Todo el que conociese a Albus Severus Potter, te diría de él que era un chico tímido, tranquilo y amable...Todo lo contrario a lo que el pobre chaval estaba siendo últimamente. Scorpius lo tenía martirizado con sus coqueteos, y el pobre Albus no podía hacer mas que cojer sus cosas y marcharse lejos de él cada vez que intentaba meterle mano descaradamente. ¿Pero que más podía hacer? Ya se subía por las paredes, con la esperanza de que su prima Rose terminase el antídoto de una maldita vez. Era eso o dejarse llevar por sus impulsos de mandril salido y violar a Scorpius por cada rincón vacío que encontrar en el castillo. Y es que Albus tenía un límite, y este no tardaría demasiado en romperse. Sus compañeros e incluso los profesores habían notado su cambio de actitud, preguntándole varias veces si las cosas le iban bien. ¿Bien? ¿Bien? Perfectamente le iban. Tan perfectamente que a veces prefería enfrentarse al sauce boxeador que entrar a su dormitorio y enfrentarse a la traviesa sonrisa que su amigo le dedicaría. Se dijo a si mismo que si las cosas no cambiaban en un par de días simplemente se dejaría llevar por Scorpius. Total, su amigo lo mataría por haberle echo comer aquel pastelillo relleno con la poción, así que...¿Porqué no disfrutar un poquito de sus efectos? Aunque solo fuese eso, un poquito...
Con esos pensamientos Albus avanzó por el pasillo de los vestuarios del campo de quiditch, con su escoba en la mano, dispuesto a unirse a su equipo, al final de la carpa que conducía los vestuarios de Slytherin con el campo. Podía oír como los alumnos chillaban eufóricos, a la espera de que el partido comenzase. Ese día jugaban contra Gryffindor, y no podían permitirse ningún error. Agarró firmemente su escoba, montándose en ella, esperando al sonido del silbato. Miró a su derecha, a su amigo Scorpius el cual miraba serio al frente, pero que no dudó en girarse y dedicarle una cálida sonrisa antes de despegar al sentir el pitido en el exterior. Despegaron velozmente y en formación, colocándose en sus respectivos puestos. Miró a todos lados, esperando a que soltasen la snitch, la cual mas tarde devería atrapar. Miró también a Scorpius, el cual volaba no muy lejos de él. Miró también al otro equipo, en el que estaba su hermano James, en la misma posición que él, retándole travieso con la mirada. El partido comenzó, haciéndole volver a la realidad. Comenzó a buscar la snitch con la mirada, fría y calculadoramente, como buen Slytherin que era. Al contrario que James, que se pateaba el campo, en busca de la dorada y minúscula esfera. En su recorrido, observó como su amigo Scorpius volaba en zigzag, en posesión de la cuaffle, tirando a uno de los aros y marcando magistralmente. Sonrió al ver el triunfo de su amigo, pero la euforia no duró mucho. Una de las bludggers chocó violentamente contra la escoba del rubio, el cual calló estrepitosamente al suelo. Albus, el cual no podía creerse lo que veía, voló como un rayo hasta su amigo, soltando la escoba a un lado y arrodillándose junto a él.
-¡SCORPIUS! ¡SCORP! ¡SCORP, JODER! -el rubio estaba inconsciente entre sus brazos, y un feo corte asomaba en su labio inferior. Los profesores corrieron hasta ambos chicos, intentando llevarse a Scorpius de su lado, a la enfermería. Lo soltó a duras penas, obligándose a volver al partido. Perdieron el partido, pero eso no le importó para nada. En cuanto tuvo la ocasión, puso los pies en el suelo y se marchó corriendo a la enfermería, para saber si su amigo estaba bien.
Poco después allí estaba, sentado frente a la cama de su amigo, con él aún inconsciente.
-Tranquilo Albus, despertará en poco tiempo. Mientras tanto deberías descansar.-la señora Pomfrey le apretó el hombro en gesto cariñoso. Lo conocía bien, pues el mediano de los Potter era un chico un tanto torpe y solía frecuentar la enfermería en sus primeros años.
-¿Podría quedarme aquí con él? Por esta noche, no quiero que se quede solo...
La anciana mujer le miró y suspiró asintiendo, dejándolos solos en la sala. Albus miró a su amigo, cogiendo su mano con cuidado y cariño. No sabría que hacer si le llegase a faltar su amigo. Scorpius...El chico al que no quería solo como amigo. Miró su rostro, calmado por la inconsciencia. Sus labios rosados, perfectos salvo por el fino corte que atravesaba el labio inferior. Su recta nariz, sus largas pestañas de las que él a veces se burlaba, diciéndole que eran postizas. Su liso y perfectamente peinado cabello rubio platinado, algo alborotado por lo sucedido. Se acercó a él y le apartó un mechón de los ojos, echándoselo a un lado mientras suspiraba. Sabía que cuando Scorpius volviese a ser normal, cuando se le pasasen los efectos de la poción dejaría de fijarse en él como algo más que un simple amigo...Y eso dolía. Acarició su rostro con delicadeza, con cuidado, sorprendiéndose de la suavidad de su piel. Miró sus labios entreabiertos y no pudo evitar inclinarse sobre él y robarle un suave y cálido beso, apenas un roce.
-Tanto cuento muggle te ha atrofiado el cerebro Al...No me trates como a la Cenicienta...-el quejido divertido de Scorpius le hizo separarse deprisa, enrojeciendo violentamente.
-Querrás decir la Bella Durmiente Scorp...-el moreno se sentó en la silla de nuevo, pero sin soltal la mano del rubio.
-Hm, detalles, detalles...¿Que ha pasado? No recuerdo nada después de marcar el gol.-Scorpius alzó su mano libre lo justo para frotarse la frente.
-Una maldita bludgger te golpeó y caiste inconsciente al suelo.-le contó el moreno.
-¿Y mi escoba?
-Tranquilo, tu chica está bien. La cuestión es, ¿como te encuentras tú? - preguntó Albus mientras acariciaba inconscientemente la mano de su amigo con el pulgar.
-No es mi chica, a mi no me van las mujeres, y lo sabes...-el guiño que le dedicó al moreno solo lo hizo sonrojarse aún más. -Estoy bien, aunque me duele un poco el costado...-Albus le miró, pasando suavemente su mano libre por el costado del otro.
-¿Aquí...?-murmuró mientras acariciaba. El rubio simplemente asintió, no quitándole los ojos de encima.
-Tuve miedo por si te ocurriese algo, Scorp. -Albus desvió su mirada, algo avergonzado pero a la vez entristecido.
-Ey, ey...Al estoy bien, no te preocupes. Por cierto, debo contarte algo que...
-¿Cómo no me iba a preocupar? ¡Eres mi mejor amigo Scorpius! -el moreno frunció el ceño, algo enojado.
-Al, dejame explicarte...
-Eres mi mejor amigo Scorp, y no puedo evitar preocuparme por...
-¡Albus! Déjame hablar joder...
-¡Pero tu eres mi amigo !
-¡Y YO NO QUIERO SER SOLO TU AMIGO! -medio gritó el rubio algo encolerizado, para luego agachar la cabeza, escondiendo su mirada tras el lacio cabello.
Albus le miró anonadado, empezando a balbucear.
-Debes seguir bajo los efectos de la poción...-el rubio negó con la cabeza, gesto que le hizo reprimir un quejido de dolor.
-Los efectos se pasaron hace casi una semana, Albus...-el ojiverde le miró estupefacto.
-¿¡Una semana!? ¿Me has engañado durante una jodida semana?- el rubio sintió como había metido la pata hasta el fondo.
-Solo quería que tuvieses un poco de tu propia medicina y aclarar algunas dudas...
-¿Dudas? ¿Qué dudas Scorp?-le miró con el ceño fruncido, queriendo patearle el traasero a su amigo, aunque viendo su aspecto, lo mejor sería que no le tocase.
-Primero, no te enfades tanto, porque el que casi me envenena con esa estúpida poción fuiste tú. -Punto para el rubio.- Y segundo, quería descubrir si tu me uerías tanto como yo te quiero a tí. Como yo te amo, porque las estupideces que decía cuando estaba bajo los efectos de la poción, por muy raras que pareciesen, eran todas verdad.
-Pero...¿todas , todas? -Albus no podía cerrar la boca del asombro. Eso quería decir que...
-Si con eso te refieres a que me gustas, que te quiero llevar a la cama y que pienso que eres lo único importante en mi vida, sí, todas. Yo...Te quiero Albus Potter.
-¿Y porqué narices no me lo dijiste antes Scorpius?-le encaró el moreno.
-Nosé, estaba esperando a que adulterases mi comida con pociones extrañas para declararme. No se si me comprendes...¡Tu tampoco me dijiste nada a mí!
-Ya, pero es...Es diferente.-el moreno se sonrojó de nuevo. En eso llevaba toda la razón su amigo.
-Mira, siento haberte mentido...Pero yo te quier...-Scorpius no pudo acabar la frase, pues unos labios ajenos se lo impidieron. Fue un beso intenso y cálido, el cual le hizo algo de daño en la herida del labio, pero no le importó. Albus le estaba besando y era lo único en lo que podía pensar. Se separaron al poco tiempo, en busca de aire. Albus miró al rubio con una sonrisa de oreja a oreja.
-Entonces, bella durmiente, ¿saldrás conmigo? - el moreno miró medio riendo al rubio, el cual no sonrió, fulminándole con la mirada.
-¿En serio Albus? ¿En serio me declaras tu amor así? ¿Llamándome chica?- Scorpius le miró ofendido.
-No pretenderás que sea yo la princesa...Tu eres el rubio.
-Serás imbécil...
-Oh vamos Scorp...Sal conmigo, porfa, prometo no volver a llamarte chica.-el moreno le hizo ojitos, a lo cual Scorpius nunca podía resistirse.
-Solo si haces una cosa.- el ojiverde asintió fervientemente.
-Lo que sea.- el rubio sonrió con cariño antes de murmurarle su deseo.
-Bésame otra vez.
Siento haber tardado tanto en actualizar, pero los estudios no son cosa fácil S: Prometo seguir la historia mas rápidamente. Gracias a aquellos que comentan, leen y agregan a favotitos a mi o a mi historia. Un beso a todos! (: