Notas: Un fic sobre todas las temporadas. AUNQUE TE HAYAS PERDIDO UNA NO SUFRAS. Planeo dar explicaciones sobre los personajes y finales que tuvo cada una.

Autor: DigiFic. Mi primer fic, y creo que tire mucho para arriba jeje. Si piensan que merece continuación envíen sus reviews.

Colaboración (corrección de texto): .

Quiero darle las gracias a esta autora, por darme tan buenos consejos y por tomarse la molestia de corregir mis incoherencias. Fue gracias a ella que este fic es visto por ustedes. Mil gracias.

Objetivo: Para aquellos que hayan visto la saga de Hunters, quizás sintieron que los personajes invitados a esta temporada no tuvieron el tiempo que merecían. Sin mencionar que se omitieron varias explicaciones importantes. Mi intención es mostrar, según mi punto de vista, como se integraron al mundo de Xros Wars y de paso examinar un poco los finales de cada temporada. Por supuesto, serán ellos mismos quienes nos contaran la más grande aventura que vivieron!

Parejas: Al ser un fic que habla de todas las temporadas, las habrá y muchas. No solo en el sentido romántico. Se dieron cuenta que varios personajes hicieron acto de presencia y formaron parejas en la batalla? Tal es el caso de Taichi y Masaru o Mimi y Ruki, y muchos otros. Verán en detalle cómo fue su trabajo de equipo.

Legend Xros Wars

No ser lo que uno espera (Taichi)

Igual que sus otros éxitos, Takeru estaba empeñado en llevar al papel nuestra última aventura, la más grande y alocada de todas. Nos pidió ayuda, y claro, aceptamos con mucho gusto. No sería la primera vez. En su primer libro, ganador de un concurso amateur de novelistas, usó una grabadora y nos hizo preguntas para documentar los hechos que el pequeño pudo haberse perdido. Una técnica que usan los periodistas, muy ingenioso. Debíamos presentarle un esbozo escrito por nosotros mismos, un manuscrito si no me equivoco, de la experiencia que tuvimos cada uno. Dijo que de esa forma podríamos expresarnos mejor que teniendo una grabadora pegada a la cara. Su petición nos llegó por correo:

-…No tiene que ser el gran texto, y no se preocupen por la redacción que de eso yo me encargo. Eso sí, de ser posible me gustaría que fuera en primera persona. Quiero saber lo que sintieron en ese momento y en qué estaban pensando, así que no se contengan. Escriban lo primero que se les venga a la mente. No olviden describir a las personas que conocimos. Ya saben: Masaru, Akiyama, el pequeño Tomoki, y… bueno, a muchos otros, creo que me entienden. Gracias chicos, son los mejores.

PD: Si alguien ve a Daisuke díganle que me devuelva mis CD's de K. Wada. ¡Que no se haga el despistado!

Todos colaboramos, incluso Daisuke. Pobre, algo me dice que sus CD's pasaron a mejor vida.

Siempre me gusto la perspectiva que el 'pequeño' Takeru tenía en sus novelas. En más de una ocasión me describió como una persona inquebrantable: "Taichi es digno de confianza (…) un líder para el grupo". Igual que a Daisuke, pero con características muy distintas ¿Pueden creerlo? La palabra líder suena tan bien. Hacía tiempo que no la escuchaba. Aun así me resulta difícil expresar lo que viví y sentí en ese momento. Relatar los hechos es algo confuso en especial para alguien como yo. Gracias al cielo, podía usar la computadora, mi gramática es un asco.

"Empieza por donde más te guste", un buen consejo. Y qué mejor forma de iniciar el relato por donde terminó el bestseller "Las Aventuras en el Digimundo", del gran novelista Takaishi.

Bien, allá voy…

Si leyeran que la humanidad recibió a los digimons con los brazos abiertos y todas las comodidades del mundo, sería falso. Desde el principio el mundo se mostró intranquilo al descubrir que existían seres, con habilidades increíbles y la mayoría destructivas. El camino para la integración no fue fácil. El temor de un posible ataque a gran escala por parte del Digimundo estaba presente en muchas personas. Todo por culpa de los estragos que causaron Myutismon y muchos otros. Es ahí donde mis amigos y yo intervenimos. Éramos los mediadores entre ambos mundos, cada uno en distintas áreas laborales.

Mi trabajo… ah sí, ¿pueden creer que me involucre en relaciones internacionales? Lo sé, ni yo me lo creo. Si alguien me dijera en mis días de adolescencia que sería una especie de diplomático, con traje, corbata y maletín todo el tiempo, me reiría a carcajadas y le diría al pobre tipo que estaba loco, que lo mío es y siempre seria el soccer. Y hubiera podido seguir con esa meta, pero la realidad es que aún me sentía con el deber de ayudar. Un pensamiento muy heroico e irracional, dirán ustedes. Mi mayor interés fue establecer fuertes vínculos con el digimundo, y que mejor forma de hacerlo por medio de las leyes políticas del hombre, o dicho en este tiempo, los humanos.

Al principio solo lo hacía por Agumon y los demás digimons. Quería ayudarlos y conseguir el futuro que Yukio Oikawa había soñado y dejado en nuestras manos. La verdad es que me gustaba lo que estaba haciendo. En serio, sentí que había encontrado mi vocación, y no era el único que lo pensaba. Yamato dijo que no existía mejor trabajo para mí, que lo mío era mantener unido a las personas sin recurrir a la fuerza. "Destacas por ser un buen líder, aunque algo simplón a veces". Y confié en él, por ser el perfecto ejemplo de no ser lo que otros esperan. Dejar su banda y la música para estudiar física avanzada y, más tarde, unirse a la NASA era algo descabellado para mí. Ni Gabumon se lo creía.

Más que alegres, mis amigos estaban sorprendidos por mi decisión. Agumon no entendía eso de las vocaciones pero dijo que me apoyaría en todo lo que decidiera hacer, y vaya que lo hizo. El primer digimon en usar traje y corbata, eso sí que era un momento histórico, pero no lo dejaba acercarse a los papeles y estatutos. Podría comerlos o peor, quemarlos con su Baby Flame como hizo con el mapa de la isla FILE que dibuje con mucho esfuerzo. Aún no olvido eso.

Una vez dentro del sistema, haber escalado algunos peldaños y conseguir varias conexiones solo quedaba armar mi propuesta en base a lo que conocía del Digimundo y lo que había aprendido en América. Koushiro fue de gran ayuda. Sus investigaciones y descubrimientos sirvieron como soporte a mí propuesta en la ONU: permitir la integración y un estricto control de los seres conocidos como "Digital Monsters" en nuestro mundo, con el fin de establecer el avance, la investigación y la convivencia pacífica entre ambos mundos. Es bueno tener datos bibliográficos y empíricos como los de mi amigo. Presenté mi plan de contingencia a los líderes de cada nación, y di un discurso del tema. También fue necesario mostrar a un "nativo" del Digimundo frente a todos los líderes nacionales. Por supuesto, elegí a Agumon para ser el representante del mundo digital. Los dos estábamos nerviosos. Normal, con toda la atención del mundo en tus espaldas cualquiera se encogería del miedo. Era el momento de demostrar nuestro valor.

Fueron las 3 horas más largas de mi vida. Terminada la junta, Agumon tenía que volver cuanto antes al digimundo. Según las leyes vigentes, solo podía estar en nuestro mundo por la junta y nada más que eso. Injusto. Qué ganas tenía de moler a golpes al imbécil que inventó esas normas.

No recuerdo cuántos meses pasaron. Estaba al tanto del avance que hacían los de arriba, pero mis amigos no. Recibía constantes llamadas y mensajes de texto de su parte, preguntando cómo iba la cosa, si podían ayudar en algo más, si me sentía bien y cómo estaban mi esposa y mi hijo. Por un momento, me molestaron tantas preguntas. Parecía que estuviera frente a una conferencia de prensa. Pero no podía quejarme, me sentí afortunado de tenerlos a mi lado.

Tras la larga espera, llego el día.

Era el primero de Agosto del 2020 cuando la ONU anunció su respuesta, primero a mí y después al mundo entero: ley de integración digital monsters aprobada. Fui con mis amigos a celebrarlo como Dios manda, yendo juntos al Digimundo. Cuando llegamos no perdí tiempo. Abracé a Agumon y estallé en un llanto tan fuerte como no lo había hecho hace tiempo, desde ver a Hikari hospitalizada por mi culpa. Solo que esta vez era un llanto de felicidad.

- Ya está hecho mi amigo, ya está hecho. - Con lágrimas y la voz quebrada, Agumon entendió lo que quería decir. Después me abrazó y lo vi llorar por primera vez. Ellos también esperaban con ansia ese día. Ya no tendrán que esconderse nunca más.

Quizás el destino hizo que ocurriera el primero de Agosto. No hubiese imaginado un mejor final.

Pasaron cinco años. Estábamos en nuestra 'reunión de campamento', como era costumbre, en el Digimundo. Sentados en una mesa de camping hablando de las cosas que nos habían pasado durante el año, la mayoría sobre nuestros hijos. Una reunión solo de adultos. Deje a mi pequeño en casa, con mi esposa. Mis amigos vieron que sus retoños tuvieran el mejor cuidado en su ausencia. Recuerdo que Miyako y Ken fueron tuvieron más problemas en eso, y es que con tres hijos no es fácil, incluso con Hawkmon y Wormon ayudándolos. La madre de Ken dijo que los cuidaría en su ausencia, argumentando que no pasaba mucho tiempo con sus nietos e insistió en que debían tomarse unos días. Tres hijos, sin duda había mucho amor ahí. Y a mí me cuesta cuidar uno solo. Dos, si contamos a Agumon.

No es por ser malos o antipáticos pero hay momentos en que uno desea soltarse un poco del trabajo y el rol de padres, lo entenderán cuando crezcan. Y es que el 1/8 es como Navidad para nosotros. No podíamos faltar por muy ocupados que estuviéramos.

En medio de toda esta reunión, no tan familiar, apareció Watchman.

Decir que fue sorpresa ver a un anciano, con un digimon en forma de reloj, sería una completa mentira. Hace 20 años, eso podría haberme impresionado a mí o a cualquiera de mis amigos pero no en ese momento. Deben entender mi posición. Todos tenían a sus compañeros, hasta los más pequeños. Era lo más normal, algo así como la mascota virtual del momento. Ese viejo y su pequeño amigo no llamó nuestra atención. Lo inusual fue la forma de presentarse, y eso que pensábamos haber visto todo.

Su manera de decirnos hola fue simplemente con una pequeña tos ronca y molesta, haciendo que volteáramos de nuestros asientos para ver al causante de ese ruido. Estaba parado a un costado de nosotros, de la mesa, quien sabe por cuánto tiempo. Ni siquiera Agumon y los otros se percataron de su presencia. Extraño, ¿no?

Su apariencia era extravagante. No es común ver un anciano vestido fuera de su época. Parecía un mocoso. Llevaba sandalias, sudadera, bermudas y unas gafas rojas oscuras que otorgaban un aire misterioso y por demás ridículo. Su estado decrepito tampoco ayudaba a su imagen. Parecía una mala versión de la Cripta, pero con barba. Su digimon estaba atrás de él, oculto entre sus delgadas pierdas. Era bajito y redondo, con un par de flechas en su interior, lo que me dio la idea de un reloj. Su nombre lo delataba: Clockmon.

El silencio se volvió incómodo. En nuestras reuniones siempre íbamos a una zona apartada para poder conversar con tranquilidad y disfrutar el momento. La presencia de este señor no ayudaba en eso. Sora se levantó de su asiento y fue la primera en hablar con el 'mocoso inoportuno', digo… señor.

- ¿Se siente bien, necesita que lo ayudemos en algo? – Pregunto usando su tono maternal. Yamato, como buen esposo, se mantuvo cerca de ella por si acaso. No es para menos, si estuviera en su lugar y Sora fuera mi esposa, cuidaría que no la lastimaran. Y es que ella siempre fue la más atenta y cariñosa del grupo. Ayudar a los mayores era una de sus tantas reglas de oro. Siempre se lo decía a sus hijos. Una buena madre. Pero tenía la mala costumbre de arriesgarse ella misma y ocultar sus problemas con tal de que nadie se preocupe.

Si yo estaba inquieto por lo que ese hombre podría llegar a hacer con mi mejor amiga imaginen a Yamato.

El viejo no respondió al instante. El lugar de eso se nos quedó observando un momento, analizándonos con su mirada, oculta tras esas gafas de sol. Fue muy incómodo. Volvió a toser, una tos fingida en mi opinión, y se dirigió a Sora.

- La verdad si necesitaría ayuda, de todos ustedes – Nos señaló con su bastón de madera, hasta llegar a los digimon que estaban a nuestro lado. Al parecer no era el único que desconfiaba de ese anciano. Agumon y yo compartimos una mirada cómplice. Debíamos estar preparados para lo impensable. – Al derrotar las amenazas de esta… realidad pudieron obtener lo que vemos ahora: paz y unión entre dos mundos. Sin duda ustedes son héroes y yo soy su más grande admirador - dijo esto acercándose y tomando mi mano. Me sonrojé un poco, igual que todos.

Ya sé, ya sé. Dije que el tipo no era de mi agrado pero hacía tiempo que no teníamos un gran reconocimiento por nuestras acciones. El hecho de que lo hiciera un hombre mayor que nosotros, es motivo para tener el pecho inflado. La fama de ser Chosen Children. Daisuke sonrió de oreja a oreja.

-Oh, un admirador. Así que quiere un autógrafo – y como si nada, mi antiguo kohai se levantó de su asiento y se acercó al anciano dispuesto a estrechar su mano en señal de gratitud. Parecía el más feliz de haber encontrado un fan de nuestras hazañas.

-Un autógrafo estaría bien, y quizás un vaso de ese té, si son tan amables. - Iory le cedió su asiento a los pocos segundos. Quizás el señor solo estaba perdido. Son pocos los que conocían con exactitud la geografía del Digimundo. Los televisores y puertas de acceso aún eran engañosos y si no lo sabían usar como nosotros lo hacíamos terminabas en cualquier lugar. - Pero el favor que tengo que pedirles es más grande, me tomará tiempo explicarlo – Su digimon fue a sentarse junto con los nuestros a petición de V-mon y Wormon, siempre tan unidos esos dos. Al parecer no había nada de qué preocuparnos. Era solo un pobre anciano. A fin de cuentas, si algo intentaba hacer éramos 12 contra uno, y dude que hubiera un enemigo más fuerte que Armagemon.

Mimi le sirvió el té que pedía y le ofreció una porción de su postre, que había preparado para la ocasión. Para mi mala suerte acepto la invitación. Comió, comió y no habló hasta terminar el delicioso platillo de lo que debió ser el mejor postre de nuestra princesita. Ni siquiera pude probar una porción.

-No quiero ser descortés con usted señor, pero de que se trata ese importante favor que quería decirnos – explotó Miyako, no como lo hubiera hecho de joven sino fingiendo tranquilidad. Ella también maduró en ese sentido. Sin embargo, podía notarse su impaciencia, odia que la hagan esperar. Ken puso una mano en su hombro para tranquilizarla. Tenía una sonrisa algo inquieta. Creo que él sabe mejor que nadie cómo es su esposa cuando pierde la calma.

- Ah sí, lo siento.- Puso su dedo en su cabeza tratando de recordar. - Eeeh… ¿que era? – Lo admito, yo también estaba perdiendo la paciencia. No soy bueno en tratar con los mayores, lo sé, pero ese tipo parecía que estaba jugando con nosotros. Quizás me había equivocado. No era un pobre extraviado, solo quería hacerse el tonto para que lo invitáramos a nuestro picnic y devorar todo lo que estaba servido en la mesa. Un vagabundo-roba comida. Paciencia Taichi, paciencia. El pobre es solo un viejo.

Gracias a Dios recordó lo que tenía que decir antes de que la sangre corriera, su sangre. Pero lo que vino no me lo esperaba, sin duda me dejo callado a mí y a los demás con semejante favor. Dio otro sorbo de su té antes de empezar.

– Ya me acordé, lo que quiero es...

Todos escuchábamos con atención mientras nuestras expresiones de incredulidad se exageraban con cada palabra que salía de su boca.

-…Así que, qué dicen, ¿se apuntan? – pregunto finalmente y dio un sorbo a su vaso de té. Fueron tantas habladurías que nos dejó pasmados.

Me reí algo incómodo. ¿Ustedes cómo reaccionarían ante algo así? El tipo estaba ebrio, seguro. Eso o ya había llegado a una edad en que el cerebro no funciona bien, causando un estado senil y delirante. Al ver que nadie reaccionaba dije lo que todos estaban pensando. - Es un chiste, ¿no? – Aguanté una carcajada al decir esto. Hikari me golpeo con el codo por mi falta de respeto pero qué quería que hiciera, era imposible creer eso. Tuve que replicar. – Déjeme ver si entendí: Quiere que lo ayudemos a salvar eeeh… otro mundo, su mundo, donde hay otros Chosen Children con digimons, de un enemigo que, al parecer y según usted, es casi invencible ¿Es así? – Un chiste, de muy mal gusto.

- Chosen Children no es el término pero sí, básicamente es eso. – terminó y volvió a probar otro sobro de té. También quería acabarse nuestro te. - Créanme cuando les digo que esto afectara también a su mundo. – Su rostro tenía la tranquilidad que a mí me estaba faltando. No es que me fastidie pero no podía concebir tanta habladuría de un desconocido. Me recordó al señor Genai – Piensan que estoy loco, ¿verdad? – Yo sí lo pensé.

- No, no es eso – intervino mi hermana de forma educada y agitando sus manos – es que, bueno…

-Es que es algo difícil de creer, señor – dijo Takeru. Esos dos podrían son más educados que yo. Aunque nadie supera a Iory en cortesía. - No todos los días aparece alguien y nos dice estas cosas, no en estos últimos años.

- Si yo estuviera en su lugar tampoco creería estas palabra por eso vengo a suplicarles que confíen en mí. Yo, nosotros, necesitamos de su ayuda.

-Pues no parece tan alarmado como para pedir ayuda. – Intervine - Si mi mundo estuviera en peligro no estaría tan tranquilo, eso es seguro.

-Claro que lo estoy, porque sé que serán buenas personas y me ayudarán. No dejarán solo a este pobre viejo a su suerte.

Nadie supo cómo reaccionar. Nos debatíamos entre creer y no creer. En nuestros mejores momentos habríamos aceptado cualquier cosa relacionada con los digimons pero la cruel realidad es que la edad y el tiempo nos superaban. La paz que habíamos conseguido nos había malacostumbrado. Era difícil creer que tendríamos que volver a pelear. Esos días quedaron lejos de nuestro alcance, y no podíamos volver el tiempo atrás. Tampoco lo deseábamos.

Watchman nos miraba pacientemente, esperando que nuestros cerebros procesaran tanta información. Lo que hizo después fue más irreal que su cuentito.

- Con esto les será más fácil creer en mis palabras – Puso su mano en el interior de su saco, dispuesto a sacar algo. Nuevamente volví a estar alerta. No importa si se es viejo o no, podría ser peligroso acercarse. Un revolver, un cuchillo, esperaba cualquier cosa. Cualquier cosa menos eso. Extendió su mano y dejó un extraño objeto metálico, de color negro, sobre la mesa para que todos lo vieran. Mi primera reacción fue levantarme de mi silla, apoyarme con mis manos en la mesa y acercar el rostro a ese objeto para verlo mejor. Era diferente, pero podría jurar que era igual a mi, a mi…

– Esto es un Xros Loader. Ustedes tienen un dispositivo similar a este, ¿verdad?

Y todos nos quedamos en blanco. Koushiro estaba fascinado, Kari lanzo un pequeño grito de sorpresa y Daisuke escupió su bebida salpicando a Miyako. Bien, esto último no pasó pero habría sido muy gracioso.

Yo me hubiera caído de espaldas con la silla igual que Joe, si no fuera porque antes me levanté de la impresión para admirar el dichoso Xros Loader. Dijo que era como su digivices pero era completamente distinto al mío. Tampoco se parecía a un D3 o una Terminal D. Era delgado, muy brillante, con una pequeña pantalla cuadrada y la parte superior estaba cubierta de una placa metálica de plata que, al parecer, se deslizaba. Los digimon, que estaba platicando con Clockmon, quizás de lo mismo que nosotros, escucharon la conversación y también quedaron impactados.

Koushiro no pudo resistirse, su curiosidad seguía siendo la misma. Pidió permiso al anciano para poder tomarlo y examinarlo con la vista. Una vez en sus manos, dándole vueltas constantemente, tratando de comprobar si tenía un funcionamiento específico, pero al parecer solo el dueño podía activarlo. Sacó su digivices para comparar, diferentes pero no había duda. Kou le dio el visto bueno, asegurándonos que era muy similar a los nuestros.

-Es increíble. – comento Miyako, y yo no había salido de mi estupefacción. Debí tener una expresión ridícula en ese momento. - ¿Entonces su digimon puede digievolucionar como los nuestros? – preguntó apuntado a su pequeño amigo en forma de reloj.

-Por desgracia no. Me apena decir que no somos muy fuertes – No le creía. Sentí que algo ocultaban sus palabras, como si fuera mucho más de lo que aparentaba. Nunca supe en realidad quién o qué era Watchman. Antes de que todo terminara, tuve la oportunidad de preguntarle a Masaru si sabía algo de él, pero no obtuve una gran respuesta de su parte…

"No le des tanta importancia a eso. Mejor concéntrate en pelear". - Que tipo más gracioso y su Agumon no se quedaba atrás, pero ya tendré oportunidad de hablar de Masaru y los demás en otro momento.

-Aunque no digievolucione tenemos nuestros trucos chee- hablo el pequeño reloj que hasta ese momento había permanecido callado. Tenía una voz chillona, y por lo general, acompañaba sus frases con un 'chee'.

Con más confianza, volvimos a sentarnos alrededor de la mesa para escuchar lo que tenía que decir. Si niños, imaginen una conversación de un abuelo con sus nietos, eso parecía.

Watchman nos comentó las funciones básicas de un Xros Loader: eran demasiadas pero la más importante era una llamada Digi-Xros. No era como la Jorgres Shinka que conocíamos. En vez de que dos digimon se combinen para crear uno nuevo, se tomaba la base de datos de varios y se la incorporaba a un digimon base, con el fin de hacerlo más fuerte y darle múltiples habilidades. Algo muy útil en mi opinión. Nos dijeron que eran capaces de manipular el tiempo por un periodo limitado. Y la habilidad que tenían gracias al Xros Loader era poder saltar a otras 'zonas'. Eso explicaría como llegaron aquí. También nos habló un poco sobre los Hunters, los que supuestamente debíamos ayudar. No eran un equipo como nosotros. Estaban divididos en varios grupos pequeños, la mayoría iba por su cuenta. Usaban el Xros Loader para cazar a los digimons y tenerlos en su repertorio. La idea de cazar en si me parecía grotesca, pero nos dijo que la mayoría no lo hacían con mala intención, y que era para mantener el control en el mundo humano, su mundo. Queríamos saber con más detalles sobre esos jóvenes y el enemigo a enfrentar pero él pensó que sería mejor contarlo cuando estén todos reunidos. Más como nosotros, quien lo diría.

Nos dio la espalda, dispuesto a irse quién sabe dónde, y claro, esperando que lo siguiéramos. Pero aunque todo lo que haya dicho sea cierto aún teníamos otras preocupaciones muy importantes aquí, entre ellas nuestros hijos.

-Si es por el tiempo que estarán fuera, no se preocupen. – Había leído nuestros pensamientos o quizás éramos muy obvios. –Como ya dije, este pequeñín tiene la habilidad saltar el tiempo-espacio. Su ausencia en este mundo será nula. – Una preocupación menos. Demasiada coincidencia que justo en esa reunión nuestros hijos no estuvieran presentes. Quizás ese tipo planeó llegar en ese momento para evitarnos problemas. – Lo único que deben pensar es dar lo mejor, y ustedes también- Se dirigió a los digimon, que estaban dispuestos a acompañarnos.

-Mientras Taichi y yo estemos juntos somos invencibles. – Le di un coscorrón amistoso a mi pequeño amigo. Como podía olvidarme de él; me seguiría en todo momento, sin importar que mundo, realidad o tiempo sea. Nunca estoy solo. Creo que todos se sentían igual, y si el tiempo era inexistente en nuestro mundo pero vital en el de Watchman debíamos ir ahora...

Después de hablarlo entre todos decidimos aceptar este viaje. No solo porque nuestro mundo se viera afectado. Si alguien nos pide ayuda tenemos que responder. Por mi parte, tenía curiosidad de ver el mundo donde vivía ese viejo. Me preguntaba si sería muy distinto al nuestro. El caso es que ya no sentíamos ese peso o impotencia de estar atrapados en la decadencia. Aún teníamos mucho que dar. Una última pelea antes de colgar los guantes o, en este caso, nuestros digivices.

-Ahora que estamos de acuerdo tengo una duda, ¿cómo iremos a su mundo? ¿Clockmon puede llevarnos a todos?

-De eso me encargo yo, no se preocupen. – No era muy alentadora su respuesta, pero ya habíamos decidido confiar en él. – Como muestra de agradecimiento déjenme darles un obsequio.

- ¿Un obsequio? – pregunto Mimi emocionada. Esta princesita no cambiara nunca.

- No les gustaría verse diferentes para esta nueva aventura, quizás la misma edad que tuvieron al visitar su digimundo por primera vez. Puedo hacer que pase. – No sé cómo se sintieron los otros en ese momento pero eso fue un shock para mí. ¿Ser joven otra vez? ¿Tener diez años? No lo creía, todo esto era demasiado bueno para ser verdad, por demás increíble. Joe compartió mis pensamientos, pero los expresó en voz alta, a su modo.

-Eso sí que es imposible. Lo siento pero me cuesta creer que puede hacernos más jóvenes. – Tan realista y sincero como siempre pero esta vez estábamos de acuerdo con él.

-Puedo hacerlos ver más jóvenes. Seguirán siendo los mismos por dentro, con experiencia y madurez. Solo es un disfraz. Es mi regalo por haber aceptado mi propuesta. Por supuesto, no será permanente. – Los digimon parecían más emocionados que nosotros por la idea. Agumon me dijo hace tiempo que se sintió nostálgico tenerme a su lado y con esa apariencia, justo a la hora de la batalla. Y es verdad, yo también me sentí invencible en ese momento.

Dejando las dudas a un lado, nos explicó el procedimiento. Era muy simple. Debíamos tener una imagen en nuestras cabezas de como queríamos vernos y, acto seguido, cerrar los ojos. Qué sorpresa, después sacaría un conejo de su digivice, o Xros Loader, o como sea que se llame eso. Aun así le hice caso: imaginé mi primera vez en el digimundo, la ropa y accesorios que traía. También pensé en mi cabello y estatura. Debía visualizar mi cuerpo en su totalidad. No era el único, mis amigos hicieron lo mismo. Me sentí muy tonto en ese momento al tener cerrados mis ojos esperando un milagro. La sola idea de verme joven otra vez era tan, tan…

-Listo. Ahora será mejor que nos pongamos en marcha. - Abrí mis ojos y lo vi marcharse. ¿Eso era todo? ¿Sin chispas, cosquillas o un conjuro sacado de ultratumba? ¿Fue un simple pestañeo y ya? Que fraude. Iba a protestar pero algo me detuvo. Recuerdo lo primero en distinguí al ver mis manos, los viejos guantes que usaba de niño. Así es, esos de color blanco y que el tiempo hizo que ya no fueran de mi talla. Mire hacia abajo y noté que llevaba puesto los mismos zapatos, pantalón y playera de aquel día en el campamento. Pase mis manos por mi cabello, que había vuelto a ser revoltoso y disparejo, y además… ¡pude sentir mis googles!, los que le había regalado a Daisuke. Entonces recordé a los demás. Mis amigos también habían sufrido una regeneración, si se podría decir. Ya saben, Sora con su viejo sombrero que accidentalmente había pasado a mejor vida por mi culpa (no quiero entran en detalles sobre eso). Koushiro estaba tan bajito como recordaba, con todo y su computadora. Mimi y su vestimenta vaquera y sombrero rosa. Daisuke con su chaqueta flameante y los mismos googles que yo, lo que probaba que solo era una ilusión. Todos a excepción de Takeru, Ken y mi hermana estaban con la misma apariencia de su primera visita al digimundo. Supongo que no les pareció buena idea verse como niños de seis años. Optaron por una apariencia más acorde, de diez años.

-Esto es increíble. – Cuantas veces podíamos repetir esa palabra en un día. Ya no cabía dudas, todo lo que dijo ese anciano era verdad. Lo había comprobado. Al salir del asombro por nuestro rejuvenecimiento, lo cual nos tomó mucho tiempo, alcanzamos a Watchman. Lo seguimos hasta el punto de partida: un lugar en lo profundo del bosque, donde antes nos encontrábamos almorzando.

Había escogido ese sitio para la reunión por ser tranquilo, sin muchas personas y digimon salvajes cerca; también por tener un arroyo para pescar y juntar agua para lo que sería un festín preparado por Daisuke y Mimi. Sigo sin entender por qué no me dejaron ayudar en la cocina. No soy un mal cocinero, ¿verdad?

Como sea, en ese mismo arroyo estaba esperando por nosotros una especie de bote metálico, muy largo pero sin mucha creatividad en su diseño. Solo tenía un techo y pequeños asientos en el interior. Si, era grande, pero muy oxidado por fuera. ¿Eso sería nuestro transporte a otro mundo paralelo? Se veía un poco descuidado y no parecía soportar un viaje normal. Con todas las cosas que nos había pasado ya nada me hubiera sorprendido. Una vez dentro, nos hizo un gesto con su mano para que subiéramos.

Siendo tan viejo caminaba muy rápido. Podría jurar que su bastón era solo decorativo. Fue ahí cuando mi cabeza hizo cortocircuito. Si él tenía esa increíble capacidad de transformación entonces…

¿Por qué no cambiaba de apariencia, en lugar de verse como un viejo ridículo?

Perdonen mi expresión pero era lo que estaba pensando en ese momento. En su lugar me vería joven por siempre, o menos extravagante que él. Así llamaría menos la atención. Una vez adentro no me hice esperar y le había preguntado eso en un susurro, por si lo que decía podría incomodarlo. Tampoco quería recibir otro codazo de Hikari por mi boca floja. Es extraño ver que mi hermanita tuviera la misma edad que yo, o se viera igual... ¡aaaah! ¡Ya no sé lo que es real o no!

Watchman mostro una sonrisa de lado por mi pregunta y me respondió también en un susurro. Juro que su voz cambio a una mucho más gruesa. Me dio miedo.

-¿Quien dice que no lo estoy haciendo ahora?

Fin del primer capítulo.

Se habrán dado cuenta de que va la historia. El comienzo de la reunión de todos los personajes. Naturalmente, debía empezar por Adventure. Di una posible explicación de porque Taichi y sus amigos volvieron a ser niños y tener la misma edad de Daisuke en la temporada de Hunters. Y es que Watchman se ve como un viejo pero es un disfraz que usa para pasar inadvertido. Eso se ve en la última escena de la temporada de Hunters. Pensé que si el podía cambiar de apariencia también podía hacerlo con Taichi.

*Final de Adventure y 02: Ya sabemos cómo termino. Al derrotar a BelialVandemon, y más tarde a Armegemon (película), los digimon pudieron convivir con los humanos. Tachi y los demás tienen distintos trabajos, y cada uno tiene hijos. Sora y Yamato, al igual que Ken y Miyako, son las únicas parejas casadas, al menos en mi fic. Creo que es el final más feliz de todas las temporadas. Quise hablar un poco como fue este proceso de integración de los digimons, y use el papel de Taichi en las relaciones internacionales.

* Watchman o Watchmaker (no es su nombre, es un apodo en inglés para referirse a hombre misterioso de un extraño mercado) es un personaje que aparece en D. Hunters. Es quien le da su digivice (Xros Loader) al protagonista (Akashi Tagiru). Reúne a todos los personajes de las distintas temporadas gracias a las misteriosas habilidades que tiene junto con su digimon, Clockmon. Básicamente, 'saltan' por distintos mundos.

Si les gusto cómo va la historia hasta ahora, manden sus review con sus opiniones y consejos. En base a eso hare el próximo capítulo…