Hola chicas esta historia es una TRANSCRIPCION de la original de Yurika Cullen que muy amablemente ME PERMITIÓ ADAPTAR sus historias a los personajes de Candy Candy, y así compartir con ustedes su talento….espero le agrade tanto como las otras historias que su inspiración nos ha permitido disfrutas…

AMANTES POR ACUERDO

By. Yurika Cullen

Capitulo Cuatro

El viernes llego rápidamente, había hablado con Albert en la universidad y él me explico que tendría que pasar a recoger a Susana y luego pasaría por nosotros, pues al Terrence no saber el camino a la cabaña iríamos solo en el Volvo de Albert, antes de despedirnos cada uno a su respectivo apartamento, me llevo a una zona desolada de la universidad y me beso con pasión por mucho rato. Después del beso empecé a pensar en ¿Qué era yo para Albert? ¿Qué sentía verdaderamente por mí? Deseo era lo mas claro, pero ¿me querría? ¿Mínimamente tendría algún sentimiento de cariño por mí? Y lo mas importante ¿Qué sentía yo por él? Cuando estaba a su lado me sentía muy a gusto, me sentía tranquila y en paz, cuando lo veía mi corazón se aceleraba y las piernas me temblaba, pero cuando hacíamos el amor, me transportaba a otro mundo, definitivamente había conocido el cielo junto a Albert, entonces ¿era eso amor? ¿Estaba enamorada de Albert? ¿De mi amante? ¿En verdad éramos algo más que amantes? El termino novios, según Albert lo habíamos utilizado para que esta loca relación no pareciera tan frívola, pero ¿Era solo por eso o había algo más?

Albert me miro directamente a los ojos al verme perdida en mis pensamientos, yo simplemente le sonreí y él me regalo una de sus sonrisas torcidas que tanto me gustaban, el corazón se me acelero rápidamente y entonces lo comprendí, la respuesta es si, estaba totalmente enamorada de Albert Andry, ¿Cuándo pasas de sentir pasión a sentir amor? No tengo la menor idea, pero, era seguro, lo amaba.

— ¿Qué pasa?— me pregunto

— Nada, solo estaba pensando en que va a ser un viaje realmente raro— Albert no me creyó, eso se notaba, pero no dijo nada

— Si, será raro, me pregunto si en este viaje alguien descubrirá a alguien—

— Solo espero que no sea a nosotros— él me abrazo para despedirse, teníamos que darnos prisas, aunque ya habíamos empacado todo, aun faltaban detalles

— Sera mejor que nos vayamos, tenemos mucho que hacer— yo asentí, luego cada uno se subió a sus vehículos y se marcho rápidamente

Dos horas más tarde Terrence había llegado a mi apartamento con su equipaje y con una radiante sonrisa, ¿y cómo no? Tendría a Susana a metros de distancia. Diez minutos después Albert y Susana se nos unieron, bajamos todo el equipaje y lo guardamos en la cajuela del Volvo, nos ubicamos Terrence y yo atrás y Susana y Albert adelante, de alguna manera me las arregle para estar al lado de Albert luego de que salimos del supermercado cuando compramos la comida para el fin de semana. Tres horas de viaje después estábamos llegando a una linda cabaña en las afueras de chicago, no era muy grande pero era acogedora, tenía cuatro habitaciones y dos baños en el segundo piso, en el primer piso tenía una mini sala con chimenea, una cocina, un cuarto de lavado y otro baño más.

Nos acomodamos cada uno en una habitación y gracias a Dios fue así, porque no me podía imaginar durmiendo con Terrence ni mucho menos que Susana durmiera con Albert, guardamos el equipaje y la comida, nos duchamos y después nos encontramos en la sala. Albert prendió la chimenea pues el verano estaba llegando a su fin y se podía sentir el frio del otoño, por hoy habría solo comida china que habíamos llevado desde el supermercado, pues luego del viaje no habrían muchas ganas de cocinar, charlamos un rato y luego Terrence trajo algunas cervezas, se había encargado de traer todo un arsenal para el fin de semana. Yo como siempre me negué a tomar alcohol, Terrence bufo frustrado, él hacía lo mismo cada vez que rechazaba alguna bebida y aun así, siempre insistía en que bebiera.

— Bueno, hay que animar un poco esto, vinimos a descansar y a disfrutar— dijo Terrence, claramente se le notaba que las cinco cervezas que había tomado ya le habían hecho algo de efecto

— ¿Qué propones?— dijo Albert curioso, él no había bebido más de una

— ¡Verdad o Reto!—

— ¿No te parece que es un juego de niñas Terrence?— le dijo Susana, ella también había tomado de más

— No si lo jugamos seriamente Susana ¿Se animan o no?— Albert y yo nos miramos, luego asentimos— Bien, usaremos esta botella— dijo señalando una de las tantas botellas vacías que tenía a su lado

Giro la botella un par de veces, él primero fue Albert, como penitencia Terrence lo puso a confesar alguna situación vergonzosa de cuando era niño, la siguiente fue Susana, esta vez Terrence quien estaba dirigiendo los castigos y preguntas, se atrevió a decirle que se quitara la blusa y se quedara en sostén, ella ni corta ni perezosa accedió inmediatamente, la siguiente fui yo.

— ¿Verdad o reto?— me pregunto Terry. Yo dude un poco

— Reto—

— Huy, esto no se ve todos los días, a ver, tiene que ser algo bueno, algo que en verdad te avergüence— yo lo fulmine con la mirada— ¡Ya se! Bésate con Albert— ambos abrimos los ojos sorprendidos

— ¿Qué?— le pregunte, tal vez no había escuchado bien. Él solo soltó una carcajada

— ¿Estás seguro?— le pregunto Albert

— Si, no me molesta para nada, se que Candy no sería capaz de traicionarme nunca, además, esto lo estoy consintiendo yo, no se cuenta como traición— siempre tan engreído, así que ¿yo nunca lo traicionaría eh? Hay Terry, si solo supieras. Pensé

— Terrence, te olvidas que Albert tiene novia— le dije para ver que reacción mostraba Susana, todos la miramos, ella solo se alzo de hombros

— No temo a una niñita como tu— ella siempre con sus complejos de superioridad— Yo sé cómo mantener a un hombre a mi lado— Si, claro, engañándolo es una muy buena forma

— ¿Ven? No hay escusa, tienen que besarse por un minuto— wow, Terrence no sabía lo que hacía, realmente no lo sabía, de lo contrario, jamás hubiera puesto esa penitencia.

— Está bien— dije con fingida resignación

Me senté en mitad de la alfombra frente a Albert, él también tenia una expresión de resignado, pero sus ojos me decían lo divertido que estaba, la situación le causaba mucha gracia. Es interesante como ambos aprendimos a saber lo que el otro piensa con solo mirarlo a los ojos. Empecé a acercarme lentamente, puse suavemente mis labios contra los de Albert de forma tímida, me incomodaba saber que tenía dos pares de ojos pendientes de nosotros, así que me controle para no perder la razón y lanzarme sobre Albert, mantuve mis manos sobre mi regazo y al parecer él pensó igual que yo pues no me toco, abrí lentamente mis labios y los moví de igual forma y siguiendo el ritmo de Albert, estuve atenta todo el rato para no desconcentrarme y aumentar el rito del beso, luego del minuto Terrence aplaudió y nosotros nos separamos.

— ¡Vaya! Esto es estimulante— dijo Terrence. Luego giro nuevamente la botella y volvió a tocar el turno a Susana, para sorpresa de Albert y mía, este le pidió que lo besara a él— Así estamos en paz— fue su pobre escusa.

El beso de ellos fue mucho más animado que el de Albert y yo, tal vez no se medían pues la bebía no les ayudaba mucho a mantener el control, a diferencia de nosotros, Terrence tomó las mejillas de Susana acercándola a él y ella cruzo sus brazos por su cuello. Albert me miro y me guiño un ojo, yo le sonreí de manera coqueta y le regrese el gesto, me encantaba ver que a ninguno de los dos, nos había afectado la escena que estábamos presenciando, luego del minuto, Albert les aviso y se separaron.

La noche continúo y cada vez Terrence estaba más borracho, Susana no se le quedaba atrás, hicieron competencia de quien aguantaba más tiempo en pie y definitivamente tuvimos que intervenir, ambos estaban muy mal como para continuar con ese estúpido juego, Albert llevo primero a Susana a su habitación y luego me ayudo a llevar a Terrence a la suya, lo sentamos en la cama y le quitamos los zapatos, cuando lo íbamos a acostar, Terrence me tomo de la cintura por sorpresa y cayo conmigo encima mientras me abrazaba fuertemente, trate de zafarme pero me tenia aprisionada.

— Quédate Candy— me dijo medio dormido pues tenía los ojos cerrados y hablaba con mucha dificultad— te deseo, hagamos el amor— inmediatamente sentí que los brazos de Terrence me soltaban y los de Albert me separaban rápidamente de él mientras me ponían en pie. Cuando lo mire me asuste, Albert tenía el ceño fruncido y una expresión de ira en el rostro mientras me mantenía firmemente sostenida de la cintura, me fije en Terrence y ya estaba dormido, así que tome a Albert por las mejillas y lo acerque a mi

— Cálmate— le dije suavemente para no despertar a Terrence

— ¿Cómo quieres que me calme después de que te dijera tales cosas?— me dijo firmemente, pero también de forma suave, esta claro que él tampoco quería a Terrence despierto

— Está borracho Albert—

— Aunque lo este, es lógico que es verdad lo que dice, aun te quiere en su cama y yo no lo voy a permitir— mi corazón se acelero

— ¿Y acaso piensas que yo lo deseo? ¿Me crees capaz de estar con Terrence cuando también estoy contigo?— le dije ofendida— Sabes perfectamente que jamás dejare que Terrence me use otra vez, no quiero sobras de nadie, si acepte estar contigo cuando tu estas aun con Susana fue por vengarnos, pero no me gusta ser plato de segunda mesa—

— ¿Entonces es solo por eso? Es solo por venganza— me dijo ofendido, lo segundo fue afirmación— ¿Estás conmigo solo porque te conviene? Yo no te importo— nuevamente lo segundo fue afirmación. Mire nuevamente a Terrence que estaba dormido, jale a Albert rápidamente fuera de la habitación, teníamos que hablar y yo tenía que aclararle que había mal interpretado mis palabras

— Sera mejor que salgamos, no me parece el mejor lugar para hablar—

— Claro, de lo contrario tu querido Terrence se puede dar cuenta que tienes un amante— y sin darme oportunidad para decir más, salió como alma que lleva el diablo por el pasillo, yo salí a buscarlo rápidamente y lo vi bajar las escaleras al primer piso

— ¡Albert!— lo llame pero no se detuvo— ¡Albert, espera, me mal interpretaste! ¡Albert!— pero él ya había salido afuera.

Corrí todo lo que mis piernas me permitieron escaleras abajo pero en el último escalón mi torpeza hizo acto de presencia y me caí, para cuando me levante y salí, Albert ya no estaba a la vista. Entre y subí a mi habitación, me tire en la cama y no pude contener el llanto, me dolía muchísimo que Albert pensara tales cosas de mí, yo estaba enamorada de él, ¿Cómo podía pensar que lo estaba simplemente usando? Además, yo también puedo dudar de él, Albert tampoco me había aclarado lo que sentía con respecto a Susana y a mí. Pero aun así, las lágrimas continuaban bajando por mis mejillas y el dolor que sentía en el pecho tampoco se iba, esperaría a mañana, Albert debía buscarme para hablar, yo ya lo había intentado y él no me había dejado explicarle, si él se portaba indiferente conmigo de ahora en adelante, entonces mañana mismo mandaba todo a la al diablo y enfrentaría a Terry, de nada me servía continuar con esta farsa si Albert no estaba a mi lado. Con ese pensamiento me fui quedando dormida sobre las sabanas.

Un movimiento en la cama y un cuerpo moviéndose hasta estar sobre mi me despertó, rápidamente empecé a forcejear para sacármelo de encima, pues la primera idea que cruzo mi mente es que era Terrence, la persona sobre mi comenzó a tratar de calmarme tomándome por los hombros pero yo no lo deje y lo empuje sin éxito alguno, luego de unos segundos dejo de intentar calmarme.

— Candy soy yo, abre los ojos— era la voz de Albert, hasta ahora me vengo a dar cuenta que tenía los ojos fuertemente cerrados. Como él dijo los abrí y pude verle el rostro gracias a la luz de la luna que entraba por la ventana, su expresión era totalmente diferente a la de hace un rato, por el contrario se veía algo culpable, yo fruncí el ceño al no comprender el porqué de su expresión y el porqué estaba ahí. Albert noto mi desconcierto y me abrazo enterrando su cabeza en mi cuello— perdóname— me dijo y yo abrí los ojos con sorpresa— perdóname mi amor— ¿mi amor?— te juro que no era mi intención tratarte así, pero los celos me cegaron y dije cualquier estupidez ¿me perdonas?— su voz en serio era de culpabilidad

— Me ofendiste Albert— le dije resentida

— Lo sé, pero te juro que jamás he pensado así, es solo que verte entre los brazos de Terrence me descontrolo, no me gusta que nadie te toque. Candy por favor perdóname—

— No te disculpes más Albert, no tengo nada que perdonarte, es lógico que pienses así después de que te propusiera tan frívolamente que fuéramos amantes, yo simplemente quería decir que no me gusta ser la segunda y por mucho que me gustaras en otras circunstancias no habría aceptado estar contigo, pero no me supe expresar y cualquier pensaría en que soy una…— él me dio un beso para callarme

— Ni siquiera lo digas, Candy ¿Tú crees que si hubiera sido cualquier otra yo hubiera aceptado? Por más que Susana me engañara, si no es porque fuiste tú quien me lo pidió yo no me prestaría para esto— me dijo muy serio

— ¿Qué me quieres decir?— pregunte con el corazón en la mano

— Primero que nada, porque sé cómo eres y sé que no eres de las que proponen este tipo de acuerdos con cualquiera o en cualquier momento, tenias que estar muy dolida para pensar en algo así y segundo y lo más importante porque ya sentía algo por ti desde antes— dijo mirándome a los ojos— no quería aceptarlo porque eras la novia de mi amigo y yo ya estaba en una relación con Susana, pero cuando me entere de que ambos nos engañaban y cuando me hiciste esa propuesta, entonces no pude negarme, era mi única oportunidad de estar contigo aparte de que también me agradaba la idea de vengarnos— yo no lo podía creer— pero Candy— continuó— las cosas se me salieron de las manos, no sabes lo difícil que es para mí verte cerca de Terrence y peor, imaginarme que estas con él en la intimidad, me muero de rabia y celos de tan solo pensar que te toque, creo que, estoy loco o que… estoy enamorado de ti— me dijo lo último en un susurro, mi corazón se paro— por eso cuando salí a pensar un poco y caí en la cuenta de lo estúpido que fui al portarme así contigo, regrese lo más pronto posible para pedirte perdón—

— Espera, ve despacio, ¿Qué dijiste?— le pregunte atónita

— Que cuando salí…— empezó a decir nervioso

— No— lo interrumpí— Lo otro—

— ¿Qué te amo?— me pregunto serio— Candy yo… sé que esto puede sonar raro pero en verdad lo hago, no sé cómo, pero estoy enamorado de ti—

— ¿De verdad?— él suspiro y asintió

— Es la verdad— no necesite mas, lo abrace con fuerza y lo bese apasionadamente, él me regreso el beso con igual intensidad

— Yo también te amo Albert— le dije cuando el beso se acabo— Por eso no pienses nunca que yo quiero estar con Terrence, yo solamente quiero estar contigo, solo contigo— Albert me beso

— Nunca más— fueron sus últimas palabras

Nos empezamos a besar desesperados, necesitábamos mostrar con nuestras caricias lo que ya nos habíamos dicho con palabras, que nos amábamos, necesitábamos dejar en claro que nuestra relación ya no era simplemente de amantes, lo que teníamos iba más allá de eso.

Esa noche, hicimos el amor como nunca antes, saber que ambos nos correspondíamos era un aliciente muy importante para nosotros, nos besamos, acariciamos, gemimos y jadeamos con tal intensidad que sentí que tocaba el cielo, no nos importo si nos escuchaban, si nos encontraban y nos descubrían primero, esta noche, éramos solo nosotros y nuestro amor.

Estábamos acostados desnudos, tapados solo con las sabanas y en un silencio realmente muy cómodo, yo tenía mi cabeza en el pecho de Albert mientras le acariciaba el abdomen, él me tenia abrazada por la cintura mientras con su otra mano me acariciaba un brazo.

— ¿Qué vamos a hacer de ahora en adelante? Yo no quiero seguir con esta farsa mucho tiempo Albert, quiero que podamos salir juntos sin escondernos— dije

— Lo sé, yo quiero lo mismo—

— Pero aun así, quiero que seamos nosotros quienes los descubramos, quiero ver su reacción—

— Tenemos que jugar rápido Candy, debemos estar muy pendientes de sus actos y tratar de armarles emboscadas, ellos cada vez son más obvios, pronto será el momento. Pero por esta noche no quiero pensar más en eso— me dijo mientras me daba un beso en la cabeza y me acercaba mas a él, me tapo un poco más con la sabana y cerró los ojos— Buenas noches amor—

— Buenas noches Albert—

A la mañana siguiente fuimos los primeros en despertarnos, eso nos ayudo muchísimo pues no sería conveniente que nos vieran dormir en la misma habitación, estaba deseosa de que Terrence y Susana cometieran un error y descubrirlos pronto, moría de ganas de poder estar con Albert libremente, hicimos el desayuno pero solo para nosotros dos, según pensábamos ambos, tanto Terrence como Susana estarían durmiendo hasta bien tarde y luego despertarían con una resaca terrible.

Y tal cual dijimos sucedió, el primero en despertarse fue Terry, eran las tres de la tarde cuando apareció en la sala mientras Albert y yo jugábamos póker en la alfombra, se quejaba de un dolor de cabeza terrible, no pude aguantarme y le confirme que ese era el porqué no me gustaba beber, además también me burle de su aspecto. Él se tomo un par de aspirinas, saco una botella de agua de la nevera y se sentó a nuestro lado tendiéndose en el sofá mientras se tomaba la cabeza con una mano. Susana fue quien tardo mas en despertar, eran pasadas las cinco cuando apareció con un aspecto impecable en la sala, lo único que delataba su estado era la botella de agua en su mano derecha y las gafas de sol cubriendo sus ojos, si no estuviéramos en otoño, podría pasar desapercibida.

Ese día preferimos no salir a hacer turismo y decidimos hacer una fogata afuera de la cabaña, Albert y yo que éramos los más lucidos y saludables en el momento, hicimos gran parte de las cosas, Terrence se ofreció a traer leña y Susana nos honro con su presencia y nos entretuvo con sus comentarios de aburrimiento.

A las siete de la noche la fogata ya estaba prendida y estábamos asando los típicos malvaviscos y tomando chocolate caliente, conversamos temas sin importancia, contaron chistes y hablamos de la época del Colegio de Albert y Terrence, también hablamos de los amigos en común que teníamos Albert y yo en Las Vegas y pude ver que Susana y Terrence se tensaron ante la mención de La Ciudad Del Pecado, eso nos recordó que pronto tendríamos que ir al Baby Shower del bebe de Annie.

A las diez y cuarenta y cinco estábamos recogiendo la fogata, a pesar de la situación en la que estábamos, había sido una agradable noche, casi se podía considerar que los cuatro éramos buenos amigos, pero el casi, no cuenta, tenía más peso el hecho de que no solo habían dos supuestas parejas de novios, si no que habían cuatro amantes, dos enterados de la situación y dos pensando que lo tenían bien escondido. No dejaba de preguntarme ¿Quién descubriría a quien?

Quince minutos después y luego de no haber ayudado en nada, Susana decidió marcharse a dormir alegando tener dolor de cabeza, Terrence ayudo apagando la fogata y entrando las mantas y demás cosas que habíamos sacado, pero luego se disculpo y decidió irse también, pues aun tenia la resaca de la tarde, Albert y yo le restamos importancia y le dijimos que terminaríamos de lavar las tazas que habíamos usado y luego iríamos a dormir también.

Decidimos tomar otra taza de chocolate antes de ordenar un poco la cocina pues estaba hecha un desastre, nos tómanos nuestro tiempo y aunque ya estuviera bastante tarde, era la una de la mañana, ninguno de los dos teníamos sueño, además, estábamos bastante cómodos hablando de libros, era uno de mis temas preferidos, Albert tenía un amplio conocimiento en literatura y sus opiniones eran bastante interesantes. De repente Albert se acerco a mí y me acorralo entre él y la mesa de la cocina, se quedo contemplándome un rato y me dio la oportunidad de hacer lo mismo con él, nos empezamos a acercar y el beso no tardo en llegar, le cruce los brazos por el cuello y él me tomo de la cintura y me levanto sentándome en la mesada de la cocina, abrí mis piernas y Albert se acomodo entre ellas para estar más cerca de mí.

— Te amo— me dijo al oído

— Yo también te amo— le respondí

Nos besamos nuevamente esta vez de una manera más tierna y calmada, ahora no estábamos compartiendo el deseo, estábamos compartiendo el amor y el cariño que sentíamos por el otro. De repente sentí que Albert se retiraba de mi lado bruscamente, cuando abrí los ojos me di cuenta con horror que Terrence lo había empujado y le lanzaba un golpe que gracias a Dios Albert logro esquivar, también vi a Susana parada en el marco de la cocina mirando con odio, pero me sorprendió que su mirada se dirigiera a Terrence y no a Albert, rápidamente corrí y me puse en medio de ambos.

— ¡Maldición!— le gritaba Terrence a Albert

— ¡Cálmate Terrence!— le grite

— ¿Cómo te atreves a pedirme eso? Y menos después de lo que te encontré haciendo con él, eres una…—

— ¡Mucho cuidado con la lengua Terrence! No te atrevas a referirte a Candy de esa forma porque ahí si no respondo— le dijo Albert con rabia, tomándome de la cintura y haciéndome a un lado, yo rápidamente volví a mi posición en medio de ambos

— ¡Ella es mi novia! ¡Me debe fidelidad!— esta vez no deje que Albert interviniera, lo hice yo antes de que alguien más hablara

— ¿Si?— le dije con resentimiento, Terrence me prestó toda su atención— ¿Te debo fidelidad? ¡Claro, la tonta Candy nunca sería capaz de engañarte! ¿Cierto? Pues te equivocas, no solo tú puedes hacerlo, yo también puedo jugar a lo mismo— Terrence abrió los ojos y la boca asombrado— ¿De qué te asombras? ¿Creías que no me daría cuenta? ¿Pensaste que no nos enteraríamos de las dos semanas que pasaron juntos en Las Vegas?— mire a Susana quien seguía con la misma expresión que antes y luego a Terrence, él cerro la boca, no tenía nada que decir— Y aun así ¿Tienes el descaro de hacerme un reclamo? O dime ¿A dónde iban tu y Susana a esta hora de la madrugada juntos y en esas fachas?— dije refiriéndome al pantalón del pijama de Terrence que era su única prenda y la muy diminuta pijama de Susana. Nuevamente Terrence se quedo mudo— tu silencio dice más que mil palabras Terrence, ¿Pero sabes? No me importa, ya no me importa nada de lo que hagas, deje de quererte hace mucho tiempo, dejaste de importarme, tu engaño solo me hizo un favor, me acercaste a Albert, porque lo amo ¿Sabes? Algo que comenzó como una venganza, se convirtió en lo más importante para mí—

— ¡Cállate!— grito Terrence— Solo estás hablando esas cosas porque estas dolida, es imposible que te hallas enamorado de él en tan poco tiempo— Terrence empuño las manos y Albert inmediatamente me jalo atrás de él

— ¿Imposible? ¿Estás seguro de eso?— le dijo Albert— ¿tan orgulloso de ti mismo estas? O dime Terrence ¿entonces qué haces con Susana? Porque hasta donde tenemos entendido, ustedes empezaron primero que nosotros, ¿Te parece imposible sentir algo por alguien en poco tiempo? pero ustedes nos engañan desde mucho antes—

— Tú no te metas Albert, esto es entre Candy y yo—

— ¡No!— le grito Albert, estaba perdiendo el control, instintivamente lo tome de la camisa para que se calmara, él relajo un poco los hombros— deja el cinismo Terrence, desde el momento en que traicionaste mi confianza acostándote con mi novia, se volvió mi asunto también, y más si hablas de Candy, porque no solo ella se enamoro de mí, yo también estoy enamorado de ella y no sabes lo mucho que te agradezco tu acción, jamás pensé estar tan agradecido con alguien por haberme traicionado con mi novia— el puño de Terrence voló hasta el rostro de Albert, pero Albert lo tomo de la muñeca evitando el impacto— No te entiendo Terrence, ¿tanto te duele tu orgullo de hombre? ¿Tanto te disgusta saber que Candy fue capaz de pagarte con la misma moneda? Porque está claro que no la quieres, ¿O porque la traicionaste? ¿Por qué llegar a tanto y armar tanto escándalo por alguien a quien no valoraste?—

— ¡Es que tú no entiendes!— grito Terrence

— No, por eso explícamelo— dijo nuevamente Albert, yo mire a Susana y casi pude notar que ella estaba deseando saber tanto como nosotros los motivos de Terrence, estaba claro que a ella no le había importado encontrarnos a Albert y a mí en esa situación, lo que le daba rabia era la actitud de Terrence

— ¡La amo! ¿Entiendes? Te amo Candy— me dijo, Albert lo soltó y él callo arrodillado al suelo

— ¿Me amas? No insultes al amor de esa forma Terrence ¿Quién cuando ama a alguien lo traiciona como lo hiciese conmigo? ¡Por Dios, era la novia de tu amigo!— dije con rabia

— ¡Estaba frustrado! Pensé que estaba perdiendo mis dotes de hombre porque tú no parecías sentir nada conmigo, no querías tener relaciones, si te besaba te retirabas, no te gustaba tener contacto conmigo y eso me tenía preocupado, necesitaba saber si en verdad era yo o tú la del problema—

— ¿Y la solución fue acostarse con quien te diera oportunidad primero no?— le dije— mira Terry, no necesitas darme más escusas, estas cavando tu propia tumba. Lo hecho, hecho esta, no hay mas nada que hacer, es mejor que aceptes tu culpa y dejemos esta farsa de una vez, tu puedes seguir tranquilo con Susana y yo puedo hacer mi vida en paz con Albert— mire alrededor y me fije que Susana ya no estaba

— Albert— repitió con tono irónico— ¿Así que Albert?— luego soltó una carcajada, parecía un demente— pensando bien las cosas, hacen pareja, pero me pregunto ¿Qué tendrás que hacer Albert para acostarte con Candy? En año y medio a mi me costaba hasta besarla— no podía creer lo que era capaz de hacer el orgullo, claro, como yo, la increíble tonta Candy lo había engañado, ahora tenía que pegarse de cualquier cosa para hundirme

— Bueno Terrence— empezó Albert con una sonrisa arrogante— creo que yo no tendré ese problema, tal como viste Candy no solo se siente cómoda besándome, yo no tendré necesidad de buscar otra para comprobar mi hombría— Terrence se levanto rápidamente y se lanzo contra Albert. Empezaron a golpearse y yo me quede pasmada, pero reaccioné rápido para tratar de separarlos

— ¡Ya basta!— grito la voz de Susana desde la puerta de la cocina, ambos dejaron de pelear, yo corrí inmediatamente hacia Albert, luego la mire, sorprendentemente Susana estaba vestida con ropa de calle y tenía su maleta junto a ella. ¿Cuándo alisto todo tan rápido?

— Te ves patético Terrence— le dijo— acéptalo de una maldita vez, tienes la culpa de todo, Candy puede hacer con su vida lo que se le dé la gana, deja el maldito orgullo, solo haces el ridículo— Terrence se limpio la sangre que salía de su labio inferior y la miro atentamente— No te voy a pedir perdón Albert, sabes que no estaría siendo sincera, ni tampoco está en mi personalidad hacerlo, además no me arrepiento— le dijo mirándolo y por primera vez no vi arrogancia en sus ojos— tampoco voy a dar las razones por las que lo hice, simplemente lo hice y punto, me alegra que al menos te haya ayudado a encontrar a alguien que ames mediante mis actos, en verdad te deseo lo mejor, a ti también Candy— yo la mire y sus ojos expresaban que lo decía de verdad. Simplemente asentí como respuesta— no tengo más nada que hacer aquí, me voy—

— No tienes que irte a esta hora Susana— le dijo Albert, vi en sus ojos que valoraba el que aunque se portara tan altiva como siempre, le hablara con la realidad y no inventara escusas

— Ya llame un taxi, seria hipocritica quedarme aquí después de todo, además tampoco me sentiría cómoda— volvió a decir— Tu deberías hacer lo mismo Terrence— él se levanto sin mirar a nadie y subió al segundo piso, Susana se fue hasta la sala y se sentó a esperar el taxi, yo inmediatamente tome a Albert por el rostro para analizarlo y ver si tenía golpes, tenía un pómulo rojo, corrí a la nevera y saque unos hielos, los puse en un trapo y me regrese con Albert, lo senté junto a la mesa de la cocina y empecé a ponerle hielo antes de que se le hinchara la mejilla. Albert sonrió y me abrazo por la cintura

— ¿De qué te ríes?— le dije en voz baja, pues Susana podría escucharnos desde la sala

— No se hizo como querías— dijo en igual tono, yo lo mire sin comprender— Tú querías ser quien los descubrieras y paso todo lo contrario— yo fruncí el ceño y suspire frustrada

— No me parece gracioso Albert, no fue una escena agradable— él me dio un beso rápido en los labios

— Aun así, ya termino todo, podemos terminar con esta farsa y empezar como debe ser— yo sonreí, luego sentí pasos en las escaleras y pude ver a Terrence bajando con su equipaje, Susana se acerco a él pues el taxi ya había llegado, al parecer lo estaba convenciendo para que se fueran juntos, él negó un par de veces pero al final acepto y subieron al taxi. Cuando escuchamos el auto arrancar, Albert se levanto y me tomo por la cintura— Sera mejor que vayamos a descansar, aun nos queda un día más aquí y quiero que aprovechemos que estamos solos y demos un paseo cerca— yo asentí y nos dirigimos a mi habitación, por fin podíamos dormir juntos sin miedo a que nos descubrieran

La mañana llego rápido, habíamos dormido juntos y tranquilos, cuando me desperté me sentí en paz, realmente era muy tranquilizante y conciliador el saber que todo este lio había acabado, era muy estresante tener dos relaciones a la vez, no entendía como algunas personas se metían en tremendo enredo por gusto, yo no sería capaz de estar con dos personas a la vez por mucho tiempo.

Levante el rostro y me encontré con que Albert aun estaba dormido, se veía tan pacifico y hermoso, no pude evitar tocar su rostro y acariciarlo levemente, él suspiro y lentamente abrió los ojos, me dio esa sonrisa torcida que tanto me gustaba y se acerco para darme un beso.

— Buenos días— le dije

— Si me despiertas así y al abrir los ojos te veo a ti, siempre serán buenos días— yo le sonreí mientras me sonrojaba un poco. Albert rio y me abrazo

— ¿Vamos a desayunar? Tengo algo de hambre— le dije

— Está bien, pero esta vez yo te preparare el desayuno— yo sonreí ampliamente, Albert era un excelente cocinero

Desayunamos con calma y estuvimos platicando durante un rato, es como si los últimos dos días, no hubiéramos estado compartiendo la casa con nadie, como si siempre hubiéramos sido solo los dos, no mencionamos el tema de Terrence y Susana, no había motivo, ya todo estaba solucionado y no había razón para hablar mas del tema. Al medio día dimos una pequeña excursión por los alrededores, era un lugar muy lindo, muy natural y pacifico.

— ¿Hace mucho tienes esta cabaña?— le pregunte

— Me la regalaron cuando estaba en el Colegio, pero he venido muy pocas veces, era de mis padres, aquí venían a pasar sus muchos aniversarios, pero ahora se van a viajar a algún lugar exótico del mundo—

— ¿Aun están juntos?— él asintió— que maravilla, mis padres se separaron cuando yo tenía pocos años de edad, mi madre se volvió a casar cuando yo tenía diecisiete, entonces deje Phoenix para darles más intimidad y me mude con mi papa—

— Con tu papá.

Si hay conocí a Annie

— OHH esa chica adora a Archie

— Ahora que me acuerdo, ¿Tu vas a ir al Baby Shower del bebe de Annie no?— Albert asintió— ¿ya pensaste que comprarle?—

— Pensaba pedirte ayuda con eso, dar regalos a bebes no es mi fuerte, aunque tenía una pequeña sugerencia, quería saber si estaba bien—

— ¿Cuál?—

— Regalarle un álbum de fotos para cuando el bebe nazca, según veo, Annie será la típica mamá que conmemora cualquier gesto que haga su hijo, ¿Qué mejor que con una foto?—

— ¡Me parece una genial idea! Pero igual tendré que darle algo más—

— Ya pensaremos en algo. Por cierto, el día del Baby Shower te presentare a mis padres, ellos adoran a Archie así que estarán presentes— yo me puse nerviosa

— ¿A tus padres? ¿Y si no les caigo bien?— Albert sonrió y me abrazo

— Les caerás de maravilla, vas a ver, se que mamá y papá te adoraran— yo sonreí. Esperaba que así fuera— Candy— dijo serio de repente

— Dime— pregunte nerviosa

— Se que aunque lo dije una vez, no se tomo con la importancia que se debe, así que te lo voy a pedir de nuevo— yo lo mire sin comprender, él sonrió y me tomo de las mejillas— Candy, ¿quieres ser oficialmente mi novia?— mi sonrisa no tardo en aparecer, le cruce los brazos al cuello

— ¡Sí!— y lo bese

Después de besarnos por un rato caminamos un poco más y a las dos de la tarde empezamos a subir todo al Volvo, nos llevaríamos unas tres horas de viaje y queríamos llegar cuando aun hubiera luz y antes del crepúsculo. Llegamos un poco antes de las cinco pues Albert conduce como un loco, me acompaño hasta mi apartamento y subió mi equipaje, quedo de pasar por mí al día siguiente para tener una verdadera cita, quería empezar este nuevo día como los novios reales que éramos de forma correcta ¿Y que mejor que teniendo nuestra primera cita oficial? Nos despedimos en la puerta de mi apartamento con un beso tierno y un te amo por parte de ambos, luego Albert se fue a su apartamento.

Había pasado una semana desde nuestra primera cita, Albert me había llevado a un restaurante italiano y luego a dar un paseo por el parque, se veía feliz de presumir a su nueva novia y yo no estaba más que de acuerdo en que presumiera conmigo, me encantaba estar a su lado y sentirme parte de su vida, después del parque fuimos a su apartamento y Albert toco el piano para mi, me encantaba verlo tocando, se veía tan serio y tan irreal sentado en su piano blanco y moviendo los dedos como el experto que era, que llegaba a excitarme con la sola idea mental. Después de un par de canciones, él sea cerco a mi y me beso con pasión, hicimos el amor sobre el piano un par de veces y luego cambiamos a su habitación donde continuamos amándonos toda la noche.

— ¿En qué piensas?— me sorprendió la voz de Albert mientras me abrazaba por la cintura. Yo me sonroje furiosamente y él sonrió al notarlo

— En nuestra primera cita— con su sonrisa torcida me demostró que sabia especialmente en que parte de nuestra cita estaba pensando

— Si, no volví a ver mi piano de la misma forma— me dijo mientras me besaba el cuello

— Ni yo el ascensor de mi edificio— continúe. El soltó una carcajada. En nuestra cuarta cita oficial habíamos hecho el amor en el ascensor de mi edificio, agradecí a Dios porque no había cámaras instaladas adentro. Albert nuevamente se acerco y me beso el cuello

— ¡Hey! Búsquense un hotel, esto es una fiesta para un bebe no una despedida de soltero— la inconfundible voz de Ster nos interrumpió

— Ya extrañaba tus chistes Ster—

— No tientes tu suerte Albert, si me extrañas tanto puedo mudarme a Chicago para que no me extrañes más— luego soltó una carcajada. Albert puso cara de terror

— No sé porque te asombras tanto Ster, claramente te vi muy entretenido con Paty en la cocina— en vez de avergonzarse, Ster nos cerró el ojo y sonrió feliz

— ¿Qué te puedo decir? Yo siempre complazco a mi Paty, no importa el momento ni el lugar, además ahora que por fin está embarazada tenemos que aprovechar la flexibilidad y movilidad…—

— ¡Ster!— dijimos a la vez. El embarazo de Paty era toda una noticia sorpresa para los presentes, habían esperado hasta este día para contarnos que Paty tenía dos meses de embarazo

— Está bien, no detalles, pero lo que importa es que yo siempre complazco a mi Paty—

— Si, de eso estoy seguro— dijo Albert riendo

— ¿Qué hacen aquí en el balcón? Necesito a mis invitados en la sala— dijo una muy embarazada Annie, se veía adorable con su barriga redonda

Ella fue a la primera en llamar a darle la noticia de mi ruptura con Terrence y mi noviazgo con Albert, me hizo contarle todo con pelos y señales y luego soltó un gran grito de alegría que me dejo sorda del oído derecho por dos días, Annie estaba más que feliz porque estuviera con Albert, me confesó que desde un comienzo pensaba armar todo un plan para que termináramos juntos el día de su Baby Shower, pero que le encantaba que no hubiera sido necesario de su intervención divina. Hoy era justo ese día, al final había terminando regalándole al bebe un relicario plateado, que aunque no usaría hasta un par de años mas, Annie quedo encantada con el detalle y con el álbum de Albert, le prometió fotografiar cada día de la vida de su hijo y llenar el álbum lo más pronto posible.

Los padres de Albert como regalo le habían adornado la habitación del bebe con juguetes, muebles y una cuna hermosa, la cuna la había diseñado la propia Rosemary Andry, una mujer realmente hermosa y cariñosa, era el amor personificado, William Andry, eran un hombre despampanante, cariñoso y amable, se notaban las grandes personas que eran y ahora podía notar porque Albert era tan maravilloso, había heredado las partes más importantes de la personalidad de sus padres, aparte de la belleza de ambos.

Cuando salí de mis cavilaciones note que Ster y Annie no estaban y que Albert me miraba curioso, al parecer me había estado hablando y yo no había contestado nada.

— Perdón ¿me decías?— él sonrió

— Te decía que deberíamos entrar de una vez, las hormonas alborotadas de Annie no aguantaran mucho si no le hacemos caso— yo sonreí

— Tienes razón—

— ¿En qué pensabas?—

— En lo hermoso y maravilloso que eres— dije abrazándolo y besándolo cariñosamente en los labios— También pensaba en lo mucho que te amo— Albert sonrió y respondió mi abrazo

— Tanto como yo te amo a ti—

— ¿No te parece gracioso?—

— ¿Qué cosa?— me pregunto sin entender

— Lo que comenzó como un acuerdo de amantes, término en amor de pareja—

— Y no solo para nosotros— me dijo sonriendo

— ¿A qué te refieres?—

— Archie me conto que hace poco volvió a ver a Terrence y Susana en un hotel aquí en Las Vegas, según Archie y su capacidad misteriosa, esta vez era diferente, según él, se podía sentir el amor entre ambos, no era como antes, que se notaba solamente pasión, esta vez se veían como una pareja de recién casados, y quien sabe, tal vez y se hayan casado aquí y estén de luna de miel—

— Me alegro, es bueno que haya valido la pena para algo, el habernos traicionado de esa forma, ojala esta vez sí sea la pareja correcta— Albert me abrazo nuevamente

— Si, además no podemos culparlos mucho, gracias a ellos, es que hoy estamos juntos, realmente le debo todo a Terrence, sin él no hubiera tenido la oportunidad de jugar a ser tu amante— yo sonreí y él me beso

Un grito de Annie nos hizo volver a la sala de nuevo. Yo estaba más que feliz, me agradaba pensar que Terrence había encontrado en Susana la novia que yo no supe ser para él, aunque nos hubieran traicionado, no les guardaba rencor, y esperaba que la vida les diera lo mejor. Pero también esperaba eso para mí, aunque yo ya tenía lo mejor del mundo, tenía a Albert, compartir la vida juntos, era lo más maravilloso que me hubiera podido pasar, y pensaba aprovecharlo al máximo.