Mi nombre es Molly Hooper.

Todas las mañanas cuando desayuno, me siento en la mesa a comer sola. Miro hacia la otra silla pensando que esa persona un día, un día estará en mi vida.

Y seré feliz, estaré contenta, mi vida estará completa.

Sé que por las mañanas, se levantara; me dará un beso, un abrazo, su bienvenida a un hermoso nuevo día con él.

Comeremos en la mesa, me regalara una sonrisa y después tontearemos juntos.

Al abrir mis ojos todo es diferente.

Él, bueno, el no está ahí.

Ni estará.

Siento que no soy ni si quiera importante para el. Solo soy un instrumento de trabajo.

Una muñeca de trapo.

El no me mira, solo pide y contesta, eso me desanima… solo espero el día en que nuestras miradas colisionen, y ese día. Ese día será el mejor de mi vida.

Pero no es así. Solo soy una pobre mujer con un amor platónico, solo esperando un poco de su atención para que me haga el día, o tan solo me pida una cosa mínima para sonreírle bobamente.

No, pero no es así. El no me mira.

El es tan elegante, tan hermoso. Su cara; perfecta, larga, labios de arco y precioso pelo enredado.

Cada cosa de el me enamora.

Pero regreso de nuevo a mi mundo. Solo soy yo, Molly Hooper. Su pequeña muñeca que con un solo movimiento de su brazo, se mueve.

Y qué lo hará con gusto, si necesita algo…no lo dudara.

¿Quién es el?

Su nombre, su nombre es el magnífico Sherlock Holmes.