Capitulo 4: Tormenta
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Los suaves acordes de la guitarra recorrían suavemente cada espacio como si fueran leves caricias otorgadas al ser amado. La soledad y tranquilidad de la mañana se mezclaba con el brillo del sol que entraba cálido y reconfortante tras una noche tormentosa. Habían pasado ya tres días desde que el vagabundo y el ogro habían coincidido y la situación de soportar sus humores parecía estarse convirtiendo en una suave y agradable rutina para ambos.
Nepper, abrió los ojos lentamente al momento en que la música tocó sus oídos y suspiró; abrió los ojos con sorpresa y se percató de que, hacía mucho tiempo que no dormía tan bien como esa noche lo hizo… había dormido seis horas y eso ya era bastante.
Pesadamente lanzó un suspiro, fiándose de la fuerza de sus gruesos y musculosos brazos se incorporó sobre el colchón y tras sentir una leve punzada de dolor en su pierna, decidió ir con más calma hacia el filo de éste para poder incorporarse. Se rehusaba a usar muletas y le prohibió terminantemente al vagabundo entrometido -que la noche anterior le había propuesto- comprar unas para que tuviera mayor movilidad.
–Muletas… ¡primero lo uso a él como muleta antes de andar con unas! – Masculló y haciendo acopio de sus fuerzas se puso en pie. Lentamente se empezó a mover dando leves saltitos y deteniéndose aferrándose a los muebles, hasta que llegó a la puerta de su habitación y pudo ver con toda claridad el extenso panorama de la sala y el comedor, que solo se separaban por media pared. Deslizó su vista guiándose por la música y se encontró de nuevo con el vagabundo sentado sobre el marco de la ventana, siendo bañado por los rayos del sol; con el rostro sonrojado y el negro cabello cayéndole libre y lacio sobre la espalda, resplandeciente y hermoso. Su rostro sereno, sus facciones ligeras y suaves y sus ojos celestes destellantes y vivos se enfocaban en las cuerdas de la guitarra, mismas que manipulaba con sus delgados y pequeños dedos con gracia y maestría, misma que se hacía más grande una vez que, con su mano derecha abandonaba las cuerdas para rascar el cráneo de Gazelle que permanecía a un lado de Heat meneando la cola como si fuera al ritmo de la música.
Natsuhiko tragó saliva impresionado por la imagen y suspiró. Se percató que Gazelle se volvía a él y el balanceo de su cola se hacía más veloz.
–Ven acá muchacho –Le ordenó al can y éste de inmediato, tímida y felizmente avanzó hacia su amo, quien le acarició el pelaje sin dejar de ver al rubio que en ese momento también lo observaba.
– Buenos días –Saludó el vagabundo y depositó la guitarra sobre la alfombra cuidadosamente, para después incorporarse. – ¿Durmió bien?
–Sí, gracias… ¿y usted? –Le preguntó el más alto.
–Dormí perfectamente, aunque, desperté varias veces por los rayos…
– ¿Le dan miedo? –Le preguntó el pelicafe de forma mordaz y el ojiazul negó con la cabeza.
– No… me gustan, me gustan las tormentas… -Le confesó Heat serenamente.
–Debí suponerlo…
– ¿Por qué lo dice? ¿Qué tiene de peculiar que me gusten las tormentas? –Cuestiono el vagabundo en un tono demasiado interesado y muy a la defensiva, lo cual ya era normal, conociendo al ogro y éste conociendo al vagabundo. Nepper torció los ojos.
– Es que es obvio… anoche parecía que el mundo estaba en pleno Apocalipsis, con esos truenos y esas luces y el viento… ¡y a usted le gustan! ¡Claro, sólo a un hippie loco y desaliñado que además de todo no piensa en las consecuencias de sus actos pueden gustarle las tormentas apocalípticas con luces y truenos como la de anoche!
– Me gustan las tormentas –Repitió Shigeto y retó de nuevo al ogro gruñón con su mirada. – Las considero lindas… y no sé por qué a usted no le gustan las tormentas…
– ¡Porque simplemente no me gustan las tormentas! ¡Yo si soy normal! –Exclamó el pelicafe petulante y desdeñoso, ocasionando que heat torciera una sonrisa algo mordaz.
–Ah –Susurró el vagabundo y sonrió aún más – Y entonces… dígame… ¿por qué le encanta vivir en una tormenta? –Le preguntó y el apuesto ogro gruñón abrió muy grandes sus ojos y no supo qué decir… por primera vez, no supo qué decir; En ese momento estuvo todo claro: Lindo Vagabundo Asfixiante: Uno. Apuesto y ardiente ogro gruñón: Cero.
– ¿Ese comentario… por qué fue? –Inquirió Nepper levemente, ocasionando que el rubio se acercara a el.
– ¿No se da cuenta?... –Cuestiono en un tono diferente, casi tierno. Netshua se estremeció. –Está tan encerrado aquí, con sus cortinas abajo, con sus copas de vino y sus libros… que no se ha puesto a pensar en que, no aprecia una tormenta… ¡en que no le gusta la fuerza de una tormenta!
– ¿Por qué una tormenta? ¿Qué tienen de especiales las tormentas? –volvió a preguntar de pronto el ruso interesado y ávido por conocer la mente de ese 'extraño vagabundo alienígena,' como solía denominarlo.
– … porque, las tormentas… son como la pasión de dos amantes… -contesto el músico quedamente y como por arte de magia un hormigueo recorrió a ambos en el estómago.
– La pasión de dos… amantes… –Repitió con tranquilidad el castaño y un añejo recuerdo vino a su mente, mordió sus labios para contener la marejada de sentimientos que se le vino encima.
– Las tormentas, son la pasión… ¡la pasión de vivir! Intensas, fuertes, aterradoras a veces, inquietantes… nostálgicas, oscuras y con tremendos destellos de luz que nacen de todas partes, que mueven, que retumban en todo lugar… ¡Por eso me gustan las tormentas!... porque me siento vivo viéndolas… porque me hacen apreciar lo que siento, lo que soy.
Nepper guardó silencio, con los ojos clavados en el suelo, cavilando, suspirando… jamás, nunca esperó recibir esa respuesta, mucho menos de un vagabundo extraño… lo observó, con su rostro sereno y lindo, con su piel suave y sus ojos azulinos brillantes y vivos y de una rara forma deseó con todas sus fuerzas ser aunque sea lo más mínimo de lo anormal que Shigeto era… para poder sentirse tan vivo, como el vagabundo se sentía; no lo admitió, pero, en ese momento, la figura de el pianista le infundió respeto, admiración y cariño.
– Hace tiempo… –Susurró el mayor quedamente. –Que… yo no me siento vivo… –Confesó y sonrió con amargura. El guitarrista suspiró y decidió que era el momento de actuar, delicadamente y sin que Nepper lo notara, clavó sus ojos en él y sonrió. Se sintió algo incómodo al sonrojarse pero no le importó… después de todo ¿a ese vagabundo qué le importaba? ¡A no ser las tormentas, su guitarra y una disculpa, nada parecía serle grave!
–Mmmh… creo que, el aire de este lugar está muy… muy viciado –Comento Shigeto, observando el lugar para que después el ogro lo mirara con interés. – Es asfixiante… elegantemente asfixiante y pulcro… ¡Podrá pensar que soy un cerdo, pero, un poco de tierra no es tan malo! No sé… unas cuantas bacterias por aquí, otras por acá… no hacen daño a nadie…
– ¿De qué diablos está hablando? –le cuestiono el más alto, atemorizado de pronto, el vagabundo le sonrió rápidamente.
– Ya lo verá… -Musitó éste y se alejó de Nepper; caminó apresurado hacia uno de los estantes de la pared final de la sala y sin preocuparse mucho desconectó el equipo de sonido y lo envolvió en sus brazos. Miró de nuevo al ogro y le guiñó su ojo derecho para después, sin importarle nada en absoluto ni siquiera el casi infarto de el castaño abandonó el Pent-House. Netshua quedó en total silencio, anonadado, sin habla, sin nada… ¡y para colmo sin equipo de sonido!
– ¿Es mi imaginación o eso ha sido el robo más descarado que he visto en mi vida? –Le preguntó a Gazelle quien se encogió y meneó levemente su cola. –¿Se… habrá ido? ¡Le conviene no irse porque… si se va, lo mato! ¡Contrato a los Jakuza! ¡A unos quince sicarios y veremos quién gana! –Masculló Nepper en tono de berrinche que sonó infantil, tanto que si Shigeto hubiese estado presente se habría derretido seguramente. Después guardó silencio. –… ojala que no se haya ido ¿verdad Gazelle?
Los minutos pasaron y Nepper prefirió tomar asiento en su sofá sin despegar su todavía extrañada mirada de la puerta. De vez en cuando acariciaba el lomo de Gazelle, u observaba el techo, pero cualquier ruido lo ponía en alerta. De pronto, molesto suspiró y sintió adrenalina en sus piernas al notar que la puerta se abría otra vez. Clavó sus ojos en los Zafiros del músico y después observó la sonrisa de este, similar a la de un niño en navidad.
– ¿Está listo? –le preguntó Atsuishi desde la puerta.
– ¿Para darte tu merecido, ladrón? ¡Por supuesto! –Reclamo Netshua, ocasionado que Shigeto se apenara.– ¿Qué diablos fue eso, vagabundo infernal, descarado? –el rubio sonrió aún más y entró de lleno a la casa y avanzó directo hacia el contrario mientras él se quedaba sin aliento lanzándole pestes -¡Robas en mi presencia! ¿Quién te crees? ¡Puedo llamar a seguri…! –Quiso continuar, sin embargo guardó un rotundo silencio al sentir el dedo índice del ojiazul en sus labios. Se sonrojó y raramente Atsuishi también.
– Le dará un infarto… -Susurró tiernamente el de cabellos rubios. – Mejor dígame ¿está listo?
– ¿Para qué? Cuestiono de forma seca el de piel blanca.
– ¡Para sacar todo ese aire viciado de sus pulmones de una buena vez! ¡Afuera la mala vibra!
–… ¿No haremos feng-shui, verdad? –Tras la pregunta el rubio dejó escapar su alegre y linda risa y negó con su cabeza, después avanzó hacia la puerta y dejó al descubierto una vieja silla de ruedas; Shigeto no supo si sucedió exactamente, pero, le pareció que el rostro de Nepper se tornaba verde al ver el armatoste que el vagabundo había sacado de sólo Dios sabe qué basurero. – Dime que trajiste eso para que yo me divierta sanamente arrojándote de las escaleras… –Masculló y en forma de reflejo el rubio mejor retrocedió otros dos pasos y negó ligeramente.
–Quiero que hagamos un trato usted y yo… –Comentó y Netshua una vez más, clavó su mirada asesina en esos ojos que no dejaban de ser alegres. –… le conviene…
– ¡No hago trato con vagabundos desconocidos! –Espetó el chico más alto de forma petulantemente y dio unos cuantos pasitos hacia él.
– Ande, vamos, le conviene… yo sé lo que le digo… –Nepper lo miró de reojo y apretó los labios.
– Tú no tienes nada que pueda interesarme… –dijo ahora desdeñoso y al ver aquello el músico se alarmó.
– ¿A no? ¡Se equivoca, fíjese! ¡Yo! –Exclamó y se señaló orgulloso y de tanto orgullo se le olvidó… una vez más, el pensar en sus palabras. –¡Tengo mucha pasión! –Gritó y al mismo tiempo los dos abrieron los ojos inmensamente grandes.
– ¿D-disculpe? –Balbuceó el ogro y ahora fue a él a quien le pareció que shigeto cambiaba de color, mas no verde, sino un rojo del tipo 'acero en llamas'.
–P-pa-pa-pasión… vital… ¡Muy vital! ¡De la vida!... de vivir ¡De andar por el mundo comiendo helado y cantando y teniendo sexo, no, digo, el sexo no, todo, inocente y puro y genial… y sin sexo y pasión pero… pasional! –Repuso Shigeto tan rápido y tan nervioso que le pareció que lengua se haría un nudo. Netshua lo observó divertido -…. ¡Vital! ¡Pasión vital! –Repitió Heat aterrado, Netshua apretó los labios por no soltar la carcajada.
–Vital…
–Vital… -Repitieron y sin poder resistirse rieron sin dejar de verse uno al otro.
– ¿Y… me ofrecerá esa pasión? –Preguntó como si nada, ocasionando que Shigeto sonriera sorprendido y pícaramente.
– Digamos que… le conviene aceptar mi trato… –Propuso el vagabundo ocasionando una sonrisa de nepper
– ¡Muy bien, muéstrame lo que tienes y veré si me interesa! –Convino el ruso en ese tono fuerte e imponente de hombre de negocios. El corazón de Shigeto se alteró al verlo así. "¡¿Cómo puede existir siendo tan ardiente?!" pensó y sonrió.
–Bien… pues, yo le propongo, que, por hoy nos olvidemos de todo; usted será el jefe, pero yo no seré el empleado explotado y humillado… seré su amigo, su acompañante y saldremos a pasear con Gazelle…
–… Eh… ¿Cómo? –cuestiono Netshua para que acto seguido Heat se acercara a él.
- Hoy será su día… ¡Hoy la pasará bien porque yo me esforzaré en que la pase bien! ¡Tenemos tiempo, tenemos un móvil! –Dijo señalando a la silla de ruedas –Tenemos un perro ¡Y me tiene a mi que soy horas y horas de sana diversión!... hoy usted manda, pero no porque yo sea su empleado, sino, porque… quiero que… conozca la pasión vital y que le gusten las tormentas…
Nepper sintió que su corazón se aceleraba. Guardó silencio conmovido por el vagabundo y tras un suspiro asintió lentamente.
- Muy bien… entonces, hoy será mi día… -dijo y Shigeto dio un saltito de alegría.
- Y la pasará bien… se lo aseguro…
Con una sonrisa y con el corazón acelerado, ambos se dispusieron a partir. Heat tomó a Gazelle, le colocó su correa y acomodó su guitarra en su espalda y después guió al castaño hacia la silla de ruedas… pasaron cerca de quince minutos tratando de convencer al ruso a subirse a lo que él denominó 'infamia con ruedas'; sin embargo, al fin de cuentas, estaban listos para iniciar el gran día.
Abandonaron el departamento y bajaron por el elevador hacia la recepción del lujoso inmueble donde varios empleados saludaron respetuosamente al ruso y este sólo les correspondió con fingidas sonrisas.
– ¡Usted definitivamente no es millonario por su bella sonrisa! ¿Sabe qué? ¡Si le pagaran un centavo por cada vez qué sonríe sinceramente, usted sería más pobre y más vagabundo que yo! ¡Se lo aseguro!
– Bueno… justo ahora tendría un centavo –Indico nepper haciendo que el rubio clavase sus ojos en los labios del castaño.
–Y muy bien ganado… ¡¿sabe qué?! ¡Ya se me ocurrió algo! ¡Le gustará!
– A veces me aterra su inteligencia alienígena, Shigeto –Bromeó el de rulos. Sintiéndose atravesado por una deliciosa corriente de aire cálido que pareció revivirlo. – Wow… -Musitó sin palabras ocasionando ahora que Shigeto sonriera, mientras que cuidaba a Gazelle con su vista. -… ¿por qué todo está tan iluminado?
– Le presento, al señor Verano. –comento Atsuishi sin contestarle. – ¿Le simpatiza? ¡Es un viejo cálido y zalamero! Debe venir de la costa, yo lo imagino con una camisa hawaiana y un sombrero de palma… –Indico el rubio y Netshua de nuevo se ganó otro centavo.
– Hacía mucho… que, el mundo no brillaba así ¡De esta forma!… no para mí… –susurró encantado, casi atontado por el cielo azul, el viento, las personas en la calle, por Gazelle jadeando contento y por sentir sus mejillas cálidas. – Me agrada este viejo, eh… ¡Tiene buenos amigos, Shigeto!
– ¡Oh, si eso cree de mis amigos, espere a conocer a mi familia vagabunda alienígena! ¡Es de esas familias que se embriagan y que bailan y que todo se olvida en una gran comida!
–… ¿Eso existe? –Cuestiono Nepper divertido.
– Créame que si… ¡Para desgracia de muchos! –Respondió con rapidez el rubio y comenzó a empujar la silla lentamente. Avanzaron tranquilos, Shigeto guiando a Nepper y éste a Gazelle con su correa. El ruso por su parte no perdía detalle de nada.
– ¿A dónde vamos? –Le preguntó después de varios minutos de guardar silencio. El pianista meditó unos segundos.
–A que conozca a varios amigos suyos que aún no conoce… -Dijo, haciendo así que el de cabello café se extrañara.
–No iremos a embriagarnos y a comer hasta vomitar con su familia… ¿verdad? –Le preguntó atemorizado. Shigeto negó sonriendo.
–No… mi familia, está lejos… y, ¡Bueno, como en todas familias, es un tema escabroso que está enterrado! ¡Iremos a otra parte, ya verá! –suspiro el rubio y siguió empujando contento la silla; de pronto bajaba su mirada hacia nepper y se enternecía de verlo como a un pequeño niño que estaba a su cuidado; se le antojaba abrazarlo y besarlo y al darse cuenta aceleraba el paso sorprendiendo a Nepper y a Gazelle
Fin del capitulo 4.
Continuará