Las Powerpuff Girls Z no me pertenecen


-¿No piensas decirme? –Brick se recargó en la pared cruzado de brazos, sin despegar su fría mirada de la chica que guardaba nuevamente su teléfono en la pequeña bolsa. Suavizó su mirada notando que la pelirroja se intimido un poco al voltear a verle, pero asustarla no había sido esa su intención.- ¿Qué está pasando? ¿Qué te dijo Butch de mí?

Momoko inevitablemente se echó a reír recordando al moreno histérico por la confusión, haciendo que Brick comenzara a impacientarse más de lo que ya estaba.

-Malos entendidos, solo eso... –Lo primero que cruzó en la cabeza de Brick fue la pelea que tuvo con su hermano por la carta. ¿Le habría dicho Butch sobre el malentendido de kaoru? Seguro su hermano ya sabía que esa acusación era falsa, pues recordó que Momoko primero estaba hablando con Kaoru, suponiendo que su hermano y la morena se encontraban juntos en esos momentos. –Brick… quiero preguntarte algo…

-¿Qué quieres saber? –Preguntó él, sospechando que sería algo sobre la llamada.

-La verdad. –La respuesta lo sorprendió un poco, pero no lo demostró.- Pero primero quiero disculparme contigo.

-¿Por qué te disculpas?

-La carta que tenías, la encontraste en tu casillero ¿No es así? –Momoko no supo que pensar de tan solo ver la cara inexpresiva de Brick.- Yo… le pedí a Kaoru que la entregara a alguien y, bueno… se equivocó de casillero. Lamento si llegaste a pensar que era para ti…

Y Brick aún mantenía ese rostro tan frío y sereno a la vez, tanto que a la pelirroja le asustaba un poco. Pero dentro de la cabeza del muchacho, las cosas comenzaban a tener más sentido. Eso explicaba el por qué Butch pensó que esa carta era de Kaoru, seguro porque le miró con ella.

-De acuerdo ¿Quieres la verdad? Te diré la verdad – Y de nuevo notó como la mirada angelical de su chica mostraba temor a algo, seguro por el tono tan monotono con el que lo había dicho. Suspiró y volvió a mirarle, esta vez con una pequeña curva en sus labios parecida a una sonrisa para calmar sus nervios, pues se notaba por como jugueteaba con sus manos – Tranquila, no diré nada malo –Momoko solamente asintió, reprendiéndose mentalmente por ser tan obvia con sus emociones.- De acuerdo, si la encontré en mi casillero. Pero cuando miré la carta allí me sorprendí y dudé que haya sido para mí, pues recordé que tú me odiabas y no tenía sentido que tú me mandaras una cart…

-Pero no te odio –Interrumpió melodramáticamente sorprendiendo un poco al pelirrojo- Es que… es que yo no te odio… disculpa, continua. –Susurró bastante audible y bajó la mirada ocultando su vergüenza. Las palabras habían salido de su boca sin pensarlo. Y es que no lo odiaba, solo le parecía fastidioso, pero no lo odiaba.

La pequeña risa de Brick se apagó con la misma rapidez con la que brotó para continuar.

-Como decía, no le encontraba el sentido. Pero de todas formas quise arriesgarme. –Se encogió de hombros con desinterés e introdujo sus manos a los bolsillos de su pantalón mojado.

-Pero… hay algo que no entiendo- Hizo una pequeña pausa, pensando como organizar sus palabras- ¿Por qué no fuiste a buscarme? – Era tanta su curiosidad por saberlo.

Brick rodó los ojos y bufó.

-Supongo que fue mejor así. –Ella le miró incrédula- No me imagino que hubiera pasado si Butch no me hubiera retrasado. Realmente no lo imagino…

-No estoy entendiendo.

-Quería ir a verte, pero al parecer Butch miró a Kaoru con la carta, y cuando miró que yo la tenía, se creó la estúpida idea de que los dos iríamos juntos al baile. Entonces el imbécil impidió que llegara a tiempo. – Hizo otra mueca recordando el disgusto- Pero te busqué, tal vez no en el lugar indicado, pero lo hice de todas formas. Fue allí cuando te encontré discutiendo con la mocosa esa.

Sus nervios cada vez más aumentaban. Todo le parecía sorprendente e increíble, como si se tratara de un sueño.

-¿Por qué Butch haría eso? –Se notó el asombro en su voz. Recordó las veces en las que Kaoru decía que el chico se comportaba algo extraño con ella.

-Siempre lo he dicho; mi hermano enamorado es más idiota de lo normal. –Y eso comprobó las sospechas de Momoko.- Bien, creo que ya te lo he dicho todo.

Momoko le dedico una sonrisa agradecida y soltó un pequeño suspiro al cielo. Entornó sus ojos sobre la luna y rio con jovialidad. La luna estaba hermosa esa noche, resplandecía como ningún otro día.

Un corto silencio, pero no incomodo, se presentó

Brick imitó a la peli naranja y miró directamente hacia la luna. Nunca se había detenido a observarla como en ese momento, parecía que la última vez que su mirada se quedó prendida en el cielo fue cuando de pequeño él y sus hermanos perdieron a su querida mascota "Scott" Un gigantesco perro que encontraron y decidieron adoptarlo. Lo adoraban porque cuando iban al parque, el perro correteaba y ladraba a las niñas sin piedad, mientras estas corrían despavoridas y gritaban escandalosamente. Los tres Rowdy's, maravillados, se partían de la risa en el suelo.

Pero la diversión acabó cuando este enfermó y no pudieron salvarlo.

-Sonrían mis niños, que a él no le gustará verlos tan tristes.-Dijo la madre de los tres, acariciando los suaves cabellos de su pelinegro hijo que enseguida infló las mejillas molesto.

-El ya no puede vernos-Fue la seca respuesta del mediano, apretando los puños para no dejar salir una lagrima. A diferencia de él, Boomer no retenía sus lágrimas y solo sollozaba a un lado de un Brick muy callado.

-Eso no es verdad. Él puede verlos. –La mujer notó como la carita de los tres infantes le miraron curiosos y esperanzados.- ¿Saben por qué? –Los tres negaron. Ella les sonrió con ternura- Cuando el murió, su cuerpo quedó en este mundo, pero su alma se fue a un lugar muy hermoso donde es muy feliz y puede ver absolutamente todo. Incluso a ustedes, que estoy segura que los está viendo ahora.

Los tres pequeños de seis años se miraron entre sí un poco asombrados. El más pequeño levanto su manita para llamar la atención.

-¿Dónde está ese lugar, mamá? –Pregunto el ojiazul y el hermano mayor asintió a un lado queriendo saber también la respuesta. La mujer rubia y de ojos verdosos se levantó de la cama de sus hijos y se dirigió a la ventana. Suavemente recorrió las cortinas, dejando ver el oscuro cielo adornado por la luna y las estrellas.- Allí está, mis pequeños.

Los tres se pusieron de pie sobre la cama para alcanzar a ver, pero no lo entendían.

-¿Dónde está? No veo nada. –Dijo Brick empujando a Butch que le estorbaba la vista.- Solo veo el cielo.

-Allí es, mi niño –Señaló- Scott está en el cielo.

Pronto sintió un peso sobre su hombro haciéndolo salir de sus profundos recuerdos. Miró a una Momoko con semblante preocupado y había llevado su mano sobre el hombro del pelirrojo.

-¿Estás bien? –Preguntó ella, y el asintió con una sonrisa. Había olvidado esa vez que su madre les explico el paradero de su mascota, y ahora que lo recordó nuevamente le causó mucha gracia.- ¿Siquiera escuchaste lo que te dije? –El muchacho levantó una ceja. No, no la escuchó.

-Lo siento, ¿Qué habías dicho? –Pregunto aun con esa sonrisa. Momoko parpadeó un par de veces preguntándose en que cosas estaría pensando ese tonto.

-Te pregunté si querías volver al gimnasio.

Brick le miró por unos cortos segundos, examinando a la joven.

-¿Estás segura? ¿Quieres volver así? –Señaló su vestido rosa que yacía arrugado, sin contar que tenía aun unas cuantas gotas resbalando. Momoko bajo la mirada para verlo, y se dio cuenta que el chico tenía razón, sería vergonzoso volver así. Volvió a levantar la mirada, pero esta vez para fulminar al pelirrojo que hizo una mueca al sentir la mirada molesta.- ¿Qué? No me mires así, rosita, que esto no hubiera pasado si hubieras admitido lo grandioso que soy.

-Idiota… -Murmuró rodando los ojos.

El viento sopló haciendo mecer un poco los cabellos mojados de ambos pelirrojos. Momoko se abrazó a sí misma para cubrirse del frio, Brick lo notó y cogió su chaqueta que alcanzó a quitarse antes de aventarse al agua, para ponérsela a la ojirosa.

-¿Qué haces? –Preguntó ella una vez que el muchacho terminó de colocarle la chaqueta. Rápidamente le llegó el delicioso aroma del chico que emanaba la prenda. Olía tan bien.

-Por lo menos entremos a la escuela, hace frío y podrías resfriarte.

Ella asintió ligeramente, tomó su pequeña bolsa y siguió al muchacho que se dirigía hacia una de las puertas para adentrarse al instituto.

-Brick…

-¿Mhm? – Dijo en señal de que le escuchaba, a pesar de seguir caminando tranquilamente con una de sus manos dentro de su bolsillo.

Tímidamente la peli naranja tomó la mano libre para hacerle detener su paso. Él la miró por leves segundos, mas no le soltó.

-¿Qué ocurre?

-¿Desde cuándo?

Brick colocó una mirada extrañada, dando a entender que no tenía idea a lo que la chica pelirroja se refería.

-¿Desde cuándo qué?

-¡Ya sabes! –El no cambió su mirada- ¿Desde cuándo… desde cuando yo te… yo te gusto?

Brick por fin entendió y pareció meditar su respuesta.

-¿Desde cuándo te gusto yo a ti?

-Bueno, desde que tú me… -Paró en seco. –No… No, no, no. ¡No me cambies el tema, idiota!

Sintió las ganas de golpearse a sí misma, por no haber pensado su respuesta.

Él no se molestó en responder aquel insulto, si no que sonrió con satisfacción por la repentina declaración. Con eso, su noche ya era perfecta.

Llevó la mano sobre la cabeza de la joven que permanecía con semblante molesto y un gracioso puchero adornaba sus labios. Suavemente removió sus cabellos desordenándole un poco más delo que ya. Tan suave que podría decirse que fue cariñoso.

Momoko no supo que decir, esa noche había recibido bastantes sorpresas por parte del oji rojo, y esa acción era una más. No había sido la primera vez que le desordenaba el cabello, pero las otras veces habían sido toscas, y con la verdadera intención de arruinar el peinado.

-Creo que desde siempre…


Casa de los hermanos Rowdy

2:00 A.M.

El silencio en la planta era irrumpida por el sonido de lo que parecía ser alguien cocinando. Butch, que se había levantado para ir al baño, decidió asomarse por la puerta de donde provenían unas leves risas muy conocidas para él.

-¿Qué hacen aquí? –Preguntó él susurrando demasiado bajo, pero audible.

Visualizó a su hermano menor sirviendo en dos platos lo que parecía ser pan francés, para después girar y apagar el fuego de la estufa. Brick le acompañaba, sirviendo dos vasos de leche.

-¿Estabas aquí? –Preguntó el rubio viéndole extrañado- Creí que seguías fuera… ¿Hace cuánto volviste?

-¿Hace cuánto volvieron ustedes?

-Como hace diez minutos… -Respondió el pelirrojo tomando un vaso más para servirle al azabache.

Los dos se veían tan de buenas que el mediano imaginó lo que les habría sucedido esa noche.

Los dos hermanos se encontraron de camino a casa, por lo que habían llegado juntos. Habían estado tan ocupados que no les dio tiempo de comer algo, y lo habían recordado una vez que llegaron a casa.

Brick le alcanzó el vaso medio lleno del líquido blanquecino, pero al girarse un recuerdo fugaz pasó por su mente y giró con brusquedad de nuevo hacia él. Pudo adivinar que Butch sabía perfectamente que era lo que había recordado, su mirada se lo decía. Para sorpresa del moreno, Brick le sonrió.

-Te la perdono esta vez, solo porque estoy de buenas, idiota –Boomer los miró contagiándose de esa sonrisa que no veía desde hace mucho en el rostro del mayor- Pero escucha… vuelves a hacer otra estupidez así, y no te salvas.

Los tres rieron quedito para no despertar a sus padres, que si los escuchaban que habían llegado tan tarde su madre se volvería histérica.

-Así que te fue bien con la traga dulces… -Butch dio un sorbo a su vaso, viendo asentir a su hermano mayor mordiendo el ultimo pedazo de pan de su plato- Bien por ti.- Ahora dirigió su vista al menor- Y… no olvidemos que Boomer ya es novio de la rubita ¿Eh?

Los dos hermanos mayores del rubio suspiraron con notorio alivio. El menor los miró confundido por ello, sumando que tenían una sonrisa de oreja a oreja mientras se dirigían miradas complices. Sus dudas se aclararon cuando el mayor rodeo el brazo alrededor de su cuello y le despeino los cabellos como si se tratara aun de un niño.

-Ya te habías tardado, tanto que hasta por un momento pensábamos que te metías con hombres~

Butch ahora si soltó la carcajada y el pelirrojo le coreó. No bromeaban al decirlo, Boomer había tardado desde su última novia y hubo un tiempo en el que pasaba mucho tiempo con uno de sus amigos, tanto que incluso se quedaba a dormir en su casa, alarmando a los otros dos.

Boomer arrugó la nariz y a punto de decir algo sucedió lo que menos deseaba.

"¿Qué está pasando aquí? ¡Mañana tengo que trabajar y ustedes con fiesta!" Se escuchó una voz femenina que expresaba molestia acercarse por el pasillo. Los tres hermanos miraron aterrados.

-¡Bien hecho Butch, despertaste a mamá! –Regañó el pelirrojo dándole un zape en la nuca, seguido de otro zape pero esta vez cortesía del rubio.

-¡Fuga! –Gritó el moreno, y en menos de 3 segundos los tres habían huido despavoridamente a sus habitaciones.


Un día normal en la escuela

Los corredores del instituto eran inundados por jóvenes de todo tipo. Todos yacían con un rostro tan alegre ¿Y quién no se alegraría al saber que solo faltaban 3 horas para que oficialmente fueran vacaciones de verano?

Las risas alegres resonaban por todo el pasillo, y había mucho movimiento: Chicos persiguiendo a maestros para que suban calificación, y otros ansiosos por que llegara el gran juego de esa noche, donde los del equipo de baloncesto tendrían un "amigable juego" con el equipo del instituto enemigo.

Las puertas del corredor se abrieron dejando al descubierto a una linda chica de cabellera pelirroja, larga y abundante, cogido en una coleta alta y adornada con un gran moño rojo. Las risas y voces disminuyeron el tono solamente para posar su atención en ella.

Momoko Akatsutsumi rodó los ojos y siguió caminando con esa sonrisa animada que tanto le caracterizaba. Podía sentir las miradas seguirle mientras avanzaba por el corredor.

¿Acaso se había peinado mal? Imposible.

¿Se le habría corrido el maquillaje? Oh, es verdad. Ella no usa.

¿Le observarían tanto por que portaba su hermoso uniforme color rojo de animadora? No. Se ha paseado antes con él y no la observan tanto… a excepción de los pervertidos.

¿Entonces que era?

-¿Esa es la nueva sudadera de Brick Rowdy? –Se escuchó el murmullo de una chica.

-Sí, esa es… ¡Pero qué envidia! –Murmuró otra.

-Con que eso era… -Susurró Momoko para sí misma. Había olvidado que llevaba puesta la sudadera de su novio. Le quedaba un poco grande, pero ella insistía en llevarla ya que tenía el delicioso aroma del chico.

Sus mejillas adquirieron una leve tonalidad al pensar en él.

Habían pasado cinco meses desde el baile de bienvenida para los de primer semestre. Baile en el que sucedió un pequeño error que cometió una de sus mejores amigas. Error por el que está muy agradecida ahora.

Semanas después de aquel baile, todos pudieron notar el ligero cambio que habían hecho los dos pelirrojos. Seguían peleando, pero esta vez por tonterías o cosas aún más absurdas, usándolo como excusa para poder hablarse. Pero lo que sorprendió a todos, fue que se miraban de una manera más distinta.

Los dos se sonreían mientras hablaban. Incluso llegaron a sentarse juntos en la cafetería, lo que llegó a provocarles horribles celos a las chicas, pero la desgracia de ellas comenzó cuando un mes después, el guapísimo de Brick Rowdy llegó como siempre, atravesando el lumbral de la puerta con ese caminar firme como todo un líder. Los ojos soñadores de las mujeres le siguieron, viendo que se dirigía a cierta pelirroja.

Creyeron que seguramente para fastidiarla.

¿Cuál fue su sorpresa?

Que el joven se acercó con esa sonrisa ladina, le rodeó la cintura y selló sus labios en un tierno beso, que ella correspondió gustosa. Nadie pudo evitar mirar la escena, sorprendidos.

Desde ese momento, las ilusiones de las jóvenes de ser la novia de esa guapura andante, murieron. Por qué ese peligroso chico ya tenía ojos para alguien, y ese alguien era nada más y nada menos que Momoko.

-¿No quieres que te traiga un vaso?

Momoko paró su andar de golpe por la pregunta que provino de esa voz que tanto conocía. A su derecha, se encontraba Kaoru con una risita burlona.

-¿Cómo? ¿Un vaso? –Pestañeó un par de veces sin entender lo que quería decir la morena. Kaoru simplemente evitó echarse a reír.

-Me imagino que piensas en Brick, ya que cuando piensas en él se te cae la baba por él.

Y de una vez por todas Kaoru soltó la carcajada que había estado reprimiendo. Por la cara que hizo Momoko supo que esta ya había entendido sus palabras, y conociéndola sabía cuál sería la siguiente acción de su amiga, así que hizo un poco de distancia para no recibir el grito furioso de la pelirroja en su cara.

-¡Argh! ¡Callate! –Se ruborizó por completo y cubrió sus mejillas para ocultarlo.- ¡Eso no es cierto!

-¡Tranquilízate! ¡Solo bromeaba! –Dijo entre risas- De acuerdo, lo siento. Pero estabas caminando con la mirada perdida, y sonreías de forma extraña.-Se alzó de hombros justificándose. La dulcemaniaca formó un puchero avergonzada y desvió su mirada de manera infantil- De todas formas, no vine para eso. Toma. –De su mochila sacó un cuaderno y se lo tendió a la muchacha, que lo tomó con tranquilidad.- Me has salvado, gracias por prestarme tus apuntes.

-¿Te fue bien en el examen? –Preguntó una vez que el color de su rostro disminuyó.

-Algo así. No tendré una excelente nota, pero por lo menos estoy segura que pasaré con siete~ -Fue su orgullosa y contenta respuesta. Momoko abrió sus ojos por la desinterés de su calificación.

-¿¡Cómo puedes conformarte con siete!? Kaoru, ¡Ese examen vale mas que…!

-¡Shh! –Llevó suavemente su mano directo a la boca de la chica para hacerla callar, como si Kaoru fuera a decir algo importante.- Mira quien viene por aquí… -Murmuró con su sonrisa de suficiencia mientras sus ojos esmeraldas se clavaban en una pelirroja pecosa que venía en camino con una carpeta en sus brazos. Momoko miró discretamente hacia el lugar donde miraba su amiga, y suspiró con pesadez.

Momoko ya se esperaba cual sería la siguiente acción que Himeko haría cuando notara su presencia, y estaba en lo correcto, pues cuando Himeko miró a la peli naranja a unos cuantos metros frente a ella sus pies detuvieron su andar de golpe.

"Disimuladamente" Comenzó a retroceder, poniendo cara de que se le había olvidado algo y debía regresar por él. Pero eso solamente era una excusa más para no tener que cruzarse con la Akatsutsumi, pues ya estaba advertida.

Se dio la vuelta cobardemente y apresuró su paso al lado contrario de ambas amigas, queriéndose alejar lo más pronto posible de ellas.

Kaoru soltó una risotada, le gustaba ver a Himeko de esa forma, tan débil y cobarde, cuando antes solo era una fastidiosa que se creía superior a todos. En cambio Momoko sentía un poco de pena por ella, aunque no niega que al principio cuando notó que Himeko le sacaba la vuelta, le parecía divertido, pero ahora ya no tanto. Sin embargo, a Kaoru aun le seguía encantando.

Una canción ruidosa resonó y la morena paró de reír repentinamente para introducir su mano al bolsillo de su pantalón y buscar su teléfono celular con desespero. Momoko solo observó cómo esta saca el aparato y se apoyó en el casillero de atrás para observar más cómodamente la pantalla.

La pelirroja sonrió burlona notando una leve sonrisa que dibujaron los labios de la azabache mientras seguía leyendo el mensaje de su teléfono. No hizo falta que Kaoru mencionara la persona del mensaje para que esta supiera de quien se trataba.

-Oye Kaoru.

-¿Mhh? –Fue el único sonido que salió de su garganta, pues aún seguía leyendo. Akatsutsumi formó una mirada traviesa.

-¿Te presto mi vaso? – Y soltó la risa. Eso hizo que la morena despegara su mirada de la pantalla, para mirar a la pelirroja con un puchero indignada por que le devolviera su chiste- ¡De acuerdo, lo siento! Olvide que si se trata de Butch, tú más bien necesitas… -Kaoru fulminó a su amiga para que no continuara, sin embargo hizo caso omiso de sus amenazantes ojos-… ¡Un balde!

Eso bastó para que el rostro de Matsubara se enrojeciera.

-¿Eso crees? ¡Ya verás!

Como dos niñas pequeñas, Momoko salió huyendo de Kaoru siendo seguida por esta con gran rapidez. Esquivando personas ágilmente, lograron salir de los pasillos por una de las puertas que daban hacia el gimnasio. Las dos reían desquiciadamente divertidas, hasta que Momoko dejó de escuchar los pasos de su perseguidora. Fue allí cuando miró hacia atrás, comprobando que Kaoru ya no estaba allí.

La pelirroja sonrió victoriosa, pero por andar caminando mientras miraba hacia atrás, chocó con una persona.

-¡Ah! ¡Lo siento mucho! –Se disculpó inmediatamente.- No me fije por don… ¿Kenta-Kun? –El nombrado al verle enarcó una ceja, para después sonreírle.

-¿Momoko-San? –Preguntó con el mismo tono confuso de ella, mientras parpadeaba con extrañeza- Descuida, no te preocupes, Momoko-San. –El castaño no pudo evitar ver que traía puesto su uniforme de animadora, sumando la sudadera de Brick.- Y… ¿Pasó algo?

-¿A qué te refieres? –Pregunto inocentemente. El la miró por unos momentos inclinando ligeramente la cabeza. La chica no podía ser tan despistada ¿O sí?

-¿Qué te trae por aquí? Es decir… has llegado corriendo, parece que tienes prisa por algo ¿No es así? –El chico sonrió un poco divertido. Por la mirada que hacía, parecía que aún no se daba cuenta de lo que pasaba.

-Ah, bueno, es que hice molestar a Kaoru y ella comenzó a perseguirme y bueno… aquí estoy. –El castaño rio un poco rascando su nuca, mientras le miraba aun todavía confundido- Y… ¿Qué hacías tú?

-Pues estábamos entrenando hasta que sin darnos cuenta cierta chica se nos unió al juego…

Una tercera voz que reconocía bien sonó por detrás haciendo que la joven se sobresaltara un poco, y el agudo sonido de un silbato inundó todo el lugar.

Giró lentamente y fue allí cuando lo notó.

Se encontraba en el mero centro de la cancha de baloncesto y a su alrededor todos los jugadores le miraban desconcertados, incluyendo a su novio Brick.

Fue allí que Momoko entendió.

Había estado tan concentrada en escapar de Kaoru que no se dio cuenta que había interrumpido un juego metiéndose entre los jugadores mientras estos entrenaban.

Tal vez ellos tampoco hubieran notado su presencia si no hubiese chocado con Kenta cuando este llevaba la pelota.

Se cubrió la boca con las manos mientras que la sangre comenzaba a subir rápidamente a su rostro.

¡Que vergonzoso momento!

-Aún es muy pronto para que las animadoras entren a la cancha ¿No crees? –Brick se acercó a la chica sonriéndole de forma burlona.- Muchachos, tómense 5 minutos ¡Solo 5 minutos, no más! ¿Entendido?

El resto del equipo soltó un suspiro aliviado por el pequeño descanso. Habían estado entrenando duro para el juego de las 8:00 y no habían tomado un descanso hasta ahora. Agradecieron la presencia de la pelirroja, pues les había salvado del demonio rojo, Brick.

-¡No, no! ¡No se detengan! Lo siento, yo… ¡ya me voy!

-¿Te vas? –Inquirió Brick cruzándose de brazos- ¿Eh detenido el juego por nada?

-¡Pero es que…!

Una mano tanteó levemente su hombro para hacerla voltear. El castaño sonrió al tener su mirada rosada sobre él, y habló.

-No te preocupes, después de todo ya era hora de un descanso.

-Qué vergüenza, de verdad… No fue mi intención, lo juro- Sus ojos se desviaron hacia la puerta del gimnasio por unos cortos instantes, y allí estaba…

Momoko fulminó a Kaoru que reía divertida en el marco de la puerta, cuando se percató de los ojos rosados, se encogió de hombros formando una cara inocente de "Yo no fui"

"Ya verás" Leyó Kaoru en los labios de Momoko.

Un beso fugaz se posó en su mejilla y unos brazos le rodearon protectoramente. Momoko sintió el mentón de brick recargarse en su hombro por detrás y mordió su labio aun avergonzada.

-Bueno, ya no puedo hacer nada, he detenido todo y los chicos fueron a tomar su descanso –La ronca voz del mayor cerca de su oído le hizo un cosquilleo en su cuello- ¿Por qué no aprovechar el tiempo?-Y otro beso más fue a dar en la rosada mejilla de su novia.

-Bueno, los dejo. Nos vemos después chicos. –Kenta les sonrió amistosos a los dos- Yo también iré a aprovechar mi tiempo~

Los dos pelirrojos sonrieron, sabiendo perfectamente a lo que se refería.

Iría a ver a Karen Aizawa, una de las compañeras animadoras de Momoko, de la cual el joven estaba muy enamorado, ¿Y cómo no estarlo? Según Momoko, ella era la chica perfecta para él, hacían hermosa pareja. Los dos eran tan amigables, divertidos, e inocentes. Tal para cual.

Los dos pelirrojos se alegraban por ellos, sobre todo porque se había alejado de la venenosa Shirogane, al descubrir que no era la chica que él creyó que era. Brick se lo hizo ver, y aunque a Kenta le dolió, se lo agradeció mucho.

Cuando todo el malentendido se aclaró, Brick dejó esa idea de ir a golpear a Kawasaki, pues él no había tenido la culpa de nada y ni siquiera estaba enterado de esa carta, y nunca lo estaría.

Momoko se disculpó con el castaño por su forma tan cortante de esa noche, inventándole cualquier excusa creíble. Él de igual forma se disculpó por lo que estuvo a punto de hacerle su Ex novia y por defenderla cuando ella fue quien comenzó.

Desde entonces los dos se hicieron muy buenos amigos.

Al principio eso le cabreó a Brick, los celos le invadían cuando los miraba platicar muy animados. Pero con el tiempo logró superarlos, y actualmente Kawasaki era un muy buen amigo de él.

-Así que… ¿Tan desesperada estabas por verme como para interrumpir mi entrenamiento? Sí que debo tenerte loca por mí.

Momoko rodó los ojos, eso era algo que no cambiaría de Brick.

-Ya quisieras.

Fue como si a la joven de un de repente toda su vergüenza de lo sucedido anteriormente se le borrara de la mente, y ahora, miraba al pelirrojo de manera retadora posicionando sus manos sobre sus caderas.

Él le sonrió, y se inclinó un poco hacia ella para tomar con suavidad su mentón y posar sus labios sobre los de ella fugazmente. Ella sintió ese cosquilleo en su estómago, le encantaba sentirlo. Por más besos que le diera, ese cosquilleo y sentimiento jamás desaparecía.

La joven mordió su labio inferior al romper el contacto. Quería más, quería sentir por más tiempo sus labios apoderarse de los suyos, y él era consciente de eso, pero Momoko tendría que esperar para que ese momento llegase. Estaban frente a unos cuantos jugadores que si observaran a Brick Rowdy, el líder de los lideres, en su momento romántico, no le dejarían en paz con sus comentarios bobos.

-Será después, enana –Despeinó su fleco amistosamente mientras esta reía quedito- Y si llegamos a ganar el juego… -Acercó sus labios a su oído- Te daré a probar mucho más esta noche~ –Terminó con su inigualable voz traviesa y seductora.

La expresión de Momoko hizo un repentino cambio dejándola con los ojos abiertos como dos platos y poco a poco su rostro comenzó a enrojecer hasta quedar el color similar al de un tomate.

Brick rio al verla de esa forma.

-Yo me refería a una caja de chocolates, pero por tu rostro, veo que tienes una mejor idea –Le guiñó el ojo traviesamente, recibiendo un leve golpe en el hombro.

-¡Brick!

-¡Esta bien! Podemos hacer las dos cosas si quieres, no tienes por qué molestarte. – Cuando Momoko creía que no podría estar más roja, pues se equivocó- Ya, ya, no te pongas histérica. Solo bromeaba preciosa. –Sostuvo ambas muñecas entre risas para que no insistiera en golpearlo otra vez.- Pero… enserio, podemos hacer las dos cosas si quieres...

-¡Pervertido! ¡Solo por eso serán dos cajas!

-¿Quieres engordar como una vaca? –La pelirroja lo fulminó y el bufó- Bien, bien… serán dos cajas. De todas formas se bajan todos esos kilos cuando se tiene…–Ella volvió a mirarle mal y el solo pudo reír-… ¿Qué? ¡Yo iba a decir entrenamiento! Pequeña mal pensada.

-Oye, Brick. –Llamó Kenta que había cruzado la puerta y se dirigía junto al grupo de jugadores ya listos para continuar con el entrenamiento. Los cinco minutos ya habían acabado y al líder le parecieron segundos. El suspiró, lamentándose de no haber dicho 10.

-Te veo más tarde.- Dijo ella para después liberar sus muñecas de las manos fuertes del muchacho, mientras el color de su rostro se normalizaba.- Debo matar a Kaoru. –El rio.

-Nos vemos después entonces.

Ella le dedicó una última sonrisa antes de girar sobre sus talones y emprender el paso, pero la cálida mano de Brick tomó la suya impidiéndole avanzar. No pudo girar para verle, ya que los labios del chico se acercaron a su oído susurrando un "Te amo" y por fin le soltó.

La dueña del moño volteó y claramente el oji rojo pudo leer en sus labios "Te amo también" Mientras se alejaba en reversa.

Una vez que ella desapareció por la puerta, Brick dejó esa expresión suave y se dirigió a su equipo, que lo miraban con esas sonrisas odiosas y traviesas. Juraba que si un imbécil se atrevía a comentar algo estúpido, lo golpearía.

Los muchachos parecieron pensarlo por segunda vez, y borraron sus risitas para ponerlas normales. Fue lo mejor para salvar sus cabezas.


Miyako salió por la puerta de la habitación de la que más detestaba entrar. No fue por su propia decisión haber entrado allí, le habían pedido de favor que entregara unos papeles, y ella era tan amable que no pudo decir que no. Quiso que la tarea fuera la más rápida posible, una vez que entregó los papeles quiso marcharse de allí, más una mano la detuvo. Transcurrieron aproximadamente 5 minutos, y por fin salió de esa habitación.

Y allí se encontraba ahora, fuera de aquella puerta respirando nuevamente con normalidad. Los pasillos estaban vacíos, pues todos ya se encontraban en su salón de clase, a excepción de ella que tenía la hora libre.

Caminó rápidamente para alejarse de esa puerta. Tan sumida en sus pensamientos se encontraba que no se percató de la presencia de un pelinegro.

-Miyako –Llamó él y la rubia levantó la mirada de golpe. Butch venía hacía ella, cuando esta recordó que tenía una pequeña caja en sus manos, la escondió de inmediato. Pero claro, Butch se dio cuenta de lo que tenía en sus manos. La sonrisa de él desapareció por unos segundos para poner una cara dudosa.

Desde que era la novia de su pequeño hermano Boomer, había convivido más tiempo con ella hasta el punto que había entablado una amistad con la rubia, y no solo ella, también la pelirroja. Ya les había tomado la confianza suficiente.

-¡N…No es lo que tu crees! –Se apresuró la rubia, sonrojándose al instante.

-¡Oye, oye! No tienes por qué preocuparte –El moreno se encogió de hombros, y le sonrió a la chica- Eso es algo normal. Pero lo admito, no me lo habría esperado de ustedes.

-¡Que no es eso que estás pensando! –Replico ella aún más nerviosa.

-¿De qué hablan? –El corazón de Miyako dio un vuelco al oír la voz de su novio por detrás.

Boomer, que había llegado hace unos segundos, miró lo que la rubia escondía tras su espalda y sus mejillas se colorearon levemente. El joven desvió la mirada de su hermano mayor que le miraba sonriente.

La rubia miró a su novio, ahora dándole la espalda al moreno.

-Boomer…

-¿Preservativos? –La chica dio un asentimiento, tendiéndole la caja. El chico se apresuró a sonreírle y tomarle de los hombros con delicadez para tranquilizarla. -No tienes que explicarlo, todo está bien ¿Sí? Lo entiendo –Y con eso, le besó la frente. Butch permaneció allí, asombrado (y algo aterrado) por la reacción de su hermanito, al que él creía aun un chico inocente. Boomer al ver su rostro estupefacto lo fulminó con la mirada.- ¿Y tú?

El pelinegro se encogió de hombros pareciendo desinteresado. Miyako volvió a mirar al pelinegro, con su rostro normalizado.

-Es verdad… ¿Querías decirme algo, no? –Pregunto amablemente la rubia y el asintió.

-Venía a preguntarte si sabes dónde está Kaoru, le mande un mensaje hace rato, pero no contestó. –La ojiazul negó.

-Lo siento, no la he visto… tal vez esté en clase.

-O huyendo… -La respuesta del rubio les extrañó a ambos.- Allí –Señaló por la ventana y pudieron observar a una Kaoru huyendo de una pelirroja histérica. Los tres amigos no tardaron en salir para ver que sucedía con esas dos, aunque tardaron un poco ya que se encontraban en el tercer piso del edificio.

-¡Cómo pudiste Kaoru! ¡Eso fue vergonzoso! –Chilló la pelirroja de forma infantil una vez que la alcanzó- ¿Viste cómo me miró? ¡¿Acaso viste como me miró?! ¡Me miraron todos!

-¡Lo siento! Intente detenerte, pero te perdí de vista y de pronto te mire corriendo con los del equipo y no pude entrar ¡Lo juro!

-¿Qué sucede? –Llegó Butch, viendo a su novia y a su amiga cansadas de tanto correr. Momoko se recargaba sobre un árbol, y Kaoru se sentía libre de tirarse en el suave césped.

-¿Se encuentran bien? –Ahora preguntó Miyako con tono más calmado. Las conocía muy bien, y seguro habían discutido por algo. Rápidamente la pelirroja se irguió y señaló acusadoramente a la pelinegra.

-¡Ella me hizo pasar por un momento tan vergonzoso!

-¡Te he dicho que no tuve la culpa! Tú te adentraste hasta el gimnasio ¡Deberías saber que a esta hora tenían entrenamiento, Momoko!

Los dos hermanos se miraron confundidos, ya era una costumbre que no entendieran casi nunca de que trataban las discusiones de esas dos, pero algo que sabían perfectamente es que Miyako intervendría y las calmaría en un momento.

Boomer estaba a punto de preguntar, pero Momoko pego un chillido asustando a todos los presentes.

-¿Qué te pasa? –Preguntó Butch desconcertado, viendo como la pelirroja miraba la muñequera de su reloj.

-¡Tengo que irme! Olvide que yo también tenía entrenamiento ¡Voy tarde, nos vemos después! –Y así salió corriendo a toda velocidad perdiéndose de vista.

-¿Preservativos? –La voz de la verde les hizo despegar la vista por donde se había ido la pelirroja, para después posar la mirada sobre la caja que tenía Boomer en sus manos. Kaoru soltó una risotada.- ¿De nuevo Polly les está regalando cosas? –Los dos rubios asintieron fastidiados. Butch no entendía nada.

-¿Polly? –Preguntó él- ¿Polly no es el nombre de la enfermera?

Kaoru volvió a echarse a reír.

-¿Qué? ¿No te han contado esa historia?

Los dos rubios se alarmaron enseguida, fulminando a la morena para que callase.

Los dos habían prometido que esa escena quedaría solo entre ellos dos, y así había sido por un tiempo, pero les era muy difícil ya que la enfermera Polly al verlos, siempre les sonreía de una manera tan picara haciéndolos sonrojar, y eso no pasaba desapercibido por sus amigos.

"¿Qué les sucede? ¿Por qué la enfermera los ve de forma tan rara? "

Fue la inocente pregunta de Momoko. La rubia respondió que no sabía la razón, que ni siquiera lo había notado, pero Kaoru no se tragaba las palabras fácilmente como Momoko, y usando métodos de tortura (cosquillas) Le sacó toda la información a la rubia.

Ahora el secreto ya no era de dos, ahora eran de tres. A Boomer no le molestaba mucho que supiesen sus amigas. De quienes tenía que cuidarse era de sus burlones hermanos, pero ahora sentía que debía explicárselo a su tarado hermano Butch, pues estaba seguro de que él ya había mal pensado las cosas al ver la caja de preservativos.

-El día que llevé a Miyako a que le curaran el tobillo, la enfermera mal entendió algunas cosas… -Tosió el rubio apenado, aunque no había contado los detalles como habían contado a Kaoru. Butch no podía imaginarse que cosas habrían hecho para que la enfermera mal pensara- Desde entonces nos regala cosas para… eso.

La sonrisa del mayor se tornó traviesa y un poco maliciosa, suspiró y posó su brazo alrededor del cuello de su hermanito.

-Si tú lo dices, aunque yo ya no te creo tan inocente- Butch le dirigió una mirada picara a Miyako, que esta enrojeció de vergüenza, pues era exactamente igual a las sonrisas que les lanzaba la fastidiosa enfermera- Como sea, cada quien. –Separó el brazo de su hermano, para ahora dirigirse a un lado de Kaoru, que hacía todo su esfuerzo por no reír de los rubios.

A Kaoru le encantaba molestarlos desde que se enteró de la situación en la enfermería. Pero es que le parecía gracioso que la enfermera pensara así de ellos, pues a simple vista se miraban igual de tranquilos e inocentes.

Hacían una linda pareja, desde el punto de vista de muchas personas y de esas incluyendo la enfermera Polly. En un inicio, a la morena y pelirroja les impactó la noticia, pero… ¿Quiénes eran ellas para decir algo en contra si también les había sucedido algo parecido con los otros dos hermanos?

Con el tiempo se dieron cuenta que el rubio ya no tenía esas malas intenciones como cuando le conocieron y ahora se encargaba de cuidar a la rubia, tanto de los admiradores que le dejaban miles de regalos en su casillero, e incluso de las admiradoras envidiosas de Boomer que criticaban a la chica.

Las personas que pasaban cerca de la pareja de azules no podían evitar sonreír ante las escenas de estos dos. Siempre tan tiernos, tomados de la mano, riendo y algunas veces el muchacho cargaba en su espalda a la rubia y daba vueltas con ella, mientras esta entre risa pedía que parara.

Ellos irían a durar por mucho tiempo.

Transcurrieron unos minutos en los que los 4 chicos conversaban un poco sentados sobre el césped, hasta que la pareja azul se fue excusándose de que tenían que hacer algo.

-No se sobrepasen haciendo su algo–Despidió Butch sonriente. Boomer entendió perfectamente lo que intentaba decir su hermano mayor y le arrojó una botella de agua que sabe dios de dónde sacó, pero dio al tiro.

Una vez que se fueron, Kaoru se carcajeo del moreno que masajeaba la zona afectada.

Habían quedado solos ahora sí, justo lo que Butch quería.

Butch permanecía sentado mientras recargaba su espalda en el tronco de un árbol, flexionando una pierna mientras que la otra la tenía estirada. Sus manos las tenía detrás de su nuca, apoyándose.

Kaoru, que se encontraba a su lado, dejó su posición para ahora abrazar sus rodillas y recargar su cabeza sobre el pecho del mayor. Ya no le avergonzaba hacer esas acciones como en un principio, ahora se sentía cómoda.

Ninguno decía nada, pero no por eso significaba que fuera un momento incomodo, al contrario.

Butch sonrió viendo que la chica poco a poco iba cerrando sus parpados un poco cansada, pareciendo que se quedaría dormida en cualquier momento. El moreno quito una de sus manos de su nuca para poder acariciar los rebeldes cabellos de su chica.

Si, ahora podía decirlo con orgullos. Kaoru Matsubara es su chica, y solo suya, aunque por un momento sintió miedo de que no fuera así.

-Kaoru Matsubara… ¿Aceptarías ser mi novia?

Ahora sí que Kaoru estaba estupefacta.

-¿Có…Cómo? Yo… ¿yo tu no…novia? -Se apartó bruscamente totalmente enrojecida del rostro- Yo… Pero es que tu… ah… -Se sentía estúpida. Los nervios le estaban traicionando cruelmente. No podía hablar sin tener que balbucear, y tenerlo tan cerca de ella no le ayudaba para nada.

Butch le miró sereno, cosa que pocas veces hace.

-Sí, eso mismo dije: "mi novia"-Ella frunció el ceño y abrió los labios para decir algo, sin embargo el azabache se le adelanto, al parecer adivinando lo que diría la chica- Si, Kaoru, estoy hablando enserio. Quiero que seas mi novia, porque me gustas. Sé que he estado con muchas chicas antes, pero te aseguro que tú eres la primera chica a la que he querido en verdad, y te prometo que si me aceptas, no mirare a ninguna otra que no seas tú.

-¿Qué haces?

Preguntó él al ya no sentir el peso de su novia sobre él, y en cambio sintió una mano intrusa dentro de su bolsillo. Kaoru sacó la billetera del chico y se levantó de un salto.

-Tengo sed, iré por algo de beber.

-Y… ¿Te llevas mi billetera porque…?

-Ya te lo he dicho, tengo sed. –Ella comenzó a avanzar hacia una máquina de gaseosas cerca de allí. El pelinegro bufó y se levantó para acompañarle.

-Oye, preciosa… ¿No crees que se te olvida algo? – Enarcó una ceja y se cruzó de brazos. Kaoru se giró para verle, después le sonrió.

-Oh, es verdad… ¿Tú quieres algo?

-Pues… no me refería a eso… -Dijo enseñándole la botella de agua que momentos atrás le había arrojado su hermano menor a la cabeza- Pero ahora que lo mencionas, si, si quiero algo – Fugazmente posó sus labios sobre los de ella y la abrazó con ternura. Kaoru, que en un momento se había sorprendido del inesperado beso, rodeo su cuello correspondiéndole.

Ahora sus labios se movían lentamente, disfrutando de la suavidad del otro. Un beso tan cálido y tierno, y muy distinto al que se dieron por primera vez. Butch le quería demostrar que de verdad la amaba y en ocasiones procuraba que sus besos fueran suaves, demostrando así el cariño que le tenía.

"-¿Tiempo?

-Tiempo… dame tiempo, Butch.-Por fin pudo hablar sin trabarse, y aunque pareciera tranquila, aún seguía nerviosa por dentro- Si de verdad me quieres, dame tiempo.

-Te he esperado por largo tiempo, supongo que… podré esperar un poco mas."

Pero claro, esos tiernos besos poco a poco se intensificaban, como ahora. Fueran dulces, o picantes, a Kaoru le fascinaban.

Butch fue quien rompió ese fogoso beso, y le sonrió traviesamente a la azabache.

Ya habían pasado 4 meses desde que inició su relación, y se había notado el ligero cambio entre ellos. Seguían siendo competitivos y su lucha de saber quién era el mejor en deportes aún se mantenía, pero ya no tan exagerado como antes.

Días después del baile, Kaoru esperaba que todo siguiese como antes, pero para su sorpresa no fue así. El grupito de chicas estúpidas seguidoras de Butch, estaban más escandalosas que otros días, mejor dicho histéricas. Al moreno siempre se le veía rodeado de todas esas chicas que lo que tenían de hermosas, lo tenían de brutas (O al menos eso pensaba Kaoru) mientras él, les devolvía las sonrisas y coqueteos.

Algunas veces salía con una y sembraba esperanzas en ella, para después salir al día siguiente con otra y matar esas ilusiones. Muchas se entristecían por la manera tan fría del moreno en alejarse, pero aun así seguían allí, queriendo intentarlo nuevamente, pero difícilmente Butch salía con una por segunda vez.

Todo el tiempo, ese azabache tenía mujeres por donde fuera, pero ahora las cosas eran diferentes. Ahora las ignoraba por completo, ya no hacía caso a sus coqueteos y solo las despedía diciendo un "Lo siento, pero amo a alguien más"

Y he allí el motivo por lo cual todas estaban al borde de la locura.

Amar… ¿Butch dijo amar? ¡Eso no existía en el vocabulario del Rowdy mediano! ¿O sí?

Todos se preguntaban de quien estaría enamorado ese chico destructor, más toda duda fue aclarada cuando Banto Kasane, un chico que se transfirió hace unas semanas, pensó que la chica más atlética de toda la escuela sería muy fácil, y que caería rápidamente como las demás. Tomó desprevenida a Matsubara e intentó besarla a la fuerza.

-¡¿Qué haces?! ¡Idiota!

Esta, enfurecida y desconcertada le empujo y alzó su puño dispuesta a deformarle la cara a ese imbécil, pero no contó con que una mano que salió por detrás de su hombro tomara su muñeca con fuerza evitando el impacto. Ella se giró aún más furiosa, ahora queriendo atacar a quien fuese que detuviera el golpe.

Banto se quedó perplejo, él jamás imagino una reacción así por parte de ella, su cara era tan decidida y por la rapidez con la que venía su puño se notaba que tenía mucha fuerza. Pero por suerte, un chico había detenido el golpe de ella. Pronto sabrá que su suerte estaría a punto de acabar.

Kaoru quedó congelada en su lugar, sus ganas de golpear a Banto desaparecieron. Butch estaba allí, sin apartar su afilada, brillante y peligrosa mirada del idiota que ha intentado tocar a su chica. Kaoru tuvo un mal presentimiento.

El joven tomo delicadamente la mano de Kaoru y tiró sin fuerza haciéndola refugiarse tras de él. Ella iba a protestar, pero lo siguiente fue tan rápido que ella, ni nadie de los que se encontraban a su alrededor de espectadores, vieron venir el fuerte puñetazo en la cara de Banto.

El muchacho golpeado no se quiso quedar atrás y correspondió el golpe, pero no logró hacerle mucho daño a Butch. Para el susto de todos, Butch rio del patético golpe de su contrincante. Dio un golpe en el estomagó dejando sin aire al acosador de su chica, lo tomó por el cuello de la camisa y lo estampó tres veces sin piedad en la pared.

Kaoru quería detenerlos y cuando estaba a punto de lanzarse hacia esos dos idiotas, alguien la sostuvo fuertemente del brazo. Ella frunció el ceño, viendo que se trataba de un Brick sonriente, orgulloso de la fuerza de su hermano. Otra mano se aferró a su otro brazo, y al girar vio a sus dos amigas sosteniéndola.

¿Desde hace cuánto estaban allí?

Una amenaza. Eso fue lo que salió de los pálidos labios del moreno. Una clara amenaza que todos los presentes pudieron escuchar.

"Presta atención pedazo de mierda, no te quiero volver a ver cerca de ella ¿Entendiste?" Su voz dura y escalofriante causo temor en los presentes, incluyendo a Kaoru. "No permitiré que toquen a la chica que amo"

Muchos quedaron con la boca abierta, y Banto asintió sin muchas ganas, pues ya no tenía fuerzas y parecía que en cualquier momento perdería las pocas que le quedaban y caería desmayado. Maldecía la fuerza sobrehumana que ese joven poseía.

Kaoru se ruborizó y sintió todas las miradas asombradas posarse sobre ella, luego miró a Butch que soltó a Banto y este cayó al suelo como un costal de papas.

Un maestro que pasó por allí vio la escena y no tardó en intervenir. El maestro castigó al moreno 1 mes en detención, pero claro, Kaoru debía hacer algo rápido, se sentía culpable.

Corrió hasta Banto que se encontraba medio muerto en el suelo y le dio una patada.

"¡Matsubara! ¡Usted también!" Gritó histérico el maestro y ella suspiró satisfecha. No dejaría solo a Butch. "Señorita Gotokuji, ¿Podría ir por la enfermera Polly?" Mala suerte para Miyako…

Una vez en detención, los dos se encontraban muy callados sin dirigirse la mirada y sobre todo palabra. Una maestra "Cuidaba a los castigados" mientras su rostro estaba embarrado sobre su escritorio y roncaba indiscretamente.

Una bolita de papel cayó al pupitre del moreno y este volteó a ver a la personita que lo había mandado, que intentaba cubrir su rostro sonrojado con sus desordenados cabellos. Butch abrió el papelito.

"Si quiero…"

El arqueó una ceja, escribió en él y lo mando de regreso con Kaoru. Ella lo abrió.

"¿Sí quieres, qué?" Ella por poco se golpea la cabeza contra el pupitre por la idiotez del moreno. Suspiró, escribió y volvió a mandarlo.

"Si quiero ser tu novia, Butch" El parpadeo, y volvió a leerlo sin creérselo. La sonrisa que se había formado en sus labios no tenía igual. Tanta era su felicidad que se levantó de su pupitre, y a pesar de que el resto de castigados giraron sus cabezas para verlo, no le importó y se acercó a Kaoru hasta abrazarla y besarla.

Para mala suerte de los dos, la maestra despertó y los miró. Les agregó otra semana más en detención, ¿Pero que importaba? Estarían juntos, y eso le hacía más feliz.

Butch sonrió ante ese recuerdo, y le dieron tremendas ganas de revivir la escena, por lo que rápidamente tomó el rostro de su acompañante y acercó sus rostros visualizando los hermosos ojos azules que tenía Kaoru…

Esperen…

¿¡Ojos azules!?

-¡AAHH! –Butch sintió un golpe en la mejilla después de ese grito desgarrador. –¡¿Qué te ocurre idiota!?

-¡AHH!-Gritó de igual manera, totalmente aterrado al enterarse de que por poco cometía incesto al casi besar a su hermano pequeño.

Un Boomer asqueado escupía todo el suelo y se tallaba frenéticamente la boca con la manga de su suéter. Butch lo imitó y los dos parecían unos locos gritando y moviéndose exageradamente por el lugar.

Minutos antes Boomer volvió a buscar al pelinegro para darle un mensaje de Brick, y cuando lo encontró parecía ido con sonrisa idiota mirando a la nada. Kaoru a su lado le hablaba y parecía que no escuchaba, así que se acercó frente a su hermano para hacerle reaccionar, pero no contó con que el mayor al despertar de sus profundos recuerdos le tomara rápidamente por el rostro e intentara besarlo.

Sus labios estaban a milímetros de tocarse, pero gracias al golpe del rubio ese beso jamás sucedió.

Las novias de los chicos no sabían si reírse o aterrarse. Es decir, ver a tu novio a punto de besar a su hermano es…. Extraño.

-¡¿Qué mierda piensas?! –Siguió gritando viéndole con desconfianza. Butch frunció su ceño.

-¿Yo? ¡¿A ti que te ocurre?! ¡Un momento está Kaoru a mi lado y al segundo siguiente aparece tu horrible cara, idiota!- Butch respiró más calmado, en verdad que no se había dado cuenta cuando llegó.-Lo siento hermano, por un momento creí que eras Kaoru…

El rubio y su cuñada voltearon a verse examinándose el rostro, hicieron una expresión confusa y volvieron a dirigirle la mirada al moreno.

-Como nos parecemos tanto… -Sus voces sonaron sarcásticamente al unísono.

Para el desconcierto de los hermanos, Miyako fue la primera en soltar la risa, aunque quiso disimularla no pudo contenerse. Ahora si le pareció gracioso. Segundos después Kaoru se le unió, pero a diferencia de Miyako, la risa de Kaoru resonó por todas partes.

-Imaginen que Brick hubiera visto esto ¡Sería inolvidable!

-¡Ni siquiera lo pienses! –Amenazaron los dos a la morena, definitivamente sacaría provecho de esto.


10:00 P.M Después del partido

La institución completa no cabía en sí de gozo. Por fin ya habían comenzado sus vacaciones de verano, y no solo era la alegría por ello, sino que también el equipo de baloncesto les quitó el trofeo a la escuela enemiga.

Debido al gran partido que hubo esa noche, celebraron con una fiesta improvisada en el gimnasio. Pero claro, no todos los alumnos se encontraban dentro de la fiesta, para ser más exactos, solo seis no estaban…

-¡Vamos, dame uno! –Pidió un desesperado Butch.

-¡Ya te di cinco! –Respondió Momoko intentando ocultar sus dos cajas de chocolate.

-¡Ya dejen de pelear los dos! –Se escuchó la voz autoritaria del mayor- Enana, no seas egoísta, engordaras con esas cosas. –Kaoru soltó la risa por el comentario y la peli naranja fulminó a ambos.

-Momoko-chan, tanto chocolate te hará mal…

-¿Por qué todos están en contra mía hoy? –Dramatizó la dulcemaniaca señalando a todos con mirada paranoica.

-Solo es chocolate ¡Dejen de discutir! –La voz suave del rubio ya no sonaba tan suave del cansancio.

Para milagro del más pequeño, sus amigos dejaron de discutir por los chocolates de Momoko y solo quedaron en un apacible silencio. Los seis se ubicaban bajo uno de los árboles de los jardines y solo se dedicaban a bromear, reír, y por supuesto, pasarla bien con sus respectivas parejas.

La cabeza de Miyako era recargada sobre el pecho del rubio mientras él le rodeaba protectoramente. El muchacho escuchó las pequeñas risitas que soltaba la rubia mirando hacía un lugar en específico.

-Todo sucedió una noche como esta-Habló Miyako antes de que Boomer pudiera preguntar.- Pensar que terminaríamos así. –Finalizó con una radiante sonrisa que encantó al rubio, sin poder resistirse a besarla.

Los demás, aunque no lo hayan dicho en voz alta, estaban de acuerdo. Parecía como esa misma noche que cambió todo para ellos: Los alumnos dentro de la fiesta, mientras ellos se escabullían entre los jardines.

Varios recuerdos de ese día se hicieron presentes en sus mentes.

Fue entonces que volvieron a sacar a flote ese tema que no les cansaba de sacar carcajadas por toda la confusión que vivieron, pero la parte favorita de todos era cuando Kaoru interrumpió el momento especial de una pareja.

Todos reían a más no poder de la pelinegra, incluyéndose a ella misma.

Brick miró un lugar en especial, frente a la fuente del jardín, donde le prometió a su novia que la enamoraría. Se podía imaginar claramente allí, rodeando a la muchacha de la cintura mientras ella se hacía la difícil quejándose.

Su imagen se desvaneció al escuchar la voz de Kaoru.

-No volveré a hacer el papel de mensajera otra vez, definitivamente.

-Solo no se te ocurra trabajar en el correo. –Mencionó Butch.

-¡Cállate! Todo fue tu culpa… pero valió la pena que estuvieras allí.

Después de otras risas leves, volvieron a quedar en silencio.

Momoko recargaba su cabeza sobre el hombro de Brick mientras devoraba sus deliciosos chocolates. Los verdes tenían sus manos entrelazadas y de rato en rato se daban uno que otro beso.

Todos contentos. Todos felices.

El silencio fue interrumpido por el fuerte rugir del estómago de Butch.

-¿Les parece si nos largamos de aquí y compramos una pizza? –Propuso el acariciando su estómago con una ligera mueca.

-¡Me parece bien! –Se levantó como un resorte la morena y le imitó el pelirrojo que de igual forma se moría de hambre, después ayudo a levantar a Momoko.

Los azules se miraron cortos segundos y se levantaron también.

-Tenemos suerte, nos han prestado a Maggie –El azabache sacó unas llaves y las hizo girar en su dedo.

-¿Maggie? –Preguntó confundida Miyako.

-El auto del abuelo- Explicó Brick- Y por su seguridad conduciré yo.-Arrebató las llaves a su hermano que bufó molesto.

-Pues… ¿Qué esperan? –Gritó una Kaoru subiendo a la espalda de Butch- ¡A que les ganamos! –Seguido de eso Butch se echó a correr con la chica sobre ella.

-¡Eso es trampa! –Regañó el rubio. Rápidamente Miyako imitó la acción de la pelinegra y se unieron a la carrera.

Los dos pelirrojos prefirieron caminar, ya habían dado mucho esfuerzo; Brick en el partido y Momoko con las animadoras. Entrelazaron sus manos y antes de seguir el rastro de sus amigos, Momoko decidió echar un último vistazo frente a la fuente.

- ¡Así que escúchame bien, duendecilla enfadosa! –Le soltó la otra muñeca, y con suma delicadeza limpió los rastros de lágrimas de su rostro. Ella no supo por qué, pero sintió un ligero hormigueo en su pecho ante el tacto. De alguna forma, le encantó tener la calidez de sus manos sobre sus mejillas. - ¡Eres hermosa, Inteligente, divertida! Un poco enana, eso es verdad… -Notó como refunfuñó por lo bajo, y Brick formó una atractiva sonrisa ladina -…Pero así eres perfecta.

-Te amo Brick. –Murmuró con suavidad y se paró de puntillas para alcanzar los labios de su novio. Él sonrió y para evitarle la vergüenza de no poder alcanzarlo, se inclinó y sellaron sus labios, reviviendo su primer beso.

El la rodeo con firmeza y apegó más su cuerpo contra el suyo, sintiendo los brazos de la chica rodearle el cuello y acariciar los cabellos de su nuca. Ambos volvieron a sentir esa sensación tan hermosa como la primera vez que sus labios se tocaron.

No supieron cuánto tiempo duraron así y tampoco les importaba, pero tuvieron que separarse cuando el celular de Brick comenzó a vibrar. El soltó con pesar los labios de la chica y molesto revisó el mensaje.

"Muevan sus traseros, par de tortugas.
Atte: Kaoru."

-Será mejor que nos apresuremos.

Se sonrieron una vez más y volvieron a entrelazar sus manos, emprendiendo el camino hacía el estacionamiento donde les esperaban sus hambrientos amigos.

Todo parecía increíble.

Hace un año y medio, esos chicos llegaron a la escuela para hacerles la vida imposible a esas tres niñas, todo porque ocurrió un pequeño accidente. Y ahora, seguían allí, por otro accidente que cambió todo para bien. Ya no estaban para molestarlas, si no para hacerlas sentir las mujeres más hermosas de todo el universo, pues para ellos lo eran.

¿Cómo una pequeña carta rosada fue a cambiar absolutamente todo?

Era lo de menos, estaban felices y así seguirían por mucho tiempo.

Fin.


Hello~ Por fin, el final de esta historia. De verdad espero que les haya gustado, yo disfrute mucho escribiéndola aunque el tiempo no se me daba mucho, seguía con ideas. Tardé por la misma razón, pero ya que una de mis maestras se incapacitó hace unos días, aproveché sus horas libres para continuar jaja.

En fin, gracias a todos por haber leído, por sus reviews, favoritos & alertas. ¡Me alegraron mucho, enserio!

Otra vez gracias, y pues solo me queda decir… ¿Que les pareció el ultimo capitulo?

¡Nos leemos!~ C: