Notas: ¡HI! ¡Aquí Noki al habla! …. Bueno, ¿qué puedo decirles ahora? Una nueva historia, con personajes que amamos yo y Luki OvO bueno explicaciones antes del fic

1º Este cap esta relatado a los pensamientos, acciones y sentimientos de Aomine Daiki

2º Los personajes de Kuroko no Basket no nos pertenecen, es propiedad y creación de Tadatoshi Fujimaki. (Si fueran míos tendrían cosas diferentes :'D )

Bueno ya no les molesto más, y les dejo con esto que broto de mi mente y me costo xD (ya que relató al sexon de Aomine :V o yes~)

Azul… Los conflictos de un tirano.

No era más que un día de clases cualquiera, había vuelto a la rutina de su vida, aunque para Aomine Daiki, era un tanto extraño estar dentro del salón de clases, y no fugado como siempre. La diferencia de que estuviera o no, no podía notarse, pues él estaba echado sobre su banco, sin prestar atención. No era el único que no tomaba en cuenta la clase, otros también lo hacían, pero en silencio, Aomine por su lado pegaba bostezos ruidosos como si nada le importara.

Estaba cansado, con mucho sueño y los músculos le tensaban. Todo esto debido a que el día anterior había jugado con un poco más de ganas que en cualquier otro partido, debido a que su adversario no era cualquiera, sino que era Kaijou, la escuela en donde estaba Kise Ryouta, quien en su tiempo fue su ex compañero. Kise era bastante bueno, y para Aomine ese día había resultado ¿complicado? ... No, para nada, Aomine ni siquiera dio su cincuenta porciento en la cancha, pero las fallas que sobresalieron, que posiblemente fueran por su falta de prácticas, hicieron que el partido se viera tenso y hasta Aomine se había visto en "problemas". Claro... eso dirían otros, pero el tirano que jugaba solo jamás asumiría eso como verdad.

No solo su cuerpo había tomado la cuenta de la falta de entrenamiento, la cabeza también le dolía y punzaba. Estaba harto que sus pensamientos dieran vuelta en el partido anterior, ya que odiaba recordar cosas y su cabeza muchas veces era bueno para sacarle en cara algunos momentos molestos para él. Lo que más le venía a su mente era... aquella mirada que Kise le había propinado, que en su momento lo hizo bloquearse. ¿Qué significaba aquello? ¿Lastima? ¿Subestimación? ¿Una simple burla? Pregunta tras pregunta aparecían en su cabeza, provocando que su jaqueca aumentara. ¡BASTA! Gritaba en su cabeza ¿¡PORQUE MIERDA ME MIRA ASÍ!? Se torturaba interrogándose a una respuesta que no tendría. Tú no debes mirarme así. La imagen del rostro de Kise, le estaba haciendo cabecearse de una manera atormentadora.

De un segundo a otro un estruendo sonó en el salón, un sonido de un golpe tan fuerte que hizo que el profesor callará y dirigiera con rapidez la vista hacia donde venia aquello, los alumnos que tampoco se vieron indiferentes ante esto, miraron rápidamente hacia donde se provocó el fuerte sonido. Aomine había dado un terrible golpe contra su propio banco y es que en su cabeza seguía discutiendo solo, pero era tanto aquello que le saco al mundo exterior. La esencia que se sentía proveniente de él, no agradaba, los compañeros de este se alejaron un tanto ya que sabían que Aomine no era alguien violento, pero si alguien con muy mal carácter y no sabían a donde podría llevarle su rabia.

Se levantó de su banco y tomando su bolso caminó hacia la salida, deslizando la puerta, saliendo y cerrando de un portazo. Caminó por el pasillo sin tomar atención al profesor que había abierto la puerta y le llamaba molesto, pero Aomine no tenía tiempo para nadie ese día, menos si estaba enojado y ¿Por qué? Él había ganado el partido, había pulverizado a Kise y le había castigado por aquella maldita mirada que le había mostrado ¿Por qué estaba tan cabreado en ese momento?

Cuando llego frente a la puerta de la azotea, momentos de recuerdos le vinieron. Abrió la puerta y salió al exterior, sintiendo el aire fresco provocado por el viento, que con fuerza corría en ese momento.

Lo que hacía en Touou no era muy diferente a lo hacía en Teiko, jamás había sido un chico de responsabilidades, amaba saltarse clases para ir a dormir a otro lado, tranquilo donde nadie le molestara pero en Teiko, tenía tres personas que le regañaban por sus actos.

Momoi Satsuki, su amiga de infancia, era toda un molestia, regaño tras regaño, parecía más una madre que una amiga, no le dejaba en paz, dando la escusa de que debía "vigilarlo" como si fuera un ser peligroso para la humanidad, "pero mujeres, ¿quién podría entenderlas?" Se decía y a pesar de que aún le vigilaba, sin quitarle el ojo de encima, no lograba evitar que el moreno se metiera en problemas o hiciera lo que quisiera.

El siguiente era Kuroko Tetsuya, el pequeño compañero que tenía en Teiko, querido por todos, pero que con Aomine tenía el privilegio de llevarse mejor, que con todos los demás que estaban en el equipo de basket, y las cualidades de "Tetsu" calzaban perfecto con Aomine, claro hasta que el moreno comenzó a depender de sí mismo, ¿qué hacia el pequeño ahora? Estaba en otra escuela, en Seirin con su nueva "Luz" que para Aomine era solamente una chispita, que lo había dejado en los suelos en sus dos partidos, ante su primer partido oficial, y aquella jugadas callejeras. Ese tipo no era más que una basura que arruinaría a su 'amigo Tetsu' si es que aun podía llamarle amigo.

Por último estaba Kise, su actual dolor de cabeza provenía de este sujeto. Él era ruidoso y molesto. Cuando recién había entrado al equipo, no se despegaba de Aomine, siempre diciendo que era el motivo por el cual había entrado al equipo, para copiarle y vencerle. Aquello sonaba tan ridículo, pero a Aomine no le molestaba, al menos no mucho para demostrarlo. Cuando el rubio conoció a Tetsu, se noto enormemente quien era ahora él que captaba la mayor atención de Kise. Al recordar tales cosas la ira de la bestia salvaje aumentó.

Tan furioso estaba que golpeo la puerta que estaba detrás de él, dejándole un pequeño bache. ¿Qué estaba haciendo? Él no podía controlar su enojo, lo sabía, pero lo que no entendía era el porqué estaba tan molesto.

Se recostó en el suelo en medio de el lugar, cerró los ojos cansado, exhausto, tenía las piernas adoloridas, al parecer el partido anterior le había dejado resentido, no había otra explicación y para peor tenía el próximo partido ya muy cerca, después de todo estaban en los cuartos de la Inter High, luego pelearía en la semifinal y en la final, a quienes les quedaba por vencer, Murasakibara, quien era brutal y difícil de pasar, y Akashi quien nunca había perdido, dos enemigos con los que no se había enfrentado nunca a un grado de partido oficial, donde ganar seria todo.

La brisa, el silencio hicieron que rápidamente el moreno cayera en un profundo sueño, un sueño que le llevo al pasado, a recordar cosas que tal vez… Quería olvidar, o solo cosas que no le importaban ya…

-o-o-o-o-o-o-

¡Aominecchi! ¡Mo! Vamos, una vez más, solo una más. gritaba un rubio exasperante.

¡Ya cállate! le gritaba respondiendo el moreno que sostenía la pelota de baloncesto en la mano derecha

Bueno creo que Kise-Kun no va a dejarte en paz por un buen rato dijo un más pequeño de cabellos celestes, al más alto y salvaje. Así que me iré solo hoy… no terminen muy tarde.Se despidió de ambos, ya que eran los únicos en el gimnasio, para luego marcharse y dejarlos solos en el lugar.

El moreno podía notarse lleno de molestia, y aunque el rubio parecía darse cuenta, le siguió insistiendo por varias horas más. Al final de tanto entrenamiento ambos terminaron agotados y tirados en el suelo brilloso del gimnasio, habían sido en total de treinta partido uno contra uno, el rubio no gano ninguno pero este estaba alegre y reía.

Deja de poner esa tonta sonrisa… me molesta, mira la hora maldita que es… y nosotros aún en la escuela… seguro que perdí el último tren… Le gruñía molesto al rubio que reposaba a su lado mirando el techo.Me quedaré a dormir aquí entonces.

Bueno no eres el único, yo también lo perdí, pero no creo que debas dormir aquí.Se enderezo de un salto captando la atención de Aomine. Mi casa no queda tan lejos, si quieres te puedo invitar por esta noche. Y de nuevo aquella sonrisa estúpida, que sólo llevo al moreno a una respuesta.

— ¡No!dijo cortante y levantándose de su lugar.

¡Que cruel! No tenias que ser tan frío… Aominecchi idiota.

Cállate… y qué te dije de eso de "Aominecchi", no me llamo así… Ayudo a que el rubio se levantara, mientras este le explicaba otra vez el porqué poner "cchi" al final, pero parecía que la cabeza de Aomine era una coraza bien dura, y seguía sin entender nada, lo único que lograba captar era que ese rubio que estaba frente a él, era molesto, ruidoso, pero era un excelente jugador y por ello le caía de alguna forma bien.

Después de que ambos estuvieron limpios y con el uniforme puesto, cerraron el gimnasio y se fueron a pie, el rubio habló de muchas cosas que a Aomine no le interesaban para nada y que sólo se limitó a asentir con la cabeza o a bostezar, sin embargo aquel día había sido el que más había conversado… ya que con el pasó de las horas, Aomine también comenzó a hablar un poco de sí, incluso comenzó a reírse por tonteras, junto con Kise y finalmente resulto que había sido una noche divertida.

-o-o-o-o-

Nada de esto había vuelto a aparecer por la cabeza del moreno, había olvidado que se había ido a quedar alguna vez a la casa del rubio, menos que había conversado tanto, pero seguro que después de que Aomine tuviera su extraño cambio, ¿cambio? Sí, todos decían eso, otra cosa por la cual mas se molestaba, escuchar de sus supuestos amigos con un "Aomine-kun has cambiado", diciendo, "Dai-chan ya no es el mismo!", preguntando "Aominecchi... ¿qué sucedió?". Uno tras otro con el mismo parloteo, nadie cambio, solo había notado... que ya no servía seguir jugando con ganas, nada ya era divertido. Todo ello se había olvidado, borrado, como si los recuerdos de un Aomine que sonreía, fueran suprimidos por el nuevo tirano.

Con el "supuesto cambio" que había tenido, las tres personas que eran "importantes" o algo así, se vieron afectados, Satsuki había tenido que comenzar a cuidarlo más, evitar que se metiera en peleas callejeras, que dejara de faltar a las clases y que parara de intimidar a los jugadores de su propio equipo. En cuanto a Tetsu, este más bien se aíslo mucho después de que Aomine comenzará a jugar solo, se lo había dicho en la cara, que ya no le necesitaba más, había herido al pequeño Kuroko que todos apreciaban, al pequeño que conoció en aquel gimnasio vacío y que era un asco en cosas del baloncesto. Por último teníamos nuevamente a Kise, este que había visto el cambio de Aomine, comenzó también a alejarse o más bien Aomine lo alejaba, lo humillaba y le mostraba un rostro de desprecio que para el moreno significaba "hazte mas fuerte o no valdrás nada" pero ¿Quién qué no fuera él podría entenderlo? Tal vez el rubio sintió que Aomine lo odiaba o algo así, bueno eso ya no importaba, a Aomine ya no le importaba esas cosas en absoluto, o tal vez costaba que le importase, tal vez Aomine si tendría un lado blando aún, un lado que para hallarlo se debía escavar mucho.

Los ojos de Aomine se abrieron perezosamente, aquel sueño no le había gustado para nada, ahora sentía el cuerpo aun más adolorido. Se quedo mirando el cielo un rato, este que ya estaba celeste cambiando a un Azul negro ¿tanto había dormido? Bueno, así parecía pero ¿Cómo Satsuki no había aparecido para ir a despertarle? Movió su brazo para alcanzar su celular, y este movimiento le hizo darse cuenta que tenía una chaqueta sobre si. Alguien había estado allí…

La puerta de la azotea se abrió y unos pasos acercándose a Aomine se comenzaron a sentir, el moreno que ni se dio las ganas de mirar quien era se quedo allí mirando el cielo.

¡Despertaste!Anuncio una voz conocida, que curiosamente había sonado en todo su sueño, percatándose de que era el rubio, que estaba parado cerca de Aomine con dos latas de café en sus manos. Ya estaba pensando en despertarte…

¿Qué te hace pensar que puedes estar aquí? No es tú escuela… veté. dijo cortante, mientras se sacaba la chaqueta de encima.

—Bueno Momocchi me pidió que te buscara, y como creía que te habías ido a casa temprano no vino a buscarte en este lugar, no sabes lo que me costó llegar hasta aquí arriba sin que las chicas de Touou se me amontonaran. Sonriente puso una de las latas en el suelo mientras se sentaba al lado del moreno para tomar de la suya propia.

A ti es a quien menos quería ver. — Dando un gran bostezo agarro la lata y la abrió para tomar. — Si tú fuiste el que perdió, ¿por qué vienes aquí? No hablaré contigo ni nada por el estilo

El rubio no respondió, sólo se dispuso a tomar de su lata, serio, callado. Aomine había dado en el blanco al mencionar el partido de ayer, ya que Kise no parecía querer hablar de ello, y el moreno no insistiría, después de todo el maldito partido le había dado muchos dolores de cabeza en tan corto tiempo. El rato pasó y ninguno abrió la boca para hablar, aunque tuvieran las ganas de intercambiar palabras, el ambiente era tenso y molesto.

¿Qué significo aquella expresión? La pregunta de Aomine quedo volando en el aire, parecía que Kise sabía que si comenzaba a explicar, Aomine no entendería y lo tomaría mal. Bien, me da igual. Terminó de tomar su café, logrando calentar su cuerpo, ya que el viento que había en el lugar era frio y helado. Finalmente el moreno se levantó y agarró sus cosas, para luego caminar hacia la puerta, estaba dispuesto a irse como si nadie más estuviese allí.

Tus piernas… La voz de Kise lo retuvo, para que luego Aominese volteará para mirar al rubio que tenia posada su mirada en las piernas del moreno, "¿qué le importaban? Como siempre ese tipo era tan raro".

¿Jugaras así? Volvió a hablar su ex compañero. No crees que si juegas así, contra Akashicchi o Murasakicchi te lastimarás…

¿Crees que yo, soy cómo tú? Si tus piernas no funcionan bien no es mi problema, pero no me mezcles contigo, yo no me lesiono tan fácil.Sin quitarle la vista del rubio, que empezó a levantarse y a ordenar sus cosas, para así poder seguir rápidamente al moreno.

Pero lo que decía Kise era verdad, Aomine no lo iba a aceptar de ninguna forma ganar, ser el mejor, demostrar que nadie podía igualarle era lo que le hacia la cabeza tan dura, pero las piernas de Aomine estaban adoloridas, sobretodo la rodillas, seguro que tenía una pequeña lesión, igual que Kise, ya que se notaba un pequeño cojeo.

Caminaron juntos hacia la estación, el rubio parecía algo sorprendido de que Aomine no se quejara, ni insultara nada por ello, parecía que ambos disfrutaban de un paseo que hace mucho tiempo se había desvanecido, de conversar, claro con el tono frio y descarado de Aomine, pero valía la pena dar ese pequeño paseo.

Cuando llegaron a la estación, Aomine tenía la cabeza en las nubes, Kise hablaba y hablaba pero no era escuchado, y cuando se logro percatar de ello comenzó a tratar de llamar la atención del moreno, pero nada lograba traerlo devuelta ¿Qué pasaba con Aomine? ¿Dónde estaba, que no reaccionaba?. Si, era nuevamente el partido anterior... que le llevaba a ese momento.

Cuando Kise estaba en el suelo y no podía pararse, se veía frustrado, triste y lleno de ira, golpeo el suelo con rabia, todo esto era captado por la mirada de un Aomine cansado, sudado y agitado. Quería acercarse, ofrecer su mano ante el rubio, ayudarlo, pero no se movió ¿era aquello acaso de lo que se estaba arrepintiendo? El orgullo y egocentrismo que tenia por las nubes le impedían demostrar ser bueno o demostrarse débil y compasivo, aun cuando tan solo quería ofrecer a alguien su mano.

Luego cuando dio la espalda al rubio para caminar e ir a alinearse, sintió la presencia de Yukio Kasamatsu, él era el senpai de Kise y estaba atrás, dándole la espalda y ayudando al rubio, cuando Aomine voltio la mirada vio como la mano de ambos se entrelazaban, el rubio lloraba y su senpai le apoyaba, mientras el moreno solo se dedico a aparentar que nada le importaba. No podía ofrecer ayuda, eso era sentir lástima por el perdedor, no podía... pero tampoco sonreír, tampoco ofrecer un apretón de manos y menos dar un "fue un buen juego, volvamos a jugar"

¡Aominecchi! Quieres volver a este mundo, voy a comenzar a preocuparme. dijo algo nervioso el rubio, que estaba parado en frente de él, aún intentando captar su atención.

Aomine no dijo nada, la verdad su cerebro no estaba procesando palabras lo único que hacía era mover su cuerpo. Se abalanzo hacia delante sorprendiendo al rubio que parecía no entender nada, el moreno tomo la mano blanquecina y más suave que la suya y tiro del rubio hasta que le atrapo con sus brazos, sus potentes brazos.

¿Ao-Aominecchi…?El rubio no se movió, no parecía molestarle estar prisionero de los morenos brazos de su atacante, pero demostraba algo de preocupación por los actos repentinos y extraños del mayor. ¿Estás bien?

Sí… Respondió secamente, mientras alguna de las personas que esperaban el tren miraron confusos como intentando descubrir quién era el rubio, otros simplemente los ignoraron a ambos. ¿Te molesta?

No, creo que no…

Pues deberías… ¡Kise idiota!, eres un completo idiota. Aomine tampoco entendía sus actos, le decía al modelo que era un "idiota" pero en verdad se lo decía así mismo, ya que se estaba arrepintiendo de no haber hablado con Kise el día anterior.

¿Arrepintiendo?

¿Compasión?

¿Debilidad?

...

En unos segundos el rubio se vio en el suelo, igual que el recuerdo del fin del partido contra Kaijou, pero esta vez Aomine lo había arrojado al suelo, de un empujón, tirándole una mirada molesta. Pero Aomine en ese momento estaba tan confundido que sus actos estaban afectados. Sabía que lo había echo con un solo motivo... Le ofreció la mano para ayudarle a levantarse.

Me duele la cabeza… creo que necesito descansar solo eso, no era mi intención tirarte. Se rascó la cabeza buscando falsas excusas que no lograba encontrar O tal vez, sí quería tirarte al suelo.Miro su mano por unos momentos, así era, él quería tirarlo para poder ayudarle y reponer lo que no había hecho el día anterior, pero no había funcionado, no le parecía importante aquella ayuda, se enrabio como un niño y no volvió a hablar en todo el viaje.

Ya estaba oscuro cuando ambos estaban ya en el tren, pero no siguieron hablando, a veces se intercambiaban miradas, pero nada más, primero se bajo Kise, despidiéndose sonriente del moreno.

Antes que el rubio se volteara, ya que el tren comenzaba a partir, Aomine pudo captar en el rostro blanquecino un toque de rosa intenso ¿un sonrojo? Le dejo sorprendido por unos momentos, le dejo pensando… pero ya no podía más, ese día estaba acabando y él solo quería tirarse en su cama, cerrar los ojos y no soñar con nadie… solo quería descansar

¿Le sería posible tal cosa, o su mente seguiría torturándole de forma tan ridícula?

Notas finales:

Bueno… no sé si les agrade, o si mi Aomine les llama la atención (esta algo frustradito déjenlo ser :'D )

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No molesto más

Atte:

Noki

NokiandLuki