Amour Sucre es propiedad de Beemoov y Chinomiko
Sometimes
With eyes wide shut we lay stagnant awake
Safe for now in this wonderous state
Lost at a crossroad that's missing a sign
How do we know if they made it alive?
- !Janis, hija es hora de irnos!
- !Voy en un momento!
Por fin había llegado el día. Estaba muy nerviosa pero mis padres y yo ya habíamos llegado a un acuerdo y no había marcha atrás.
Papá es un administrador de ventas en la franquicia donde trabaja, y recibió un ascenso recientemente como el representante de su expansión internacional en Australia, lo que requería su traslado a aquel país por un largo periodo de tiempo. Mamá estaba realmente emocionada con este cambio. Ella es bióloga y no ha ejercido su profesión desde hace varios años. Cuando yo aún era una niña, trabajaba en el zoológico, pero poco después se retiró. Había notado que últimamente le había estado picando la curiosidad de volver a retomar su vocación, y la noticia de vivir en Australia, un país tan singular por su especial fauna la había llenado de felicidad, podía verlo fácilmente. En realidad, yo no estaba tan entusiasmada. Definitivamente yo no quería abandonar Francia y mudarme a otro continente. Sé que mi deber como hija es respetar su decisión y acompañarlos a donde ellos me lo ordenen ya que aún tengo 17 años, pero ambos son bastantes comprensivos y entendieron mi situación. Además, mi padre parecía muy convencido de que era una mejor idea que continuara mis estudios aquí. Cuando llegara el momento de entrar a la universidad, tendría muchas mas opciones.
Después de una larga discusión, la única opción viable resulto ser mudarme con la tía Carolina, la hermana menor de papá. Ella vive a una hora de camino de París, y aunque tuve que cambiar de colegio, me sentí realmente aliviada al no tener que irme a vivir al otro extremo del globo. Por supuesto que extrañare a mis padres, pero el prospecto de empezar una vida diferente era muy emocionante. Además, hemos prometido hablar todos los días, y ellos vendrán a visitarme durante las vacaciones.
Iba mirando por la ventana del auto, repasando mentalmente todos estos últimos acontecimientos. El vuelo de mis padres partía en una hora y la tía Carolina vino a recogernos temprano. Estaba concentrada en mis pensamientos cuando de repente sentí la mano de mamá entrelazándose con la mía. Le sonreí y me recargué sobre su hombro. Me puse mis audífonos y cerré los ojos relajándome, escuchando la reproducción en mi iPod.
Sometimes, when all that's lost remains
Drink from the fountain of youth and never age again
Sometimes we jump across to every cloud
Fly away get lost and never be found
La despedida en el aeropuerto no fue tan conmovedora como esperaba. No soy buena con las despedidas, pero al parecer mis padres si, estaban muy inquietos por su nueva aventura. Mamá prometió marcar a mi celular apenas el avión aterrizara en Canberra. Camino al departamento de mi tía, estuvimos conversando un rato.
- ¿Ya este todo listo para mi ingreso a la escuela?
- Todo listo, Además es muy buen instituto. Este mismo lunes ya te puedes presentar y no hay ningún problema con que hayas comenzado el semestre un poco tarde yo ya me hice cargo de unas cosas sobre tu inscripción personalmente. Es un lugar muy bonito. además -torció su labio en una sonrisa coqueta- hay chicos bastante lindos.
- No estoy interesada en buscar chicos lindos -contesté renuente.
- ¿Por qué tan a la defensiva? ¿Acaso dejaste algún novio en París?
- No es eso …
- ¿Nunca has tenido un novio Janis?
- ¡Claro que sí!... aunque - carraspeé un poco- fue hace mucho tiempo y no fue la gran cosa…- dije desviando mi mirada hacia la ventana.
- Jajaja! Mira nada mas lo tímida que te has puesto.
Pronto llegamos a nuestro destino. Mi cama, mi tocador y otras cosas pesadas ya habían sido trasladados por la mudanza en el transcurso de la semana, y ahora me restaba acomodar todo mi equipaje. Me encanta el departamento de la tía Carolina, grande y hermosamente decorado. Era de esperarse ya que ella es diseñadora de interiores. Las paredes violetas dan un ambiente femenino a toda la sala de estar. Aunque yo no soy mucho de ese estilo, es un ambiente bastante agradable. La vista de la calle es genial. Justo en frente hay una cafetería y una pastelería.
- Después de terminar de acomodar mis cosas en mi habitación, deberíamos ir por un pastel, para festejar que seremos roomates- propusé emocionada.
- ¿Me lo estas invitando?
- Por supuesto -sonreí sacando mi cartera.
- ¡Vamos entonces!
Ese día termine agotada, después de poner todo en orden en mi nuevo cuarto. Terminé hablando un buen rato con papá y mamá por teléfono hasta que de mala gana tuve que colgar porque ellos estaban aún más cansados que yo. Al otro día, tía Carolina me mostró el camino al instituto y también me llevó a una tienda de ropa ubicada a unos 10 minutos del departamento. El lugar parecía orientado a la moda victoriana, aunque al parecer había de todo estilo de ropa también. Estaba concentrada buscando una falda negra con tablas la cual hacía tiempo quería conseguir, iba recorriendo los ganchos uno por uno, cuando de repente una mirada extravagante se encontró con la mía a unos centímetros, dándome un susto. Exclamé.
- Lo siento.
- Ahhh no te preocupes…- dije inclinándome por la ropa que había dejado caer de mi mano. Sentí su presencia a un lado mía rápidamente, ayudándome. No pude evitar observarlo nuevamente. Su ojo izquierdo era de color miel y el derecho de color verde. Además, su cabello tenía un color plateado muy singular. Todo su aspecto era extraño, además estaba vestido al estilo victoriano, al igual que el chico de cabello negro que estaba atendiendo a las clientas en el mostrador. De cualquier modo, debió sentir mi mirada fija en él.
- ¿Hay algún problema?
- No, es solo que me sorprendiste.
- Disculpa nuevamente. ¿Estabas buscando algo en especial?
- ¿Trabajas aquí? ¿Llevas puesto un uniforme? - El chico entrecerró los ojos un poco, estudiándome- Lo siento, no quise parecer una entrometida.
No lo eres. Mi hermano mayor es el dueño de esta boutique así que vengo a echar una mano cuando puedo.
- ¡Oh! Entiendo -Bajé la mirada y vislumbré una falda exactamente como la que quería-¡Encontré lo que buscaba!
- ¿Quieres probártela? Los vestidores están en el fondo.
- Mmm no lo creo - noté a lo lejos a la tía Carolina haciéndome señas- iré a pagar ahora mismo.
- Está bien.
Caminé un poco y giré mi cabeza hacia el chico un momento dando un último vistazo a esa mirada bicolor - Tus ojos son impresionantes- pronuncié sinceramente y me di la vuelta al ver su expresión sorprendida ante mi comentario. Pagamos y nos dirigimos a casa.
- Heterocromía.
- ¡Wow! Nunca había visto a una persona con ese padecimiento.
- Bueno no es precisamente un padecimiento, solo una anomalía- señaló mi tía -¿Le preguntaste su nombre? ¿Era lindo?
- Mmm eso creo, aunque no, no le pregunté- Me levanté del sillón y me estiré un poco - iré a conectarme para platicar con mamá y papá.
- Muy bien, y después de eso, directa a la cama ... será mejor que yo también me vaya a dormir.
- ¡Pero no tengo sueño!
- ¡Mañana te espera un gran día Janis! Colegio nuevo, además ya son pasadas de las 11, vamos.
- Bueno… - refunfuñé.
Platique un momento con mamá, ya que, por la diferencia horario, mi papá ya se encontraba conociendo su nueva oficina. Ella me platicó sobre todos los proyectos que llegaban a su cabeza y todo lo que quería hacer en Australia. La noté realmente contenta y eso me daba gusto.
Dispuesta a irme a la cama, me puse el pijama y até mi cabello en una coleta. Abrí la ventana un poco para admirar la calle y sus luces. Un olor peculiar llamo la atención de mi nariz. Me asome un poco más. La ventana del departamento de abajo también estaba abierta y seguramente alguien estaba fumando. Aspiré el olor cerrando los ojos. Suelo fumar de vez en cuando. Por supuesto es un secreto frente a mis padres, aunque una vez papá detectó el olor en mi ropa.
Cerré la ventana y me acomodé en mi almohada. Poco a poco mis pensamientos se desvanecieron, hasta quedarme dormida.
Me bañé y acicalé temprano y me dirigí al que sería mi nuevo colegio. Eran unos 15 minutos en autobús. En efecto, un lugar bonito como había dicho mi tía. La directora me dio la bienvenida y me habló sobre terminar los detalles del papeleo con el delegado de mi grupo ¿Cómo que mi formulario y mi foto, no están? Pensé que tía Carolina se había hecho cargo de eso también…
Me dirigí a buscar al dichoso Nathaniel, cuando alguien me tomó por la cintura en un abrazo.
- ¡Janis! ¡Estás aquí! - reconocí esa voz inmediatamente.
- Ken… ¿Qué haces aquí? - pregunté sorprendida. Quité sus manos de mi alrededor y puse las mías sobre sus hombros. El es mas bajito que yo.
- ¡Te he seguido! Me quede muy triste cuando dijiste que te cambiarías de colegio …
- Pero ahora estoy muy lejos de donde solíamos vivir. No me digas que …
- Mi padre vive en esta ciudad y mi mamá me permitió mudarme. ¡Seguiremos estudiando juntos! ¿no es maravilloso?
- Ya veo… es genial. - contesté dudosa. No es que la compañía de Ken me desagradase, pero puede ser bastante acosador. Además, ¿para qué seguirme hasta aquí? No quiero herir sus sentimientos.
- ¿Quieres galletas? -ofreció entusiasmadamente
- ¡Claro! - Nos sentamos un momento y Ken abrió su mochila sacando un tubo de galletas de chocolate sin abrir. Divisé una hoja dentro y alcancé a distinguir mi nombre escrito en ella. Lo saqué rápidamente.
- ¡Espera!
- Ken, este es mi formulario con mi foto ¡¿cómo es que lo tienes tú?!
- ¡Lo-lo- s-siento! Iba a dártelo después- se puso colorado. - ¡No pude evitar tomarlo cuando lo vi en el escritorio del delegado de la clase, por favor no me odies! - Suspiré.
- Tengo que irme - me levanté y empecé a alejarme molesta por su actitud tan obsesiva - Pero antes, dame esas galletas que me prometiste.
Así lo hizo y salí de ahí buscando la sala de delegados. -¡Regresemos a casa juntos! - alcancé a escuchar, pero lo ignoré. Llegué a la sala y abrí la puerta encontrándome con un chico rubio. Estaba vestido de una manera formal en comparación con otros alumnos. Me llamo la atención, los dos bolígrafos en el bolsillo de su camisa.
- ¿Tú eres Nathaniel?
- Así es, ¿puedo ayudarte en algo?
- Sí, soy la nueva alumna. La directora me mandó contigo para concluir lo de mi inscripción, ya he rellenado lo que faltaba.
- Ah, tú debes ser Janis, me preguntaba por qué había desaparecido tu formulario de mi escritorio - el chico tomó lo que le entregué e inspeccionó las hojas un momento- Muy bien, todo está en orden. Yo mismo se lo daré a la directora. - sonrío. No sé porque, pero sentí el gesto algo forzado.
- Gracias …
- Espera un segundo. Estaría bien que te des una vuelta por los clubs del instituto, para que decidas pronto a cuál te inscribirás.
- Um... está bien.
Me dirigí al patio a buscar el gimnasio y el jardín como me indicó Nathaniel. Había unos cuantos alumnos rondando por el lugar y Ken otra vez estaba ahí. Seguramente está buscándome.
No tenía humor para lidiar con él en este momento y justo en el instante en que pensé que notaría mi presencia, corrí hacía unos grandes arbustos que había cerca y salté sobre ellos para esconderme, dejándome caer en el pasto. ¿Uh?
- ¡Ahhhgggg!- Un grito proveniente debajo de mí me aterró. Caí en cuenta de que no había aterrizado en el pasto, si no el cuerpo de alguien. Baje la mirada encontrándome con unos ojos grisáceos y una cabellera roja esparcida en la hierba. Puso sus manos sobre mis rodillas- ¡Quítate de encima!
Lo hice inmediatamente cayendo a un lado suyo. -¡Perdón! no pensé que estuviera alguien aquí. ¿No te saque el aire... o sí? – pregunté temerosa.
- ¿Quién demonios eres tú? – dijo el chico fulminándome con la mirada.
Oh wow. Su atractivo rostro me tomó por sorpresa, además todo su look decía "chico malo" a gritos. Tuve que disimular y recuperarme de mi impresión rápidamente.
- Soy Janis, es mi primer día aquí. ¿Y tú eres…? - permaneció callado y con el cejo fruncido un momento antes de contestar.
- Castiel- comentó secamente.
- Lo siento Castiel fue un accidente - El no dijo nada y nos quedamos en silencio un momento - ¿Winged Skull? - mencioné refiriéndome al logo de su camiseta. Él se dio cuenta y volvió a mirarme.
- ¿Con que los conoces, huh?
- Los escuchó de vez en cuando.
- Ya veo…- su expresión constipada de hace un momento desapareció y casi pude ver la comisura de sus labios encorvarse en una insipiente sonrisa. Buscó algo en el bolsillo de su chamarra y sacó una cajetilla totalmente arruinada. La abrió y los dos cigarrillos que quedaban estaban destruidos por mi culpa. -Maldita sea …
- Lo siento... te los repondré ahora mismo. -De mi mochila saqué una cajetilla nueva. -Toma-. Castiel arqueó una ceja, curioso. Me arrebató la caja y la guardo en su bolsillo.
- Bien pues... ahora déjame solo- dijo volviéndose a recostar.
- ¡O-Oye! ¡Toma solo dos!
Se puso sus audífonos y cerros sus ojos, ignorándome por completo. Me sentí como una idiota, arrodillada ahí. Abrió un ojo lentamente y gruñó molesto. - ¿Todavía sigues aquí?
Resoplé y me levanté. Puede ser guapo, pero es un grosero sin modales…
El resto del día paso sin muchas novedades, evité regresar a casa con Ken aludiendo a que tenía algunas cosas que hacer. Normalmente no me molestaba hacerlo, pero hoy su lado acosador había cruzado la línea. Me despedí de Nathaniel y de Iris, una chica que platicó conmigo en clase de álgebra.
Tomé el autobús de regreso a casa y volteé distraídamente. Advertí inmediatamente la presencia del pelirrojo que conocí hoy. ¿Qué está haciendo aquí? Decidí no prestarle atención y seguí en lo mío, comiéndome las galletas que me había dado Ken.
A decir verdad, me provocó inquietud cuando el pelirrojo bajó en la misma parada que la mía y comenzó a caminar detrás de mí. Seguí volteando dándome cuenta que no importaba que esquina doblara o calle cruzara, parecía que me estaba siguiendo. Empecé a ponerme un poco ansiosa y apresuré mis pasos. Giré la cabeza por última vez. Todo este tiempo Castiel caminaba a pasos largos y relajados mirando hacia el horizonte, pero esta vez posó su mirada en la mía. Eso me sorprendió. De repente aceleró y se acercó a mí y por inercia cerré los ojos.
- ¿Eres tonta? ¡Fíjate por donde vas! -gritó. Abrí los ojos y me di cuenta que había un poste de luz frente a mí. Castiel puso su mano para evitar que chocara.
- ¡Ahhh! Janis- escuché la voz de mi tía. Estaba bajándose de su auto, que acababa de estacionar. - Vamos a comer juntas, es mi hora de descanso. Se aproximó a mí con una sonrisa-¡Castiel! Veo que ya conoces a mi sobrina.
- ¡¿Qué?! - exclamamos los dos al mismo tiempo.
- Ya te había comentado, que la hija de mi hermano viviría conmigo... ¿no es así? Janis, Castiel es nuestro vecino, vive en el departamento de abajo.
Levanté mi rostro y esta vez pude ver una sonrisa completa formarse en su rostro.
Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo.
Sometimes, when all that's lost remains
Drink from the fountain of youth and never age again
Sometimes we jump across to every cloud
Fly away get lost and never be found
Never be found, never be found