Antes de comenzar el capítulo, me gustaría dedicar una palabras a los valientes que llegaron hasta aquí:
Empecé a escribir esta historia allá por el 2012 como una especie de desafío personal, casi un reto de ver si podía contar "algo" en base a una idea completamente random que se me ocurrió al volver manejando solo por la autopista un domingo a la tarde.
Esa noche en la ducha la idea empezó a crecer y a la hora de meterme en la cama ya había echado algunas raíces, pero no fué hasta un par de días más tarde cuando junté algo de determinación y entre partidas de TeamFortress 2 empecé a escribir un poco, algo… lo que sea…
Ese algo se convirtió en más de 2000 páginas de una aventura completamente impensada, que surgió de mi cabeza a medida que seguía escribiendo cada vez más motivado, cada vez más entusiasmado de ver hasta dónde podía llegar.
Hoy finalmente ha llegado ese dia y aqui tienes frente a tus ojos el último capítulo de Chatarra; el experimento desquiciado de alguien que jamás escribió algo largo en su vida y sin embargo se atrevió a crear una novela que bien podría abarcar tres tomos… loco ¿No?
Así que… ¡Bueno! ¡Terminemos de una vez! Así podré regresar a mi vida de antes, leyendo cosas y dejando la escritura para los que saben. Al final del capítulo dejaré los agradecimientos y un par de palabras finales, pero basta de cháchara y vayamos a ver el final de la historia.
166
Cinthya lo percibió, vagamente, pero estaba ahi, no podia ignorarlo. Fue como un relámpago súbito seguido de un trueno que comenzó a retumbar en lo profundo de su mente y a crecer…
Matt. —dijo volviéndose hacia el chico. —¡Matt!
El joven lo había sentido mucho más claramente. Con un grito se acuclilló mientras se tapaba los oídos como negándose a escuchar aquello.
Virya tambien lo sintio. Giró su cabeza en dirección a aquello aun cuando centenares de metros de acero se interponian entre ella y el lugar donde Ralph y Midori sellaban su destino con un beso.
—Se han ido. —dijo la meltran sacudiendo la cabeza. —Aquella conocida como Midori y el guerrero alto como un Comandante. ¿Tu tambien lo has percibido, Micrón? preguntó dirigiéndose hacia Matt.
Quinn miró la extraña reacción de los jóvenes sin comprender lo que estaba sucediendo. —¿Que está sucediendo? ¿Quien se ha ido..?
Cinthya se inclinó junto a su amigo. —¿Que sucede Matt? ¿Qué es lo que le ha pasado a Ralph y a Midori? ¿Matt…?
El joven levantó la cabeza y tenía los ojos llenos de lágrimas. —Ellos…. ellos han desaparecido. —dijo enterrando su rostro en el pecho de la joven inspectora.
Cinthya no comprendió en seguida. Sostuvo la cabeza del chico contra su pecho mientras su mirada se dirigía hacia el gigantesco robot plateado. —No… no puedes estar diciendo que…
—Algo ha sucedido allí fuera. —dijo Virya cerrando los ojos y llevándose una mano al pecho. —Lo siento en todo mi ser… sea lo que sea que esos dos han hecho, han desencadenado una fuerza terrible, devastadora.
Matt apartó el rostro y miró a la joven a los ojos. —¿Por qué? —preguntó. —¿Por qué harían algo así? Ellos debían ser felices… ¡Se supone que finalmente serían felices al encontrarse!
Cinthya volvió a abrazar al joven con fuerza sin saber qué decir. La pena la embargaba porque reconocía la verdad en las palabras de Matt, pero más aún en su propio corazón; había un vacío allí, un sensación de pérdida real, allí donde una vez todos habían compartido sus pensamientos y emociones.
—Se fuerte Matt. —dijo en cambio derramando sus propias lágrimas. —Sea lo que sea que haya pasado ellos están juntos ahora.
Virya abrió los ojos en cuanto sintió que su cuerpo volvía a la dimensión original. Aun sin haber visto como los espejismos del FOLD se plegaban sobre sí mismos y se desvanecian como un sueño, hubiese sabido con seguridad que el salto había terminado.
—Es hora de que vuelva a combatir. —dijo mientras la cabina se cerraba y la enorme máquina de combate se erguía en toda su altura.
Quinn retrocedió en cuanto vió que la armadura se preparaba para salir. Todavía estaba shockeada por aquello que había visto en aquella misteriosa guerrera: sus ojos, aquellos ojos tenían algo que jamás había visto en otra meltran.
—¡Matt! ¡Cinthya!
El grito vino de Dan, quien corría a la cabeza del grupo de hombres que mientras tanto atravesaba el puente al reconocer la cabellera rojiza del único músico de la Colonia. En ese momento Virya despegó a toda velocidad y los colonos debieron arrojarse al piso para evitar ser arrojados al precipicio.
El Rau se elevó sobre el puente y permaneció suspendido en el aire a unos veinte metros de altura mientras Cinthya ayudaba a Matt a levantarse del suelo.
—¡Dan! —gritó la joven inspectora al reconocer la oscura barba del obrero, quien apenas recuperado de la sorpresa llegó corriendo los últimos metros hasta donde estaban.
—¡Gracias al cielo están ustedes dos bien! —exclamó aliviado. Dan iba a preguntar algo más pero se apartó de un salto cuando Quinn se interpuso entre el y Cinthya. —¿Qué está pasando aquí? ¿Quien es esa meltran que los trajo? —preguntó mirando fijamente a los dos asustados jóvenes.
—Virya. —respondió Matt
La forma tan casual en la que el chico había dicho aquel nombre fue como un golpe en el estómago para Quinn. Como si hubiese recibido un shock cultural, su cuerpo quedó paralizado.
—No… no es…. posible. —dijo sin poder articular bien las palabras… ¡Es imposible! ¡Mientes! ¡No sabes lo que….!
En aquel momento las luces exteriores de la nave se encendieron y el abismo quedó iluminado por completo. La voz de Amanda sonó por los altavoces que estaban ubicados sobre la compuerta de entrada. —¡Atención! ¡Partimos enseguida! ¡Aborden la nave de inmediato!
Quinn aun no podía reaccionar debido al shock, pero Dan estaba más acostumbrado a seguir al pie de la letra y sin discutir una orden de la Capitán Kyle, y aquella orden había sido dada de forma especialmente apremiante. —¡Todos crucen el puente! —gritó mientras empujaba a Matt por los hombros. —¡Quinn! ¡Cinthya! ¡Deprisa!
—Vamos. —dijo la joven inspectora tomando a la guerrera meltran de la mano. —Todo está en manos de Virya ahora. —dijo.
El grupo cruzó el puente deprisa, bajo los poderosos reflectores de la popa de la GoldPot mientras una poderosa vibración y un lejano rugido habían comenzado a sentirse al terminar la comunicación de Amanda.
—Han encendido los motores. —dijo Dan apremiando a sus hombres mientras se llevaba la mano al auricular de su oído derecho. —¡Andy! ¡Sube el maldito puente! ¡Deprisa!
En cuanto el último hombre saltó sobre la rampa de entrada a la nave, el hábil operario retiró el puente y comenzó a elevarlo mientras la compuerta del hangar empezaba a cerrarse.
Una vez que todos estuvieron a salvo en el interior de la nave, pudieron relajarse un poco mientras la vibración de los motores iba en aumento.
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—¡Despega! ¡Ahora!
La confirmación había llegado desde el oficial de la bodega en cuanto la compuerta estuvo completamente cerrada y asegurada. Todos estaban a bordo, las luces de los paneles brillaban con fuertes destellos verdes.
El grito de Amanda resonó en el puente de mando mientras Gray empujaba la palanca del control de velocidad hacia delante al mismo tiempo que los indicadores de una docena de pantallas mostraban el incremento de los dos poderosos motores, ahora completamente despiertos y listos para enfrentarse a lo que les deparaba el destino allá fuera.
—Velocidad de Impulso. Despejamos el dock. —exclamó el viejo piloto.
En realidad la GoldPot no estaba anclada a ningún muelle o dock de amarre. La forma en la que había sido construida en secreto hacía que toda su popa fuera en realidad parte de la Three Star Factory Ship que la albergaba, pero había sido modificada y diseñada para que su separación fuera un procedimiento simple y directo.
Como si en realidad fuera una nave de ladrillos de juguete armada por un niño, la enorme nave se separó de forma limpia de su "madre" mientras los dos enormes motores despedían millares de pequeños fragmentos de óxido y polvo todo alrededor.
—Por todos los cielos. —exclamó Evans al ver los monitores, donde varios drones mostraban la oscura silueta de la Rainbow, de pronto iluminada por el despertar de la nave oculta.
El enorme disipador de la Rainbow, aquella gigantesca lanza de casi diez kilómetros de longitud, se abrió al medio como las mitades de una caña de bambú cortadas por el filo de una espada samurai. Cada una de las secciones de aquella enorme pieza de equipamiento estaba minada con explosivos que, en pocos segundos, convirtieron a la lanza en una nube de escombros por el medio de la cual la nave de los colonos avanzó rápidamente.
—¡Avancen a toda máquina!
Y la GoldPot aceleró al máximo sus motores con un terrible fogonazo azul que iluminó todo el espacio a su alrededor con un rugido monstruoso que hizo temblar hasta a la propia Rainbow
Gray supo de inmediato que no estaba a los mandos de cualquier nave. GoldPot se movía con la velocidad de una ágil fragata interceptora, pero era mucho más grande. Por los monitores calculó que la eslora de la nave debía sobrepasar los trescientos metros con facilidad, lo que la ponía en una categoría similar a los portanaves ligeros de clase Guantánamo, o incluso al de los clase Quartier… y esa lanza que se extendía en la proa le daba a la nave un aspecto amenazador.
—Prepárense para entrar en combate. —anunció Kyle mientras el silencio se hacía en todo el puente de mando.
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Esa fue la señal para que Virya volviera al combate.
Al separarse de la Rainbow, el Rau con Virya en su interior quedó flotando en el enorme espacio vacío dejado por la nave que escapaba con todos los colonos a bordo. La guerrera miró las estrellas y apretó los mandos de la armadura con sus manos. El crujido familiar de los controles, el tacto del gel de la interfaz en su piel desnuda. Todo ello era tan familiar y conocido…
Estaba a punto de volver a combatir. La expectativa hacía que los finos vellos de sus brazos se erizaran. Su corazón comenzó a latir más rápido, anticipándose a la adrenalina que pronto invadiría sus venas bombeadas por la furia del combate.
«¿Para que?»
El pensamiento la tomó por sorpresa. De pronto el tiempo se detuvo y las estrellas dejaron de brillar, como si todo se hubiera congelado.
«¿Para qué vas a luchar?»
Virya se dió cuenta que no lo sabía. La perspectiva de una batalla la llenaba de expectativa y deseos… pero ahora que estaba lista, de pronto no sabia el porque.
Quería luchar, quería hacer lo que estaba destinada a hacer.
«Quieres hacer lo que otros te ordenaron que hagas»
—Esclavos. —esa había sido la palabra que aquel ser llamado Midori había usado para describirla. Al principio Virya no había sabido el significado de aquella palabra, pero de alguna forma el conocimiento había aparecido en su mente. ¿Había sido Midori? ¿Acaso había compartido sus "palabras" con ella? ¿Eran también parte del cuerpo que le había dado?
«Aun con una mente y cuerpos nuevos, aun asi sigues siendo esclava de tus creadores»
Era verdad, no podía discutir aquello. Virya apretó los dientes y sintió el gusto dulce de su sangre…. ¿O era la de Midori?
Los motores de Goldpot lanzaron una lluvia de partículas de óxido sobre el Rau. El calor y la radiación hicieron que toda aquella nube de polvo se pegara al metal brillante de la poderosa armadura, tornandola de un rojo oxidado, como si fuera sangre seca.
La guerrera comprendió que el cuerpo que le había sido dado no estaba por completo bajo su control. Había algo, una resistencia o tal vez una voluntad que no le concedia la armonía que necesitaba para entrar al campo de batalla. ¿Pero porque?
Un nuevo sentimiento hizo que su cuerpo se sacudiera. Nunca lo había experimentado, o mejor dicho, no conocía la palabra para describirlo.
«Miedo»
Virya, la más poderosa de las guerreras de la Flota Combinada de Dortrad-Jen estaba paralizada por el miedo a algo desconocido, algo que la mantenia petrificada en su sitio, encadenandola a un sentimiento extraño que la alejaba de la ansiada batalla.
¡Debura! —exclamó golpeando los controles frente a ella. —¿Por que me haces esto? ¿Acaso jamás podré volver a combatir? ¿Nunca recuperaré lo que me quitaron?
¿Nunca recuperaré a Maya?
Virya comprendió que había estado llorando. Las lágrimas flotaban frente a sus ojos como pequeñas estrellas brillantes, suspendidas en la gravedad cero de la cabina del Rau.
Junto con el nombre de su compañera, llegaron como un torrente un montón de sentimientos desconocidos. El cuerpo de la joven dejó de temblar y permaneció paralizado ante aquellas nuevas sensaciones.
Palabras, palabras que llenaban huecos donde antes no había existido nada. El cuerpo de Midori había experimentado algo que Virya apenas había acariciado en la superficie. Algo nuevo, poderoso, pero a la vez antiguo y enterrado en lo más profundo de sus genes, algo que solo podía despertar con las palabras adecuadas.
La batalla debía de esperar, había algo que debía hacer primero; encontrar una respuesta.
Virya cerró los ojos y respiró profundamente.
Entonces comenzó a buscar la respuesta a esos sentimientos desconocidos y el único lugar donde podía encontrarla era en los recuerdos de Midori
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—¿Donde se supone que estaban ustedes mientras la guerra estallaba aquí dentro? ¿Tomándose un baño? —preguntó Dan medio en broma, medio en serio en cuanto las luces se encendieron en la bodega de carga.
Matt y Cinthya se miraron las batas, ahora sucias y cubiertas de óxido y hollín y esbozaron una débil sonrisa. —Dan… tenemos que hablar con Amanda. —dijo la inspectora volviendo a ponerse seria y adelantándose un paso. —Tengo cosas importantísimas que decirle.
—Entonces habla con ella. —dijo señalando a la guerrera, quien había estado a un lado de forma extrañamente silenciosa mientras no dejaba de observarlos. —Ella es quien se supone tenía que ir a buscarlos.
Quinn examinó a los jóvenes de arriba a abajo y sacudió la cabeza. —Será mejor que nos pongamos en marcha… Amanda va a tener muchas ganas de escuchar lo que tienen para contar y yo también.
Los dos jóvenes y la guerrera comenzaron a avanzar hacia uno de los elevadores cuando escucharon los gritos de alguien que se acercaba corriendo hacia ellos. Para sorpresa de Quinn, quien llegó al pie del ascensor era nada más y nada menos que Silvia, quien empujaba una silla de ruedas con lo que parecía ser alguien herido sentado en ella.
—¡Matt! ¡Cinthya! —exclamó al acercarse. —¡Me alegra ver que están bien!
Apenas se dieron vuelta quedaron paralizados al reconocer el rostro arrugado del herido entre varias vendas que cubrían partes de su cabeza.
—¿¡Funes!? —exclamó Matt abriendo los ojos como platos. —¿Realmente es usted?
El pequeño Zentradi abrió los ojos y esbozó algo parecido a una sonrisa. —Feliz encuentro. —dijo.
—¿Qué pasó? ¿Estás herido? —preguntó preocupada Cinthya agachándose frente a Funes.
Antes que el Zentran pudiera decir algo, Silvia se aclaró la garganta. —Si van a ver a la Capitana, por favor hagan el favor de llevarse a este paciente con ustedes.
Quinn la miró extrañada. —¿Sucede algo?
La profesora suspiro. —Desde que se despertó no deja de pedir que lo llevemos con Amanda y el Doctor David ya no lo soporta más… especialmente desde que comenzó a recitar libros enteros de medicina y a cuestionar todos y cada uno de los diagnósticos y tratamientos de los pacientes de la clínica… al final el pobre doctor se ha hartado y me pidió que lo saque de allí a como dé lugar.
Funes se encogió de hombros. —Me olvido que es difícil encontrar oídos para mis historias entre la gente común. —reconoció guiñandole un ojo a los jóvenes. —Ustedes eran un público mucho más receptivo para escuchar mis relatos.
Cinthya se puso de pie y tomó las manos de Silvia. —Lo llevaremos con nosotros. —dijo.
Mientras Matt empujaba la silla seguido por Quinn, la inspectora se despidió de la profesora y corrió los últimos metros hasta el elevador. La puerta se cerró y los cuatro comenzaron a subir hacia la parte superior de la nave.
—¿Así que conocieron a Virya? —preguntó repentinamente.
Quinn casi da un salto en su sitio, pero se contuvo y solo dirigió una mirada asombrada al Zentran herido. —Ah si… y tu eres Quinn… es un placer conocer a tan magnífica guerrera. —agrego sin cambiar de expresión.
—Funes. —dijo la meltran ignorando el cumplido. —Si lo que Amanda me contó es cierto, usted es en realidad el mismo Archivista superviviente de la antigua flota de donde vino Virya.
—Así es. —reconoció el hombrecillo.
—Entonces… ¿Cómo es eso de que Virya está viva? No estaba entre ninguno de los Zentradi que fueron rescatados del sector cuando las tropas de Vrlitwhai llegaron para acabar con los remanentes del Ejército de Supervisión…
—Si bien mis recuerdos de esa época son algo… difusos, tiene razón; Virya permaneció en el campo todo este tiempo.
—Eso es…
—Creo que nadie conoce toda la historia. —dijo Cinthya tímidamente. —Cada uno de nosotros sabe una pequeña porción de todo lo que ha sucedido desde aquella batalla.
Quinn miró a la joven inspectora directamente a los ojos. —¿Y como es que tú sabes algo de todo esto? —preguntó.
—Porque yo mismo se lo conté. —respondió Funes. —Vamos vamos Quinn… no me extrañaria que Amanda te ocultase ciertos… "detalles" incluso a ti, pero ahora es hora de dejar de lado las conspiraciones y hablar de frente.
En ese momento las puertas del elevador se abrieron y el grupo caminó hacia el largo pasillo que conducía al puente de mando. Matt iba al frente empujando la silla con Funes y era seguido por Cinthya. Quinn cerraba la marcha mientras su cabeza ardía con cientos de preguntas sobre lo que había escuchado.
La puerta de acceso se abrió ante ellos revelando el interior del puente de mando. Las luces habían sido atenuadas y solo se escuchaban los pings del radar cada vez que nueva información llegaba desde los drones de observación.
—¿Ya estamos en combate? —preguntó Quinn adelantandose.
Amanda Kyle se dió la vuelta al ver entrar al grupo, pero Mina se adelantó antes que pudiera decir palabra alguna.
—¡Matt!
La joven abrazó al chico y ambos cayeron al suelo frente a la confundida meltran, quien decidió no perder más tiempo con reuniones insignificantes.
—Kyle… ¿Tú lo sabías? —preguntó mirando fijamente los ojos de la Capitana. —¿Sabías que Virya estaba viva?
—Si por lo de viva te refieres a que su mente estaba atrapada dentro del núcleo de una superfortaleza Zentradi, entonces supongo que si. —reconoció.
La meltran apretó los puños reprimiendo la ira. —Eres…
—Solo sigo las órdenes de M. —respondió Amanda. —Pero no eres la única que estuvo en la oscuridad todo este tiempo… yo ni siquiera sabía que Kassia era quien estaba al mando de ese destacamento Meltran en El Campo.
—«Las mujeres son secretistas por naturaleza, y les gusta practicar el secreto por su cuenta»—citó el herido en la silla de ruedas.
Amanda dirigió la vista hacia el Zentran como si recién en ese momento se diera cuenta que estaba allí. —Sir Arthur Conan Doyle. —dijo.
—¡Funes! —gritó sorprendida Mina en cuanto vió las vendas del hombrecillo. —¿Está usted bien...? Creí que… —dijo soltando al sacudido Matt.
—Si Mina… estoy bien por suerte gracias a los cuidados de Evans y su equipo.
El doctor Evans avanzó y se detuvo a contemplar al herido. —Usted no debería estar aquí… no aún al menos, perdió mucha sangre.
Funes hizo un gesto con la mano como restándole importancia al asunto. —Soy un Zentradi al fin y al cabo… no viene mal que sangremos de vez en cuando.
—Gracias por cuidar de Cinthya, Matt y Mina. —dijo la Capitán Kyle haciendo una pequeña reverencia. —Entiendo que lo de enviar a Matt al Campo fue idea suya.
Funes asintió. —Dadas las circunstancias, tuve que hacer lo que tenía a mi alcance para ayudarlos… pero nunca pude prever todo lo que sucedería después.
—Virya, —dijo Amanda. —Ellos… ¿La despertaron…?
—Así parece. —respondió el Zentran.
Quinn tragó saliva. —Entonces… entonces usted realmente es Exedore, el archivista de Virya. —dijo la guerrera.
Antes que Funes pudiera responder el grito de Rebecca resonó en todo el puente de mando.
—¡Capitán!
Todos se giraron hacia el puesto de control donde la morena mujer señalaba con el dedo. —¡Múltiples contactos de radar! ¡Distancia de cuarenta y tres kilómetros a estribor!
—¿Pero que…? —comenzó a decir Quinn.
—Esa formación… son de la NUNS. —dijo Gray adelantándose a los demás. —No cabe ninguna duda Amanda.
La Capitán Kyle caminó hasta estar frente al holograma. —Formación en Echelon doble, por el tamaño y tipo de firma deben ser fragatas o cruceros pero… esto no puede ser.
—¿Qué sucede? —preguntó Mina.
Amanda volvió a contemplar el radar como para asegurarse que lo que estaba viendo era real y no un espejismo. —La única unidad de la NUNS con elementos de esta clase en esta parte de la galaxia es el Destacamento de Exploración Profunda del Brazo de Perseo… pero están a una distancia de casi una semana de salto FOLD del Campo ¿Que están haciendo tan lejos de su sector de patrulla…?
—No creo que sean ellos los que están fuera de ruta, Capitán. —dijo Evans.
—¿Eh?
—El doctor tiene razón. —informó Rebecca. —Estamos en el sector EG6332, tengo la confirmación de al menos una veintena de firmas de estrellas cercanas que coincide con la carta estelar.
El ambiente en la estancia se volvió frío como el hielo.
—Imposible. —dijo categóricamente Kyle. —No estuvimos tanto tiempo en el espacio dimensional como para recorrer una distancia semejante, lo que dices es…
—Inusual, improbable… pero no imposible. —la corrigió Evans. —Nuestra burbuja WARP experimentó una anomalía de proporciones desconocidas… vaya uno a saber como la explosión de esa cosa afectó la velocidad del desplazamiento FOLD.
—¡Establezcan de inmediato comunicaciones con esa flota! —gritó Amanda extendiendo el brazo. —¡Aprisa antes que…!
El globo del radar se sacudió de pronto y estalló en una llamarada de líneas y puntos inconexos. Por los parlantes de todo el puente el sonido de la estática ahogó los gritos de asombro,
—¡No! —gritó Amanda. —¡Justo ahora no!
—¡DEFOLD detectado! —exclamó Rebecca por sobre el ruido de fondo. —¡Distancia ciento cincuenta kilómetros!
—¿Y ahora qué mierda está sucediendo? —exclamó Gray mientras alejaba a GoldPot de la zona. —¿Más enemigos?
—Creo que estamos a punto de averiguarlo. —dijo Quinn. —¡Todos a sus puestos! ¡Esto se va a empezar a sacudir de un momento a otro!
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La fragata de las Meltran no tuvo tanta suerte como las otras naves. Al estar cerca del borde de la burbuja, su casco sufrió la peor parte de la sacudida en cuanto los viajeros regresaron violentamente a la dimensión real.
La plataforma elevada donde las pantallas se proyectaban holográficamente sobre los tripulantes había colapsado, partiendose al medio frente al puesto de observación de su Capitán, lanzando trozos de metal y esquirlas por todo el puente de mando.
La mitad de las meltrans que formaban la tripulación del puente de mando estaban heridas o incapacitadas por los escombros, varios focos de incendio se desataron mientras las luces de emergencia teñían todo el lugar de rojo sangre.
Kassia se incorporó con dificultad en medio de los destrozos y rápidamente se puso a dar órdenes a quienes no habían sido heridos de gravedad.
La prioridad era rescatar y socorrer a los heridos. De inmediato un escuadrón de bomberos entró por la puerta inferior y comenzó a extinguir los focos de incendio mientras otro grupo comenzaba a remover los escombros para rescatar a las tripulantes atrapadas bajo ellos.
Los daños eran masivos, pero el casco había resistido y no había brechas. La Capitán ayudó a los socorristas a mover las pesadas placas de metal retorcido y supervisó personalmente la evacuación de los heridos.
Si esa hubiese sido una nave Zentradi de antes del contacto humano, podrían haberse dado por muertas mientras los fuegos consumían lo que quedaba del puente y el oxígeno para respirar, pero habían aprendido bien de los humanos. Sus técnicas de evaluación de daños, rescate y reparaciones críticas podían garantizar la supervivencia de los guerreros. Era un conocimiento que no podía despreciarse.
Una vez que la última de las heridas fue sacada del puente, Kassia comenzó la evaluación de daños, pero ya sospechaba que la nave estaba más allá de cualquier clase de salvación.
El comunicador personal se encendió y Kassia proyectó la imagen hacia el espacio en ruinas frente a ella. El rostro de Nesa apareció tembloroso en la precaria imagen.
—¿Cómo está la situación allí en el puente? —preguntó.
—Seguimos todas vivas, algo es algo. —reconoció la meltran. —Pero el puente de mando está completamente inutilizado. ¿Eso que explotó fue…?
—El Dimensional Eater. —respondió la guerrera. —Es lo que temía.
Kassia frunció el ceño. —Fué una jugada desesperada de Amanda utilizarlo en medio de un salto FOLD, podría habernos matado a todos.
Nesa sacudió la cabeza. —No fue cosa de Amanda me temo. —dijo.
—¿No fue cosa de Kyle? ¿Entonces que…?
—No estoy segura… pero sea lo que sea ya está hecho. Ahora lo más importante es recuperarnos y actuar lo más pronto posible.
—La interfaz de monitoreo está destruida. —informó Kassia. —Necesito que me envíes la información de los sensores a través de este comunicador, tengo que saber ya lo que está pasando allá fuera.
—De acuerdo… enrutaré los canales de datos desde el ordenador central, al parecer no ha recibido daños durante el DEFOLD.
—Hazlo.
La imagen de la meltran de anteojos desapareció y fue reemplazada por una ventana de datos. Kassia colocó el comunicador en el piso y se alejó unos pasos. Pronto la información que Nesa enviaba desde su estación comenzó a desplegarse en varias pantallas holográficas al frente de la Capitán.
—Por todos los rayos… ¿Que…? ¿Estás viendo lo mismo que yo, Nesa?
—Esa flota… esa es flota es…
—¡Deculture!
No había duda. La formación y tipo de las naves que aparecian en los sensores eran fácilmente reconocibles para los ojos entrenados de ambas guerreras. Una formación de patrullaje de manual, procedimiento estándar en todas las flotas de patrulla de las regiones periféricas de la expansión humana.
Era la NUNS, no había ninguna duda.
—¿Capitán…?
—Tengo un mal presentimiento Nesa. —dijo la guerrera y su voz tensa hizo que su compañera se preocupase aún más. —Necesitamos ponernos en contacto YA MISMO con esa flota ¿Puedes crear un canal de comunicación de emergencia?
—Lo intentaré… deberíamos poder… ¡Debura!
—¿Qué sucede?
—Jamming… ¡Están saturando de ruido e interferencias todas las frecuencias de comunicaciones!
La meltran golpeó violentamente los restos de la consola que tenía delante. —¡Debura! ¡Esta situación no podría ir peor! —dijo tras lo cual intentó calmarse un momento. —Nesa.
—Si Kas.
—Trata de comunicarte de alguna forma, prueba el enlace por láser si es necesario, tenemos que ponernos en contacto antes de que sea tarde.
—Entendido. —respondió Nesa cortando la comunicación.
Kassia apretó los puños y miró el radar que se desplegaba frente a ella. La flota de la NUNS había comenzado a maniobrar en respuesta a la aparición repentina en sus sensores de todas aquellas naves desconocidas tras un DEFOLD a tan corta distancia. De pronto notó que una de las socorristas estaba a su lado y la miraba inquisitivamente.
—¿Que pasa? ¿Aún no han evacuado a todas las heridas? —preguntó dándose la vuelta.
—Aun…. aún no. —respondió dubitativamente la meltran.
—¿Entonces qué están esperando?
—A usted, Capitán.
Kassia vió que la socorrista bajaba la mirada, entonces ella misma bajó la vista y pudo ver el trozo de metal retorcido que sobresalía varios metros por debajo de su pecho derecho. Una enorme mancha de sangre había empapado buena parte de su uniforme.
—¿Desde cuándo está eso clavado ahí abajo? —preguntó sorprendida, viendo la sangre brotar a borbotones cada vez que sus pulmones se llenaban de aire.
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—Es la NUNS. —informó Red desplegando las pantallas delante del boquiabierto pirata. —La formación y el tipo de naves coincide con la información que tengo sobre el Destacamento de Exploración Profunda del Brazo Perseo… estamos en el sector EG6332.
Aquello no tenía sentido. La flota que Red había nombrado estaba a varios días de salto de distancia, no de horas. No obstante no podían negar la presencia de aquel conjunto de puntos brillantes que se veía tras los cristales del puente de mando de Trinity.
La flota que se encontraba a unos pocos kilómetros de distancia, tal vez por una jugarreta del destino, les mostraba la espalda. En cuanto los sensores detectaron a los recién llegados los propulsores de maniobra de todas las naves se encendieron mientras trataban de dar la vuelta lo más rápido posible para enfrentar a aquella amenaza desconocida.
Greg vió la oportunidad y supo que si no la aprovechaba, estaba muerto.
—Inicia un Jamming completo en todo el espectro de frecuencias, lo más ruidoso y aleatorio que puedas.
—Sí Capitán. —¿Qué canal reservo para…?
—Ninguno. Dije que quiero interferencias en TODAS las frecuencias.
Red fijó sus ojos en el pirata. —Si no dejamos un canal de comunicaciones libre no podremos coordinar a nuestras tropas en el campo de batalla.
—Nuestras tropas ya están muertas. —respondió secamente Greg. —Envialos a todos a atacar e inicia las interferencias, no necesitamos enviar mas mensajes a nadie, vamos a tratar de escapar de esta trampa de mierda.
Red asintió y comenzó rápidamente a llevar a cabo las órdenes que Greg había impartido. El globo del radar holográfico tembló y se llenó de ruido, tal y como el pirata había querido que pasara.
—Y ahora, para aumentar aún más el caos de esta situación, el toque final… Red
—Si.
—Dispara el número 2, amplitud máxima del cañón, no te molestes en apuntar. —ordenó el hombre con una calma que hizo que la propia IA lo mirara de costado. —Entendido. —respondió con una sonrisa.
El casco de la Nupetiet-Vergnitzs ubicada a babor comenzó a levantarse a medida que la energía dimensional empezaba a manifestarse como una distorsión óptica en el espacio que quedaba en el medio de la gigantesca nave. Pronto los arcos de descarga de color verde azulados saltaron entre los rieles que, como enormes dientes aserrados, canalizaron la energía en finos hilos brillantes cada vez más concentrados.
Era evidente que la flota que estaba en la mira de la poderosa arma comprendió lo que estaba pasando. El movimiento de giro coordinado que había comenzado simultáneamente se convirtió en un intento desesperado de huir. Cada nave activó su propulsión de emergencia para separarse lo más pronto posible.
Pero su suerte ya estaba echada.
—¡Fuego!
El enorme cañón abrió fuego a toda potencia, descargando un rayo de energía dimensional que alcanzó la flota en una fracción de segundo dada la poca distancia a la que se encontraban.
Fue una verdadera masacre.
Cinco naves fueron vaporizadas al instante. Otras tres estallaron unos segundos más tarde en medio de enormes bolas de fuego que iluminaron todo el espacio alrededor.
En solo tres segundo el Destacamento de Exploración Profunda del Brazo Perseo había perdido a su Comandante y al 70 por ciento de sus cruceros y fragatas de combate. El caos fue total.
Greg sonrió satisfecho.
—Red. —dijo. —Envía a todas las tropas a combatir, fuego libre, todos en el campo de batalla son nuestros enemigos, que cada quien luche por su vida de la manera que quiera.
—Entendido.
Los hangares de Trinity se abrieron de par en par y las tropas piratas volvieron a salir. Algunas habían podido apenas recargar algo de munición durante el FOLD, pero la mayoría de ellas ni siquiera se había bajado de sus armaduras.
Los restos de la flota que Greg había bombardeado habían quedado en una situación de precariedad absoluta. Sorprendidos, sin comunicaciones y privados de una cadena de mano, habían perdido por completo la iniciativa del combate. Pronto los misiles que los piratas lanzaron desde la sombra de Trinity cayeron sobre ellos aumentando aún más la desesperación de sus capitanes, que pronto se vieron obligados cada uno a tomar decisiones apresuradas para garantizar la supervivencia de sus naves.
Aun así reaccionaron. Los cañones de las naves giraron y comenzaron a abrir fuego en la dirección general de aquellos enormes contactos de radar que aparecian y desaparecian en medio del terrible Jamming. Aun con todo el ruido e interferencias, un blanco tan grande como Trinity no podía ser ignorado. Las primeras descargas de artillería explotaron en el viejo casco de la nave de babor.
Aquello no molestaba en lo más mínimo a Greg. Eran como mosquitos tratando de incordiar a un elefante. Las Nupetiet-Vergnitzs podían absorber daño mucho más extenso que el de esas pocas fragatas ligeras.
El verdadero peligro lo constituian los cazas. Desde una de las fragatas partieron los primeros escuadrones de ataque rápido; una docena de VF-117 con armamento de intercepción, tal vez los únicos que estaban listos en aquel momento y pudieron salir enseguida.
El combate se reanudó. Los misiles volaron de uno y otro lado y el campo de batalla se pobló de explosiones y gritos de dolor mientras los cazas de la NUNS se veían superados numéricamente cinco a uno mientras trataban desesperadamente de luchar entre medio de los restos de sus camaradas destrozados por el poder de Trinity.
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El transporte atravesó el arco multicolor y aceleró mientras el reactor volvía a los valores normales de operación tras el prolongado FOLD.
Laris no perdió tiempo y tomando el comunicador transmitió su mensaje por radio.
—¡Aquí Transporte Civil Registro 699TP-U con una Emergencia declarada! ¡Tenemos un herido de gravedad a bordo y necesitamos asistencia inmediata! ¿Me reciben? ¡Aquí Transporte Civil Registro…!
La explosión de estática casi hace que la meltran arroje el auricular al suelo. —¿Pero que mierda…? ¿Qué es esto?
—Jamming. —dijo Lala. —Algo grave está sucediendo allí.
El VF-19 había permanecido en modo caza fijo a la parte superior del transporte durante el FOLD. Tras desactivar los agarres magnéticos se alejó lentamente del casco donde Laris miraba asombrada la pantalla del radar. —¿Será un ejercicio? ¿O un simulacro? ¿Es posible que hayamos llegado justo en el momento en que…?
—¡Laris! —gritó la guerrera. —¡A la una en punto!
En ese momento el disparo de Trinity rasgó el oscuro espacio frente a ellas. El resplandor fue tan poderoso que la figura completa de las tres enormes naves aparecieron claramente resaltadas frente a las estrellas.
—¡Deculture! —exclamó Nina quien había llegado flotando desde el fondo de la nave con Will siguiéndola de cerca. —¿Eso fué una maldita Nupetiet-Vergnitzs? ¿Que demonios esta haciendo aqui?
La única respuesta que recibieron fueron las explosiones que provenían desde la flota de Exploración Profunda.
—¡Debura! —exclamó Lala. —¡Están bajo ataque!
Sin perder un minuto más el VF-19 aceleró mientras desplegaba sus armas. Laris tampoco se quedó de brazos cruzados y desactivó todos los transmisores del transporte; sin armas y en medio de un campo de batalla desconocido la mejor opción era pasar desapercibidos. Mientras el blindaje frente al cristal de la cabina comenzaba a bajarse, la guerrera se volvió hacia el resto de la tripulación.
—Eso fue el disparo de una Nupetiet-Vergnitzs. —dijo.
Nina se colocó frente a una de las pantallas. —¿Es una flota de Zentradis perdida? ¿O se trata de renegados?
—No lo sabemos.
Will se sentó frente a una de las consolas y revisó los sensores. —¿Podemos enlazarnos a un Datalink del caza de Lala? —pregunto.
—Yo me encargo. —dijo Laris. —Nina.
—Si.
—Prepárate para salir con el caza de Quinn… si las cosas se ponen demasiado feas tendrás que salir a combatir tu tambien. —dijo flotando hacia su puesto.
Un brillo de éxtasis apareció fugazmente en el rostro de la joven.
Will se giró en la silla para mirar a la joven guerrera. —Cargué la reserva de misiles que nos quedaba en los depósitos inferiores… son de corto alcance pero deberían servirte en una situación de apuro.
—Nadie pidió tu ayuda. —dijo dirigiendole una mirada de desprecio. Will se encogió de hombros. —No se porque siempre eres tan hostil conmigo… estoy tratando de hacer lo que pueda para ayudarlos.
—Y ciertamente su ayuda nos ha venido fantástica. —agregó Laris desplegado un par de pantallas frente a su rostro. —Si no fuera por Will y sus conocimientos jamás podríamos haber rearmado a tiempo el VF de Quinn con la munición que dejaron esos piratas.
En realidad Laris apreciaba más a Will por el apoyo que les habría dado en esos angustiosos días de viaje. El chico había permanecido todo el tiempo junto a Mike, vigilando sus signos vitales y haciendo todo lo que Nina le pedía que hiciera. La relación entre esos dos había sido tensa desde el principio, pero lentamente había comenzado a notar un cambio de actitud en su joven Cohai.
Nina se cruzó de brazos y miró hacia el fondo del transporte. —Quinn te matará si se entera que pusiste munición sucia dentro de su nave favorita.
—En todo caso lo matará primero por robarselo y luego por ensuciarlo. —respondió Laris riendo. —Pero conociendo a Quinn, es probable que te mate una tercera vez solo por estar segura…. ¡Tenemos un enlace!
La pantalla se alargó y el radar del VF-19 apareció desplegado frente a sus ojos.
—¡Deculture! —exclamó Nina.
El caos del campo de batalla tomaba forma ante las avezadas mentes de las guerreras. No tardaron mucho en comprender la terrible situación que se estaba desenvolviendo frente a ellos.
—¿Qué es esa cosa? —exclamó Laris sin despegar los ojos de la imagen. —Eso no es una Nupetiet-Vergnitzs ordinaria…
—Parece como si… no, no puede ser. —dijo Will.
—¿Que cosa?
—En El Campo es común encontrar varios cascos de estas naves aplastados unos con otros… a veces encontramos tres o cuatro naves que forman un solo conjunto de restos entremezclados pero… ¿Esto? ¡Esto es ridículo!
—Son tres naves funcionales. —informó Lala. —Ya veo los motores de las Nupetiet-Vergnitzs individuales… nunca vi una formación cerrada como esa, parece como si…
—Estuvieran unidas entre sí. —terminó de decir Will.
Una serie de pitidos y alertas aparecieron en el radar. —Son los cazas de la NUNS, han comenzado a desplegarse… ¡Deculture! ¡Han perdido más de la mitad de su flota!
Laris golpeó el tablero frente a ella. —¡Maldición! ¿Serán los mismos tipos?
Nina se volvió sorprendida. —¿Te refieres a los piratas...?
—¿Y quién si no? —respondió la guerrera. —Pero atreverse a lanzar un ataque contra la NUNS… esos tipos estan locos.
Laris desplegó la pantalla aún más y aplicó diferentes filtros para eliminar todo el Jamming residual de los datos que llegaban por el datalink encriptado de Lala. —¿Qué es esto? —preguntó señalando un contacto . —Se está alejando de la batalla.
Mientras tanto en el VF-19, la guerrera usó su consola para acotar el área de escaneo de su radar enfocando la zona que Laris había marcado.
—Es una nave desconocida… trescientos o cuatrocientos metros de largo, no emite señales de ningún tipo. —informó.
Asignalo como blanco secundario, si se aleja de nosotros no es nuestra prioridad. ¿Qué me dices de los múltiples contactos que están alrededor de esa…. cosa? Detecto varias firmas de masa variable, todas ellas inmóviles.
—Dame un segundo.
Lala volvió a enfocar el haz del radar hacia la zona alrededor de Trinity. Los datos comenzaron a llegar de inmediato.
—Detecto dos naves… una de un tamaño similar a una fragata, la otra… la otra… ¿Que demonios..?
—¡Es la Rainbow! —gritó Will reconociendo de inmediato la firma de radar de la vieja factoría. —¡No hay ninguna duda! ¡Reconocería ese retorno de radar desde cualquier ángulo posible!
Nina flotó hasta el asiento del joven y le asestó un golpe en la cabeza. —¿Estas loco? ¡La Rainbow está como a una semana de salto FOLD de distancia!
El chico se dió vuelta de forma tan repentina que Nina retrocedió asombrada. Los ojos de Will brillaban determinación. —ES la Rainbow. —dijo clavando sus ojos en los de Nina. —La reconocería con los ojos cerrados.
—Calma Nina… —la tranquilizó Laris. —Will conoce a esa Colonia más que nosotras. Si el dice que es la Rainbow, yo al menos voy a darle el beneficio de la duda.
—Pero…
—Pero nada, Will es un miembro de nuestro escuadrón y su opinión es igual de valiosa para todos.
La joven guerrera apretó los puños pero no respondió. Se alejó flotando hacia el otro lado de la cabina y se colocó junto a Laris mientras no dejaba de lanzar miradas de furia hacia donde estaba el chico.
Will se frotó el chichón de la cabeza sin quitar la vista de la joven. —¿Cual es tu problema? —dijo bastante molesto.
—Nina apartó la mirada de golpe y se concentró en su consola ignorando las protestas del chico.
Laris levantó la vista de la pantalla y tras mirar primero a Nina y luego a Will suspiró profundamente. —¿Qué puedes decirme de la fragata? —preguntó por la radio. —¿Tienes confirmación visual?
El silencio que se hizo en la radio hizo que los tres levantaran la vista.
—¿Lala…?
—Laris… no vas a creer esto. —La voz de la meltran sonaba asustada, aunque aquello pareciera imposible tratándose de una guerrera de la talla de aquella.
—¿Qué sucede? ¡Lala! ¿Qué está pasando? ¿Que hay allá fuera?
—Es Kassia.
El nombre hizo que las dos meltran quedaran paralizadas en el sitio. Will no comprendía lo que estaba sucediendo y se incorporó asustado ante la repentina reacción de sus compañeras. —¿Laris? ¿Qué sucede? ¡Laris!
—De… Deculture. —exclamó finalmente Laris. —Lala…
—¡Voy!
El VF-19 aceleró a toda potencia. Ya no necesitaba del sigilo ni nada por el estilo. En poco menos de un minuto el caza volaba por estribor de la maltrecha fragata mientras la luz del poderoso reflector del tren de aterrizaje iluminaba los agujeros del casco destrozado..
—¡Hijos de puta! —gritó Lala por radio. —¡Han dañado severamente la nave de Kassia! ¡La han dejado fuera de combate y…!
El sonido de las balas se entremezcló con las descargas de interferencia. Un grupo de tres Nousjadeul-Ger se lanzaron sobre ella a una distancia que para cualquier otro piloto hubiese significado la muerte segura, pero Lala no era una piloto ordinaria.
En un sola maniobra que combinaba evasión y ataque, pasó de modo caza a robot mientras esquivaba los disparos con una facilidad casi sobrenatural. El cañón de su Gunpod escupió una certera ráfaga de balas sobre el primer desdichado que lideraba aquel grupo de enemigos, el resto se separó en direcciones opuestas en cuanto la armadura líder estalló en medio de una bola de fuego.
—Se metieron con las meltran equivocadas. —dijo apretando los controles.
El VF-19 volvió a modo caza y se lanzó en persecución de los dos piratas, quienes huyeron rápidamente hacia donde se llevaba a cabo el combate principal.
Todo el cristal frente a Lala se llenó de violentas explosiones a medida que se internaban más y más en aquel campo de escombros que habia llegado junto con Trinity. Abatió a una de las armaduras y tras evadir una andanada de misiles se preparó para derribar al otro. El ataque fue tan repentino que apenas pudo esquivar las ráfagas azules que pasaron a escasos metros de su cabina. Lala hundió la palanca y forzó a su nave a hundirse entre la chatarra mientras giraba violentamente en espiral para evadir los disparos del enemigo a sus seis. En cuanto su radar enganchó el blanco vió con sorpresa que se trataba de uno de los VF-117 de la NUNS.
—¡Debura!
El caza volvió a abrir fuego y Lala se vió obligada a virar una vez más para esquivar el fuego.
—¡Laris! ¡Los de la NUNS me están disparando!
En el transporte, Nina golpeó violentamente el tablero de control frente a su asiento. —¿Que mierda estan haciendo esos idiotas? ¿No se dan cuenta que estamos de su lado?
Laris sacudió la cabeza. —Evidentemente no… deben haber perdido su cadena de mando y están luchando con desesperación contra todo lo que ven… con este Jamming y la confusión general… me imaginé que esto podía llegar a pasar.
—¿Qué hacemos entonces? —exclamó Will. —Si esto sigue así…
El VF-117 lanzó sus misiles en una andanada hacia el blanco que se escurría entre los escombros como nada que hubiese visto antes. Las espirales de las mortales armas se proyectaron en todas direcciones mientras las cabezas de guerra trataban de seguir los intrincados movimientos del escurridizo blanco que parecía desafiar las leyes de la física con cada giro cerrado que realizaba. Una estela de fuego se formó detrás del VF-19 mientras los misiles explotaban a su alrededor.
Lala no sabia que hacer. ¿Devolver el fuego? Aquello no estaba previsto en ninguno de los planes de contingencia. Se suponía que la NUNS estaba al corriente de los planes de vuelo de Unity en la zona… pero aquello… aquello no tenía sentido.
—¡Debura! —exclamó tomando finalmente una decisión mientras giraba en redondo transformándose nuevamente en robot.
El VF-117 explotó apenas estuvo delante de la mira de su Gunpod sin que siquiera hubiese podido apretar el gatillo.
—¿Que demonios…? —exclamó.
—¡Lala!
La voz, distorsionada por la estática y todo, era tan reconocible que el corazón de la guerrera dió un vuelco de alegría.
—¡Triss! —exclamó dándose vuelta rápidamente.
El Queadluun Rau negro se detuvo a unos pocos metros del VF-19, quien todavía tenía el GunPod desplegado y listo para disparar.
—¡Sensei! ¿Qué hace aquí? ¿Qué está pasando? —exclamó la voz de la joven guerrera por en enlace seguro que todas las naves de Unity tenían cifrados para comunicaciones cercanas.
Lala bajó el arma. —No lo sé, acabamos de salir de DEFOLD y nos encontramos en medio de una batalla… ¿Kassia y las chicas…?
—Perdí a casi todo el escuadrón. —dijo Triss con la voz cargada de pesadumbre. —Hicimos todo lo que pudimos pero… pero…. eran demasiados.
—Calma Triss… estoy segura que diste lo mejor de ti… ¿Estás herida?
El Rau estaba seriamente dañado pero parecía mantenerse obstinadamente entero de alguna misteriosa forma. Uno de los brazos había perdido gran parte de su blindaje mientras el resto de la armadura presentaba abolladuras y quemaduras de láser por toda la superficie del metal.
—Estoy… bien creo. —dijo la joven. —Ya no tenemos munición, estamos defendiendo la nave de Kassia de los ataques de misiles, pero ahora los de la NUNS comenzaron a dispararnos también.
—¿Oíste eso? —dijo Lala por la radio.
La voz de Laris se escuchó cargada de estática. —Si y me gustaría no haberlo hecho… enviaré a Nina para que ayude en la defensa de la fragata.
—¿Nina está aquí? —preguntó Triss con la voz emocionada.
—Retrocede hasta la fragata. —ordenó Lala haciendo que su robot señalase la oscura silueta de la nave destacada entre las explosiones que la rodeaban. —Reúne a las chicas y háganse fuertes con Nina en esa posición, protejan a Kassia a como de lugar.
—¡Entendido! —exclamó la joven.
Nina saltó de su silla al escuchar la orden y tras apoyar sus piernas en el respaldo dió un fuerte impulso para salir disparada hacia el fondo del transporte. El acceso al VF-19 estaba abierto y solo le tomó unos segundos entrar por la escotilla. El perfume de Quinn invadió sus fosas nasales de inmediato, cosa que la hizo sentir un poco culpable por un instante. Tomó el casco de vuelo y comprobó que todo estaba en orden a su alrededor.
—¡Nina!
La cabeza de Will se asomó por la escotilla y la joven lo miró desafiante. —¿Que quieres?
—Recuerda que con el cristal de la cabina roto no puedes utilizar el modo Gerwalk ni Caza.
—Ya lo se idiota.
—No te enojes… solo quería asegurarme que estés bien. —respondió el chico rascándose la cabeza. —Ten cuidado.
—No necesito de tus consejos. —respondió la joven mientras se ponía el casco. —Será mejor que no molestes a Laris mientras yo no estoy.
—Te mantendré informada de lo que ocurre en el campo de batalla por el enlace dedicado. —dijo Will. —Buena suerte.
Antes que Nina pudiera responder la cabeza de Will había desaparecido por la escotilla. La chica hizo un ademán para llamarlo nuevamente pero lo pensó mejor y cerró la compuerta con un solo movimiento.
Will flotó hasta la cabina y se sentó junto a Laris mientras se ataba firmemente con las correas de seguridad.
—¿Todo listo allá atrás? —preguntó la meltran.
—Todo listo. —respondió Will. Una pantalla se desplegó frente a ellos y el rostro de Nina apareció en la cabina del VF-19. —Lista para despegar.
—¿Nerviosa? —preguntó el chico.
La guerrera le mostró los dientes. —No es la primera vez que salgo a combatir. —dijo secamente. —Ya he matado antes.
Will levantó ambas manos rindiéndose ante semejante argumentos.
—Estoy abriendo la compuerta de carga… prepárate. —dijo Laris activando el interruptor mientras comprobaba por las cámaras externas que no hubiera nada cerca de la nave.
El aire del interior del transporte fue aspirado y la presión equalizada mientras las luces rojas inundaban toda la cabina. Cuando todo estuvo listo Lagis levantó el pulgar y activó las compuertas.
Las gruesas hojas de acero se abrieron de par en par mientras el VF-19 de color oro y negro se elevaba lentamente desde el piso de la bodega. En cuanto se hubo alejado varios metros por sobre el transporte los propulsores en las piernas se activaron y el robot se dirigió a toda velocidad hacia las explosiones lejanas.
Laris cerró las compuertas y observó por el radar como Nina se dirigia hacia la batalla. —Ella lo decía en serio. —dijo activando los sensores.
—¿Eh? —preguntó Will sorprendido. —¿Que cosa?
—Lo de que ha matado antes. —respondió la Meltran. —No estaba tratando de impresionarte.
Will se golpeó el casco con la palma de la mano. —No quise ofenderla… es simplemente que no me pareció...
—La subestimaste.
El joven sacudió la cabeza. —No… no es eso… es que.
—Will… por si no lo recuerdas tú también te has manchado las manos con sangre hace menos de una semana.
La forma en que la guerrera dijo aquello golpeó con fuerza en la conciencia del chico. Era cierto, durante su escape del contenedor de la Río Grande había disparado contra aquellos piratas y a pesar que no se había detenido a pensar en ello, en el fondo de su ser lo sentía como algo pesado, algo de lo que no quería realmente hablar en aquel momento.
Laris observó con atención el rostro del chico a través del cristal del casco. —Todavía no lo has procesado por completo. —dijo suspirando. —La primera vez que matas a alguien debe ser un acontecimiento extraño para un humano… pero recuerda que Nina es Meltran. Una Meltran nacida en contacto con los humanos, pero una guerrera hecha y derecha por mérito propio.
—No… no había pensado en ello. —dijo al cabo de unos segundos.
—Nina desprecia a los humanos. —dijo volviendo su mirada hacia el radar. —No es un sentimiento completamente desconocido en los Zentradi, como ya te habrás dado cuenta, pero el hecho que hayas hecho allá afuera lo que hicistes… bueno, a los ojos de esa chica no eres un completo inútil. —dijo esbozando una sonrisa.
—Uh… ¿Gracias? —respondió el joven torciendo la cabeza.
—Solo… no la subestimes. —aconsejo Laris. —Lo digo por tu bien…
—Lo tendré en cuenta. —respondió Will cruzándose de brazos. —Ah… está a punto de llegar a la posición de Lala. —exclamó señalando el radar.
Nina voló a toda la velocidad que le permitía su modalidad robot hasta llegar a la silenciosa mole de la fragata de Kassia. Ver aquella forma conocida en tan mal estado hizo que su corazón se estrujara de pena.
—Esos hijos de puta van a pagar por todo lo que hicieron. —dijo.
Un grito conocido en la frecuencia segura hizo que dirigiera la vista hacia dos fuentes de calor que se acercaban por la proa de la fragata.
—¡Sempai! —gritó Triss frenando con toda la potencia de sus retropropulsores. Otro Queadluun Rau la seguía de cerca y se detuvo tras ella a pocos metros de ambas.
—¡Triss! —exclamó Nina reconociendo a su amiga. —¿Estas bien? —preguntó viendo el calamitoso estado de ambas armaduras.
—Agotada, pero viva. —respondió. —Estas mierdas estan por todos lados y ahora los inútiles de la NUNS han comenzado a disparar contra nosotras también…
—¿Kassia…?
—No lo sabemos. —dijo la otra Meltran desde la la armadura tras Triss. —La última comunicación con ella fue justo antes del FOLD… desde entonces las comunicaciones con la fragata se han interrumpido.
Nina levantó el rifle y señaló la silenciosa nave. —Defenderemos esta posición por el momento. Lala se encargará de los piratas.
Triss hizo que su robot mirara hacia el campo de batalla. —Son demasiados y además… Espera un segundo…—dijo de pronto volviéndose hacia Nina. —¿Ese no es el VF-19 de Quinn? ¿Cómo es que….? ¿Sabes algo de ella?
—Es una larga historia. —respondió la joven guerrera. —¿Es esa la Rainbow entonces? —preguntó señalando la oscura silueta a la distancia.
—Si, todos quedamos atrapados en la misma burbuja WARP cuando esos piratas trataron de escapar con el reactor de la Rainbow.
—El… ¿El reactor de la Rainbow? —preguntó asombrada.
—No eres la única con historias que contar. —respondió la meltran con una sonrisa. —no sabes el caos que se desató en la fragata cuando se metieron unos micrones de la Rainbow como polizontes.
Nina estaba a punto de preguntar algo cuando las alarmas de proximidad se dispararon: casi medio centenar de misiles se dirigian hacia ellas, interrumpiendo descortesmente la reunión de las jóvenes.
—Seguiremos en otro momento. —dijo Triss desplegando sus cañones.
—¿Cuantos…? —preguntó Nina.
—Treinta y cuatro derribos. —respondió la joven
—No está mal… Lala debe estar orgullosa de ti.
Ambas chicas abrieron fuego simultáneamente y debieron dejar la charla para más tarde.
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Los últimos focos de incendio fueron extinguidos en el puente de mando de Trinity justo cuando Red culminó su análisis.
—Los cálculos preliminares están listos. —informó la IA .Tenemos energía suficiente para escapar de nuestra posición actual… tiempo estimado para salto… setenta y tres minutos —dijo desplegando la información delante de Greg.
El pirata observó los datos con una mueca. —¿Es lo mejor que tienes?
—¿En el reino de lo remotamente posible? Si. —respondió la IA.
—Nos tendremos que arreglar con eso… ¿Que me dices de los invitados recién llegados?
La pantalla se dividió en dos y una imagen de video apareció en una de ellas. —Detectamos un DEFOLD a una distancia de un centenar de kilómetros. Es un transporte con registración civil, pero han apagado sus balizas y comunicaciones desde hace varios minutos.
—Civil mis pelotas. —respondió Greg. —Pero mientras se mantengan a la distancia no es mi problema, pero mantenlos vigilados… ¿Y de la otra nave…?
—Ha salido de la parte posterior de la Rainbow. —informó Red. —No existían registros de nada parecido en la base de datos de la Colonia, debió de ser algo mantenido en el total de los secretos.
Greg contempló la imagen de la GoldPot en la pantalla. —Mantener una nave de ese tamaño en secreto… no se podía esperar menos de la famosa Capitán Kyle, apesta a conspiración de Unity esa cosa.
Red señaló la trayectoria de la nave en el radar. —Se están alejando de nosotros, es posible que no posean armas ofensivas e intenten escapar.
—Nunca asumas nada, esa es la primera regla si quieres llegar a viejo. —dijo el pirata. —¿Como va la batalla?
El holograma central se desplegó en todo su tamaño mostrando el caótico campo de batalla. —Han llegado más escuadrones desde las fragatas de la NUNS pero nuestras tropas ya han alcanzado las primeras líneas defensivas. No deberían resistir mucho una vez que neutralicemos sus cañones de largo alcance.
—No hay tiempo para estrategias, es hora de la distracción final. ¿Puedes sacarnos de aquí?
Red asintió. —Si, pero solo tengo energía para crear una burbuja minúscula.
—Lo que significa que tendremos que deshacernos de un poco de equipaje primero… oh bien, al fin y alcabo no me había encariñado tanto con ellas…. Red.
—Si señor.
—Purga el uno y el dos; máxima potencia.
—A la orden.
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Lala dirigió su caza hacia la concentración de enemigos y lanzó sus misiles contra los blancos que en ese momento habían comenzado a atacar una de las fragatas de la NUNS que habían quedado a la deriva tras sufrir daños catastróficos en su casco.
Las armaduras piratas interrumpieron su ataque para defenderse de los misiles mientras Lala pasaba velozmente entre ellos sin molestarse en disminuir la velocidad. Dos armaduras estallaron alcanzadas por los precisos disparos de la guerrera.
Cuando el VF-19 viró alrededor de la fragata una docena de misiles enemigos ya estaban en su persecución implacable. Si los habían disparado los piratas o los VF-117 que trataban de defender su nave nodriza, era algo imposible de saber.
Esquivó los misiles hasta que explotaron de forma inofensiva tras la estela de su reactor, entonces concentró sus esfuerzos en derribar la mayor cantidad posible de piratas. No podía ignorar por completo a las tropas de la NUNS, pero evitó dispararles con la esperanza de que eventualmente comprendieran de qué lado estaba aquel VF-19.
Lala era una máquina mortal de destrucción y rápidamente despejó los alrededores de la destrozada fragata de enemigos, pero era solo una pequeña oleada, más estaban llegando mientras los cañones de su GunPod se enfriaban y algunos de ellos portaban lanzamisiles de clase capital. Esas cosas eran muy peligrosas incluso con impactos indirectos. Al menos comprobó con satisfacción que los artilleros habían dejado de dispararle; era hora que se dieran cuenta de que lado estaba.
Reemplazo el cargador de su rifle y se lanzó nuevamente al combate tratando de interceptar la lluvia de misiles que se dirigía hacia la indefensa nave de la NUNS pero detuvo su carrera en cuanto sus sensores detectaron las explosiones.
—De-¡Debura! —exclamó mientras su HUD se llenaba de avisos de emergencia.
Toda la parte superior de Trinity quedó envuelta en una cadena de explosiones que lanzó esquirlas de metal por todo el campo de batalla. En cuanto el humo y el vapor se disiparon vió con asombro como las dos enormes naves clase Nupetiet-Vergnitzs que formaban la parte superior de aquella monstruosa nave se habían separado de la estructura de metal que las unían.
Ahora ambas naves avanzaban a toda potencia una junta a la otra como dos enormes torpedos titánicos, llevándose por delante a piratas y aliados por igual, destruyendo todo a su paso.
—¡Haganse a un lado! —gritó Lala por la radio, pero con tantas interferencias y el caos resultante era inútil.
La Nupetiet-Vergnitzs de babor impactó de lleno contra la fragata dañada, aplastandola como si fuera un insecto en el parabrisas de un vehículo. La explosión de la pequeña nave apenas hizo un agujero de tamaño mediano en la proa del monstruo color gris verdoso.
—¡Hijos de puta!
La otra parte de Trinity se separó un poco de su par y dirigió hacia el resto de la flota, quienes prontamente se apartaron de la trayectoria suicida de la misma, pero eso también había sido previsto por Greg.
Las dos enormes naves estallaron simultáneamente en medio de lo que quedaba de la flota del Destacamento de Exploración Profunda.
La titánica explosión resultante alcanzó tanto a piratas como los desprevenidos pilotos de la NUNS quienes jamás había visto algo como eso. Las pocas fragatas que quedaban recibieron de lleno la terrible onda expansiva y sus cascos colapsaron ante la avasalladora presión. Dos de ellas explotaron segundos más tarde ante los gritos de victoria de los piratas que quedaban vivos alrededor de aquel infierno.
Cuando el humo se dispersó solo quedaba una de las fragatas, única superviviente del desesperado plan de Greg, ahora más que nunca resuelto a escapar con vida de aquel terrible lugar.
—¡Lala! —gritó Laris por la radio. —¡Lala! ¡Responde!
Tras una angustiosa espera una voz entrecortada se escuchó en los parlantes del transporte para el alivio de Laris y Will quienes habían contenido el aliento por todo ese tiempo.
—Estoy bien. —dijo la voz de Lala. —Algo maltrecha pero viva.
—¿Que ha sucedido? —preguntó Will.
—Han destruido casi por completo a las fuerzas de la NUNS, todavía quedan un centenar de piratas ahí afuera y no… ¡Debura!
El sonido de los disparos hizo que la transmisión se cortara de pronto en medio de una explosión de estática.
—¡Lala! ¡Maldición! —exclamó Laris lanzando un puñetazo. —¡Tenemos que hacer algo para ayudarla…! ¡Nina!
La señal de radio de la joven no era diferente. Las explosiones y los disparos se escuchaban entre descarga y descarga de interferencia. —Estamos… aguantando. —dijo la voz entrecortada de la joven guerrera. —No… ¡No podrán salirse con la suya!
Laris y Will se miraron desesperanzados.
—Esto… no va bien. —dijo la guerrera sacudiendo la cabeza.
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—Esto no va bien. —dijo Amanda contemplando la gigantesca explosión. —Esos hijos de puta destruyeron a casi todas las naves de la NUNS…
Quinn golpeó la pared de metal con su puño desnudo. —¡Malditos! —exclamó. —¿No hay nada que podamos hacer?
—Virya. —dijo Funes abriendo los ojos. —¿Donde esta ella?
Cinthya y Matt se volvieron hacia el Zentran. —Ella… ella quedó en la Rainbow. —dijo el joven pelirrojo.
Cinthya se llevó la mano al pecho. —Dijo… dijo que iba a salir a luchar ¿Que le habrá sucedido?
Amanda se giró hacia los jóvenes. —Explicate. ¿Cómo es eso que Virya iba a salir a combatir? ¿A qué te refieres?
—Tenía un Rau. —dijo Quinn. —No se de donde lo sacó pero estaba a los mandos de uno y estaba armada.
Matt miró a la mujer a los ojos. —Amanda… ¿Es verdad lo de Ralph y Midori?
Kyle asintió en silencio mientras Cinthya cerraba los ojos en evidente muestra de dolor. —Si. —dijo finalmente. —Me temo que Ralph se sacrificó por todos nosotros.
—Midori… Midori fue quien le proporcionó esa armadura a Virya. —dijo Matt bajando la vista. —Ella depositó toda su fe en sus habilidades pero…
—¿Pero? —preguntó Quinn.
Antes de que el joven contestase, Funes levantó una mano. —Es claro que algo no está bien con nuestra famosa guerrera. —dijo el Zentran cerrando los ojos. —Me temo que no estoy al tanto de la historia completa, pero algo me dice que su aparición en este lugar y en este momento no fué una experiencia del todo…. "normal".
—Ni que lo diga. —respondió Cinthya. —Todavía no comprendo ni la mitad de todo lo que vivimos desde que abandonamos la Rainbow dentro de Harmony.
Funes se cruzó de brazos pensativo. —Amanda. —dijo al cabo de unos segundos.
—Dime.
—¿Estás segura que es una buena idea liberar a Virya allí fuera? —preguntó.
Los demás se miraron confundidos. —Eso… eso es exactamente lo mismo que opinó Ralph cuando estábamos en el Onsen. —dijo Cinthya recordando aquello.
—¿A qué te refieres? —preguntó Quinn.
Evans miró al Zentran y sacudió la cabeza. —Me imagino que se refería a que Virya, si es que en realidad estamos hablando de la misma meltran, es un Zentradi que no ha sido expuesto a la Cultura. Si sale a combatir lo hará contra todos, incluso contra las fuerzas de la NUNS y nuestras misteriosas aliadas del Campo.
Aquella idea cayó como un balde de agua fría en la cabeza de todos.
—Esa Meltran tiene una capacidad increíble. —afirmó Amanda. —Estamos hablando de alguien con habilidades de combate que podrían rivalizar con la de los ases de la Primera Guerra Espacial… su intervención podría salvar la vida de todos nosotros.
El nombre de uno de esos ases, específicamente de un as meltran en particular, vino a la cabeza de todos casi de forma unánime
—Santo Dios. —exclamó Gray dándose la vuelta desde el puesto del timonel. —¿Tan buena es?
—Oh si. —respondió Funes. —Y algo me dice que sus habilidades no han mermado un ápice en todos estos años… lo que hace que este dilema sea aún más importante, así que… ¿Creen que es sensato liberar todo su potencial allá fuera…?
El silencio se hizo de pronto en todo el puente de mando. Todos comprendian lo que podía significar aquello.
Evans miró a su Capitán y dijo lo que la mayoría estaba pensando y no atrevía a decir en voz alta. —Esta nave tiene capacidad FOLD… ¿Verdad? Huir es una de nuestras opciones. —dijo.
Amanda permaneció de pie frente al radar viendo como los contactos aparecian y desaparecian entre las explosiones del campo de batalla. —Puede haber cientos de hombres heridos ahí fuera… pilotos eyectados o tripulantes atrapados en cápsulas de escape de las naves de la NUNS… no voy a abandonar a esos hombre y mujeres a una muerte segura… no mientras aún podamos hacer algo por ellos.
Gray sonrió y volvió su mirada hacia los controles de la nave. —No podía esperar menos de ti, Kyle. —dijo satisfecho.
Funes suspiró. —Así que Virya es, al fin y al cabo, nuestra única esperanza.
—¿Pero como podriamos comunicarnos con ella? —preguntó Quinn. —¿No podemos advertirle sobre nuestros aliados?
—La mente de Virya es… peculiar. —afirmó el Zentran. —Y creo adivinar que su ausencia en el campo de batalla se debe a que en estos momentos está luchando su propia batalla interna.
—¿A qué te refieres? —preguntó Amanda.
—A que tendremos que darle un pequeño empujoncito desde aquí. —respondió Funes.
Tass sacudió la cabeza. —Con los niveles de ruido e interferencia eso es…
—No me refiero a la radio por supuesto…. Matt… Cinthya… y tu también Mina, necesitaré de vuestra ayuda.
Los jóvenes se miraron entre sí confundidos. —¿Nuestra ayuda? —preguntó Mina. —¿Cómo podríamos nosotros...?
—Con algo de magia claro. —dijo el Zentran guiñando un ojo.
—¿Magia? —preguntó Rebecca.
—«La magia es solo ciencia que no entendemos aún» —respondió Evans. —Arthur C Clarke. ¿No?
—Exacto.
Amanda se cruzó de brazos. —¿Qué planeas hacer?
—Planeo usar la sangre de Matt.
El silencio se volvió tangible en el puente de mando. Tass se puso de pie lentamente. —Alpha Bombay. —dijo ante el asombro de Evans. —¿Cómo puede la sangre de Matt…?
—Usaremos el poder que encierra su sangre para llegar a la mente de Virya. —explicó el Zentran. —Pero esa sangre por sí sola no posee la fuerza para llegar hasta donde queremos… así que utilizaremos la capacidad de resonancia para amplificar su alcance, es por eso que necesitamos a Cinthya y a Mina.
Las dos jóvenes se miraron confundidas.
Evans se llevó una mano a la cabeza como tratando de ordenar sus pensamientos. —¿Estas diciendo que vas a usar un canal de datos dimensional? ¿Crearás un vínculo utilizando la afinidad de Matt con la Sound Energy y amplificaras su energía a través de la resonancia con Mina y Cinthya?
—Así es.
—Ojalá tuviera mis instrumentos para documentar eso. —dijo el hombre suspirando. —Lo que tratas de hacer es…
—Magia… ya lo dije antes. —dijo el hombrecillo encogiéndose de hombros.
Mina se adelantó a donde estaba Funes junto a la inspectora. —¿Pero por qué yo…? Yo no tengo esa sangre de la que hablan.
El Zentran la señaló con el dedo. —Ustedes tres están unidos fuertemente por el destino, de forma similar a como yo lo estoy con Virya… necesitamos usar ese vínculo para potenciar nuestra ayuda.
Fue el turno de Amanda de suspirar profundamente. —Haslo. —dijo clavando la mirada en los ojos del Archivista. —Aunque tengas que dibujar un pentagrama con tiza en el piso del puente de mando, no me importa… sea lo que sea… necesito que lo hagas ya mismo.
Funes dejó escapar una risita. —No hace falta de métodos tan… arcanos. —dijo volviéndose hacia Quinn. —¿Podrías empujarme hacia el centro del puente de mando?
La guerrera empujó la silla hasta donde quería Funes, seguidos de Mina, Matt y Cinthya.
—Ahora bájame al piso.
La poderosa guerrera levantó con facilidad el pequeño cuerpo del Zentran y lo depositó con cuidado en el suelo. Funes hizo una mueca de dolor pero no emitió queja alguna.
—Ahora. —dijo dirigiéndose hacia los jóvenes. —Siéntense alrededor mío y tómense de las manos… así, como formando un triángulo a mi alrededor.
Así lo hicieron los chicos mientras Quinn se alejaba y volvía junto a Amanda.
—¿Crees que funcione? —preguntó.
La mujer de cabello azul se cruzó de brazos y no respondió. Tenía la vista fija en aquella especie de ritual incomprensible que se estaba desarrollando en el medio del puente de mando de su nave.
Las luces del puente se atenuaron y todos guardaron silencio mientras Funes cerraba los ojos en medio del círculo.
—Dicen que el universo es un lugar silencioso, que en el espacio no hay sonidos… nada más lejos de la realidad. —dijo el Zentran con voz profunda. —Todo lo que está vivo, todo lo que tiene o emite energía en este cosmos tiene una voz, pero lo que pocos saben es que todo lo que tiene una voz, también puede escuchar.
Sobre ellos, una especie de tenue resplandor comenzó a manifestarse sobre sus cabezas. El aire se volvió un poco opaco, como una substancia gelatinosa que temblaba en la presencia de ondas invisibles
—Eso es… —dijo Tass abriendo los ojos como platos.
—Es un espejismo de Energía Dimensional. —explicó asombrado Evans. —Nunca había visto uno manifestarse fuera de una burbuja WARP.
—Silencio. —ordenó Amanda.
Una serie de corpúsculos empezaron a aparecer sobre aquella especie de borrón en la realidad. Eran pequeños granos de muchos colores, como células palpitantes que latian al ritmo de una fuerza invisible. Cada vez mas y mas de estos puntitos aparecieron en la burbuja.
Lentamente los puntos de luz se agruparon en conjuntos de color, cada vez más juntos hasta que una imagen comenzó a formarse.
—Esa es… —comenzó a decir Amanda.
—Virya. —exclamó Quinn apretando los puños.
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Dentro de la cabina del Queadlunn Rau una silenciosa Meltran permanecía paralizada en los mandos de la peligrosa máquina de guerra.
Lo único que denotaba que la figura tras los mandos estaba viva era el rítmico subir y bajar de los pechos desnudos a medida que la respiración regular de la guerrera lanzaba pequeñas nubes de vapor en la oscura cabina.
Aquello no tenía ningún sentido.
Virya había explorado las memorias de Midori en busca de una respuesta, pero tras un tiempo que pareció eterno (¿Acaso podía llevar la cuenta del tiempo dentro de las profundas cavernas de la memoria?) se dió cuenta que sin tener la pregunta adecuada jamas podria obtener las respuestas que necesitaba.
¿Cuál era aquella pregunta? ¿Que era lo que quería saber de sí misma? ¿Qué misterio se encontraba más allá de su propia existencia?
Se descubrió indagando cada vez más profundamente en aquellos registros atemporales, convirtiéndose en un espectador silencioso de la vida de aquellos dos micrones completamente desconocidos.
Virya revivió la historia de Ralph y Midori, de cómo se conocieron y cómo su amor creció entre los molinos de Star Hill en el lejano planeta Eden.
Era tal y como habían afirmado esos dos micrones: era una vida sin guerra ni conflictos, algo que escapaba por completo a la comprensión de la meltran.
Y sin embargo no podía dejar de verlo.
Estaba fascinada y confundida a la vez. Toda una cascada de nuevas sensaciones y experiencias bombardeaba sus sentidos, apabullandola en un estado de inmovilidad absoluta.
Aquellos micrones aparecían en el universo sin motivo aparente, sin mandatos, sin objetivos… sin enemigos. Virya comprendió que a diferencia de ella, cada uno de ellos creaba su propio destino, buscando y fijando sus propias metas y que sus vidas estaban marcadas no por la guerra, sinó por la búsqueda constante de algo más allá.
Pero… Entonces… ¿Que estaba buscando ella?
Miró más allá de la cabina del Rau y vió que frente a ella, flotando sobre los controles de la armadura, una especie de espejismo había comenzado a formarse a escasos metros de su nariz. La nube de puntos luminosos tembló y se sacudió a medida que una imagen palpitante comenzaba a formarse frente a sus ojos.
Eran Matt y Cinthya, los cabellos rojos del micrón eran inconfundibles… pero también vió a otros dos micrones desconocidos junto a ellos dos en una especie de pose o actitud extraña. Matt, Cinthya y una micrón de cabellos dorados formaban una especie de triángulo alrededor de un cuarto individuo, pero este extraño personaje era muy diferente a los demas… parecia… alguien familiar.
Los corpúsculos danzantes de la imagen no permitian apreciar muchos detalles. Virya quiso estirar la mano para tocar la imagen pero su cuerpo seguía paralizado. Supo de inmediato que aquel espejismo era inalcanzable y no podía comunicarse con ellos aunque lo quisiera.
Aquel grupo de micrones tenía los ojos cerrados y parecían dormitar. ¿Seria algun tipo de ejercicio? ¿Tal vez la interfaz de alguna clase de nave o…?
No, aquello no podía ser. Cinthya y Matt habían dicho que no eran guerreros. Lo que estaban haciendo no tenía nada que ver con la batalla y sin embargo… sin embargo Virya no podía sacarse de la cabeza la idea de que esos extraños micrones la estaban ayudando.
¿Y que había hecho ella por ayudarlos a ellos?
Su cuerpo seguía paralizado. Las manos apretando los controles de la armadura como garras de acero. ¿Por que no podía salir a combatir? Si tan solo pudiera…
Virya apretó los dientes tan fuerte que crujieron.
Sin nada mejor que hacer, cerró los ojos para alejar su mente de aquella extraña imagen.
Y los abrió en otro mundo.
¿Cómo sabía que era otro mundo? Reconoció el lugar por los recuerdos de Midori, pero a diferencia de aquellos, esta vez no veia a traves de los ojos de la IA, ahora ella misma estaba dentro de aquel lugar.
Un cielo (¿Cielo?) azul se extendía sobre su cabeza hasta el infinito. Su mente le decía que aquella era la atmósfera vista desde la superficie de un planeta (Virya había visto planetas desde lejos, pero nunca había descendido a uno y menos con una atmósfera respirable) Todo lo demás a su alrededor era nuevo para ella, pero esta vez tenía palabras con las que llamarlos. Montañas, árboles, colinas y césped, molinos de viento.
Star Hill.
Una rafaga de viento (¿Viento?) hizo que la guerrera se volviese hacia los blancos molinos que giraban incesantemente en el pequeño observatorio que coronaban aquella colina alargada. Su vestido (¿Vestido?) rojo se agitó en la brisa, una bandada de pájaros cruzó el cielo aprovechando la corriente ascendente de aire.
La meltran se cubrió los ojos con la mano para protegerlos del cálido sol del verano. Entonces vió las dos siluetas recortadas contra el infinito azul del cielo.
—¿Quien…?
Ralph y Midori la observaban tomados de la mano. La joven llevaba un vestido de verano de gasa blanca y un ancho sombrero el cual sujetaba con una mano mientras que con la otra sostenía la enorme mano del obrero.
Supo de inmediato que era asi como esos dos debian verse cuando eran micrones. Ralph vestía una simple camisa (¿Camisa?) blanca y pantalones Jeans azules.
—Debes estar muy confundida por todo esto. —dijo Midori quitándose el sombrero. Sus cabellos rosados se agitaban al viento.
—Hemos venido para ayudarte una última vez. —exclamó el hombre con una sonrisa. —Aunque a decir verdad… es algo que hacemos a petición de ellos.
Virya siguió con la vista la dirección en la que señalaba Ralph y vió la misma nube de corpúsculos flotando sobre sus cabezas. Los rostros de los micrones realizando aquel misterioso ritual podían verse claramente contra el cielo despejado de nubes.
—¿Qué sucede? ¿Dónde estamos? —preguntó sin comprender nada.
Ralph se rascó la parte de atrás del cuello. —Es… es algo difícil de explicar. —dijo haciendo un gesto con la cabeza.
Midori soltó la mano de su amado y caminó hasta quedar a unos pocos pasos de la confundida Virya. —Escuchame. —dijo tomando las manos de la guerrera. —Se que hay muchas cosas que te resultan desconocidas y estoy segura que podrás descubrirlas con el tiempo, pero ahora mismo hay algo que necesitas saber de inmediato.
La meltran levantó la cabeza y miró los ojos claros de la joven. —Mi cuerpo… es decir tu cuerpo…
—Ahora es todo tuyo. —respondió Midori con una risita. —Yo ya no voy a volver a necesitarlo. En segundo plano Ralph asintió con melancolía.
—Estoy… estoy paralizada. —dijo. —¿Acaso hay algo malo con mi cuerpo? —preguntó.
—Por supuesto que no —exclamó Midori dando un paso hacia atrás.
—No comprendo… ¿Entonces…?
—Virya. —Ralph se cruzó de brazos mientras miraba a la guerrera del vestido rojo. —¿Recuerdas cuando hablamos sobre las cadenas de la Protocultura?
—¿Cadenas?
—Las que te convirtieron en una esclava. —dijo Midori. —Las cadenas que tus creadores ataron alrededor de los cuerpos de todos los Zentradis en la galaxia.
La meltran asintió en silencio. Si, lo recordaba muy bien.
—Tu cuerpo ahora está libre de esas cadenas. —dijo la joven levantando los brazos. —Pero no así tu mente. Tu quieres luchar porque aun estas bajo el dominio de esas mismas ataduras y tu nuevo cuerpo está tratando de protegerte.
—¿Protegerme? —preguntó confundida Virya.
—Algunas veces tu propio cuerpo te recuerda que ciertas cosas no son muy buenas ideas. —dijo Ralph rascándose la cabeza.
Virya. —dijo Midori. —Lo que Ralph quiere decir es que la voluntad de luchar debe salir de tu propio corazón. —dijo colocando sus manos sobre el pecho de la guerrera. —Tu ahora eres libre de decidir por quien luchar, a quien proteger. Ya no eres un arma creada para la guerra, eres un ser completamente independiente que elige sus propias batallas. Si vas a proteger a alguien, si realmente vas a continuar luchando, será porque tu lo haz decidido. Ningún condicionamiento mental o físico, por más poderoso que sea pueden obligarte a hacer lo que no quieras.
—Proteger. —murmuró Virya bajando la vista. —¿A quien…? Todos mis compañeros han desaparecido… mis camaradas, mi flota… ¡Estoy sola!
Midori sonrió. —¿Estás segura? —preguntó retrocediendo unos pasos.
La guerrera levantó la cabeza en dirección a la imagen fantasmal que flotaba sobre el cielo. —Ellos son micrones… extraños, podrían ser mis enemigos si no fuera por…
Un gesto del micrón que estaba en el centro de la imagen captó su atención. El personaje parecía estar bajo una gran presión. Enormes venas se marcaban en su cabeza calva y todo su cráneo parecía latir con violentas pulsaciones.
—El viejo Funes está casi al límite. —dijo Ralph sacudiendo la cabeza. —Pero aun asi el no te abandonará, a fin de cuentas vino especialmente hasta la Rainbow para estar cerca de ti.
Funes. El nombre resonó en la cabeza de Virya como un trueno. ¿Donde había escuchado ese nombre antes? Matt y Cinthya lo habían mencionado cuando se encontraron con ella en el centro de la anomalía… habían dicho que ese tal Funes era también conocido como…
—Funes es Exedore. —dijo Midori. —Es uno de tus compañeros, Virya. Ha atravesado toda la galaxia para reunirse contigo tras esperar todos estos años.
Virya cayó de rodillas sobre la hierba.
—¿Lo comprendes ahora? —preguntó Ralph. —Nunca has estado completamente sola.
La guerrera levantó la vista hacia la imagen del cielo. Si, aquel Zentran no podía ser otro que Exedore. incluso con los cambios de su micronización aún podía reconocer las duras facciones de ese rostro cansado.
—Exedore… entonces… entonces… ¿Maya también...?
Ralph y Midori se miraron en silencio. —No lo sabemos. —respondió la joven volviendo la cabeza hacia la guerrera. Eso tendrás que descubrirlo por tu misma.
—No puedes quedarte quieta y esperar que sucedan las cosas. —agregó el obrero con una sonrisa. —hasta lo milagros necesitan algo de voluntad para realizarse.
—¿Milagros? ¿Que es un milagro? —preguntó Virya.
—Lo sabrás cuando lo veas. —afirmó Midori tomando la mano de Ralph. —Es hora de irnos.
—¿Irse? ¿Irse a donde…? No comprendo…
Ralph volvió a rascarse el cuello. —No es un lugar… tampoco un tiempo. —dijo inseguro.
—Es estar junto a la persona que amas por siempre. —respondió Midori.
—Por... siempre. —repitió Virya.
—Buena suerte allá fuera. —dijo Ralph levantando la mano. —Cuida de Matt y los demás por nosotros ¿Nos lo prometes?
Virya se puso de pie lentamente. —Yo… lo intentaré. —dijo insegura.
—Adiós Virya, hasta que volvamos a vernos. —exclamó Midori mientras la luz aumentaba en intensidad hasta que la meltran ya no pudo tener los ojos abiertos.
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Funes no pudo soportar más y cayó hacia atrás con un gemido. Matt lo sostuvo como pudo y evitó que la enorme cabeza del Archivista golpeara el piso.
—¡Funes! —exclamó Mina sosteniendo ella también el pequeño cuerpo. —¡Resiste!
El hombrecillo abrió lentamente un ojo y miró a la joven de cabellos rubios. —Lo… ¿lo sintieron...?
Cinthya tenía lágrimas en los ojos. —Ralph y Midori. —dijo secándose las lágrimas. —Yo… yo los sentí, sentí su felicidad. —dijo.
Matt y Mina también estaban llorando. Todos ellos lo habían sentido en sus corazones.
Los demás presentes miraban la escena en silencio. No comprenden del todo lo que había pasado, pero de alguna forma sentian que habia pasado algo maravilloso.
—Miren. —exclamó de pronto Amanda.
Aquella especie de proyección dimensional aún persistía en el aire por sobre las cabezas de Cinthya, Matt, Mina y Funes y aunque había comenzado a esfumarse lentamente aún pudieron ver la imagen inconfundible de Virya a los mandos de su armadura.
La guerrera tenía los ojos abiertos y la resolución marcada en el rostro.
—Ve. —dijo Funes señalandola con el dedo. —Cumple tu destino.
Antes que la imagen se extinguera del todo creyeron ver que la guerrera asentía con la cabeza.
El Queadluun Rau aceleró al máximo y abandonó el hueco que había quedado en la popa de la Rainbow con una explosión de luz esmeralda. La poderosa máquina de guerra se zambulló entre las estrellas y rápidamente viró para dirigirse hacia las familiares explosiones y descargas de armas láser que estallaban a la distancia.
Solo le tomó un minuto a la veloz armadura cubrir aquella distancia. Virya no sabia quienes eran esos que luchaban alrededor de aquel campo de chatarra que había quedado tras la explosión de las dos enormes naves Zentradi, solo sabía que sus enemigos eran algo llamado "Piratas" o eso había dicho Midori.
Vió un puñado de Raus tratando de defender una precaria posición entre los pedazos de casco de una dañada fragata meltran. Estaban recibiendo fuego concentrado de varios puntos a la vez y no podrían resistir demasiado. Sin pensarlo un segundo más dirigió su armadura hacía aquel lugar.
—¡Me estoy quedando sin munición! —grito Triss por sobre el sonar de las alarmas de su cabina.
El VF-19 cambió de posición y cubrió a su compañera mientras dejaba que los cañones del único brazo que le quedaba se enfriaran un poco. —¡Son demasiados! —exclamó.
Nina disparó una rafaga del Gunpod y rápidamente se agachó antes que una andanada de proyectiles le arrancaran la cabeza a su robot.
—¿Dónde está Lala? —preguntó cambiando el cargador cuando los disparos se interrumpieron. —¿La ves?
—Allí. —dijo Triss señalando un puntito brillante que por momentos aparecía y desaparecía entre los restos de la batalla. —¡Tiene un escuadrón entero tras ella!
No se engañaba. En esos momentos una veintena de armaduras de combate perseguía sin tregua al VF-19 de Lala quien trataba desesperadamente de perderlos entre los obstáculos del caótico Campo de batalla.
—¡Debura! —gritó la joven asomándose una vez más para descargar una rafaga de disparos. En cuanto la cabeza de su Rau se asomó por el borde del casco destrozado su rostro se puso blanco. —¡Misiles! —gritó.
—¡Debura!
Las dos amigas se asomaron al unísono y trataron de destruir el enjambre de misiles que se aproximaba a toda velocidad hacia su posición. Lograron destruir los primeros con facilidad, pero una docena mas venia tras la segunda oleada.
—¡Son demasiados! —gritó Triss en el momento que su cañon se bloqueaba por el recalentamiento. ¡Nina!
La última bala abandonó el Gunpod del VF-19 y Nina supo que estaban muertas.
Entonces todo frente a ellas estalló en miles de pedazos.
Instintivamente Nina se cubrió usando el brazo del robot que tenia la barrera de defensa de energia. Cuando el resplandor cesó y los escombros dejaron de golpearla se encontró con una escena increíble.
Un Queadluun Rau como no había visto nunca se encontraba frente a ellas dándole la espalda.
—¿Pero que…?
La armadura desconocida aceleró a toda velocidad y partió hacia las concentraciones de enemigos que habían reanudado el fuego tras el ataque de misiles.
Ni Triss ni Nina podían creer lo que veían.
Los enemigos estallaban como por arte de magia al paso del Rau desconocido. Los movimientos eran tan repentinos, tan abruptos que las líneas que el escape del reactor dejaba tras sí formaban ángulos caprichosos.
Aquella armadura era imparable. A pesar de estar completamente rodeada de enemigos ninguno de ellos podía mantener las miras de sus armas sobre aquel blanco tan escurridizo. Uno a uno los piratas comenzaron a morir entre gritos de rabia y frustración, pero fue el miedo lo que pronto comenzó a dominar a aquellos hombres.
—¡De-Deculture! —exclamó Triss sin poder creer lo que estaba viendo. —¿Quien…?
—¿Quinn? —se preguntó Nina. —No… no es imposible… no se mueve como ella, es algo completamente diferente.
Mientras decían aquello, los piratas sobrevivientes del asedio a la fragata de Kassia tuvieron suficiente y comenzaron la retirada. Una veintena de armaduras salieron a toda velocidad hacia donde la solitaria Nupetiet-Vergnitzs se encontraba inmóvil sobre el campo de batalla.
—¡Vamos! —exclamó Nina en cuanto los disparos cesaron.
Triss asintió y ambas salieron de entre los restos hacia donde se encontraba la misteriosa armadura.
Virya apenas había entrado en calor. Su respiración era apenas un poco más intensa que de costumbre y su corazón latía apenas un poco más rápido de lo normal. Aquellos pobres diablos no había ofrecido casi resistencia a sus ataques.
Vió las armaduras que habían estado bajo asedio acercarse a una distancia prudencial. El Queadluun Rau negro estaba seriamente dañado, pero su ocupante había seguido luchando a pesar de todo. La otra armadura era extraña, Virya jamás había visto algo semejante. ¿Sería una armadura Micrón?
Los sensores de su armadura detectaron la amenaza de los misiles que se dirigían hacia ella desde algún lugar desde abajo. Virya chasqueó la lengua ante aquella pérdida de tiempo y se lanzó nuevamente al ataque.
Midori había hecho un trabajo increíble con aquella armadura. Cada movimiento del Rau estaba perfectamente sincronizado con su cuerpo. Podía hacer cosas que jamás había podido hacer con las armaduras que había pilotado antes. ¿Acaso esos micrones tenian tecnologia superior a la de sus creadores?
Sentía todo el poder desatado en la punta de sus dedos… no, la verdad es que sentía aquello en cada centímetro de su piel en contacto con el interior del Queadluun Rau.
Era como estar desnuda en el campo de batalla, pero cada vez que apuntaba sus manos a un enemigo este explotaba en miles de pedazos. Era un poder que no cualquiera podía poseer.
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—Cálculos completos. —anuncio Red cerrando las pantallas de datos que había desplegado alrededor de la torre de servidores. —Tenemos un vector de escape confirmado.
Greg asintió satisfecho. —¿Estas segura que no podrán seguirnos?
—Las probabilidades de rastrear un vector de salto a través de una nebulosa clase cuatro son del cero coma veinte por ciento.
El pirata miró la ruta propuesta en pantalla y gruñó disgustado. —Nos alejaremos demasiado de las rutas conocidas… corremos el riesgo de quedarnos sin provisiones o sufrir una avería en el medio de la nada…
—Aun así…
—Aun así es la mejor opción que tenemos. Prepara la energización de la burbuja.
La IA hizo una pequeña reverencia. —Entendido… pero antes debemos redirigir toda la energía disponible a las vainas de generación WARP
Greg sabía lo que eso significaba. —De acuerdo… al fin y al cabo ya causamos todo el caos que queríamos entre nuestros enemigos, no nos perjudicará en nada que los que quedan vivos ahí fuera recuperen las comunicaciones.
—También tenemos que descartar al Número Tres… no podemos generar una burbuja lo suficientemente grande para llevarnos toda la nave con nosotros. —informó la IA
—Da prioridad a las vainas FOLD y vigila que nadie se entrometa esta vez, quiero que nada nos desvíe de la ruta planeada.
—Entendido.
Red desactivó los emisores de interferencias y redireccionó toda la energía hacia los sistemas en preparación para el procedimiento FOLD.
—Ah Red… con respecto al número Tres.
—¿Si Señor?
—Vamos a despedirnos de Amanda y esos amables colonos con un saludo especial… ¿Entiendes?
—Entendido. —respondió la IA mientras activaba los sistemas de apertura del cañón principal de la última Nupetiet-Vergnitzs que quedaba bajo el control de los piratas.
Trinity había quedado reducida a la enorme nave Zentradi de la parte inferior y una estructura tubular en forma de torre que se elevaba casi trescientos metros sobre el casco superior. En la cima de aquella improvisada estructura se encontraba el puente de mando de un viejo destructor Oberth desclasificado hacía décadas. Los ingenieros y mecánicos bajo los mandos del pirata habían transformado aquella superestructura en una nave parásita, pero completamente funcional con sus propios propulsores y dispositivos de salto FOLD.
La vieja nave comenzó a girar en la dirección donde se encontraba la GoldPot, quien se había estado alejando a velocidad crucero del campo de batalla.
Pero aún dentro del alcance de la terrible arma.
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—¡Comunicaciones restauradas! —gritó Rebecca girándose rápidamente desde su sitio frente a las pantallas. —¡Las interferencias se han interrumpido!
El radar dimensional volvió a recomponerse en el centro del puente de mando y la información de contactos llenó por completo el holograma de puntos y objetos con sus respectivos datos y firmas asociadas.
Quinn ahogó un grito cuando reconoció el pequeño contacto casi en el borde del radar.
—¡Son ellas! —gritó señalando el contacto.
—Laris y Lala. —exclamó Amanda mientras se quitaba la gorra de la cabeza. —¿Pero qué demonios hacen ellas aquí?
El sonido de una comunicación entrante pronto ahogó cualquier otra cosa que pudieran decir. Una pantalla se desplegó sobre el radar y un rostro desconocido para casi todos (Menos para Quinn y Amanda) apareció en la misma.
—¡Nave con identificador de Unity! ¿Nos reciben? ¡Cambio!
—¡Laris! —Exclamó Quinn lanzándose hacia la pantalla. —¡Somos nosotros!
El rostro de la pantalla mostró sorpresa pero reconoció de inmediato a la meltran de cabellos ondulados. —¡Quinn! ¿Están todos bien? ¿Que ha sucedido?
—Estamos bien. —respondió Amanda poniéndose delante de la pantalla. —¿Cual es su situación?
—Lala está combatiendo junto a las tropas de la NUNS, envié a Nina a ayudar a lo que queda de las fuerzas de Kassia a defender la fragata.
—¿Nina? —exclamó confundida Quinn. —¿Cómo es que ella está combatiendo? ¿Han traído su Queadluun desde la base…? ¿Como…?
—La autorice a usar tu VF-19. —respondió la guerrera. —Pero estan casi sin municiones, necesitamos ayuda AHORA.
Quinn se quedó paralizada al oír eso. Solo atinó a mirar a Amanda con la boca abierta.
—¿Dijo tu VF-19? —preguntó la Capitán.
—De… deculture.
Un pitido de los sensores hizo que todos volvieran sus miradas hacia el radar.
—Los piratas están retrocediendo hacia la Nupetiet-Vergnitzs. —dijo Tass. —Detecto un contacto sin registro en la base de datos que está en persecución de los mismo… ¡Es Virya!
—¿QUEEE? —gritó Laris desde la pantalla con evidente confusión marcada en el rostro. —¿Virya? ¿De que rayos estan hablando? ¡Rainbow reporten su situación!
—Estamos a bordo de la GoldPot ahora. —la corrigió Amanda. —Dile a Lala que se mantenga alejada de ese Queadluun Rau desconocido que está luchando contra los piratas.
Antes que Laris pudiera responder Rebecca dejó caer sus auriculares al suelo.
—¡Amanda! —gritó.
—¿Que pasa, Rebbie..?
—Es Virya… Virya está atacando a las tropas de la NUNS…
—Oh mierda. —exclamó Quinn tomándose la cabeza con ambas manos.
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La transformación del VF-117 sorprendió a Virya, quien no se esperaba que aquella armadura azul que había lanzado misiles contra ella sufriera una transformación tan repentina.
Pero la sorpresa solo duró una fracción de segundo. La segunda ráfaga de disparos acertó al desgraciado piloto de la NUNS en plena cabina y su nave explotó segundos más tarde en medio de una bola de fuego.
—Son tan débiles como los demás. —dijo la guerrera suspirando.
Quedaban algo asi como media docena de esas naves transformables en robots quienes rápidamente se replegaron y atacaron al unísono lanzando misiles. Virya aceleró su armadura y voló rápidamente a su encuentro abatiendo a dos de ellos antes que pudiesen siquiera disparar su cañones.
Cuando levantó el puño para destruir a un tercero vió los disparos que venían desde arriba. Giró su cuerpo y esquivó el ataque mientras veía asombrada a su nueva rival.
Era una nave similar a esos cazas azules, pero esta tenía alas en forma de flecha invertida y portaba colores negros y dorados. Venía a toda velocidad a su encuentro pero algo cruzó por la cabeza de Virya.
Le pareció que los disparos de ese combatiente habían sido de advertencia.
Ridículo. Descartó esa idea de inmediato y aceleró a su encuentro disparando una ráfaga directamente a la cabina del caza desconocido.
Lala esquivó con facilidad los disparos y pasó a unos pocos metros de la sorprendida Virya.
—Al fin alguien a mi nivel. —exclamó la guerrera con una sonrisa.
El Queadluun se giró de pronto y partió rápidamente en la persecución del VF-19.
—¡Lala! —gritó Laris por la radio. —¡Esa es… esa es!
—Virya, lo se. —respondió la guerrera. —Estaba escuchando la transmisión…. si no hago algo va a matar a todos los supervivientes de la flota de la NUNS.
Aquella razón no pareció ser suficiente para calmar a la meltran del transporte. —¡Lala! ¡Tu no estás en condiciones para enfrentarte a ella… tu nave…!
—Entonces la detendré todo lo que pueda. —dijo esquivando los disparos que pasaron a pocos centímetros de su cabina. —Inicien la retirada de inmediato, contacten a todos los supervivientes y diganle que se alejen de aquí.
En el transporte Will miraba impotente la pantalla del radar. —¿No hay nada que podamos hacer? —dijo.
Laris sacudió la cabeza. —No. —respondió. —Todo está en las manos de Lala.
De pronto una voz sonó en la radio. —¡Yo aun puedo luchar! —gritó la voz de Nina.
—¡Nina NO! —gritó Laris. —¡No eres rival para Virya! ¡Vuelve!
Pero la joven aceleró al máximo los propulsores de su robot y salió en persecución de las dos combatientes trabadas en aquella mortal persecución ante la impotencia de quienes estaban en los controles.
Laris desplegó una consola y activó los protocolos de seguridad. —Voy a deshabilitar el VF-19 de forma remota, es la única forma de- ¡¿Que rayos estas haciendo?!—gritó al ver lo que su compañero de cabina había hecho.
Will había cerrado la consola frente a los ojos de Laris. —Tu misma me dijiste que no la subestimara. —respondió.
—Pero… ¡Virya es…!
—Yo confío en Nina. —dijo Will. —Y tu tambien deberias.
Laris abrió la boca para responder pero ningún sonido salió de ella, en cambio había duda en sus ojos. Aquello fué lo que más miedo le dió a Will..
La agilidad y velocidad del VF-19 eran comparables al más veloz de los Queadluun y a los mandos de una piloto experta como Lala, era un espectáculo asombroso aún para Virya. La guerrera estaba excitada por el combate. Su piel estaba erizada y corazón le latía con fuerza. Jamás se había enfrentado a un enemigo como aquel. Estaba esquivando cada uno de sus ataques y siempre se mantenía un paso adelante. Cada maniobra, cada finta… la forma de volar de esa nave era increíble.
—¡Atacame! —gritaba aunque sabía que su contrincante no podía oírla. —¡Demuestrame lo buena que eres! ¡Deja de huir y pelea!
Vió por el rabillo del ojo al otro robot que se acercaba. Era uno de los que había ayudado cerca de la fragata. Vió que sus armas estaban desplegadas y apuntaban hacia ella.
—¡Déjanos en paz!. —gritó apuntando uno de sus brazos hacia Nina. —¡Desaparece molestia!
Antes que pudiera disparar vió como el enemigo que estaba delante de ella al fin reaccionaba.
Lala no tuvo opción. Hizo que su VF-19 pasara a modo Gerwalk y aplicó máxima potencia a los propulsores principales. La violenta desaceleración tenía como objetivo hacer que el Rau la rebasara y poder quitar su atención de la indefensa Nina, quien en modo robot jamas podria esquivar un ataque a esa distancia.
Para su sorpresa Virya reaccionó al instante y contraatacó girando su armadura ciento ochenta grados.
—¡Debura! —exclamó hundiendo la palanca del caza.
Las balas del Queadluun arrancaron parte del blindaje protector justo cuando este cubría la cabina de Lala. Una milésima de segundo más tarde y estaría muerta.
El VF-19 ahora transformado en robot disparó su Gunpod hacia el escurridizo Queadluun, quien esquivó las balas con agilidad mientras giraba furiosamente en medio de los remolinos verdes brillantes.
—¡Huye Nina! —gritó Lala tratando de seguir las violentas maniobras de su contrincante. —¡Vete de aquí o te matará!
Nina ignoró los gritos de su Sempai y disparó su Gunpod contra el escurridizo Rau, quien los esquivó con la misma facilidad con la que se movía de un lado a otro.
—¡Debura! —exclamó la joven. —¡Es TAN rápida!
Lala atacó sin piedad. Si no hacía algo Nina moriría sin remedio. Utilizando la agilidad del modo Gerwalk esquivó los disparos y devolvió el fuego tratando de mantener la atención de su contrincante sobre ella.
Virya estaba fascinada.
Aquel combate estaba sacando lo mejor de ella. Su contrincante era increíble y su máquina de guerra era igual de formidable. Cada maniobra, cada ataque hacía que su cuerpo temblara de excitación.
—¡Si! —gritaba. —¡Esto es lo que quería!
Ignoró por completo los disparos del otro robot. Comparados con los de la armadura transformable que tenía delante era como si no existiera... a decir verdad se estaba transformando en una molestia.
El VF-19 atacó nuevamente y tras una finta hacia la izquierda lanzó un par de misiles de unos lanzadores ubicados en las piernas. Virya tuvo que utilizar uno de los brazos para destruir los misiles mientras que con el otro contestaba los disparos de su adversario. El VF volvió a virar y tras transformarse de nuevo en modo caza aceleró rápidamente. Virya apenas vio el brillo del cañon cuando abrió fuego desde la parte trasera de la cabina. Aquel ataque la había tomado por sorpresa y apenas pudo cubrirse con uno de sus brazos. El láser golpeó de lleno el blindaje y derritió varios centímetros del mismo, pero a la velocidad que se movían apenas había logrado un impacto de unos pocas milésimas de segundo.
—Interesante. —dijo volviendo a acelerar. —Pero no volverás a tomarme así de desprevenida.
Virya había comprendido a la perfección el flujo del combate y lo estaba disfrutando como nunca antes. Decidió que era hora de probar algo nuevo.
—Veamos que haces si hago esto. —dijo cambiando violentamente de dirección.
—¡Debura! —gritó Lala al adivinar los pensamientos de su contrincante.
Los roles se invirtieron de inmediato. Ahora era Lala la que perseguia a Virya mientras el Rau se dirigía a toda velocidad hacia Nina.
—¡Oh mierda! —gritó la joven preparándose para recibir el ataque.
Pero nunca hubo tal ataque. Virya se dió la vuelta de forma repentina mientras aceleraba a toda potencia a la que el reactor le permitía; una maniobra como aquella hubiera sido imposible en un Queadluun estándar, pero aquella armadura había sido despojada de todo limitador de seguridad, lo que le daba un control total de la potencia del reactor.
—¡Debura! —gritó Lala tratando inútilmente de esquivar el ataque.
—Te tengo.
El disparo alcanzó el sitio donde el ala del VF-19 se unía al fuselaje, arrancandola de cuajo y haciendo que el caza girase fuera de control hacia un lado.
—¡Lala! —gritó Nina viendo la explosión resultante.
El Queadluun Rau se volvió hacia el otro robot y se preparó para acabar de una vez por toda con aquella distracción. Nina apenas pudo reaccionar lo suficientemente rápido para disparar los misiles que tenía cargados en las bahías de cada una de las piernas. Las dos docenas de misiles salieron en medio de una nube de humo y se dirigieron dando vueltas hacia Virya.
La guerrera chasqueó la lengua y esquivó con facilidad y hasta con un poco de desdén el enjambre de cohetes, que pasó dando volteretas a su alrededor. Estaba molesta por aquella distracción y quería volver deshacerse de una vez por todas de ese novato que le hacía malgastar municiones.
—Muere. —dijo apuntando hacia el sitio donde sabía que estaba la cabina con el piloto.
De pronto una explosión sacudió por completo su armadura.
—¿Pero que…?
Uno de los misiles había explotado en la espalda del Queadluun, justo a la altura del hombro derecho. Las pantallas de la cabina mostraron una reducción del veinte por ciento en la movilidad de la extremidad afectada.
—¡De-Debura! —exclamó la meltran sin comprender lo que había pasado… —¿Como? ¿Cuando…?
—¡Ja! —exclamó Will desde el transporte. —¡En tu cara!
Laris se volvió hacia el joven con la boca abierta. —¿Que le haz hecho a esos misiles? —preguntó asombrada.
Will se cruzó de brazos. —Los misiles son muy poco efectivos contra los veteranos y ases acostumbrados a los movimientos de esas armas… una vez que sabes como vuela un misil, sabes como vuelan todos los demás. —explicó satisfecho.
—E- ¿Entonces? —preguntó la meltran aun mas confundida que antes.
—Cuando cargué los misiles en las piernas del VF-19 introducí algunas variables al azar en el sistema de guia… es algo que nunca probé pero tenía curiosidad por ver si funcionaba. —dijo el joven guiñando un ojo.
—¿Variables… al azar?
—Cada misil tiene una chance de uno en diez de hacer exactamente lo contrario a lo que el radar de guía le ordena. —dijo señalando la pantalla del radar. —Osea que de los veinticuatro misiles que disparó el VF de Nina, al menos dos de ellos se iban a comportar de manera totalmente impredecible.
En la cabina del VF-19 Nina escuchó aquello sin poder creerlo. —Eres… ¡Eres un maldito psicópata Will!. —exclamó haciendo que su robot se alejara de la ahora inmóvil Virya. —¡Podrias habermelo dicho antes!
—Te lo iba a decir… pero me echaste de la cabina. —respondió el joven.
Mientras tanto Lala había recuperado el control de su nave y llegó prontamente para ver aquella escena. transformó su VF en robot y permaneció a una distancia prudencial observando al inmóvil Queadluun mientras el humo de la explosión se disipaba a su alrededor.
Virya había tenido suficiente.
Abrió los ojos y estos brillaron con un fulgor rojo. Sus músculos se tensaron y parecieron crecer ante el ímpetu de su sangre, bombeada a raudales por el corazón que palpitaba furioso en su pecho.
Sintió como la fuerza recorría cada célula de su cuerpo, energizándola, dándole poder y vigor.
Ya se había divertido bastante, ahora estaba determinada a matar. Vió el robot color negro y oro frente a ella y sintió la sed de sangre.
Apenas había apretado los controles con fuerza cuando escuchó el grito.
—¡Cuidado!
La enorme proa abierta de la Nupetiet-Vergnitzs se abalanzó sobre ella. El enorme cañón de energía estaba activo y las descargas dimensionales saltaban como serpientes de una pared a otra. El Queadluun se apartó justo a tiempo mientras el bólido se dirigía a toda velocidad hacia un puntito brillante en la lejanía.
—¡Amanda! —gritó Laris comprendiendo el objetivo de aquella nave.
—¡Estamos en el cono de fuego! —gritó Tass en medio de la cacofonía de alarmas que sonaban por doquier. —¡Están a punto de disparar!
Cinthya abrazó a Matt mientras Mina abrazaba a Funes.
Gray giró el timón al máximo y los propulsores de babor de la Goldpot se dispararon a toda potencia. La nave lentamente comenzó a apartarse de la línea de fuego, pero no con la suficiente rapidez. Amanda y el resto de los tripulantes contuvieron el aliento.
Greg señaló con el dedo el contacto del radar. —Fuego. —exclamó con con la mirada extasiada.
Red disparó el cañon principal y el espacio se tornó de un blanco-azulado brillante. Las estrellas desaparecieron de las ventanas y todo fue blanco.
—¿Pero que…?
Todo el espacio frente a Trinity se había vuelto un espejismo multicolor. El campo de salida era tan grande que Greg tardó en comprender que estaba ante una pared de energía producto de un DEFOLD de grandes proporciones.
—¡Deculture! —gritó
El rayo dimensional impactó contra el enorme escudo y fue desviado por la barrera de energía que cubría la cubierta de vuelo de la gigantesca nave Clase Quartier. Tal vez aquel escudo no hubiera sido tan efectivo en el caso de intentar desviar un rayo a toda potencia, pero Trinity solo pudo disparar con una fracción de la energía que había logrado robar al antiguo reactor de la Rainbow.
—¿Hizo DEFOLD transformado? —gritó el pirata viendo como el gigantesco robot emergia lentamente del enorme campo multicolor mientras en su brazo derecho el enorme cañón dimensional se levantaba hacia Trinity.
—¡Red! ¡Purga al número Tres y asciende a toda velocidad! ¡Deprisa!
Las cargas explosivas se detonaron de inmediato mientras a menos de cinco kilómetros de distancia, el cañón triple de la misteriosa nave recién aparecida se encendía a toda potencia.
El puente de mando de Trinity se separó de la estructura en ruinas y comenzó a elevarse por sus propios medios mientras la Nupetiet-Vergnitzs, finalmente liberada del control de los piratas, seguía en curso de colisión hacia donde estaba el gigantesco robot. Sobre su casco se encontraban precariamente sujetas las pocas armaduras piratas que habían sobrevivido a la furia de Virya.
El clase Quartier abrió fuego con su Cañón Macross casi a quemarropa. El haz de energía dimensional impactó de lleno en la proa de la gigantesca nave Zentradi y la reacción en cadena hizo que todo el casco se abriera como una monstruosa flor. La explosión fue tan violenta que toda la nave fue lanzada a un costado.
Greg no perdió más tiempo. Acelerando a toda velocidad se apartó de aquella destrucción lo más rápidamente que pudo.
—¡Prepárense para FOLD! —gritó mientras se sujetaba de la silla del capitán. —¡Nos vamos antes que…!
—Capitán. —dijo Red apareciendo detrás de él.
El pirata se volvió justo para ver los ojos dorados de la IA relampaguear con un brillo misterioso. —¿Y ahora qué…?
Pero fue algo más lo que captó la atención del hombre. Tras la IA, a través del cristal del puente de mando vieron una nave desconocida a menos de un kilómetro de distancia. En la proa portaba una especie de lanza que de pronto se abrió en tres segmentos iguales revelando un acelerador de plasma.
—Mierda. —exclamó Greg.
—Fuego. —ordenó Amanda extendiendo el brazo.
Gray apretó el gatillo y el enorme cañón de rieles que ocupaba toda la proa de la Goldpot aceleró el proyectil de plasma a un octavo de la velocidad de la luz en apenas una centésima de sonido. El proyectil partió en medio de un relámpago dorado e impactó de lleno en lo que quedaba de la otrora gigantesca Trinity.
La explosión iluminó el espacio y por unos minutos todo fue silencio.
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Virya observó la dramática escena paralizada en su sitio. Su mente trataba de comprender la escala de lo que había presenciado, mas no tenia palabras para describir aquello.
Sin embargo cuando el robot de casi trescientos metros de altura se acercó directamente a ella, supo que todo estaba muy lejos de terminar.
Tensó sus músculos y se preparó para el ataque, mas no tenia ni idea qué esperar de algo como eso… jamas habia visto un robot de esas dimensiones moverse como si fuera una simple armadura de infantería.
El Quartier se detuvo justo enfrente de la solitaria armadura meltran de forma que su puente de mando quedaba relativamente a la altura de la solitaria guerrera. Las luces exteriores de la gigantesca nave estaban apagadas y solo el brillo del cristal opaco se resaltaba sobre la oscura pintura del casco. Un escuadrón de Queadluun Raus se encontraba inmóvil alrededor de la nave y Virya reconoció los colores negro y dorado, los mismos que portaba el enemigo que había estado combatiendo hacia solo unos minutos.
Lala y Nina se reunieron de inmediato y sin apartar la mirada de aquella extraña escena volaron hasta donde Triss se encontraba agrupando a las chicas supervivientes de la improvisada defensa a la fragata de Kassia. El silencio era total, lo que hizo que Virya se exasperara aún más.
—¿Que estas esperando? —gritó extendiendo ambos brazos. —¡Atacame! ¡No te tengo miedo por muy grande que seas! —exclamó.
El robot gigante no se movió.
—¡Responde! —gritó la meltran. —¿O quieres que ataque yo primero? ¡No estoy fuera de combate aún, un solo misil no es…!
De pronto la cabina del Rau desapareció antes sus ojos y se encontró flotando en medio del espacio.
—De-¡Deculture! —exclamó.
El enorme robot se erguía en toda su altura frente a ella. Había como una especie de aura que lo rodeaba, como un brillo espectral.
Aquello… aquella sensación… era tal y como aquella vez durante el combate en el Nexo.
Antes que Virya pudiese abrir la boca, una voz desconocida habló desde aquella misteriosa nave.
—El combate ha terminado. —dijo.
Desde el puente de mando del Quartier una serie de paneles se desplegó y una figura holográfica comenzó a formarse de a poco.
—Todos tus enemigos han sido destruidos. —volvió a hablar la voz. —Ahora solo quedamos nosotros, tus aliados.
Virya apretó los puños sintiéndose completamente indefensa. —¡No! —gritó. —¡Los Zentradi viven para la guerra! ¡Mientras existamos el combate nunca terminará! —respondió poniéndose en guardia.
La figura de una meltran de casi cincuenta metros de alto quedó formada justo frente al puente iluminado que hacía la vez de cabeza del robot gigante. Era una guerrera en la flor de la juventud vestida con un uniforme extraño, demasiado elaborado e incómodo para ser una armadura de batalla, además tenía una especie de sombrero que parecía muy fuera de lugar para una guerrera. —Es cierto. —dijo inclinando la cabeza. —La guerra y el conflicto jamás desaparecerán del todo de esta galaxia… pero eso no significa que no podamos tomarnos un descanso cada tanto… ¿Verdad Virya? —dijo quitándose el sombrero.
La meltran dejó caer sus brazos inertes a ambos lados de su cuerpo. Aquellas palabras… aquella forma de decir su nombre.
—Ha pasado el tiempo, Capitán. —dijo Maya con lágrimas en los ojos. —Almirante Maya Lagrexia 732 reportandose. —exclamó extendiendo la mano hacia el Queadluun.
—Bienvenida a casa.
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La actividad se había paralizado por completo en el hangar de la nave insignia de Unity en cuanto los primeros supervivientes de la batalla comenzaron a llegar. Maya había vuelto a transformar al Quartier en su configuración nave para acelerar el proceso de rescate y se prepararon para la ardua tarea lo mejor que pudieron.
Lala y Nina llegaron juntas, sosteniendo ambas el destrozado Queadluun de Triss. Detrás de ellos llegaron los VF-171 supervivientes de la NUNS escoltando un transporte de Unity desplegado para rescatar las vainas de escape que habían logrado salir de las fragatas destruidas. Del Destacamento de Exploración Profunda solo quedaban unos pocos cientos de supervivientes, muchos de ellos heridos de gravedad.
Rápidamente los heridos graves fueron trasladados en ambulancias improvisadas mientras los que podían hacerlo descendían de las naves de transporte por sus propios medios, asombrados aún por estar vivos después de tan violenta batalla.
Los siguientes en llegar fueron Laris y Will quienes rápidamente desembarcaron al malherido Mike, que de inmediato fue llevado al quirófano por los socorristas mientras el joven especialista en explosivos permanecía junto a la guerrera a cargo del transporte.
El Quartier estaba equipado con sectores acondicionados para tripulación Zentradi, lo que vino de maravillas a la hora de acomodar a toda la tripulación de la fragata de Kassia. Las guerreras comenzaron a llegar sujetas a las armaduras de Unity y las naves de rescate, quien sin descanso patrullaban los restos del campo de batalla en busca de pilotos eyectados y supervivientes. Entre las meltran que formaban parte de la tripulación de la fragata había varias heridas de gravedad y las vainas de recuperación que unity tenía a bordo del Quartier resultaron ser la diferencia entre la vida o muerte de las guerreras.
No quedaban piratas vivos. Los pocos que habían escapado del combate e intentaron refugiarse en la Nupetiet-Vergnitzs habían sido destruidos por el poderoso cañón del Quartier, no obstante pronto descubrieron una solitaria nave a la deriva con todas las luces apagadas. Fue Gray quien se percató de la presencia de la misma.
—¡Ahí está mi nave! —gritó mientras GoldPot se acercaba lista para anclar en la nave nodriza de Unity.
Los piratas que quedaban en la Rainbow habían usado la Río Grande como bote salvavidas. Pronto fueron capturados y llevados al interior de la enorme nave, custodiados de cerca por las propias Amazonas de Unity.
Finalmente Amanda y el resto de los Colonos anclaron a GoldPot lado a lado con la Quartier y se prepararon para abandonar el puente de mando.
Virya fue la única que quedó en el campo de batalla una vez que todos hubieran abordado la enorme nave de batalla. Tras varios minutos de silencio activó sus propulsores y se dirigió hacia la entrada del hangar principal, completamente iluminada y abierta de par en par.
El silencio se hizo en todo el hangar cuando el Queadluun Rau color rojo oxidado se detuvo sobre la plataforma de aterrizaje. De inmediato la compuerta se cerró tras ella y el enorme robot caminó los últimos metros hasta una de las estructuras donde se daba mantenimiento a los Raus de Unity.
Varias meltran se encontraban allí y contemplaron asombradas como el misterioso Queadluun Rau se sentaba en uno de los puestos de rearme mientras la cabina se abría con una exhalación neumática.
Para entonces Lala, Nina, Laris y Will se habían reunido a los pies del VF-19 de Quinn, contemplando la escena en silencio.
Virya salió de dentro de su armadura de un salto. Estaba completamente desnuda y su blanca piel reflejó la brillante luz de los poderosos reflectores. El silencio era total cuando la meltran aterrizó en el suelo con gracia felina. Tras incorporarse lentamente sus pisadas retumbaron en todo el hangar mientras se acercaba a donde el VF-19 que había disparado el misil que la impactara se encontraba aparcado.
Se detuvo a unos pocos pasos del grupo de micrones que se encontraban reunidos al pie del robot y bajó la vista para verlos más detenidamente.
—¿Quien de ustedes…? —comenzó a decir y de pronto Will vió como las tres meltran lo señalaban a él.
—¿Eh…? ¿Yo…? ¡Esperen un momento yo no….!
Antes que la cosa se pusiera más extraña aún escucharon gritos que se acercaban. De un transporte eléctrico que clavó sus frenos a unos pocos metros descendió Quinn de un salto. ¡Lala! —gritó. —¡Laris! ¡Nina!
La guerrera corrió al encuentro de sus camaradas pero se detuvo de pronto en cuanto vió su VF-19 y el estado en el que había quedado tras la dura batalla.
—¡Mi precioso VF-19! —exclamó tomándose la cabeza. —¿Quién le ha hecho eso!
Las meltrans volvieron a señalar a Will, quien se puso blanco como la leche.
—¡Will!
Esta vez el grito vino desde otro transporte del cual salieron varias personas más. Tass fue la primera en llegar corriendo y abrazar al joven, agradecido de pronto por que alguien lo salvara de aquella situación peligrosa.
—¡Will! ¡Pedazo de idiota, pensaba que estabas muerto!
—Oh… lo estará dentro de unos segundos. —exclamó Quinn sonándose los nudillos.
Virya no comprendía nada de eso. Se quedó callada viendo como mas y mas de esos micrones se reunían a sus pies como si ella no estuviera ahí.
Los siguientes en llegar fueron Matt, Mina y Cinthya, quienes corrieron a abrazar a Will en medio de gritos de júbilo y lágrimas de dicha.
Cuando Amanda bajó de uno de los transportes y se acercó al grupo todos guardaron silencio. La mujer caminó lentamente, aun rengueando por la herida en su pierna pero con resolución en la mirada, hasta donde estaban las meltrans que habían llegado junto con Will y tras saludarlas formalmente se dirigió hacia Virya.
—Virya 712 —dijo la Capitán Kyle saludando a la gigante. —En nombre de todos los habitantes de la Colonia Rainbow le agradezco su ayuda en esta batalla.
La guerrera no respondió, en cambio levantó la vista y miró hacia el otro lado del hangar, donde un grupo de soldados meltran de su mismo tamaño venían escoltando a alguien extrañamente vestido.
Era una meltran, pero ante la sorpresa de la guerrera vió que llevaba una de esas vestimentas como la que Matt y Cinthya habían usado luego de ser reconstituidos por Midori allá en el Onsen de Ralph.
—Fiuuu! —exclamó Will. —¡Miren el tamaño de…Ay! —Nina lo golpeó en el hombro con fuerza y el joven se agachó dolorido. —¡Me refería al tamaño de esa bata de baño! —intentó excusarse.
—Cierra el pico, tonto. —exclamó la joven con el rostro sonrojado.
—Es la Directora M. —exclamó Rebecca asombrada. —Jamas la habia visto en tamaño Zentradi. —dijo mientras el grupo de gigantes se acercaba hasta quedar frente a la guerrera desnuda.
—Maya. —dijo Virya llevándose una mano al pecho —Realmente… realmente eres tu.
La meltran de la bata de baño sonrió. —Y yo que pensaba disculparme por mi atuendo improvisado tras salir corriendo de la cámara de micronización. —dijo mirando la desnudez de su antigua compañera. —Ese cuerpo… es nuevo.
Virya levantó su brazo izquierdo y abrió y cerró el puño. —El núcleo devoró mi antiguo cuerpo. —dijo. —El ser llamado Midori me cedió el suyo para volver a luchar.
Al oír aquello los ojos de Tass y Cinthya se llenaron de lágrimas.
—Me gusta. —dijo Maya mirando de arriba a abajo aquel esbelto cuerpo. —Aunque veo que falta algo… —observó ante la mirada de perplejidad de Virya.
Matt y Cinthya se sonrojaron tanto que Mina se preocupó por ellos. —¿Qué sucede? —preguntó.
Antes que pudiesen decir nada una risa extraña hizo que todos se dieran vuelta.
Exedore se reía a carcajadas en la silla de ruedas que era empujada por Evans. Pronto llegaron al pie de las guerreras y por primera vez en muchos años, los tres Zentradi volvieron a estar juntos.
—Exedore. —dijo Virya agachándose. —Así que realmente es usted.
—Feliz encuentro. —exclamó el hombrecillo. —Lamento no ser de un tamaño más… "adecuado" para una ocasión de esta importancia. —dijo excusándose.
Maya imitó el gesto de Virya y ella tambien se agachó para poder ver mejor al Archivista. —Me alegro de verlo a usted también. —dijo con una sonrisa. —La última vez que nos encontramos usted no era más que un vegetal.
—La tripulación de la Flota 37 me trató bien… aunque tengo que decir que fué la música de Fire Bomber la responsable de mi recuperación completa, para ser sinceros.—dijo Funes encogiéndose de hombros.
Matt escuchó aquello y abrió los ojos asombrado.
Maya tomó la silla de ruedas con delicadeza y se incorporó junto con Virya. Los demás guardaron completo silencio ante lo que estaba a punto de ocurrir.
—Todo este tiempo… —comenzó a decir Virya.
Tanto Maya como Funes asintieron.
—Ustedes…. ¿Lo sabían?
—Los tres estamos fuertemente vinculados. —explicó Funes. —Si realmente hubieras desaparecido para siempre dentro de esa cosa lo hubiéramos sabido con seguridad.
Los ojos de Virya se llenaron de lágrimas. —¿Por qué? —comenzó a decir mientras se pasaba la mano por el rostro. —¿Como…? ¿Cuando…?
Maya colocó su mano libre sobre el hombro desnudo de su compañera. —No te preocupes. —dijo. —tenemos MUCHO tiempo para explicaciones.
—¿Y les mencioné que me gusta mucho contar historias? —dijo Funes señalandose la cabeza. —Y especialmente me gustaría volver a contar ésta, que supongo está a punto de acabar. —agregó.
Maya lo miró con una sonrisa. —¿Acabar? No seas tonto… no hemos llegado ni a la mejor parte aún.
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Epílogo
Les tomó más de veinte días a las primeras naves de rescate rápido de la NUNS para llegar al campo de batalla. Para cuando los primeros cruceros emergieron del espacio FOLD en las inmediaciones de la Rainbow, la silenciosa nave había comenzado lentamente a volver a la vida.
Lamentablemente era solo algo temporal. El daño que la Three Star había sufrido hacían que su reparación fuera demasiado costosa, pero dado que aún era propiedad de Unity, su destino quedaba, al menos momentáneamente, sujeto a la voluntad de los colonos.
Una vez que los reactores auxiliares estuvieron funcionando y las áreas dañadas por la colisión del núcleo fueron aisladas y selladas, Unity permitió a los colonos regresar a sus casas al menos por un tiempo.
En la confitería del sector habitacional, unas pocas mesas que habían resultado intactas tras la invasión de piratas habían sido apiladas en el sector menos dañado del establecimiento y unos pocos colonos disfrutaban de un momento de descanso en medio de los fatigosos trabajos de salvamento.
La profesora Silvia ocupaba una de esas mesas mientras tomaba una taza de café y miraba la pantalla de su pad en busca de algo de inspiración para continuar registrando aquella parte de la historia.
Tras pensarlo un momento activó el registro de dictado por voz y habló hacia la pantalla con voz suave,
«Lo más extraordinario de todo es como Maya, una guerrera prácticamente recién creada en la maquinaria bélica Zentradi, pudo concebir completamente sola y sin ayuda de nadie una operación de esa magnitud. Es innegable que la joven guerrera comenzó, en el más profundo de los secretos, a rescatar los Zentradis rechazados por las computadoras de acondicionamiento y así salvarlos de su destrucción segura, pero no podemos evitar preguntarnos cómo lo hizo ¿Cómo pudo lograrlo una simple guerrera sin despertar la atención de toda la maquinaria de guerra Zentradi? El misterio que rodea a los orígenes del Campo recién ha comenzado a develar algunos de sus secretos, pero me temo que podrían pasar décadas hasta que sepamos todos los detalles de esta increíble historia.»
—¡Sensei!
La profesora levantó la cabeza y vio a Matt y a Mina que se acercaban a su mesa.
—Hola chicos. —saludó cerrando la pantalla de su Pad. —¿Terminaron de empacar?
Los dos jóvenes se sentaron en las sillas y saludaron a Brad, quien les contestó el saludo desde detrás de la barra. —Ya casi —respondió Mina. —La verdad… la verdad es que no quisiera irme de este lugar todavía. —dijo con voz melancólica.
Matt asintió en silencio.
—Bueno… no es necesario que se despidan ahora de la Rainbow. —dijo Silvia tras beber un sorbo de café. —Todavía tenemos casi una semana de salto hasta llegar al Campo.
—¿Al Campo? —preguntó Matt confundido.
—Unity se comprometió a remolcar esta nave hasta el cementerio de la anomalía… creo que es un buen lugar de descanso final para esta hermosa nave. —dijo mirando al par de soldados que custodiaban la entrada para luego bajar la voz. —Y estaremos seguros que esos idiotas de la NUNS no la usarán como blanco para probar alguna nueva arma o algo.
Antes que pudieran decir algo más sintieron un vibración y un fuerte golpe que retumbó en toda la cubierta.
—Y hablando de Roma… —dijo Silvia activando la pantalla de su Pad. —Miren esto chicos.
Al parecer un drone estaba transmitiendo desde el exterior de la Colonia y los tres vieron asombrados como la enorme nave Quartier de Unity se había acoplado a la parte trasera de la Raimbow.
—Así que lo de remolcar a esta nave era literal. —dijo Mina sonriente.
—Los obreros y el personal de Unity han estado trabajando arduamente todas estas semanas para lograr eso. —dijo señalando la enorme nave combinada. —Todos querían darle a la Rainbow un lugar de descanso final tras tantos años de servicio.
De inmediato un centenar de pequeñas chispas iluminaron la zona donde las dos naves se habían unido, indicando que el trabajo de los soldadores había comenzado.
—¿No ha cambiado de idea? —preguntó Silvia apartando la vista de la pantalla.
Matt sacudió la cabeza. —Me temo que no.
Mina tomó la mano de Matt y la acarició con dulzura. —Cinthya quiere volver con Jim hasta Eden y culminar la misión que empezaron juntos. Dice que es lo menos que puede hacer por el.
—Comprendo. —dijo Silvia. —Y hablando de eso…
—Debemos ir al hangar principal.—dijo Matt. —Ya deben estar todos allí. ¿Estabas…? —preguntó señalando el Pad.
—Si, he comenzado a escribir un borrador de las crónicas de la Colonia. —dijo.
Mina miró a la profesora con interés. —Creí que era Funes quien estaba interesado en esas cosas.
Silvia soltó una carcajada. —Funes es un buen lector, pero deja la composición a los que saben algo de composición literaria. —respondió entre risas.
Abandonaron la cafetería junto con el resto de los colonos. Lo que estaba por suceder en el hangar principal era de suma importancia para todos, por lo que pronto toda una fila de vehículos de transporte comenzó a recorrer los solitarios pasillos en dirección a la Proa de la silenciosa nave en una triste procesión.
Cuando llegaron al hangar, ahora iluminado por completo gracias a la energía extra suministrada por los reactores de la Quartier de Unity, se encontraron con una increíble sorpresa.
Dos enormes soldados Zentradi custodiaban la entrada, una Meltran y un Zentran, pero cuando se acercaron vieron que no se trataba de simples soldados de Unity.
—¿Will? —exclamó atónito Matt saltando del vehículo. El gigante escuchó la voz de su amigo y ante la mirada de desaprobación se Nina, su compañera gigante, se agachó para saludar a los pequeños micrones. —¡Hola Matt, Mina! —dijo levantándose el casco. —¡Silvia Sensei!
—¿Que rayos haces en tamaño XL? —preguntó entre risas la profesora. —Y encima en uniforme de combate.
Will apoyó el rifle de asalto contra la pared y se rascó la nuca. —Soy parte de las fuerzas de seguridad de Unity ahora. —reconoció algo avergonzado.
—Está a prueba. —lo corrigió su compañera. —Y como siga desobedeciendo mis órdenes, seguirá siendo un cadete de por vida.
—Ella es Nina… es mi novia. —dijo Will guiñando un ojo.
El sonido que el puño de la meltran hizo al cerrarse con furia hizo que todos dieran un paso atrás, pero la joven pareció controlarse lo suficiente para sólo dirigir una mirada de reproche al asustado cadete. —Soy tu inmediata superior. —dijo sin cambiar de expresión (Aunque el relámpago de furia en sus ojos fue evidente para todos)
Silvia estalló en carcajadas al ver la cara de susto de Will. —Te has buscado una joven con un carácter bien explosivo. —dijo con una sonrisa. —Muy acorde a tu personalidad.
—¿Nina, verdad? —preguntó Mina saludando a la guerrera. —Will solo responde a las reprimendas así que… no tengas piedad y se todo lo dura que puedas con él, es la única forma de sacar lo mejor de sí.
—Lo haré, tenlo por seguro. —sentenció la Meltran lanzando una mirada fugaz al asustado cadete, quien se incorporó de golpe.
—Bien, veo que allí se está reuniendo gente importante. —dijo Silvia señalando hacia el fondo del hangar. —Nos vemos luego.
—¡Adiós Matt! —dijo Will tomando nuevamente su rifle y adoptando la misma posición que su compañera.
Los amigos se despidieron y continuaron caminando por el hangar hacia la comitiva que los esperaba unos cientos de metros más adelante.
El hangar bullía de actividad por todos lados. Vieron casi una docena de naves de toda clase y tamaño tanto aparcadas en el piso como ancladas en los docks de las paredes mientras las grúas auxiliares cargaban suministros y pertrechos en las bodegas. Manuel y Akemi, como siempre tomados de la mano, se les unieron en el camino y el grupo se dirigió hacia donde se estaba congregando un grupo de gente importante.
En ese momento una hilera de prisioneros, todos ellos vestidos con overoles naranja, estaban abordando una de las naves de transporte de la NUNS. Fuertemente custodiados por un pelotón completo de marines, los supervivientes que habían escapado de la Rainbow a bordo de la Río Grande fueron subiendo lentamente a las naves que los llevarían a los centros de detención de las fuerzas gubernamentales.
Reconocieron de inmediato a Amanda, quien junto a Gray y Rebecca conversaban con un militar de alto rango. Dos Amazonas de Unity (De tamaño micrón) montaban guardia a cada lado del grupo. El hombre parecía ser más viejo que el propio Gray, pero mantenía una postura erguida y orgullosa. Cuando vió llegar a los jóvenes se dió vuelta y observó a Matt con interés.
—Así que este es el famoso músico que ha causado tanto alboroto. —dijo con una sonrisa.
Amanda, quien tenía un ramo de flores en las manos, se adelantó enseguida para presentarlos. —Amigos, esta persona es el Comandante en Jefe de las fuerzas Especiales del Sector Brazo de Perseo, Robert Sutherland. Ha venido en persona para dirigir el mismo la investigación sobre los terribles sucesos que han ocurrido en esta parte de la Galaxia.
El militar hizo una pequeña reverencia con la cabeza y tanto Matt como Mina respondieron al saludo del hombre.
—No tengo palabras para expresar el agradecimiento de toda la fuerza por el gran servicio que usted y su tripulación han prestado a nuestros hombres. —continuó diciendo mientras volvía la mirada hacia la Capitán Kyle. —Si no hubiera sido por Unity y la tripulación de esta nave, miles de hombres hubieran muerto perdidos en el espacio esperando en vano un rescate que hubiera tardado semanas en llegar.
—Era nuestro deber. —respondió Amanda.
Silvia se adelantó y saludó al hombre con una reverencia. —¿Cómo está Mike, Capitán Gray? —preguntó dirigiéndose hacia el veterano piloto.
—Ya ha recuperado la conciencia. —respondió aliviado. —Tuve que dejarlo en la nave hospital hablando solo porque no paraba de fantasear con ese maldito ojo cyborg prostético que quiere ponerse en la cabeza… la juventud de hoy no tiene buen gusto.
—Por supuesto, Unity se encargará de cubrir todos los costos de su tratamiento. —aclaró Amanda.
Gray sacudió la cabeza. —Ese idiota se merece un parche en el ojo y nada más… pero dado que ya hemos tenido más que suficiente con los piratas, creo que una prótesis será una mejor idea.
—Oye Quinn. —dijo Silvia mirando a la guerrera. —¿Creen que fue buena idea agrandar a Will? ¿Tienen celdas lo suficientemente grandes para encerrarlo cuando comience a hacer de las suyas?
La guerrera se colgó el rifle tras la espalda y soltó una carcajada. —Francamente pensaba en matarlo yo misma por lo que le hizo a mi avión, pero ya tiene suficiente castigo al haberse enamorado de Nina asi que… creo que hasta siento un poco de lástima por el.
Todos rieron ante aquello pero pronto el sonido de los redoblantes hizo que todos guardaran silencio.
—Ha comenzado. —dijo Sutherland quitándose la gorra.
Tras la partida de la nave con los prisioneros, un nuevo transporte había ocupado su lugar. Una vez que se abrieron las enormes puertas traseras de la bodega, una procesión de marines comenzó lentamente a cargar los ataúdes con los cuerpos de los soldados fallecidos que habían podido ser recuperados del Campo de batalla. Casi un centenar de ellos yacían cubiertos con la bandera de la NUNS y fueron cargados en la nave con gran honra por los soldados en medio de un silencio solemne.
Al terminar de embarcar todos los cuerpos, una procesión de habitantes de la Colonia y personal de Unity acompañó al último de los ataúdes.
Sobre un transporte conducido por Dan, el obrero de tupida barba negra, iba el ataúd con los restos mortales del Teniente Jim Glenn. Tras el avanzaban lentamente Tass y Cinthya, seguidas del grupo de Recolectores llevando una foto de Ralph y de Midori con cintas negras cruzadas en los marcos.
La comitiva se detuvo frente a Amanda y el Comandante Sutherland y tras intercambiar saludos la Capitán Kyle colocó el ramo de flores sobre la bandera de la NUNS.
Tass y Cinthya se acercaron al grupo y todos guardaron un minuto de silencio ante los restos del Teniente mientras los soldados hacían el saludo militar.
—Grandes pérdidas nos han causado esos malditos. —dijo Sutherlands rompiendo el silencio.
Amanda fue la siguiente en hablar. —Hombres como el Teniente Glenn son los que mantienen en alto el prestigio de la NUNS en momentos oscuros como estos. —dijo. —No deben ser olvidados, no si queremos evitar que esto vuelva a suceder.
Sutherland volvió a colocarse la gorra y miró las flores sobre el ataúd. —No solo estos jóvenes pilotos han dado sus vidas… sus hombres, Capitán Kyle y los de la Estación Barrow…
Gray apretó los puños y el gesto no pasó desapercibido por el militar. —Lo sé Gray, viejo amigo. —dijo dirigiéndose al piloto.
—Leonardo Vincenzo y los demás no se merecían terminar así. —exclamó con rabia el veterano piloto.
El viejo militar se giró y colocó una mano sobre el hombro de Gray. —Te prometo que no dejaré que oculten esto.—dijo con un brillo de furia en la mirada. —La muerte de tantos hombres no podrá pasar desapercibida en el alto mano, especialmente cuando han asesinado a un hombre de la carrera y contactos en la fuerza como lo fue Leonardo.
Amanda y los demás asintieron en silencio.
—La NUNS se ha llenado de inútiles y parásitos que jamás han caminado entre los hombres que ellos mismos envían a morir a los rincones más recónditos de la galaxia —continuó diciendo el hombre con tono amargado. —Esa misma lacra es la que intentará ocultar este… desastre a los ojos de la plana mayor en cuanto descubran que unos simples piratas estuvieron a punto de adueñarse de armas de destrucción masiva.
El Comandante se volvió hacia Tass, quien lo observaba con los ojos llenos de lágrimas. —Te prometo que no dejaré que se salgan con la suya. —dijo apretando el puño. —Llegaré hasta las últimas consecuencias de esto y rodarán las cabezas que sean necesarias, pero la muerte de estos hombres no será ocultada bajo la burocracia de nuestro gobierno.
La joven asintió agradecida mientras Rebecca la abrazaba con fuerza.
Matt aprovechó el momento para acercarse a la joven inspectora. Mina permaneció unos pasos por detrás para no interrumpir aquella despedida.
—Matt. —dijo tomando las manos del joven pelirrojo.
El chico levantó la vista hacia el rostro de Cinthya. —Entonces… ¿Realmente te iras?
La joven asintió. —Tass va a permanecer en la Colonia y yo tengo que terminar la misión que Jim comenzó conmigo. —dijo con melancolía. —Iré con él hasta Eden y lo acompañaré hasta que encontremos un hermoso sitio a la vista del mar para que pueda descansar.
—Y luego… ¿Vendrás? —preguntó esperanzado.
—Tal vez. —respondió. —Al parecer estoy bajo las órdenes de Kassia ahora. —dijo encogiéndose de hombros. —Nesa me dijo que podía estar de franco hasta que terminara mis obligaciones contractuales con la NUNS, pero que debería volver a UNITY en cuanto pudiera para presentarme al servicio activo.
—Comprendo. —respondió Matt asintiendo con la cabeza.
—Mina. —dijo Cinthya mirando a la joven. —Ahora es tu turno de cuidarlo y ver que no se meta en problemas… ¿Puedo confiar en ti?
—Claro. —dijo sonriente. —Dejamelo a mi.
Las dos jóvenes se tomaron de las manos y tras observarse unos segundos se abrazaron con fuerza. —Cuidate. —dijo Mina.
—Tú también.
El transporte volvió a ponerse en marcha y Cinthya saludó con la mano a los Colonos que desde los lados de la pista de maniobras la saludaban en silencio. Cuando las compuertas de la gran nave se cerraron tras ella fué como si un capítulo entero de su vida llegara a un final.
Mientras la nave de transporte maniobraba en el hangar, Sutherland se volvió nuevamente hacia Tass. —Por cierto. —dijo tomando un objeto de uno de sus bolsillos. —Me tomé el atrevimiento de leer el informe de los peritos sobre el Teniente Glenn, especialmente sobre sus registros informáticos… creo… creo que el te habia prometido esto. —dijo alcanzando algo envuelto en un pañuelo.
Tass lo recibió con una reverencia y al abrirlo vió que era un trozo de metal azul oscuro. —Esto… esto es… —dijo con los ojos llenos de lágrimas.
—El te prometió un trozo de su avión como recuerdo, creo. —aseguró el hombre quitándose la gorra. —Los VF-17S2 son naves secretas y hasta sus restos son considerados material confidencial, pero bueno… que esto quede entre ustedes dos. —dijo.
—Gracias señor. —respondió agradecida de todo corazón la joven.
Las luces de la enorme compuerta de acero se abrieron de par en par y la nave que transportaba a Cinthya y los restos mortales de todos los soldados de la NUNS muertos en la terrible batalla desaparecieron de la vista de los colonos.
Otra nave más pequeña se preparó para despegar y lentamente correteó por la pista mientras el personal de hangar utilizaba balizas portátiles para ayudar al piloto a estacionar correctamente la nave en su sitio. Una pareja de transportes se acercó entonces al grupo de oficiales y varias personas bajaron de ellos. Amanda vio los uniformes naranjas rodeados de guardias de seguridad y supo de inmediato quienes eran.
—¿Esos dos no viajan con el resto de los prisioneros? —preguntó señalando al grupo que se acercaba.
—Ah. —dijo Sutherland volviendo a colocarse la gorra. —Me temo que Inteligencia tiene especial interés en las habilidades de esos dos y sobre cómo se infiltraron tan dentro de los sistemas del ejército. —dijo sacudiendo la cabeza.
—Lo que significa que se salvarán de picar piedras de por vida en una cantera y en cambio terminarán sus días trabajando como perros de los militares… con perdón de usted, Comandante. —dijo Quinn haciendo una reverencia.
—Es tal cual como dice usted. —respondió el hombre. —Al menos evitaremos que usen sus habilidades para causar más daño.
—"Habilidades" —dijo Tass con desprecio. —¡Oye Otako!
El joven llevaba las manos y pies atados con cables de acero y levantó la vista cuando escuchó su nombre.
—¿Estás seguro que no quedó nada de ese virus tuyo de mierda? —preguntó.
—N-no. —respondió Otako tembloroso. —Limpie los bancos de me- memoria de la Río Grande y ya no… no queda nada.
Gray se acarició la barbilla. —Gracias. —dijo torciendo la cara. —Ahora mantente lejos de mi nave o la próxima vez yo mismo te dejaré los bancos de memoria vacíos a los golpes.
—Me encargaré que así sea. —dijo Mac deteniéndose a mirar a los hombres que lo observaban. —Dudo mucho que se las apañe para sobrevivir solo sin un adulto que lo proteja. —afirmó guiñando un ojo.
—Y hablando de sacarse la lotería. —dijo Tass cruzándose de brazos. —Me pregunto que dirían los de "Inteligencia" si supieran que el amiguito de Otako no sabe nada de computadoras y solo está con él para salvar su pellejo.
El Comandante General se volvió hacia la joven. —¿Decías algo…? —preguntó.
—Oh nada… nada importante. —se disculpó Tass.
Los prisioneros y el grupo de escolta abordaron la nave y solo quedó una reducida guardia alrededor de la entrada con la escalerilla desplegada.
—¿Van a entrar en FOLD inmediatamente? —preguntó Gray.
—Si. —respondió el Comandante. —Las patrullas que enviamos a peinar la zona ya han vuelto y todo ha resultado negativo; no hay rastro de actividad pirata en veinte años luz a la redonda.
—Dudo mucho que veamos algo en esa escala por mucho tiempo. —dijo Amanda cruzándose de brazos. —Al menos en esta parte de la galaxia.
—Con gusto abogaría frente a la plana mayor para que se duplique el número de patrullas en la Periferia… pero soy demasiado viejo ya. —reconoció el hombre suspirando. —Temo que la vieja guardia del Gobierno unificado ya está siendo desplazada de sus puestos de influencia.
Un estruendo lejano comenzó a sonar en el hangar y todos se voltearon para ver como dos meltran gigantes se acercaban desde uno de los ascensores que usaba Ralph para moverse entre las diferentes partes de la colonia. Tras ponerse a cada lado de la nave que esperaba al Comandante esperaron en posición de firmes.
—Oh… aquí vienen por fin. —dijo Gray.
Maya y Virya llegaron encabezando una pequeña caravana de transportes. Matt se sorprendió al ver que ambas estaban micronizadas.
Las dos meltran descendieron del vehículo y esperaron a que el transporte que venía detrás estacionase a un lado. Vieron que Evans venía con ellas junto a Funes, quien aún seguía en su silla de ruedas (Aunque de un color verde más saludable que antes)
Una vez que el Zentran descendiera del vehículo con ayuda de Evans, los cuatro se dirigieron hasta donde estaba el grupo de gente.
—Directora. —exclamó Amanda saludandola formalmente.
Maya devolvió el saludo y se inclinó hacia el Comandante Sutherland. —Gracias por ocuparse del transporte de los prisioneros. —dijo.
—Es lo menos que podía hacer, Directora. —respondió el militar. —La Fundación Unity siempre ha colaborado con las fuerzas del Gobierno Unificado y en tiempos de crisis nuestra unión nos hace mas fuertes. Con respecto a la Rainbow… —dijo señalando el techo. —¿Seguirán con su plan?
—Remolcaremos la nave hasta EFF-04776 y realizaremos las tareas pertinentes para su decomisión segura. —respondió la Directora Maya. —Los preparativos ya están en marcha.
Matt observó a Virya con curiosidad. La guerrera conservaba las mismas proporciones que cuando era gigante, pero verla vestida con las ropas de Unity la hacían parecer casi otra persona. —¿Cómo llevas ser de tamaño micrón? —preguntó en cuanto tuvo oportunidad.
Para sorpresa de todos, la guerrera sonrió. —He descubierto que ser pequeña tiene ciertas… ventajas. —dijo mirando a su compañera. —¿Cinthya ya se ha ido?
—Me temo que si. —respondió Matt.
—Quería despedirme de ella. —exclamó desilusionada.
El Comandante Sutherland hizo una señal a los hombres de la nave y los motores se encendieron de inmediato. —Bien. —dijo mirando a las guerreras. —Estaba haciendo tiempo hasta que llegaran ustedes para tener la oportunidad de agradecer en persona todo lo que han hecho por mis hombres… hecho esto, es hora de retornar a mi base.
El personal de Unity y los Colonos saludaron a los hombres mientras estos abordaban la nave y se preparaban para despegar.
Cuando la nave de Sutherland y las escoltas abandonaron el hangar, todo pareció más vacío y silencioso que de costumbre.
Manuel suspiró mientras miraba las enormes grúas del techo. —¿Así que este es el final? —preguntó.
—Todavía nos quedan algunas cosas por hacer. —respondió Amanda. —Pero es algo que le corresponde exclusivamente a los Colonos.
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Una semana más tarde el silencioso disco de material del Campo se veía iluminado una vez más por el enorme arco de luz que formó la Rainbow al volver a su antiguo lugar de trabajo. La gigantesca nave fue remolcada hasta una posición cercana al cementerio de naves destruidas en donde no se viera afectado por las continuas anomalías que afectaban los ejes de rotación del disco. Una vez que la nave estuvo en posición los Colonos se prepararon para la despedida.
Uno de los asuntos más delicados fue el tema de la limpieza de la nave. Los pocos Drones de Combate que quedaban activos fueron localizados por Tass y destruidos por Quinn y el equipo de Amazonas micronizadas que se dedicó a recorrer todos y cada uno de los recovecos del interior para garantizar que nada perturbara el sueño de la nave.
Una vez que el interior fue seguro, tuvieron que ocuparse de la desagradable tarea de los cadáveres de decenas de piratas abandonados por Greg durante la huida de los invasores.
Aunque la opinión de la mayoría de los Colonos era la de arrojarlos por una escotilla al espacio, Amanda no quiso saber nada de eso y en cambio cavaron una tumba común en uno de los extremos del parque donde se los enterró sin ceremonia alguna.
Un caso diferente fue el de los propios muertos de la Rainbow. Los hombres y mujeres de la Colonia que murieron durante la invasión fueron enterrados en una gran ceremonia en el centro del parque colonial, donde placas de acero inoxidable con sus nombres fueron puestas en cada tumba para recordar su valeroso sacrificio.
Ralph y Midori no tenían una tumba pero Will, aprovechando su nuevo tamaño gigante, fué hasta los restos del Onsen y rescató dos trozos enormes de la piedra que una vez contuviera el cuerpo de la joven IA y con la ayuda de Nina, colocaron las dos piedras una junto a la otra debajo de los grandes ventanales holográficos, ahora oscuros y llenos de estrella.
Finalmente plantaron las marchitas rosas de Edén que habían quedado tras el fuego y las explosiones y esperaron un milagro.
Con la ayuda de Akemi y Manuel, Matt llevó el viejo piano de la escuela hasta la cubierta donde todos los colonos esperaban en silencio.
Entonces su música volvió a sonar en la Rainbow y esta vez no era ni pesada ni melancólica. La melodía que tocó Matt fué como un rayo de sol que asomaba entre las neblinas de la mañana, tocando con sus dedos de luz las ramas desnudas de los árboles en el comienzo de la primavera, y como si de una verdadera primavera se tratase, los árboles comenzaron a echar nuevas hojas y las rosas de Edén florecieron de pronto ante los gritos de asombro y el llanto de los Colonos.
Cuando las flores cubrieron por completo ambas piedras todos supieron que habían creado el más hermoso de todos los recuerdos, uno que ni siquiera el tiempo podría borrar de sus corazones.
La enorme nave fue sellada, pero un reactor auxiliar y un sistema de mantenimiento autónomo fueron dejados para sostener con vida aquel jardín de paz, de modo que los recuerdos sigueran viviendo a medida que el jardín creciera y invadiera todo el interior de la solitaria nave.
Cuando la enorme Quartier se separó de la Rainbow todos derramaron lágrimas al ver la silenciosa silueta perderse entre las estrellas. Amanda contempló la borrosa nebulosa que denotaba la existencia del Campo desde el puente de mando de GoldPot y se quitó la gorra en señal final de despedida.
Entonces los arcoiris de luz brillaron por última vez en aquel lejano rincón de la galaxia.
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Fin.
Gracias a todos los que me acompañaron durante este largo viaje. Han sido seis años de conocer gente nueva y aprender cientos de cosas que de otra forma jamás hubiera imaginado conocer.
Cuando comencé a escribir esta historia, lo hice sin saber hasta dónde podía llegar, sin saber que clase de respuestas obtendría de los que forman este Fandom, después de todo yo nunca había escrito un Fic en mi vida… ¿Como me las arreglaría para continuar sin conocer las reglas básicas del Fanfiction?
Resultó ser que esas reglas no existen. Uno solo tiene que escribir lo que quiere y no dejarse influenciar por la opinión de los demás. Somos fans y escribimos para otros fans, pero no le debemos nada a nadie.
Escriban, escriban aunque nadie comente sus historias, aunque los ignoren, aunque usen palabras vacías y elogios falsos por compromiso. Sus propias historias son el lugar donde ustedes son invencibles, haganse fuerte en ellas.
Y nunca dejen de soñar.
Gracias a Gregorio que siempre estuvo al pie del cañón esperando cada capítulo, a las chicas y chicos del Group Evil por enseñarme a usar la rayita de diálogo (XD) a la gente de los Foros y Grupos de Facebook donde espammié esto durante SEIS años… todo valió la pena… creo.
Esta historia está dedicada a los pioneros, y si eso suena cursi y gastado viniendo de un fan de Macross, sepan que YO FUI UN PIONERO con esta novela y espero que MAS PIONEROS se animen a escribir y a compartir sus historias, el universo es, al fin y al cabo, infinito.
Gerli OUT