Disclaimer: Hetalia y los personajes no me pertenecen, blablablá, la historia sí, blablablá... Lo de siempre.

Sucesos históricos relacionados con este fic: ¡Ninguno!

Parejas: FrUK (obviamente).

N/A: ¡Hola! ¿Emocionados por el final? ¿Curiosos? ¿Aterrados? ¿Tristes? Yo un poco triste. Lo voy a extrañar a mi fic :c

Sobre mi ArgChi: Estoy muy atrasada, y bloqueada. Perdonen, en serio.

NUEVO PROYECTO: Pilar (MPaRu) y yo vamos a hacer un fic. El único adelanto que les voy a dar son las parejas. Frain (a pedido de Pilar) y PrUK (a pedido mío). Dudas a PM, gracias 33

Dedicatorias:A Luli, que no la veo hace días... ¿habrá muerto? D: ; a MPaRu, por leer todo el fic... (¡Mis fics no son tiernos! -Tsun mode on-). Y a ustedes. Los amo 33

Advertencia: Antes del acontecimiento final, hay una pista bastante obvia. Van a necesitar traductor.

Disfruten, que se termina.


Un pequeño sobre se deslizó por debajo de la puerta de la habitación de Arthur, quien estaba profundamente dormido. Francis tocó la puerta hasta escuchar algo como "dsjkfjdknfsk bloody wanker", lo cual significaba que el británico había despertado. El francés se decidió a correr fuera del departamento para no ser asesinado.

-¡Au revoir! – gritó antes de cerrar la puerta con suavidad, pero luego de hacer contacto con unos ojos verdes que relucían como esmeraldas.

Arthur lo vio salir. Volvió, indignado, a su cuarto, pero se encontró con el sobre. ¿Qué diablos hacía allí? ¿Acaso el cartero había entrado al departamento? Ignoró esos pensamientos y se dispuso a leer:

De: Francis Bonnefroy

Para: Arthur Kirkland

Usted ha sido invitado a la gran fiesta que se celebrará el 30/01. Por favor, asistir a las 16:00 hs al club "Mariage" situado en…

Se cansó de leer. ¿Por qué el francés no le había hablado de su bloody fiesta, en vez de gastarse en una tarjeta escrita a mano? Se sonrojó un poco. N-No era que le interesara su atención… pero…

Bah, da igual.

Quedó impresionado con la seriedad de la invitación. ¿Para qué sería la fiesta? No podía preguntarle así como así.

No importaba, la fiesta era mañana y tenía que comprar ropa de gala, así que salió de prisa.

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Por su parte, Francis había corrido a entregar las invitaciones a todos. Dejó todo en los buzones, sin encontrarse con nadie. No quería que nadie supiera la razón de la fiesta, sería una sorpresa, por lo menos hasta ese día. Al terminar, ya era muy tarde en la noche.

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Pero pasemos directamente al día de la fiesta, y DENTRO de ella. Allí estaban todos, incluidos Antonio, Lovino, Feliciano, Ludwig, Matthew, Roderich, Elizabeta, Yao, Kiku, Ivan, Vash, Lily, Heracles, Feliks, Toris… Entre muchos otros más. Pero los que llamaban más la atención eran dos personas que uno nunca se hubiera imaginado que iban a estar ahí: Gilbert y Alfred. Por supuesto que cada uno había sido obligado a venir por alguien: Gilbert, por Ludwig, quien no lo quería dejar solo en la casa; y Alfred, por Matthew, obviamente porque pensaba que se iba a mandar alguna locura de la rabia o algo así.

Varias horas estuvo la gente bailando, pero extrañamente no hubo alcohol. Era raro que Francis no quisiera emborrachar a todos para… bueno, eso.

Hasta que la música se detuvo de repente. Todos miraron, atónitos, cómo el francés se subía al escenario del medio de la gran pista de baile, y encendía el micrófono. Lo golpeó suavemente y, al ver que funcionaba a la perfección, comenzó a hablar:

-Ejem… mmh… Hola, hola a todos. Primero que nada, gracias a todos los que vinieron, ya sea por obligación – miró disimuladamente a Gilbert y a Alfred, aunque otros ya se estaban encargando de lo mismo – o no… Bueno, supongo que varios querrán saber el porqué de esta repentina invitación de un día para el otro… Así que les contaré. Hace… aproximadamente dos semanas, un nuevo acontecimiento pasó a formar parte de mi vida. Algunas de mis relaciones… se reforzaron, y otras, por errores o malentendidos… comenzaron a romperse… - el rubio parpadeó repetidas veces para alejar una lágrima que amenazaba con salir de su ojo. Vio que Arthur estaba nervioso, y siendo sostenido por Antonio. Les sonrió y siguió, con la voz un poco más quebrada – Me arrepiento de algunas cosas… Pero… - un sollozo escapó de sus labios – Por sobre todo… Agradezco en especial a Antonio, quien estuvo conmigo en mis momentos más difíciles… Pero hay una persona a la que quiero agradecer con especialidad, y entregarle un gran regalo que espero atesore el resto de su vida. Arthur, sube…

El británico subió, sollozando, medio-obligado por Antonio, pero subió. Miró a Francis, confundido. Éste le tomó una mano, mientras con la otra sostenía el micrófono. Lo miró fijamente y comenzó a hablar:

-Arthur, mon petit Arthur… Qué decirte… Simplemente quiero que sepas, y que todos los presentes sepan, que… Je t' aime. Creo que no es posible amarte más de lo que lo hago – le soltó la mano para secarle (y secarse) las lágrimas de los ojos, mientras hablaba cada vez más nervioso y con la voz cada vez más quebrada – Te extrañé todo este tiempo que no estuviste conmigo… Y… Quiero preguntarte algo.

Con toda la seguridad (o eso aparentaba), Francis sacó de su bolsillo una pequeña cajita. Todos admiraban la escena, expectantes. La abrió, mostrando un pequeño anillo que tenía como decoración un conejito verde, y se arrodilló frente a Arthur. Los murmullos no se hicieron esperar.

-¿Qué me dices, Arthur? ¿Te casarías conmigo? – preguntó, para dejar la petición clara.

El inglés temblaba, pero tenía clara su respuesta. Intentó no sonar nervioso.

-Tres comidas francesas al día, con siesta y té – respondió en un suspiro. El francés lo miró, confundido.

-¿Eso es un sí?

-Évidemment, git – gritó Arthur antes de tirarse a los brazos de su amado, quien rompió en llanto de la emoción.

Gritos de emoción se escucharon en todo el lugar. La noticia se iba a hacer mundialmente famosa. Nadie se lo esperaba, ni siquiera el mismo británico. Se volvió a poner la música, y todos bailaron, alegres por la novedad.

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Mientras tanto, en un rincón del club, Gilbert y Alfred estaban tomando alcohol como si el mundo fuera a acabar dentro de diez minutos.

-Nos jodimos… - suspiró el americano, con tristeza – Pero creo que nos lo merecíamos, ¿verdad?

-Sí, supongo… ya que nuestro plan para separar a Arthur y Francis finalmente no funcionó… - respondió el alemán.

-Sé que nos destruiremos en el futuro por ser tan aprovechadores pero… hagámoslo juntos. Es decir, seamos amigos y nunca nos abandonemos.

-¿Cómo una alianza?

-Sí.

-Acepto.


¿Encontraron la pista? Si no lo hicieron, es esta:

"...el club Mariage..."

Mariage en francés es matrimonio. Tan simple como eso.

En fin, espero que lean mis próximos fics. Agradezco a todos los que leyeron hasta acá, los adoro, en serio. Muchísimas gracias. ¡Nos vemos!