Naruto propiedad de M.K.
Solo la trama de esta historia es de mi autoría.
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Men's Club
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I
« Misión Infiltración »
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Bajó del auto suspirando resignada, todavía le costaba trabajo ver su imagen reflejada en la ventanilla del vehículo y reconocerse en su reflejo. Su cabello rosado era cubierto mágicamente por aquella peluca de cabello castaño, la cual le hacía parecer más joven de lo que en realidad era con ese corte desenfadado. Respiró hondamente y se arregló el pantalón de lino alisándolo con las manos, luego revisó que su corbata no estuviera torcida, finalmente se colocó la chaqueta que le quedaba algo floja, tomo su curriculum falso, y caminó con porte recto –como había practicado– a la entrada del lugar.
Al entrar al Katon Club, sintió como todo dentro de ella se mezcló en un nerviosismo imposible de controlar, ¿Qué diablos hacía en ese lugar?, ¿Por qué había aceptado esa descabellada idea?, las manos comenzaron a sudarle, rápidamente sacó un pañuelo de la bolsa de su chaqueta y se las limpió.
Con ojos observadores –como eran los de ella– registró cada rincón de aquel bar, bastante pomposo para su gusto, la opulencia se manifestaba en los pisos perfectamente encerados, las alfombras negras más limpias que un quirófano de operaciones, las mesas y sillones blancos tipo lounge, y una barra elegante sobresaliendo en el centro, todo tipo de bebidas, tanto internacionales como nacionales esmeradamente acomodadas en las repisas.
De lo que parecía ser la bodega de almacenaje salió un chico de cabello rubio y ojos azules, cargaba unas cajas de Bourbon. El joven colocó las cajas en el suelo con cuidado, se limpió el sudor con el antebrazo, luego giró en dirección a ella quedándose parado observándola con extrañeza.
Ella sonrió y cogió valor, era ahora o nunca, se infundió ánimos caminando hacia él.
–Buenos días, dime, ¿en qué puedo ayudarte? –preguntó amable mirándola de pies a cabeza.
–Buenos días –respondió con voz ronca y acento grave, esperaba no haber sonado tan extraña–, mi nombre es…mi nombre es Tsukumo, y vengo por el empleo de mesero –oh si, su pesadilla acababa de empezar.
El hombre de unos veinticinco años aproximadamente, se tomó el mentón con la mano derecha en señal pensativa, la detalló sin perder un solo milímetro de su cuerpo y resopló mostrando una sonrisa cordial.
–Bueno Tsukumo, pues mucho gusto, mi nombre es Naruto Namikaze y soy el gerente del lugar, ¿supongo que ese es tu curriculum? –le señaló el folder color manila que estrujaba en sus manos–, pásamelo, lo revisaré en lo que llegan los dueños, ellos serán quienes decidan si te quedas o no con el puesto, yo solo soy el filtro para ver si pasas a la siguiente entrevista –comentó al tomar el folder cuando ella se lo pasó –, si lo sé, parecen muchos trámites para un simple puesto de mesero verdad, pero es que somos muy selectivos con el personal, queremos el mejor servicio para nuestros clientes –le aclaró aproximándose a una de las mesas y sentándose en uno de los sillones.
–No hay problema –lo siguió quedándose de pie frente a él.
–Siéntate –indicó amenamente–, bien, aquí dice que trabajaste en el club Eleven, estuviste tres años como mesero, ¿Por qué dejaste de trabajar ahí? –cuestionó comenzando con el protocolo.
–Mn, tuve que renunciar porque mi madre se enfermó, tenía que cuidarla por las noches, así que sacrifiqué el trabajo de mesero y busqué otro con un horario más flexible –en parte verdad en parte mentira, ella jamás había trabajado en aquel lugar, menos mal su amiga Temari conocía al dueño, quien amablemente respaldaría aquella patraña. Lo de su madre era realidad, si tuvo que cuidarla por un tiempo hasta que ella logró sobreponerse.
–Y tu madre, ¿está bien? –se interesó gentil.
–Oh si, ella pudo salir del problema –sonrió sincera.
–Me alegro. Bueno, además de servir mesas y tomar ordenes, ¿sabes preparar bebidas? –cuestionó mirándola a sus ojos cafés.
–La verdad no, pero soy muy rápido aprendiendo, si usted me da la oportunidad, en menos de lo que imagine podré servirle también como bartender.
Respondía hábilmente a las preguntas de aquel rubio, no en vano tuvo una semana para prepararse y asumir el papel de su vida, aunque los nervios aun la consumían y los lentes de contacto comenzaban a irritarle los ojos.
–Por mi no habrá problema en enseñarte en caso de que seas el elegido, tenemos un cantinero que es una maravilla, Sasori es conocido por las magníficas bebidas preparadas que realiza, de hecho, muchos clientes solo vienen por él, estoy seguro que no le vendría mal que le eches una mano cuando estés listo.
–Entonces, ¿cree que pueda conseguir el trabajo? –preguntó emocionada.
–Bueno, tienes excelentes referencias, lo más probable es que si, aunque como te dije antes, eso lo tendrán que decidir los dueños, Itachi y Sasuke –le aclaró.
"Itachi, la razón por la que estoy aquí", tragó grueso. Su mente viajó a aquel día en el que todo inició.
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Estaba tan tranquila y relajada, era lo que necesitaba, internarse en aquel bello y recóndito lugar. Como escritora que era, tenía la firme intención de comenzar su primera obra y convertirla en un bestseller, solo que para eso, le faltaba inspirarse y apegarse por completo a su plan, el cual se basaba en entregarse a la soledad que le brindaba aquella cabaña en el bosque, sin interrupciones, distracciones, y mucho menos problemas.
Sus maletas seguían en la estancia, ni siquiera había desempacado todavía, primero quería disfrutar del paisaje tomando una caminata para familiarizarse con el lugar. En el pequeño despacho con el que contaba la cabaña, comenzó a acomodar sus cosas, solo lo fundamental, su laptop, algunas notas, las cuales eran posibles ideas para su libro, y su taza favorita de café. En su maletín guardaba cosas que le serían menos necesarias, como una agenda electrónica, su reproductor de música, y su celular, recordó que continuaba encendido y lo sacó apresurada, era la máxima distracción, solo lo llevó por si ocurría alguna emergencia y no estar incomunicada. Antes de que pudiera apagarlo, este comenzó a sonar, no pensaba responder, pero al ver el número no pudo dejar de hacerlo.
–¡Ino, tanto tiempo! –respondió emocionada.
Tenía más de cinco meses sin noticias de su amiga rubia, se conocían desde pequeñas, se consideraban casi hermanas, pero al crecer, las diversas ocupaciones de ambas, les impedían pasar tiempo juntas. Lo último que su amiga le había contado, era que estaba a punto de casarse con un hombre de negocios bastante atractivo, pensaba llamarla cuando volviera a la ciudad, después de terminar su libro.
–Sakura, te necesito, te necesito amiga –sollozaba la otra chica detrás de la línea.
–Pero, ¿Qué te pasa? –se alarmó al escucharla en ese estado.
–Me dejó, Itachi me dejó, a unos meses de la boda, él…él terminó conmigo Sakura, no sé qué hacer, quiero morirme –lloró con más fuerza.
Se quedó con la boca abierta, jamás hubiera esperado que a Ino le ocurriera tal desgracia, parecía muy enamorada de aquel hombre, no tenía idea del por qué habían terminado.
–Ino, cálmate, dime, ¿Por qué terminaron?, ¿pues qué paso?, no digas eso, seguro su relación tiene solución –intentaba calmarla inútilmente.
–No, esto ya no tiene remedio, lo peor es que no me dijo la razón, solo deshizo el compromiso y ya, no me dio tiempo de hablar con él… Sakura te necesito amiga, no tengo a nadie más –le imploró con voz quebrada.
Ino era huérfana desde hacía dos años, cuando sus padres tuvieron un accidente de carretera y prácticamente se quedó sola, no tenía hermanos, solo un tío por parte de su madre, uno al que ni siquiera conocía ya que vivía en otro país.
–Ino… –no sabía que decir, obviamente su mejor amiga la necesitaba a su lado, pero ella al estar tan lejos, se desesperó.
–Necesito verte, siento que mi vida ya no tiene sentido… –sus lamentos se perdieron en susurros.
–No digas eso por favor, no estoy en la ciudad, pero saldré cuanto antes para allá, espérame amiga, no te dejaré sola en un momento como este –decidió sin pensárselo dos veces, su libro podía esperar, su amiga no.
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–Mn, Tsukumo –la zarandeó levemente de los hombros.
–Eh, disculpe Naruto-san, ¿me decía algo? –regresó al presente enfocando su atención en el de ojos azules.
–Espero que no te guste mucho estar en la luna, aquí no te puedes distraer –apuntó retomando su lugar en el sillón.
–Descuide, es que me quedé pensando si cerré la puerta de mi departamento –inventó rápidamente.
–Bueno, aquí dice que tienes veinticuatro, que empezaste la carrera de Administración, pero que no la terminaste, ¿Por qué? –continuó con la entrevista.
–No es lo mío, por eso decidí salirme de la Universidad y tomarme un descanso para planear bien mi futuro, pero le aseguro que soy muy responsable, que no haya continuado en eso, solo significa que quiero buscar algo mejor –aclaró sonriente.
–Eso me gusta, que seas ambicioso, los conformistas no van con este lugar. Y dime, ¿tienes novia?, sé que eso es personal, pero tu sabes cómo son las mujeres, no queremos que te arme algún escándalo en tu área de trabajo –señaló.
– ¿Cómo son las mujeres? –quiso saber la opinión que ese hombre tenía del sexo femenino, y de pasada descubrir si los rumores de que en ese lugar eran unos machistas, eran ciertos.
–Pues como va a ser, unas exageradas, algo histéricas y dramáticas –soltó en carcajadas.
Contuvo las ganas de golpear a ese troglodita en la cabeza, así que eso pensaba de las mujeres, ¿qué diría si supiera que ahora mismo hablaba con una?, sonrió falsamente y le dio la razón asintiendo.
–Cierto, si son así –coincidió haciendo que Naruto chocara palmas con ella.
–Eres de los míos, bien, los dueños no tardan en llegar, mientras revisaré que tus referencias estén en orden, ahora vuelvo –anunció poniéndose de pie y alejándose a lo que parecía una oficina en el fondo del bar.
"Diablos, me será difícil contenerme si todos piensan igual que este idiota"
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– ¿No le exigiste que te diera una explicación? –preguntó con todo el tacto posible a la rubia que se deshacía de dolor.
–Sakura, casi me arrodille ante el pidiéndole que me aclarara el porqué de su decisión, me dijo que era lo mejor y se fue, solo eso, ni una maldita razón, si por lo menos me hubiera aclarado que se trata de otra mujer, al menos trataría de entender sus motivos, pero no, no le importó decírmelo, y esta incertidumbre me está matando –mencionaba con coraje mientras seguía llorando.
–Bueno, ¿por qué no se lo preguntas a alguien más?, dijiste que tenía un hermano, habla con él, tal vez él sí pueda aclararte que es lo que le pasa a Itachi –sugirió esperanzada.
La rubia la miró derrotada y después rió amargamente.
–Ay Sakura, si conocieras a esos imbéciles, se cubren entre ellos, Sasuke jamás me diría nada, ni Naruto o cualquiera de los de su círculo de amistades, son unos cavernícolas, parecen un culto con tantos malditos secretos, ni siquiera sé cómo me enamoré tanto de Itachi, si él siempre era tan hermético y serio conmigo, la única manera de sacarles algo sería torturándolos, o convirtiéndonos en unos machistas descerebrados como ellos –soltó abriendo la boca y mirándola fijamente.
–Conozco esa expresión, ¿Qué se te ocurrió Ino? –preguntó temerosa.
–Sakura, ¿tú me quieres verdad?
–Sabes que si –asintió.
–…y… ¿harías lo que fuera por mi? –se acercó a ella tomándola de las manos.
–Bueno, pues…sí.
– ¿Recuerdas cuando estábamos en el colegio, cuando te caracterizaste de Romeo para aquella obra de teatro?...
–No Ino –negó sacudiendo la cabeza, su amiga no podía estar sugiriendo aquello.
–Por favor Sakura –suplicó afligida– solo tu podrías hacerlo, inmiscuirte en su mundo y sacarle la verdad, investigar porque Itachi me dejó de esa manera tan misteriosa, por favor…Sakura, por favor –casi se arrodilló ante ella, pero la pelirosa se lo impidió.
–Pero…cómo me pides eso, jamás me creerían, soy una mujer, como tú, ellos se darán cuenta del engaño apenas me vean –pretextó esperando que la rubia se diera cuenta de la locura que proponía.
–No si lo hacemos bien, en la obra parecías un hombre de verdad, solo hay que prepararte para que aprendas a hablar y a moverte como ellos…Sakura, eres mi única esperanza –rogó desconsolada.
–Aunque lo hiciera y en el extremo caso de que no se dieran cuenta, llevaría años para que confiaran en mi, no van a soltarme toda su vida en una tarde –estaba algo alterada, conocía a Ino, era una obstinada, si no la hacía desistir, estaría en grandes problemas–, yo no puedo dedicarle mi vida a eso, necesito comenzar con mi libro –sonó algo egoísta, pero esa era su prioridad.
–Tienes razón Sakura, no puedo pedirte que abandones tus propios sueños por mi, discúlpame, tú debes enfocarte en tus objetivos –se limpió las lágrimas y trato de sonreír.
Con sus jades inspeccionó todo el departamento de Ino, había una pila enorme de platos sucios en el fregadero, basura de cajas de comida rápida en la mesa, la misma rubia lucía desastrosa, parecía no haberse bañado en días y estaba muy demacrada.
–Bien, lo haré –expresó suspirando.
Los ojos azules de su amiga brillaron de repente, un poco de la tristeza que mostraba se disipó ante lo que dijo la pelirosa.
–No Sakura, acabas de decirme que tienes que enfocarte en tu libro, yo jamás…
– ¡Eso es! –exclamó aplaudiendo entusiasmada–, como no lo relacioné antes, Ino, mi libro se tratara de ellos, de los hombres y de lo que hacen y dicen cuando están solos, cómo piensan, cómo sienten, si me infiltro en su grupo, la historia se escribirá prácticamente sola, es decir, ¿Qué mujer no estaría ansiosa por entender al sexo masculino?
La rubia la veía sin poder creérselo, en su rostro comenzó a formarse una sonrisa.
–Entonces…
–Si Ino, me convertiré en uno de ellos, me transformaré en hombre para saber porque Itachi te dejó, y a la vez, con la información que logre reunir, escribiré mi libro –se le ocurrió hábilmente.
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–Todo está en orden, incluso el señor Amashita me dijo que debíamos contratarte, que eres un excelente empleado –regresó Naruto muy animado.
–Eso es una gran noticia –respiró tranquila, esperaba que el señor Amashita no hubiera exagerado, lo cierto es que en su vida había atendido mesas, aunque tampoco creía que se necesitara de gran capacidad para hacerlo.
–Hablé con Itachi, dijo que tardarían un poco en llegar, un contratiempo. ¿Te molesta esperarlos?
–Claro que no –negó despreocupada.
–Bueno, entonces te quedas en tu casa, disculpa que te deje, pero debo de acomodar unos pedidos que nos acaban de llegar.
– ¿Tu solo?
–Sí, siempre me gusta trabajar solo, lo hago más rápido y sin tanta distracción.
–Si gustas puedo ayudarte –se ofreció servicial.
–Sería genial, además, así acumulas puntos –comentó divertido– sabes Tsukumo, me caes bien, le recomendaré a los dueños que te elijan a ti.
–Gracias Naruto-san –se enorgulleció de su ingenio, no llevaba ni dos horas ahí y ya se había echado a la bolsa a uno de ellos.
–Ven, te enseñaré como acomodar los licores que nos llegan –lo dirigió a la bodega.
Entró tras él y se sorprendió, vaya que esos hombres eran obsesivos, todo estaba perfectamente catalogado y acomodado.
–Emh, Naruto-san, ¿en este club trabaja alguna mujer? –no pudo resistirse a seguir con su investigación.
–Pero por supuesto que no, como te dije antes, son muy problemáticas, en este club solo trabajamos hombres, y créeme, es lo mejor, a las mujeres que vienen a divertirse les encanta.
–Sí, lo imagino –"misóginos".
–Bueno, estas son las cajas que llegaron hoy, acomódalas por marca, yo iré a llenar los lugares vacíos en las repisas –informó saliendo de ahí y dejándola sola.
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–Por lo menos caracterizarte de hombre no será tan difícil, tu busto es pequeño así que con unas cuantas vendas se esconderá perfectamente –indicaba la rubia.
Ino había mejorado bastante, lucía ilusionada y más repuesta, por lo menos ya no se la pasaba llorando y tenía limpia su casa, además de que estaba realmente involucrada en el plan.
–Lo sé, creo que con lo que habrá problema es con esto –señaló sus caderas y su trasero, el cual si era algo abultado.
–Cuestión de escoger los pantalones correctos –sonrió despreocupada– serás un chico muy atractivo Sakura –señaló al ver sus bellas y delicadas facciones aun sin maquillaje.
–Y uno bastante chaparro –se quitó los tacones quedando con solo un metro sesenta y cuatro de altura.
–Bueno, lo importante es que controles tu tono de voz y tus movimientos, eso será lo más difícil.
–Hmn, si, ¿Cuándo empezamos con las pruebas para decidir cuál será mi imagen?
–Mañana mismo, no quiero que pase más tiempo, cada día que se me escapa siento que Itachi se aleja más de mi –comentó preocupada.
–Bien, ya llamé a Temari, es una amiga de la Universidad, ella es muy creativa para estas cosas, además nos puede ayudar con lo del curriculum, me parece increíble que lancen una vacante en su bar, esa será la manera ideal de entrar a su círculo sin problema.
–Sí, ese bar nos servirá de mucho, y yo que lo odiaba porque Itachi siempre prefería estar ahí que conmigo –recordó con melancolía.
–Ino, ¿Qué pasa si descubrimos que las razones de Itachi para dejarte son peores de lo que te imaginabas? –la miró de pronto.
–Supongo que me pondré muy triste…pero, al menos conoceré sus motivos.
–Bien, con eso me basta –se acercó y la abrazó en forma de apoyo– haré todo lo posible por descubrir que fue lo que pasó –le prometió.
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Acomodó la última caja en su sitio, la espalda comenzó a dolerle, pero no le quedaba opción más que aguantarse, esperaba que no fuera muy seguido eso de ponerse a acomodar cosas pesadas.
–Tsukumo, ven, Itachi y Sasuke acaban de llegar –entró el rubio contemplando el lugar–. Vaya, muy bien Tsukumo, terminaste en tiempo récord –la felicitó dándole una fuerte palmada en la espalda.
"Ouch, este golpe me dejará marca", se masajeó sin que el oji azul se diera cuenta.
–Vamos, ya les avisé que te encuentras aquí, los dos quieren conocerte.
De nuevo siguió a Naruto, este lo llevó hasta el pasillo que se hallaba al fondo del lugar, una puerta sobresalía por el pequeño corredor, Naruto tocó una vez, y luego abrió como si se tratara de su casa.
–Pasa Tsukumo –le indicó desde adentro.
"Que me contraten, que no me descubran", rogó al cielo e ingresó en la oficina.
Frente a ella, apreció rápidamente a dos hombres, uno le daba la espalda al estar sentado frente a un lujoso escritorio, mientras el otro estaba detrás del mismo en la silla principal, su rostro estaba cubierto por el folder que al parecer era su curriculum. En las paredes magnificas piezas de arte resaltaban elegante y magistralmente colocadas. Una pequeña sala de piel de color negro estaba en una esquina, mientras que en la otra, un mini bar –tan surtido como la misma barra del local– reposaba.
–Ayuzawa Tsukumo –resonó la voz del que parecía ser el mayor– experiencia de tres años como mesero en el club Eleven, veinticuatro años de edad, desertor de la carrera de Administración, e hijo único, residente de esta ciudad desde hace siete años, ¿correcto? –dejó caer el folder sobre el escritorio.
Cabello largo y negro, piel blanca, ojos oscuros, expresión seria y mirada fría. La descripción que le había dado Ino concordaba con la imagen del sujeto, sin duda aquel hombre era Itachi.
–Correcto –contestó con su tono fingido.
–Mn, tu curriculum me parece bueno, además Naruto dijo que le parecías apto, pero, tu apariencia es la que no termina de convencerme –se acomodó en su silla y lo escaneó de arriba abajo- ¿tú qué piensas Sasuke?
Bajó la mirada al suelo implorándole a cualquier ser divino que pudiera escucharla, para que ese tal Sasuke le diera un voto a favor, si no la aceptaban, no tenía idea de lo que iba a hacer, Ino quedaría devastada. Sintió una mirada penetrante posarse en ella, le fue imposible dirigir su vista hacia ellos, no quería que vieran el miedo que se reflejaba en sus ojos en ese momento.
–Hmp, tienes razón, hay algo con su imagen que no cuadra –estimó como alguien se colocaba delante de ella– parece una tachuela –escuchó la burla del otro hombre, eso la enfureció y alzó los ojos para encararlo.
El precioso joven de cabello despeinado y también negro, al igual que sus ojos, sonreía socarrón mirándola desde arriba. Su boca se abrió pero no pudo pronunciar sonido alguno, sus ojos se conectaron con los de él, era hermoso. En un movimiento rápido, él elevó la mano, la colocó en su cabeza y despeinó su cabello castaño.
–Me gusta, eres el indicado Tsukumo, el trabajo es tuyo –comunicó haciéndola sonreír y casi saltar de gusto.
Sakura Haruno, mejor conocida en ese momento como Tsukumo Ayuzawa, estaba dentro, el plan comenzaba su marcha.
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Año nuevo, fic nuevo!
Si mis buenos amigos de FanFiction, les traigo una nueva historia, que espero, sea de su agrado e interés. Como bien pudieron leer en este capítulo, pues será una trama con enredos y locuras, justo como me gusta escribirlas hehe. Ojala pueda contar con su apoyo en este proyecto, si les pareció buena la idea, pues me lo pueden hacer saber con un comentario, en caso de que no, también. Recuerden que acepto quejas, sugerencias, chismes y lo que sea que quieran expresar.
Cuídense mucho, espero hayan iniciado el año con el pie derecho, les mando un fuerte abrazo y mis mejores deseos. Nos leemos próximamente.