note. nada es mío, so.

especial dedicación a theblueblitzkrieg.(porque la adoro y punto)

El final no me convence pero, bueno, qué se le va a hacer.

adv. UA. palabras mal sonantes. death.

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It was not Death, for I stood up and all the Death lie down.

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Tup.

Tup.

Tu…

Algo me roza la mejilla y no es lluvia, porque estoy dentro de casa, en mi habitación, encerrada. Tengo dieciocho años y la vida se me escapa de entre los dedos. El corazón, que debería palpitar contra mi pecho, está ausente. Está frío, aunque sangre. Esta frío, aunque ya no palpite.

Ya no es mi corazón (su suyo, creo que desde siempre) y no puedo hacer nada para evitarlo.

¿Quieres saber por qué estoy encerrada? ¿De veras? Seguro que estás esperando una bonita historia, una historia que acabe bien, con los dos enamorados agarrados de la mano y caminando hacia el horizonte mientras el sol se refleja en sus ojos. ¿Eso es lo que quieres? ¿Un cuento de hadas?

Yo antes también lo quería, ¿sabes? Lo anhelaba con cada fibra de mi ser. Soñaba con ese final feliz, con ese "y comieron perdices y fueron felices para siempre" pero, al final, me di cuenta de que ese final no iba a llegar nunca. (nuncanuncanuncanunca) Y, no sé, ¿alguna vez has sentido como todos tus sueños se resquebrajan en millones de cachitos que no puedes recuperar?

Pues yo sí.

Sonaban algo así como crashcrashcrash. Sonaba como las alas que caían al suelo mientras mis manos temblaban, mientras todo mi mundo se volvía color sangre, mientras sus ojos…mientras sus ojos me miraban y me miraban, sin verme realmente porque…

No es momento para que sepas eso.

Antes, quiero contarte porqué estoy aquí, encerrada, con la música del gran Elvis sonando a modo de bucle, con los pies escondidos debajo de una raída manta y con el pelo corto apenas rozando mis mejillas.

Cierra los ojos, aprieta los labios y reza para tener un final feliz (aunque estos no existan)

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¿Recuerdas? La primera vez que me escapé tenía catorce, el pelo largo y una sonrisa con la que podía comerme el mundo. La primera vez que me escapé conocí a Pansy Parkinson (tan bonita que dolía respirar) y a, bueno.

Theodore Nott (e incluso a Blaise Zabini)

La primera vez que me escapé no fue la última, si te interesa saberlo. No, hubo muchas más. En realidad, todas las noches me deslizaba fuera de mi habitación, como si fuera una sombra, y cuidándome de que nadie de mi familia me viera, me escabullía al mismo callejón donde me encontré con Pansy Parkinson la primera vez.

Allí me esperaba Zabini, con su zalamera sonrisa y su cigarro entre los dedos. Cuando me veía llegar se apresuraba a tirar el cigarrillo y con ademanes corteses (y burlones) me ofrecía el brazo, como si yo fuera una princesa, y me guiaba hasta la seguridad de su (guarida) casa, donde una llorosa Pansy nos esperaba.

Yo corriendo me acercaba a ella y comenzaba a acariciar su corta y sedosa melena negra mientras ella se deshacía en lágrimas, sobre mi regazo (Zabini no decía ni una sola palabra y.

Las alas de (hada) mariposa seguían sobre la mesa del comedor)

-Tranquila, Pansy, todo irá bien…-aprendí a mentirla casi con desfachatez y ella, que parecía saberlo todo y que no sabía nada, en verdad, se dejaba consolar con una falsa sonrisa pintada en sus labios rojos. Luego, cuando el llanto la agotaba se perdía en el oscuro pasillo, rumbo a la primera habitación que encontraba, donde se sumía en un profundo sueño del que nadie podía despertarla (miento, había una persona que sí…pero decir su nombre era tabú.

Draco)

-Eh, petirrojo, bonita sonrisa-pero era mentira, porque yo no sonreía. Era incapaz de hacerlo. El ambiente de tristeza que Pansy dejaba detrás de sí se adhería a mi alma y yo era incapaz de deshacerme de esa melancolía, de esa tristeza.

Zabini se sentaba a mi lado (casi todas las noches) y como un padre que arrulla a su hija me dejaba acurrucarme en su pecho. Pero sus manos no eran las de un padre. Sus labios no eran los de un padre. Esos dedos que se colaban por mi pijama y acariciaban los huesos de mis caderas no eran como los de un padre. Esa boca que se apoderaba de la mía y que se hacía dueña y señora de todo lo que encontraba a su paso no era como la de un padre.

Por si te interesa saberlo, Zabini fue mi primera vez.

Me hizo suya (una bonita forma de definirlo) en el sofá del salón. De manera lánguida y casi delicada me enseñó a dejarse amar por otra persona y cuando el dolor (que juró me partió en dos) se hizo dueño de mi cuerpo, bueno…Las alas de (hada) mariposa comenzaron a caer sobre nuestros cuerpos desnudos mientras unos oscuros ojos nos observaban. (su sonrisa débil, enfermiza y delirante aleteó en mi corazón, tup tup)

Zabini tan sólo sonrió antes de besar mi mejilla y luego, como si nada hubiera ocurrido, se perdió en la oscuridad del pasillo y el frío volvió a mí, porque ahora solo estaban sus ojos oscuros fijos en los míos, como si el hecho de que yo estuviera desnuda no tuviera importancia (que creo que no la tenía)

-Eres muy bonita- (quizás sí que la tenía) su sonrisa se deslizó por mi garganta hasta llegar a mi palpitante corazón, porque aún tenía, y decidió quedarse allí, a jugar con mis sentimientos.

Guardé silencio y me tapé con uno de los cojines del sofá, sin saber muy bien qué hacer o qué decir (creo recordar que tenía quince y la sonrisa ya no brillaba tanto como antes)

Él permaneció en silencio y como una serpiente se sentó a mi lado, sin hacer apenas ruido, sin que fuera capaz de oír su respiración en aquel silencioso salón, y sin dejar de mirarme puso sobre la mesa un tarro lleno de mariposas negras.

-Que bonitas son... -murmuré, la voz temblando levemente y la melena pelirroja cayendo como un manto de sangre sobre mis hombros desnudos.

-Me gustan las cosas bonitas. –abrió el tarro y una mariposa intentó escapar de su cárcel de cristal pero él fue mucho más rápido (seguro que ya tenía práctica en hacerlo) y la agarró antes de que pudiera volar muy lejos- Cuanto más bonitas son las cosas, más fácil es destruirlas.

Su sonrisa heló mi sangre, porque sus ojos miraban directamente los míos mientras las alas de la pequeña mariposa se desprendían, casi con suavidad, del tembloroso cuerpo.

(perdí el corazón en ese momento)

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Desde esa noche (no)tengo el corazón frío.

Desde esa noche mi tiempo ha dejado de fluir.

Desde esa noche la niña se convirtió en mujer (en todos los aspectos) y dejó atrás los estúpidos sueños infantiles. Harry tan solo era un eco en (mi) la mente enfermiza de una niña.

Sé que ahora mismo estarás pensando que esa casa era una casa de locos. Que allí nadie estaba cuerdo y que todos caminaban por la cuerda floja, buscando su doloroso final. Sé que estarás pensando que debería haberme ido cuando aún estaba a tiempo, que debería haber corrido como si no existiese un mañana, como si la mismísima muerte me persiguiese (que era así, más o menos) Sí, sé que estás pensando justamente eso porque yo también lo pensé aquella noche, cuando vi a Theodore Nott mutilar a esas mariposas, una detrás de otra, con pasmosa tranquilidad.

Yo también lo pensé pero sólo por una milésima fracción de segundos porque acabé hechizada de ese ambiente, de esa oscuridad que parecía respirarse y porque, bueno…

Ocurrió otra cosa que me encadenó a esa casa y a sus habitantes para siempre.

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Tenía diecisiete y ahora escapaba con mayor facilidad (Hermione callaba, aunque sabía, porque era mi mejor amiga y porque, en cierto modo, deseaba mi felicidad) En el callejón de siempre me aguardaba Zabini, sin cigarrillo y sin sonrisa, pero sus ojos brillaban con algo parecido al entusiasmo cuando me veían aparecer en el callejón, con el pelo suelo y brillando furiosamente bajo la tenue luz de las farolas.

Agarraba mi mano casi con delicadeza y,

-Buenas noches, petirrojo. ¿Dónde está mi beso?- y yo sonreía y poniéndome de puntillas besaba sus labios con amor, porque le quería, ¿Vale? Le quería y era capaz de dar mi vida por él si era necesario. Le quería tanto que no me importaba haberle dado mi marchito corazón.

La casa estaba en silencio cuando llegábamos y las velas alumbraban el camino ha tomar como pequeños fuegos fautos. En la mesa los tarros de mariposas, en el suelo las alas y sus ojos y su sonrisa esperándome en el sofá.

-Ginevra- mi nombre era la invitación esperada y delicadamente me deshacía del agarre que ejercía Zabini sobre mi mano y me deslizaba hasta el regazo de Nott, donde permanecía unos segundos antes de que él besara mi cuello.

-Eres muy bonita- susurraba y yo, con los ojos anegados en lágrimas, buscaba sus labios mientras mi mano se entrelazaba, de nuevo, con la de Zabini.

Nos queríamos entre los tres, de la única forma que sabíamos. Los labios de Zabini en mis muñecas mientras las manos de Nott se deslizaban por su espalda morena en tanto mis labios buscaban con ansiedad sus labios, fríos, cortantes.

Desnudos, con el cuerpo perlado de sudor frío, respirábamos hondo mientras el dolor de sabernos infelices se deslizaba por nuestros cuerpos. (esperábamos con ansiedad nuestro último amanecer, pero este nunca llegaba)

Luego las velas se apagaban y yo daba vueltas sobre mi misma, en mitad del salón, totalmente desnuda, con las alas de (hada) mariposa cayendo de mis manos y sus ojos (Nott. Zabini) fijos en mí y en el furioso rojo que me envolvía. (ni siquiera era consciente de que mis ojos no paraban de llorar)

Noche sí y noche también nos dedicábamos a amarnos o a lo que fuera que hiciéramos. Algunas veces los tres nos volvíamos uno. Otras Nott nos observaba a Zabini y a mí mientras sus manos se llenaban de esas horripilantes alas. Otras veces era al revés y Zabini sonreía en tanto sus ojos se perdían en nuestros cuerpos desnudos y entrelazados, Nott y yo nos queríamos bajo el peso de su mirada, y el cigarrillo se consumía en sus dedos.

Había veces en las que la mera espectadora era yo y abrazando mis rodillas les contemplaba y me fascinaba por la sangre de sus heridas (se odiaban y se amaban al mismo tiempo) mientras sus labios pronunciaban mi nombre.

Me sentía como una diosa, una zorra.

Y Pansy ya no estaba.

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Ahora ya sabes porqué no me fui de esa casa, porqué no escapé de ellos.

Me enamoré, como una estúpida. Les entregué mi corazón (a ambos) sin dudarlo ni un instante y me permití soñar con que éramos felices, con que todo lo malo del mundo había desaparecido, con que sus ojos no me miraban sin verme y…

Si estoy aquí encerrada es por él, y por él.

Si estoy aquí encerrada es porque tengo el corazón roto y nadie quiere arreglarlo.

Si estoy aquí encerrada es por ella. Por Pansy, tan bonita que dolía mirarla.

Por él, Tom Riddle, que se encargó de destruir todos mis sueños de la noche a la mañana.

Por él, Harry, por ayudarle a destruirme, por destruirla, por destruirnos.

Te dije que no te olvidaras de ese hijo de puta.

Si yo estoy encerrada en mi habitación y Pansy muerta…es por su culpa.

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Dieciocho años y no tengo corazón porque se lo di a quién no debía.

Supongo que debí haberlo imaginado antes. Supongo que debí darme cuenta de que, más tarde o más temprano, alguien se enteraría de la existencia de Nott y de Zabini y de que, antes o después, todo acabaría.

Ellos ya no están y la casa arde, presa de las llamas.

Harry lo contempla todo casi con fascinación y Hermione intenta detenerme, con gritos y con ruegos, mientras yo tiro de ella para llegar a esa casa, para salvar las alas de (hada) mariposa, para salvar mis recuerdos, pero no puedo, porque el mundo se resquebraja con mis gritos y su risa (la de Harry)

Eso ocurrió hace un par de semanas, ¿sabes? A lo mejor ya has imaginado lo que ha pasado. A lo mejor te has dado cuenta ya de que esa casa era maligna. Pero a lo mejor no y necesitas que yo te lo cuente (mis manos ya casi han sanado y quizás pueda detener el temblor cuando hable)

Verás, esa casa, la casa donde yo fui tan feliz (y tan desdichada) es la casa donde Harry estuvo encerrado, donde fue vejado y atormentado. Verás, esa casa es donde Tom Riddle llevaba a sus víctimas. Verás, esa casa era donde habían crecido Nott y Zabini, bajo las órdenes de ese hijo de puta. Verás, esa casa que ardía era donde Pansy Parkinson había conseguido ser un poco menos infeliz.

Verás, esa casa que ardía guardaba dentro un cuerpo. Un cuerpo que sangraba mientras el vodka prendía todo lo que había a su alrededor.

Verás, esa casa que Harry incendió por mi culpa (porque descubrió a donde iba y se enfureció) guardaba el cadáver de mi amiga Pansy Parkinson que se había abierto las venas al descubrir que su gran amor se casaba con otra.

Y, ¿sabes? Aún no sé si esa casa guardaba más cuerpos. Aún no sé si Zabini y Nott estaban en esa casa, en aquella fatídica casa.

Aún no sé nada, porque el dolor me nubla la mente. Al final si que conseguí llegar a la casa, sí que vi esos ojos que me miraban sin verme realmente (era bonita incluso ahí, con medio rostro abrasado por las llamas) y luego…luego nada, tan solo oscuridad y las sirenas de los bomberos y de la ambulancia.

Las manos quemadas y casi inútiles y el cabello chamuscado (me he prometido no volver a dejármelo largo) es todo lo que me queda de aquella noche. Llevo encerrada en esta habitación desde que salí del hospital. No quiero preguntarle a Hermione si se sabe algo y tampoco quiero que Ron me consuele o que Harry intente pedirme perdón.

Tan sólo quiero ser feliz, ¿tan difícil es de entender? Tan sólo quiero estar con ellos, que me amen de manera caótica y destructiva (el cigarro consumiéndose encima de la mesa y las mariposas aprisionadas en el tarro)

¿Tan difícil es entender eso…?

Ni siquiera sé cuando he empezado a llorar.

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Dieciocho años y la mente nublada por el dolor. El corazón perdido en un montón de escombros y…la luz del sol me hace daño en los ojos.

No sé porqué he salido de mi habitación. No sé porqué me he deslizado como una sombra por el jardín. No sé porqué he vuelto al callejón de siempre, porque aquí ya no está Zabini y, más adelante, tampoco está Nott y tampoco está Pansy. (tampoco estoy yo)

-Ginny…-la voz de Hermione me arrulla pero no quiero mirarla porque sé, que si lo hago, me pondré a llorar, porque no soy fuerte y las manos me duelen tanto por el deseo de tocarles que…

-Vámonos a casa…-su brazo rodea mis hombros pero yo niego con la cabeza. No quiero irme a casa, quiero quedarme aquí, justamente aquí, al lado de estos escombros que nunca más volverán a resguardarme.

-Quiero quedarme aquí…-mi voz suena un poco rota y mis ojos están llenos de lágrimas y creo que es por eso que Hermione asiente y creo que es por eso que se marcha, abrazándose a sí misma mientras su corazón se rompe un poquito más (Harry la ha destruido de dentro hacia afuera)

Tup.

Tengo el corazón frío.

Tup, tup.

O lo tendría si tuviera (ya no sé donde acaban los escombros y donde empiezo yo)

Tup.

Hay un tarro de mariposas en el suelo.

Tup, tup.

Las lágrimas ensucian mis mejillas.

Tup.

-Ginevra.

Tup, tup.

-¿Qué hay de eso beso, petirrojo?

Tuptuptuptuptuptuptuptuptupt uptup

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-¿Me dejáis ser feliz con vosotros? A cambio os doy mi corazón.

(su sonrisa es toda la respuesta que necesito)

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end.