma participara en la conversación para ponerlos en aprietos.

- No sé a lo que te refieres Nabiki- dijo decidido el ojiazul- Gracias por la comida, me retiro es tarde y quiero descansar- se giró abruptamente dándole la espalda a la familia, para después levantarse y se dirigió rápidamente a la habitación.

Todos quedaron sorprendidos por la retirada de Ranma. Los patriarcas se miraban entre ellos, hace un tiempo decidieron no intervenir en las conversaciones que tenía Nodoka con sus hijos, creían firmemente que ella lograría convencer a los muchachos que debían unir las escuelas, aunque sus métodos no eran convencionales, y sus conversaciones subidas de tono eran cada vez más frecuentes, sabían que la señora Saotome podía acercarse más a sus hijos que ellos que lo intentaron durante tanto tiempo.

Tanto Nodoka como Kasumi siguieron comiendo tranquilamente, mientras Akane se preguntaba que le había ocurrido a Ranma, en varias ocasiones su tía Nodoka salía con esas ideas, pero hasta entonces su prometido las ignoraba y seguía en la mesa. Akane no se percató que Nabiki se fue acercando sigilosamente a ella, hasta que sintió que le decía al oído.

-Vaya, vaya la conversación le afectó mucho a mi cuñadito- susurró la mediana de los Tendo. Akane la miró sin comprender a lo que se refería.

- Ayyyy, hermanita, acaso no te distes cuenta de la extraña forma que Ranma se levantó de la mesa, siempre nos dio la espalda, no te parece raro que se haya girado en el suelo como ocultando algo. Parece que a mi querido cuñadito se le despertó cierta parte al pensar en la forma de gastar calorías contigo- después de esa contundente frase Nabiki retornó a su puesto y siguió comiendo como si nada.

Mientras, Akane le falto la respiración, y sintió su cara arder por el calor al entender la insinuación de su hermana.

En el segundo piso de la Casa Tendo, se podía apreciar a Ranma tirado en su futón con la respiración agitada y con un brazo cubriendo sus ojos.