Hello~ Yo aquí de nuevo con otra nueva idea. Esta historia será muy corta: Dos capítulos o tal vez tres :3 Espero les guste.
Las powerpuff Girls no me pertenecen.
Capitulo 1
Suspiró con pesadez frente a las puertillas metálicas. Daba gracias al cielo porque los pasillos de la preparatoria estuvieran vacíos en ese preciso momento. Odiaría que alguien la observara metiendo esa dichosa carta, además de que claramente le habían dicho que no tenía que ser vista.
-Por favor…
-No
-¡Vamos, di que sí!
-¡Que no!
-¡Kaoru!
-¡Momoko! ¿Por qué simplemente no lo haces tú?
La chica pelirroja se sonrojo al instante, apegando más la carta rosada y perfumada contra su pecho. La pelinegra se cruzó de brazos esperando por la respuesta.
-Porque yo… tengo que entrenar con las animadoras. –Se excusó. En parte era verdad, si debía entrenar con sus compañeras animadoras y no tendría tiempo. Pero la verdadera razón era por que moría de nervios- Y tú tienes la hora libre ¡Por favor!
-¿Y por qué no lo haces después del entrenamiento? –La azabache alzó una ceja, recargándose en su casillero.- ¿O por qué no se lo pides a Miyako? –La oji rosa negó.
-Él tiene entrenamiento de baloncesto después, así que se lleva sus cosas y ya no vuelve a abrir su casillero. –Dijo con tanta seguridad, mientras Kaoru negaba levemente. No le sorprendía que su amiga supiera la rutina del chico que le gusta, siempre era lo mismo con todos.- Y Miyako estará en su taller de cocina, así que no puede. Solo quedas tu… ¡Por favor, por favor! Él es tan lindooooo~ Además inteligente, atlético, ¡Y no tiene novia! Es mi oportunidad Kaoru, por favor ¿Si?~
-De acuerdo, de acuerdo ¡Para ya! Lo haré… -Se arrepintió de sus palabras cuando la dulce maniaca se le lanzó en un asfixiante abrazo.
-¡Gracias, gracias!~ -Le entregó la carta rosada en sus manos para después colgar la correa de su maleta en el hombro.- Bien, iré a entrenar. ¡Nos vemos Kaoru! ¡oh! Y recuerda… Nadie debe verte.
La pelinegra bufó.
-Perfecto, porque de todas formas no iba a dejar que me vieran.
Volvió a mirar hacía ambos lados para asegurarse de que se encontraba completamente sola, y después posó nuevamente sus ojos en las puertas de los casilleros que se encontraban enfrente. Momoko había mencionado que el casillero de Kawasaki Kenta era el numero 7 contando de derecha a izquierda.
-Veamos… uno, dos, tres- Contaba las puertecillas con la mirada mientras pasaba frente a ellas- cuatro, cinco…
-¿Mandando tu invitación para el baile, hermosura?
-¡Ahh! –La azabache se sobresaltó y se giró con gran rapidez encontrando a un chico alto y bastante atractivo, de cabellera negra cogida en una coleta. Uno de sus verdes y penetrantes ojos estaba medio oculto bajo un mechón de cabello. Este sonrió con soberbia, mientras ella se mordió el labio inferior fastidiada. Maldita era su suerte.- ¡Para nada! Y eso a ti no te importa, Butch.
El chico borro su sonrisa y le miró con seriedad mientras se acercaba peligrosamente. Kaoru por su parte se mantuvo en su lugar, frunciendo el ceño. ¿Cómo que eso a él no le importa? A él le importaba ella ¡Y mucho! Aunque no lo admitiría nunca.
Se detestaron en el momento que se conocieron. Ella porque él era un mujeriego de primera. Él porque ella era la única que podía responderle con inteligencia sus insultos, haciéndolo quedar como idiota. Aprovechaban cada momento para fastidiarse el uno al otro. Un odio mutuo.
Pero él no supo cuándo, ni como, esa chica llegó a volverlo loco. Era hermosa, atlética, le gustaban los videojuegos. Era la chica perfecta para él, y no importaba como lo haría, pero Kaoru Matsubara sería su chica. No. ¡Ella ya es suya y solo suya! Aunque ella no lo sepa.
El chico se paró frente a ella y apoyó una mano en el casillero detrás de la chica. Kaoru hizo un esfuerzo por no sonrojarse por tal cercanía. Era su mayor rival en todo. Lo odiaba, o así era. El odio ya no era tanto. Aun así le gustaba joderlo y le diría mil veces que era un odioso y además feo, aunque de feo no tenía nada. Su abdomen estaba perfectamente bien, sus brazos marcados pero sin exagerar, y su rostro era…
¡Kaoru, no pienses en esas cosas! Se dijo mentalmente, sin borrar esa cara de fastidio.
-Parece que has olvidado algo, preciosa. Mi casillero no es ninguno de allí. –Kaoru se sorprendió un poco por el comentario, mas no lo hizo notar. Seguro solo lo decía para molestar.
-¡Te he dicho que no es eso! Y ni en sueños te daría una invitación para el baile– Contestó ella molesta. Butch seguía con su expresión fría. Sabía que mentía y esa carta era para la noche del baile. Se podía notar enseguida: Rosa, perfumada y con miles de corazones. ¡Oh! Y también por esas letras gigantes de "¡Se mío en este baile!" Aunque le parecía algo extraño que la chica más ruda de la escuela mandara una carta con esos detalles. Tal vez es una pequeña parte de ella que no conoce.
Butch arrugo la nariz, de solo pensar que ella iría con cualquier imbécil de esa mugrienta escuela le hacía hervir la sangre.
Se apartó bruscamente y se alejó por el pasillo, dejando solamente el eco metálico del golpe que había dado al casillero antes de apartarse. Kaoru se quedó de piedra, con los ojos muy abiertos por la reacción del mayor. Incluso este le había causado un poco de miedo.
Butch estaba furioso. Si ella no iba a ir al baile con él, entonces no iría con nadie, de eso se encargaría.
Kaoru suspiró hondo, últimamente Butch actuaba algo extraño con ella.
Sacudió su cabeza desasiéndose de pensamientos 'Imposibles' y quiso volver a su tarea anterior, antes de que el timbre tocara y ya no tuviera tiempo. Solo se giró y metió la carta en el casillero que había abollado el pelinegro. Tomó sus cosas y se fue.
-¡Eres la mejor!~ -Decía la pelirroja con su sonrisa bien marcada en el rostro. El entrenamiento de esta ya había terminado, y ahora solo las dos esperaban en las gradas a que su amiga rubia saliera de su taller para ir juntas a casa, como siempre hacían.
-Sí, si… como digas… - Respondió la azabache con desinterés, lo que extrañó a Momoko.
-¿Sucede algo?
-No, no es nada.
-Te conozco muy bien Kaoru, y ese "No es nada" es algo… ¿Qué ocurrió?
La ojiverde miró a su amiga por unos segundos, pensando en sí debería decirle lo que ocurrió con el chico apuesto de ojos verdes.
-Solo me encontré con Butch y comenzó a molestar, eso es todo. –Arrugo la nariz, fingiendo molestia. La oji rosa la miró negando.
-Olvídalo, es un patán al igual que su idiota hermano, Brick.
Las dos soltaron una risa. Era gracioso que las dos tuvieran una guerra con ambos hermanos. Brick siempre molestaba a Momoko diciéndole sin fin de apodos: Rosita, dulcera, gorda, gnomo, etc… Desde aquella vez que los dos tuvieron una pelea por que la pelirroja tropezó con algo haciendo que su malteada saliera disparada hasta la cabeza del oji rojo. Ella intentó disculparse, pero un pastel de nuez se estampó en su cara antes de poder hablar. Al final ambos quedaron en detención, responsables por iniciar una pelea de comida en la cafetería.
Desde ese día comenzó su guerra.
Momoko evitaba a toda costa estar cerca de él, porque cuando estaba cerca nada bueno salía. Terminaban gritándose, incluso en medio de clase. Ese chico era un fastidio, aunque muy apuesto. Demasiado apuesto… Tanto que a veces se sonrojaba al mirarlo, y se perdía en esas orbes rojizas como la sangre. Pero era su obscuro secreto, nunca le diría a nadie que el matón de la escuela le parecía un chico interesante…
-¿Irás al baile, Kaoru?
-No. Si voy al baile tendré que usar un tonto vestido, y sabes que los odio.
-¡Vamos, será divertido!
-No, además, el baile es de parejas, y yo no tengo pareja.
-Claro que no. Podemos ir tú, Miyako y yo juntas.
-Pero acabas de enviarle una carta a Kenta-kun, y seguramente los chicos estarán haciendo fila para invitar a Miyako.
-Miyako me dijo que esta vez querrá ir sola al baile, con nosotras. Y sobre mi carta… No era para invitar a Kenta-Kun al baile, solo le expresaba mis sentimientos hacia él y… le dije que si correspondía mis sentimientos, nos viéramos a las 9:00 en un lugar exacto.
La chica suspiro hondo, y Kaoru sonrió para animarla.
-¡Estoy muy nerviosa Kaoru! ¡Por eso necesito que ustedes dos estén allí para apoyarme! –
-De acuerdo, iré… solo por ti. ¡Pero no usare un vestido!
-Gracias… -Sonrió con sinceridad y miró su reloj color rosa de su muñeca- Miyako ya debe estar saliendo… -Ambas se pararon y tomaron sus cosas para ir por su amiga rubia, pero Momoko frenó tan repentino- La clase de Kenta-Kun también debió de haber acabado… ¡Seguramente ahora mismo está abriendo su casillero! ¿Cuál crees que sea su cara? ¿Sorprendido? ¿Asustado? ¿Alegre?
-Tranquilízate
-Yo… no puedo. Me pregunto cuál será su reacción ahora mismo…
-¿¡Quién mierda le hizo esto a mi casillero!?
Un chico miraba furioso la puertecilla metálica de su casillero dañada.
Su cabello era anaranjado, y un poco desordenado, pero oculto bajo una gorra roja. Sus ojos eran de un rojo carmesí, que hacían juego con aquella mirada peligrosa. Su cuerpo no estaba nada mal, desde el punto de vista de las chicas tenía un cuerpo deseable.
Él era Brick Rowdy, uno de los chicos más populares de toda la escuela. No solo por ser el capitán del equipo de baloncesto, también era bien conocido por los maestros ya que era uno de los más desastrosos y aun así tenía notas muy buenas. Los maestros no olvidan alumnos así.
-Volveré a repetirlo… ¿Quién hizo esto? –Ahora sus rojizos ojos fueron a parar en un chico enano y castaño. El pobre lo miró con miedo.
-Yo… Yo no vi… ¡Lo juro! –El pelirrojo lo examino con esa escalofriante mirada que poseía.
-Vete –Ordenó y en menos de dos segundos el pobre chico había desaparecido. Una ligera risa sonó por detrás. De haber sido un espectador le habría partido el rostro, pero no. Aquella risa le pertenecía a uno de sus compañeros de equipo, además de vecino de casillero. Eran casi amigos.
Brick se dio la vuelta encontrando a Kawasaki Kenta con mirada serena, mientras abría su propio casillero.
-Sea quien se haya desquitado con tu casillero no sería tan idiota como para decirlo..
-Estoy seguro que fue ese idiota de Jasper… -Contesto molesto, girando la combinación del suyo, hasta que la dañada puerta se abrió.
-Tal vez intentaba abrirlo… aunque no parece –Kenta sacó una maleta, donde dentro se encontraba su uniforme del equipo. Después de sacarla la cerró.
Brick también buscó su maleta, pero un color algo peculiar capto su atención. Se preguntó que era ese papel rosado, hasta que lo tomo en sus manos.
No se sorprendió al darse cuenta que se trataba de la carta de una admiradora. Cada mes recibía máximo 3 cartas. ¿Qué podía decir? A pesar de que las chicas que le enviaban esas cartas confesaban estar totalmente enamoradas, no podía corresponderles. Para el solo serían una distracción.
-¿Qué es eso, Brick? ¿Una carta de amor? –Preguntó el chico de alado, esperando a que este cogiera su maleta para ir juntos al gimnasio.
-Así parece… -Brick giro la carta, para ver si tenía nombre, pero no tenía. Rodó los ojos, eso era típico.- Adelántate, te alcanzo luego.
-De acuerdo, suerte con tu admiradora… -Kenta sonrió y se perdió por el pasillo.
Brick siguió viendo la carta inexpresivo. No le causaba alegría, pero tampoco le molestaba. Ni siquiera tenía la curiosidad de saber a quién le pertenecía aquella carta, pero aun así la abrió y miró la perfecta letra cursiva con tinta rosa.
Por un momento imaginó una pluma color rosa con estampados de fresas y una mueca parecida a una sonrisa se asomó por sus labios, pero al segundo siguiente negó. Esa carta no pudo haber sido escrita con esa pluma, y era imposible que fuera por la dueña de ésta.
Le restó importancia y comenzó a leer.
"Hola, seguramente te preguntarás quien soy, pero antes de decírtelo quiero decirte unas cuantas cosas que no me atrevo a decirte de frente, porque cuando pasas frente a mi me pongo muy nerviosa y mi corazón da un vuelco de alegría.
Me gustaste mucho desde el momento en que te vi, pienso que eres un chico gracioso, apuesto, atlético, inteligente… ¡Eres perfecto!
En verdad me gustas mucho, y solo quería decirte que, si tú también sientes algo por mí, me veas mañana jueves en el baile, a eso de las 9:00 frente al estante de trofeos. Todos estarán en el gimnasio en el baile, así que nadie nos verá.
Te estaré esperando, pero si no vienes no te preocupes. Entenderé que no sientes nada por mí.
Me despido, espero verte esta noche.
Atentamente: Akatsutsumi Momoko"
Brick abrió exageradamente sus ojos y pestañeo un par de veces. Debía ser una broma, ella lo odiaba, ¿no es así? Ella se lo había dicho muchas veces… ¿Entonces porque esa carta?
Volvió a releerla frunciendo el ceño, sin poder creérselo aun. Pero viéndola mejor, esa carta tenía pruebas de que estaba escrita por la pelirroja.
Primeramente por ese tonto de tinta rosa. Era la única chica que conocía que escribía siempre con una pluma rosada con ese tono.
Segundo, la letra cursiva se parecía bastante. Había visto esa letra en la pizarra en la clase de Historia. La única clase que compartía con ella. Además de los corazones. Momoko después de pasar a la pizarra escribía su nombre y al final un corazón.
Y tercero, el delicioso aroma que emanaba. Brick acercó lentamente la carta a su rostro y comprobó que esa era la deliciosa fragancia de la rosita.
Entonces… ¿eso quiere decir que la carta es real? ¿Momoko se le declaró a él? Y quiere verlo mañana en la noche... a solas…
-Mierda… –Murmuró preocupado.
La pregunta era… ¿El sentía algo por ella? Le gustaba molestarla, incluso le llamaba "Juguete" porque para él era eso ¿No? Era su juguete por que se divertía molestándola.
Sí. Momoko era una chica atractiva. Muy linda, sus ojos brillantes, sus líneas perfectas… Brick no era ciego ni idiota, siempre había pensado así de Akatsutsumi, pero pensar así ¿Eso es gustar?
Se dio cuenta de que estaba tardando demasiado, así que metió la carta a su chaqueta, tomó su maleta y corrió hasta al gimnasio. Ya después con más calma, sabría qué hacer.
-¡Miyako!~
La rubia giró sobre sus talones al oír su llamado, y su sonrisa creció viendo a sus dos amigas caminar hacia ella.
-Estaba a punto de buscarlas –mencionó cuando sus amigas estuvieron frente a ella.- ¿Cómo te fue, Kaoru?
-Bien, bien… -Dijo la morena colocando sus brazos detrás de su nuca- Ahora mismo el novio de Momoko ya la habrá leído. – La pelirroja pego un chillido de los nervios y la rubia solo rio.
-Todo saldrá bien, Momoko-chan. Y si no, recuerda que estaremos aquí apoyándote –La rubia sonrió con ternura.
-Gracias, Miyako-chan~ ¡En verdad estoy muy nerviosa! Creo que… debí de haberla mandando mañana. –Se detuvo a pensarlo por unos instantes. - ¿¡Ahora como le veré mañana!?
-Pero lo hecho, hecho está Momoko. –Kaoru emprendió el paso- Y que no se te ocurra que volveré a ser otra vez tu mensajera en la vida.
Momoko infló las mejillas como niña pequeña, ofendida. Miyako volvió a reír, sabía que en pocos segundos se haría una discusión entre ellas.
Brick llego agotado a su casa por el duro entrenamiento. Abrió la puerta, se quitó la chaqueta y la aventó a la cara de su hermano pelinegro que se encontraba tranquilamente viendo la televisión, hasta que sintió la prenda estamparse en su cara.
-¡Oye! –Se quejó el pelinegro arrojando la chaqueta al suelo, haciendo que la carta dentro del bolsillo se asomara por un poco.
-No se me antoja ver tu fea cara
El pelirrojo se fue de largo, ignorando el sin fin de insultos que comenzó a decir el azabache. Solo quería tomar un baño, y pensar.
Se detuvo frente a la puerta del baño y giró el pomo para después entrar con tranquilidad, mientras se deshacía de su camisa y la arrojaba al suelo, dejando al descubierto su bien marcado cuerpo. Estaba a punto de deshacerse de sus pantalones, hasta que una leve tos lo sobresaltó haciéndolo girar en dirección de dónde provenía.
-¿Boomer? ¡Oh! ¡Lo siento hermano, no te vi!
-Sí, de eso me di cuenta… -Respondió el rubio mirándolo desconcertado.- ¿Te ocurre algo?-Preguntó con suavidad. Conocía muy bien a sus hermanos como para saber que algo les preocupaba.
Boomer, el hermano menor de los tres Rowdy's ya estaba ocupando la espaciosa bañera. Tenía unos grandes ojos color azul cielo que desbordaban ternura. Su cabello era rubio y algo desordenado, pero ahora se encontraba mojado y unas cuantas gotas resbalaban de él. Su cuerpo estaba oculto bajo la espuma, dejando visible solamente sus fuertes brazos.
Brick no se molestó en volverse a poner su camisa, después de todo estaba en su casa, y en su casa podía estar desnudo si quisiera. Es más, ya lo ha estado.
-No pasa nada, solo que no te miré. –Se dio la vuelta para salir de allí- Avisa cuando termines.
Cerró la puerta dejando a su hermano menor terminar con su ducha, aunque por los juguetes de hule que se encontraban allí, supuso que se tardaría un poco. Tal vez el también necesitaba meditar algunas cosas, en eso se parecían ellos dos. Cuando necesitaban pensar, tomaban duchas muy largas, pero la diferencia era que Boomer metía unos cuantos patitos de hule ¿Para qué cosas? Solo el rubio sabía. Pero no le agradaba pensar que su hermanito hablara con objetos sin vida en la ducha.
Regresó a la sala para ver televisión con Butch, pero jamás se esperó encontrarlo con la dichosa carta en sus manos, mirándola como si fuera la cosa más terrible del mundo. Su primera reacción fue afilar su mirada y arrebatársela de las manos.
Butch recordaba ese sobre rosado, ¡Era el mismo que tenía Kaoru en la escuela! Pero no podía ser cierto. Kaoru… ¿Enamorada de Brick? ¡¿De su hermano?! No, no, no… ¡Si eso era verdad, el mundo estaba loco!
-No recuerdo haberte dado permiso de esculcar en los bolsillos de mi chaqueta.
-¿Quién te la dio? –Preguntó con desinterés, aunque en el fondo se estuviera muriendo de la curiosidad.
-No pienso decirte –Brick le miró desconfiado, a pesar de estar tan serio, algo no le estaba pareciendo bien. –Apareció en mi casillero.
-Ah… -Contesto con el mismo tono- Y… ¿Qué dice?
-Nada que te importe, Butch.
Butch frunció el ceño mientras seguía con la mirada al pelirrojo que se marchaba a su habitación. ¿¡Como mierda no le importaba!? ¡SU chica estaba enamorada de su HERMANO! Maldita sea…
Pero el hecho de que Kaoru lo haya invitado al baile, no significa que Brick vaya aceptar ir con ella ¿Verdad? Brick había dicho que no quería ir, entonces ¿Eso quiere decir que dejará a Kaoru plantada?
Plantada.
¡Brick no puede dejar a su chica plantada! ¡Sería demasiado idiota para hacerlo! Pero… él mismo se había prometido arruinarle el baile a Kaoru, y si Brick la dejaba plantada ella no estaría con nadie. Entonces… ¿Debería impedir que su hermano mayor vaya al baile? ¡Sí! Eso tenía que hacer. Haría todo lo posible para que su hermano se retrase, entonces él llegara al baile y la mirará completamente sola. Irá con ella y dirá "¿Te dejaron plantada, verdecita? De acuerdo, no creas que quiero hacer esto, pero me quedaré contigo solo porque me das lástima." Y pasará toda la noche con ella.
Butch… ¡Eres un maldito genio! Pensó, para después levantarse del sofá y entrar al baño sin permiso, interrumpiendo de nuevo a su hermano menor.
-Boomer, ¿Irás al baile?
-¿¡No puedes esperar a que termine!? –El rubio se encontraba masajeando su cabello- Si, ¿Por qué? –Notó como el moreno sonrió retorcidamente, y Boomer solo pudo pensar que su hermano estaba loco.
-¡Soy tu hermano mayor y es mi deber cuidarte! Así que te acompañaré – Fingió molestia.
-Ya no soy un niño, Butch. Así que mejor dime que idiotez estás planeando esta vez. –Butch frunció sus labios. Sabía que llegaría el día en el que el rubio ya no se creería sus mentiras como cuando pequeño. Cerró la puerta con seguro.
-No puedes decirle nada a Brick. –Advirtió primero, y Boomer asintió.- Me gusta una chica.
-Corrección… te gustan muchas chicas.
-¡Esta vez es enserio! Una chica me… me gusta. –Boomer le miró sorprendido.
-¿Y por qué no quieres que Brick se entere? –El azabache cerró sus puños, haciendo una mueca de desagrado. Boomer se dio una idea del por qué, pero esperó mejor a que su hermano mayor continuara
-Ella le envió a Brick una invitación al baile, y por su mirada parece que el sentimiento es mutuo. No lo permitiré… -El rubio rodó los ojos.- Por esa razón te acompañaré al baile.
-¿Y piensas espiarlos? No. No me digas. –Hizo un ademán de espera- Vas a sabotearlos, ¿No es así?
Butch se sentó en la tapa del inodoro, viendo como una graciosa estrella de mar flotaba en la bañera. A veces él también se preguntaba porque su hermano jugaba aun con juguetes en la ducha.
Boomer al ver que su hermano no le dio una respuesta, continuó.
-Será mejor que hables con Brick al respecto, en vez de hacer estupideces. Él tal vez entienda tu situación, Butch. –Siguió masajeando su cabello provocando espuma- Y por favor… ¡Ya déjenme ducharme!
¿Qué es lo que siento por ella?
Se preguntaba una y otra vez, mirando hacía el techo. Ni siquiera sabía por qué se atormentaba tanto.
Normalmente era descuidado con las cartas que le enviaban. A veces al final del día las perdía, o terminaba tirándolas. No les daba interés, ni le preocupaban. Pero ahora era diferente.
De acuerdo. Momoko era muy linda, no lo negaba. Le gusta cuando hace graciosos pucheros cuando se enoja, sobre todo si ese enojo lo provocó él. Le gusta cuando saca 'discretamente' un chocolate de su bolsillo y comienza a comerlo a escondidas en clase, y voltea a todos lados como una fugitiva. Le gusta oírla gritar su nombre y que diga "Idiota, idiota, idiota, idiota" como solo ella sabía hacerlo, sin trabarse.
Entonces… ¿Debería corresponderle?
Se sentía un idiota por estar pensándolo, ya no era un chiquillo de 13 años. Ahora tenía 16. Ya debería saberlo.
Corrección. Él ya sabe.
Tal vez él ya sabía muy bien la respuesta desde mucho antes. El problema es… que no quiere admitirlo. Admitirlo sería como cambiar la rutina a la que está acostumbrado.
Pero por otra parte, él quería cambiar esa rutina. No solo podría molestarla cuando quiera, si no, que también podría hacerla sonreír las veces que fueran. Podría abrazarla las veces que sean posibles. Podría darle la dulcería entera. Por fin podría rozar sus delicados labios, los cuales lo tentaban.
Sonrió. No tenía que pensarlo más.
Muy bien sabía que ella le gustaba… Y aunque moría de nervios le correspondería. Por una noche, dejaría a un lado su orgullo.
La noche del baile, parte uno.
Los nervios no podían controlarse dentro de sí. Estaba emocionada, mucho. Tal vez esa noche podría ser la mejor del mundo, si tan solo su chico soñado aceptara sus sentimientos.
El gimnasio de la escuela estaba perfectamente decorado con muchos colores, que no se notaban mucho por la luz tan baja que había. Había música agradable y podía mirar a algunos de sus conocidos moviéndose en la pista.
Momoko sintió una mano posarse sobre su hombro y se giró, encontrando a los hermosos orbes azules de su amiga. La pelirroja se sorprendió al notar que la rubia no llevaba sus dos coletas de siempre. Esta vez había dejado su cabello suelto y se le miraba bastante bien. Llevaba un bonito vestido del mismo color de sus ojos.
-¡Miyako, te vez muy linda! –Expresó la ojirosa, notando el leve sonrojo de su amiga por el comentario.
-Gracias, Momoko-chan. Tú también te vez muy linda- La rubia miró el lindo vestido que llevaba la pelirroja.- ¿Has encontrado a Kaoru?
-No… -Contestó mirando a su alrededor en busca de la azabache- Es extraño, me mandó un mensaje y dijo que ya estaba aquí, pero no la veo por ningún la…
-Aquí estoy.
Las dos amigas giraron hacia todos lados al oír la voz de Kaoru cerca, pero no la encontraron. Las chicas pensaron que fue producto de su imaginación, pero…
-¡A..Aquí! –Su voz volvió a escucharse, notándose algo nerviosa. Las chicas voltearon y si, allí estaba su amiga, o eso creían. Miyako abrió sus ojos como platos al igual que Momoko.- ¡De…Dejen de verme así! ¡Argh!
-¿KAORU? –Preguntaron las dos al unísono, viendo a una Kaoru sonrojada. Esa noche estaba irreconocible. Tenía su cabello perfectamente peinado, un poco de maquillaje y un hermoso vestido esmeralda que hacía resaltar su figura.
-¿¡Que te pasó!?- La oji rosa se paró a un lado de ella, examinándola de pies a cabeza.- ¡Te vez tan, tan, tan linda!~
-¡No lo digas! ¡No es verdad! –Kaoru se cruzó de brazos, aun con las mejillas sonrojadas.- ¡Yo no quería! Pero… Todo es culpa de mi madre… -Gruño por lo bajo, desviando la mirada.
-Te vez muy linda –Habló Miyako teniendo un asentimiento por parte de la pelirroja.
-¡Es verdad! Tu madre hizo un buen trabajo.
-Ya, ya, ya, como sea. –Kaoru hizo un ademan de que dejaran sus comentarios.- ¿Has encontrado a Kenta? –Cambió rápidamente el tema y Momoko negó como respuesta.
-¡No! No puedo verlo ahora… no quiero verlo aun. No hasta que sea la hora. –Suspiró cansada- ¡No tienen idea como estuve hoy evitándolo!
-Lo vimos… y creo que él también lo noto, Momoko- Dijo la rubia con suavidad, mientras la nombrada abría los ojos con terror en su cara- Corriste espantada frente a sus narices ¿Cómo no darse cuenta?
-¡Ya no me digan nada o no podré verlo esta noche! –Pidió entre lloriqueos. Kaoru solo rio.
-Relájate, y vayamos a comer a la mesa de bocadillos que muero de hambre. –Kaoru comenzó a caminar pero la dulce voz de Miyako les hizo detenerse.
-Chicas, yo… -La rubia jugueteó con sus manos- Sé que les dije que vendría sola al baile, pero… bueno…
-Descuida, Miyako. Nosotras entendemos. –Sonrió Momoko con dulzura- ¿Y bien? ¿Quién fue el afortunado en acompañarte esta noche? –La pelirroja le dedico una pícara sonrisa acompañada de un guiño.
La rubia solo se sonrojo, y miró hacía la entrada del gimnasio, donde yacía un chico rubio muy apuesto recargado en el marcó y se cruzaba de brazos, recibiendo las miradas coquetas de las chicas que pasaban por allí. Este no les mostró interés.
Sus amigas no sabían si reírse por el "Chiste", o asombrarse por que el rubio realmente se veía muy atractivo.
-¿Bo…Boomer? ¿Boomer Rowdy es tu… tu cita? –Tartamudeo sorprendida Kaoru.- Pero, pero… ¿Qué ustedes no se llevan mal?
-¡Sí! ¡Ese estúpido te pegó un chicle en el cabello! ¿No lo detestabas?
-Bueno… eso pasó hace un año.-La rubia se encogió de hombros, recibiendo las miradas desconcertadas de ambas amigas- Además se disculpó, y ha cambiado. Ya no es el niño inmaduro como cuando llegó. –Las miradas aun no cambiaban y Miyako sonrió- Descuiden chicas, estaré bien. Confiaré en él.
-Si tú lo dices… -Mencionó Kaoru para después apuntarla rápidamente- ¡Pero si te hace otra de sus bromas, no me detendré! –Miyako rio. Ella no creía que fuera a sucederle nada.
La rubia camino lentamente hacía el chico que aún se mantenía recargado en el marco de la entrada. Este le miró dirigirse hacia él y sonrió de medio lado, provocando un leve sonrojo en ella, y los suspiros de las chicas que se encontraban detrás de el a las cuales no les prestaba interés.
Se separó del marco y camino hacia ella, sin dejar de sonreírle.
-Te vez muy linda –Fueron las primeras palabras del rubio al estar frente a ella. Miyako sonrió y bajó la mirada apenada mientras murmuraba un "Gracias"
-Tú también… te vez muy bien. – El rubio le tendió su brazo, que Miyako no tardó en tomar. Algunos gruñidos se oyeron por detrás, de aquellas chicas celosas que quisieran estar en el lugar de Gotokuji. Los dos las ignoraron por completo, caminando fuera del gimnasio para ir al jardín de la escuela, mientras conversaban y reían.
-¿Vienes solo? –Preguntó la rubia con curiosidad en su voz. Sabía que sus dos hermanos eran de no asistir a esa clase de cosas.
-No. Mis hermanos deben de estar por algún lado. Solo espero que no hagan nada estúpido… -Lo último lo susurró para el mismo, pero Miyako alcanzó a oír, mas no hizo preguntas.
¿Qué cosas estúpidas podrían hacer sus hermanos esa noche? ¿Bromas acaso?
-¡BUTCH! ¡ABRE LA MALDITA PUERTA!
Se escuchaba el eco de los golpes y gritos fúricos de cierto pelirrojo, dentro del armario del conserje. Este había sido encerrado a propósito en uno de sus descuidos. Jamás creyó que su propio hermano lo encerraría allí dentro.
-¡BUTCH! –Volvió a gritar con más fuerza, y el pelinegro tragó. Brick estaba bastante furioso. Sabía que le iría muy mal cuando su hermano saliera de allí, pero no importaba. Si era por Kaoru, valdría la pena. - ¡¿Qué mierda te ocurre, idiota?!
-Escucha, tengo un buen motivo por lo que hice esto. –Habló el pelinegro frente a la puerta que los dividía.
-¡Sí! ¡Que eres un imbécil! –Habló con acidez en su voz- Abre ya Butch, o no querrás tener tus costillas rotas.
-Ya se esa estúpida frase de "Somos hermanos y debemos apoyarnos" que nos repite nuestra madre ¡Pero no puedo, Brick! ¡Simplemente no puedo apoyarte en esto!
-¡¿De qué idiotez me estás hablando?!
-¡De tu cita, Brick! –El puño de Butch se impactó en la puerta, producto de sus celos. Brick enarcó una ceja. ¿Estaba hablando de su cita con Momoko?- ¡De esa maldita carta de tu admiradora! –Y con eso comprobó su duda.
-¿Qué?
-Yo, que siempre eh tratado de llamar su atención de cualquier forma… -La voz del azabache sonaba fría. Sería. Apagada. Brick no tenía idea de que pensar. ¿A él le gustaba Momoko? ¡Pero ellos ni la palabra se dirigían! ¿Cómo fue que pasó eso?- Y luego llegas tú, ¿Haciendo qué? ¡NADA! ¡No hiciste absolutamente nada y se fue a fijar en ti!
-Butch, escúchame…
-¡No! Lo siento hermano, pero yo la vi primero. ¡Y si! ¡Soy un maldito egoísta, pero amo a Kaoru! ¡Y no dejaré que te quedes con ella!
-¿Kaoru?- La mirada horrorizada de Brick no se hizo esperar. ¡El idiota de su hermano lo estaba mal entendiendo todo! Escuchó pasos alejarse. - ¡No, Butch! ¡NO ES KAORU! ¡BUTCH, MALDITA SEA! `
Ya no obtuvo respuestas. El pelirrojo miró su reloj. Faltaba poco tiempo para ir a verla. De solo pensarlo se ponía nervioso. Pero si no salía pronto de allí su oportunidad se iría por el drenaje…
-Eres un idiota, Butch…
La música en el gimnasio de tornó suave y lenta, llegando el momento especial para las parejas. Muchas parejas entraron a la pista tomados de la mano, sonriéndose coquetamente, sonrojados, etc. Momoko miró con ojos embelesados a las parejas felices bailar, y dio un largo suspiro cargado de sentimiento. Se sonrojaba de solo imaginarse bailando con Kawasaki Kenta. Y hablando de él…
-Kaoru… -La ojirosa miró su reloj de bolsillo y su corazón dio fuerte latido.
-¿Mmh? –Respondió la azabache con la boca llena frente a la mesa de bocadillos. Era la gloria.
-Faltan tres minutos para ver a Kenta… -Intento ocultar el temblorismo de su voz sin éxito- Cre… creo que iré adelantándome… -Kaoru se dio la vuela, viendo a su amiga con una sonrisa relajada.
- Tranquila, respira, y mucha suerte. –Alzó su pulgar acompañado de un guiño.- Pase lo que pase estaré allí.
-Gracias.
Respondió y antes de salir del gimnasio, abrazó a su amiga. Kaoru se quedó sola con la mesa de bocadillos. La gente la miraba reprobatoriamente ¡Se estaba acabando toda la comida!
La chica no le dio importancia a los murmullos y miradas que le lanzaban. Esa noche estaba sola, y lo único que le hacía sentir llena en ese momento era la comida.
Las orbes esmeraldas se clavaron en un delicioso trozo de pastel que reposaba en la mesa. Kaoru sonrió y acercó su mano para tomarlo, pero chocó con otra en el camino. Por inercia miró a la persona que se encontraba a un lado, pero desvió la mirada con cara de horror.
-Disculpa, tómalo –Dijo una voz grave que Kaoru conocía perfectamente.-
-N..No, tómalo, es tuyo… -La chica quiso irse disimuladamente, pero una mano le detuvo del brazo.
-¿Kaoru? –Preguntó Burch, girándola y viendo su rostro. Esa voz la había distinguido bien. Kaoru le miró molesta, seguramente comenzaría a molestarla por su atuendo, pero Butch no dijo nada. Solo la miró serio.
-Suéltame –Ordenó, pero el moreno la jaló del brazo llevándola a fuerzas fuera del gimnasio.- ¡Basta, dije que me sueltes! -Butch aprisiono sus muñecas en su espalda y la apegó a la pared.
Su plan solo era llegar y fingir molestia por tener que quedarse con ella. Pero no contó con la nueva vestimenta de Kaoru. Él sabía que odiaba las faldas, los vestidos y todas esas cosas que le hacían ver femenina, y también sabía que Kaoru no se pondría nada de eso. Pero ahora la miraba allí frente a él, tan hermosa con esa mirada fúrica.
Estaba molesto. Muy molesto. Brick debía importarle demasiado como para ponerse un hermoso vestido. Como hubiera deseado que la razón por la que se puso hermosa esa noche fuera por él y no Brick.
Sus celos lo estaban matando.
-¿Por qué?
-¡Porque te estás comportando como un idiota, suéltame!
-¡No! ¿Por qué él? –El chico resaltó la ultima palabra y Kaoru alzó una ceja, confundida. ¿De qué demonios hablaba?
-No te entiendo, ¿Podrías hacer tus preguntas mas claras? ¡Y te he dicho que me sueltes! –Siguió forcejando. Ella era muy fuerte, pero aunque le duela debía admitir que Butch lo era más. El sin quitar su fría mirada obedeció a la chica.
-¿No me entiendes? ¡Claro que entiendes! ¿Por qué le diste esa carta a Brick?
-¿Qué carta?
-¡La carta rosa! No finjas que no lo recuerdas. –La azabache miró desconcertada a Butch. Ella no le había dado ninguna carta rosa a Brick. A menos de que hablara de…
-E.. espera… ¿Cómo has dicho?
-Maldita sea… -Murmuró frustrado, pasando sus mano por las hebras de cabello- Me gustas, idiota. ¡Me gustas! –La chica iba a responderle el insulto, sin embargo, quedó estática por tal confesión. Sus mejillas rápidamente adquirieron un tono carmín.- Y no puedo entender, Por qué de todos los chicos te fuiste a fijar en Brick, ¡Mi hermano!
-A…Alto, Butch. Yo no estoy…
-Pero puedo ser mucho mejor, te lo aseguro. –La delgada cintura de la pelinegra fue rodeada por los fuertes brazos del mayor, atrayéndola hacía sí. Las mejillas de esta se colorearon mas de lo que ya, y su corazón latió fuerte. Kaoru era consciente de que debía alejarlo de ella, pero no pudo.
Butch era un imbécil, rudo, frío, y muchas otras cosas mas. Pero aunque le costara mucho admitirlo, ese idiota le atraía bastante.
Su cuerpo recibió una descarga de energía al sentir como sus labios eran atrapados por unos ajenos. Kaoru intentó apartarlo, pero ese chico besaba tan bien que no pudo resistirse a corresponderle. Sus bocas se movían con ímpetu Un beso tan fuerte, tan salvaje, tan rudo.
Butch sostenía con firmeza la cintura de la chica, mientras que con la otra mano sostenía la nuca de ella, profundizando así el beso.
Sus labios se separaron por la falta de oxígeno. Butch sonrió de medio lado, observando como la chica respiraba profundo.
-No cabe duda… que eres un idiota- Dijo ella sonriendo con burla, mientras respiraba agitadamente. Butch frunció el ceño, ya que no se esperaba eso- Esa carta no era mía, yo solo fui la mensajera.
Butch respingó sorprendido.
Por una parte se sentía tan feliz. Eso quería decir que su chica no estaba enamorada de su hermano.
Pero por otro lado se sentía un completo imbécil. Había demostrado sus celos frente a su rival… ¡Y se había declarado de la manera más humillante! Sin contar que había arruinado la cita de su hermano e hizo el ridículo con él.
Esperen…
¡Había arruinado la cita de su hermano! ¡Brick lo iba a matar!
-¡Todo es tu culpa! –Gritó frenético señalando a Kaoru- ¡Si tan solo me hubieras dicho eso desde un principio, no hubiera arruinado la cita de Brick!
-¿¡Que fue mi culpa!? –Ahora estalló ella, viéndole con odio- ¡Tú fuiste el estúpido que malinterpreto todo! Así que es toda tu culpa que Brick no haya… -Se calló de golpe. - ¿Brick? ¿Qué quieres decir con eso? ¿Brick tiene la carta rosa?–Sus preguntas se realizaron con rapidez. El chico asintió y Kaoru sudó frío.- ¡¿De dónde sacó Brick esa carta!?
El moreno le miró confundido y se alzó de hombros.
-La encontró en su casillero, recuerdo que dijo…
-No…
No, no, no, no… ¡No pudo haberse equivocado de casillero! Si era así entonces Kawasaki no estaba enterado de la carta, y si no está enterado de la carta entonces Momoko se quedaría esperándolo…
Su amiga pelirroja la iba a matar.
Fin del primer capitulo, espero les haya gustado~
¿Merezco un review?