Naruto y sus personajes no me pertenecen! Advertencia: NXH, NXS y GXH Sobre aviso no hay engaño!
Una propuesta indecorosa
—Christine core—
"Decisión es lo que cuenta. Basta un de apoyo, una base, lo demás viene de seguro"
Dochanlu
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Se habían terminado las torturas para Naruto así que poco a poco empieza a desnudarla, lentamente, delicadamente, tan privados de su propia realidad, el sonido sordo de cada prenda y los suspiros de ella lo van excitando de sobremanera, no duda al momento de deshacerse de su sujetador, rozar con toda su intención su pezón izquierdo mientras ella cierra sus ojos queriendo sentir más la sensación de calidez.
—No los cierres— susurro Naruto en su oído besando y metiendo su lengua por la orilla de su oído y de par a par ella abrió sus ojos lavanda— Bien, así Hinata mírame mientras me deshago de toda tu ropa amor.
Con las palabras arrastradas, el rubio devoró con su zorruna mirada el bello cuerpo de su mujer, fue hacia ella y con lentitud, agarro los bordes de sus bragas e hincándose el rubio las bajo, poniendo a Hinata prácticamente a su merced. Ya se le había quitado lo atrevida, y él tenía todo el control de la situación, el cuándo por fin las sacó de sus pálidas y torneadas piernas le beso sin pudor un muslo antes de incorporarse y llevarla hacia la cama.
—Siéntate—le demandó tan sensual que no dudo en hacerlo y ella se deja deslizar hasta tocar las cálidas sábanas, ella algo lejos le dejo ver a su esposo deleitarse un poco con la vista, el simplemente tragó duro, y la miro con deseo, quería comérsela enserio, Hinata entendiéndolo abre sus piernas hacia los lados, se muerde los labios y pasa sus manos por su pechos invitándolo de nueva cuenta a tocarla, pues aún estaba presente su promesa de compensarlo—Me estas matando esposa mía—comienza a decirle mientras toma una de sus piernas y acaricia sus pantorrillas, la peliazul suspira y se queja ansiosa, besa sus pies y gime con gusto; va besándola hasta llegar a sus muslos donde el siente como su olor de mujer comienza a embriagarme. Sus manos están sobre su cabeza, acariciando el rubio cabello, con impaciencia trata de guiarlo hacia su entrepierna, Naruto sonríe y se resiste un poco; llega por fin a su objetivo y recorre su sexo.
La tiene desnuda y a su merced, sin dudar se hunde entre sus piernas y se arqueó al sentir cómo pasa la lengua por toda su sexo; besa, lame, chupa, comienza a jugar con un dedo en su intimidad y sus gemidos se transforman en jadeos; deja de besarla y la mira, apurada trata de hacer que vuelva a lo que hacía.
— ¿Quieres que siga? —le pregunta coqueto mientras su dedo sigue penetrándola, asiente mordiéndose los labios-No escuché.
—Si-Sigue…—responde es un susurro
—Pídemelo linda ¿Qué quieres que haga? —añade otro de sus dedos a su labor y suelta un jadeo
—Humm… Na-Naruto co-cómeme…—sonrió lo más que pudo para no soltar una carcajada, amaba a su pequeña y tímida esposa para siente como sus piernas tiemblan y los músculos de su pelvis comienzan a contraerse y relajarse, arquea su espalda y suelta un quejido largo, sus piernas se revuelven sobre la cama e intenta cerrar sus piernas mientras siente en su boca la humedad que delata el orgasmo que acaba de tener. Respira agitada acariciando el cabello de su esposo; el rubio empieza a subir por su abdomen haciendo un camino de dulces besos y candentes hasta llegar a su dulce boca que lo recibe con gusto. Se besan durante un buen rato, sin prisas, tan solo disfrutando y saboreándose.
Las manos de su esposa comienzan temblorosas bajar por la ancha espalda de Naruto hasta llegar suavemente hasta sus glúteos, toma el pantalón, junto con sus calzoncillos y comienza a deshacerse de ellos. Desnudos ahora los dos los besos van tomando mayor profundidad mientras su cuerpo se mueve buscando juntarse con el del rubio, rodea con las piernas torneadas y el tomándola por las nalgas ella le sonríe en medio del beso al sentir el peso del cuerpo sobre el suyo.
Le abraza con manos y piernas, y el gustoso le aprieta contra sí con un jadeo. Ansioso entra con firmeza resbalándose en sus abundantes flujos, suelta un gemido largo mientras su espalda se arquea de físico placer, se deja ir hasta el fondo complacido. La siente de nuevo temblar debajo de su gran cuerpo aferrándose a él como si le fuera la vida en ello. Sus caderas se mueven conmigo y su concierto de placer se hace más audible
— ¿Te gusta? — pregunta con soberbia el rubio mientras la penetra más hondo.
—Me en-encanta Na-Naruto-Le dice en un hilo de voz. Sabe muy bien que es una pregunta tonta, pero le fascinaba la manera como se lo decía, que se lo afirmara. Recorre su figura hasta sus nalgas que aprieta y masajea con deleite sin dejar de moverse dentro de ella. Es una delicia sentir, su calor, su humedad, su delicioso cuerpo.
—Tú me encantas—le dice jadeando. Aumenta el ritmo que lleva y ella casi grita de placer, se mueve inquieta y cierra con más fuerza sus piernas alrededor de sus potentes embestidas. Sus uñas se clavan en su espalda y se deleita al saberla cerca del orgasmo. Convulsiona con fuerza debajo de él mientras su miembro se ve atrapado en las ricas contracciones de su pelvis, la fuerza de las embestidas de Naruto aumenta de forma incontrolable llevándonos a los dos a la locura. Se derrama dentro de su cuerpo con ganas, empujando con fuerza con la idea imposible de llegar más adentro de lo que ya está, jadeando sin poderlo evitar y extasiándose.
Naruto trata de que llegue algo de aire a sus pulmones, se relajó un poco sobre ella buscando no recostar del todo su peso en su cuerpo. Le devuelve a la realidad al sentirla moverse debajo. Se incorpora algo para dedicarle ahora toda su atención. Una de sus manos se va hacía una de sus mejillas, ella abre sus ojos lavanda al sentir el contacto y se encuentran con los mares profundos llenos de infinita felicidad de Naruto.
—Hinata, ven conmigo— dice el mientras ella le sonríe.
—A don-donde tú quieras Na-Naruto— Él se deja caer sobre su cuerpo para que ella lo reciba con un abrazo sexual, pues aún seguía dentro, no quería salir nunca.
—Gracias Hinata, te amo. — y después de eso el rubio se había quedado dormido y tumbado encima de Hinata.
Ella no le importó que estuviera así tan cerca de él, con cuidado lo hizo a un lado sin dejar de abrazarlo, sin dejar de acariciarlo.
—Yo mas Naruto, yo más— había pronunciado la joven sin apuro mientras se perdía en el sendero de los sueños.
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Al despertar por la mañana vio que su amado no estaba en la cama si no que estaba al borde de su cama terminando una llamada que no pudo escuchar…
—Oh Hina, por fin despiertas, vamos apúrate tenemos que irnos— le decía tan feliz el que ella solo pudo sonreír dejando pasar su confusión.
—Si ya v-voy Naruto…
— ¡Vamos que se va el yate! — ya con algo de desespero el rubio agarró a su esposa y la levantó cargándola de sus brazos para llevarla a la ducha. Ya dentro está la regadera saliendo el agua tibia. Ella sintió de golpe el agua recorrer el líquido por todo su cuerpo y sintió al rubio que también se desnudó para bañarse con ella.
—Hina, nos iremos a Nueva York, iremos a nuestra luna de miel.
— ¿Lu-luna de miel?— ella le pregunto ya despertándose por completo, virando su rostro hacia su esposo.
—Si Hinata, no tuvimos ninguna— le dio risita a la ojiperla al ver que el agua de la regadera había hecho atragantar al rubio— Y la verdad pienso tenerla— alzó una rubia ceja y la apego a su cuerpo. — ¿Qué acaso tu no?
Se dejó recostar su cabeza en el pecho mojado de su amante.
—S-Si va-vámonos ya!.
Le emocionaba que con todos sus ahorros, había podido convencer a su amigo Shikamaru que estaba en la ciudad le prestara su yate y le preguntó si podía hacer un viaje desde Inglaterra a Nueva York por lo que el moreno sin extender tantas cosas que le parecían problemáticas le afirmo sin problema.
En una bonita residencia a las afueras de la gran ciudad, la familia Namikaze por fin haya un poco de su tiempo para relajarse, bueno al menos Minato, ya que su esposa Kushina no estaba para nada feliz, después de lo que su hijo le había mencionado en el viaje.
—Minato, ese hijo tuyo me sacara canas verdes y de las buenas—Su esposo solo se limitó a sonreírle, pero de algo estaba de acuerdo con ella, y es que a ambos los dejo un poco preocupado el hecho de que tanto Naruto como su esposa se fueran muy de pronto del viaje.
—Sabes amor, no debimos haber traído a Naruto aquí, menos con su esposa—dijo el rubio mayor llegando con su esposa. Y tristemente le recordó algo—Recuerda que el paso mucho tiempo solo aquí, solo las visitas de los Hyuga lo visitaban y no sé si realmente lo recuerda.
—Mi-Minato, ¿de qué hablas?, claro que la recuerda siempre me preguntaba por Hinata.
El rubio, paciente y dulce agarró las manos de su esposa, era cierto aquello pero ¿realmente estaba del todo cuerdo su hijo?
—Kushina, estaba muy enfermo e influenciado por las medicinas, creo que el viaje más que hacerlo afrontar, los alejó de cierto modo….
—NO lo acepto y ni lo aceptaré, si el muy canijo viene y me dice que se divorciara de Hinata lo mato Minato! — la pelirrojo levantando su mano había interrumpido a su esposo
Minato miro un poco asustado a su esposa, podría pasar cientos de años a lado de ella pero su carácter el cual lo enamoro siempre estará allí. Una risita nerviosa salió de sus labios. Para luego ponerse serio.
—De verdad dudo que llegue a decirte eso Kushina. — y ella un poco confusa le miro, tan tranquilo, ese hombre siempre la hacía tener más paciencia no solo sobre su hijo si no también con diversas situaciones.
Dejo salir un suspiro y asintió, vale a veces debía darle la razón. La pareja decidió que era momento de hablarle a su hijo para saber cómo llegó a Londres, pero ruidos del exterior hicieron virar su dirección hacia la ventana para averiguar de quién provenía aquel sonido.
—Uhmm, ¿Quién será Minato? —la pelirroja estaba al pendiente de quien podría salir de allí cosa que Minato dedujo de inmediato.
—Hiashi Hyuga— y con solo nombrarlo salió de aquel elegante automóvil el de cabellera larga para dirigirse a su residencia.
Gaara tenía los ojos pesados, por la presión de su nuevo proyecto, y ¿Cómo no? Si le habían dado la gerencia que había dejado Naruto, debía admitir que ambos ejercían un buen equipo pero ahora la carga era solo de él. Aunque debía ser sincero eso de estar cagado por que la mujercita de este no lo apreciara realmente lo tenía muy mal. Dejo de insistirle a la mujerzuela albina que había contactado.
—Ahhgg! Hinata ¿Por qué no me diste la oportunidad? — con su lamentar se dejó caer en su gran silla. Hinata no pudo más que darle placer solo una noche, noche que recordara por siempre, el nunca en su vida imagino con el amor, él es un hombre narcisista que sin duda si Hinata le hubiera dado aquella oportunidad cambiaria.
Una sonrisa se dibujó en sus labios— Lo hice todo mal— afirmó para sí.
Su pequeña obsesión siempre fue algo imposible para él, porque una está y estará siempre enamorada de Naruto Namikaze y dos la primera razón basta y debió haberle bastado.
Qué ironía de la vida en ponerlo en esa situación, recordó por un minuto cuando era un poco más joven y estaba centrado en sus estudios y en su superación personal, conoció a la única a Matsuri, ella que siempre le profeso amor y admiración, recordó cómo se ruborizaba con solo verle y eso le hacía acrecentar su ego. Casi todas las mujeres que conocía tenían un interés en común, ya sea porque algunas sabían que tenía herencia prodigiosa o por su brillantez académica.
Nunca más que en lo escolar le ponía atención a aquella castaña, y siempre se preguntó el porqué. No era que Matsuri fuese fea, no para nada, sino que más bien era alguien diferente, genuina, confiaba en él. Y por eso la aprecio como una linda educanda. Mientras tanto Hinata hizo que su espina dorsal se sucumbiera, que sus labios comieran de todo aquel cuerpo tan apetecible muy bien cubiertos por en ese entonces de su ropa apagada, era algo extraño. Nunca se imaginó enamorarse por completo de ella, pensó que solo revolcarse y saciarse de su inocencia bastaría y no.
—Gaara, hombre ¿estás aquí? —el pensamiento del pelirrojo, se desvaneció cuando un hombre castaño que conocía bien fue a saludarlo.
—Kankurou cretino, ¿Cómo te dejaron entrar? — su hermano mayor lo visitaba, sabía bien que en estos días pasaría a verlo.
— ¿Cretino?, esa no es forma de hablarle a tus mayores— sonrió y soltaron ambos una carcajada.
—Y ¿Temari? — Gaara ansió saber de su otra hermana mayor, no entendía como la venida de su próximo sobrino lo tenía entusiasmado. Tal vez porque muy en su interior quería formar una familia.
—Por eso vine, Temari y Shikamaru decidieron que el monstruo naciera aquí, ambos están en la ciudad.
Después de todo, esa al menos era una buena noticia.
Sasuke Uchiha, paseaba en su ostentoso automóvil mientras se dirigía a su departamento a comer, recordó bien las palabras de su ex amante que no hace mucho se la tiro en plena oficina.
—"¡Me la vas a pagar Uchiha!" —no pudo contener una sonrisa maliciosa, ¿Cómo pudo pensar la chica que después de su ineptitud la tendría en la oficina?, le daba gracias al Sabaku que la corrió el mismo y no tener que haberlo hecho el.
Y como si del destino se tratase, vio a lo lejos a su ex compañero Naruto Namikaze que tenía muy posesivo agarrando de la cintura a su esposa. Ambos se veían realmente felices e iban directo a un gran yate. Como era de su característico hiso una mueca.
— ¿Un yate? — Con su ceño fruncido acaparó su guapa cara — Vale, como si realmente me importara.
Y de un abrir y cerrar de ojos el moreno se fue de aquella avenida, sin dejar de pensar en ningún momento — "La Hyuga está realmente buena, malditos Namikaze y Sabaku"— Hmp, yo si te la hubiera quitado Naruto. — sonriendo arrogantemente había afirmado lo último y después se fue a descansar pensando que un universo alterno en el cual él hubiese estado en el lugar de Gaara, jamás se le habría escapado. Pero sueños son unos y realidades son otros.
En la residencia Namikaze, tanto Kushina como Minato ya habían recibido al Hyuga que por cierto en este momento el castaño estaba por demás serio. Cosa que se los hizo tenerlos en alerta, pues sabía que no venía para una visita normal.
Los nervios y desesperación de la pelirrojo se fue hacia al cielo, cuando después de haberlo recibido y tomado unas cuantas tazas de té solo se limitaba el hombre a no escupir lo que tenía que decir, pues las palabras tan vacías "¿Como están?", y "¿Qué han hecho?" las veía meramente forzadas.
—Y bien Hiashi, dinos por favor, ¿a qué se debe tu visita? — La pelirroja por fin soltó su duda, quería saber que se traía entre sus pensamientos, pues Hiashi era de solo llamar no exactamente a venir a visitarlos. El por lo pronto sonrió.
—Bueno seré directo— Hiashi levantó su mirada hacia las personas que ayudo.
Kushina con su ceño fruncido esperaba su respuesta mientras Minato amable como siempre se tornó calmado.
— ¿Ustedes le pidieron a Hinata que compra a su nombre las acciones que tienen en el complejo de los Uchiha? — ambos adultos se quedaron con la boca abierta, y con cara de puro asombro.
—Pero... ¿De qué hablas Hiashi?, nosotros nunca le pedimos nada a Hinata. — Minato opto por preguntar esta vez incrédulo.
El Hyuga alzó una ceja y cruzándose de brazos maldijo por dentro, tal vez ellos no le pidieron nada a su hija, pues de cierta manera los conocía bien.
—Puede que tengas razón y que no lo hayan hecho, pero y ¿Naruto?, no quiero pensar que después de lo que les ayude; su hijito se quisiera aprovechar de ella. — ambos padres se miraron entre sí, perdiéndose en los recuerdos de su viaje junto con su hijo y nuera.
—No!, jamás! Naruto no es así, no te atrevas a calumniar a mi hijo— Kushina ofensivamente atacó sin decoro al Hyuga. — Hiashi, te lo dije esa vez, cuando mi Naruto estaba muy enfermo, que te íbamos a devolver todo el dinero, y no está olvidado hemos trabajado en ello.
Hiashi quedo impactado por las palabras de la pelirroja, pues en efecto eran ciertas, ellos le habían prometido devolverle el dinero, cuando él se había ofrecido sin recibir nada a cambio. La bonita amistad de Naruto que entablo con Hinata le pareció de los más conmovedora, después de la muerte inesperada de su esposa, Hinata sufrió mucho su perdida y cuando conoció al pequeño niño rubio cambio todo su ser y armonía.
Vale debía darle crédito a esa mujer, sabía que Jiraya no hacía poco había ascendido en bolsa con sus nuevos proyectos de antros y hoteles en el país, cosa que sin duda en estos momentos podría pagar sus deudas. Bajo un poco la cabeza para hacer conciencia, Minato era un buen hombre y Kushina, bueno esa mujer era tan diferente al rubio que era inevitable su atracción entre ambos, suspiro cansado por tanta tensión que había tenido en el trabajo.
—Si lo recuerdo Kushina, solo…— el Hyuga había recapacitado, lo que gastase su hija o no, eso ya no dependía de él, tenía que dejar a su hija que por cierto está CASADA, ya no estaba a su cuidado y si gasto o no en las deudas de su esposo, pues sencillamente fue su decisión, decisión de apoyar a su esposo. — Solo creo que deduje mal las cosas.
El Hyuga más calmado fue a tomar asiento en su sofá, dejando más aturdidos a la pareja.
—Hiashi, ¿quieres platicar de algo? —Minato al ver la cara de Hiashi el solo opto por negar con la cabeza, pues se sentía por primera vez avergonzado.
—Debo irme, gracias como quiera. — los ojos de Kushina casi se disparan de ira.
— ¡¿Qué?! No, no, no, tú no te vas hasta explicarme todo— la pelirroja le había apuntado con su dedo inquisidor hacia el castaño. Y el por un poco se había asustado pero lo había disimulado buen.
—Sera para la siguiente ocasión— se levantó antes de que la mujer optase por apuntarle con otra cosa— Me disculpo por todo este mal entendido, nunca fue mi intención dudar de ustedes.
Kushina quería retenerlo y pedir más explicaciones, pero el rubio la detuvo y le susurró un…"déjalo ir"
Mientras se iba Hiashi el en el marco de la puerta pudo decirles…— Supongo que el querer proteger lo que más amamos nos olvidados a veces lo que conocemos— viro hacia ellos— Hasta pronto.
Y de un fuerte arranque el Hyuga se fue de aquella ciudad, determinado a dejar libre a Hinata, solo dios sabía qué hacía con su vida, y si necesitara algo de su parte su hija mayor sabía que podía contar con él.
—Qué hombre tan más extraño e imbécil…. — había pronunciado la pelirroja al verlo irse. — Minato tenemos que contactarnos con Naruto, esta plática no me gusto para nada.
El rubio sin duda, había asentido con la cabeza.
—Hinata ya quiero hijos, ¿te parece bien? — Hinata casi se cae del yate cuando le soltó de golpe aquella petición y volteo hacia su rubio esposo. — Sabes, te quiero ver embarazada. — y por unos minutos la idea no solo le encanto si no que le había fascinado por completo.
—Por su-supuesto Naruto, yo… yo también quiero un bebe.
—Genial! — abrazo a su esposa mientras ambos miraban como se alejaban de aquella isla. — Mis padres se alegrarán mucho de esto— sonrió muy alegre y afortunado por tenerla en su vida.
No tardaron después de haber llegado a Nueva York contactarse con su respectiva familia. Naruto se llevó la peor parte con los gritos de su madre, pero después de saber que su esposa y el estaban reconciliado se tranquilizó.
Hinata fue otro caso, había hablado con su padre no del todo, pero le había comunicado su decisión, y que Naruto ya estaba en proceso administrativo para devolverle el dinero, el por su parte le comento que no era necesario, cosa que Naruto insistió, por lo que Hiashi solo cedió si solo se juntaban para hablar de su futuro puesto en su empresa. Cosa que por cierto impresionó a Hiashi era que en efecto agradecería mucho su oferta pero que sus planes estaban en otras cosas y esas hacer familia.
La verdad era que el rubio cuando pensó que tenía que trabajar con su suegro y con el primo de su esposa le hizo erizar la piel, pues ambos eran demasiado protectores con su hija. Y no era para menos ella lo valía. Era lo mejor que le había pasado.
Años después…
Naruto estaba tan elegante frente al espejo de su recamara preparando todo para la graduación universitaria de su hija pequeña Himawari, a esta alturas se sentía orgulloso de sus hijos, pues tanto Boruto como ella se había recibido de Arquitectos, claro Boruto ya estaba en las andadas con su abuelo Hiashi, pareciera que todo lo que hiciese se lo retumbara en su cara como muestra de que él podía hacer mejor las cosas, no solo en sus proyectos sino también en el ámbito administrativos tal como Neji y eso le hacía sacar canas verdes, su hijo era muy competitivo, tal como él, pensó orgulloso. Su hija su princesa era otra cosa, era su nena, su tierna bebita que ya se estaba recibiendo, tanto el cómo su hijo tuvieron que espantar varios chicos que andaban detrás de su nenita, no señor ella era intocable, pero debía reconocer a los pobres chicos, su Himawari era muy hermosa … como su esposa.
—Amor ya tenemos que irnos— Había comentado su hermosa esposa sacándolo de sus pensamientos y bajando de las escaleras la vio allí esperándolo radiante, aun pasando los años su mujer no envejecía nada, eso de ser Hyuga era tan beneficioso ya que recordó por unos segundos que Neji también se veía igual.
—Listo amor vamos— antes de que se fueran se dieron un pequeño beso para ir a la ceremonia de su hija. Boruto les había comentado que después de su junta en su trabajo iría por su parte con los demás Hyugas ósea Neji y su abuelo.
La vida de ellos se intensificó después de su luna de miel allá en Nueva York, y como parte del plan no esperaron mucho para encargar a Boruto y poco después a Himawari, ambos se situaron en una casa muy hogareña cerca del mar, donde Hinata empezó a escribir y él era su fiel confidente, leía todo antes de pasar mano por los editores y le encantaba, por otro lado su trabajo era espléndido, pues trabajaba junto con Jiraya con los complejos de los hoteles, no se metía mucho al medio de los antros, se los dejaba a los más jóvenes.
Pero hoy no podía estar tan feliz, no tardaron en llegar a la ceremonia y ver como todos los padres de esa generación se sentaban para ver a sus hijos recibirse, a lo lejos miró atentamente a alguien que conocía muy bien y tanto el cómo su esposa se fueron hacia ellos.
—Shikamaru, Temari ¿Cómo están? — Hinata armoniosa pregunto amablemente.
—Excelente Hinata, gracias— La rubia sonrió para responderle— Que gusto verlos— Shikamaru asintió perezoso sin decir algo más, pues las charla se le hacían tan agotadoras.
—Hey Shikamaru!, tu hijo ¿Dónde está? sé que se había ido a estudiar a Harvard, ¿No deberían estar en Estados unidos en vez de aquí? — Shikamaru solo rodo los ojos, eso de las explicaciones eran más agotadoras que cualquier cosa, pero se lo diría.
—Naruto, en efecto se fue a Harvard pero aquí en esta universidad también le darán reconocimiento por su tesis puesto que la maestría acabo antes de tiempo. — Naruto casi se le cae la cara por lo escuchado, su hijo que era mucho más flojo que este, ¿había terminado sus estudios antes? Simplemente imposible.
—Vaya mentiroso— con seriedad y con sus ojos a medio abrir había afirmado Naruto, cosa que Hinata solo se disculpaba con su dulce mirar. — ¿Bueno y dónde está el genio? — miro hacia todos los lados.
—Uhmm— Temari, tardo un poco en ubicarlo y por fin lo encontró con una sonrisa satisfactoria en su rostro— Mira hacia tu izquierda Naruto, allí esta Shikadai junto a Himawari.
El rubio volteo hacia donde Temari le había indicado y por fin pudo visualizar al mocoso "genio" ja era idéntico a su amigo pero pudo notar que tenía los ojos de su madre, y de inmediato viro hacia su Himawari, y casi se le caen las lágrimas al verla con su toga y birrete lista para recibir sus honores, pero después de eso casi cae en shock, pues la detallo bien a lo lejos, su mirada y sus ojos, los conocía muy bien, esa cara de adoración y admiración las CONOCÍA MUY BIEN. Himawari miraba de la misma manera que su Hinata lo miraba a él, a ese tal Shikadai. Y eso no era lo peor, el mocoso tenía la misma cara….
—Na-Naruto ¿estás bien? — pregunto algo preocupada la ojiperla que no entendía la tensión de su esposo.
—Uh?, ah!, si Hina todo bien, ahmm espérame un segundo, ahora vuelvo— y sin esperar respuesta vio cómo su esposo se dirigía con Himawari, a lo lejos pudo ver a Boruto que acababa de llegar acaparando las miradas de muchas jovencitas, ella apenas lo iba a saludar, cuando noto que su hijo caminaba sin despegar su mirada de Shikadai la misma que tenía su esposo hacia donde estaba Himawari.
— ¿Qué raro? — menciono Hinata tratando de entender a sus rubios, Temari la pudo escuchar bien y se acercó a ella.
—Vaya que son celosos— sonrió de sobremanera Temari y Shimaru solo bufo. — Shikamaru vamos para allá no quiero que tupan a mi hijo.
—Como sea— resignado el junto a su esposa se fueron hacia donde estaban aquellos rubios que con una aura negra lo rodearon apartando a Himawari de él, el chico solo los miro y pregunto de dónde diablos habían salido pues tenía una buena plática con la hermosa Namikaze y se la quitan así como así.
Hinata llevo una de sus manos a su boca para calmar una risita, sí que eran celosos con su pequeña, pero tarde o temprano tenían que darse cuenta de que Himawari ya había crecido y que pronto tomaría decisiones y esas las tenían que respetar, decidida a ir hacia ellos y calmarlos se dispuso a ir hacia ellos cuando una mano se lo impidió, confusa viro hacia donde la habían retenido suavemente.
—Hola Hinata, cherie tanto tiempo— los ojos aguamarina de aquel pelirrojo lo delataron al instante. Ella viro hacia el confundida y el dirigió sus ojos hacia la pequeña escena que protagonizaban los rubios, la dejo libre— Espero que mi sobrino tenga más suerte que yo.
—Uhmm, Shikadai es…
—Es un joven sensacional— la miro de nuevo— No quiero asustarte—le dijo para que se tranquilizara pues lo menos que quería era incomodarla— solo quiera verte cerca una vez más— la miro profundamente, pues el encontrarla de nueva cuenta le hiso sentir extrañamente bien, el ya no sentía por ella lo mismo de hace tiempo pero un sentimiento como ese no se desvanece así tan rápido por lo cual solo se dignó a ir con junto con ella para verla y saludarla.
Hinara le sonrió. — Me tengo que ir Gaara, espero que…— se mordió los labios un poco — Que estés de lo mejor.
—Por supuesto Hinata. Adiós
Y después de aquel extraño encuentro Hinata fue hacia donde sus rubios estaban acaparando al pobre de Shikadai.
Gaara a su vez veía algo divertido como ella trataba de apartarlos y tranquilizarlos mientras la mujercita que era idéntica a ella solo cubría su rostro avergonzado. Solo iba de paso a felicitar a Shikadai pero viendo cómo se puso su antiguo rival con su sobrino opto por mejor irse y darle sus felicitaciones en otro momento, pues si se quedaba la tensión seria no al doble sino al triple.
—Por favor señores, ya dejen sus payasadas y siéntense la ceremonia va a comenzar.
Tanto Naruto como Boruto dejaron la tarea de molestar al Nara cuando les llamaron la atención, pero no podían dejar a la inocente de Himawari sola. Y menos siendo Sabaku, esto último lo había pensado el rubio mayo.
Ya por fin sentado en sus asientos Naruto y Hinata junto a Boruto presenciaron la ceremonia de la menor, contentos olvidándose por completo de todo el asunto de los celos, ex amantes, y cosas de ese tipo y vieron con orgullo como por fin la pequeña ojiazul recogía sus papeles al momento de ser mencionada.
Naruto viro hacia Hinata y con cara de reproche le dijo.
—Prefiero mil veces al tal Inojin que le mandaba siempre dibujos que este. — había escupido mientras le lanzaba aun miradas asesinas a Shikadai. Ella solo suspiro.
—Amor, ella debe decidir— la miro a lo lejos a su niñita hermosa, y suspiro al ver como su mirada se ponía nerviosa al dirigirla a Shikadai y él le sonreía sonrojado. — Dios esto será interesante.
—Uh? ¿a qué te refieres con eso?
Hinata suspiro, no quería darle los detalles pues ya lo había presenciado el mismo, así que se quedó en silencio y miro a Boruto que ya no les prestaba atención por estar charlando por teléfono a Sarada, la hija de Sasuke Uchiha…
—Sí que será interesante esto— de nuevo afirmó, la ojiperla por los detalles que acontecían en estos tiempos no ahora con ellos sino con sus adorados hijos.
El rubio ya no quiso darle más importancia y solo le agarro la mano para besarla y después decirle.
—Te amo
—Y yo a ti amor.
Finalizaron los esposos con suma alegría, las cosas que debían venir, ambos las esperaban…. La esperaban juntos.
Fin.
¿Extraño?, si lo sé! y eso me encanta, jajaja espero que les haya gustado este final, y les agradezco mucho por todos los comentarios sobre esta historia, los que la tienen como favorito y de seguimiento.