POR FIN ESTO LLEGA A SU FIN, OHHHHHHHHHHHHHHH Si, lo sé, da pena, como todo en esta vida, pero tenía que finalizar, creo que lleva en activo este fic un año mínimo, soy lo peor y más lento del mundo mundial, pero se que os da igual, y más después de que leáis el capi pornoso que os debía y obviamente he escrito para acabar por todo lo alto. Disfrutadlo ;)
CAPÍTULO 41
-Esto no cambia nada, al contrario... - dejando que Regina la separase la silla para sentarse - Así parezco la típica niñata que no sabe cocinar y necesita a su mamá - sentándose de brazos en la mesa.
-¿Y una madre haría esto? - susurrándola las palabras en el cuello a la vez que deslizaba su mano izquierda por el escote de Emma - Porque lo dudo - mientras la otra mano tiraba del cabello de Emma hacia atrás para dejar el cuello enteramente a su disposición - Te deseo Emma Swan, te deseo desde el momento en que llegaste - a la vez que daba pequeños besos por su cuello.
-Re-gi-na... - pronunciando las seis letras de manera entrecortada con todo su esfuerzo - Para, o no podré contenerme más. Quiero ser tuya - cogiendo la mano que Regina aun mantenía en su escote, y poniéndola sobre su muslo izquierdo.
-Ya eres mía pequeña - lamiendo su cuello en dirección a su boca, y besándola velozmente - Pero antes vamos a cenar que se enfría lo que prepare especialmente para ti princesa - separándose rápidamente de entumecido cuerpo de Emma y sentándose en su asiento, frente a ella, mientras Emma la miraba embelesada - ¿Te sirvo? - sonando serenamente como si nada acabase de ocurrir.
-Si, por favor - intentando recuperar la compostura - Supongo pues, que Henry no está aquí ni le ocurrió nada ¿no?
-Por supuesto que no, fue una mentirijilla de Belle para que vinieses - mientras cortaba un trozo de lasaña y lo ponía en el plato vació de Emma.
-Pues me parece fatal que me mientas para pedirme una cita - sin atreverse a mirar a Regina, y dando un bocado de la lasaña.
-¿Hubieses venido si Belle te hubiese dicho la verdad? - cogiendo su tenedor a la vez que buscaba la mirada de Emma.
-La verdad es que no, estaba enfadada, pero no sabía que podrías contentarme con tanta rapidez - notando como su entrepierna se encendía por lo anteriormente vivido.
-Hay tantas cosas que aun no sabes Emma - manteniendo totalmente la calma - ¿Es de tu agrado la comida?
-Si, está exquisito, ¿cómo supiste que me gustaba? - saboreando otro trozo.
-A Henry le encanta, así que supuse que a ti también.
-¿Y hay postre también? - buscando ahora ella la mirada de Regina de forma pícara.
-Me temo que sí, pero no lo que usted espera señorita Swan, sino, una deliciosa empanada de manzana, mi especialidad.
-Ummm, me encantan las manzanas, tú siempre hueles a ellas - ruborizándose ante su comentario fuera de lugar de niña estúpida.
-¿Ah sí? Vaya, no sabía que fueses una mujer de detalles. Quizás se debe a que mi gel es de aroma de manzanas, me encanta, debería dejártelo para que lo pruebes.
-O podríamos ducharnos juntas y así lo pruebo... - a la vez que soltaba los cubiertos, acto de que había terminado de comer, y con su mano derecha se recolocaba un mechón de pelo detrás de su oreja, tímidamente.
-No corra señorita Swan, o podría caerse - dando el último bocado y cogiendo su plato y cubiertos a la vez que se levantaba ¿Has acabado cariño? - dando un beso en la mejilla de Emma y retirando el vacío plato de lasaña de la mesa.
-Si, claro - sonriendo nerviosamente, con cada segundo que pasaba estaba más nerviosa por lo que ocurriría después de la cena. A su vez, Regina no podía dejar de mirar a Emma, sentada e inmóvil en el centro de la habitación, temblorosa. Estaba claro que esperaba en todo momento a que Regina diese el primer paso, y Regina se moría por darlo.
-¡Al cuerno el postre! Ven aquí - andando con paso firme hacía Emma que al oírla se volvió ligeramente para ver que había ocurrido, y cuando iba a reaccionar los labios de Regina estaban presionando contra los suyos - Pienso hacértelo aquí mismo, ¡no puedo más! - agitando su mano para que desapareciesen todo lo que se encontraba encima de la mesa, y con cuidado, ayudando a Emma a que se sentase en el borde - Emma, si quieres que pare sólo tienes que decírmelo, ¿vale? - sujetando con ambas manos sus mejillas y mirándola tiernamente a los ojos.
-No quiero que pares Regina - agarrándose a los bordes de la mesa con fuerza.
-Como desees princesa - acercando de nuevo sus labios a los de Emma, a la vez que deslizaba sus manos suavemente por su cuerpo sutilmente entumecido, a la vez que rozaba con las yemas de sus dedos los pechos de Emma y notaba como éstos se endurecían por debajo de su ropa. Mientras sus lenguas jugaban y se detenían en cada recodo de sus bocas, Regina separó con cuidado las piernas de Emma e introdujo su propia rodilla en medio, sin dejar de manosearla por debajo de la camiseta hasta quitársela y dejarla en sujetador, blanco y sencillo, puro, como era toda ella - No tengas miedo - susurrando en su oído a la vez que se separaba un poco para contemplar a Emma, cuyo cuerpo pedía más.
Regina con total delicadeza, se levantó y con un giro de muñeca, deslizó la cremallera de su vestido hacía abajo, a la vez que dejaba caer los tirantes, para quedar totalmente expuesta, y desnuda ante Emma, la cuál la miraba con ojos desorbitados, era muy obvio que jamás había estado en una situación así, ni había visto a una mujer desnuda de aquella manera.
-Tócame - cogiendo las manos de Emma que se aferraban a la mesa, y poniéndolas sobre sus pechos desnudos - No te quedes ahí parada, juega con ellos, pellizquéalos, tira de ellos, haz círculos, lo que sea que se te venga a la mente, y que te gustase que te hiciesen a ti, con cuidado claro.
-Es que no se que es lo que me gustaría que me hiciesen a mi - avergonzándose un poco y quitando tímidamente sus manos de los pechos de Regina.
-Eso tiene fácil solución - inclinándose a desabrochar el sujetador de Emma, y quitándola los tirantes con cuidado - Si algo no te gusta, sólo dímelo - inclinándose aun mas hasta rozar con la punta de su nariz uno de los rosados pezones de Emma, mientras con cuidado abordaba con su mano el otro pezón libre, y tiraba de él con cuidado, a la vez que lo combinaba con pequeñas succiones con sus labios, a la vez que el cuerpo de Emma se entumecía y daba pequeños temblores.
-Sigue, no pares - poniendo sus manos sobre el cabello de Regina, retirándola mechones de la cara.
Regina, sin parar, siguió bajando sus labios, sin dejar de tocar a Emma, hasta su entrepierna aun cubierta por los vaqueros.
-¡Quítatelos! - separándose de Emma y dándola una orden - Si no te los quitas para mi, no seguiré.
Emma sorprendida, por su repentino enfado, con algo de miedo, hizo caso a Regina, y con cierta torpedad se desabrochó el botón y bajó la bragueta a la vez que se quitaba totalmente los pantalones.
-Ahora las braguitas ¡quiero que también te las quites!
Emma de nuevo, sin rechistar, se incorporó para bajarse las braguitas, y al hacerlo notó como éstas estaban totalmente mojadas. Mientras se las quitaba con cierto pudor no pudo evitar ruborizarse, jamás había estado tan mojada y menos conscientemente de ello.
-Ummm a sí me gusta, eres una chica buena, te mereces un premio - mirando pícaramente a Emma, y besándola con pasión en los labios, mientras colocaba la tímida mano de Emma entre sus propias piernas, para que notase su humedad - ¿Has visto lo mojada que estás? Y esto no es nada para lo que puedes estar. ¡No! No retires la mano, quiero que sigas dándote placer a ti misma, mientras yo te beso por completo - Besando cada rincón del cuerpo de Emma en sentido descendiente, mientras la rubia, obediente, se tocaba su húmedo sexo por orden de Regina, hasta que los labios de la morena llegaron a su entrepierna, y tomando por primera vez la iniciativa, colocó sus manos sobre la cabeza de Regina y la "obligó" a darla placer sobre su sexo. El escalofrió que recorrió a Emma cuando Regina pasó la puntita de su lengua sobre su hinchado clítoris hizo que se corriese ahí mismo, sin dar oportunidad a Regina de juguetear con ella más.
-Eres una niña mala - lamiendo los jugos de Emma - No me has dado tiempo a nada, habrá que practicar para que aprendas a contenerte.
-¿A contenerme? - sin comprender como alguien pudiese contenerse ante tal arrebato desenfrenado de pasión.
-Emma, ni siquiera me ha dado tiempo a penetrarte. No había ni empezado a hacerte el amor, eran preliminares.
-Ups... ¿preliminares? - Emma no entendía nada, si eso eran los preliminares, como sería el resto... iba a morir de placer.
-Pero yo quiero hacer el amor contigo, y tener orgasmos.
-¿Orgasmos? ¿Y lo que has tenido ahora que te crees que ha sido? - riéndose ante la ignorancia de su novia. Y levantándose para ponerse a su nivel, y besarla.
-Ha sido estupendo Regina, eres una diosa - respirando entrecortadamente para recuperarse poco a poco de lo que acababa de vivir.
-Tú eres mi diosa - apoyando su cabeza sobre el hombro de Emma y quedándose abrazadas unos minutos.
-Y ahora, ¿qué será de nosotras? - sin dejar de acariciar la cabeza de Regina.
-No te entiendo, yo soy feliz así.
-Sí, lo sé, pero... ¿tengo que pasarme toda mi vida en este internado para así evitar que toda la gente que quiero olvide quienes son? ¿No podrías lanzar otra maldición que haga precisamente eso?
-¡Emma! - separándose para quedar cara con cara - ¿Qué te crees que una maldición es como quien lanza un hechizo de Confundus y ya está? - sintiéndose ofendida, si había lanzado la maldición hace tantos años había sido por sus pertinentes razones, y no pensaba abrir esa herida y debatirla con Emma.
-Vale, vale, lo siento mi reina, no te enfades - cogiendo sus manos y apretándoselas - ¿vale? - mirándola con ojitos de cordero degollado.
-Emma, se que para ti es duro que ahora que eres libre en todos los sentidos, estés encerrada aquí, y lo de Henry también lo es... pero, no tengo explicación para todo, sólo puedo pedirte que te quedes a mi lado e intentaré averiguarlo.
-Y yo te ayudaré, lo prometo - dando un tirón de sus manos, hasta quedar lo suficientemente juntas para besarse - Por que te quiero, no tengo ningún motivo para irme de aquí.
-Yo también te quiero Emma, eres mi salvadora - fundiendo sus labios en un tierno y a la vez pasional beso, con el cuál, sellaban su amor.
10 años después...
-Y con esto doy por terminada la clase. Quiero una redacción de 10000 palabras para mañana sobre los pasos a seguir en la transformación de una rata en una simple copa de hojalata. ¡Sin rechistar! - anteponiéndose a los quejidos que estaban por aparecer en el silencio sepulcral de su clase.
-¡Jo! - recogiendo con afán sus libros - Había quedado con Rumple esta tarde, ahora es imposible que pueda dedicarle más de quince minutos de mi tiempo libre. En serio Em, ¿tan difícil te es mantenerla contenta?
-¿Perdona? - cogiendo su mochila y poniéndosela en los hombros - Yo tengo a mi novia más que contenta - dando un codazo a Belle de bromas, y sacándola la lengua mientras se dirigía hacia la mesa de la profesora de Transformaciones.
-¿Quería algo señorita Swan? - bajandose las gafas de ver de forma muy sensual.
-Me temo profesora que necesitaré una clase particular para poder realizar mi escrito
-¿En serio? ¿No ha aprendido nada en diez años estudiando lo mismo señorita Swan?
-Me temo que he aprendido mucho señora Mills, pero más bien de otras materias, usted ya me entiende - guiñando el ojo a Regina y saliendo del aula acompañada por Belle que la esperaba en el pasillo para ir a comer.
Habían pasado diez años, si, pero parecía que apenas hubiese pasado diez meses. Los alumnos seguían igual, y los profesores idénticos. Desde que Emma Swan decidiese quedarse permanentemente en ese internado, parecía que los efectos de la maldición seguían intactos, nadie podía salir, y el tiempo estaba parado, tan sólo sus recuerdos habían vuelto y no parecía que fuesen a desaparecer. A sí que la única que odiaba tener que seguir yendo al colegio era Emma, para el resto era lo normal, llevaban dieciocho años haciéndolo al fin y al cabo. Si no hubiese sido porque su relación con Regina era del todo menos monótona, se hubiese tirado por un barranco hace tiempo. A veces pensaba que quizás vivir así de por vida, no era vida realmente, pero se la quitaban las dudas cuando veía a su familia; su hijo Henry y la más preciosa de las madres del mundo, su amor verdadero, Regina Mills.
FIN
P.D: ¿Qué os ha parecido? Se que en sí no cierro ninguna trama, o concluyo o no se! pero bueno, toda opinión, duda, crítica esta bien recibida, y os responderé sin problemas (pero si me dejáis reviews desde anónimo es imposible responderos porque FF no lo permite, sólo os lo aviso) :S
Como no, agradecer a todos y cada uno de mis lectores, los que llevan desde el principio (si hay alguna que dudo jeje) a los que se incorporaron hoy mismo, o los que me han seguido hasta aquí, hayan dejado review o no, sabed que el hecho de que alguien te lea es ya gratificante! Pero debo mencionar a esas personas que si han compartido conmigo sus opiniones capi a capi; gracias de corazón a: Melissa Swan, Michii15, my dark queen, Esthefy Bautista, kafg, Guest(no se quien eres "invitado" pero me subes la moral jejeje mis fics los mejores.. no creo, pero me agrada que lo pienses ;) gracias), venus1485, MissMariFranco, Regi y Paola! ^^ Y a todos los que dieron fav o follow al fic.
GRACIAS POR HABER FORMADO PARTE DE ESTO, TODOS Y CADA UNO DE VOSOTRO/AS.