Mi vida estaba perfectamente delineada y mi futuro trazado. Cada persona que había en ella, tenía una razón para estar allí. Hasta que como un tornado entró en mi vida un grupo diferente. Se hicieron un lugar a codazos, a pesar de ser completamente diferentes. Pero ¿éramos en realidad tan diferentes?

DISCLAIMER: Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer.

¿ DIFERENTES ?

CAPITULO 1

"Las prisas nunca son buenas" fue lo primero que pensé cuando el café se derramó sobre mi inmaculada camisa blanca y mi traje negro, después de que un tornado en forma de chica me llevara por delante.

En realidad, eso fue lo primero que pensé después de la sarta de improperios que evité soltar mordiendo mi lengua.

Ese era mi primer día de trabajo y había llegado con suficiente tiempo como para comprar un café en el Starbucks y caminar hasta el edificio de Volterra.

Faltaba una media hora para la hora de entrada, pero no creía que fuera tiempo suficiente para volver a mi departamento en el campus, cambiarme de ropa y volver.

El vaso de papel estaba a mis pies, mientras yo, con los brazos abiertos sólo podía observar el estropicio en que se había convertido mi mejor traje chaqueta.

- ¡Oh, por Dios! Lo siento, lo siento, lo siento muchísimo – se disculpaba frente a mí la causante del desastre – Lo siento, iba distraída, lo siento.

- Está bien, no pasa nada – me obligué a decir sin mirar a la chica, mientras intentaba imaginar una solución.

Estaba saliendo del local cuando, una chica que caminaba con demasiada prisa me llevó por delante con el consabido resultado.

- Oh, Dios, te juro que no te vi, estaba completamente absorta.

- Está bien, no te preocupes.

- Oh, no, ¿cómo no voy a preocuparme? Vestida así, me imagino que irías a trabajar o algo así – aventuró la joven

- En realidad sí, es mi primer día de trabajo.

Si bien era cierto que al ser la hija de Charlie Swan, sabía que en Volterra no me harían problemas por llegar tarde, hacerlo el primer día me parecía un despropósito.

Aro Vulturis, el presidente de Volterra era un amigo íntimo de mi padre, y cuando éste le dijo que yo buscaba trabajo Aro insistió en que hiciera una entrevista con ellos.

Desde antes incluso de sentarme frente a la directora de recursos humanos sabía que habría allí un puesto para mí. Pero tampoco había imaginado que me pusieran como asistente del director financiero.

Es cierto que estaba estudiando finanzas, pero nunca había trabajado y tenía cero experiencia, más allá de unas pocas prácticas en la universidad. Ni siquiera había acabado aún la carrera para lo que me faltaban dos semestres, pero Aro aseguró que era la candidata idónea, aunque yo sabía que lo hacía para conseguir la colaboración de Charlie en Filadelfia.

Mi padre, Charlie Swan, era dueño de la principal compañía inversora de Filadelfia. Volterra, que estaba radicada en Nueva York, quería instalarse allí. Contar con la ayuda de Swan Enterprises, era su mejor movimiento. Y si eso lo podía obtener, poniendo en el despacho financiero a la hija de Swan, entonces eso haría.

Y realmente, yo no me iba a quejar.

- Oh, por dios – repitió la chica acongojada – Déjame que te ayude.

- No creo que puedas.

- Oh, sí, seguro que sí, vivo en el edificio aquí arriba, seguro que te puedo prestar algo – ofreció

Levanté la mirada y la observé.

Era una chica pequeña, sospeché que no alcanzaba a medir un metro cincuenta. Delgada como un duendecillo de facciones finas y con el pelo corto de un color negro intenso.

Observé su cuerpo menudo y su estilo hippie, con un vestido que cubría sus pies y tenía un estampado floral y dudé de su afirmación.

La chica, adivinando mis pensamientos, sonrió.

- Oh, no, no yo. Pero Rosalie, mi compañera de piso, es más o menos como tú, seguro que algo de ella te irá bien.

- No hace falta, de verdad – aseguré mientras la joven tiraba de mí.

- Oh, no, claro que sí.

Sin darme cuenta cómo me vi arrastrada hasta el edificio contiguo al Starbucks.

- Hey, Rose – gritó la chica cuando entramos en el departamento.

Era un piso claramente femenino. El salón pintado en tonos blancos y beige, estaba amueblado con dos sofás tapizados en rosa pálido y con cojines de flores y lunares por todas partes. Luminoso y femenino, aunque sus muebles no combinaban unos con otros.

- ¿De qué te has olvidado ahora, Alice? – preguntó con voz cansina la chica que salía de la cocina con una taza de café en la mano.

Rosalie era una chica preciosa. Su piel extremadamente pálida y perfecta, tersa, suave e impecable.

Una larga melena rubia y ondulada absolutamente brillante, intensa y clara, enmarcaba su rostro donde resaltaban unos ojos azul rojizo profundos. Cejas claras y perfectamente delineadas, pestañas muy largas, espesas y oscuras, uñas largas, perfectas y facciones completamente finas, definidas y delicadas.

Sólo un par de centímetros más alta que yo, pero con un cuerpo inhumanamente perfecto, proporcionado y escultural. Era, sin lugar a dudas, un modelo de belleza y perfección.

- Ah, hola – dijo mirándome sorprendida

- Hola – saludé con timidez

- Oh, Rose, mira lo que he hecho – dijo la chica a quien Rosalie había llamado Alice señalando mi ropa manchada de café.

Rosalie estiró su mano hacia mí con una sonrisa.

- Hola, soy Rosalie. Veo que te has topado con Alice y has sido la que ha salido peor parada – sonrió

Estiré mi mano hacia ella correspondiéndole a la sonrisa.

- Hola, soy Bella Swan y creo que has acertado en todo.

- Oh, Rose, hoy es el primer día de trabajo de Bella y mira lo que he hecho. Pensé que seguramente tú tendrías algo que podrías prestarle.

- Sí, creo que sí

- En realidad no hace falta – mentí incómoda.

- Oh, no te preocupes – dijo Rosalie restándole importancia – Tú y yo debemos tener la misma talla, y tengo algunos trajes formales de cuando trabajaba en el despacho de abogados – dijo entrando en una puerta que deduje sería su habitación.

Salió enseñándome dos trajes, uno gris marengo de pantalón y chaqueta y otro azul marino de falda y chaqueta.

- Muchísimas gracias – acepté respirando al fin mientras Alice me enseñaba el baño.

Entré allí y salí vestida con el traje gris.

- Te lo agradezco muchísimo, Rosalie. Me has salvado la vida – sonreí – Te lo devolveré en cuanto salga del trabajo.

- Oh, no te preocupes. No lo necesito.

Alice me quitó de las manos mi ropa manchada.

- Yo llevaré tu ropa al tinte y para cuando salgas ya estará lista.

- Oh, de verdad que no hace falta – discutí

- Oh, no, déjame hacerlo – insistió – ¿Tienes tiempo para un café? – me preguntó haciéndome temblar – No te dejé tomarte el tuyo.

- Oh, no, no te preocupes.

- No creo que vuelva a tirártelo encima – rió Rosalie haciéndome reír también.

- No, supongo que no – reconocí – pero de verdad que no tengo tiempo. No quisiera llegar tarde.

- Oh, sí, desde luego – aceptó Alice – Nos veremos a la tarde.

- Nos veremos a la tarde – concedí antes de dejar el departamento

Salí de ese edificio preguntándome qué coño había sucedido ahí. Mi vida era lo suficientemente ordenada y pulcra como para incorporar cambios extraños.

Tenía mis amigos, mis estudios, ahora mi nuevo trabajo, y honestamente, me gustaba que todo cuadrara y estuviera claro.

No soy una mujer que disfrute con los cambios o los desafíos, sino todo lo contrario.

Estudio finanzas y lo decidí cuando entré al instituto si no antes. Siempre he sabido que cuando acabe volveré a Filadelfia para trabajar con mi padre, donde me espera el mejor puesto de directora financiera al que cualquiera pueda aspirar.

He tenido los mismos amigos toda la vida, Jessica Stanley y su novio Mike Newton, Lauren Mallory y su novio Tyler Crowley, y desde luego Jacob Black, mi novio de toda la vida hasta hace un año.

Jessica, Lauren y yo nos hicimos amigas gracias a la amistad de nuestros padres. Íbamos juntas al colegio y a las clases de equitación. Fuimos juntas al instituto y sólo nos separamos para acudir a la universidad. Pero en un año, yo volvería a casa definitivamente y todo volvería a ser como antes.

Jacob y yo también retomaríamos nuestra relación cuando yo volviera. Siempre lo habíamos sabido. Aunque un año antes habíamos decidido tomarnos un tiempo ya que la distancia nos estaba haciendo difícil mantener la relación.

Ambos sabíamos que todo volvería a su sitio cuando nos reencontráramos. Al fin y al cabo, Jacob era el abogado de Swan Enterprises. No había forma de mantenernos alejados. No por nada, nos seguíamos viendo cada vez que yo volvía a la ciudad. Y con "ver" quiero decir "estar juntos", en todos los sentidos imaginables.

Vivía en un departamento de tres habitaciones en el campus de la universidad.

Aunque había asegurado que no hacía falta, Charlie lo había comprado para mí, argumentando que cuando yo marchase estaría allí para cuando mi hermana Jane entrase en la universidad.

Jane y Alec eran mis hermanos menores. Eran gemelos y estaban cursando el último año de instituto, pero sólo Jane tenía verdaderas intenciones de ir a la universidad. Alec, la oveja negra de la familia, sólo había accedido, y sólo por Renée, a terminar el instituto y luego "ya veremos".

Yo en cambio era el ojito derecho de Charlie.

Me había visto obligada a aceptar el departamento pero había insistido en buscar con quien compartirlo. Así que compartía piso con Angela Weber, una simpática estudiante de medicina de Texas. Angela era tímida y callada, y ella y yo no compartíamos mucho. No podía decirse que fuéramos grandes amigas ni mucho menos, sino simples compañeras de piso. Pero sin dudas era una compañera más que agradable.

Pero yo realmente lo prefería así.

Mis amigos estaban en Filadelfia y no tenía ganas de nuevas amistades.

Sin duda estas nuevas "conocidas", Alice y Rosalie no tenían cabida en mi ordenada agenda. No buscaba nuevas amistades.

Decidí cumplir mi jornada laboral, volver al piso de Alice, devolver la ropa de Rosalie, coger la mía y despedirme cortésmente, esperando no volver a chocar contra el tornado que era Alice.

Eso es. Todo de vuelta en su sitio.


Hola a todos!

Aquí vengo con un nuevo fic, que espero les encante (no sólo que les guste, jeje)

Bueno, ya hacía días que tenía guardados algunos capítulos de este fic pero no tengo tantos como para comprometerme a publicar muy a menudo.

Especialmente porque no quiero descuidar los fics que tengo en proceso.

De todas formas publico, pero de momento, sin presiones, publicaré al menos una vez a la semana, cuando pueda adelantar capis podré publicar dos o más veces, pero no me comprometo con fechas.

Espero que lo disfruten. A mí me está gustando lo que llevo escrito.

Besitos y nos leemos!

(Y espero reviews, como siempre, jeje)